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Un poco de historia de la Teoría General de Sistemas

, un artículo clásico de Ludvic Von Bertalanffy

Para evaluar el «enfoque sistémico» moderno, conviene considerar la noción de sistema no como una moda pasajera o una técnica reciente, sino en cuanto concepto ubicable en el contexto de la historia de las ideas.

En cierto sentido puede decirse que la noción de sistema es tan antigua como la filosofía europea. Puestos a definir el tema central del surgimiento del pensamiento cientifico-filosófico con los presocráticos jónicos en el siglo VI a. C., cabría decir: los hombres de las primeras culturas, e incluso los primitivos actualmente, se sienten «arrojados» a un mundo hostil que gobiernan fuerzas demoníacas, cuya acción caótica e incomprensible cabe, a lo sumo, conjurar o influir mediante prácticas mágicas. La filosofía y su descendiente, la ciencia, nacen en el instante mismo en que los griegos aprenden a ver o encontrar, en el mundo de la experiencia, un orden o kosmos inteligible y, por ende, controlable mediante el pensamiento y la acción racional.

Un modo de formular este orden cósmico es la cosmología aristotélica, con sus nociones holísticas y teleológicas concomitantes. El dictum aristotélico, «el todo es más que la suma de las partes», es una definición, aún válida, del problema sistémico fundamental. Aunque la teleología aristotélica fue eliminada en el desarrollo ulterior de la ciencia occidental, los problemas que implicaba, como el del orden y directividad según metas de los sistemas vivos, fueron negados o dejados a un lado, pero no resueltos, de modo que siguen todavía en pie. Incluso una ojeada superficial a la historia de las ideas mostraría que los problemas que nos ocupan hoy en día bajo el rubro de «sistema» no «nacieron ayer», engendrados por cuestiones matemáticas, científicas y tecnológicas del momento; son más bien expresiones contemporáneas de interrogantes perennes planteados y discutidos durante siglos, bien que en un lenguaje diferente al nuestro.

Cabría circunscribir la evolución científica de los siglos XVI y XVII diciendo que sustituyó la concepción descriptivo-metafísica del universo, sintetizada en la doctrina aristotélica, por la concepción matemático-positivista de Galileo. En otras palabras, a la visión del mundo en cuanto que cosmos teleológico sucede la descripción de eventos mediante leyes matemáticas causales.

Nótese que hemos dicho sustituir, no eliminar, pues el dictum aristotélico de que el todo resulta superior a las partes se mantuvo firme. Debe insistirse en que el orden u organización de un todo o sistema, que trasciende a sus partes cuando éstas se consideran aisladas unas de otras, no es asunto que tenga que ver con la metafísica, ni tampoco constituye materia de superstición antropomórfica o de especulación filosófica; es sencillamente un hecho observable en cualquier organismo vivo, grupo social, o inclusive en el átomo.

La ciencia, empero, no estaba preparada para tratar este problema. La máxima segunda del Discours de la Méthode cartesiano era «descomponer cada cuestión en tantos elementos simples como fuera posible». Esto, formulado también por Galileo como el método «resolutivo», ha sido el «paradigma» conceptual de la ciencia desde sus orígenes hasta el

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trabajo experimental que se realiza en los laboratorios actualmente: resolver y reducir los fenómenos complejos en procesos y partes elementales.

Este paradigma funcionó admirablemente mientras los eventos observados se dejaban descomponer en cadenas causales aisladas, o sea, en relaciones entre dos o pocas variables. Así fue posible el éxito enorme de la física y de la tecnología a la que aquélla dio lugar. Pero quedaban sin resolver los problemas que implicaban muchas variables. Tal era el caso del problema de tres cuerpos en mecánica, y no digamos ya de la organización del organismo vivo o del átomo, fuera del elementalísimo sistema protón-electrón del hidrógeno.

Para estudiar el problema que suponía el orden u organización se concibieron dos ideas principales. Una, establecer comparaciones con las máquinas hechas por el hombre; la otra, imaginar el orden como producto del azar. La primera fue puesta de relieve en la befe machine cartesiana, que generalizase después LaMettrie con su bomme machine. La segunda encontraría expresión en el concepto darwiniano de selección natural. Ambas se revelaron espléndidamente fructíferas. La teoría que ve en el organismo vivo una máquina con distintos disfraces —desde la máquina mecánica o mecanismo de relojería de las primeras explicaciones de los astrofísicos del siglo XVII, hasta las posteriores concepciones del organismo en cuanto máquina térmica, quimicodinámica, celular y cibernética— explicaba los fenómenos biológicos en sus distintos niveles: desde el de la fisiología de los órganos hasta el de las estructuras submicroscópicas y los procesos enzimáticos de la célula. De manera análoga, el orden organismico como producto de eventos azarosos llegó a abarcar un gran número de hechos bajo el nombre de «teoría sintética de la evolución», incorporando la biología y la genética molecular.

Pese al éxito notable que suponía la explicación de una mayor cantidad de procesos vitales — muchos de ellos harto sutiles—, quedaban por resolver aún varias cuestiones fundamentales. El «animal máquina» cartesiano constituía un principio bastante adecuado a la hora de elucidar el orden admirable de los procesos que actuaban en el organismo vivo. Pero, según Descartes, la «máquina» había sido creada por Dios. La evolución de las máquinas mediante eventos aleatorios parece harto contradictoria.

Las corrientes neovitalistas representadas por Driesch, Bergson y otros, resurgidos a comienzos de este siglo, esgrimieron argumentos muy legítimos que giraban en torno a los límites de las posibles regulaciones en una «máquina», de la evolución por sucesos aleatorios y de la propositividad de la acción; pero seguían usando la venerable «entelequia» de Aristóteles —esto es, un principio o «factor» organizativo sobrenatural— con nuevos nombres y en nuevas descripciones.

Así, la «batalla por el concepto de organismo durante las primeras décadas del siglo XX», para emplear los términos plásticos de Woodger, ponía de manifiesto crecientes dudas sobre la validez del «paradigma» de la ciencia clásica, o sea, la explicación de fenómenos complejos a partir de elementos aislados. Tal estado de cosas hallaba expresión en el problema de la «organización» detectada en cualquier sistema viviente; en la cuestión de si «mutaciones al azar como selección natural proporcionan o no respuesta a todos los fenómenos de la evolución» y, por tanto, de la organización de las cosas vivientes; y en el problema de la directividad a metas, que, aun negado, acaba siempre asomando su fea cabeza.

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Tales problemas no eran en modo algunos exclusivos de la biología. La psicología, en la teoría de la Gestalt, había planteado ya la cuestión de que un todo psicológico (las configuraciones percibidas, por ejemplo) no pueden resolverse en unidades elementales como las excitaciones en la retina o las sensaciones puntuales. Por las mismas fechas, la sociología llegó a la conclusión de que resultaban insatisfactorias las teorías fisicistas modeladas de acuerdo con paradigmas de corte newtoniano. E incluso Whitehead comparó el átomo a un «organismo» diminuto.

Cronología

Entre 1948 y 1955 W. Ross Ashby y Norbert Wiener desarrollaron la teoría matemática de la comunicación y control de sistemas a través de la regulación de la retroalimentación (cibernética), que se encuentra estrechamente relacionada con la Teoría de control. En 1950 Ludwig von Bertalanffy plantea la Teoría general de sistemas. En 1970 René Thom y E.C. Zeeman plantean la Teoría de las catástrofes, rama de las matemáticas de acuerdo con bifurcaciones en sistemas dinámicos, que clasifica los fenómenos caracterizados por súbitos desplazamientos en su conducta. En 1980 David Ruelle, Edward Lorenz, Mitchell Feigenbaum, Steve Smale y James A. Yorke describen la Teoría del Caos, una teoría matemática de sistemas dinámicos no lineales que describe bifurcaciones, extrañas atracciones y movimientos caóticos. John H. Holland, Murray Gell-Mann, Harold Morowitz, W. Brian Arthur, y otros en 1990 plantean el Sistema adaptativo complejo (CAS), una nueva ciencia de la complejidad que describe surgimiento, adaptación y auto-organización. Fue establecida fundamentalmente por investigadores del Instituto de Santa Fe y está basada en simulaciones informáticas. Incluye sistemas de multiagente que han llegado a ser una herramienta importante en el estudio de los sistemas sociales y complejos. Es todavía un activo campo de investigación.

Origenes

La fuente de la Teoría General de Sistemas puede remontarse probablemente, a los orígenes de la ciencia y la filosofía. Para nuestros propósitos, será suficiente situar el año uno en 1954, cuando se organizo la Society for the Advancement y General System Theory (sociedad para el avance de la teoría general de sistema). En 1957, se cambio el nombre de la sociedad a su nombre actual, la Society for General System Research (sociedad para la investigación general de sistema). Esta publica su libro, sistemas generales en 1956. En el artículo principal del volumen 1 de sistemas generales, Ludwig Von Bertalanffy presento los propósitos de esta nueva disciplina como sigue:

a.- Existe una tendencia general hacia la integración en las diferentes ciencias naturales y sociales. b. Tal integración parece centrarse en una teoría general de sistema. c.- Tal teoría puede ser un medio importante para llegar a la teoría exacta de los campos no físicos de la ciencia. d.- Desarrollando principios unificados que van “verticalmente” a través de los universos de las ciencias individuales, esta teoría nos acerca el objetivo de la unidad de la ciencia. e.- Esto puede conducir a la integración muy necesaria de la educación científica.-

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Aunque por conveniencia, hemos seleccionado arbitrariamente el año de 1954 como el inicio de la teoría general de sistema (TGS) a fin de revisar el progreso realizado desde ese tiempo, se deben tener presentes tres puntos. Primero como el mismo Von Bertalanffy noto. La teoría de sistema no es “una moda efímera o técnica reciente, la noción de sistema es tan antigua como la filosofía europea y puede remontarse al pensamiento aristotélico”. Segundo, algunas de las ideas predicada por la teoría general de sistema pueden observarse en tiempos mas recientes, al filosofo alemán George Wilhelm Friedrich hegel (1770–1831) se le atribuye las siguientes ideas.

1.- el todo es más que la suma de las partes. 2.- el todo determina la naturaleza de las partes. 3.- las partes no pueden comprenderse si se consideran en forma aislada del todo. 4.- las partes están dinámicamente interrelacionadas o son interdependientes.

A finales del siglo XIX, algunos biólogos llamados vitalistas, reconocieron que era imposible estudiar los procesos vivientes bajo el enfoque analítico mecánico. El mecanismo no es hoy en día una teoría popular, pero cuando la biología estaba en sus inicios, el vitalismo trataba de explicar muchas de las características de los procesos vivientes que el científico físico no podía explicar.

Tercero, durante la década de 1930 se escucharon muchas voces que demandaban una “nueva lógica” que abarca los sistemas tanto vivientes como los no vivientes. Las ideas elementales como de von bertalanffy se publicaron en ese época y se presentaron en varis conferencias. Fueron publicadas en Alemania en la década de 1940 y posteriormente traducidas al ingles.

Estos escritos formalizaron el pensamiento de esa época, el cual aclaraba que los sistemas vivientes no debían considerarse cerrados, ya que de hecho eran sistemas vivientes y que al realizar un cambio “de los niveles físicos al biológico, social y cultural de la organización, encontramos que ciertas etapas de complejidad de las interrelaciones de los componentes pueden desarrollarse en un nivel emergente de organización con nuevas características.

Bibliografía: Teoría general de sistemas, John P. van Gigch Págs. 65, 66.

Obviamente, la teoría general de sistema no solo se origino a partir de un grupo de pensadores. En su comienzo estuvieron presentes varias corrientes. En la década de 1930 se desarrollaron conceptos ligados a sistemas abiertos, concurrentemente en la termodinámica y en la biología. Ludwig Von bertalanffy introdujo la equifinalidad en 1940. Brillouin describió el contraste entre la naturaleza inanimada y la viviente en 1949. Se hicieron evidentes ejemplos de sistemas neurológicos y la filosofía, en las publicaciones de Whitacker, Krech y Bentley, respectivamente en la década de 1950. La teoría general de sistemas es el resultado de otras contribuciones fundamentales, como son las siguientes:

1. John Von Neumann (1948) quien desarrollo una teoría general de autómata y delineo los fundamentos de la inteligencia artificial. 2. el trabajo de C.E. Shannon, teoría de la información (1948), en el cual se desarrollo el concepto de de cantidad de información alrededor de la teoría de las comunicaciones. 3. Cibernética, de Norbert Wiener (1948), en el cual se relacionaban entre si los conceptos de entropía, desorden, cantidad de

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información alrededor de la teoría de las comunicaciones. 4. Ross W. Sabih (1956), ya citado anteriormente, quien desarrollo posteriormente los conceptos de cibernética, autorregulación y auto dirección, alrededor de las ideas que habían sido concebidas originalmente por Wiener y Shannon.

Las ideas que surgieron con el desarrollo de la cibernética y la teoría de la información poseen dos efectos divergentes: primero mostraron como se podían aproximar los sistemas abiertos a los sistemas cerrados, mediante la introducción de mecanismos de retroalimentación: y segundo, mostraron la imposibilidad de duplicar las características de control automático en los sistemas vivientes.

Los seguidores del primer efecto, centraron sus esfuerzos en la construcción de modelos y teoría de organizaciones en las cuales son importantes los conceptos basados en puntos de vista analítico y mecánico. Centraron sus esfuerzos en la construcción de modelos y teoría de organizaciones en las cuales son importantes los conceptos basados en puntos de vista analítico y mecánico. Esas teorías tienen algún atractivo debido a su rigor. Sin embargo, no explica las propiedades conductuales de subsistemas. El segundo efecto fue fructífero al producir el desarrollo de una teoría conductual de organizaciones, que combinan los conceptos de la teoría económica con las nociones conductuales de la psicología, sociología y antropología. Estas últimas teorías explican mejor la conducta que las antiguas, pero, a la fecha, carecen del rigor acostumbrado por las teorías mecánicas.

Con cuatro referencias adicionales cerramos esta sección dedicada a los comienzos de la teoría general de sistemas; las contribuciones de Koehler (1928), Redfield (1942), Singer, y Sommerhonff (1950). Koehler representa “los primeros intentos para expresar la manera en la cual las propiedades de los sistemas regulan la conducta de los componentes y, de ahí, la conducta de los sistemas”. El tratado de unificación de Redfield “pone de manifiesto la continuidad y la gran variedad y complejidad de los eventos de transición que unen los niveles biológicos y socioculturales. Esto anticipa claramente el movimiento general de sistemas que, cuando se escribió, fue “justo en movimiento reunión “. G. Sommerhoff, y E. A. Singer, antes que el, también consideraron a los teóricos de sistemas que vivieron antes que la teoría general de sistemas madurara como una disciplina independiente. A. E. Singer, filosofo moderno americano, ha tenido una marcada influencia en los pensadores de la actualidad, como C.W. Churchman, F. Sagasti, I.I. Mitroff, y otros; sus ideas elementales continúan aun, muchos anos después de su muerte. Sabih acredita a Sommerhoff el descubrimiento de “como representar exactamente lo que se quiere decir mediante coordinación e integración y buena organización.

La organización (ya sea de un gato o un piloto automático o una refinería de petróleo), se juzga “buena “si, y solo si esta actual para mantener un conjunto asignado de variables, las variables “esenciales “. Con límites asignados.

El enfoque sistémico trata de comprender el funcionamiento de la sociedad desde una perspectiva holística e integradora, en donde lo importante son las relaciones entre los componentes. Se llama holismo al punto de vista que se interesa más por el todo que por las partes. El enfoque sistémico no concibe la posibilidad de explicar un elemento si no es precisamente en su relación con el todo. Metodológicamente, por tanto el enfoque

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sistémico es lo opuesto al individualismo metodológico, aunque esto no implique necesariamente que estén en contradicción

Bibliografía: Teoría general de sistemas, John P. van Gigch Págs. 68, 69 Bibliografía: Marcelo Arnold, Ph.D. y Francisco Osorio, M.A. Departamento de Antropología. Universidad de Chile.

La teoría de la organización y la práctica administrativa han experimentado cambios sustanciales en años recientes. La información proporcionada por las ciencias de la administración y la conducta ha enriquecido a la teoría tradicional. Estos esfuerzos de investigación y de conceptualización a veces han llevado a descubrimientos divergentes. Sin embargo, surgió un enfoque que puede servir como base para lograrla convergencia, el enfoque de sistemas, que facilita la unificación de muchos campos del conocimiento. Dicho enfoque ha sido usado por las ciencias físicas, biológicas y sociales, como marco de referencia para la integración de la teoría organizacional moderna.

El primer expositor de la Teoría General de los Sistemas fue Ludwing von Bertalanffy, en el intento de lograr una metodología integradora para el tratamiento de problemas científicos.

La meta de la Teoría General de los Sistemas no es buscar analogías entre las ciencias, sino tratar de evitar la superficialidad científica que ha estancado a las ciencias. Para ello emplea como instrumento, modelos utilizables y transferibles entre varios continentes científicos, toda vez que dicha extrapolación sea posible e integrable a las respectivas disciplinas.

La Teoría General de los Sistemas se basa en dos pilares básicos: aportes semánticos y aportes metodológicos:

Aportes Sistemáticos

Las sucesivas especializaciones de las ciencias obligan a la creación de nuevas palabras, estas se acumulan durante sucesivas especializaciones, llegando a formar casi un verdadero lenguaje que sólo es manejado por los especialistas.

De esta forma surgen problemas al tratarse de proyectos interdisciplinarios, ya que los participantes del proyecto son especialistas de diferentes ramas de la ciencia y cada uno de ellos maneja una semántica diferente a los demás.

Aportes Metodologicos Jerarquía de los sistemas:

Al considerar los distintos tipos de sistemas del universo Kennet Boulding proporciona una clasificación útil de los sistemas donde establece los siguientes niveles jerárquicos: 1. Primer nivel, estructura estática. Se le puede llamar nivel de los marcos de referencia.

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2. Segundo nivel, sistema dinámico simple. Considera movimientos necesarios y predeterminados. Se puede denominar reloj de trabajo.

3. Tercer nivel, mecanismo de control o sistema cibernético. El sistema se autorregula para mantener su equilibrio.

4. Cuarto nivel, "sistema abierto" o auto estructurado. En este nivel se comienza a diferenciar la vida. Puede de considerarse nivel de célula.

5. Quinto nivel, genético-social. Está caracterizado por las plantas.

6. Sexto nivel, sistema animal. Se caracteriza por su creciente movilidad, comportamiento teleológico y su autoconciencia.

7. Séptimo nivel, sistema humano. Es el nivel del ser individual, considerado como un sistema con conciencia y habilidad para utilizar el lenguaje y símbolos.

8. Octavo nivel, sistema social o sistema de organizaciones humanas constituye el siguiente nivel, y considera el contenido y significado de mensajes, la naturaleza y dimensiones del sistema de valores, la transcripción de imágenes en registros históricos, sutiles simbolizaciones artísticas, música, poesía y la compleja gama de emociones humanas.

9. Noveno nivel, sistemas trascendentales. Completan los niveles de clasificación: estos son los últimos y absolutos, los ineludibles y desconocidos, los cuales también presentan estructuras sistemáticas e interrelaciones

Referências

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