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La fiebre amarilla en el Perené, Departamento Junín, Perú)

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LA FIEBRE AMARILLA

EN EL PERENÉ

(DPTO. JUNÍN, PERÚ)

Por el Dr. HENRY HANSON

Comisionado viajero, Ojicina Sanitaria Panamericana

Antecedentes.-En el año de 1922,’ poco después de haber terminado la campaña para el control y erradicación de la fiebre amarilla en la costa del Perú, dirigí una carta a las Legaciones Extranjeras en Lima, manifestando que la epidemia había terminado y que el 6ltimo capítulo en la historia de la fiebre amarilla había sido escrito para el Perú, a menos que la infección fuera reintroducida en el país de fuera. Por aquel tiempo (desde la primera parte del año de 1919) el Ecuador se hallaba indemne de fiebre amarilla. En Colombia, Panamá y Chile no había habido casos denunciados desde hacía años; es decir que toza la costa del Pacifico de Sud-América se hallaba indemne.

La epidemia que acababa de terminar, fué oficialmente reconocida hacia el 15 de julio de 1919 en una conferencia de los médicos de Piura, convocada con el

propósito de decidir cuál era su naturaleza. Hubo mucha oposición al diagnóstico de fiebre amarilla de parte de dos de los médicos locales. Parece que la epidemia en el departamento de Piura tuvo BU principio poco después de la llegada al puerto de Paita de una señora (J.V.), quien se enfermó a bordo de la motonave Chiralite, en la noche del 11-12 de abril de 1919. Examinada a BU llegada por el finado Dr.

Victor Diez Canseco, éste reconoció la enfermedad como fiebre amarilla, de lo cual di6 parte ala Dirección de Salubridad en Lima; pero el diagnóstico fu6 descartado. Sin embargo, empezaron a aparecer casos similares, y en el mes de julio habla muchos en Paita y otros puntos a lo largo del ferrocarril de Paita-Piura. La muerte de varias personas prominentes en Piura, fué lo que motivó la conferencia a que me refiero anteri0rmente.z

El índice de Stegomyia era de 80% o más. Recuerdo haber ido con el Dr. Diez

Canseco (al llegar a Paita por primera vez) a visitar enfermos de fiebre amarilla, y haber encontrado muchos estegomias adultos dentro de los mosquiteros.

Para la narración detallada de lo que habla sucedido previamente al reconoci- miento oficial, puede consultarse un informe del Dr. Manuel J. Quiroz, de octubre 22 de 1919,3 en el cual demuestra que efectivamente existía fiebre amarilla en la Provincia de Tumbes en el año de 1918. El Dr. Quiroz también.sigue en BUS viajes a la precitada enferma J.V., y establece definitivamente una relación entre su enfermedad y la epidemia de 1919 y 1920 en el Departamento de Piura.

En agosto 1920, parece que un hombre había sido infectado en Catacaos, cruz6 el desierto de Sechura y lleg6 enfermo a Ferreñafe, donde se repitib lo sucedido en Piura. De este caso se infectaron los estegomias de la localidad, y se presentó una serie de casos de fiebre amarilla, la cual era diagnosticada como %z perniciosa,” etc., menos el caso visto por el Dr. Alva Díaz, quien hizo diagnóstico de fiebre amari- lla (caso visto el 20 de noviembre, 1920). Esto continuó hasta que el Dr. Quiroz, después de un cuidadoso estudio, manifestó de nuevo que se trataba de fiebre amarilla. Esa epidemia se esparció, alcanzando a 57 poblaciones y haciendas, antes de que se pudiera controlar completamente. El último caso reconocido fu6 el visto por el Dr. Luis G. Tapia, Médico Sanitario Departamental, el Dr. J. H.

1 El Dr. Hsmon trabajaba entonces por cuenta de la Fundación Rockefeller.-Rm.

* Hamon, Henry: “A Preliminary Report on the Recent Yellow Fever Epidemica in Perú,” 1921 (Mdito).

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Noviembre White, Sub-Cirujano General del Servicio de Sanidad Pública de los E. E. U. U., el Médico Titular de Paijan, y el que esto escribe, en el mes de julio 1921.

Desde la época delúltimo caso reconocido de fiebre amarilla en el mes de julio de 1921, hasta el 18 de abril de 1937, ningún caso de fiebre amarilla ha sido reconocido en el Per&

Brote de 1937.-El descubrimiento de la fiebre amarilla este año

(1937) provino del interés mostrado por el representante de la

Peruwiun

Corporation, Capitán V. A. G. Cecil, en el control del paludismo y en el

mejoramiento de las condiciones higíenicas entre los empleados de dicha

corporación en las haciendas de café.

A continuación cito brevemente algunos párrafos de la correspondencia

sobre la materia.

El 14 de abril recibí la siguiente comunicación del Capitan Cecil:

0

El Sr. Paterson acaba de comunicarme un gran brote de paludismo. . . . Le quedarfa muy agradecido si algo pudiera haber para ayudar a reprimirlo.

Lo siguiente es transcrito del informe del Jefe en Pampa Whaley,

en la colonia de Perené:

Tengo que poner en su conocimiento un brote muy grave de lo que probable- mente es fiebre perniciosa. Hemos registrado cinco muertes en dos días, con otros cinco casos seriamente enfermos. . . . Creo que en 1928 fu6 la última vez que se presentó esta enfermedad. . . . No se puede ofrecer razon alguna de esta epidemia, excepto, probablemente, el brusco cambio de clima que ha tenido lugar última- mente y también, probablemente, el deplorable estado de las rancherias.

Sigue un memorándum de uno de los contadores:

El domingo ll de abril habfa 23 casos bajo tratamiento. De éstos, dos eran graves. . . . Hubo ocho casos de vómito negro hasta el once del mes.

Con las anteriores informaciones y otras similares, me dirigf al Di-

rector General de Salubridad, Dr. Guillermo Almenara, para que

’ aprobara mi plan de investigar la naturaleza de la referida enfermedad.

Me complazco en decir que esta aprobacibn fué prontamente dada,

acompañada de una tarjeta para las autoridades a fin de que me pres-

taran apoyo si fuera necesario.

Acompañado por el Dr. R. P. Strong y su tkcnico asistente Mr.

Bennet y el Sr. Arturo Sáinz, salí el 17 de abril, para el lugar del brote

de fiebre perniciosa.

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19371 FIEBRE AMARII&A

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Al llegar a la hacienda No. 1, del Perené, donde el actual hospital

está situado, encontramos 24 enfermos, muy pocos de los cuales teman

síntomas de fiebre amariha, aparte de dos en el hospital que presentaban

sfntomas sugestivos, pero que tampoco parecfan estar enfermos de

gravedad. Como había a mano el cadáver de un hombre que habfa

muerto en la hacienda No. 2, proseguimos hasta alli esperando hacer

la autopsia, en lo cual no fuimos defraudados. Lo siguiente es un breve

extracto de lo que en la autopsia encontramos:

Cadáver de X, varón, aparentemente de raza indígena y mas o menos de 20 años de edad. El cuerpo muestra color amarillento en el pecho, cara y hasta cierto punto de las extremidades, las cuales estaban suficientemente limpias para poder determinar el color de la piel.

No había indicios de rigor mortis.

Al corte, el tejido adiposo resultó ser netamente amarillo.

Pecho.-Corazón y pulmones negativos, salvo por viejas adherencias sobre el Mbulo derecho.

Pericardio.-Contiene unos 75 CC de líquido tenido de bilis. Algunas placas amarillentas sobre la cara serosa del corazón.

Abdomen.-Hígado, no hipertrofiado, color amarillo ocre, con algunas zonas dispersas de congesti6n capilar superficial. Al hacer corte, sale sangre del hfgado. La cara cortada tiene aspecto de nuez moscada y manifiesta degeneración grasosa. Bazo.-Pequeño. Superficie cortada de color rojo oscuro, consistencia m&s o menos firme. Nada indica malaria.

Riñones.-Nefritis aguda, hinchaz6n turbia.

Estómago.-Hinchado con gas, la superficie serosa muestra signos de conges- ti6n. Al abrirlo, se encuentra congestión de la mucosa con vasto rezumamiento petequial. Contenido color pizarra, marr6n y negruzco.

Duodeno y yeyuno.-El duodeno estaba pigmentado, denotando congestión muy intensa de la mucosa, lo cual también se notó en menor grado en el yeyuno. Al incindir el duodeno, contenido muy oscuro con coagulos negros en la luz. La mucosa muy congestionada y ssangrante.

Los hallazgos en el hígado y lo encontrado en la vfa digestiva son

tfpicos de la patología de la fiebre amarilla, y resultó terminante en lo

tocante a indicar al Dr. R. P. Strong, a su ayudante Mr. Bennett, y al

que esto escribe, que se trataba de fiebre amarilla o una enfermedad de

idénticos caracteres.

Los cortes preparados subsecuentemente y estudiados histológica-

mente muestran degeneración grasosa de la zona entre la vena central y

la periferia del lóbulo del hígado.

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1044

OFICINA ~tifilA&IA PANAMERICANA [Noviembre

al grupo de 16 a 21 años. En el grupo entre 22 y 41 años se encontraron

un positivo y tres dudosos. Habia seis cuyas edades no fueron regis-

tradas, entre éllos uno positivo de

P.

tivux. Los protocolos demuestran

que 23 ejemplares de sangre eran de la hacienda No. 2, en 23 no se anotó

el dato, y el resto estaba distribuido entre las haciendas Nos. 1, 3, y 4 y

las

oficinas

administrativas de la Pampa Whaley.

Los casos clfnicos de fiebre amarilla se encontraron en las haciendas

Nos. 3 y 4 (también esta última conocida con el nombre de La Mar-

garita). Fué en la hacienda No. 4 que tuve la oportunidad de ver dos

casos tfpicos en consulta con los Dres. Rebagliati y Soper, en mi segunda

visita.

La deducción natural, al descubrir fiebre amarilla silvestre4 en el valle

de Chanchamayo y del Perené, es que la costa del Perú corre el peligro

de ver reaparecer el mal. Algunos se preguntarán por qué no ha tenido

lugar esto, visto que aparentemente ha habido pequeños brotes repetidos

en la selva Chanchamayo-Perene. Las vías de comunicación y el

incremento de los viajes aumentan el peligro de transmisión a territorios

de la costa donde abundan criaderos de estegomia. Automóviles y

camiones

cargados de productos salen del valle de Chanchamayo cada

dos dfas, para Lima, y podrían alcanzar la costa a las 24 horas de haber

dejado la zona infectada.

Los factores que sirven para proteger la costa, en la cual hay un alto

indice de

Xtegomyia,

son los siguientes: (1) Solamente se infectan los

que entran en la selva. (2) No hay propagación de la infección en las

rancherias. (3) No se han encontrado

Aedes (Xtegomyia) aegypti en

esta zona Chanchamayo-Perene. (4) El mosquito vector de la

fiebre amarilla silvestre es un zancudo silvestre (Hsmagogus equinus),6

que

no

entra en las casas, y posiblemente no se aleja de la vecindad

donde se crla. Otras especies mencionadas como posibles vectores son:

Aedes scupuZaris

y

Psorophora

feroz. (5) Los obreros que trabajan

en la montaña rara vez viajan fuera de los terrenos de la Corporación.

(6) Los empleados de la Corporación que viajan, rara vez entran a la

montaña donde se encuentran los zancudos infectados.

(7)

Los mos-

quitos silvestres portadores de la fiebre selvática

no

entran en las

rancherías, y por consiguiente no hay transmisión en ellas.

En el mes de abril del año 1922, el Comandante L. H. Dunn,e en-

tomólogo de la campaña contra la fiebre amarilla en los departamentos

del norte del Perú, acompañado del Sr. A. Burga Cisneros y del Sr.

Jorge Réategui, hizo un recorrido en el valle de Chanchamayo, visitando

La Merced, San Carlos y San Ramón y el territorio adyacente, con el

propósito de encontrar

Aedes aegypti

si tal insecto existia. En su

4 Soper, F. L.; Penna. H.; Csrdoso, E. : Serafim, Jr., J.; Frobisher, M., y Pinheiro, J.: Am. Jour. Hy- giene, Vol. III, No. 3, 1933.

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19371 FIEBRE AMARILLA

1045

informe, Dunn manifestó que no lo habían encontrado en el valle,

y tampoco ningún

quinquejasciatus,

pero sí Cubx sp y Zimatus. Más

tarde Dunn

indicó

que el

Zimatus

tal vez fuera

durhami.

Encontraron si

Anopheles tarsimaculuta.

El hecho que el mosquito vector sea silvestre, explica por qué no hay

trasmisión en las rancherías, y es más alto el fndice de la fiebre silvestre

entre los hombres. En el Perene había casos entre las mujeres, pero

éstas habían trabajado en la montaña, como recogedoras de café. Un

caso fu6 en la hija del administrador de la hacienda No. 3, la cual habfa

andado frecuentemente por la selva donde los trabajadores de la hacienda

habfan estado antes de enfermarse.

A mi parecer el peligro de la trasmisión de la fiebre a la costa no es

tan grande como el peligro que habrfa de trasmisión desde una zona

donde el

Xtegomyia

fuera el vector. Sin embargo, hay siempre la posi-

bilidad de que alguna persona infectada con la fiebre de la montaña

vaya a la costa y se radique en alguna ciudad donde haya abundancia

de Xtegomyk Cuando esta persona se enferme y la hembra de este-

gomia, al alimentarse en él, se contamine, estará completa la trasmisión.

La única salvaguardia contra la reinfección de la costa consiste en

una enérgica campaña anti-estegomia en todo el territorio infectable en

el Perú, o sea toda la costa, más especialmente de Lia a Callao hasta

la frontera ecuatoriana.

A más de la medida preventiva que consiste en control del mosquito,

todos los empleados que penetran en la montaña deberían ser vacunados

contra la fiebre amarilla. También deberfan ser objeto de un examen

médico a fin de determinar su rapacidad para el trabajo. En la actuali-

dad no puede menos de impresionar tristemente el aspecto enfermizo

de la mayor parte de los empleados, como si fueran portadores de

gusanos, tales como

Ascaris lumbricoides,

uncinaria, etc. Me inclino

a creer que si todos los empleados (peonada) recibieran tratamiento

contra los parásitos intestinales la mejoría obtenida sería asombrosa.

El control del mosquito (zancudo) en la selva por el presente, a lo

menos, es impracticable. Aunque el peligro de trasmisión de la fiebre

no es tan grande como serfa de donde hay estegomias, siempre subsiste

la posibilidad de que algún empleado, cazador o explorador salga de

la montaña y llegue a la costa en el período de incubación. Tal

persona podría iniciar una epidemia de fiebre amarilla en cualquier ciu-

dad o comunidad donde lo picara un estegomia.

La importancia de la fiebre amarilla silvestre en el Perú estriba en

que un foco de infección que puede infectar la costa ha sido descu-

bierto en el país.

(6)

I

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Noviembre

administrada curará la mayoría de los casos. Si es fiebre amarilla

silvestre, la quinina no solamente no mejorará el estado del paciente,

sino que puede contribuir a su muerte. Es hasta probable que en el

pasado, se hayan presentado algunos casos en Lia o El Callao, sin

mayor propagación de la enfermedad.

Los casos aislados son muy difíciles de reconocer por un médico que

no haya tenido bastante experiencia con la enfermedad.

Sope? posee datos indicativos de que el mono puede ser el huésped

intermediario para la fiebre amarilla silvestre, lo que altera el viejo

concepto epidemiológico de la fiebre amarilla de : “hombre-mosquito-

hombre,” a “mono-mosquito-mono,” que puede ser ampliado así:

“mono-mosquito-mono-mosquito-hombre-mosquito.”

También, como

se ha indicado anteriormente, el

o

la

A. zgypti

no es el único dueño

del campo, como trasmisor de la fiebre amarilla.

El hecho de que otros mosquitos puedan trasmitir la fiebre amarilla

fue primeramente demostrado por los miembros de la “West African

Yellow Fever Commission.”

Las primeras observaciones acerca de la fiebre amarilla silvestre

(jungZe jever) fueron hechas por el Dr. F. L. Soper y sus colaboradores

en 1932 en el Valle de Canaán, Brasil.’ Soper ha discutido ampliamente

la fiebre amarilla silvestre y su relación con la transmitida por el

Xtego- myia,

de modo que queda muy poco que añadir. Un hecho que se debe

recalcar es la importancia de eliminar los criaderos del

Stegomyia

como

una de las principales salvaguardias contra la reaparición de dicho

mal en la costa.

NOTA DE REDACCIÓN: Es de suponer que en el brote actual tratábaae principal-

mente de casos de paludismo, muchos de ellos sin duda debidos al falciparum, pero habiendo también casos de fiebre amarilla. Después de descubierta la existencia de la fiebre amarilla selvática en el Perene, las autoridades del Perú han puesto en práctica medidas encaminadas a impedir su difusión, compren- diendo la inmunizacibn del personal de los aviones en el servicio de esa zona.

ENQLISH SUMMARY

From the time of the last recognized case of yellow fever in July, 1921 (Paijan, Department of La Libertad), until April, 1937, no case of yellow fever had been recognised in Peru. On April 14, 1937, a serious outbreak of fever with high mortality, was reported from the Perene, Department of Junfn, in the concession of the Peruvian Corporation. Upon authority from the National Director of Health of Peru, the author, accompanied by Dr. R. P. Strong of the Harvard Medical School, proceeded to the scene of the outbreak. On arriving at one of the plantations, there were 24 patients in the hospital, most of whom evidently were not suffering from yellow fever. There were two who presented suggestive symptoms but did not at the time seem seriously ill. A patient had died at a

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nearby plantation, and the author proceeded there. On April18, an autopsy was performed and the 6ndings were conclusive of yellow fever. The author remained in the area during one week examining 74 patients, 10 of whom showed malaria parasites in the blood. Clinical cases of yellow fever were seen at two plantations. On a subsequent visit to the area accompanied by Dr. Fred L. Soper of the Rocke- feller Foundation and Dr. Rebagliati, two other cases of yellow fever were seen. Dr. Pinto, physician for the Corporation, stated that similar outbreaks occurred in 1925 and 1928, but had not been diagnosed as yellow fever. The disease is apparently the “jungle type” contracted by persons who enter the jungle, espe- cially laborers for the Corporation.

The natural inference from finding yellow fever in the Chanchamayoand the Perené is that the coast of Peru is in danger of reinfection. It seems highly probable that there have been repeated small epidemics in the Chanchamayo- Perene jungle region. The improved roads and greater amount of travel increase the danger of transmission of the fever to infectible territory on the coast. Auto- mobiles and trucks (laden with produce) leave the Chanchamayo valley every other day, for Lima and the coast, and can reach their destination 24 hours after leaving the infected zone.

The factors which help safeguard the coast and towns which have a high Stegomyz’a index are the following: Only those who enter the jungle are infected; there is no spread of infection in the barracks; no Aedes (Stegomyia) aegypti have been found in this (Chanchamayo-Perené) area; the laborers who work in the jungle rarely travel outside the domain of the corporation; and the employees of the corporation who travel most outside of the domain of the corporation rarely enter the jungle where the infected mosquitoes are found: The fact that the mosquito vector is wild explains why there is no transmission in barracks, and the higher incidence of “jungle fever” among men. In the Perené there were cases among women, but these had worked in the jungle, picking coffee. One case, the daughter of the manager of a plantation had contracted the fever in the jungle where the laborers had worked before they were taken ill.

EDITOR’S NOTE: Presumably the present outbreak consisted principally of cases

of malaria, many no doubt of falciparum type, but also of cases of yellow fever as well. Sinee the discovery of jungle yellow fever in Perené, the Peruvian authorities are taking active measures to prevent its spread, including the im- munization of the personnel of airplanes serving this region.

Los vapores del ajo como bactericidas.-Ciertas pruebas verificadas por Vollrath, Walton y Lindegren (Proc. Soc. Exp. Biol. h AJeo?., fbro. 1937, p. 55), demuestran que un vapor de una solución acuosa al 1: 10,000 de acrolefna (princi- pio volátil del ajo) esteriliza una suspensión colibacilar dentro de 48 horas, aun en presencia de una substancia albuminosa como la clara de huevo. En ausencia de ovialbúmina, la acrolefna es un bactericida eficaz hasta al 1:10,000,000. En

1900 Lewin ya había demostrado que la acroleína es relativamente atóxica para

los mamfferos, pues la dosis letal es de unos 0.25 gm por kg de peso.

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