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LA GESTIÓN DE LOS VALORES: UNA APROXIMACIÓN A LA INVESTIGACIÓN EDUCATIVA

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La gestión de los valores: Una aproximación a

la investigación educativa

Profesor/Investigador Dr. Gustavo Herón Pérez Daniel Universidad Pedagógica Nacional Unidad No. 162

Universidad de Zamora ghpd_1975@yahoo.com.mx ; ghperezdaniel@gmail.com

RESUMEN

Este artículo describe diversas reflexiones sobre de los valores y su vinculación con la investigación educativa. La hipótesis central consiste en mostrar las diferentes formas reflexivas sobre el fenómeno de los valores desde disciplinas como la sociología, la gestión de valores y el estudio educativo de los mismos.

ABSTRACT

This article presents different thoughts about values and his links with the education research. Testing of the central hypothesis shows the different ways of thoughts about the values phenomenon since discipline as the sociology, management of values and the educative study about themselves.

“El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener

la esperanza perdida”.

-Federico García Lorca-

“Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.”

- R. Tagore -

La gestión escolar es generalmente entendida como elemento fundamental para comprender la dinámica institucional de las escuelas; es un tópico que permite hablar de los contextos, las políticas, las normas, la organización y las acciones vinculadas al ámbito educativo. En ello hay que reconocer la “fragilidad” con que se cierne sobre este

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2 concepto, entre otras cosas por su amplitud de campos semánticos y por su dificultad para definirlo.

Desde una posición analítica, la gestión puede ser vista como una acción creativa y que, como tal, supone una intencionalidad y una dirección de los sujetos implicados. La gestión en las escuelas está vinculada tanto a la política y planeación educativa, como al quehacer cotidiano, a la cultura y a la historia de los sujetos que la han venido construyendo1. En este sentido, como forma de recuperación de una práctica, como reflexión acerca de ella, es como entendemos la relación la gestión de los valores en la investigación. Pues lo que se intenta es recuperar las investigaciones de los valores en México, como una práctica gestiva, que sirva como marco para las investigaciones de sobre valores en al ámbito educativo.

Este trabajo trata de recuperar dos momentos para proponer una visión personal:

A. Una primera parte de la ponencia habla de la relevancia teórica, desde las ciencias sociales, que tiene el hablar de los valores en la actualidad. El hilo conductor es la pregunta: ¿cómo se gestionan u originan los valores?

B. La segunda habla parte habla más bien de cómo se han gestionado los valores desde los diferentes organismos internacionales y gubernamentales.

Muchos de los debates en la actualidad tienen su origen en problemas que se plantean desde el punto de vista ético: ¿es válida la guerra? ¿es reprobable el aborto?¿existe la justicia en la realidad? Muchas de estas preguntas se resuelven y van conformando el conjunto de argumentaciones cotidianas que nosotros mismos nos formulamos. Desde el

1

Ver Sylvia Schemlkes (2002): “Calidad de la educación y gestión escolar”, aparecido en documento SEP, Gestión Escolar. Programa y materiales para su estudio, México, 2002, pp. 25-38.

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3 punto de vista de la ética, lo que realmente revelan es la inconmensurabilidad conceptual2.

Las situaciones intelectuales en las que las definiciones de los conceptos claves son discutibles o frágiles nos llevan a esfuerzos hermenéuticos. Nos vemos obligados a movernos entre construcciones conceptuales que compiten entre sí, a ir de una a otra, a acercarnos a ellas y traducirlas recíprocamente a enunciados explicativos claramente diferenciados.

Generalmente en los debates se utilizan premisas y argumentaciones diferentes, que por lo general nos llevan a repensar las pretensiones de nuestras propias posturas; pero también, procuramos que nuestras argumentaciones sean vertidas de la manera más impersonal que podamos; aunque en el fondo lo que se deja entrever, es que la mayoría de los asuntos relacionados con valores son de carácter subjetivo. Muy pocos en nuestra argumentación cotidianas hacemos referencia a leyes, a nociones de justicia, de generosidad o deber. Más bien lo que solemos decir es hablar desde nuestra experiencia, desde “nuestro punto de vista”. También es cierto que muy pocos utilizamos argumentos de corte histórico o filosófico en nuestras conversaciones.

Muchas de las respuestas a preguntas éticas cotidianas como ¿está bien que le roben a los ricos? O ¿es correcto que mi hijo me haga más caso a mí que a sus maestros?, tienen en el fondo un planteamiento que ha sido estudiado con detenimiento a pensadores contemporáneos. MacIntyre sostiene que la mayoría de la gente en la actualidad defiende una posición “emotivista”3, según la cual todo valor o toda acción se refleja en un juicio moral, este juicio moral representa exclusivamente las preferencias, las actitudes o los sentimientos, en la medida en que éstos posean un carácter moral o práctico. Es decir que se identifican los valores con las emociones.

2

Alasdair MacIntyre, (2004), Tras la virtud, Editorial Crítica, Barcelona. 3

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4 En realidad lo que sostiene está visión es que en relación a las emociones y los sentimientos no hay consenso posible y por ello no hay métodos racionales para resolver los dilemas éticos, sólo se puede apelar al instinto, a la experiencia, a la suerte, a la providencia. Si seguimos esta teoría, los acuerdos morales se pierden en la definición de sentimiento o de emoción; pero también presenta el problema de que es más bien una “teoría del uso”, es decir que la mayoría de la gente la utiliza indistintamente como sinónimos “valor” y “sentimiento”. Inclusive hay quien manipula su discurso para esconder lo que valora, apelando al sentimentalismo o a emociones que por lo general no permiten la crítica o la reflexión. Esta forma pragmática de ver los valores ha permeado a la mayoría de la cultura occidental contemporánea, y se reviste ya como una moral vigente.

Pero detrás de esta distinción hay un problema que persiste, una pregunta sin contestar: ¿de dónde vienen los valores? ¿Cómo se originan? Los valores no pueden ser producidos de manera racional, ni mucho menos las intenciones (emociones conscientes) son el origen de un vínculo valorativo. El origen de los valores se relaciona entre otras cosas con la voluntad, la decisión, con la capacidad de elegir y de preferir unos criterios o estándares de evaluación determinados. La pregunta por el origen de los valores es una pregunta por cómo se construyen estos criterios o estándares, estas normas que determinan los valores4.

En este sentido una respuesta provisional que da la Teoría Crítica5 (quinta generación de la Escuela de Frankfurt) es hablar de que los valores y su origen se relacionan con el problema de cómo de la socialidad originaria de la capacidad de acción humana. Para entender cómo surgen los valores, como criterios de autoevaluación se precisa una comprensión adecuada de las identidades individuales y de su conformación como elementos de socialidad primaria.

4

Ver Hans Joas, (2002), Creatividad, acción y valores. Hacia una sociología de la contingencia, UAM-Porrúa, México.

5 Además de Joas, ver también a Axel Honneth, (2006), Reificación. Una estudio en la teoría del

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5 Esta socialidad primaria, que desde E. Durkheim(Las formas elementales de la

vida religiosa) y W. James (Variedades de la vida religiosa) se define como una serie

de restricciones y habilitaciones que tiene todo individuo como parte de la sociedad. Una de estas restricciones son las experiencias extracotidianas como la experiencia de lo

sagrado como un elemento de diferenciación de las prácticas cotidianas y que al mismo

tiempo condiciona lo que vamos entendiendo por valioso.

Se habla entonces de la necesidad de una teoría para estudiar los valores, una que tome en cuenta el carácter interactivo de nuestra vida cotidiana, sin que ello signifique ignorar la existencia de experiencias no cotidianas. Estas teorías ya se han ido conformando para el ámbito educativo-psicológico con los trabajos de Piaget y Kholberg, quienes insisten en la importancia de las estructuras universales de cooperación.

La tendencia actual, pues, marca el camino hacia la construcción de una teoría que pueda pensar en la constante tensión de los sistemas comprensivos y culturalmente específicos de valores y de interpretación del mundo; pero también que sirva para construir una moral potencialmente universal. Esta moral universal se ha ido constituyendo a través de organismos internacionales como la ONU, y su defensa de los derechos humanos.

II

Un ejemplo de ello es S. Schmelkes6, quien trae toda una serie de fórmulas, propuestas y sentencias alrededor de la educación y su relación con los valores; para ésta autora es claro que el tema se conecta con varias aristas del contexto nacional e

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6 internacional de los últimos veinte años. Una de las propuestas es relacionar el tema de los valores con los proyectos de los organismos internacionales.

Parte de los acuerdos de la CEPAL, de 1992, donde la educación se le asigna la tarea de formar para la ciudadanía moderna; ello implica que una sociedad en vías de desarrollo (como la mexicana) debe desarrollar una población participativa, democrática, crítica, organizada, respetuosa y defensora de los derechos humanos; también precisa que se busque la justa distribución de bienes y servicios; por ello se debe luchar por que la sociedad logre llegar a proponer vías de bienestar social y de innovación productiva.

Existen toda una serie de propuestas puntuales sobre las diversas formas y contenidos que debe adoptar dichas medidas. Las más destacadas son7:

1. Valoración del medio ambiente. Aquí se implica la necesidad de una conciencia histórica que comprenda la visión generacional de cada acto humano; implica el conocimiento de cada acto tiene consecuencias en el futuro, en este caso bajo el tema del cuidado del medio ambiente.

2. Valoración del consumo. Aquí se habla de la necesidad de generar una conciencia crítica e “inteligente” de la utilización de bienes, servicios e información globalizantes.

3. Valoración creativa del tiempo libre. Se refiere a la posibilidad de valorar el tiempo libre como una oportunidad para ayudar a los demás.

4. Valoración de la identidad nacional pero también del respeto a la diferencia. Se habla de la posibilidad de valorar al nacionalismo, pero también de respetar las diferencias culturales.

5. Valoración de la democracia como forma habitual de lo social y lo político. Se refiere a que los individuos “internalicen” la responsabilidad social y el

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7 pensamiento crítico; se debe partir de los intereses personales pero también los que afectan a otros.

6. Valoración de los derechos humanos. Hace referencia al respeto y conocimiento de la vida y la paz, de la resolución no violenta de los conflictos; que la paz se construye en relación a la justicia; que tenemos derechos como humanos y se deben respetar.

7. Valoración de la actitud activa y de resolución de problemas. Se habla aquí de generar el pensamiento crítico para ir más allá de las apariencias; volverse en este sentido un agente crítico de lo social. Además que sepa proponer, crear e impulsar nuevas propuestas.

8. Valoración de la resistencia ante la corrupción y los embates de las estructuradas viciadas. Se refiere a proscribir los usos corruptos y criminales que han permeado a la sociedad mexicana desde hace ya buen tiempo.

En este sentido la propuesta de Schmelkes se centra en al menos generar una educación de corte más formativa en el sentido más real del término:

En síntesis, aun para lograr individuos más productivos y capaces de aprovechar adecuadamente las ventajas de las cambiantes situaciones de la ciencia, la tecnología, la organización productiva y los mercados, nuestros sistemas educativos tendrán que desarrollar su capacidad formativa en el sentido más fiel del término. Cabe destacar que éstas son las nuevas exigencias que la sociedad le hace al sistema educativo. Y también es importante caer en la cuenta de que éste no ha mostrado dominar los mecanismos para lograr su meta.8

En un concierto de ideas más amplio, se puede decir que dentro del proceso mundial de globalización se han ido dando una serie de cambios que han afectado de forma desigual a los diferentes países del planeta; en el caso de México, que se ha incorporado a los mercados mundiales mediante la tutela de Estados Unidos, nos ha

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8 inmerso en una dinámica en la que la globalización se convierte en un factor determinante no sólo en lo económico, sino también en lo social y en lo político.

En la actualidad se relacionan estrechamente educación y los valores; la relación se revela cuando se relaciona con el tema de la calidad en las escuelas. Una escuela que promueva la neutralidad de valores, en realidad lo que haces es simular y ocultar los valores que de igual forma están presentes en toda educación; de hecho estropea la búsqueda de la verdad al ocultarla. Y no sólo eso sino que incumple el Artículo Tercero de la Constitución al ser incapaz de “desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano”.

De aquí que la búsqueda de los valores escolares se torna no sólo esencial, sino hasta de manera obligatoria-legal, y por ello muchas de las veces se cometen arbitrariedades y errores.

III

La problemática de los valores en la educación se puede remitir a la historia de la educación en México; a la historia de sus pugnas ideológicas, sus polémicas y sus resultados:

Los acuerdos han sido siempre frágiles; el Estado ha impuesto su proyecto en leyes y en el discurso oficial, aunque la práctica escolar cotidiana se aparte de ellos no pocas veces. La disputa ha sido permanente. Las antiguas polémicas religiosas, adicionadas por las de las ideologías contemporáneas, reviven hoy en el nicho creado por la categoría recién legitimada de “los valores” en la escuela.9

El proyecto educativo del gobierno zedillista (1994-2000) intentó vincular la cuestión de los valores a la enseñanza del civismo bajo el mote “formación cívica y ética”; ello

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9 conllevó a la renovación de viejos debates. Se habla de que existen dos indicadores que para el 2006 podrán mostrar los resultados del programa de educación cívica de la enseñanza primaria: los datos que pueda aportar la Secretaría de Gobernación con su programa de formación ciudadana en el 50% de las escuelas básicas; programa que pretende abarcar a todas las ciudades de más de 100,000 habitantes, el nombre de la actividad se llama Programa de Formación Ciudadana y Cultura de la Legalidad.

De los primeros proyectos educativos que accionaron en México los valores, se intentaron en el Porfiriato, bajo la óptica del positivismo: la obediencia, la puntualidad, el respeto, la gratitud, el amor filial, el amor a los demás y el desinterés. En una visión más genérica, los valores fundamentales del positivismo: libertad, orden y progreso, se enfocaban para crear un tipo de hombre especial:

Se pretendía forma un hombre ordenado, confiado en su razón y en las evidencias demostrables, ajeno a especulaciones metafísicas y teológicas, altruista, productivo y tolerante. A este ideal se abocaban los maestros para moldear, junto con la inteligencia, el carácter de sus alumnos, estimulándolos a reflexionar sobre las consecuencias de sus actos e inculcando en ellos hábitos de vida ordenados, en una óptica marcadamente individualista.10

Se educaba con el ejemplo del maestro para crear reflexiones expositivas de las que los alumnos tenían que ir extrayendo los deberes y saberes necesarios para el buen comportamiento. La moral abarcaba entonces el amor, la obediencia, el respeto a los padres, los bienes ajenos, a la vida y al cuerpo. El bien se definía como la justicia que construye la felicidad, tanto la propia como la ajena. Se decía que con la conciencia se podía distinguir entre el bien y el mal, gracias a que se poseía la razón. La moral entonces se basaba en la suficiencia de la razón y en la confianza en la capacidad de los individuos para poder discernir racionalmente entre el bien y el mal. Se pensaba que las normas morales eran objetivas, que no cambiaban ni se cuestionaban. Por ello el

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10 profesor jugaba un papel central, aunque económicamente, ya desde entonces no se les reconocía.

A partir de la creación de la Secretaria de Educación Pública en 1921, se enlazó la cuestión de los valores a las grandes preocupaciones de los gobiernos emanados de la Revolución: creación de la escuela popular, la campaña nacional de alfabetización, se acentuó el nacionalismo; el laicismo se convirtió en ideario y militancia, construyendo un nuevo tipo de maestro. Se robustecía una moral laica, pero que al mismo tiempo que fuera nacionalista, pero que debían formar cívicamente ciudadanos.

Para Latapí los contenidos de la enseñanza del civismo en México, en la segunda mitad del siglo XX, tienen al menos tres constantes: 1) el aprendizaje de las principales leyes e instituciones del país; 2) formación de hábitos y 3) fomento al nacionalismo. Se pueden sintetizar en: cultura política, socialización y nacionalismo, respectivamente. Sobre todo en la socialización y en el nacionalismo se hace hincapié en los valores. En 1946, Torres Bodet redactó una serie de valores que se dejaban ver en el artículo 3º constitucional; donde se explicitaba que la laicidad no buscaba abolir todos los valores, sino fomentar el amor a la patria, la solidaridad internacional, la independencia y la justicia; la laicidad debe entenderse como la ausencia de las doctrinas religiosas, y el recurrir a la ciencia para orientar la educación.

En 1992, dentro del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Enseñanza Básica y Normal (ANMEB), se reformó la enseñanza del civismo. De tercero a sexto grados de primaria se convirtió en obligatoria y debía cubrirse al menos una vez por semana. En secundaria, le correspondía tres horas a la semana durante los primeros dos años y en tercero se convertía en orientación vocacional. Las tendencias centrales en esta asignatura eran: la formación de los valores, conocimiento de los deberes y derechos, familiaridad con la organización política del país.

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11 Quedan como fundamentos de la obligatoriedad moral, en carácter de iguales, bajo esta reforma: la naturaleza humana, los valores, consensos en sociales y leyes, la libertad individual. Estos fundamentos figuran de manera dispersa y desarticulada, a decir de Latapí11. La reflexión apunta a proponer un diseño con coherencia que proponga de forma argumentada las obligaciones morales; la crítica se profundiza aduciendo diferentes elementos que deben incorporarse:

En concreto, se echa de menos la explicación de la naturaleza y las condiciones del acto moral, el significado de la conciencia moral de la persona, la relación de esta conciencia con las normas sociales y con las leyes, las diversas clases leyes y la obligatoriedad de las mismas, las circunstancias atenuantes de la responsabilidad y la propuesta de algunos principios que ayuden en la elaboración de los juicios morales. En ningún momento se trata, por ejemplo, de la ley injusta, del posible conflicto entre ley o interés colectivo y conciencia individual, de los conflictos de valores, del significado y límites de la liberta de conciencia y los problemas legales que suscita, o de los problemas éticos que plantea el pluralismo social.12

Existen grandes deficiencias de aplicación y de confusión en el programa vigente pues se confunde la obligación moral y la legal. Las normas jurídicas no son vistas como normas promulgadas por órganos del Estado; ni las normas morales son vistas como productos de la conciencia individual y social. Muchas veces la relación entre moralidad y legalidad se vuelve ideológica y se torna un problema insalvable. El mismo Latapí insiste en que se necesita que se promuevan valores universales para vincularlos con la democracia, o con los estádares internacionales de la UNESCO. Un ejemplo sería la honestidad y la promoción de la búsqueda de la verdad.

Actualmente lo que se busca, como ya decíamos, es generar una moral universal, es decir una moral pública; esta moral pública impide el relativismo de la moralidad privada e individual; pero se debe construir desde la educación estatal. Este impulso por

11

Latapí, op.cit., p. 28.

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12 la universalidad se puede proponer en un esquema diferente del de la educación secundaria donde la parcelación curricular y la ausencia de un solo mentor, hacen que la formación en valores y su responsabilidad se diluyan.

Dentro del Programa Nacional de Educación 2000-2006, se pueden destacar los puntos que buscan otorgar importancia a la formación valoral y ciudadana, con la idea garantizar la educación permanente y desarrollar la capacidad y el gusto por aprender; se formarán personalidades libres y ciudadanas con valores democráticos, capaces de convivir armónicamente respetando la diversidad cultural y los derechos de otros. Los valores que regirán la educación serán los que la humanidad ha desarrollado y que están señalados en la Constitución: respeto y apreciación por la dignidad humana, por la libertad, la justicia, la igualdad, la democracia, la solidaridad, la tolerancia, la honestidad y el apego a la legalidad.

De esto se desprende que el maestro debe desarrollar cualidades y capacidades que reconozcan la importancia de tratar con dignidad y afecto a los alumnos; debe favorecer el establecimiento de normas de convivencia en el aula y fuera de ella que permitan a los alumnos la vivencia de valores. El maestro debe vigilar de cada uno de los alumnos; de igual forma se precisa que utilice los contenidos curriculares, las experiencias y las conductas cotidianas, tanto en el aula como en la escuela, para fomentar la reflexión y el diálogo sobre asuntos éticos, problemas ambientales y locales que disminuyan la calidad de vida de la población. Es decir que se desarrollará la moral autónoma de los alumnos, favoreciendo el análisis en clases de asuntos que fomenten el maltrato y la discriminación.

Parte de la riqueza en el estudio de la gestión de los valores, es la diversidad de enfoques y tendencias. Actualmente se gestionan y se vinculan a este tema nociones como: ética profesional, la equidad y justicia, ciudadanía, mitos y leyendas. La diversificación de la investigación educativa en México y en América Latina nos ayuda entre otras cosas a repensar la democracia, la participación social y lo que consideramos

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13 valioso. Los valores en la investigación vinculan temas tan importantes como la esfera pública, el discurso, la sociedad civil, la memoria social y las nuevas formas de percibir las ideas.

En los últimos días, en los que las crisis sistémicas del sistema económico imperante, nos llevan a reflexionar sobre la utilidad y la realidad de lo que consideramos valioso, bien vale la pena tener la esperanza porque las cosas mejoren a través de la educación y el estudio de los valores. Construyendo junto una moral universal que nos permita ver un futuro mejor y diferente, más allá de las diferencias económicas y materiales. Aunque solamente esto sea todavía una posibilidad de construcción de la esperanza.

Referências

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