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FormulárioTerapêuticodeCuba

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Academic year: 2021

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FORMULÁRIO TERAPÊUTICO

PRESENTACION

Introducción 15. Desinfectantes y antisépticos Programa Nacional de

Medicamentos 16. Diuréticos

Buenas prácticas de prescripción 17. Medicamentos para afecciones gastrointestinales

1. Anestésicos 18. Hormonas, otros agentes endocrinos y anticonceptivos

2. Analgésicos, antipiréticos, antiinflamatorios no esteroideos, antigotosos y agentes modificadores de la enfermedad con trastornos reumatoideos

19. Inmunológicos

3. Antialérgicos

20. Relajantes musculares de acción periférica e inhibidores de la colinesterasa

4. Antídotos y otras sustancias

usadas en envenenamientos 21. Preparaciones oftalmológicas 5. Anticonvulsivos 22. Oxitócicos y antioxitócicos 6. Antiinfecciosos 23. Soluciones para diálisis 7. Antimigrañosos 24. Psicofármacos

8. Antineoplásicos e inmunosupresores y medicamentos usados en cuidados paliativos

25. Medicamentos que actúan en las vías respiratorias

9. Antiparkinsonianos

26. Soluciones correctoras de trastornos hídricos, electrolíticos y acidobásicos

10. Medicamentos que afectan la

sangre 27. Vitaminas y minerales

11. Productos sanguíneos y

sustitutos del plasma Anexos

12. Medicamentos cardiovasculares Volver a CDF 13. Medicamentos dermatológicos 14. Agentes de diagnóstico

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PRESENTACIÓN

La política de medicamentos del Ministerio de Salud Pública de Cuba ha estado influida por 2 grandes factores: en primer lugar, la voluntad política de la Revolución de garantizar la salud de nuestro pueblo ofreciendo servicios médicos de elevada calidad y satisfacción pública. En segundo lugar, el bloqueo del gobierno de los Estados Unidos a nuestro país, que ha impactado de manera general en el sector de la Salud Pública y en especial en el campo de los medicamentos.

Nuestra política de medicamentos, matizada por estos factores, está sustentada por 4 pilares: la sustitución de medicamentos de importación por los de producción nacional constituye un elemento primordial, que ha permitido un ahorro millonario de divisas en la adquisición de medicamentos durante los últimos 13 años. La reorganización de la Industria Farmacéutica Nacional y su orientación fundamental para satisfacer las necesidades de la población cubana, en estrecha vinculación con los servicios asistenciales, ha constituido otro de los factores decisivos de esta política. En el orden médico la aplicación de un Programa de Medicina Natural y Tradicional ha ampliado las posibilidades terapéuticas de los profesionales de la salud, y el desarrollo de la farmacoepidemiología ha promovido un uso más racional de los medicamentos disponibles.

En este último aspecto, el presente Formulario Nacional de Medicamentos contribuye a alcanzar el objetivo propuesto y pretende ser una herramienta útil al servicio de los profesionales de la salud.

Los medicamentos contenidos en este Formulario forman parte del Cuadro Básico de Medicamentos del Sistema Nacional de Salud, lo cual constituye el arsenal terapéutico de que disponemos para enfrentar exitosamente el fenómeno salud-enfermedad.

Sirva pues, a nuestros médicos y estomatólogos el presente Formulario, para perfeccionar la prescripción médica; a nuestros farmacéuticos, para mejorar la dispensación en las farmacias y en general, a los trabajadores de la salud y a nuestro pueblo, para una mejor utilización del recurso mas empleado en la historia de la medicina: los medicamentos.

Ministerio de Salud Pública

COMITÉ EDITOR

Dra. Dulce Ma. Calvo Barbado Dra. Miriam Cires Pujol Dra. María Aida Cruz Barrios Dra. Ibis Delgado Martínez Dra. Elsie Freijoso Santiesteban Dr. Julián Pérez Peña

REDACTORES

Dra. Ismary Alonso Orta Dra. Cristina Alonso López Lic. Teresa Bastanzuri Villares Dra. Lourdes Broche Villareal Dra. Dulce Ma. Calvo Barbado Dra. Miriam Cires Pujol

Dra. María Aida Cruz Barrios Dra. Ibis Delgado Martínez

Lic. Francisco Debesa García Dra. Elsie Freijoso Santiesteban Dr. Juan A. Furones Mourelles Dra. Ana J. García Milián

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Dr. Horacio Izquierdo Delgado Dra. Giset Jiménez López Ing. Ma. Cristina Lara Bastanzuri Dr. Cristian Leyva de la Torre Dra. Yennys Medina Hernández Dr. Julián Pérez Peña

Dra. Teresa Pérez Morales Dr. José de J. Rego Hernández Dra. Déborah Rodríguez Piñeiro Lic. Blanca Rodríguez Montiel Dr. Félix Sansó Soberats Dr. Luis Enrique Salazar Domínguez Dr. Lázaro Silva Herrera Dr. Roberto Sequerella Pola

Dra. Isis Yera Alos

COLABORADORES

CP. Raúl de León Perlacea Ing. Idania González García Ing. Carmen Portuondo Sánchez Dra. Lourdes Valdés Fraga

INTRODUCCIÓN

La Ley No. 41 de Salud Pública de la República de Cuba hace referencia a la existencia de un Formulario Nacional de Medicamentos, donde se registren los productos farmacéuticos que se utilizan para la atención a la salud de nuestro pueblo, dentro del Sistema Nacional de Salud. El último Formulario Nacional se editó en Cuba con el nombre de Guía Terapéutica, por la editorial Científico-Técnica, en 1981. Fueron publicadas 2 reimpresiones posteriores en 1983 y 1987. El incremento del número de medicamentos disponibles y la información creciente acerca de la efectividad y seguridad de estos son un efecto del desarrollo científico-técnico y la globalización de la sociedad que nos ha tocado vivir.

Los medicamentos constituyen la tecnología médica mas utilizada en el mundo contemporáneo. Estos han salvado vidas y prevenido enfermedades, fundamentalmente desde la segunda mitad del siglo XX, pero su amplia utilización desde entonces los está convirtiendo en un problema de salud pública. Estudios recientes de farmacoepidemiología revelan que el uso de los medicamentos y sus consecuencias constituyen una de las principales causas de muerte en el mundo desarrollado.

El uso racional de los medicamentos se ha transformado en una importante estrategia de la OMS y de los países miembros, habida cuenta el costo en vida, invalidez temporal y permanente y la carga económica que representa para los pueblos.

La lista modelo de medicamentos esenciales de la OMS, que se actualiza cada 2 años, desde 1977, es una de las acciones emprendidas para lograr un uso racional de los medicamentos. La lista modelo y sus procedimientos son concebidos como una guía para el desarrollo de listas de medicamentos esenciales en los países y las instituciones de salud. Cuba viene diseñando, cada año, su CBM, basado en el estado de salud de la población, las características y nivel de sus servicios sanitarios y la existencia de productos farmacéuticos de eficacia y efectividad demostradas, seguridad conocida y costo aceptable.

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Este formulario que hoy ponemos al alcance de los profesionales de la salud cubana contiene información científica actualizada e independiente acerca de los medicamentos del CBM vigente en nuestro país. Este documento es el resultado del esfuerzo de un grupo de profesionales, vinculados al CDF del MINSAP, que durante meses recopilaron, analizaron y evaluaron información acerca de todos y cada uno de los medicamentos contenidos.

Sirva el presente Formulario Nacional de Medicamentos como una acción mas en el continuo esfuerzo por lograr la excelencia en los servicios de salud que recibe nuestro pueblo.

Dr. Julián Pérez Peña

Director del Centro para el Desarrollo de la Farmacoepidemiología. Ministerio de Salud Pública.

PROGRAMA NACIONAL DE MEDICAMENTOS DE CUBA

El Programa Nacional de Medicamentos fue la intervención que realizó el MINSAP para enfrentar el desabastecimiento de medicamentos del país. Cuatro versiones (1991,1994,1999 y 2001) en 11 años, según las condiciones de cada momento, permitieron aplicar un conjunto de medidas en la distribución, prescripción y dispensación en la cadena del medicamento.

Las medidas fundamentales estaban dirigidas a: - Identificar a los prescriptores que emiten las recetas.

- Subordinar las farmacias al director del área de salud (policlínico) en el orden funcional.

- Regular la prescripción de algunos fármacos según especialidades, indicaciones y cantidades que se deben dispensar.

- Implantar el sistema de venta de medicamentos usado en tratamientos prolongados a enfermos crónicos, a través de certificado médico, inscripción del paciente en la farmacia mas cercana a su residencia y expedición de una tarjeta-control para su adquisición mensual.

- Pasar a venta por receta médica casi todos los medicamentos del CBM del país. - Vincular a cada prescriptor a una sola farmacia por lugar de trabajo.

- Suspender la venta de medicamentos para uso ambulatorio en hospitales.

- Controlar la calidad de la prescripción a través de los comités farmacoterapéuticos de los hospitales y las áreas de salud.

En 1996, el Ministerio de Salud Pública aplica la estrategia de la farmacoepidemiología, una de las 5 estrategias básicas que se diseñan e implantan ese año en el sistema nacional de salud. La aplicación de esta estrategia implica la creación de una red nacional de farmacoepidemiología, constituida por 169 centros municipales, 14 grupos multidisciplinarios provinciales y un centro coordinador nacional (CDF).

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Los propósitos fundamentales de la Red son:

- Describir patrones de prescripción de medicamentos para establecer políticas de selección y uso de medicamentos.

- Identificar prácticas terapéuticas subóptimas para desarrollar acciones de educación médica y regulatorias.

- Crear una estructura de formación permanente en terapéutica y brindar una información actualizada acerca de medicamentos a los prescriptores.

- Promover y coordinar investigaciones de utilización de medicamentos y farmacoepidemiología para conocer la realidad y medir el impacto de las intervenciones.

El Centro para el Desarrollo de la Farmacoepidemiología diseña además el CBM del país, en coordinación con la Comisión de Formulario Nacional del Ministerio de Salud Pública. El CBM del año 2003 tendrá incluido 780 productos (527 de producción nacional y 253 de importación) de los cuales 301 son vitales, 295 esenciales y 74 son no esenciales. Además, 110 clasificados como especiales que se utilizan en programas específicos (trasplantes de órganos, cirugía cardiovascular, tratamiento del SIDA y otros).

BUENAS PRÁCTICAS DE PRESCRIPCIÓN

La prescripción de medicamentos que realiza el profesional de la salud es el resultado de una serie de consideraciones y decisiones relacionadas con la evolución de una enfermedad y con el papel que los fármacos desempeñan en su tratamiento. En cada prescripción se reflejan: los medicamentos disponibles, la información que ha sido difundida acerca de ellos (que ha llegado al médico y lo que él ha interpretado) y las condiciones en que se lleva a cabo la atención médica. La prescripción es un proceso lógico deductivo, basado en una información global y objetiva acerca del problema de salud que presenta el paciente. No debe ser considerado como un acto reflejo, una receta de cocina o una respuesta a las presiones comerciales. Después de establecido el diagnóstico definitivo se requiere de un ejercicio de inteligencia clínica para valorar cuál será la mejor estrategia terapéutica (farmacológica o no), entre todas las posibles alternativas existentes. El CDF, la Red Telemática de Salud en Cuba (INFOMED), la Biblioteca Electrónica de la Cochrane (revisiones sistemáticas) entre otros, constribuyen al aseguramiento del acceso regular y oportuno a fuentes confiables de información farmacoterapéutica.

La selección correcta de un fármaco se debe realizar tomando en cuenta los criterios de eficacia, seguridad, conveniencia y costo. Se debe brindar un apropiado esquema de tratamiento, de acuerdo con las características individuales del paciente, en forma verbal y escrita, para poder facilitar el cumplimiento de la prescripción. Si importante es tomar la decisión de iniciar una terapéutica determinada, mas importante aún es garantizar un seguimiento apropiado de nuestra conducta prescriptiva y planificar una evaluación sistemática, no solo de la evolución clínica de la enfermedad, sino de las consecuencias de ese tratamiento (relación beneficio-riesgo) en la práctica clínica real.

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El uso racional de medicamentos implica obtener el mejor efecto, con el menor número posible de medicamentos, durante un corto período y a un costo razonable. Sin embargo, la prescripción irracional o inadecuada de medicamentos ocurre a menudo. La utilización excesiva de medicamentos, a veces por complacencia, contribuye a perpetuar o acentuar las expectativas erróneas del paciente, y en ocasiones del propio prescriptor, de que los problemas de salud se solucionan siempre con medicamentos y que cada síntoma o signo debe conducir a una intervención farmacéutica.

Con el propósito de promover el uso racional de medicamentos entre los prescriptores, un número creciente de instituciones académicas y asistenciales de salud, nacionales e internacionales, están impulsando la buena práctica de prescripción, basada en el concepto de la farmacoterapia racional. A continuación, presentaremos una propuesta modificada del método desarrollado por la Universidad de Groningen (Holanda) que cuenta con el auspicio de la OMS y que aparece publicada en el documento Guía de la Buena Prescripción.

Proceso de la prescripción racional. Comprende un conjunto de aspectos que le permitirán al prescriptor apropiarse de herramientas para pensar por su cuenta, comprender porqué en su país o en su institución se han elegido determinados protocolos de tratamiento habitual, y le enseñará cómo hacer el mejor uso de ellos: - Definir el o los problemas del paciente.

- Especificar los objetivos terapéuticos.

- Diseñar un esquema terapéutico apropiado para el paciente. - Escribir la receta (iniciar el tratamiento).

- Brindar información, instrucciones y advertencias.

• Supervisar la evolución del tratamiento.

Definir el o los problemas del paciente. Los pacientes generalmente presentan un problema, en ocasiones se trata solo de un síntoma o signo aislado, por lo que un paso indispensable antes de decidir un tratamiento es establecer un buen diagnóstico. Puede suceder que el paciente demande un determinado medicamento o tratamiento, y puede resultar difícil convencerle de que no necesita intervención farmacológica, porque su proceso es de carácter autolimitado y que solo con modificaciones en su estilo de vida puede alcanzar y/o contribuir al control de su problema de salud. La demanda del paciente por un medicamento puede llevar implícitas varias funciones como por ejemplo, puede legitimar la queja del paciente de que realmente está enfermo. El motivo de asistir a una consulta médica puede ser la necesidad de obtener apoyo emocional, una solicitud encubierta de orientación para resolver otro problema, el efecto adverso a un medicamento, el incumplimiento de las indicaciones terapéuticas, el fracaso del tratamiento, entre otras causas. Una observación cuidadosa y una historia clínica completa y sistemática deben facilitar la identificación del problema o los problemas reales del paciente. Debemos recordar que cada paciente puede requerir atención en los diferentes niveles del sistema sanitario, y por tanto, ser objeto de valoraciones e intervenciones que deben ser conocidas y compartidas para lograr el beneficio esperado.

De acuerdo con estos comentarios es preciso que el médico sea capaz de comunicar a sus pacientes todas las consideraciones pertinentes en torno a su problema y que valore conjuntamente con él, las posibles alternativas terapéuticas (farmacológicas o no) que puedan contribuir al éxito del tratamiento. De esta forma la decisión

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terapéutica se establecerá de mutuo acuerdo con el paciente, ya que esta tiene que ser vista como una responsabilidad compartida entre el paciente (contraparte activa) y el médico.

Especificar los objetivos terapéuticos. Antes de tomar la decisión de prescribir un tratamiento es esencial especificar el objetivo terapéutico. Por ejemplo, en un lactante con febrícula, secreción nasal blanquecina y tos seca, el objetivo terapéutico será mantenerlo sin fiebre y garantizar una ingesta adecuada de líquidos para fluidificar las secreciones. El tratamiento con antimicrobianos no será parte del objetivo terapéutico en este caso. En pacientes asmáticos, el objetivo final de la terapéutica no será únicamente aliviar el broncospasmo, sino también prevenir exacerbaciones futuras de su enfermedad (asistencia a servicios de urgencias y hospitalizaciones) y alcanzar un óptimo control del asma. En pacientes con insomnio que consumen de forma regular benzodiazepinas (durante semanas, meses o años), un objetivo terapéutico será buscar la forma de discontinuar, gradualmente, estos fármacos hipnóticos.

Al definir el objetivo terapéutico deberá tomarse en consideración las opiniones del paciente y tratar de involucrarlo en la toma de decisiones, para conseguir un mejor cumplimiento de las pautas prescritas.

Diseñar un esquema terapéutico apropiado para el paciente. Este paso requiere de información apropiada, esfuerzo y experiencia por parte del prescriptor. Se recomienda que todo profesional que prescribe, defina su formulario personal, es decir, medicamentos que van a responder a los problemas de salud mas prevalentes en su entorno sanitario inmediato, y deberá actualizarlo regularmente. Una vez que se ha definido el (los) objetivo(s) terapéutico(s) se hará un inventario de los posibles tratamientos, eligiendo el (los) fármaco(s) sobre la base del perfil farmacológico, la eficacia, la seguridad, la conveniencia y el costo, entre los productos disponibles para un determinado fin terapéutico. Por ejemplo, para el tratamiento de la hipertensión arterial se podría elegir un diurético tiacídico, un betabloqueador, un inhibidor de la ECA, y como agentes complementarios, un alfabloqueador, u otro fármaco de acuerdo con las posibles enfermedades y/o factores de riesgo asociados a la hipertensión. Siempre se deberán comparar las diferentes alternativas terapéuticas tomando en consideración cada uno de los parámetros mencionados anteriormente.

En la mayoría de los casos la información farmacológica tiene implicaciones claras, pero a menudo ocurre que los prescriptores trabajan en contextos socioculturales variables y con diferentes alternativas terapéuticas disponibles. De ahí que sea importante adquirir la habilidad de cómo y qué elegir, dentro de las posibilidades del nivel de atención en el que preste sus servicios. Se debe tener presente que el MINSAP, a través de la Comisión del Formulario Nacional, dispone y revisa de forma regular el CBM del país, que representa la oferta de medicamentos para prescribir en todo el sistema sanitario. Por otro lado, es recomendable observar los esquemas terapéuticos que están incluidos en los programas del MINSAP (enfermedades transmisibles y las crónicas no transmisibles). Un esquema terapéutico puede incluir o no medicamentos, por ejemplo, en el manejo de la constipación solo se justifica el uso de laxantes en un número limitado de casos, lo cual es la recomendación esencial, la ingestión de fibra dietética abundante como parte de la dieta habitual del paciente.

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En el diseño de un esquema terapéutico, para un paciente en particular, deberán tenerse en cuenta además de la selección del fármaco, factores importantes como la edad del paciente, y si es mujer, la posibilidad de gestación, la presencia de enfermedad hepática o renal, el nivel educacional, el uso de otros medicamentos, las posibilidades económicas, entre otros.

Escribir la receta (iniciar el tratamiento). Una receta (prescripción) es una instrucción de un prescriptor a un dispensador. Debe incluir el nombre del prescriptor, su número de registro profesional, la especialización, el establecimiento de salud (consultorio, hospital, policlínico), la fecha, los datos completos del medicamento prescrito: la denominación común internacional (nombre genérico del fármaco), la forma farmacéutica, la concentración y la cantidad total que debe dispensarse.

Además se incluyen datos del paciente: nombre y fecha de nacimiento. De acuerdo con las regulaciones vigentes en el Programa Nacional de Medicamentos, cuando se prescribe un antimicrobiano es preciso incluir el diagnóstico que motivó la prescripción. Asimismo hay regulaciones vigentes que establecen cómo prescribir un opiáceo o sus derivados. Acompañando a la receta se debe escribir el esquema terapéutico establecido (método), es decir, la dosis diaria, la duración del tratamiento y cualquier otra recomendación que sea conveniente observar para garantizar un uso correcto del fármaco.

Debemos recordar que el dispensador no es siempre un farmacéutico, puede ser un trabajador de farmacia no especializado, por lo que la prescripción deberá escribirse con letra clara, legible, que pueda ser interpretada por todos, así de esta forma se pueden evitar errores de comprensión que conducirían a iatrogenias. Finalmente, debe incluirse en la receta la firma del prescriptor.

Brindar información, instrucciones y advertencias. La adhesión del paciente a la terapéutica recomendada se puede favorecer a través de una prescripción correcta (tratamiento bien seleccionado), una óptima relación médico-paciente y dedicar tiempo para una adecuada explicación acerca de la importancia del tratamiento, de sus beneficios, y de sus riesgos, incluyendo las advertencias que sean necesarias. El incumplimiento del tratamiento puede traer consecuencias lamentables para el paciente. Se ha estimado que, como promedio, el 50 % de los pacientes no toman los medicamentos prescritos de forma correcta, los toman de forma irregular o no los toman en absoluto. Entre las razones que se asocian con esta conducta se encuentran: cesación de síntomas, aparición de efectos indeseados, el fármaco es percibido como infectivo o el esquema de dosificación resulta demasiado complicado para el paciente (particularmente en personas de edad avanzada). A continuación se presentan los puntos que deben tenerse en cuenta en el momento de proporcionar información, instrucciones y advertencias al paciente.

Aspectos que deben ser considerados cuando se instruye, informa y advierte al paciente:

- Efectos del medicamento:

. ¿Qué síntomas desaparecerán y cuándo? . Importancia de tomar el medicamento. . ¿Qué podría suceder si no se lo toma? - Efectos adversos:

. ¿Qué efectos indeseables podrían ocurrir? ¿Cómo reconocerlos? . ¿Cuánto tiempo durarán? ¿Gravedad? ¿Qué hacer si ocurren?

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• Instrucciones:

. ¿Cuándo y cómo tomar el medicamento? . ¿Cómo almacenarlo en casa?

. ¿Por cuánto tiempo debe tomar el medicamento? . ¿Qué hacer en caso de presentar problemas? - Advertencias:

. ¿Qué precauciones se deben tener durante el tratamiento? . Dosis máxima recomendada.

. Necesidad de continuar el tratamiento (ejemplo, antibióticos) o de no interrumpirlo bruscamente (betabloqueadores, anticonvulsivos).

- Próxima consulta:

. ¿Cuándo regresar (o no)? ¿Cuándo debe venir antes de lo previsto? Información que el médico puede necesitar para la próxima cita.

- Verificación de que todo quedó claro:

. Pedir al paciente o al acompañante que repita la información básica y preguntarle si tiene alguna duda.

Supervisar la evolución del tratamiento. Un tratamiento bien seleccionado, sobre la base de un diagnóstico correcto del problema de salud del paciente y de los objetivos terapéuticos establecidos, no siempre conduce a un resultado exitoso. Es por ello que se necesita de una supervisión de los tratamientos para evaluar la respuesta y evolución del paciente. Puede requerirse modificar o detener el tratamiento.

La supervisión que se propone realizar puede ser en 2 sentidos: pasiva, donde se explica al paciente qué hacer frente a posibles resultados de la terapia (tratamiento no efectivo, aparición de efectos no deseados), en este caso la observación será realizada por el propio paciente, y/o supervisión activa, conducida por el propio prescriptor, mediante controles periódicos establecidos, de acuerdo con la enfermedad y a las condiciones particulares del paciente.

Los resultados terapéuticos pueden agruparse de la siguiente

manera:

a) Que el problema clínico del paciente se resuelva o cure: esta será una indicación para concluir el tratamiento.

b) Si el problema clínico es una enfermedad crónica y el tratamiento produce una mejoría y no produce efectos adversos severos: se recomendará continuar el tratamiento. En caso contrario, reconsiderar el esquema terapéutico y/o sugerir nuevo medicamento.

c) Que no se constate mejoría ni cura: habrá que verificar todos los pasos anteriores (diagnóstico, objetivo terapéutico, adecuación del medicamento, prescripción correcta, información, instrucciones, cumplimiento, monitoreo del efecto).

Todas las consideraciones generales abordadas anteriormente están dirigidas a acompañar a nuestros prescriptores en la toma de decisiones, para minimizar el riesgo de iatrogenia a que pueden exponerse los pacientes cuando se decide iniciar una pauta terapéutica en busca de soluciones o mejoría de un problema de salud. Es importante que los profesionales sanitarios se familiaricen con técnicas de

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evaluación comparativa del beneficio y el costo de los medicamentos (y tratamientos), especialmente para los fármacos de reciente introducción en el mercado. Deberán adoptar una actitud prudente frente a ellos, ya que además de no contar con una experiencia de uso en la población, muchas veces su mayor costo, no se justifica en términos de eficacia y/o seguridad para los pacientes.

1. ANESTÉSICOS

1.1. Anestésicos generales 1.2. Anestésicos locales

1.3. Coadyuvantes de la anestesia, medicación preoperatoria y sedación para procedimientos De corto tiempo

ANESTÉSICOS GENERALES

Fentanyl

Bulbo 0,05 mg/mL/3 mL

Indicaciones: anestésico general (inducción y mantenimiento), analgésico potente en el dolor extremo por cáncer, dolor posoperatorio. Mínima depresión respiratoria con rápida recuperación lo hace deseable en pacientes críticos y en la cirugía de niños. Coadyuvante de anestesia local.

Contraindicaciones: hipersensibilidad al fentanyl. EPOC.

Precauciones: embarazo: atraviesa la barrera placentaria; no se poseen estudios que muestren teratogenicidad. Categoría de riesgo: C. Niños: mas sensibles (principalmente los neonatos) a la depresión respiratoria, se recomienda su manejo con cautela en el preoperatorio o posoperatorio. Adulto mayor: mayor susceptibilidad a efectos depresores respiratorios; requiere ajuste de dosis. Insuficiencia hepática: puede incrementarse la vida media y prolongar su efecto; evaluar ajuste de dosis. Insuficiencia renal: excreción mas lenta; prolonga su efecto. Insuficiencia respiratoria: mas riesgo de depresión respiratoria. Hipotiroidismo: mayor riesgo de depresión respiratoria y prolonga efectos depresores del SNC, requiere ajuste de dosis. Manejar con cautela estados de bradicardia, ICC e hipertensión endocraneana.

Reacciones adversas: frecuentes: somnolencia, náuseas, vómitos. Ocasionales: rigidez de los músculos de la respiración del pecho y de la faringe, depresión respiratoria retardada, paro respiratorio, bradicardia, asistolia, arritmias e hipotensión. Puede producir dependencia física después del uso prolongado. Durante la cirugía pueden producirse hipertensión, taquicardia y movimientos de los músculos esqueléticos, hipotensión arterial, disnea, respiración lenta o irregular, bradicardia, confusión posoperatoria, arritmias, convulsiones, urticaria, prurito, erupción cutánea; depresión mental posoperatoria, excitación no habitual o delirio. Piel fría, pegajosa y húmeda, mareos severos, somnolencia severa, nerviosismo o inquietud severa. Miosis, debilidad severa, calambres o dolor abdominal; visión borrosa o doble u otros cambios en la visión, constipación, micción disminuida o difícil.

Interacciones: anestésicos de conducción peridurales, anestésicos espinales: efecto aditivo entre las alteraciones en la respiración producidas por niveles elevados de bloqueo espinal o peridural y las alteraciones en el ritmo respiratorio y en la

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ventilación alveolar inducidas por los derivados del fentanilo. Los efectos vagales de los derivados del fentanilo pueden ser mas pronunciados en pacientes con altos niveles de anestesia espinal o epidural, dando lugar posiblemente a bradicardia y/o hipotensión. Antihipertensivos: potencian sus efectos cuando se usan simultáneamente con un derivado del fentanilo. Benzodiazepinas, bloqueadores betaadrenérgicos, buprenorfina y otros agonistas parciales de los receptores µ, depresores del SNC, medicamentos preanestésicos o para la inducción: puede incrementar efectos tóxicos sobre el SNC, aparato respiratorio y cardiovascular. Inhibidores de enzimas hepáticas, IMAO, furazolidona, procarbazina, nalbufina, pentazocina, naloxona, naltrexona, bloqueadores neuromusculares, óxido nitroso y fenotiazinas: incremento de efectos tóxicos.

Posología: usar entre 20 y 100 µg en bolo lentamente en 1 o 2 min i.v., no pasar de 200 µg/h. En anestesia general, de 2 a 8 µg/kg, y como mantenimiento de 1 a 3 µg/kg/h. Una dosis de 50 a 100 µg/kg con oxígeno/óxido nitroso u oxígeno/aire puede ser usada en procederes en que se necesite mayor tiempo de ventilación. Analgésico en dolor pos-operatorio: 0,7 a 1,4 µg/kg i.m., se puede repetir en 1 o 2 h. Niños de 2 a 12 años: 2 a 3 µg/kg i.v.

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: como cualquier anestésico, el tratamiento general será el mantenimiento de la vía aérea y el control de los parámetros cardiovasculares. Se antagoniza con naloxona o con cualquier otro antagonista de los narcóticos.

Halotano

Frasco x 250 mL

Indicaciones: inducción y mantenimiento de anestesia general. Su condición de no inflamable lo hace de elección para emplear el electrocauterio o hacer diagnósticos radiológicos. Es útil en la cirugía torácica por permitir un mejor control de la respiración, la depresión y las secreciones de la mucosa.

Contraindicaciones: hipersensibilidad al halotano y a otros anestésicos halogenados volátiles. Antecedente de hipertermia maligna.

Precauciones: embarazo: cruza la barrera placentaria, relajante potente uterino. Categoría de riesgo: C. Lactancia materna: aparece en la leche materna, no se han documentado problemas. Adulto mayor: la concentración alveolar mínima disminuye, son mas susceptibles a hipotensión y depresión circulatoria. Insuficiencia renal: mayor riesgo de nefrotoxicidad. Insuficiencia hepática: riesgo aumentado de hepatotoxicidad. Anestesia obstétrica: incremento de pérdidas sanguíneas, se han utilizado concentraciones menores del 0,5 % con óxido nitroso y oxígeno para cesáreas. Enfermedad coronaria o arritmias: sensibiliza al miocardio a las catecolaminas. Hipertensión endocraneana: puede agravarse. Miastenia gravis, feocromocitoma, susceptibilidad a hipertermia maligna. Su condición de liposoluble hace que la inducción anestésica sea lenta así como la recuperación. Reacciones adversas: frecuentes: delirio y temblores posanestesia. Ocasionales: hipotensión, alteraciones de la velocidad y ritmo cardíaco, depresión circulatoria y respiratoria, hipertermia maligna, hepatoxicidad (hepatitis, necrosis hepática fatal) es mayor el riesgo con la exposición repetida en breve período e hipoxemia intra o posoperatoria; arritmias, náuseas, vómitos, nefrotoxicidad.

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Interacciones: aminoglucósidos, lincomicinas, transfusiones masivas (citrato), bloqueadores neuromusculares no despolarizantes: efectos bloqueador neuromusculares aditivos. Simpaticomiméticos, teofilina: riesgo de arritmias, por sensibilización del miocardio. Levodopa: incrementa la dopamina endógena, suspender 8 h antes de la anestesia. Depresores del SNC: aumentan efectos depresores sobre el SNC, respiratorio, cardiovascular, mayor riesgo de hipotensión severa. Antihipertensivos, amiodarona: incrementa riesgo de hipotensión severa. Ketamina: puede prolongar el efecto de este anestésico i.v. Óxido nitroso: disminuye el requerimiento de óxido nitroso. Oxitocina: disminuye efecto oxitócico. Fenitoína: aumenta riesgo de hepatotoxicidad. Succinilcolina: aumenta riesgo de hipertermia maligna. Anticoagulantes: mayor riesgo de efecto anticoagulante. Midazolam: reduce la concentración mínima requerida de halotano, potencia efecto anestésico. Propofol: incrementa concentración sérica de propofol, riesgo de depresión respiratoria.

Posología: para la inducción, concentraciones de 2 a 2,5 % vaporizado por una corriente de oxígeno o mezcla de oxígeno y óxido nitroso. Para el mantenimiento es suficiente la concentración de 0,5 a 1,5 %.

Niño: la inducción anestésica solo debe realizarse en niños menores de 10 años, la concentración varía entre 1,5 y 2 % en oxígeno u óxido nitroso; para mantenimiento se emplean concentraciones entre 0,5 y 2 %.

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: medidas generales.

ISOFLURANO

Frasco x 250 mL

Indicaciones: anestésico inhalado halogenado. Para la inducción anestésica se administra con oxígeno o mezcla de oxígeno y óxido nitroso.

Contraindicaciones, precauciones, reacciones adversas e interacciones: véase halotano

Posología: inducción: se recomienda la inducción con isoflurano con una concentración inicial del 0,5 %. Con concentración de 1,5 a 3 % la anestesia quirúrgica se alcanza en un lapso de 7 a 10 min después de administrarse el producto.

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: establecer una vía aérea y dar ventilación asistida con oxígeno puro.

Otra información relevante: debido a que el isoflurano posee un ligero olor picante, la inhalación deberá ser precedida por el uso de barbitúricos de corta acción u otro agente i.v., con el fin de prevenir la tos. Niños que están bajo los efectos de isoflurano pueden presentar problemas con la salivación y la tos. Alternativamente, isoflurano puede ser administrado con oxígeno o mezcla de oxígeno y óxido nitroso.

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KETAMINA

Bulbo 10 mg/20 mL y 50 mg/10 mL

Indicaciones: como anestésico en procederes diagnósticos y quirúrgicos rápidos. Para inducir la anestesia antes de otros anestésicos generales. Como suplemento de agentes “de baja potencia” como el óxido nitroso. En pacientes en shock hipovolémico o séptico por su efecto simpaticomimético.

Contraindicaciones: hipersensibilidad a la ketamina. Antecedente de accidente cerebrovascular. Eclampsia. Hipertensión arterial (HTA) no controlada. Epilepsia. Injuria del globo ocular o aumento de la presión intraocular. Aneurisma intracraneal, torácico o abdominal. Angina inestable o infarto reciente. ICC descompensada. Traumatismo craneo-encefálico, tumor intracerebral o hemorragia. Tirotoxicosis.

Precauciones: embarazo: atraviesa la barrera placentaria, no se han reportado problemas; altas dosis (mas de 2 mg/kg), depresión neonatal y bajo puntaje de Apgar. Categoría de riesgo para el embarazo: B. Lactancia materna: compatible con la lactancia. Insuficiencia renal y hepática: no existen suficientes estudios que demuestren la seguridad de su uso. Hipertensión endocraneana: puede elevar la presión LCR. HTA leve a moderada, taquiarritmias, ICC, hipertiroidismo o pacientes que reciben hormonas tiroideas: riesgo de HTA y taquicardia. Utilizar con cautela en alcoholismo crónico, enfermedad psiquiátrica y procedimientos quirúrgicos de faringe, laringe y tráquea. Debe usarse con el estómago vacío. Como los demás anestésicos, mantener la vía aérea expedita y el control de la respiración, manteniendo equipos de resucitación cardiorrespiratoria al alcance del facultativo. Los barbitúricos y la ketamina son químicamente incompatibles, forman precipitados; no inyectarse con la misma jeringuilla.

Reacciones adversas: frecuentes: HTA, taquicardia; hiperactividad muscular, mioclonía, fasciculaciones, sueños vividos, disociación, experiencias extracorpóreas, alucinaciones, delirio, confusión (este efecto puede ser minimizado con el uso de benzodiazepinas). Ocasionales: hipotensión, arritmia, taquicardia y bradicardia, depresión respiratoria, vómitos. Raras: laringospasmo, nistagmo, diplopía y lacrimación.

Interacciones: barbitúricos y narcóticos: pueden prolongar el tiempo de recuperación si son usados concurrentemente con ketamina. Anestésicos halogenados: pueden prolongar el efecto anestésico de la ketamina. Hormonas tiroideas: se incrementa el riesgo de HTA y taquicardia.

Posología: por vía i.v., en rangos de 1 mg/kg a 4,5 mg/kg; promedio: 2 mg/kg. Por vía i.m., 6,5 a 13 mg/kg; promedio: 20 mg/kg.

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: como cualquier anestésico, el tratamiento general será el mantenimiento de la vía aérea y el control de los parámetros cardiovasculares.

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ÓXIDO NITROSO

Gas para inhalación

Indicaciones: inducción y mantenimiento de la anestesia general, habitualmente usada con otros anestésicos. Analgesia y sedación durante procedimientos quirúrgicos, obstétricos y dentales.

Contraindicaciones: no administrar sin oxígeno, ni por mas de 24 h continuas. Precauciones: embarazo: atraviesa la barrera placentaria. Categoría de riesgo: C. Adulto mayor: mas susceptibles a hipotensión y depresión respiratoria. Hipovolemia, shock o enfermedad cardíaca: puede producir hipotensión. Hipertensión endocraneana: puede agravarse. Embolismo gaseoso, neumotórax, quistes pulmonar aéreos u obstrucción intestinal aguda: debido a mayor solubilidad, en sangre que el nitrógeno, difunde a los espacios aéreos cerrados mas rápidos; si la cavidad es rígida incrementa su presión, si es de paredes elásticas aumenta su volumen; debe ser empleado con cautela en cirugías mayores intestinales y evitar su uso en pacientes con íleo paralítico y cirugía de oído medio. Reacciones adversas: su uso crónico puede producir supresión de la médula ósea por inactivación irreversible de la vitamina B12 y su coenzima metionina sintetasa, esenciales para la síntesis del ADN; mielopatía en casos de deficiencia de vitamina B12. La anemia perniciosa es regresiva al suprimir su uso en varios días. Frecuentes: náuseas, vómitos. Ocasionales: delirio, temblores posoperatorios. Raras: depresión circulatoria, arritmias, hipoxia y depresión respiratoria. Se difunde dentro de las cavidades, incrementando la distensión de asas, además de aumentar el riesgo de neumotórax.

Interacciones: alcohol, alfentanil, fentanilo, sufentanilo: aumentan los efectos depresores del SNC, depresión respiratoria e hipotensión. Amiodarona, potencia la hipotensión y aumenta el riesgo de bradicardia. Anticoagulantes derivados de la cumarina o la indandiona: aumenta los efectos de los anticoagulantes. Antihipertensivos, especialmente el diazóxido o bloqueadores ganglionares (guanadrel, guanetidina, mecamilamina, trimetafán) clorpromazina, diuréticos: se incrementa riesgo de hipotensión. Xantinas: puede aumentar riesgo de arritmias. Posología: adultos y niño: inducción, inhalación al 70 % con 30 % de oxígeno; para mantenimiento: concentraciones entre 30 y 70 % .

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: medidas generales.

PROPOFOL 1 %

Ampolleta 20 mL

Indicaciones: para la inducción y mantenimiento de la anestesia; para la sedación durante procederes diagnósticos y en cuidados intensivos.

Contraindicaciones: hipersensibilidad al propofol o sus componentes. Discrasia sanguínea.

Precauciones: embarazo: atraviesa la barrera placentaria y se ha demostrado efectos teratogénicos en animales; no existen estudios adecuados y controlados en esta población, se debe administrar solo cuando los beneficios superen los riesgos. No se recomiendan durante el parto. Categoría de riesgo: B. Lactancia materna: se

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excreta en la leche materna; no se recomienda su uso y se desconocen los efectos luego de su absorción por el neonato o lactante. Niños: no se recomienda en menores de 3 años, no se ha estudiado su eficacia y seguridad en estas edades. Adulto mayor: se deben reducir las dosis. Hipertensión endocraneana: evitar hipotensión; por el riesgo de disminuir flujo sanguíneo cerebral. Epilepsia: riesgo de convulsiones durante el período de recuperación. Monitoreo continuo de signos de hipotensión y bradicardia. Determinar niveles de lípidos séricos. Utilizar con cautela en pacientes con hemodinámica inestable.

Reacciones adversas: frecuentes: bradicardia, hipotensión, movimientos involuntarios, ardor y dolor en el sitio de inyección, apnea, hiperlipidemia. Ocasionales: reacciones anafilácticas, arritmias auriculares, síncope, hipertonía, distonía, parestesia, sialorrea, mialgia, prurito. Raras: astenia, dolor precordial, pérdida de la conciencia, dolor en las extremidades, fiebre, rigidez del cuello, bloqueo AV, paro cardíaco, alteraciones del ECG, IMA, HTA.

Interacciones: medicamentos de premedicación anestésica (narcóticos, benzodiazepinas, barbitúricos, hidrato de cloral, droperidol): incrementa efectos sedantes, cardiorrespiratorios y anestésico del propofol. Agentes inhalados: pueden incrementar efectos sedantes, anestésicos y cardiorrespiratorios; no bien evaluada la asociación.

Posología: la dosis debe individualizarse para cada paciente.

Inducción y mantenimiento de la anestesia: adultos sanos menores de 55 años de edad, 2-2,5 mg/kg cada 10 s hasta que la inducción se produzca; mantenimiento: 6-12 mg/kg/h. Pacientes debilitados, ancianos o pacientes ASA III/IV: 1-1,5 mg/kg; mantenimiento: 3-6 mg/kg/h. Anestesia cardiovascular: 0,5-1,5 mg/kg; mantenimiento:100-150 ìg/kg/min.

Neurocirugía: 1-2 mg/kg; mantenimiento: 6-12 mg/kg/h. Niños menores de 3 años: 2,5-3,5 mg/kg administrado entre 20 y 30 s; mantenimiento: 7,5-18 mg/kg/h.

Sedación en procederes quirúrgicos: adultos sanos menores de 55 años de edad, infusión i.v. 6-9 mg/kg por 3-5 min o en inyección lenta de 0,5 mg/kg alrededor de 3 a 5 min; mantenimiento: infusión i.v., 1,5-4,5 mg/kg/h. Pacientes debilitados, ancianos o pacientes ASA III/IV, neurocirugía: similares dosis en adultos sanos; mantenimiento: requieren 80 % de la dosis usual del adulto. Iniciación y mantenimiento de la sedación en la UCI: 0,3 mg/kg/h en infusión i.v. por al menos 5 min; incrementos subsecuentes de 0,3-0,6 mg/kg/h alrededor de 5 a 10 min hasta que se alcancen los niveles necesarios para la sedación; mantenimiento: 0,3-3 mg/kg/h.

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: las mismas que para el resto de los gases anestésicos.

Otra información relevante: Debe ser diluida únicamente con dextrosa al 5 %, con la cual se debe diluir para alcanzar una concentración menor que 2 mg/mL.

TIOPENTAL SÓDICO

Bulbo 0, 5 g

Indicaciones: inducción de la anestesia. Se usa combinado con vapores de halotano, y en ocasiones solamente, para procederes quirúrgicos muy breves. Hipertensión

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endocraneana durante el uso de los anestésicos volátiles o asociados a síndrome de Reye, edema cerebral o traumatismo agudo craneal. Puede ser usado en la cirugía de pacientes con lesiones cerebrales, en el control de la presión intracraneal. Crisis convulsivas durante o después de la anestesia inhalatoria, local y otras causas. Contraindicaciones: hipersensibilidad a los barbitúricos. Porfiria intermitente aguda o antecedentes de esta.

Precauciones: embarazo: atraviesa la barrera placentaria; su depuración es mayor en gestantes, puede causar depresión sobre el SNC del feto en dosis repetidas. Categoría de riesgo: C. Adulto mayor: efectos mas prolongados, puede requerir ajuste de dosis. Insuficiencia hepática y renal: puede requerir ajuste de dosis. ICC severa, hipotensión o shock: puede producir depresión cardiovascular severa. Insuficiencia respiratoria y asma severa: puede producir depresión respiratoria prolongada. Enfermedad de Addison, anemia severa, mixedema: se potencian y prolongan sus efectos. Desórdenes neuromusculares, miastenia gravis: mayor riesgo de depresión respiratoria. Los reflejos laríngeos se deprimen con estados profundos de anestesia.

Reacciones adversas: frecuentes: temblores y escalofríos posanestesia. Ocasionales: somnolencia prolongada, cefalea, náuseas, vómitos. Raras: depresión respiratoria, laringospasmo, depresión de la contractilidad cardíaca, incremento de la frecuencia cardíaca y del flujo coronario, así como de la demanda de oxígeno del corazón, arritmias cardíacas, hipotensión; anafilaxia, reacciones alérgicas, anemia hemolítica; parálisis del nervio radial; tromboflebitis o dolor en el sitio de la inyección, la extravasación puede producir dolor, edema, úlcera y necrosis de la piel; inyección intraarterial puede producir arteritis, trombosis y gangrena de la extremidad.

Interacciones: alcohol y depresores del SNC: pueden aumentar efectos depresores sobre SNC, respiración e hipotensión; se puede requerir ajuste de dosis. Antihipertensivos, diuréticos: incrementan el riesgo de hipotensión severa .

Posología: inducción y mantenimiento de anestesia general: adultos: 50-100 mg o 3-5 mg/kg i.v.; mantenimiento: 50-100 mg i.v. o infusión continua i.v. de soluciones entre 0,2 y 0,4 %, según la necesidad. Niños: 3-5 mg/kg i.v.; mantenimiento: 1 mg/kg i.v. Crisis convulsivas: adulto: 50-125 mg i.v. Niños, igual dosis arriba mencionada.

Hipertensión endocraneana: adulto:1,5-3,5 mg/kg i.v. (intermitente), puede repetirse si es necesario.

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: las mismas que para el resto de los gases anestésicos.

2. Anestésicos locales

BUPIVACAÍNA CLORHIDRATO

Bulbo 0,5 %/5 mL

Composición: cada mililitro contiene 5 mg de clorhidrato de bupivacaína.

Indicaciones: anestésico local (para infiltración). Anestesia regional central por bloqueo caudal, epidural o de algunos nervios periféricos (anestesia espinal,

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maxilar, mandibular, oftálmica, etc.). En obstetricia. Paliativo del dolor causado por cáncer. Prevención del dolor posoperatorio. Bloqueo simpático.

Contraindicaciones: hipersensibilidad a los anestésicos locales del grupo de las amidas. Antecedentes de hipertensión maligna. Anestesia paracervical en trabajo de parto (puede producir bradicardia y muerte fetal); anestesia regional i.v.

Precauciones: embarazo: cruza la barrera placentaria; no existen suficientes estudios adecuados y controlados que demuestren su seguridad en esta población. Debe evaluarse la relación beneficio-riesgo con cada aplicación. Labor de parto: no se debe emplear bupivacaína al 0,75 %; su administración epidural, subaracnoidea o pudenda puede producir cambios en la contractibilidad uterina e hipotensión materna, además de toxicidad fetal o neonatal. Categoría de riesgo: C. Lactancia materna: se desconoce si se excreta en la leche materna, se sugiere precaución en su empleo en esta situación. Niño: mayor riesgo de toxicidad, no se recomienda en menores de 12 años. Adulto mayor: mayor riesgo de toxicidad. Insuficiencia hepática: incrementa toxicidad, puede requerir ajuste de dosis. Insuficiencia renal: acumulación de metabolitos y aumento de toxicidad. Para bloqueo epidural o raquídeo (no emplear preparaciones con preservantes): bloqueo cardíaco, hemorragia severa, hipotensión, shock; sepsis, antecedentes de hipertermia maligna, inflamación o infección en el sitio de la punción; deformaciones espinales; trastornos de coagulación, cefalea o antecedentes de migraña.

Reacciones adversas: relacionadas con dosis excesiva o administración intravascular inadvertida. Ocasionales: hipotensión, depresión cardiovascular, arritmias, vasodilatación periférica, bloqueo cardíaco, excitación/depresión del SNC, ansiedad, mareos, tinnitus, visión borrosa, temblores y convulsiones; reacciones alérgicas, anafilaxia. Con anestesia epidural: parálisis de las piernas, bradicardia, retención o incontinencia urinaria y fecal; dolor lumbar, parálisis de nervios craneales, pérdida de la conciencia, cefalea; disfunción sexual, anestesia persistente, meningitis séptica.

Interacciones: antimiasténicos: la inhibición de la transmisión neuronal inducida por los anestésicos locales puede antagonizar los efectos antimiasténicos sobre el músculo esquelético. Depresores del SNC: pueden provocar efectos depresores aditivos. Soluciones desinfectantes (que contienen metales pesados): anestésicos locales pueden causar la liberación de iones de los metales pesados de estas soluciones, los cuales, si se proyectan junto con el anestésico, pueden causar irritación local severa, hinchazón y edema. Guanetidina, mecamilamina, trimetafán: el riesgo de hipotensión severa y/o bradicardia puede incrementarse si se inducen niveles altos de anestesia espinal o epidural. IMAO: el uso concomitante en pacientes que reciben anestésicos locales por el bloqueo subaracnoideo puede aumentar el riesgo de hipotensión. Agentes bloqueadores neuromusculares: puede intensificar o prolongar la acción de los bloqueadores neuromusculares. Medicamentos analgésicos opiáceos (narcóticos): pueden agregarse a las alteraciones inducidas por los analgésicos opioides en la frecuencia respiratoria y en ventilación alveolar. Vasoconstrictores (epinefrina, metoxamina o fenilefrina): deben usarse con precaución y en cantidades cuidadosamente seleccionadas, si es el caso, al anestesiar con anestésicos locales áreas con arterias terminales (dedos de los pies y de las manos, pene) o con cualquier otro suministro de sangre comprometido; puede producirse isquemia con gangrena.

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Posología: anestesia regional central: epidural: bloqueo motor parcial a moderado, 3-5 mL (25-50 mg); bloqueo motor moderado a completo, 50-100mg; bloqueo motor completo,75-100 mg. Caudal: bloqueo motor moderado, 37,5-75 mg; bloqueo motor completo, 15-20 mL (75-150 mg). Bloqueo nervioso periférico: 5 mL (25-175 mg). Bloqueo simpático: 50 –125 mg.

Infiltración: hasta 175 mg.

La dosificación pueden repetirse c/ 3 h, según la necesidad.

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: medidas generales.

LIDOCAÍNA CLORHIDRATO

Bulbo 2 % ( c/preservo) x 5 y 20 mL

LIDOCAÍNA al 2 % Ampolleta 2 mL

LIDOCAÍNA HIPERBÁRICA

Ampolleta 5 % x 3 mL

LIDOCAÍNA 2 %-EPINEFRINA

Carpule 1:50 000/1:80 000

LIDOCAÍNA

Bulbo 2 % ( s/preservo) x 2 mL

LIDOCAÍNA

Jalea 2 % x 25 g LIDOCAÍNA spray 10 %

Composición: preparados inyectables al 2 % contiene clorhidrato de lidocaína y las que poseen preservo contienen metasulfito. Lidocaína hiperbárica contiene cada ampolleta de 3 mL, solución de lidocaína al 5 % en dextrosa al 6,75 %. Cada carpule contiene clorhidrato de lidocaína al 2 % y epinefrina 1:50 000 y 1:80 000. Cada 100 g de la jalea contiene 2 g de clorhidrato de lidocaína. Cada mililitro de la solución del spray contiene 0,1 g de lidocaína, 0,01 mg de cloruro de cetilpiridenio, polietileno, glicol, etanol, aromatizantes y gases propelentes c.s.

Indicaciones:

Presentaciones parenterales: anestesia local por infiltración; regional central por bloqueo epidural, lumbar o caudal; subaracnoideo(con dextrosa para obtener solución hiperbárica); bloqueo de nervio periférico; paracervical, pudendo, bloqueo retrobulbar, bloqueo simpático. Anestesia transtraqueal. Anestesia regional i.v. (con torniquete adecuado y sin epinefrina). Antiarrítmico: arritmias ventriculares en IMA, toxicidad por digitálicos, cirugía y cateterización cardíaca. Carpule: anestesia dental: infiltración o bloqueo nervioso.

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Jalea y spray: anestesia local: está indicada para proporcionar anestesia tópica en membranas mucosas accesibles antes de un examen, endoscopia o manipulación con instrumentos, u otras exploraciones de: faringe o garganta, tracto respiratorio o tráquea, tracto urinario. Se indica para aliviar o controlar el dolor en el tratamiento de la uretritis. La presentación en spray se utiliza como anestésico tópico de membranas mucosas.

Contraindicaciones: hipersensibilidad a la lidocaína o anestésicos de tipo amida. Los preparados con epinefrina no deben usarse en áreas de circulación arterial terminal (dedos, pene) o con afectación del riego arterial. Infección local en la zona de tratamiento traumas de la mucosa. Los pacientes que no toleran uno de los derivados del éster (especialmente los derivados del PABA) también pueden ser intolerantes a otros derivados tipo éster. Los pacientes que no toleran el PABA, los parabenos o la parafenilendiamina (un tinte del pelo).

Precauciones: embarazo: atraviesa la barrera placentaria. Categoría de riesgo: C. Lactancia materna: en los estudios realizados no se han descrito problemas en humanos. Niños: pueden ser mas sensible a la toxicidad sistémica con estos medicamentos. Adulto mayor: la toxicidad sistémica tiene mayor tendencia a producirse en estos pacientes; en los de mas de 65 años la dosis y la velocidad de infusión se deben reducir a la mitad y ajustar lentamente, según las necesidades y la tolerancia. Insuficiencia hepática: puede aumentar el riesgo de toxicidad sistémica. ICC, hipovolemia, shock, bloqueo cardíaco incompleto, bradicardia sinusal y síndrome de Wolf-Parkinson-White: utilizar con cautela. Para bloqueo epidural o raquídeo (no emplear soluciones con preservantes): bloqueo cardíaco, hemorragia severa, hipotensión, shock; sepsis, antecedentes de hipertermia maligna, inflamación o infección del sitio de la punción; deformaciones espinales; trastornos de la coagulación, cefalea o antecedentes de migraña.

Reacciones adversas: relacionadas con dosis excesiva o administración intravascular inadvertida. Ocasionales: reacciones alérgicas con dificultad respiratoria, prurito, erupción cutánea; en altas dosis o por administración endovenosa: depresión cardiovascular, arritmias, convulsiones, visión borrosa, diplopía, náuseas, vómitos, zumbido en los oídos, temblores, ansiedad, nerviosismo, mareos, vértigo, sensación de frialdad, entumecimiento de las extremidades, escozor, picazón, sensibilidad anormal al dolor no existente con anterioridad al tratamiento, enrojecimiento, hinchazón de la piel, boca o garganta. Raras: hematuria, aumento de la sudación, hipotensión arterial.

Con anestesia epidural o subaracnoidea: parálisis de las piernas, pérdida de la conciencia, parálisis de nervios craneales, cefalea; bradicardia, retención o incontinencia urinaria o fecal, dolor lumbar, pérdida de la función sexual, anestesia persistente, meningitis aséptica.

La administración subaracnoidea inadvertida durante la anestesia caudal o epidural puede producir bloqueo espinal alto o total, con parálisis respiratoria y a veces paro cardíaco.

Interacciones: antiarrítmicos: su empleo en conjunto con la lidocaína puede producir efectos cardíacos aditivos. Anticonvulsivos tipo hidantoína: pueden aumentar el metabolismo hepático de la lidocaína y así reducir su concentración plasmática. Betabloqueadores y cimetidina: puede ocasionar una disminución del aclaramiento hepático de lidocaína, lo que posiblemente produce un retraso en la eliminación y un aumento de las concentraciones séricas. Depresores del SNC:

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pueden presentar efectos aditivos. Opiáceos: pueden aumentar efectos depresores respiratorios en anestesia espinal alta. Bloqueadores neuromusculares: pueden prolongar su efecto bloqueador. IMAO, furazolidona, procarbazina, selegilina: se incrementa el riesgo de toxicidad. Soluciones desinfectantes: pueden causar liberación de metales pesados de estas soluciones y producir irritación cutánea. Para formulaciones que contiene epinefrina ( véase epinefrina).

Posología: la dosis se ajustará de acuerdo con el proceder anestésico, preferiblemente diluida. Las presentaciones con epinefrina permiten en general aumentar las dosis .

Formulación parenteral al 2 % con epinefrina o sin ella:

Infiltración: 5-300 mg. Anestesia regional central: epidural y caudal: 200-300 mg. Bloqueo de nervio periférico: las dosis varían y deben individualizarse. Bloqueo retrobulbar: 120-200 mg. Bloqueo simpático: 50-100 mg. Anestesia transtraqueal: 80-120 mg. Anestesia regional i.v.: no exceder de 4 mg/kg.

Arritmias ventriculares (formulación sin epinefrina): adultos, 1 mg/kg i.v., entre 50 y 100 mg a una velocidad aproximada de 25 a 50 mg/min bajo control electrocardiográfico continuo, repetir la dosis si no se obtuvo respuesta después de 5 min. Dosis máxima en 1 h: 300 mg. Tan pronto como sea posible deberá iniciarse la terapia con antiarrítmicos orales y suspender la lidocaína i.v. En niños la información es limitada, se administran 30 µg/kg/min.

Formulación al 5 % sin preservos: Anestesia regional subaracnoidea: obstétrica, parto normal: 50 mg; cesárea: 75 mg.

Anestesia quirúrgica abdominal: 75-100 mg.

Carpule: anestesia dental, 20-100 mg hasta 300 mg.

Formulaciones tópicas: Adultos: anestesia de la membrana mucosa: esófago, laringe, tráquea: tópica, jalea al 2 %, aplicada al instrumento previamente a la inserción. Vías urinarias: Mujeres por vía uretral, 3 o 5 mL de jalea al 2 %, varios minutos antes de la exploración. La jalea puede depositarse en un hisopo de algodón e introducirse en la uretra. Hombres: previamente al cateterismo por vía uretral, 100 a 200 mg (5 a 10 mL) de jalea al 2 %. Previamente al sondaje o citoscopia: por vía uretral, 600 mg (30 mL) para llenar y dilatar la uretra. Este medicamento generalmente se administra en 2 dosis, con una pinza peneal durante varios minutos entre las dosis. Prescripción usual límite para adultos: No mas de 600 mg (30 mL) en un período de 12 h. Niño: no se ha establecido la dosificación. En la presentación de spray cada vez que se presiona el botón de la válvula suministra una dosis de 10 mg de lidocaína; 2 dosis suelen ser suficientes en la mayoría de los casos.

Tratamiento de la sobredosis y de efectos adversos graves: medidas generales.

MEPIVACAÍNA CLORHIDRATO

Bulbo al 2 %/20 mL

Carpule al 3 %

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Indicaciones: anestesia local o regional y anestesia por infiltración local, bloqueo nervioso periférico, bloqueo epidural y caudal. Anestesia obstétrica. Carpule: se emplea en estomatología.

Contraindicaciones: hipersensibilidad a la mepivacaína o a cualquier anestésico tipo amida.

Precauciones: no existen suficientes estudios en animales, ni humanos que evalúen su seguridad; se debe administrar solo cuando beneficios potenciales superen los riesgos. Embarazo: labor de parto: puede causar diversos grados de toxicidad materna, fetal y neonatal. Categoría de riesgo: C. Lactancia materna: no se conoce si se excreta en la leche materna y los efectos que produce en el niño. Niños: debe manejarse con cautela. Adulto mayor, personas debilitadas y agudamente enfermas: deben recibir dosis reducidas. Insuficiencia hepática: metabolismo hepático del fármaco; se recomienda reajustar dosis para reducir toxicidad cardíaca, hipotensión y enfermedad vascular hipertensiva: usar con cuidado; se recomienda monitoreo constante signos vitales cardiovasculares y respiratorios. Reacciones adversas: relacionadas con la dosis y la administración intravascular. Frecuentes: excitación, ansiedad, mareos, tinnitus, visión borrosa, temblor, depresión miocárdica, hipotensión, bloqueo cardíaco, bradicardia. Ocasionales: convulsiones, depresión, vértigos, pérdida de la conciencia, paro respiratorio, náuseas, vómitos, escalofrío y miosis. Raras: HTA, arritmia ventricular, paro cardíaco.

Interacciones: cloroformo, halotano, ciclopropano y cloretileno: pueden producir arritmias cardíacas cuando se emplean junto con preparaciones de mepivacaína que contiene levonordefrina. Resto véase bupivacaína.

Posología: adultos: depende del área y grado del bloqueo, la dosis que se recomienda para el bloqueo es de 5 a 20 mL (400 mg). No exceder los 7 mg/kg (550 mg), no repetir en un intervalo menor que 90 min; dosis total diaria no debe ser mayor que 1 000 mg. Para anestesia por infiltración pueden usarse hasta 20 mL de la solución al 2 % o cantidad equivalente en solución diluida. Niño: 5-6 mg/kg (principalmente en los que poseen peso menor que 15 kg). En estomatología no debe usarse como dosis total mas de 2 a 3 carpules.

Tratamiento de la sobredosis y efectos adversos graves: medidas generales.

PROCAÍNA CLORHIDRATO

Ampolleta 2 %/20 mL

Composición: cada mililitro contiene 20 mg de clorhidrato de procaína.

Indicaciones: anestesia por infiltración local. Bloqueo de campo, anestesia conductiva, bloqueo nervioso.

Contraindicaciones: hipersensibilidad a la procaína. Sensibilidad cruzada con otros anestésicos locales tipo éster.

Precauciones: embarazo: categoría de riesgo: C. Similares a las descritas para otros anestésicos locales (véase mepivacaína).

Reacciones adversas: frecuentes: nerviosismo, temblor, mareos, visión borrosa, depresión del miocardio, hipotensión, bradicardia. Ocasionales: depresión y paro

Referências

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