La educación del sexo en el hogar

LA EDUCACIóN DEL SEXO EN EL HOGAR AMY C. RANSOME*

La tendencia de la naturaleza humana y los acontecimientos de la actual presión de las condiciones mundiales hacen no sólo conveniente sino también necesario mejorar la influencia de los hogares ideales en los seres humanos, por medio de una dirección y educación positiva de la juventud en las leyes del sexo, si la raza humana debe

sobrevivir. Porque el hogar, ampliamente considerado, es a 1 a vez

el medio ambiente y la más alta manifestación de la vida sexual; es

la mejor escuela para la educación del sexo y el Estado debería darle todas las oportunidades para su mejor desarrollo. Un estudio cuida- doso de la historia del mundo revela el hecho de que la sociedad no Ira desarrollado ninguna institución mayor, y que el Estado, lejos de ser en sí mismo un fin, existe como el medio de preservar el hogar. Además, la democracia es grande, poderosa y estable según el espíritu de la democracia doméstica.

verdad.

La guerra mundial estableció esta

Es una afirmación para aquellos que han contemplado el resulta- do de la guerra, que la paz mundial y el progreso en el mejoramiento de vida de la humanidad están llamando la atención de mujeres y hombres juiciosos que son por naturaleza partidarios de reformas, y también de masas de seres humanos que han hecho frente y sobrelle-

vado las actuales condiciones mundiales y están descontentas con el actual estado de cosas. En gran parte el signo más importante para el bien de la raza humana es el reconocimiento en todo el mundo del

*La Sra. Ransome fué electa Primera Presidenta del Consejo Educa-

cional de los Comités de Higiene Social de mujeres y de otras organiza- ciones. También sirvió como Primera Vice-Presidenta de la Sociedad de Higiene Social del Distrito de Columbia por un período de tres años, 1922- 1924.

Los estudios que hizo la Sra. Ransome en Brlyn Mawr College le pre- pararon habilmente para sus actividades en el ramo educacioñal de bien- andanza social. Un curso especial sobre la enseñanza de la biología y embriologia bajo la dirección del Profesor Thomas Hunt Morgan le ha ayudado importantemente en el ramo del trabajo que ella ha desempeñado. La Sra. Ransome fu6 preparadora en Quimica en 1893 y 1894 y más tarde estudió con el Sr. Victor Meyer en la Universidad de Heidelberg. Desde entonces ha consagrada una gran parte de su vida al servicio social junta- mente con su trabajo doméstico, criando tres hijas y un hijo. El An principal de su vida fuera de las paredes de su propio hogar ha consis- tido en ayudar cualquier causa que prometa mantener la integridad de la casa.

El lector observará por medio del contenido de esta relación que la autora trata de la responsabilidad de los padres y de los métodos de resolver los problemas sexuales en la niñez y adolescencia en el hogar.

valor de la educación, descubriendo el origen de las enfermedades humanas y del descontento social universal y dándonos cuenta de que solamente por medio de la educación puede salvarse la cíviliza- ción de sus enemigos. Para suspender el enorme derroche de energías humanas se requerirá, el esfuerzo de los hombres más capaces, haciendo uso de la suplantación de las fuerzas obtenidas por medio del vapor, del acero y del crédito, y así librar a millones de seres humanos de la miseria de la falta de empleo, de la pobreza J\ del hambre, con la degradación del nivel moral y la destrucción de la vida del hogar en todas partes.

En cualquier plan de educación sexual debería recordarse esta si- tuación mundial juntamente con la necesidad de las reformas. I&to hará posible la vida del hogar para los que son y serán las fortalezas de la nación y también para aquellos que contribuyen a la prosperidad en las profesiones asalariadas y cuyos peligros de sumersión y dolor cn la pobreza son completamente efectivos. Tales reformas son : aumento de oportunidades en el trabajo con la facultad de obrar conforme a nuestros deseos y el firme establecimiento del valor del dinero y del cr&dito, 1Ja operación sutil del deseo sexual humano sin

control como SC revela en las enfermedades venéreas, es una fuerza dis- gregante mas desmoralizadora y destructora para la sociedad que la producción obtenida por medio de la maquinaria y el crédito sin con- trol. IJas enfermedades venéreas en sus espantosos estragos sobre la

humanidad son peores que todas las otras enfermedades combinadas. So propagan debido a la prostitución que es el acto de dar o de recibir el cuerpo, principalmente por dinero, en las relaciones sexuales promiscuas.

Existen muchas relaciones que muestran que del 70 al 90 por cíen- to de las mujeres prostitutas están enfermas de gonorrea y sífilis, muchas de ellas teniendo a la vez ambas enfermedades. Estas en- fermedades son la causa principal de la infección de los hombres que se prostituyen y que pasan su enfermedad a sus esposas y a sus hijos. Este’ vicio, por medio de las enfermedades, de la muerte y del divorcio destruye innumerables hogares, con tanta seguridad como la guerra y el hambre. La prostitución causa anualmente pérdidas enormes en

Ia producción por medio de continuos días de enfermedad de hombres que trabajan en la industria, e ính&ílita a los hombres en la vida militar. Para su wración es necesario gastar millones de dólares. I&to ha dado origen a un doble nivel moral, por medio del cual se indica que la mayor parte de los hombres son licenciosos; aunque por otra parte son buenos, honrados y justos. Cayendo en el error debido a la ignorancia lo consideran su privilegio y aun una necesidad

entregarse a, las ilícitas relaciones

sexuales

antes y después del matri- monio ; aunque exigen la castidad en sus mujeres.

Se ha averiguado que las causas de la prostitución son sociales y económicas cuando se deben a la falta de las condiciones adecuadas de vida, al aplazamiento del matriomonio y a la ignorancia ; y psicológicas, bajo ciertos aspectos mentales y físicos y como un re- sultado del deseo que tenemos de obrar conforme a nuestra voluntad, el cual no podría satisfacerse de otra manera. Indican, como las causas de la instabilidad social, la necesidad de grandes reformas.

La prostitución es un mal uso de la energía sexual, la fuerza más grande que se conoce, por medio de la cual la vida se ha elevado desde cl zoófito hasta el hombre. El amor es la forma más sublime de la manifestación del sexo, sobresale a todas las otras experiencias hu- mana y es la base del orden más elevado de la sociedad o de lo que se basa en el matrimonio monógamo, el apareamiento entre el hombre y la mujer. Por otra parte la prostitución destruye los ideales del hogar despertando la desconfianza y los celos en la esposa, causando mutua pérdida de respeto entre el’hombre y su mujer, y haciendo desaparecer el amor propio con el descontento cada vez mayor del esposo. Puede indicarse tanto acerca de la miseria del cuerpo y del espíritu que existe en el mundo y que proviene de las enfermedades venéreas y de la prostitución, que en su control y en el establecimiento final del simple nivel moral o matrimonio monógamo podria alcanzarse la felicidad del mundo, con la solución del problema social y eco- nómico de asegurar la paz mundial.

Todos estos males y peligros que amenazan a la sociedad muestran _ la necesidad de la educación del sexo en el hogar. No es razonable pensar que

con

otro procedimiento que no sea la educación de la juventud en el hogar pueda llegarse al despertar completo y uni- versal de la conciencia del sexo y al adelanto de los ideales que harán posible

la

aspiración del simple nivel moral o vida sexüal monógoma, con el consiguiente control de las enfermedades venéreas y el progreso físico, moral y espiritual del género humano. Probablemente no se harán bastantes adelantos por la sociedad hasta que la mayoría de los padres reconozcan la vasta magnitud del asunto y las responsa- bilidades que tienen que afrontar. Aun antes del nacimiento de los niños y por medio del estudio de las leyes de la herencia harfan bien en reconocer el gran poder de la herencia sexual que est& a su encargo en su propia vida sexual, para el bien de sus hijos y de la raza.

ponsabilidad de curarse antes del matrimonio y de llegar a ser padre o madre de familia. En la vida del hogar la mayor responsabilidad en la educación social y en la educación en general recae en Ia madre durante los primeros años, a causa de su contacto más íntimo Con sus hijos. Ambos padres deberían estar provistos de los conocimientos que les puedan permitir hacer el mejor uso de su desempeño y privilegio como padres en la educación sexual de sus hijos, evitando la información falsa y la evasión.

Habiendo ganado la confianza y el respeto de los niños los padres deben enseñar sin ningún recelo las verdades fundamentales sobre el sexo, diciéndoles con debida propiedad lo que es verídico, bueno y hermoso en la vida. Deberían incluir la nomenclatura de los órganos sexuales juntamente con los otros órganos y la enseñanza de la higiene personal. Deberían advertirles acerca de los peligros de la infección y de los desastres que sobrevienen de la desatención de las leyes de salud y sociedad. Deberían observar las malas costumbres y corregirlas, proporcionándoles buenas condiciones de vida, com- pañía y recreo. Deberían aconsejar el examen antes del matrimonio. Deberían hacer más efectiva la educación del hogar utilizando su derecho de ciudadanía en asegurar leyes para la supresión de la prostitución, para suministrar un examen médico adecuado y para el informe de las enfermedades venéreas, las clínicas, el tratamiento en los hospitales, la cuarentena, la detención, la rehabilitación y el trabajo de bienandanza. Cualquier signo de evolución contranatural o delito debería seguirse de un examen cuidadoso y de atención institucional si fuese necesario, para evitar un nuevo delito y la posi- bilidad del matrimonio, con el aumento de ñoñez y locura.

La experiencia ha probado que la única fuerza que puede pre- valecer contra la fuerza dinámica casi predominante del instinto sexual, es el imperio sobre sí mismo. Los que tienen la responsabilidad de educar a la juventud no deberían perder tiempo ni oportunidad en desarrollar este poder por medio de la formación del carácter y de la creación de la conciencia sexual. Para efectuar ésto es de suma importancia mantener el propio ambiente en el hogar y la presencia de uno o de ambos padres cuando los niños les necesitan más al regresar de la escuela y terminar su día de trabajo y de juego.

La educación sexual y la formación del carácter son en todo caso tareas difíciles para cualquier padre. Para lograrlas un estudio con- cienzudo de la nuturaleza y psicología del niño aclarará los motivos de SU conducta desde la infancia hasta la adolescencia, indicando también las bases de su conducta en su vida posterior, Con este conocimiento y con la simpática comprensión de la naturaleza de

sus hijos los padres deberían ayudarles en lugar de forzarlos a ajustarse a su medio ambiente con la menor fricción. En su dirección sexual deberían regularizar la conducta de sus hijos hacia los convenios reconocidos por la sociedad. La mejor fundación para el desarrollo natural y normal se basa en eludir la exactitud de la ciega obediencia a las demandas aparentemente irrazonables ; en fortalecer el poder de decisión para escoger el mejor sendero en el conflicto del deseo y del deber y en enseñarles por medio de admonición y por el valor de la experiencia las consecuncias de cualquier cosa seleccio- nada..

Desde el primer momento en que el niño se da cuenta de la presen- cia de una voluntaCT superior guiada por la razón puede ser educado por sugestión desde los diez años, para el ejercicio de un juicio bastante bueno con el conocimiento del bien y del mal. Los padres deben reconocer la necesidad de una superintendencia constante para que ese conocimiento se aplique y las costumbres se establezcan bajo una buena norma moral sin interrupción. Con esta base puede esperarse el mejor desarrollo físico, mental y moral, si los padres están prontos a responder con entera franqueza a Ias preguntas de la vida sexual que pueden presentarse de sorpresa desde los primeros aíios y en todos los grados del crecimiento del cuerpo y del ingenio. Sólo el padre sabe lo que debe decir en los diferentes períodos por medio de cuidadosa atención y simpatía con la mente del niño, a medida que ésta busca el esclarecimiento. Estas preguntas son como las tijeretas de una enredadera que buscan soporte. Con un golpe rudo y violento pueden hacerse pedazos y echarse a perder; pero proporcionándole el fuerte muro de la verdad para adherirse, la planta del verdadero conocimiento sexual crece y asciende hacia la belleza, que debería ser el conocimiento de la vida en su admirable perfección.

PARTE SEQUNDA

La enseñanza que alcanza mayor éxito en loa niños con lo que res- pecta a las leyes del sexo se imparte en los primeros años de la in- fancia cuando empiezan a hacer preguntas, diciéndoles con exactitud únicamente lo que ellos quieren saber. La madre juiciosa al enseñar la limpieza enseñará la anatomía en tal forma que el niño no sabrá que se le enseñan todas las partes del cuerpo; sino que inconciente- mente absorberá el conocimiento de la igual importancia de todos los órganos, cosa que imparten muy pocos libros de texto.

no se aventuran a demorarla más alló de los seis o de los siete años. Podría citarse un caso de un funesto incidente que indujo a dos niñas de seis y de ocho años de edad a muchas preguntas sobre cosas que su madre aún no les había enseñado en el estudio de la naturaleza. La madre con mucha propiedad no les negaba nada de lo que querían saber. Hacía algún tiempo que las niñas habían observado en su jardín las semillas redondas y negras de cannas y preguntaron porque estaban allí cuando habían caído los botones. La madre entonces les satisfizo sus deseos explicándoles la naturaleza de las semillas en la formación de nuevas plantas y nueva vida. Por lo tanto, para con- testar a sus preguntas sobre los nenes había que dar solamente otro paso para explicarles cómo venían al mundo. Ella tuvo cuidado en agregar que cada madre dice a sus hijos la historia del origen de la vida, Si cualquier nifío tratara de decirles deberían responder que su madre queria hablarles de tales cosas ella misma. Había parecido a la madre que esta introducción imprevista y forzada a la naturaleza verdadera del origen de la vida había sido prematura; pero tuvo razón para cambiar de opinión. Al día siguiente las niñas vinieron corriendo de la escuela a la casa diciendo que un niño desconocido mayor que ellas les había detenido y dicho que el podía explicarles cómo venfan los niños al mundo. “ Recordamos lo que tú nos dijiste, madre, y le dijimos que ya sabíamos porque tú nos lo habías dicho ’ ‘.

La verdad es esencial. La más joven de estas dos niñas algunos años más tarde preguntó a su madre porque las madres de dos de sus amigas dijeron a sus hijas historias diferentes; una, que los doc- tores traían a los chiquitines en sus sacos de mano, y la otra la historia de la cigüeña. “Por supuesto que no son ciertas” dijo ella, “porque tú nos has dicho la verdad’ ‘. “Creo que tú eres la madre más querida del mundo porque tú nos dices exactamente lo que queremos saber ’ ‘.

La aplicación de las observaciones de la naturaleza a la vida humana no siempre aparece con prontitud en las inteligencias tier- nas. Un hermano más joven de estas dos niñas que hacían tantas preguntas estaba principalmente interesado en invenciones y cosas mecánicas. Aparentemente no había probabilidades de que pre- guntase algo que pudiera darle oportunidad para la educación sexual. Wpentinamente una noche al tiempo de acostarse dijo: “Madre, J cuánto me quieres? ” La oportunidad se había presentado. Ella contesto : “Te quiero tanto que serfa capaz de dar la vida por ti. ” “ i Oh ! & lo barias tú 7 ” dijo él, y entonces ella replicó : “Hubo un instante en el momento en que naciste cuando pudiera haber tenido’ que dar la vida por ti y estaba resuelta a hacerlo.” Entonces se

presentaron las preguntas y cuandoa vinieron las respuestas la

ignorancia se substituyó en ternura y veneración.

El muchacho mayor que quería decir a las niñas 10 que sabía acerca de los chiquitines probablemente no tenía ninguna intención malévola, y lleno de admiración al saberlo él mismo quería participar de su conocimiento. Sin embargo pudiera no haber sido así y estas niñas podrían haber tenido una experiencia muy diferente.

La edad de la primera adolescencia es de gran importancia en la educación del sexo en el hogar. Se ha dicho con precision que “NO es tan importante lo que uno hace por el niño como lo que uno hace de él.” Esta verdad se aplica especialmente a la edad en que los jóvenes están en condiciones de apartarse de sus padres y encontrar compañerismo en los lugares más inesperados. Es entonces cuando la madre debe ver que los niños vengan directamente de la escuela y que no pierdan el tiempo en los sitios donde puedan estar sujetos a influencias promiscuas, que inducen al mal cuando falta la superin- tendencia. Es peor cuando vienen de la escuela y “la madre no está en casa. ” Se han señalado las malas consecuencias de este proceder. El contacto íntimo con los niños y la superintendencia de horas libres deben mantenerse para establecer la continua confianza del niño en los padres durante la adolescencia. Los padres que para gratificar sus propios deseos de alegría, comodidad, éxito mundial u otros propósitos, no han recordado ni practicado este principio, pronto llegan a apartarse del niño. Con el cinematógrafo, los largos paseos en automóvil y los bailes de las Escuelas de Prepara- ción Superior que ocurren con mucha frecuencia y duran hasta media noche influyendo contra el adelanto de lo mejor que hay en el niño y estimulando en exceso el deseo por la excitación y el anhelo por el romanticismo y la aventura, se debe solamente a la rsensatez que tienen la mayor parte de los jóvenes el que ellos puedan sobrevivir y que su ignorancia sobre las leyes del sexo no les conduzca a la ruina con más frecuencia de lo que generalmente sucede. La supe- rintendencia de sus mayores causa resentimiento en la juventud de hoy; y diariamente se hace mas difícil para los padres inculcar en la juventud la necesidad de muchos convenios sociales.

Para contrarrestar la tendencia natural que existe en ia juventud de ejercer el poder de la atracción sexual y vivir sin restricciones

debería llevarse a cabo entonces la educación en el hogar, estimulando los ejercicios al aire libre, el juego de raqueta, los paseos a pie, los clubes para drama, el arte y la música, el interés por el radio y en verdad todo aquello que pueda estimular la ambición por las carreras

padre a su hijo la absoluta necesidad de adherirse al simple nivel moral y el peligro de las relaciones sexuales promiscuas. Por último, los padres no han cumplido con sus responsabilidades si antes del matrimonio de sus hijos no les han ensellado la naturaleza y pro- pagación de las enfermedades, y puesto que aun personas inocentes son algunas veces víctimas de la enfermedad sin saberlo, no deberían contraer matrimonio sin el previo examen de mSdicos competentes.