• Nenhum resultado encontrado

ESPÍRITU DE LA CONSTITUCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA Y LOS PRINCIPIOS DEL PACTO GLOBAL

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "ESPÍRITU DE LA CONSTITUCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA Y LOS PRINCIPIOS DEL PACTO GLOBAL"

Copied!
14
0
0

Texto

(1)

EL ESPÍRITU DE LA CONSTITUCIÓN DE LA NACIÓN ARGENTINA Y LOS PRINCIPIOS DEL PACTO GLOBAL

Gloria Manriquez1 Resúmen

Como norma fundamental de un país democrático, la Constitución de la Nación Ar-gentina enuncia derechos y garantías –también obligaciones- en pos del desarrollo de la so-ciedad. Su ideario trasciende de una simple enunciación, va más allá y en sus sucesivas re-formas, significó la incorporación de forma explícita de los llamados derechos “sociales”. Este trabajo analiza si los principios que consagra el Pacto Global –iniciativa de Naciones Unidas dirigida a promover el desarrollo de la responsabilidad social empresaria en el área de los derechos humanos, los estándares laborales, la preservación del medioambiente y la anti-corrupción- subyacían en el espíritu de quienes gestaron la Constitución de 1853 más allá de su posterior introducción con la reforma constitucional de 1994. De ser así, le cabría al estado un rol proactivo en esta materia sin que ello signifique la promoción de normativa en este sentido. Para ello se estudia, por un lado, el contenido de las fuentes extranjeras que genera-ron su dictado: los principios que inspiragenera-ron la Revolución Francesa –legalidad, igualdad y fraternidad-, la Declaración de Virginia, la Constitución Americana, entre otros, y por el otro, las corrientes nacionales –encabezadas por juristas como Alberdi, Gorostiaga, etc.- que apor-taron a su creación. Estas dos vertientes se complementarán con el análisis de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo sobre Principios Fundamentales y Derechos Laborales y la Declaración de Río de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, documentos que inspiraron y en los que se basa el Pacto Global. Finalmente el trabajo no se agota en los aspec-tos históricos del tema sino que, sobre el examen de esta temática, apunta a efectuar un aporte respecto de dos cuestiones que en la actualidad conducen a una compleja discusión: la necesi-dad o no de crear un marco normativo que regule la RSE y cuál debería ser el rol del estado en la consecución de la RSE.

Palabras calve: Argentina, Constitución, Pacto Global, Rol del Gobierno

Abstract

The Constitution of the Argentine Republic contains (sets) rights and guarantees –also obligations- in pursuit of the development of society. Its ideology transcends a simple enun-ciation, it goes beyond and on its successive reformations, and it signified the explicit incor-poration of the social rights. If the principles consecrated in the Global Compact –a UN initia-tive meant to promote de development of the enterprises’ social responsibility in the area of

1 Doctora, Secretaria Letrada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Argentina. E-mail:

(2)

human rights, the laboural standards, the preservation of the environment, and the anticorrup-tion- underlay the spirit of those who gestated the Constitution of 1853 regardless of its poste-rior introduction with the constitutional reform of 1994, the Government would have a proac-tive role in this issue without it meaning the promotion of normaproac-tive in this way. For this pur-pose, it counts with the study of the constitutional sources and of those that originated the international documents over which the Global Compact was based on in order to point out in which way the Government’s role is outlined as opposed to the corporative activity orientated in that way. Thus, it can be concluded that the role of the Government will have to develop when it is implemented will have to be that of a mere promoter of this activity without exer-cising a direct controller of it.

Key Words: Argentine; Constitution; Global Compact; Role of the Government Resumo

Como norma fundamental de um país democrático, a Constituição da Nação Argentina enuncia direitos e garantias – também obrigações – para o desenvolvimento da sociedade. Seu ideário transcende uma simples enunciação, e suas sucessivas reformas incorporaram de for-ma explícita os chafor-mados direitos “sociais”. Este trabalho analisa se os princípios do Pacto Global se encontravam implícitos no espírito daqueles que criaram a Constituição de 1853 até a reforma constitucional de 1994. Assim, caberia ao Estado um papel proativo nestes princí-pios sem que isto signifique uma promoção normativa neste sentido. O trabalho analisa, além dos aspectos históricos, duas questões que conduzem um debate atual: a necessidade de criar um marco normativo que regule a responsabilidade social de empresas e qual deveria ser o papel do Estado na sua implementação.

(3)

El Espíritu de la Constitución de la Nación Argentina y los Principios del Pacto Global

Como norma fundamental de un país democrático, la Constitución de la Nación Ar-gentina enuncia derechos y garantías –también obligaciones- en pos del desarrollo de la so-ciedad. Su ideario trasciende de una simple enunciación, va más allá y en sus sucesivas re-formas, significó la incorporación de forma explícita de los llamados derechos “sociales”.

Este trabajo analiza si los principios que consagra el Pacto Global –iniciativa de Na-ciones Unidas dirigida a promover el desarrollo de la responsabilidad social empresaria en el área de los derechos humanos, los estándares laborales, la preservación del medioambiente y la anticorrupción- subyacían en el espíritu de quienes gestaron la Constitución de 1853 más allá de su posterior introducción con la reforma constitucional de 1994. De ser así, le cabría al estado un rol proactivo en esta materia sin que ello signifique la promoción de normativa en este sentido.

Para ello se estudia, por un lado, el contenido de las fuentes extranjeras que generaron su dictado: los principios que inspiraron la Revolución Francesa –legalidad, igualdad y frater-nidad-, la Declaración de Virginia, la Constitución Americana, entre otros, y por el otro, las corrientes nacionales –encabezadas por juristas como Alberdi, Gorostiaga, etc.- que aportaron a su creación.

Estas dos vertientes se complementarán con el análisis de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo sobre Principios Fundamentales y Derechos Laborales y la Declaración de Río de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, documentos que inspiraron y en los que se basa el Pacto Global.

Finalmente el trabajo no se agota en los aspectos históricos del tema sino que, sobre el examen de esta temática, apunta a efectuar un aporte respecto de dos cuestiones que en la ac-tualidad conducen a una compleja discusión: la necesidad o no de crear un marco normativo que regule la RSE y cuál debería ser el rol del estado en la consecución de la RSE.

1. Introducción

Desde hace tiempo existen complejas y variadas controversias vinculadas a la necesi-dad o no de crear un marco normativo regulatorio de la responsabilinecesi-dad social empresaria. En tal caso, el límite a la intervención estatal en esta función se podrá traducir en el perfil del estado al respecto. En definitiva, la cuestión residirá en decidir si aquél debe desempeñar un rol dirigista con un claro contralor de la actividad o bien, si resulta conveniente entender al estado como un mero promotor de la RSE, que la respalde aunque no la imponga.. La cues-tión ofrece distintos ángulos de examen, se pretende aquí efectuar un análisis desde lo que se denominará perspectiva constitucional.

En el planteo formulado, se pretende ir más allá de la mención al contenido expreso de las disposiciones constitucionales con el fin de revisar el ideario que sirvió de fuente para su dictado. “Un estudio de la Constitución nacional…debe arrancar desde los orígenes de la for-mación política argentina, pasando por todas las vicisitudes de su laboriosa y progresiva evo-lución…” (Seco Villalba, 1943).

El examen comprende el estudio de la constitución original -la sancionada en el año 1853 con la posterior reforma del año 1860-. Se dejará a salvo toda discusión respecto de la reforma del año 1994 ya que es claro que ella contiene referencias expresas a lineamientos seguidos respecto de los principios y garantías vinculados al Pacto Globali. Es en aquel con-texto –el que dio lugar a la constitución fundante- en el que se pretende evaluar sus fuentes, las ideas que inspiraron su sanción y la función que a partir de ella puede desempeñar el esta-do para promover la RSE.

(4)

La mención al espíritu de la constitución pretende considerar si a partir de lo expuesto, que una idónea política estatal sería aquélla que simplemente, promueva la RSE pero que no la imponga.

2. Génesis y Persistencia de la Constitucion Nacional

Con la sanción de la Constitución fundacional el 1º de mayo de 1853, se inició el ciclo del poder constituyente originario que dio nacimiento al Estado Argentino2. En la redacción del texto constitucional se consideraron los reglamentos redactados desde 1810 en adelante, además del contenido de las dos constituciones anteriores (1819 y 1826) y de tomar como modelos las constituciones de otros países –en especial, la americana- y destacadas obras de la época como el libro Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina (1852) y Proyecto Constitucional (1852), ambos de Juan B. Alberdi; El Federalista (1788), de Hamilton, Madison y Jay y el Dogma Socialista (1846) de Esteban Echeverría.

En su estructura original, la Ley Fundamental contenía un Preámbulo –con su ideario- y 107 artículos, divididos en 2 partes: "Declaraciones, Derechos y Garantías" y "Autoridades de la Nación". El Preámbulo refleja la génesis de la norma fundamental de la nación en tanto da cuenta de su identidad como sociedad y como estado. “…Se apela al pueblo, a las provin-cias que lo componen, a la voluntad y elección que dio origen al Congreso Constituyente, a los pactos preexistentes… Fue una convergencia de pactos preexistentes, de participación provinciana, de voluntad y elección popular. Todo tal como la realidad de su tiempo lo pudo plasmar, apoyándose en el pasado y proyectándose al futuro desde lo que el ‘presente’ de 1853 enclavaba con vigor histórico. Hacia atrás y hacia delante….” (Bidart Campos, 2003).

3. Sus Antecedentes

El examen de los antecedentes constitucionales conduce necesariamente a la mención de sus principales ideólogos. En esa línea, se impone la mención a Juan Bautista Alberdi y sus “Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la República Argentina” en cuanto enuncia las ideas constitucionales en un corto número3. El logro de una fórmula gene-radora que propenda al progreso material de la nación aludió tanto a la libertad de comercio, al fomento del progreso industrial como la igualdad de garantías para ciudadanos y extranje-ros.

Debe incluirse, dentro de los referentes considerados en el dictado de la Norma Fun-damental , el ”Dogma Socialista” de Esteban Echeverría resultó un claro referente del espíritu y propósito que animó a los hacedores de la constitución de 1853 mediante el cual procuraron hallar sabiamente, un equilibrio adecuado entre el derecho individual y el interés social4. Además, la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del año 1789 resulta una fuente inmediata de la declaración de los derechos y garantías que se asentó sobre los principios enarbolados en la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad.

Diversas cláusulas de la Constitución de 1853-1860 contenían lo que hoy reconoce-mos como derechos humanos –derechos civiles (art. 14), principio de igualdad (art. 16), el derecho de propiedad (art. 17), garantía de defensa en juicio (art. 18) y los derechos de

2 El período constitucionalista recién se completó en el año 1860 con la incorporación de la provincia de Buenos

Aires.

3

Ellas fueron: inmigración libre, libertad de comercio, fomento del progreso industrial, poder ejecutivo fuerte, instrucción pública, libertad de cultos, libre navegación de los ríos, igualdad de garantías para ciudadanos extran-jeros y prodigalidad de la ciudadanía.

4

Aunque reconocido en el ámbito literario, Echeverría impulsó en el Dogma Socialista el valor de los principios liberales: “… Sólo es digno de alabanza el que conociendo su misión, está siempre dispuesto a sacrificarse por la patria y por la causa santa de la libertad, la igualdad y la fraternidad…”

(5)

jeros (art. 20)-. Esas disposiciones son el resultado de las ideas de las que se nutrieron los de-legados a partir de diversos antecedentes nacionales y de otras fuentes constitucionales –en especial, la Constitución Americana-.

Paralelamente a ellas, otras normas constitucionales –que prohíben la esclavitud (art. 15) y consagran el principio de reserva (art. 19)5- reconocen su origen en otras fuentes: los movimientos constitucionalistas europeos

4. Estructura Constitucional

El examen que se propone involucra en forma directa el estudio de las normas que comprenden las declaraciones derechos y garantías y las ideas en las que se inspiraron.

El articulado en su redacción original -y la reforma del año 1860- contempla toda la temática vinculada al status de las personas dentro del estado, en sus relaciones con éste y entre sí.

Se trata de una declaración de derechos que abarca:

1) el reconocimiento de los mismos derechos enunciados en ella a ciudadanos de cada provin-cia en las demás (art. 8º) inspirada en la disposición norteamericana (art. IV, Sección 2 de la Constitución de los Estados Unidos)6; 2) libertad de circulación de bienes en el interior del territorio, derecho de tránsito interprovincial y libertad de navegación interprovincial –arts. 10, 11 y 12-; 3) la abolición de la esclavitud. Si bien el art. 15 constituye una expresión histó-rica del rechazo a la esclavitud en la Nación Argentina y su mantenimiento es consistente con los objetivos del Preámbulo de afianzar la justicia y asegurar los beneficios de la libertad.; 4) igualdad ante la ley (art. 16) que reconoce como antecedentes la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de Francia. Según el art. 1° de esa declaración “los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales sólo pueden basarse en la utilidad social”7. 5) derecho de propiedad. El concepto de propiedad que se incluye en el art. 17 comprende la protección de la propiedad intelectual; 6) defensa en juicio e inviolabilidad del domicilio (art. 18). contiene una serie de garantías procesales e impone límites precisos a la actividad represiva del Estado y a los instrumentos para hacerla efectiva y 7) reconocimien-to de derechos personalísimos8. Constituye la piedra angular del sistema liberal adoptado por la Constitución de 1853 y son la expresión y consagración normativa del respeto a la libertad y dignidad de la persona que encuentran su fuente y razón de ser en la concepción de los de-rechos naturales e inalienables del ser humano.

El art. 14 de la Constitución consagra expresamente la libertad de trabajar y ejercer to-da industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autorito-dades; de entrar, perma-necer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremen-te su culto; de enseñar y aprender. Las fuenlibremen-tes ideológicas que confluyeron en la redacción de

5 “Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que la ley no manda ni privado de lo que ella no

pro-híbe”

6 Tomando las sugerencias de Edgard Corwin, María Angélica Gelli (2005) señala que “…para dar sentido al art.

8° de la Constitución cabe interpretarlo en armonía con las restantes normas constitucionales, en especial con el art. 20 que reconoce a los extranjeros los derechos civiles del ciudadano…”. Este criterio fue el que sostuvo la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el caso “Ezequiel Tabernera”;

7

En el sistema constitucional argentino, los fundamentos formales del principio de igualdad enunciados se com-plementa con el art. 20 C.N. (derechos de los extranjeros);

8

“Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudi-quen a un tercero, están sólo reservadas a Dios y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”

(6)

la Constitución fueron los documentos fundacionales de los Estados Unidos de Norteamérica y los principios de la Revolución Francesa. En efecto, en la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos se afirmó que todos los hombres son creados iguales. En el mismo sen-tido, la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789 enumeró los derechos naturales, inalienables y sagrados de la persona humana.

Ahora bien, el art. 33 cierra este ciclo con la referencia a los “derechos implícitos” y reza “Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendi-dos como negación de otros derechos y garantías no enumeraentendi-dos, pero que nacen del principio de la Soberanía del Pueblo y de la forma Republicana de Gobierno”.

Como fuente extranjera, la Constitución de los Estados Unidos menciona en el art. IX de los artículos adicionales “La enumeración de ciertos derechos en la constitución, no se in-terpretará como una negación o desmejora de otros retenidos por el pueblo”. Asimismo, la Constitución de California establece que “Esta enunciación de derechos no se interpondrá como una denegación o información de otros retenidos por el pueblo”9.

El art. 29 h), la Convención Americana de Derechos Humanos establece que ninguna de sus disposiciones pueden ser interpretadas en el sentido de excluir otros derechos y garantías que son inherentes al ser humano.

Sentado ello, cabe preguntarse qué relación guardan esos derechos y garantías enume-rados en forma expresa -o no, según lo establece el art. 33 de la Constitución Nacional- con el Pacto Global. La respuesta resultará a su vez, de la consideración de otros instrumentos lega-les internacionalega-les.

DECLARACION UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS

La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1948. Se proclaman derechos inherentes al ser humano: derecho a la libertad e igualdad en dignidad y en derechos; a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona, entre otros.

Los destinatarios de la Declaración Universal son todos los hombres y las primeras expresiones que dieron origen a su sanción se remontan a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del año 1789 que enarboló los ideales de la Revolución Francesa al reconocer la falta de igualdad como un elemento de disgregación de la sociedad de ese enton-ces. De su contenido, surgen los derechos fundamentales a la libertad, la igualdad de dere-chos, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión, como principios fundamentales dentro del estado francés. Su contenido trascendió al pueblo francés y se plasmó en las nor-mas fundacionales de varios estados, llegó al siglo XX y fue tomada por las Naciones Unidas. En la DUDH, se reconoce a la libertad (de muy diversos tipos: de credo, de prensa, de con-ciencia, individual), la igualdad (natural, legal), haciendo hincapié en la no-discriminación, el derecho a la propiedad, a la seguridad (principalmente se habla de la seguridad del tipo social, o sea, la que debe garantizar el Estado ante por ejemplo, desocupación, viudez, privacidad, etc.).

PACTO GLOBAL

Durante el Foro Mundial Económico de Davos, celebrado en enero de 1999, el Secre-tario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, instó a los líderes de negocios para unir fuerzas junto a otros actores globales en la ayuda para la provisión de los pilares sociales que

9

“En suma, se estaba suponiendo que de los fundamentos en que se apoyan los derechos implícitos se inferían: a) facultades colectivas –de las sociedades-, b) una apertura amplísima para reconocer nuevos derechos y c) el reconocimiento del fin que cada quien tiene derecho a obtener…” (Gelli, 2005)

(7)

una economía global sustentable requiere. De ese modo, propuso un “pacto global” en el que se reflejaran los principios contenidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración de Principios y Derechos al Trabajo de la OIT y la Declaración de Río sobre Me-dioambiente y Desarrollo. El desafío fue muy bien recibido y se tradujo en la participación de más de mil compañías en el mundo en el programa.

“El Pacto Global es la iniciativa de Naciones Unidas que promueve, a través del com-promiso voluntario de las empresas, una nueva cultura corporativa en la manera de gestionar los negocios. Para las Naciones Unidas, el Pacto Global se ha convertido en la herramienta para que el sector privado haga una contribución al logro de los Objetivos del Milenio (Gar-detti, 2006) cuyo eje central es el desarrollo sustentable. Y éste, está íntimamente ligado a la naturaleza de la sociedad, de la justicia, de la libertad e incluso, al valor de cada individuo como fin en sí mismo” (Red Argentina del Pacto Global, 2007).

Así las Naciones Unidas solicitan que las empresas promuevan, a través de la firma de un compromiso voluntario –el Pacto Global- los siguientes principios:

En el Campo de los Derechos Humanos

1 Apoyar y respetar la protección de los derechos humanos proclamados

internacional-mente

Más allá de la responsabilidad que corresponde a gobiernos y estados soberanos res-pecto del respeto de los derechos humanos, el Pacto Mundial promueve que la comunidad empresarial también tome a su cargo la responsabilidad de respetar los derechos humanos tanto en los lugares de trabajo como en su esfera de influencia más amplia. Ello permitirá ga-rantizar que sus actividades se llevan a cabo de acuerdo con la legalidad vigente en el país en el que desarrollan su actividad y la promoción del respeto a los principios de derecho y exigir el cumplimiento de la ley en países en los que el apoyo y el respeto por los derechos humanos es insuficiente.

2 No ser cómplice de abusos de los derechos humanos

La dinámica entre los gobiernos, las empresas y las organizaciones de la sociedad civil está en continua evolución, así como nuestra percepción sobre cuándo y cómo las diferentes organizaciones deberían tomar conciencia de las cuestiones que afectan a los derechos huma-nos.

Es necesario reconocer el contexto operativo en continua evolución que afecta a la ac-tividad de las empresas ha instado a la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos a liderar los esfuerzos para definir qué se puede considerar como complicidad cor-porativa en los casos de vulneración de los derechos humanos.

En el campo de los derechos laborales

3 Apoyar los principios de la libertad de asociación sindical y el derecho a la negociación

colectiva;

Frente a las numerosas incertidumbres en el cambiante mercado mundial, el estable-cimiento de un diálogo genuino con los representantes de los trabajadores elegidos libremente permite tanto a trabajadores como a empresarios entender mejor sus problemas recíprocos y colaborar en su resolución. Garantizar la libertad de afiliación y el ejercicio de la negociación colectiva deben ser considerados como una oportunidad para proponer un diálogo constructi-vo en lugar de otro confrontaticonstructi-vo y libera la energía necesaria para formular soluciones que benefician a la empresa, a las personas e instituciones interesadas y a la sociedad en su con-junto.

(8)

Una serie de estudios ha puesto de manifiesto que la dinámica resultante de la libertad de afiliación puede poner en marcha un ciclo de “trabajo ético” que mejora la productividad, los ingresos y los beneficios de todos los implicados.

4 Eliminar el trabajo forzoso y obligatorio

El trabajo forzoso realizado mediante coacción es cualquier tipo de trabajo o servicio que se obtiene de una persona mediante amenaza o castigo. Ni el salario ni cualquier otro tipo de compensación ofrecida a un trabajador indican necesariamente que el trabajo no esté sien-do realizasien-do de manera forzada o bajo coacción. Por ley, el trabajo debe ser ofrecisien-do libre-mente y los empleados deben tener libertad para marcharse siguiendo las reglas que se hayan establecido.

El trabajo forzoso priva a la sociedad de la oportunidad de desarrollar recursos huma-nos para el mercado de trabajo moderno, impide desarrollar los conocimientos y preparar a los niños para el mercado laboral del futuro.

5 Abolir cualquier forma de trabajo infantil;

El trabajo infantil se ha producido prácticamente sin excepción en todos los países del mundo en alguna de las diferentes etapas de su historia o desarrollo y hoy constituye aún un grave problema, a pesar de que también existe (de forma menos visible) en los países desarro-llados e industrializados.

El trabajo infantil se produce a causa de las presiones que ejerce la pobreza y el desa-rrollo insuficiente, pero también simplemente como resultado de la explotación. Existe tanto en la economía legal como en la ilegal, sin embargo, en este último caso es donde se encuen-tran las peores formas de explotación infantil.

Los empresarios no deben utilizar mano de obra infantil bajo modalidades socialmente inaceptables que puedan contribuir a que los niños pierdan oportunidades educativas. Ello supone que las empresas deben abordar la cuestión de una forma sensible y no tomar medidas que puedan dejar a los niños en manos de modalidades de explotación aún más peligrosas. 6 Eliminar la discriminación en materia de empleo y ocupación

La definición de discriminación en el empleo y la ocupación es “cualquier distinción, exclusión o preferencia que produzca el rechazo o la desigualdad en las oportunidades o en el trato de solicitudes de empleo o de ocupación” realizada por razón de “raza, color, sexo, reli-gión, opiniones políticas, nacionalidad de origen o extracción social”. La discriminación pue-de basarse también en una discapacidad física o mental.

Puede surgir en una gran variedad de situaciones relacionadas con el trabajo entre las que se encuentra el acceso al empleo y a determinadas ocupaciones, a la formación y a la orientación profesional.

Además puede producirse en cuanto a las cláusulas y las condiciones de contrato de empleo, por ejemplo en la igualdad en la remuneración, el número de horas de trabajo y des-canso establecidas, las vacaciones pagadas, la baja por maternidad, la seguridad durante el periodo de ocupación, la política de ascensos, la seguridad social y la seguridad ocupacional y sanitaria.

En algunos países cobra cada vez mayor importancia la discriminación en el trabajo por motivos de edad o por la condición de ser portador de HIV.

A los empleados que sufren discriminación en el trabajo se les niegan oportunidades y se vulneran sus derechos humanos fundamentales. Esto afecta al sujeto particular y ejerce un

(9)

impacto negativo que afecta a la gran contribución que estos trabajadores pueden hacer a la sociedad10.

En el campo del Medio Ambiente

7 Apoyar el enfoque preventivo frente a los retos medioambientales

La Declaración de Río establecía claramente el vínculo existente entre las cuestiones medioambientales y el desarrollo estableciendo que:

“…a fin de lograr un desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente formará parte integral del proceso de desarrollo y no puede ser considerada como una parte aislada del mis-mo.”

Por ello, si la protección del medio ambiente va a ser considerada como parte integral del proceso de desarrollo ¿de qué forma se evalúan los riesgos medioambientales que conlleva la actividad humana? Ello importa reconocer que es mantener un enfoque preventivo en favor de la protección medioambiental.

Para proteger el medio ambiente, el enfoque preventivo deberá ser aplicado por cada uno de los estados en función de sus posibilidades. Cuando exista la amenaza de que se pro-duzcan daños serios o irreversibles, no se podrá alegar falta de conocimientos científicos co-mo razón para aplazar la adopción de medidas eficaces que impidan la degradación medioam-biental.

8 Promover mayor responsabilidad medioambiental;

La Cumbre del Planeta de Río celebrada en 1992 ha actuado como una ‘llamada de atención para muchos sectores de la sociedad, siendo uno de ellos el sector empresarial. Por vez primera un grupo de accionistas se reunió para debatir las dificultades planteadas por los modelos de industrialización, el crecimiento de la población y los desequilibrios sociales del mundo.

La conferencia puso de relieve la fragilidad real del planeta y, en particular, centró la atención sobre tres puntos:

-El daño que se está produciendo a muchos ecosistemas naturales. -La amenazada capacidad del planeta para sostener la vida en el futuro, y

-Nuestra limitada capacidad para sostener el desarrollo económico y social a largo plazo. “La gestión responsable y ética de los productos y los procesos de fabricación desde el punto de vista de la salud, la seguridad y el medioambiente. Hacia este fin, las empresas y la industria deben encaminar sus medidas autorreguladoras, orientándose hacia la aplicación de los códigos adecuados, los permisos y las iniciativas integradas en todos los estamentos de la planificación empresarial y la toma de decisiones y fomentando la apertura y el diálogo con los empleados y con el público” (30.26)

En los diez años posteriores a “Río” no se ha aligerado el imperativo de que las em-presas realicen sus actividades de una manera responsable con el medioambiente. Por el con-trario, tal como indican recientes análisis sobre el “estado del planeta”, a pesar de los progre-sos realizados en algunas áreas (por ejemplo en el agotamiento del ozono, la contaminación atmosférica en muchas regiones desarrolladas o los avances hacia la reducción del efecto de

10

La no discriminación supone simplemente que la selección de los empleados se realiza en función de su capa-cidad para realizar el trabajo en cuestión y que no existe distinción, exclusión o preferencias basadas en otras cuestiones

(10)

gases invernadero en virtud del Protocolo de Kioto) las tendencias globales son negativas y todavía queda mucho trabajo por hacer.

Dado el papel cada vez más importante que desempeña el sector privado en las cues-tiones de gobierno mundial, el público demanda que las empresas desarrollen sus actividades de una manera que no sólo se traduzca en una mayor prosperidad económica y favorezca la justicia social, sino que también garantice la protección ambiental en las regiones y los países donde están radicados. Mediante el Principio 8, el Pacto Mundial facilita un marco de refe-rencia para que las empresas afronten algunos de los retos clave planteados diez años atrás.

Las empresas ganan legitimidad cuando satisfacen las demandas de la sociedad y cada vez más la sociedad expresa una necesidad clara de desarrollar prácticas medioambientalmen-te sosmedioambientalmen-tenibles.

9 Alentar el desarrollo y la difusión de tecnologías respetuosas del medio ambiente. Favorecer el desarrollo y la difusión de la tecnología respetuosa con el medio ambiente constituye un reto a largo plazo para una empresa que repercutirá tanto en las capacidades directivas como investigadoras de la organización. Al objeto de comprometerse con el Pacto Mundial las tecnologías consideradas como respetuosas con el medioambiente son aquellas descritas en el Capítulo 34 de la Agenda 21 como “medioambientalmente saludables”. La Agenda 21 menciona las tecnologías medioambientalmente saludables como aquellas que “protegen el medio ambiente, contaminan menos, utilizan los recursos de una forma sosteni-ble, reciclan más sus vertidos y productos y manejan los residuos de una manera más acepta-ble que las tecnologías a las cuales sustituyen. No se trata de tecnologías meramente indivi-duales sino de sistemas integrales que incluyen know-how, procedimientos, productos y ser-vicios y equipos así como procesos que mejoran la organización y la gestión medioambien-tal.”

Lo importante aquí es comprender que esta amplia definición incluye los medios de al-ta tecnología y control pero al-también favorece de forma explícial-ta un enfoque preventivo pro-gresivo, como la prevención de la contaminación y las tecnologías de producción más limpia. Este principio se orienta, por lo tanto, hacia una tecnología más limpia cuya función sea facili-tar un beneficio o servicio humano, en lugar de centrarse sólo en los productos per se.

10 Anticorrupción

El 24 de junio de 2004, durante la Cumbre de Líderes del Pacto Global en Nueva York, se anunció que el Pacto Mundial de Naciones Unidas incluiría en adelante un décimo principio contra la corrupción. Esta decisión fue adoptada tras un proceso de consulta a todos los participantes, que expresaron su apoyo para luchar contra la corrupción.

El Principio 10 compromete a los firmantes del Pacto Mundial no solamente a evitar el soborno, la extorsión y otras formas de corrupción, sino también a desarrollar políticas y pro-gramas concretos que aborden el tema de la corrupción. Se les plantea a las empresas el reto de unirse a los gobiernos, agencias de la ONU y a la sociedad civil por una economía global más transparente.

El Pacto Global significa la expresa manifestación del interés del sector privado por aunarse en la consecución de los objetivos de desarrollo que persiguen los Estados.

“Si más de 1200 empresas han suscripto el Pacto Global es porque más y más empre-sas se están comprometiendo a incluir la responsabilidad social en sus estrategias y operacio-nes diarias y ayudando a lograr un crecimiento económico mundial responsable”. Con estas palabras, Carmelo Angulo Barturen –Representante Residente del PNUD y Coordinador Re-sidente del Sistema de Naciones Unidas en Argentina- prologa el Documento de adhesión del

(11)

sector privado argentino11. En él, explica también que “…El Pacto no sustituye la acción de los gobiernos ni tiene la intención de convertirse en un foro para la formulación de normas y prácticas de gestión. Tampoco es un intento de certificar prácticas de gestión. Se trata, en de-finitiva, de una iniciativa a la que los participantes ingresan voluntariamente y como tal pro-vee un marco general para fomentar la responsabilidad cívica de las empresas comprometidas con el desarrollo humano mundial…”.

La intención que subyace detrás de esta iniciativa en tanto brinda la oportunidad para que en el ámbito de la responsabilidad cívica, las empresas aumenten al máximo las oportuni-dades comerciales ampliando su visión para abarcar la dimensión social mediante la aplica-ción de normas y de prácticas de gestión responsable.

Más allá de las múltiples reflexiones que se puedan formular al respecto, la problemá-tica que la responsabilidad social empresaria pone sobre el tapete se vincula –entre otras cues-tiones- al estado como implementador de políticas relativas a la RSE. Es que la decisión de cada empresa de adherir a valores y principios universales en áreas de Derechos Humanos, Derechos Laborales y Medio Ambiente importa la adhesión a documentos globalmente acep-tados como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la Declaración de Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo de la OIT y la Declaración de Río sobre Ambiente y Desarrollo que plasman los principios básicos sobre los que se asientan muchos estados y reconocidos en sus respectivas constituciones en pos de la organización institucional de un sistema democrático.

Es esperable que tan encomiable objetivo esté a cargo del estado como responsable de la implementación de políticas sociales de distinta envergadura aunque ¿qué ocurre si –por distintas circunstancias- ello no sucede? ¿qué sucede cuando el estado no está presente para cubrir necesidades básicas? O bien, si los recursos con los que cuenta un estado no son sufi-cientes para su logro, ¿cómo lo hace?. La realidad de muchos países impide imaginar en el siglo XXI que el estado resulte absolutamente eficiente y autónomo en la implementación de políticas sociales. Un buen ejemplo de ello es la crisis institucional que padeció la Argentina en el año 2001 que dejó al descubierto las falencias de un estado alejado de las necesidades poblacionales y que, entre otras cuestiones, reveló la urgencia de adoptar soluciones para pa-liar profundos problemas sociales. Es allí cuando convergen distintos actores con capacidad de incorporarse para colaborar en la consecución de ese fin.

Para el estado, significa enfrentarse con nuevas presiones en términos de autoridad, le-gitimidad, poder y recursos o en pocas palabras, reinventar el gobierno para adaptarse a los nuevos negocios vinculados al respeto de la RSE. La colaboración para la sustentabilidad re-quiere que de manera creciente los gobiernos formen asociaciones con otros niveles de go-bierno con el sector privado y/o con organizaciones de la sociedad civil. Sin embargo, tal adaptación a este nuevo modelo de negocios requiere reconocer que los negocios varían am-pliamente dependiendo de su conocimiento, y compromiso precisamente, con la sustentabili-dadEn el caso de la Argentina, si bien la demanda se dirigía directamente al estado, muchas empresas decidieron involucrarse y buscar respuestas en un marco de responsabilidad. Ese contexto replanteó el rol del estado en el desarrollo de la sustentabilidad corporativa.

EL ROL DEL ESTADO

La cuestión que proponemos dilucidar se vincula al modo en que el estado puede lo-grar los cambios sociales, económicos y ambientales de largo alcance que la realidad social demanda. Como se dijo, tal objetivo no podrá ser alcanzado sin la participación de todos los

11 Actualmente, son más de 220 organizaciones de toda la Argentina que se comprometieron públicamente a

(12)

integrantes de la sociedad y en entre ellos, el sector privado desarrolla un rol de relevancia vinculado a la consecución de esos fines.

El modo de desarrollo de la relación estado-empresa en este espacio y dados estos ob-jetivos resulta una cuestión que requerirá de precisiones respecto del modo en que se llevarán a cabo las cuestiones más relevantes. A grandes rasgos, se presentan aspectos claves que inte-resan al estado y que se encuentran vinculados a cómo las empresas diseñarán estrategias co-ntra la pobreza y políticas de comercio e inversiones. En ese contexto, resultarán relevantes los incentivos y obstáculos que mediante mecanismos regulatorios e impositivos permitirán establecer los términos y condiciones con los que el estado vela por el cumplimiento de aqué-llos y desde el punto de vista empresarial, el marco en el que se lograrán objetivos socialmen-te responsables.

La cuestión conduce –en definitiva- a discutir respecto de dos claros estereotipos del tipo de vínculo entre ambas partes: uno de ellos es el que se verifica a partir de un estado con-trolador de la actividad empresaria con una amplia intromisión e imposición de este nuevo rol empresarial mientras que el otro se presenta como el de un estado promotor de ella en la bús-queda de este fin sin imponer políticas de contralor ni exigir rendición de cuentas al respecto sino simplemente presentándose como auspiciantes de ésta y brindando beneficios a quienes lo logren.

Más allá de cuánto se pretenda una actividad empresaria que persiga el desarrollo de la RSE, lo cierto es que creemos que el eje sobre el que se estructure una gestión empresaria económicamente sustentable no puede derivar de una imposición estatal. En todo caso, el lo-gro debe ser el resultado de una adhesión voluntaria como resultado de una clara concientiza-ción de los beneficios que ella acarrea tanto para la empresa como para la sociedad toda.

La afirmación no es el resultado de una reflexión antojadiza sino por el contrario, res-ponde a la consideración de los principios constitucionales enunciados y más que a ellos, a los ideales volcados en la Constitución Nacional por quienes fueron sus gestores.

A partir del reconocimiento de la libertad como base sobre la que se estructura una sociedad, entendida en su sentido amplio y su confrontación con los principios constitucionales, el lími-te de aquélla es solo uno: la no afectación de los bienes ajenos.

LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN ARGENTINA Y EL ROL DEL ESTADO. CON-CLUSIONES

El concepto de RSE refleja la incorporación por parte del sector privado de los princi-pios en los que se sustentó el Pacto Global. La adhesión a la Declaración del Milenio en el año 2000 no es sino un modo de ratificarlo. Su implementación revela la convicción de adop-tar una política corporativa en pos de lograr el reconocimiento y respeto de la dignidad huma-na en diferentes ámbitos y pretender el fortalecimiento del sistema democrático cualquiera sea la nación de que se trate y apuntar al desarrollo social.

En el sistema argentino, la incorporación y mantenimiento de los principios del Pacto Global no presenta incompatibilidades con la ideología que alentó el dictado de la constitu-ción original y en ese contexto, el interrogante vinculado a la necesidad o no de que el estado intervenga en el logro de aquellos se esfuma.

En efecto, bajo el marco de derechos y garantías expresamente enunciados y de otros que se reconocen en forma implícita (art. 31 CN), el límite que la Constitución sancionada en 1853 impone a aquellos es uno solo: no afectar al otro (art. 19).

Los antecedentes que se enunciaron con anterioridad permiten reconocer en forma cla-ra que las ideas de las que se nutrieron “los representantes del pueblo de la Nación

(13)

Argenti-na”12 son actuales y mantienen su vigencia más allá de la expresa incorporación de otros dere-chos y garantías en las sucesivas reformas.

En ese contexto constitucional, no cabe inferir que la función del estado se dirija a la imposición de los principios expuestos es decir, a legislar respecto de ellos y ordenarlos según las expectativas y circunstancias vigentes.

Por el contrario, de las ideas constitucionales sobre las que se estructuró el estado argentino se concluye que, en esencia, el rol del estado respecto de la RSE que el sector privado desempe-ñe sólo atenderá un aspecto: las eventuales afectaciones de algún bien jurídico como resultado de una inadecuada o errónea implementación, a la luz de lo preceptuado en el art .19 de la Constitución Nacional13.

Más allá de esta necesaria función, lo cierto es que la promoción –y no la imposición- de RSE revelaría un adecuado interés del estado en alentar la implementación de los princi-pios del Pacto Global de parte de uno de los actores sociales claramente decididos a tomar participación en el desarrollo sustentable.

El hecho de ser una empresa socialmente responsable es una decisión que debe tomar la propia institución voluntariamente por lo que las acciones de promoción e la responsabili-dad social de las empresas resultan un instrumento fundamental para que las empresas ingre-sen y se fortalezcan en este terreno. Son las empresas las que voluntariamente comenzarán a evaluar las ventajas, las del presente y las del futuro. Es claro que la responsabilidad social empresaria es independiente del Estado pero si las empresas invierten en política activa para la generación de empleo, será necesaria una visión nacional para impulsarla.

Se presenta así un claro desafío aún más complejo que el que resultaría de un estado que cumpla un rol de claro contralor. Es que el tema de la responsabilidad social empresaria va ganando un espacio en la agenda social y política que requiere de una clara difusión en particular, por parte del estado en su rol de impulsor de la materia. La tarea no será sencilla. Requerirá de la incorporación de políticas que –en forma transparente y con un diálogo per-manente- permitan promover y coordinar acciones en pos de innovar en procesos y produc-tos.

La obtención de esos objetivos se vincula a la búsqueda de fórmulas de compartir los esfuerzos sociales donde el estado y la empresa privada contribuyan a financiar o tomar ini-ciativas. Para ello resultará necesario pensar en la pertinencia de instaurar incentivos fiscales que lo promueven o bien desarrollar acciones de responsabilidad social desde las empresas públicas.

En definitiva, el rol que se reclama al Estado en temas de responsabilidad social de la empresa, en un contexto constitucional que promueve desde sus orígenes la implementación de todas las medidas necesarias en un marco de amplia libertad, se vincula tanto al papel de generador de estímulos y herramientas de promoción de la RSE como al de imponer prácticas de esa naturaleza en el ámbito de las empresas públicas.

12 Así se inicia el Preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina. 13

“Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudi-quen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe”

(14)

5. Referencias

Alberdi, Juan Bautista. Bases y Puntos de Partida para la Organización Política de la

Repú-blica Argentina. 2ª. Edición, Edición Mercurio, Chile 1852

Alberdi, Juan Bautista. Proyecto constitucional. Edición Mercurio, Chile 1852

Bidart Campos, Germán J. “Presencia y persistencia de la Constitución de 1853: su historici-dad dinámica”, J.A. 2003-II-836

Corwin, Edward S (1987). La Constitución de los Estados Unidos y su significado actual. Editorial Fraterna. Traducción de Aníbal Leal, Buenos Aires.

Echeverria, Esteban. Obras Completas precedido de una ojeada retrospectiva sobre el movi-miento intelectual en el Plata desde el año 37, por Esteban Echeverría / 1846. Edición crítica de Juan María Gutiérrez; Buenos Aires, Carlos Casavalle Editor, 1870-1874, v.4

Gardetti, Miguel Angel (2006). Los Negocios y el Desarrollo. En G. Secilio (Editor). Respon-sabilidad Social Empresaria: hacia un Pacto Global en el Agro. Buenos Aires; Editorial Facul-tad de Agronomía.

Gelli, María Angélica (2005). Constitución de la Nación Argentina Comentada y Anotada. 3ª. Edición, Buenos Aires, La Ley.

Gialdino, Rolando. Fuentes comparadas de la Constitución Nacional en materia de Derechos

Humanos. Acercamientos. Distanciamientos: el caso de los Estados Unidos de América,

L.L.204:93

Newell, Peter y Muro, Ana T (2006). Corporate Social and Enrironmental Responsibility in

Argentina: The evolution of an agenda. Journal of Corporate Citizenship, Vol.24, Winter. Seco Villalba, José Armando (1943). Fuentes de la Constitución Argentina, Ed. Depalma.

Referências

Documentos relacionados

Bedeutung seiner Reflexionen für Grundfragen der heutigen Ethik. In: Gröschner, Rolf; Kirste, Stephan; Lembcke, Oliver W. Des Menschen Würde – entdeckt und erfunden im Humanismus

Considerando a prevalência elevada de dislipidemias em pacientes diabéticos, e que, associada à proteinúria, parece contribuir para um pior prognóstico nesses

“Desta forma, as estruturas de dominação da organização não dependem apenas do poder econômico para a sua constituição e permanência” (HARDY; CLEGG, 2001, p. 263), no

Identificar a área que acumula a tensão indesejada (este passo pode ser realizado apenas pelo professor, apenas pelo aluno, ou pelos dois, em conjunto. Se, por exemplo, o

A Tabela 1 mostra os resultados obtidos para pH, e foi verificado que todas as amostras estão dentro dos limites permitido para consumo de acordo com a Portaria

Actualmente, a produção de dispersões sólidas amorfas é o método de eleição no incremento da solubilidade de fármacos pouco solúveis em água, assim como na estabilização

“Eu acho que o que houve foi positivo, porque o facto de ela ganhar mais autoestima e confiança (apesar de não ser uma pessoa pouco confiante), o facto de ela se

Como resultado, fo- ram identificados 62 artigos relacionados a turismo e TIC classificados por temas em sete categorias: promoção e marketing digital, comércio