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4.4 Las experiencias de los agricultores con SAFs en el mundo, en Brasil y en Espírito

4.4.1 Algunas aportaciones sobre SAFs en el mundo

King (1987) indica varios ejemplos de SAFs en todos los continentes del planeta (Europa, América, Oceanía, Asia y África). Como expone el autor, los agricultores mantuvieron los SAFs en tierras de cultivo para apoyar la agricultura, pero el objetivo principal no era el árbol, sino la producción de alimentos.

Spate (2006:251) revela informaciones históricas de la importación del cacao en el siglo XVI desde Soconusco y Sonsonate (regiones de América Central). Usualmente el cacao era embarcado desde Acajutla hasta Guatulco (puertos de la época). Este comercio fue muy próspero hasta que el monocultivo provocó el agotamiento total del suelo y de la mano de obra indígena. En esta época el monocultivo ya daba demostración de insustentabilidad.

En el otro lado del Pacifico existía producción y comercio de especies tropicales. Las islas de las Especias que tenían clavo eran: Ternate, Tidore, Motir, Makian y Bacan (Filipinas), todas ellas volcánicas con profundos y sedientos suelos de lava (Spate, 2006:140) y cultivadas en SAFs en estas islas. Las especias desde el siglo XIV se consideraron una obligación vital para las personas, debido a la necesidad de preservar la carne de los animales sacrificados para el invierno en Europa y a la mala calidad del vino (que a menudo necesitaba tratamiento para ser bebible). En particular, la pimienta se precisaba en grandes cantidades para el «salado» invernal de la carne. La ciudad de Venecia era el gran mercado de las especias, que de abastecían principalmente en Alejandría en los mercaderes musulmanes (Ibíd.:50). Es decir, desde aquella época ya se demandaban estos productos provenientes de sistemas de cultivos asociados. Se puede deducir que más allá de producir

100 alimentos, como mencionó King (1987), los SAFs se constituyen también como productores de otros productos distintos de los alimentos.

Nair (1997:4) cuenta la historia del establecimiento de la “taungya”26 en Birmania en el siglo XIX.

Este método se mostró relativamente eficaz en el siglo XIX en un régimen colonial y también en aldeas forestales en Tailandia en el siglo XX (Ibíd.: 90).

En Europa, donde se consumían las especias, también existían SAFs en grandes extensiones en las tierras de España y Portugal. Según Acosta (2008:437), la Dehesa es un sistema agrosilvipastoril que: “mezcla producción y conservación, a través del uso múltiple del territorio. La diversidad y complementariedad de usos conseguían extraer unas cantidades discretas pero constantes de recursos en un medio con serias limitaciones edafoclimáticas. La base del funcionamiento de este agroecosistema era la gestión de los entramados de la diversidad. Este sistema tenía varías dimensiones: diversidad de usos productivos, agrícola, ganadero y forestal; diversidad de especies animales y vegetales, estas últimas con distinta distribución vertical y horizontal, con distintas parcelas y estratos (herbáceo, arbóreo y arbustivo, con diversos grados de madurez); y diversidad de unidades ambientales y microclimas con distinto valor estratégico y formas concretas de manejo y aprovechamiento, articulados en gran parte a través del vector de movilidad que era el ganado”.

De acuerdo con Palerm (1982:223 y 227), hay descripciones del Caribe en el siglo XVI por algunos funcionarios encargados de organizar y desarrollar el sistema colonial, tales como Oviedo (citado en el Capítulo III de esta tesis) que menciona sobre los SAFs utilizados. Las principales plantas identificadas para el mantenimiento de los indios de las Américas eran la yuca y el maíz. Existían frutas tales como el mamey (Mammea americana L.), la guanábana (Annona muricata), el guayabo (Psidium guajava) y el coco (Cocos nucifera), que se utilizaban también en la alimentación. Esta diversidad de especies ejemplifica lo que había en aquella región hace cinco siglos.

Actualmente, en este nuevo mundo en la región de Puriscal, Costa Rica, un estudio de Thrupp (1993) sobre la degradación del medio ambiente, relata que los agricultores son acusados de destruir los bosques. Sin embargo, el origen del problema es la demanda global de mercancías y la mala distribución de tierras. Así, en la coyuntura actual, de un lado los agricultores son llevados a una lógica más productivista, y de otro la sociedad les impone restricciones.

En otra investigación en Costa Rica, Lyngbaek et al. (2001) evaluaron caficultores convencionales y orgánicos durante 3 años. Verificaron que el grupo convencional invertía más dinero en la cosecha e intensificaba la aportación de insumos externos, mientras que los caficultores orgánicos gastaban en el manejo de malezas, en la fertilización orgánica y en la poda de los árboles. Los caficultores

26 Taungya es un método de cultivo de teca (Tectona grandis) entre los cultivos agrícolas anuales. En el siglo XIX se permitía a los trabajadores sin tierra el cultivo si sembrasen la teca. Este método se difundió en la India Occidental y en todo el mundo. Nair (1997:86) considera el sistema taungya como un proceso de transformación de la agricultura migratoria a la agroforestería.

101 convencionales evaluaban que las alternativas de mercado y la estabilización del mercado internacional del café podrían mejorar sus condiciones. Los orgánicos señalaban que sus preocupaciones eran la autosuficiencia, la mejora de técnicas de prevención y del control de hierbas y de las enfermedades. La mayoría de los caficultores orgánicos tenían el doble de árboles en los cafetales y la producción en los tres años fue el 22% más baja que los convencionales. Sin embargo, excluyendo la certificación de la producción orgánica, el rendimiento económico de los dos grupos fue similar, una vez que los precios recibidos por los caficultores orgánicos fueron mayores: un 38%

más.

En otro estudio en América Central, en los países de El Salvador y Nicaragua, Méndez y Bacon (2005) consideran que los caficultores mantienen los árboles en sus cafetales, cuando pueden continuar obteniendo los productos y los beneficios que ya extraen. Un mérito de los agricultores es que hayan mantenido esta biodiversidad por su cuenta y sin contar con apoyo financiero o técnico.

Esto demuestra un grado de compatibilidad entre el mantenimiento de cierto nivel de biodiversidad arbórea y los medios de vida locales. Los autores afirman que el agroecoturismo y las redes educativas representan nuevas iniciativas así como, oportunidades para un fortalecimiento sumando los medios de vida locales a la conservación ambiental. Méndez et al. (2010) encontraron un total de 123 especies arbóreas de sombra en los cafetales de El Salvador y 106 especies de árboles en Nicaragua.

Un aspecto de los SAFs es que las fincas generalmente están constituidas por huertos caseros que tienen árboles alrededor de la casa. Estos huertos caseros tienen una larga tradición en muchos países tropicales (Nair, 1997:97). Se trata de una combinación de plantas, que incluye árboles, arbustos, enredaderas y plantas herbáceas, cultivadas dentro de, o junto a un hogar o conjunto familiar. Estos jardines o huertos son plantados y mantenidos por los miembros de la familia y sus productos son dedicados principalmente al consumo de la unidad familiar. Lok y Méndez (1998) estudiando SAFs en Nicaragua encontraron diversidad de sombra entre los cultivos comerciales y los cultivos alrededor de las casas. Se observó que la mayor dependencia del ingreso familiar está asociada a cultivos para la venta, en especial el café y las plantas ornamentales. Por el contrario, los huertos aportan otras fuentes y se caracterizan por la presencia de frutales. Los cuatro grupos de SAFs estudiados fueron: grupo A con huertos comerciales medianos a grandes, grupo B con huertos de producción mixta (auto consumo y venta), grupo C con producción para el autoconsumo y grupo D con huertos comerciales pequeños. Todos los grupos tienen zonas con diferentes especies. Hay diferenciación de los árboles de sombra en las distintas zonas y los cafetales son cultivados en los grupos A y B.

Como vimos, el manejo en SAFs ayuda a conservar el suelo y el agua, así como las especies de

102 flora y de fauna. A su vez constituye un moderador natural del microclima. Sin embargo, los SAFs descritos sufren amenazas pues, en época de descenso de precios del café y por la competencia con países en que la producción se realiza con menor coste, desencadenan consecuencias: en muchos países los agricultores abandonaron sus métodos tradicionales de producción de café, en particular el cultivo con sombra (Perfecto et al., 1996). Así pues, la necesidad de introducir variedades de alto rendimiento para enfrentarse a la competencia de los productores de café que tienen un menor coste, llevó a la utilización intensiva de agroquímicos y también a una reducción de la biodiversidad (De Muner et al., 2007).

En cambio, Tovar y Cruz (2004) informan que el éxito de la agricultura orgánica en México se debió a la combinación de varios factores: la constante demanda y acceso a precios premium en el mercado internacional; la obtención de un mejor ingreso; la presencia de la agricultura tradicional, lo cual ha facilitado los procesos de conversión a los métodos orgánicos; el uso del conocimiento indígena y su cosmovisión; y la formación de promotores campesinos en las organizaciones de productores, lo que ha permitido la apropiación de esta tecnología por más de 53.000 campesinos.

En una investigación en fincas con SAFs en el Estado de Chiapas, México, Soto-Pinto et al. (2000) concluyen que la producción de café puede disminuir en condiciones de exceso de sombreo de un 50%. Por otro lado, estos sistemas promueven la conservación de los recursos naturales y la diversidad del paisaje. Los resultados sugieren que los productores pueden seguir manteniendo el café bajo sombra con una densidad media de 260 árboles por hectárea, sin una disminución significativa en los rendimientos, y con los beneficios añadidos económicos derivados de otros productos extraídos de las plantaciones.

Nair (1997:431 a 433) refiere que la investigación en finca fue un reconocimiento de la importancia de los agricultores participantes en el proceso de generación de tecnología. El profesor reconoce que los agricultores hacen de forma continua su propia investigación a su manera. Los criterios utilizados por los agricultores para evaluar el resultado de una tecnología pueden ser diferentes de los criterios utilizados por los investigadores. Sin embargo, la gran duración de la investigación en SAFs y el tamaño de las parcelas, son dificultades intrínsecas de estas experimentaciones. Estas dificultades determinan que existan pocas personas involucradas en este tipo de experiencia, pues en general pocos están dispuestos a esperar un resultado por mucho tiempo y colocar en riesgo o incertidumbre una parcela grande de su finca.

En un trabajo de investigación realizado en Ecuador con SAFs asociados a los cafetales conilon, Ramírez (2005) identificó la frecuente falta de mano de obra dedicada al mantenimiento de los cafetales y que los bajos ingresos generados por el café no permitían la contratación de jornaleros.

Un efecto positivo de prácticas mejoradas (plantas clonales de café robusta o conilon) sobre el rendimiento de café, demanda más mano de obra e insumos en la fase de establecimiento junto a las

103 prácticas tradicionales. El autor describe que en estas prácticas tradicionales casi siempre se utilizan exceso de sombra, que proporciona una baja productividad. En el caso de la poda del café cuando es hecha, se reducen inicialmente los rendimientos, lo que dificulta su implantación. El autor sugiere la financiación de esta transición. Por ello, en el momento de renovar los cafetales se propone seleccionar las especies asociadas existentes dando preferencia a las leguminosas, maderables y frutales. En esta transición hay una incógnita en su ejecución: puede lograrse un buen resultado o cometer un error. La búsqueda de solamente productividad ya tuvo resultados cuestionables como en la revolución verde. Sin embargo, los agricultores deben elegir el sistema que más les convenga.

En la búsqueda de soluciones a los problemas, hay un complejo juego de fuerzas que deben ser evaluadas en los aspectos ya comentados de productividad, sostenibilidad y adoptabilidad (Nair, 1997:19).

En el próximo apartado veremos los pocos SAFs con cafetales que existen en Brasil y quizá podremos identificar las causas de su escasa implantación.