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La medicina veterinaria en los programas de salud publica

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LA MEDICINA VETERINARIA EN LOS PROGRAMAS DE SALUD PUBLICA* DR. HERNAN DURAN

Ojcina Sanitaria Panamericana, Ojcina Regional de la Organización Mundial de la Salud

Velar por la salud pública es una misión que concierne a todos los individuos dentro de una nación. Cumplir adecuadamente sus postulados y perfeccionar el mecanismo técnico, científico y administrativo necesario para ello, es una responsabilidad del Estado, quien puede, a su vez, delegarla a parti- culares, a organismos autónomos o a de- pendencias del poder ejecutivo. En última instancia corresponde a los ministerios de salud pública la responsabilidad por el cumplimiento de estos objetivos, y cuando, como sucede en el Uruguay, esta responsa- bilidad la comparten numerosos organis- mos, la misión del ministerio de salud pública debe ser fundamentalmente coordinadora de los mismos para la consecución del objetivo final, que es la salud de la colectividad.

La evolución de la función sanitaria y asistencial, en todos los países del mundo, no se ha efectuado teniendo en vista un solo objetivo, sino varios a medida que se han ido creando las distintas funciones y disciplinas o los diferentes problemas se han ido perfilando. Esta situación ha producido en el campo de la organización y administra- ción de la salud pública resultados que pueden resumirse de la siguiente manera:

a) acciones sanitarias dispersas, sin conexión

ni unidad, carentes de un objetivo y de un plan;

b) excesivo centralismo y falta de normas técnicas de trabajo;

c) acciones sanitarias ajenas a la colectividad misma y siu su participación activa.

Como consecuencia de estos defectos, propios de casi todos los servicios de salud pública del presente, debe señalarse que su más grave resultado lo constituye la disgre- gación que las diferentes acciones producen sobre la unidad social fundamental, que es la

* Trabajo presentado en el II Congreso Na- cional de Veterinaria, celebrado en Montevideo. Uruguay, del 6 al 10 de mayo de 1957.

familia. La preocupación por actuar sobre grupos de edad determinados prescindiendo de la importancia que la salud tiene para otros grupos de edad dentro de la misma familia ha desconectado la acción sanitaria en organismos que se preocupan por se- parado de la madre, de los niños, de los adultos, etc., problema complicado en estos últimos años por la creciente in- fluencia del seguro social que, por razones de interés beneficia separadamente a los distintos grupos de edad dentro de la misma familia. Por otra parte los diferentes problemas de salud han ido a su vez dando origen a diferentes organismos e institu- ciones que han buscado aisladamente la solución de los problemas que les atañen, sin considerar la importancia de los proble- mas paralelos o de la influencia recíproca de unos sobre otros. Es así como sobre una misma familia actúan distintos organismos para combatir la tuberculosis, las enferme- dades transmisibles agudas, las enferme- dades crónicas, etc. Como resultado de todo esto, la misión del Estado de velar por la salud de la colectividad y de la familia en particular, se hace difícil y compleja a través de tan numerosos grupos de instituciones y problemas. Esta situación está produciendo en el presente una de las reformas más importantes en el campo de la organización y de la administración de la salud pública, que es la de crear organismos locales, en directa vinculación con la colectividad, que sean en cierto modo un reflejo de ésta y que, dotados de suficiente autonomía eje- cutiva, estén capacitados para tomar re- soluciones en una forma integral sobre la salud de esa colectividad y de esas familias, de acuerdo con objetivos perfectamente definidos, y con independencia ejecutiva para acentuar la acción en los problemas de mayor jerarquía sanitaria, y con suficiente dependencia, a través de normas técnicas, del

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154 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA organismo coordinador superior del Estado.

Estos postulados son los que corresponden a lo que hoy se denominan las Unidades Sanitarias o Centros de Salud, que son organismos oficiales en directo contacto con la colectividad, suficientemente descentra- lizados y cuya misión, aparte la de ofrecer servicios, es fundamentalmente educar a la colectividad en la solución de sus propios problemas de salud.

Una misión de esta naturaleza no puede descuidar ninguno de los problemas que generan enfermedad o que afectan el bie- nestar de la colectividad y debe ser su- ficientemente elástica para actuar con efi- ciencia y oportunidad en todas las fases que tiene el problema natural de la enfermedad. El organismo citado deberá disponer de re- cursos y técnicos para promover la salud de los individuos sanos desde antes de su nacimiento y durante toda su vida. Cuidará de la salud de la embarazada, atenderá el parto en las condiciones óptimas, velará por la salud del recién nacido, del niño en todas las edades, del adulto joven, del trabajador y del viejo. Tomará medidas para impedir que el medio ambiente les sea hostil y dañino, evitará la aparición de las enfermedades trasmisibles mediante inmu- nizaciones u otros medios, procurará pro- porcionarle un ambiente saneado y libre de enfermedades y trastornos perjudiciales, dotando a la colectividad de agua potable, disponiendo las medidas necesarias para la adecuada eliminación de excretas, vigilando su alimentación y protegiendo los alimentos que debe consumir, y, finalmente, se esforzará para que la asistencia médica sea oportuna y adecuada cuando, a pesar de todo lo anterior, la enfermedad sea una contingencia inevitable.

Esta responsabilidad integral de conservar la salud requiere técnicos en cada uno de los campos especializados, y requiere muy especialmente un sentido unitario de la misión que el centro de salud debe cumplir dentro de la colectividad. Si bien cada uno debe perfeccionar su técnica en el mayor grado posible, y conocer a fondo el campo

parcial de su aplicación para el logro del objetivo final que es la salud de la colecti- vidad, no se pueden efectuar acciones se- paradas con independencia unos de otros; de ahí que el trabajo que efectúen estos técnicos y auxiliares técnicos dentro de un centro de salud debe ser eminentemente un trabajo de grupo o de equipo.

Dentro de los tres grandes grupos de funciones de la salud pública, la de pro- moción, la de protección y la de reparación de la salud, la medicina veterinaria tiene un papel preponderante en la promoción y la protección de la salud. En el campo de la protección de la salud la responsabilidad del médico veterinario se circunscribe, a su vez, a dos grupos fundamentales de funciones: la protección y control de ali- mentos de origen animal y el control de las zoonosis.

La protección y control de alimentos de origen animal requieren del médico ve- terinario la necesidad de que formule planes y dicte normas para que los centros de salud orienten y coordinen estos programas dentro del área de su jurisdicción. A base de encuestas y del conocimiento de la colectividad debe señalar los problemas más graves, en cuanto a la calidad de los alimentos que esa colectividad consume y la forma en que, en cada caso particular, debe procederse a controlar ese consumo. El centro de salud debe constituir un orga- nismo de consulta y asesoramiento de la colectividad cuando se trate de crear in- dustrias de alimentos o simplemente lo- cales de expendio y consumo.

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Febrero 19581 MEDICINA VETERINARIA Y SALUD PUBLICA 155 otros organismos de salud pública que tienen

que ver con el problema. Desde luego, el control de las zoonosis es inseparable del control del resto de las enfermedades transmi- sibles, de ahí la absoluta necesidad de que los programas de control de zoonosis se elaboren dentro de las mismas normas y principios que rigen el control de todas las enfermedades transmisibles dentro de la especie humana. Por lo tanto, el organismo sanitario actuará en esta materia en estrecha colaboración con los otros orga- nismos estatales responsabilizados del problema de las enfermedades de los ani-

males.

De esta definición de funciones de la medicina veterinaria y de la acción sani- taria en general, se desprende que hay diferentes niveles de responsabilidad admi- nistrativa para alcanzar los objetivos indi- cados.

Teóricamente nos imaginamos un solo organismo estatal que vele por la salud pública, dicte normas, administre los servi- cios y establezca la coordinación con las otras funciones del Estado que contribuyen al bienestar colectivo: la producción de ali- mentos, las obras públicas, la instrucción pública, las leyes y reglamentos, y otros. En el nivel más alto, de la dirección su- perior de los servicios, se planificará, se dictarán las normas, se establecerá la su- pervisión de los servicios locales y se coordi- nará el plan para armonizarlo dentro de los intereses generales del país. En este nivel, la medicina veterinaria, estará representada por un cuerpo de técnicos de un departa- mento o una sección del servicio, encargados de la parte específica de su tarea, dentro del plan general de salud. Una sola línea de autoridad y responsabilidad debe unir la cabeza del servicio con los organismos lo- cales, canal a través del cual la norma técnica se transforma en acto administra- tivo.

En el nivel local, toda la responsabilidad de ejecutar el plan de salud de acuerdo con la fisonomía de los problemas locales, corresponde al centro de salud, donde se

dispondrá de los recursos en cuanto a personal, equipos, locales y otros medios para promover o mantener el buen estado de salud de la colectividad y protegerla o repararla cuando está dañada. En este nivel, el médico veterinario tiene de nuevo la parte específica de su misión en lo concerniente a la proteción y control de alimentos de origen animal y el control de las zoonosis. No es indispensable imaginar en cada centro de salud un médico veteri- nario, pues ello dependerá de la magnitud de los problemas. Pero si la importancia del problema no exige la necesidad de un profesional en forma permanente, al menos será necesario que éste tenga destacada participación en el adiestramiento y su- pervisión del personal que ejecuta labores en el campo específico de la medicina veteri- naria. En estos casos esta función est,á por lo general a cargo de personal técnico o auxi- liar, como es el inspector de saneamiento u otro.

La realidad nacional difiere en muchos aspectos de este esquema teórico. Desde luego, no hay unidad de servicios y por lo tanto la responsabilidad es compartida por diversos organismos estatales, de ahí que el proceso de planificar y dictar normas sea difícil y complejo. Tampoco hay unidad a nivel local, y sólo en algunos pocos de- partamentos del interior se han empezado a crear centros de salud o unidades sani- tarias con un sentido moderno. La medicina veterinaria no ha ocupado aún en ellos el lugar que le corresponde.

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156 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA

RESUMEN

Una característica de los servicios sa- nitarios del pasado ha sido el ir estructu- rándose sin un plan y sin un objetivo común a todas las acciones, lo que fue causa de una dispersión de los esfuerzos y recursos en diversas y numerosas instituciones, excesivamente centralizadas y alejadas de los problemas mismos de la colectividad a que se deseaba beneficiar. Como conse- cuencia resulta un fraccionamiento e incoordi- nación de la acción sobre el núcleo social básico, que es la familia. El Estado, respon- sable supremo de la salud pública debe tender a la máxima coordinación y unidad, lo que es factible mediante las unidades sanitarias o centros de salud, organismos sanitarios locales con suficiente autonomía administrativa, que actúan según planes definidos en consonancia con la prioridad asignada a los problemas de la colectividad, a la cual dichas unidades debe educar para

hacerla consciente y partícipe de las so- luciones que debe dar a estos problemas.

La medicina veterinaria es parte integrante de estas acciones en dos campos principales: la protección y control de los alimentos de origen animal y el control de las zoonosis. En ambos tiene una acción específica pero al mismo tiempo en la más estrecha coordinación con el resto del equipo de salud: ingeniero sanitario, inspectores de saneamiento, enfermeras, médicos, etc.

En los niveles más altos de la organización sanitaria, el papel del médico veterinario consiste en orientar la planificación en estos dos aspectos fundamentales, en dictar las normas y, al mismo tiempo, supervisar las labores locales. En el nivel local, su papel es esencialmente el de ejecutor de las normas, de educador de la colectividad, y de formador de personal auxiliar, todo ello dentro del sentido unitario del trabajo del equipo sanitario local.

VETERINARY MEDICINE IN PUBLIC HEALTH PROGRAMS (Summury)

Public health services in the past were built up in stages without a common plan or objective to guide al1 the activities, a situation that led to dispersion of efforts and resources among numer- ous institutions, cach of them overly centralized and out of touch with the problems of the com- munities they were designed to serve. The result was a serious lack of orientation and coordina- tion in providing services to benefit the basic social unit of the community: the family. The State, which has the final responsibility for public health, must provide for maximum coordination and unity by working through the health units or centers. These local units, if given sufficient administrative independence, can perform their functions in accordance with well-defined plans based on the priorities assigned to the com- munity’s problems. These local units should edu- cate the inhabitants to take an active interest in

their community’s problems and participate in their solution.

Veterinary medicine forms an integral part of these activities, in two main fields: protection and control of foods of animal origin, and control of the zoonoses. Veterinary medicine has a specific function in both these firlds, although it must perform that function in the closest cooperation with the other health teams: sanitary engineers, sanitary inspectors, nurses, physicians, etc.

Referências

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