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La historia de la sanidad en Bolivia

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LA

HISTORIA DE LA SANIDAD EN BOLIVIA 683 Secretada.-El movimiento de esta importante repartición ha sido sumamente intenso, tramitándose en esta oficina 4,694 asuntos, algunos de los cuales revisten capital importancia. Se han expedido 2,157 notas y 110 despachos telegráficos, produciendo además una elevada cantidad de informes solicitados por el consejo.

J. SCOSERIA,

H. MANTERO, . Presidente.

1. Secretario.

.

.

La Historia de la Sanidad en Bolivia *

Por el Dr. EZEQUIEL L. OSORIO

El Protomedicato ha sido la primera de las institutiones directoras de la organización profesional médica y encargada de intervenir en la vigilancia de la salubridad pública. Fué creado por decreto de 6 de abril de 1830 en forma provisional, habiendo desempeñado el grado de protomédico el Dr. Jose Cordón y Labra, siendo examinadores los Dres. Juan Nicoll y Pedro María Burnier de Fontaniel. La creación de esta institución respondió entonces a la necesidad social de evitar el curanderismo que infestaba el país y a la necesidad universitaria de comprobar mediante examen la competencia de los que aspiraban al título profesional. Fuera de la cabeza, constituída por el proto- médico, existían las tenencias del Protomedicato en todas las capitales de departamento, con las atribuciones de exigir dentro de cierto plazo el título o diploma profesional que acreditase como tal a todo médico, cirujano o farmacéutico residente dentro del territorio nacional.

Vino después la ley de 31 de octubre de 1833, reglamentada el 24 de enero de 1834, ampliando en el capítulo VIII las facultades con- cedidas al Protomedicato en la siguiente forma: “Los médicos, cirujanos y farmacéuticos graduados en otras universidades y habi- litados por otros protomedicatos, debían manifestar al de Bolivia los diplomas y títulos de su respectiva profesión, antes de usar de ella dentro del territorio de la República, debiendo darse el pase a los que fueren auténticos, previo examen.” El Protomedicato y sus tenen- cias quedaron encargados de la conservación y propagación del fluido vacuno y la supervigilancia sobre los vacunadores. Además, la alta dirección de la higiene pública quedaba encomendada a los protomedicatos.

Desde abril de

1830

funcionó el Protomedicato en la ciudad de La Paz hasta el 22 de agosto de

1843,

en que se di6 un nuevo regla- mento y se implantó su residencia en la capital de la República, donde funcionó hasta 1850, en que el titular, Dr. Manuel Ascencio Cuéllar, fué suspendido de su cargo.

* De 1s Revista del Instituto M¿‘dico “Sucre, ” 24: 63 (eno.-fbro.) 1928, reproducimos parte del artículo

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684 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA

El país se vi6 privado de esta útil institución hasta 1859, año en que el Dictador Linares lo restituyó en su puesto. El 31 de diciembre de 1866 cesó el Dr. Cuéllar, y el 67 ingresó a desempeñar las mismas funciones el Dr. Manuel María Raimundo Núñez; el 71 fué designado el Dr. Haigharth, quien no aceptó, habiendo quedado acéfalo el tribunal del Protomedicato, hasta 1882, en que la tenencia de Chu- quisaca pidió fuera restablecido, cosa que no se pudo llevar a efecto.

En 1892 se suspendieron las tenencias y se fundó una nueva institu- b ción: la de los tribunales médicos.

Antes de pasar adelante, y aunque el recuerdo que vamos a hacer no revista importancia médica, es preciso anotar que el 9 de febrero

de 1828 un reglamento dictado por el Gobierno estableció Juntas de . Sanidad Pública encargadas de atender los hospitales, la salubridad

y la conservación y propagación de la vacuna. Estas juntas eran de carácter religioso, y formadas por eclesiásticos. No dieron ningún resultado. A pesar de todo, fueron restablecidas en 1840 (ley del 5 de noviembre), quedando las municipalidades encargadas de su formación, bajo la presidencia de un miembro del consejo. En

1845 (25 de enero) se organizaron juntas de propietarios en las que se refundieron las de sanidad; las cuales a su vez se asociaron en muchas ocasiones al Protomedicato y a sus tenencias. En 1858 se fusionaron con las municipalidades. En enero de 1865 se restablecieron las juntas de sanidad, menos en Sucre donde se le dió las mismas facul- tades por orden suprema de 18 de marzo de ese año a la Sociedad Humanitaria de San Vicente de Paul.

Siempre fruto de la tendencia descentralizadora de la adminis- tración pública, de la que ya hemos hecho mérito anteriormente, fué la creación de los tribunales médicos en todos los departamentos, sin una cabeza dirigente. La ley de 4 de diciembre de 1893 les di6 consistencia. Su objeto y fines eran entender con todo lo que se

refiere al ejercicio de la medicina y la farmacia en todos sus ramos. . Desde el mencionado año hasta 1907 (ley de 5 de diciembre) los

tribunales médicos de la República desempeñaron casi siempre a

satisfacción general sus funciones de autoridades profesionales y de - examinadores de alumnos y médicos.

En 1908 fue creada la Dirección General de Sanidad Pública y las jefaturas departamentales. Fué contratado como director de este nuevo servicio un médico alemán del Instituto Koch, de Berlín, el Dr. Treutlein; luego lo sustituye un boliviano, el Dr. Manuel Cuéllar.

La Ley General de Sanidad Pública está concebida en los siguientes términos :

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Director General, y el número suficiente de empleados; teniendo por principales atribuciones las siguientes:

1. Velar por todo cuanto se refiere a la sanidad pública en general del pafs, y a la defensa nacional contra la importación de enfermedades ex6ticas y contra las endemoepidemias y enfermedades trasmisibles o evitables.

II. Entender en todo lo que se relaciona con el ejercicio legal de la medicina y de la farmacia, en todos sus ramos.

III. Formular los reglamentos sanitarios y administrativos que sean precisos. * IV. Informar ante el Ministerio de Gobierno, en todo lo relativo a asuntos de

sanidad e higiene y ante el de instrucción, en lo referente al ejercicio de la medi- cina y de la farmacia, en todos sus ramos.

V. Promover la vulgarización de los conocimientos higiénicos, mediante publi- s caciones, conferencias, exposiciones, etc.

VI. Comunicar a los médicos de sanidad departamentales y provinciales, todas las instrucciones que fueren indispensables para el mejor cumplimiento de sus funciones.

VII. Vigilar y propender a la propagaci6n de la vacunación y revacunación contra la viruela.

VIII. Dictar todas las prescripciones profilacticas que se hiciesen necesarias y combatir, de un modo especial, la propagación del alcoholismo.

IX. Velar por la higiene urbana general, por la de los establecimientos de instrucción; de las oficinas industriales; de las iglesias, teatros, mercados, hoteles, posadas, casas de tolerancia y demas lugares de reuniones públicas; de las cárce- les, hospitales, mataderos, establecimientos sanitarios, cementerios, etc.

X. Hacer prácticas las medidas que dictare sobre policfa sanitaria en general; y especialmente en los puertos, radas y embarcaciones; en los ferrocarriles, mensajerías y demás medios de trasporte.

XI. Suministrar las bases de los convenios sanitarios que hayan de celebrarse con las naciones extranjeras.

XII. Proveer al estudio de las condiciones sanitarias del país, a fin de deter- minar zonas insalubres y las obras y medidas de saneamiento que fuese necesario ejecutar; a la organización de la estadística sanitaria; al estudio de la demografía y climatología médicas; de las aguas potables, termales y minerales, etc.

XIII. Establecer cuando fuere preciso, inspecciones de higiene general o espe- cial y de profilaxis.

c XIV. Auxiliar a las municipalidades en combatir las enfermedades infecciosas que aparecieran en el territorio de su jurisdicción; y tomara su cargo los servicios de profilaxis y de desinfección pública, cuando la difusión de la epidemia amenace convertirse 0 se convierta en un peligro general; y

w XV. Elevar, anualmente, al Ministerio respectivo, un informe sobre el Servicio de Sanidad en toda la República, teniendo en vista los informes de los funcionarios de su dependencia y proponiendo todas las reformas y medidas que juzgue convenientes.

~RT. 2O. Se crea en la capital de cada departamento, un funcionario especial rentado, que se denominará “Director de Sanidad del Departamento”; y, en la capital de cada provincia, un “médico de sanidad,” igualmente rentado; siendo SUS principales atribuciones las siguientes:

I. Velar por la sanidad pública en general del departamento o provincia de su jurisdicción, respectivamente.

II. Cuidar de que la medicina y la farmacia, en todos sus ramos, no sean ejercidas por personas que careciesen de título legal.

III. Visitar, periódicamente, las boticas y vigilar su correcto y legal funciona- miento.

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IV. Cumplir y hacer cumplir todas las instrucciones que recibiesen de la Dirección General de Sanidad Pública o de la Dirección Departamental, en su caso. V. Los médicos de sanidad provinciales ejercerán, además, las funciones de médicos forenses, sin remuneración alguna, siempre que sea a requerimiento de autoridad competente; y gozando de un viatico diario de 10 bolivianos cuando tuvieren que ausentarse a más de una legua de los limites urbanos de la capital en que residen; y

VI. Los mCdicos de sanidad provinciales ejercerán tambibn las funciones de

médicos titulares en su respectiva circunscripción. * ART. 30. El nombramiento de estos funcionarios públicos se hará por el Poder

Ejecutivo, eligiéndolos de entre las nóminas respectivas que le eleven los cuerpos médicos residentes en las capitales de departamento, en esta forma:

u) Para elegir al Director General de Sanidad Pública, demandará al cuerpo I médico de cada capital de departamento, la designación del nombre de un solo

facultativo, debiendo hacer la selección del conjunto de estas indicaciones, o de la mayoría de ellas, si alguno o algunos de dichos cuerpos omitieren la remisión opor- tuna de la que les corresponda; y

b) Cuando se trate de nombrar médicos de sanidad departamentales o pro- vinciales, solicitará la terna o ternas correspondientes al cuerpo médico de la capital de departamento, en cuya jurisdicción deban funcionar él o los que se designen para ocupar esos cargos.

ART. 40. Los directores de sanidad departamentales están subordinados inmediata y directamente, a la Direccibn General; y los médicos de sanidad provinciales, al director del departamento, en cuya circunscripción territorial presten sus servicios.

ART. 50. Para el mejor cumplimiento de las medidas sanitarias que se dic- taren, los jefes de sanidad podran requerir el auxilio de la fuerza pública, con cargo de cuenta y responsabilidad ante sus superiores.

ART. 60. La Dirección General de Sanidad Pública podrá establecer, en sus ordenanzas sanitarias, multas que no excedan de 50 bolivianos, pudiendo doblarse en caso de reincidencia; con la facultad de percibir y destinar su importe para las diversas necesidades del servicio, con cargo de cuenta al Supremo Gobierno.

ART. 70. Quedan derogadas la ley de 4 de diciembre de 1893, que creó y organizó los tribunales médicos en la República y todas las demás disposiciones que le sean referentes.

ART. 80. En los presupuestos respectivos para cada gestión económica, se consignarán las partidas necesarias para el Servicio de Sanidad, desde el prúximo año de 1907.

LA PAZ, 28 de noviembre de 1907.

Hace 20 años ya se dieron los pasos necesarios para modernizar nuestra arcaica situación sanitaria; pero dificultades mfnimas, escollos de poca importancia, roces que naturalmente debían producirse entre las ruedas del nuevo engranaje administrativo, llevaron el desaliento a las esferas oficiales y en 1912 quedaron otra vez restablecidos los tribunales médicos y en la misma situación la República en orden a salubridad.

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HISTORIA DE LA SANIDAD EN BOLIVIA 687

bre de ese año, asistencias que en realidad no son más que puestos de socorro para accidentados, instituciones de carácter local y que en realidad nada tienen que ver con el objeto de la creación de la ley de sanidad pública, que era de grandes proyecciones y de verdadera utilidad general.

Desde entonces, ya van para 12 años, estamos en peor situación que nunca. No hay autoridad profesional; no hay autoridad

* sanitaria. Es una verdadera vergüenza nacional. Sin exageración

podemos decir que Bolivia en 1928, está en peores condiciones de organización sanitaria que Bolivia en 1828. iY decimos que hemos progresado!

Hace poco ha presentado el Ejecutivo a las Cámaras un proyecto h

para la creación del Ministerio de Higiene y Salud Públicas, o departamento de estos ramos. Todavía no ha sido resuelta la proposición.

NOTA DE LA REnAccIóN.-Aunque no cabe duda del valor del calor húmedo como bactericida e insecticida y del mérito desinfectante del formaldebido (formol) en ciertas condiciones, hay que tener presente siempre que el vapor de dicha sustancia, a falta de calor, no mata sabandijas, tales como ratas y otros roedores, cucarachas, chinches, etcétera, y que no se puede confiar en ella cuando se trata de obtener una penetración profunda, como en ropas de cama, muebles entapizados, etcétera. Las aplicaciones y limitaciones del formol así como las de los desinfectantes a emplear contra ratas, pulgas, piojos, chinches y demás sabandijas aparecen descritas en la Publicación No. 1 de la Oficina Sanitaria Panamericana, titulada “Prevención de las Enfermedades Transmisibles,” ejemplares de la cual pueden ser conseguidos por conducto de las autoridades de higiene.

El Calor Húmedo Para La Desinsectización

La desinfección por el vapor bajo presibn es tal vez uno de los mejores procedi- m mientos para la desinsectización. En efecto, con el calor húmedo, mueren todos

los insectos que infestan las ropas, asf como las liendres, y las larvas de los mismos. Con los vapores de bencina, de un poder tóxico especffico contra los piojos, con los de formol igualmente de gran poder bactericida e insecticida, la Sección de Desinfección contribuirá a evitar muchas enfermedades en cuyas etiologfas c

entran los insectos, como vectores o intermediarios obligados.

Citemos solamente los piojos, cuyas tres especies más conocidas entre nosotros son: el Pediculus capitis (piojo de cabeza-ky); el Pediculus vestimentis (piojo de vestidos-ñamokyrá), y el Pediculus pubis (kypé)-que pueden trasmitir la fiebre recurrente, etc.

Las garrapatas, los ácaros (productores de la sarna), las larvas de moscas y sus huevos, los mosquitos de las habitaciones, las pulgas, las chinches son incri- minados, en mayor o menor grado, como culpables de trasmitir ciertas enferme- dades.

Referências

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