3 A TRAJETÓRIA DOS IRMÃOS CAMPANA
5.4. A NOMENCLATURA BASEADA NA TERMINOLOGIA DA TECNOLOGIA
5.4.3. Baixa tecnologia
A su regreso a Inglaterra, Darwin empezó a desarrollar una teoría para explicar la evolución de las especies, el “origen con modificaciones” de éstas. De acuerdo con Darwin (1892/1958), su teoría de la evolución por medio de la selección natural se basó en dos fuentes. La primera fue la práctica establecida de selección artificial de los criadores agrícolas, quienes desarrollaban características deseables en sus animales (como lana de gran calidad en las ovejas y masa cor- poral grande en el ganado) mediante la crianza selectiva. Darwin observó cómo, en ocasiones, un invierno duro o una fuerte sequía obligaba a engendrar el producto deseado por los criado- res, eliminando al ganado más débil. La segunda fue Ensayo sobre el principio de la población (Essay on the Principle of Population) de Malthus. Darwin reconocía que la competencia por los recursos alimentarios limitados que aquél describía garantizaría naturalmente que esas variacio-
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nes en las características hereditarias que conducían a la supervivencia de una especie tende- rían a transmitirse a las generaciones futuras, lo cual no ocurriría con las particularidades que no promovían la supervivencia.
Darwin llegó a la conclusión de que la selección natural de las variaciones en las caracterís- ticas hereditarias podía explicar la transformación de las especies a lo largo de las generaciones: En octubre de 1838, es decir, 15 meses después de comenzar mi investigación sistemática, sucedió que leí para distraerme el ensayo de Malthus sobre la población, y como estaba bien preparado para apreciar la lucha por la existencia que se da en todas partes luego de haber realizado observaciones prolongadas y continuas de los hábitos de los animales y las plantas, de pronto se me ocurrió que en esas circunstancias las variaciones favorables tenderían a preservarse y las desfavorables a destruirse. El resultado de esto sería la formación de nuevas especies.
—(1892/1958), pp. 42-43). Ésta fue la revelación que se publicó en 1859 como la teoría de la selección natural en Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida:
En razón de que nacen muchos más individuos de cada especie de los que posiblemente puedan sobrevivir y dado que, en consecuencia, hay una lucha con frecuencia recurrente por la existencia, se deduce que cualquier ser, si varía ligeramente en cualquier forma provechosa para sí las condicio- nes complejas y en ocasiones variables de la vida, tendrá una mejor posibilidad de sobrevivir y, por tanto, de ser seleccionado en forma natural. Partiendo de los sólidos principios de la herencia, cualquier variedad seleccionada tenderá a propagar su forma nueva y modificada.
—(1859, p. 5). Según la teoría darwiniana, los organismos manifiestan variaciones fortuitas en sus carac- terísticas. Producen más descendiente de los que tengan posibilidades de subsistir en determi- nados ambientes, lo cual genera una lucha por la existencia. Estas diversificaciones fortuitas en las características que conducen a la supervivencia de un organismo en un determinado entorno se seleccionan en forma natural, ya que los organismos que poseen tales particularida- des tienden a sobrevivir y reproducirse, en tanto que los que carecen de ellas tienden a morir y no logran procrear.
En contraste con la teoría de Lamarck de la herencia de las características adquiridas, la teoría de Darwin de la evolución por medio de la selección natural señalaba que las jirafas que poseían cuellos largos que les permitían alcanzar las hojas de los árboles más altos tendían a subsistir y reproducirse, en tanto que las de cuellos más cortos solían perecer. La selección natu- ral de las variaciones menores en las características explicaba la transformación gradual de las especies durante largos periodos.
La teoría darwiniana sobre el cambio de las especies por medio de la selección natural pre- suponía que las variaciones casuales en las particularidades que promueven la supervivencia de un organismo se heredan a las futuras generaciones. Su teoría de la reproducción se basaba en la “combinación” de características adultas, de acuerdo con la cual los vástagos heredan la mitad de las “partículas” que se transmiten por medio de los padres adultos a sus órganos reproducti- vos (Darwin, 1868). La teoría de la combinación de Darwin partía de una teoría dura de la herencia, según la cual la diversidad hereditaria es independiente de las adecuaciones adaptati- vas al ambiente que hacen los organismos durante su vida, pero también tomaba en cuenta la teoría suave de la herencia cimentada en la idea de la transmisión de particularidades adquiridas por medio de la modificación de las partículas reproductivas. Darwin aceptaba la herencia de las características adquiridas, aunque solía minimizar su función en la evolución (excepto en el caso de la humana), y siempre insistió en que las características adquiridas están sujetas a la selección natural.
La peculiaridad más significativa de la teoría darwiniana fue su propuesta de que la selec- ción natural que opera sobre variaciones fortuitas en las características es en principio suficiente para explicar la adaptación de las especies a sus ambientes y su transmutación en el tiempo. De
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acuerdo con esta postura, no hay necesidad de postular ninguna pulsión innata a la perfección o al inevitable progreso. Como Aristóteles había reconocido en su análisis de la teoría de Empé- docles sobre la evolución, el proceso de selección natural que opera sobre variaciones en las características podía generar especies adaptadas que parecerían, pero sólo parecerían, estar deli- beradamente diseñadas.
No hay vestigio alguno de ideas de propósito, perfección o progreso en la teoría de Darwin. Para él, la evolución era un proceso mecanicista continuo, en el cual la selección natural opera sobre variaciones fortuitas en los organismos en ambientes cambiantes y genera especies en constante mutación. Afirmó que dicho proceso podía representarse mejor como un árbol “con ramas irregulares”, y prevenía en contra del uso de términos como superior e inferior al compa- rar a diferentes especies adaptadas a distintos ambientes (Boakes, 1984).
Aunque eliminó la teleología intrínseca y extrínseca de la evolución biológica, no rechazó la teleología intrínseca del comportamiento deliberado de los animales y los seres humanos. En el caso de los seres humanos, insistía en que su desarrollada inteligencia les permite adaptarse en forma consciente y deliberada a sus entornos:
[El hombre] tiene un gran poder para adaptar sus hábitos a nuevas condiciones de vida. Inventa armas, herramientas y diversas estratagemas, por medio de las cuales se procura alimento y se defiende. Cuando migra a un clima más frío usa ropa, construye cabañas y hace fogatas y, con la ayuda del fuego, cocina alimentos que de otro modo serían indigeribles. Ayuda a sus compañeros en muchas formas, y se anticipa a los sucesos futuros. Incluso en periodos remotos, ya practicaba alguna división del trabajo.
—(1871, p. 158). La principal conclusión del argumento de Sobre el origen de las especies fue que Darwin negó la creación independiente de una jerarquía natural fija de las especies y aseguró que las actuales son descendientes de una cantidad mucho más pequeña de otras especies primitivas modifica- das por medio de la selección natural:
Cuaderno de notas de Darwin: la evolución como un árbol con ramas irregulares.
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Estoy totalmente convencido de que las especies no son inmutables, sino que las que pertenecen a lo que se denomina los mismos géneros son descendientes en línea directa de alguna otra especie generalmente extinta, del mismo modo en que las variedades reconocidas de cualquier especie son descendientes de esa especie. Además, estoy convencido de que la selección natural ha sido el medio de modificación más importante, pero no el único.
—(1859, p. 6).