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Los estudiantes y las reformas Universitarias

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LOS ESTUDIANTES Y LAS REFORMAS UNIVERSITARIAS *

DR. EDWARD M. BRIDGE

Experh en Pedagogia J!i&lica, Universidad de RlLffalo, Nuevu York

Es para mí un honor haber sido invitado a presentar un trabajo a este distinguido grupo de profesores y administradores médicos. En un principio dudé hacerlo P oxco cuáles son sus intereses individuales o la especialidad a la que cada uno está dedicado ; después me di cuenta de que en realidad todos los profesores tenemos los mismos intereses y un vínculo común de amistad que giran alrededor de nuestro trabajo con los pacientes y con los estudian- tes.

Cuando se congregan educadores, la con- versación rara vez languidece, ya que todos acogen con agrado la oportunidad de hablar sobre los alumnos y su educacicín. Teniendo esto en mente, este trabajo ha sido pre- parado, principalmente, con el objeto de compartir ideas y exponer problemas que aún están sin resolver, en la esperanza de que ello sirva de estímulo en las discusiones programadas y facilite así las conclusiones al respecto.

ANTECEDENTES I-IISTORICOS

Antes de enfrentarme directamente a un problema, siempre me ha servido de ayuda revisar sus antecedentes históricos y su evolución. La perspectiva que uno alcance, le permite comprender qué es lo que está sucediendo y cuáles son las corrientes y tendencias que nos afectan hoy en día. En la preparación de este trabajo sólo he podido consultar unas pocas referencias: una tesis sobre la historia de la Escuela de Padua, escrita por uno de mis estudiantes de medi- cina, de origen italiano, llamado Italo Evan- gelista, y la Enciclopedia Británica. Por

* Documento de trabajo presentado en la Ter- cera Conferencia de Directores de Escuelas de Salud Pública de América Latina, celebrada en Serra Negra, São Paulo, Brasil, del 22 al 28 de sep- tiembre de 1963.

falta de tiernpo, la información es escasa, pero quizá baste para reconocer algunas de las circunstancias que dieron lugar a la actual organización universitaria y, lo que es más importante, a algunas de las fuerzas que afectan las relaciones entre estudiantes y maestros, tanto ahora como entonces.

En la antigua Grecia, cuna de la ense- ñanza moderna, no había escuelas o ins- tituciones docentes como las de hoy en día. Sin embargo, la gente acudía a determinados lugares a escuchar las declaraciones públicas o los discursos sobre política o cuestiones sociales de actualidad. Además, los hombres acostumbraban reunirse regularmente en los “gimnasios” a fin de adiestrarse para los juegos y la guerra, y asistir a competiciones deportivas entre diferentes grupos o ciu- dades. Algunas de estas reuniones adquirie- ron paulatinamente las características de una escuela con un “maestro” y sus discípu- los, que se reunían periódicamente para discutir algún tema de especial interés. En la época de Sócrates este sistema de ense- fianza alcanzó un grado tal de originalidad y excelencia que sirvio de modelo para otros, e incluso hoy en día el método socrático de instruccion constituye uno de los medios más efectivos de enseñar a la juventud. Ahora bien, dicha enseñanza dependía úni- camente de los individuos interesados, y no existía ninguna institucion u organización que la apoyara 0 regulara.

Bajo el Imperio Romano se desarrollaron los centros de instrucción, pero estaban subordinados en gran medida a la organiza- cion política. Se concedió especial atención a las leyes, la lógica y la administración pú- blica. Se emplearon escribanos para preparar copias de las leyes y remitirlas a los lugares en que se necesitaban. También se facilitó instrucción sobre las leyes, pero, aparte de esto, poco fue lo que se enseñó en una forma

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Febrero 19641 LAS REFORMAS

organizada. La atención especial concedida a las leyes favoreció, naturalmente, a los que podían aprender de memoria y retener lo aprendido, en contraste con la enseñanza socrática, que se refería a problemas filosó- ficos y sociales y cuya popularidad y éxito dependían del debate y la expresión de las opiniones individuales.

La idea de una universidad moderna tuvo su origen en el siglo IX, en Salerno. En el campo de la medicina, un grupo de médicos famosos atrajo a la ciudad a muchos jóvenes de otras partes que deseaban for- marse en la profesión. El problema de aloja- miento que esta migración produjo, así como las actividades extradocentes de los recién llegados, dieron lugar al estableci- miento de organizaciones de estudiantes para su propia protección y ayuda. Se les conce- dieron ciertos derechos y privilegios y se desarrolló un ambiente de cooperación or- ganizada entre los mismos estudiantes. Durante los siglos X a XIII aparecieron otros centros similares de enseñanza de la medicina, particularmente en Bolonia, París y Montpellier. T con el creciente prestigio de esas “escuelas”, miles de jóvenes proce- dentes de todas partes y de largas distancias, acudieron a ellas para aprender. El poder de esos grupos transitorios llegó a constituir un peligro para la comunidad, pero al mismo tiempo produjeron muchos beneficios, siem- pre que se pudo controlar la situación. Como no existían reglamentos para la admisión a las clases de los maestros, los estudiantes se trasladaban de un lugar a otro de acuerdo con el prestigio de los maestros y las facili- dades de vida que ofrecía la comunidad. Por ejemplo, durante cierto período había 6.500 estudiantes polacos en una ciudad italiana y, en menor número, otros grupos nacionales. Katuralmente, surgieron competencias entre los grupos por las oportunidades y privile- gios, con las consiguientes perturbaciones en la vida de la escuela y de la comunidad. ;Wo hay todavía ecos de todo ello entre los estudiantes de nuestro mundo “moderno”?

Los maestros mismos no tenían en esa época una organización oficial. Eran expertos

UNIVERSITARIAS 111

en su trabajo y deseaban comunicar lo que habían aprendido a la nueva generación. Pero no existían edificios, ni aun ciudades, con facilidades especiales donde pudieran enseñar y dependían de la clientela de pacientes para dar demostraciones y servir de base a la instrucción. Se encontraban imposibilitados para atender las demandas de miles de estudiantes que deseaban apren- der, así como para resolver los problemas de alojamiento y de las actividades estudian- tiles dentro de la comunidad. Al igual que los estudiantes, los maestros se trasladaban de ciudad a ciudad en busca de las condi- ciones más favorables.

Había razones prácticas para que las ciudades atrajeran y retuvieran tanto a los maestros de medicina como a los numerosos estudiantes que acudían a ellos. En primer lugar, los gobernantes y su séquito recibían la mejor atención médica disponible. Pero, además, el gran número de jóvenes represen- taba un importante elemento para la defensa de la ciudad en tiempo de guerra. Por otra parte, los beneficios comerciales que se ob- tenían eran considerables, no sólo de los estudiantes, sino también del prestigio gene- ral inherente a las actividades médicas. En todo caso, las ciudades se dieron cuenta rápidamente del valor de ser un centro de instrucción y compitieron entre sí para atraer a los maestros y estudiantes. Poco a poco se fueron estableciendo constituciones legales que definían los derechos y las responsabili- dades de los tres elementos interesados en la empresa: los estudiantes, los maestros y la comunidad. Así comenzó a aparecer una organización, una universidad,

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diantes abandonaron Padua, atraidos por las excelentes promesas de la ciudad de Vercelli. Para evitar otro éxodo, se dictaron leyes en Padua, mediante las cuales se con- firib la ciudadanía a los estudiantes, se les eximió de impuestos y se les proporcionb alimentación y alojamiento y hasta un limitado estipendio. Se les dio control sobre el profesorado, libertad para seleccionar a los profesores y aun para traerlos desde lejos. Los estudiantes también elegían al rector, quien tenía por ohligaciún ordenar y discipli- nar a los propios estudiantes y apoyarlos en los asuntos relacionados con el Estado.

Pero lo que es más importante, Padua fue una de las únicas escuelas donde se garanti- zaba a los maestros libertad de enseñar, de pensar y de llevar a cabo estudios propios sin interferencia por parte del Estado o de la Iglesia. Esto último fue lo que atrajo a Padua a los más esclarecidos eruditos de esa época, entre ellos a Vesalio, cuya declara- cibn “Observación y no autoridad, natura- leza y no libros”, constituye todavía el toque de clarín para los profesores en todas partes. Durante algún tiempo, estos aconteci- mientos hicieron de la Universidad de Padua un famoso centro de enseñanza inspirada y de investigación científica. De los diversos intereses de los estudiantes, de los profesores y de la comunidad surgieron, poco a poco, una organización y una forma de vida que brindaban beneficios a todos. Además, los tres elementos principales que formaban esta organización se mantuvieron unidos, porque, sin uno de ellos, los otros dos perdían su razón de ser. Los intereses privativos de cada uno de estos elementos continuaron fomentando divergencias, competencias y conflictos de los cuales todavía somos testigo, no sólo en las viejas universidades del mundo, sino también en todas las instituciones de enseñanza. El conflicto entre la ciudad y los estudiantes continúa hasta nuestros días, y la pugna entre estudiantes y profesores a causa de las notas y de los exámenes y la intromisibn política en la vida universitaria, son todavía ejemplos significativos de cuán universales son est’os conflictos. En la misma

forma que un niño aprende y es disciplinado por la familia, y ésta a su vez tiene derechos y responsabilidades en relacibn con la comu- nidad, así la universidad tendrá que afron- tar, en el cumplimiento de su misión, con- flictos humanos similares, dondequiera que sea y en todos los tiempos. Pero ;no son a ellos precisamente que se deben los progresos y el equilibrio que las universidades han aportado a lo largo de la historia?

Algunos de los conflictos que surgieron en las primeras universidades fueron a la vez serios y divertidos. Para evitar el movi- miento en rnasa de los estudiantes de un centro a otro, Bolonia dictó una ley que con- denaba al exilio, con la confiscaci(in de todos sus bienes, a toda persona que intentara trasladar el “studiurn” (escuela), los alumnos o los profesores a otra localidad. El resultado fue completamente opuesto a lo previsto y esperado, pues provocó una “huelga” y la creación de la Escuela de Padua a expensas de la de Bolonia. El privilegio de recibir el título de doctor dependía de la aprobación de exámenes en las “materias académicas”, en presencia de un grupo de doctores, desig- nado con frecuencia por el obispo. Los exámenes podían ser estrictos o fáciles, de acuerdo con los principios del grupo y el nivel académico de la institución. Como medida protectora de los examinadores, los estudiantes tenían que jurar que no tra- tarían de vengarse de los profesores en caso de que fallaran en los exámenes. Un común acuerdo en sentido contrario permitía al alumno que hubiese fallado que se examinara de nuevo seis meses después. 2x0 hace re- cordar ésto algunos de nuestros problemas académicos de hoy en día?

A medida que avanzaba el saber y aurnen- taban las exigencias de la juventud de una mayor instrucción, fueron surgiendo en toda Europa centros de estudio, cada uno de 10s

cuales se adaptaba en cierta medida a las condiciones locales y establecía pautas características.

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leyes, artes y medicina. Rápidamente se establecieron otras, y en 1600, se dice que había en dicho país más de 5.000 estudiantes que eran famosos por sus revueltas y su in- dependencia. En la mayoría de los centros, la influencia de los monjes era fuerte y se recalcaba la enseñanza de la teología. Sur- gieron conflictos violentos entre los teólogos, por una parte, y los realistas por otra, y tanto la religión como la política parecen haber ejercido desde un principio una fuerte influencia en la vida universitaria.

Los acontecimientos en Alemania se desa- rrollaron paralelamente al período humanista de Erasmo, Reuchlin y Melanchton; se dio menor importancia al estudio de la Biblia y la teología y se hicieron, en cambio, estudios críticos y notables de las obras maestras de diversos orígenes. Según un escritor, había menos frivolidad, pedantería y escepticismo en las universidades nórdicas. En las postri- merías del siglo XVIII se cerraron muchas de las escuelas menores y las otras quedaron bajo el control y el sostén del Estado. A pesar de esto, sin embargo, la vida académica de las instituciones se mantuvo relativa- mente libre del dominio político, mientras que el saber y la libertad de investigación continuaron siendo aceptados como un ideal por los profesores.

Las relaciones entre los estudiantes, los profesores y la comunidad son tan impor- tantes hoy como lo fueron en la Edad Media, cuando las universidades atravesaban el difícil periodo de crecimiento. Algunas de las situaciones han cambiado, pero subsisten los elementos humanos. Los estudiantes quieren aprender, pero también desean ser independientes y libres de las restricciones impuestas por la organización y la responsa- bilidad. Los profesores quieren enseñar, pero también desean tener libertad para proseguir sus actividades de estudio en la dirección que estimen conveniente. La comunidad desea la orientación intelectual proporcionada por un grupo de maestros y discípulos, pero también desea evitar los conflictos y las perturbaciones en la vida, que causan los pensadores originales. Las relaciones no son

muy distintas de las que existen entre un adolescente, como miembro de una familia, y ésta como parte de la comunidad. Cual- quier evolución del estilo o las costumbres sociales renueva los viejos conflictos de in- tereses, pero, no obstante, cada uno depende de los demás. Tal vez sea el elemento hu- mano universal asociado al crecimiento, la evolución y la madurez lo que hace que la universidad se mantenga siempre a la van- guardia del progreso.

LA EDUCACION UNIVERSITARI.4 EN

ALEMrZNIA

Hay dos ejemplos de organización y de reforma universitarias sobre los que quisiera llamar la atención : ambos casos comprenden las relaciones entre los estudiantes, los pro- fesores y la comunidad, factor que a menudo pasamos por alto en el Hemisferio Occidental cuando reflexionamos sobre nuestras dificul- tades educativas. Me refiero al sistema alemán de educación sanitaria y a la Reforma Universitaria de Córdoba (Argentina) de 1918.

Quisiera considerar primero, por unos breves instantes, las características de la Universidad Alemana durante ese notable y fecundo siglo que comenzó hacia 1840. He seleccionado este tema porque fue en Ale- mania donde recibieron su inspiración los reformadores de la educación médica norte- americana. Las observaciones y conclusiones que trajeron han tenido una influencia mar- cada en el desarrollo de todos los aspectos de la educación superior en los Estados Unidos. Los cambios se iniciaron alrededor de 1890, con el establecimiento de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, y rnás tarde

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mantener un equilibrio más perfecto entre los elementos humanos de que se trata.

El sistema alemán contiene ciertos ele- mentos dignos de atención:

1. Es un sistema nacional sostenido principalmente por fondos nacionales que está estrechamente integrado con la edu- cación secundaria.

2. La universidad mantiene su autonomía de organización y administrativa dentro de un amplio marco establecido por la ley.

3. Dado el gran número de universidades en el país, existe una competencia sana por obtener y retener buenos profesores y buenos estudiantes.

4. El profesor es responsable de ciertos aspectos del plan general de estudios, pero tiene libertad absoluta de enseñar su espe- cialidad en la forma que desee.

5. El éxito de un profesor depende, en parte, de su capacidad de atraer estudiantes y de llevar a cabo investigaciones intere- santes.

6. La admisi0n está abierta a todos los candidatos aptos y, hasta hace poco, los derechos de matrícula no eran un factor limitante para la clase media y la menos favorecida.

7. Los programas de estudio y los exámenes son bastante uniformes, de forma que los alumnos pueden ir libremente de una localidad a otra, de acuerdo con sus propios intereses 0 circunstancias personales. Los créditos obtenidos en una universidad cual- quiera se pueden aplicar a la consecución de un grado académico, ya que los títulos son otorgados por el Estado y no por la institu- ción local.

8. No existe un plan o programa rjgido de promoci6n. Es facultativa la asistencia a las clases. Cuando un alumno cree que está preparado adecuadamente, se somete a examen; si falla, puede presentarse de nuevo más tarde. En la actualidad se espera que apruebe la materia con una sola repetición.

9. El examen de los mismos cursos puede ser fácil o difícil de acuerdo con las inclina- ciones del profesor ; sin embargo, a ciertos

intervalos el alumno debe aprobar un examen general antes de poder pasar de año. Un examen tiene lugar al terminarse el período dedicado a las ciencias médicas básicas; el segundo, después de los estudios clínicos, y el tercero, muy riguroso, al terminar oíicial- mente la carrera. Este examen está a cargo de un comité designado por el Estado y el Ministerio de Educación y sólo puede repe- tirse una vez. El estudiante aprobado debe seguir dos años de internado antes de que pueda practicar como médico. Y para llegar a ser especialista, se requieren de tres a cinco años de ampliación de estudios.

10. En toda la organización universitaria se presta especial atención al afán de estudio, a la buena enseñanza y a la investigación original.

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LA REFORMA UKIVERSITARIA DE CORDOBA

Pero volvamos al área de la educación universitaria de la América Latina y exami- nemos las circunstancias que dieron lugar a la Reforma Universitaria de Córdoba (Argentina) de 1918 y los resultados deriva- dos de ella. En realidad, el acontecimiento en Córdoba en ese año fue simplemente el punto culminante de una tendencia que venía desarrollándose desde hacía algunas décadas. Para ofrecer un resumen de este acontecimiento voy a basarme en gran medida en un informe del Dr. Joseph E. Macmanus relacionado con un programa vigente de cooperación entre una universi- dad de América Latina y otra de los Esta- dos Unidos, e incluso citaré párrafos. El Dr. Macmanus señala que en las universidades de América Latina se observan ahora acti- tudes en los estudiantes que tienen su origen en los privilegios que fueron otorgados por los reyes de España en los siglos XV, XVI y XVII. Por ejemplo: la libertad de expresión de grupos, la exención de ciertos impuestos, el derecho de prioridad a las habitaciones en las ciudades universitarias, y el recinto uni- versitario como santuario fuera del control de las leyes nacionales. Aunque estos privi- legios ya no existen en su forma original, a través de los siglos han fomentado en los estudiantes fuertes intereses creados en cuanto a sus actividades universitarias.

Antes de 1918, la enseñanza que se brin- daba en algunas de las universidades de América Latina era de nivel inferior y pre- dominaba en los asuntos universitarios cierto grado de nepotismo, ineficiencia y de in- fluencia poUtica, lo que perpetuó condiciones desfavorables para los estudiantes. A hombres de capacidad dudosa, protegidos por leyes especiales, se les permitió ocupar cargos elevados y de gran autoridad. Esta realidad desagradable fue usada por los estudiantes para exigir una reorientación del concepto de la universidad. La lucha entre los estudiantes y los profesores y los administradores de las escuelas llegó a la violencia y, al fin, las autoridades provinciales se vieron obligadas

a intervenir y controlar la situación. Afortu- nadamente, el Gobierno designó a un grupo de ilustres educadores para investigar el asunto y con el tiempo se llevaron a cabo mejoras y se establecieron normas en una nueva ley universitaria.

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se siente continuamente oprimido, demanda elementos de la organización y los métodos libertad y hace la vida imposible tanto a sí de la educación moderna. En algunos as- mismo como a los demás. La causa original pectos, casi se puede decir que se adelantó de ello se encuentra sojuzgada bajo múlti- a su tiempo y, si no huhiera sido por las ples estratos de lucha como los que movían a complicaciones políticas y ciertas circuns- Don Quijote contra los molinos de viento, y tancias fortuitas, se habrían alcanzado lo que la juventud realmente necesita es excelentes resultados. Yo quisiera hacer una comprenskín y un hogar acogedor, opor- relación de algunos de los aspectos que tunidad de estudiar y aprovechar su talento merecen nuestra atención en este momento y participar, con sus compañeros, en la en que estamos tratando de que nuestras marcha hacia el progreso de la humanidad. universidades sean organizaciones más efec-

Pero cl entusiasmo y los gloriosos ideales tivas para lograr la mejor educación d? las de la primera época de la Reforma se han próximas generaciones.

desviado y han quedado sumidos en la Examinemos los siguientes aspectos de la mayor confusión. Sospecho que los estudian- educación en virtud de la Reforma de tes ~610 han hallado oposición por parte Córdoba :

de sus mayores y esto ha aumentado la de- 1. TAas universidades están abiertas a terminación de ganar y establecer entre ellos todos los egresados de escuelas secundarias lazos de amistad y unidad que se han intensi- autorizadas, y existe la posibilidad de que ficado con el transcurso del tiempo. I,a in- alcancen los más altos niveles de acuerdo fluencia de las traducciones al español de los con la habilidad y las circunstancias, iz- trabajos de Xarx, Hegel y Engels y su subsi- dependientemente de la condición social de guiente difusión en América Latina han los interesados.

proporcionado consignas y frases hechas a 2. Al participar conjuntamente con los ciertos grupos que han estimado con- profesores en la preparación del plan de veniente aprovechar el espíritu de iniciativa estudios y del presupuesto, los alumnos y la fuerza de los estudiantes. Ellos han sido comparten la responsabilidad por las mr- y continúan siendo, en todas partes, blanco joras, así como por las limitaciones que fácil de la propaganda de nuevas ideas puedan imponer las circunstancias.

políticas y más aún, quizás, en los países 3. Se estimula a los alumnos a juzgar la latinoamericanos, donde la juventud está calidad de la instrucci6n y a tratar de más interesada en las reforrnas sociales que conseguir la mejor posible.

sus colegas del hemisferio septentrional o 4. A los buenos profesores, fuera de la de los países anglosajones. Además, el arma universidad, se les estimula a contribuir a fácil que han adquirido los estudiantes-la la educación de la juventud a través del huelga-ha ejercido poderosa influencia en sistema de docencia libre.

el establecimiento de la política a seguira 5. No se mira con simpatía la asistencia todos los niveles dentro de la universidad. obligatoria a clase. En su lugar, la excelencia No ~610 es esto ; la política nacional ha satu- del profesor debe ser lo que atraiga al rado hasta tal punto al cuerpo estudiantil estudiante, pero éste puede asumir tatnbién que las huelgas han sido estimuladas frecuen- la responsabilidad de aprender por sí mismo. temente tanto por los profesores como por los 6. A los estudiantes se les da más de una políticos para provocar disturbios, inducir a oportunidad para presentarse a exámenes. la violencia e incluso iniciar revoluciones. Esto permite el reajuste de los de aprendizaje

Aunque un examen superficial de la más lento, que, en definitiva, pueden ser tan Reforma de Córdoba parezca a nuestros huenos médicos, maestros o investigadores educadores más conservadores que fue un como sus compañeros de mayor agilidad desastre, un análisis acucioso demostrará mental.

que también contiene algunos de los mejores 7. T,os estudiantes comparten con el

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r eorero

cuerpo de profesores la responsabilidad de establecer las normas para la graduación y para la adjudicación de grados.

En esta relación se descubren solamente los aspectos favorables, pero también existen otros desfavorables, que son mejor conocidos en la actualidad. Ninguno de estos puntos es necesariamente contrario a los principios modernos de la planificación cooperativa y al desarrollo de oportunidades de aprendizaje que se siguen con tanto éxito en muchas escuelas modernas. Desgraciadamente, la inexperiencia de los estudiantes en los as- pectos científicos y administrativos de una universidad, limita seriamente el valor de su derecho de voto en esos aspectos.

Los principios básicos de la Reforma pueden llevar a nuestras escuelas lo mejor de la democracia, pero las malas ideas sólo pueden llevar al caos y a una reducción de los niveles académicos. Las dificultades se derivan no tanto de los principios de la Reforma misma sino más bien de la falta de comprensión, tolerancia e intercambio de ideas entre los tres grupos interesados. Con demasiada frecuencia la amenaza de la huelga estudiantil, el poder de la adminis- tración y del cuerpo de profesores o la in- tervención política del Estado, han llevado a situaciones deplorables que han obstruido el progreso real. Las características de las universidades latinoamericanas y la Re- forma de Córdoba tienen un fundamento humano muy comprensible.

Permítaseme citar un ejemplo, de mi propia experiencia, que revela algunas de las dificultades que pueden surgir y, al mismo tiempo, la forma de resolver la si- tuación. Durante mi labor en una escuela de medicina de hmérica Latina, surgieron graves quejas contra un profesor joven que, a juzgar por lo que yo sabía, había estado enseñando excelentemente de acuerdo con el sistema moderno. Las quejas alcanzaron tal grado que los estudiantes estaban a punto de pedir su renuncia y expulsión del cuerpo docente. Al investigar la situación, descubrí que las dificultades tenían su origen en ciertos métodos de la educación moderna

UNIV MKöl'l'AHIAü ll/

que, por lo visto, eran contrarios a lo que es- peraban los estudiantes. Con el objeto de afrontar la situación directamente, alteré el programa de una de mis clases semanales con los estudiantes y lo substituí por una discusión sobre los hábitos y métodos de estudio que serían más efectivos para aprender la materia incluida en dicho año. La clase fue por la noche y se programaron dos horas. Durante la primera hora me reuní con los estudiantes y después de una discusión preliminar, sugerí que se dividieran en cinco grupos para definir, en forma de preguntas, las dificultades que ellos habían encontrado en sus estudios y la forma en que éstas podían presentarse, en la siguiente hora, a los profesores. Fui de grupo en grupo, ayudando a aclarar las dificultades y a presentar las preguntas en forma efectiva. Después de un corto período, los grupos compararon las preguntas y se pusieron de acuerdo sobre las quejas más importantes. Los profesores e instructores fueron invitados a entrar y participar en un examen conjunto de la situación.

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nuevo las razones y ventajas que tenía su sistema para los propios estudiantes. h partir de ese momento la discusión resultó cada vez más amistosa y objetiva, y de beneficio pa- tente para el aprendizaje de los estudiantes. La tensión desapareció y al concluir la reunión, numerosos estudiantes se quedaron conversando con miembros del profesorado. Al despedirnos, no había ya interés en tratar de expulsar al profesor en cuestión. El resto del año transcurrió normalmente. Al termi- nar el curso, los alumnos entregaron al pro- fesor que había sido criticado un pergamino en prueba de reconocimiento y celebraron una fiesta en su casa.

Este episodio fue para mí un ejemplo de buena voluntad por ambas partes, pero la falta de comprensión y de intercambio de impresiones entre ellas pudo haber dado lugar a una catástrofe. Con frecuencia el profesor tiende a ser autoritario, no oculta su sentimient,o de superioridad y despierta un resentimiento natural en los estudiantes. Estos, a su vez, aprovechan cualquier oportunidad para zaherir su presunción. Al no apreciar las buenas cualidades que un maestro puede aportar a su enseñanza, tiran “el plátano y la cáscara”. Personalmente, acojo con satisfacción el interés de los estudiantes en todo lo que se relaciona con la educación. Me agrada asimismo que participen en la planificación y en el desa- rrollo de conferencias y experimentos de laboratorio. 7\Ie agrada su iniciativa de visitar a la familia de un paciente que se encuentra hospitalizado y de facilitarme datos relacionados con la situación general que yo no conozca. Me complace su ayuda para decidir qué es lo más importante o qué es lo menos importante en las materias comprendidas en un curso determinado y así preparar las normas en las que se han de basar los exámenes finales. También recibo complacido el asesoramiento de los alumnos para modificar el plan de estudios; porque zquién conoce mejor que el estudiante cómo se desarrollan las clases, qué materias se repiten en otras y qué es lo que hace falta para ayudarlo a alcanzar la meta de ser un

buen médico tanto desde el punto de vista humano como científico?

Muchas personas me han dicho que después de su graduación, el estudiante radical de Latinoamérica puede convertirse en un médico y jefe de familia conservador. En mi corta experiencia he oído esto re- petidas veces y lo he comprobado en algunos casos. No puedo, sin embargo, juzgarlo con tolerancia y ecuanimidad, ni asumir que todo lo que se necesita es dejar que los alumnos crezcan y maduren para resolver así la situación. Para mí el cambio de una persona, de radical a conservadora, en re- lación con una universidad, representa más bien una falta de comunicación, de re- laciones recíprocas entre los alumnos y los profesores, una falta de comprensión del proceso de enseñanza y aprendizaje, así como del respaldo administrativo necesario que toda organización efectiva debe tener. iNo podríamos encauzar en un sentido construc- tivo el exaltado interés de los estudiantes que despertó la Reforma de Córdoba? <No podemos orientar esos intereses e iniciativas hacia aquellos aspectos en que, como pro- fesores, necesitamos ayuda por encontrarnos imposibilitados de convertir nuestros esfuer- zos en grata realidad? 2Debemos mantener nuestro sentido de autoridad y superioridad hasta el punto de rehusar la ayuda de humilde origen? Estoy convencido de que el mejoramiento de las relaciones entre los estudiantes y los profesores puede contribuir en gran medida, no solo a elevar la calidad de la educación, sino también a fomentar los principios de la democracia y una vida mejor.

PEDAGOGIA MEDICA

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futuro. Me refiero al naciente interés por la pedagogía y los principios de buena en- señanza en las escuelas profesionales. En el pasado, los profesores de medicina nacían, y no se formaban. Alcanzaban prominencia ad- quiriendo conocimientos y eficiencia en su especialidad, aprendiendo a enseñar al re- cordar y emular a sus propios profesores de la pasada generación. Resultaban buenos o malos profesores al azar, no por propio propósito.

A principios de 1930, algunos jóvenes profesores de medicina en mi universidad descubrieron que podjan beneficiarse con- siderablemente con la experiencia de los que trabajaban en el campo de la pedagogía y que las nuevas ideas y las investigaciones sobre la educación moderna podían con- tribuir en gran medida a elevar el nivel de aprendizaje de los alumnos, y la satisfacción de los profesores. Ahora 10 escuelas de medicina tienen pedagogos asignados al personal docente, para ayudar a los de- partamentos y a la administración en los problemas educacionales. Los resultados han sido muy satisfactorios, y recientemente la Organización Panamericana de la Salud ha organizado un programa para llevar las ideas de la pedagogía médica a las escuelas de medicina de América Latina. Esta será una revolución pacífica, pero estoy seguro de que ejercerá influencia para mejorar la educación médica en todas partes.

Creo que la situación va a cambiar y que los trabajos del Dr. George E. Miller y el libro escrito por él y sus colaboradores sobre la enseñanza y el aprendizaje en las escuelas de medicinal constituyen un importante paso hacia el progreso en ese aspecto. A quienes no lo conozcan, les recomiendo que lo lean. Mi intención en esta presentación fue proseguir y decir algunas palabras sobre los métodos de enseñanza, la evaluación de los estudiantes en cuanto a su calidad humana y a sus conocimientos científicos, y sobre otros aspectos. También esperaba despertar el interés de ustedes en aplicar algunos princi- pios didácticos a su propia enseñanza. Pero he de concluir mi exposición, y creo que lo ya expresado será suficiente para estimu- larlos a que procedan a un autoanálisis de sus propias actividades y a una reconsidera- ción de la estructura y organización de nuestras universidades.

Se ha dicho que:

Aquellos que pueden realizar investi- gaciones, las hacen; aquellos que no pueden, enseñan;

Aquellos que no pueden enseñar, enseñan a otros cómo enseñar.

Referências

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