• Nenhum resultado encontrado

Octavio da Veiga Ferreira (1917-1997)

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "Octavio da Veiga Ferreira (1917-1997)"

Copied!
7
0
0

Texto

(1)

OCTAVIO DA VEIGA FERREIRA

(1917-1997) (1)

JOÂO LUÍS CARDOSO (*)

El Doctor O. da Veiga Ferreira nació en Lisboa, el 28 de Marzo de 1917, habiendo fallecido en esta ciudad el 14 de Abril de 1997.

Era el mayor de seis hermanos. Su padre murió cuando tenía veinte años, después de haber sido apartado de la carrera militar por su implicación en la revuelta monárquica de 1919 («Monarquía do Norte»), habiendo participado en la ocupación de la sierra de Monsanto, en Lisboa. Forzado a ga-narse la vida, se matriculó en el, por aquel enton-ces. Instituto Industrial de Lisboa. Mientras tanto se distinguía como deportista, practicando hockey sobre patines, pugilismo, fútbol (Sporting Club de Portugal, Académica de Coimbra, Académica de Santarem y Uniâo de Lisboa), y rugby, donde jugó como internacional por el Belenenses y por el equipo del Instituto Industrial. Antes del ingreso en el Instituto Industrial, por haberse retrasado en su presentación a las autoridades, cumplió el ser-vicio militar en Táñeos y en el Algarve, en el pues-to de sargenpues-to, e incluso ejerció funciones de ofi-cial radiotelegrafista de la Marina Mercante. Su vinculación emocional con el mar, que manten-dría hasta el final de su vida, habría sido mucho más fuerte en el caso de que sus familiares monár-quicos no le hubiesen impedido ingresar en la ma-rina de guerra, ya que por entonces se consideraba que este cuerpo de las fuerzas armadas estaba do-minado por republicanos.

Habiendo obtenido el diploma de Ingeniero técnico de Minas, en 1941, se casó ese mismo año con María Luisa Femandes Bastos, de quién tuvo dos hijas, Seomara, nacida en 1942, y Ana María, en 1945.

Su primer empleo, tras concluir la carrera, fue en la Comissao Reguladora do Comercio dos

Me-(*) Centro de Estudos Arqueológicos do Concelho de Oeiras. Edificio Paco d'Arcos. 2780 Oeiras. Portugal.

El texto fue remitido en su versión final el 14 -XI-97. (1) Traducción del portugués: Beatriz Comendador Rey. Area de Prehistoria. Departamento de Historia I. Universidad de San-tiago de Compostela.

Lám. I. Agosto de 1986: O. da Veiga Ferreira, en el cen-tro, rodeado por Georges Zbyszewsky (a la iz-quierda) y Joao Luís Cardoso (a la derecha), en una de las visitas que anualmente efectuaba a las excavaciones de poblado prehistórico de Leceia.

tais (1941), pasando en 1944 a la Direccâo-Geral de Geología e Minas y, en 1950, a una de sus subdirecciones generales, los Serviços Geológi-cos de Portugal, donde se jubiló en 1987. Fue en esta grande y bella casa, de tradiciones centena-rias, donde vino a desarrollar una notable activi-dad, que justamente lo transformó en una de las fi-guras de referencia de la Arqueología nacional y peninsular.

Como técnico de Geología y Minas, fue llama-do para colaborar en prolongallama-dos estudios y traba-jos de campo, destacando en los de cartografía geológica, en el curso de los cuales tuvo oportuni-dad de desarrollar sus dotes de observación y de satisfacer su insaciable curiosidad científica. De este modo, descubrió importantes yacimientos y monumentos arqueológicos, que después, en la medida de las posibilidades que las jefaturas le concedían, procuró explorar, recurriendo, a lo lar-go de los años, a una colaboración diversificada. En este contexto, encontró un particular apoyo e interés por parte de su antiguo Director y amigo personal, el ingeniero Antonio de Castello-Bran-co, que le permitió desarrollar tales actividades, firmemente protegidas por su inmediato superior jerárquico, el Doctor Georges Zbyszev^ski (Lám. I), eminente geólogo y arqueólogo pionero en Por-tugal del estudio de las industrias paleolíticas de las terrazas fluviales y de las playas antiguas del litoral portugués, en colaboración con H. Breuil.

Sus cualidades se acrecentaron y, ya antes de su entrada en los Servicios Geológicos, contaba con un brillante curriculum como arqueólogo, que

(2)

después fue potenciado por su formación y expe-riencia profesionales -como ingeniero y como naturalista- que le permitían el tratamiento inter-disciplinar de cuestiones de índole arqueológica, cuando tal práctica era casi desconocida. Fue, en este sentido, un precursor, siendo el continuador natural de la brillante investigación desarrollada en las últimas décadas del siglo XIX por la pléya-de pléya-de geólogos/arqueólogos pléya-de la entonces Co-missâo Geológica: Carlos Ribeiro, Pereira da Costa y Nery Delgado. Así se explican trabajos sobre las faunas ictiológica, carcinológica y malacológica del conchero de Moita de Sebastiao -MugQ, presentado en 1954 al IV Congreso In-ternacional de Ciencias Pré y Proto-históricas, reunido en Zaragoza; sobre la petrografía de los artefactos de piedra pulimentada; sobre la minera-logía de objetos de adorno prehistóricos y, sobre todo, sobre paleometalurgia, defendiendo la hipó-tesis, hoy probada, sobre la presencia de arsénico en artefactos de la Edad del Cobre como conse-cuencia de su presencia natural en los minerales originales y no como resultado de su adición in-tencional, como hasta entonces muchos creían.

A su natural curiosidad y gusto por la investi-gación, se unían una notable capacidad de trabajo y resistencia física. Caminaba por montes y va-lles, sufriendo mojaduras y cansancios sin fín, pero siempre se encontraba dispuesto para redac-tar sus últimos descubrimientos, como si fuesen los primeros. En el seno de los libros y de los ami-gos que cultivaba, buscaba las ideas que rápi-damente ponía a disposición de todos: ño se consideraba un literato, mucho menos en especu-laciones. En lenguaje simple y directo, exponía claramente sus ideas, sin desviar las críticas. Cla-ro que se equivocó en algunos casos: peCla-ro sólo no se equivoca quién no se atreve con el trabajo ar-duo, especialmente en áreas entonces aún tan mal conocidas. Abrió caminos, siempre preocupado por encontrar nuevas vías de investigación. Así se comprende su obra publicada, de más de cuatro-cientos títulos, abarcando todas las épocas y ma-teriales de la Prehistoria, de la Protohistoria, del Período Romano, de la minería, de la joyería an-tigua, de numismática ibero-romana, romana y visigoda, por no hablar de sus trabajos de divulga-ción arqueológica y de investigadivulga-ción historiográ-fica, explícita en la publicación anotada de epísto-las de eminentes arqueólogos y geólogos (Nery Delgado, E. Cartailhac, A. Smith Woodward y Raymond Dart).

A la Paleontología (peces del Cretácico, mo-luscos, vertebrados y cangrejos del Mioceno y del Pleistoceno) dedicó, sólo y en coautoría, 30 títu-los; su labor en Cartografía Geológica, se encuen-tra en cerca de sesenta mapas geológicos a escala 1/50.000 y en las respectivas noticias explicativas, en cuya redacción colaboró, abarcando buena par-te del par-territorio portugués, especialmenpar-te el Cen-tro y el Sur del País, de tal forma que casi todas las regiones le eran familiares, desde el punto de vis-ta arqueológico y geológico, merced a muchos años de trabajo de campo. Debe destacarse ade-más, que durante años participó en prolongadas campañas de varios meses consecutivos, dirigidas por G. Zbyszewski, en la que procedieron al le-vantamiento geológico de todas las islas atlánti-cas, con excepción de la pequeña isla de Porto Santo. De esas campañas, y de la prolongada convivencia diaria, de más de cuarenta años, con aquel geólogo y arqueólogo, conservaba sabrosas historias y memorias vividas en común, que tal vez algún día sean contadas.

Contrario a todo tipo de dádivas y glorias, no despreciaba el prestigio que le venía de su labor científica esforzada, seria y persistente, que nadie se atrevió jamas a cuestionar: su único y más va-lioso capital fue, en efecto, el de su trabajo acu-mulado a lo largo de décadas y los amigos y ad-miradores que se granjeó. Las discriminaciones políticas, durante el régimen de Salazar y los pre-juicios que, en el plano personal le habían aca-rreado sus posiciones sin sombras, de una impul-sividad telúrica, le dieron en contrapartida, la posibilidad de mantener intacta su independencia de juicio, tanto de las personas como de las ins-tituciones. Libre de los intereses mezquinos de otros, vivió totalmente entregado a la Ciencia que lo fascinaba, sacrificando su salud, familia y has-ta su bieneshas-tar material: habiendo subscrito en 1945 las listas del Movimento de Unidade Demo-crática. -MUD, nunca hizo alarde de ello, incluso cuando, en su momento, se podría haber servido de ello. Fue un Hombre de carácter simple y ge-neroso, cualidades apenas reservadas a las gran-des almas.

Tuvo su primer contacto con la Arqueología en Carenque, donde el Prof. Manuel Heleno rea-lizaba excavaciones en la importante necrópolis prehistórica allí existente, en 1932. Sin embargo, fue en 1945 cuando, en Monchique, entregado a la prospección y captación de aguas subterráneas, conoció al Dr. José Formosinho, director del

(3)

seo de Lagos, que allí venía desarrollando ex-cavaciones, y su interés quedó definitivamente dispuesto para este área científica. Inmediata-mente, conoce a aquel que, en los años siguien-tes, vendría a orientar (y disciplinar) sus pasos: Abel Viana, entonces arqueólogo ya plenamente confirmado en el ámbito portugués. Los tres pro-siguen, en los años siguientes, la exploración de diversos núcleos de la notable necrópolis prehis-tórica allí existente: Esgravatadoiro, Buco Preto, Eira Cavada e Mirante da Mata, demostrando, por primera vez^ la evolución arquitectónica y artefactual del megalitismo regional, desde el Neolítico Medio, hasta el Calcolítico Pleno, pa-sando por el Neolítico Final. El último trabajo de conjunto que le dedicaron, cuidadosamente ilus-trado, es aún hoy, una preciosa ñiente de infor-mación.

Desde entonces, su interés por la Prehistoria se consolida. Pasa a colaborar regularmente con Georges Zbyszewski, al que conoció al asistir a un curso de prehistoria impartido en 1941 por H. Breuil, en la Facultad de Letras, acompañándole en prospecciones arqueológicas por los alrededo-res de Lisboa; a través de éste, se hace amigo de Camarate Franca, con quien también pasa a traba-jar regularmente (se destaca el importante estudio

sobre el monumento calcolítico de S amarra, Sin-tra, de 1957). El contacto que por entonces esta-blece con el Prof. A.A. Mendes Correa, de quién llegaría a ser secretario personal durante más de quince años, en Lisboa, le posibilita la obtención de becas del Instituto de Alta Cultura, a través del Centro de Estudos de Etnología Peninsular, para proseguir de forma más consecuente su investiga-ción en esta fase aún especialmente ligada al Al-garve, como bien ilustra el estudio de arqueología regional «De lo prerromano a lo Arabe en el Mu-seo Regional de Lagos» (1953).

En 1947, durante un viaje en tren de regreso de Monchique, conoce a Georg y Vera Leisner. Inicia con ambos una fructífera colaboración, después apenas continuada con la segunda, explícita en importantes excavaciones que hicieron en con-junto con G. Zbyszewski, destacándose las del dolmen de Casaínhos, Loures, y la sepultura de Praia das Macas, Sintra. Los resultados obteni-dos dieron origen a bellas memorias de los Ser-vicos Geológicos de Portugal, en una de las cuales se publicó una magnífica monografía dedicada a los hipogeos de Pálmela. El estudio de los mate-riales de los monumentos megalíticos de

Trigra-che y doA-da-Beja, constituyó otro ejemplo valio-so de aquella colaboración, así como la publica-ción, en 1963, de las primeras dataciones de radio-carbono de megalitos portugueses.

En 1948, se hace miembro del Instituto Ar-queológico Alemán. Se acentúa su interés por el Calcolítico y, en particular, por el campaniforme, que de ahora en adelante constituirá uno de los te-mas recurrentes de su actividad; data de 1954 su primer trabajo de síntesis sobre el tema.

En 1950 conoce a Leonel Trindade, Director del Museo Regional de Torres Yedras, quién había realizado extensas prospecciones arqueológicas en la región, identificado monumentos y recogido abundantes materiales, que carecían de estudio y publicación. Esa fructífera colaboración, que se prolongó durante más de veinte años, dio origen a importantes estudios sobre necrópolis prehistóri-cas (Cabeço daArruda, Cova da Moura, Serra de Vila) o a la publicación de piezas notables, desta-cándose el estudio del oinochoe del Museo Local, publicado en 1965.

En esta década alcanza la madurez de su pro-ducción científica. Lo vemos implicado en estu-dios de índole muy diversa y en diferentes regio-nes del País. Con Abel Viana y Ruy Freiré de Andrade, produce contribuciones fundamentales para la Arqueología portuguesa: estudian minu-ciosamente los testimonios de minería romana de Aljustrel (1954); e identifican y excavan los nota-bles conjuntos de monumentos de falsa cúpula de tipo tholos, entre los que destacan los de Monte Velho, Malha Ferro, Cerro do Gatâo, Monte do OuteirOy Nora Velha, Monte das Pereiras yA-dos-Tassos, cuyas publicaciones mantienen la teoría, presentada en 1954 al IV Congreso de Ciencias Pré y Proto-históricas, reunido en Zaragoza, del avance de los respectivos constructores, oriundos de Huelva y del Algarve, hacia Extremadura. El monumento de O Escoural, ya en el Alto Alente-jo, que publica con Manuel Farinha dos Santos

(1970) constituye, aún hoy, el marco más septen-trional alentejano de tal tipo de monumentos.

En 1952 inicia una colaboración asidua con Jean Roche, que habría de mantener durante casi treinta años. Para trabajar en la excavación del bien conocido conchero mesolítico de Moita do Sebastiâo, Muge, fue destacado, hasta 1965, por los Serviços Geológicos de Portugal. De las ex-tensas exploraciones allí realizadas, resultó la re-colección de gran cantidad de material, que en parte estudió con aquel especialista, reservándose

(4)

los restos antropológicos para Denise Ferembach, quién los publicó en 1962.

Diversifica la colaboración con otros arqueólo-gos: con Afonso do Paco, de quién era gran ami-go, publicó un estudio, de 1957, dedicado a los yacimientos del Neolítico al Período Romano de la región de Fontal va, en el Alto Alentejo.

Entretanto, inicia con Femando de Almeida, un importante notable proyecto de arqueología urba-na, destinado a recuperar del olvido la antigua ciu-dad romana y visigótica de Egitania, actual Idan-ha-a-Velha. La continuidad de tales trabajos, que se prolongaron anualmente durante más de quince años, constituyó un marco singular en la práctica arqueológica entonces vigente por la diferencia evidente de propósitos, siendo, aún hoy, raro ejemplo de trabajos arqueológicos de gran enver-gadura, de los que resultaron, no sólo el conoci-miento de la antigua ciudad, sino también, de todo el territorio circundante. La respectiva carta ar-queológica, publicada en 1978 por Veiga Ferreira, muchos años después de la finalización de los tra-bajos de campo, bien puede ser considerada ejem-plo pionero de tal tipo de estudios en Portugal.

En la Beira Baixa, excava y publica diversos dólmenes, los primeros desde los trabajos pio-neros de Francisco Tavares de Porença Júnior. Extiende, con la colaboración de Albuquerque e Castro y de Abel Viana, las investigaciones en el dominio del megalitismo a la cuenca del Vouga, Beira Alta; allí, destaca la exploración y publica-ción (1957) del dolmen de Antelas, Oliveira de Frades, con extraordinarias pinturas conservadas en diversos ortostatos. La conservación de este testimonio sin par del arte dolménico le preocupó hasta el punto de haber presentado al I Congresso Nacional de Arqueología, al año siguiente, un es-tudio con Albuquerque e Castro titulado «Protec-çâo e conserva«Protec-çâo do dolmen pintado deAntelas» (Protección y Conservación del dolmen pintado de Antelas), trabajo pionero para la época, que ilustra bien el cuidado que consideraba que debía ser prestado a la protección y valorización (y no sólo investigación) de nuestro rico patrimonio ar-queológico.

El arte rupestre le fascinó. Con aquel colega publicó, en el cambio de década, las pinturas ru-pestres esquemáticas de A Serra dos Louçôes, acto seguido del estudio de síntesis sobre el estado de la situación en Portugal (1962). Mas tarde (1977), con otros, publica las insculturas rupes-tres de Mora (Alto Alentejo) y de la Citânia de

Santa Luzia, Viana do Castelo (1981). Sin silen-ciar nunca sus ideas, incluso sabiendo que eran polémicas y contrarias a las de la mayoría, se pro-nunció abiertamente cuando no concordaba con aquellas siempre por escrito, de lo que es paradig-ma el llaparadig-mado complejo de arte rupestre del valle del Tejo, en Fratel (1973).

Al inicio de la década de 1960, lo vemos con Camarate Franca y Jean Roche comprometido en el estudio del Paleolítico Superior, aún casi completamente desconocido en Portugal. Mere-cen destacarse los resultados obtenidos en la exca-vación que efectuó en la gruta de As Salemas, uno de los más importantes yacimientos del Paleolíti-co Superior explorados hasta el presente en Por-tugal: allí se identificaron diversos niveles atri-buidos al Solutrense y al Perigordiense. Tales resultados lo animan a publicar un estudio de sín-tesis sobre el Solutrense en Portugal (1965), tras reconocer piezas foliáceas absolutamente típicas, en diversos conjuntos prehistóricos, que hasta en-tonces habían pasado desapercibidas. Identifica además otras ocupaciones del Paleolítico Supe-rior, y realiza excavaciones de la gruta de A Ponte da Lage, Oeíras, con Jean Roche e Máxime Vaul-tier (1958) y, más tarde, en la Lapa da Rainhsí, Vi-meiro (1968) con Fernando de Almeida y Manuel Farinha dos Santos, donde se identificó un nivel solutrense rico en coprolitos de hiena.

En 1962, una explosión en una cantera pone al descubierto una cueva, hasta entonces desconoci-da: se trata de la Gruta Nova da Columbeira, Bom-barral. Las excavaciones que allí dirigió, junto a Jean Roche, apoyado por un grupo de arqueología local, pusieron de manifiesto una importante se-cuencia de ocupación musteriense, con abundan-tes industrias líticas, representadas por varios millares de objetos, restos de fauna y un diente de-cidual de neardental, el primero que se descubrió en territorio portugués, publicado en 1965 por De-nise Ferembach. Las dataciones de radiocarbono que posteriormente fueron obtenidas en el labora-torio de Saclay, constituyeron el primer indicio de la inusitada modernidad de tal presencia humana, apenas recientemente aceptada, a través de otras dataciones, obtenidas en grutas del sur de Portu-gal. De A Columbeira, publicaría un pequeño estu-dio titulado «O mais importante nivel de ocupaçâo do caçador neardental da Gruta Nova da Colum-beira» (El nivel de ocupación más importante del cazador neardental de A Gruta Nova da Columbei-ra), incluido en el volumen de homenaje a su

(5)

pañero de siempre, y compadre, puesto que era pa-drino de sus dos hijos, el Doctor Georges Zbys-zewski.

Los importantes resultados obtenidos en las grutas de Salemas y de A Columbeira serán sufi-cientes para situar a Veiga Ferreira entre los ar-queólogos más importantes en el ámbito de los es-tudios sobre el Paleolítico en Portugal.

En 1961, llega a Portugal el eminente paleontó-logo francés Jean Piveteau, interesado en la obser-vación de los depósitos miocenos del Baixo Tejo. Guiado por Georges Zbyszewski y por Veiga Fe-rreira, rápidamente reconocería en éste sus cua-lidades personales y de investigación sin par. Habiendo obtenido una beca del Gobierno Fran-cés, patrocinada por Jean Roche, Piveteau acepta constituirse como patron de these, inscribiéndose, en 1964, para el doctorado en la Universidad de París-Sorbonne. En ese año participa en excava-ciones en la cueva de Placard, Charente, perma-neciendo en una roulotte durante seis meses, en la región parisiense, aprovechando las vacaciones no disfintadas en los años anteriores. Al año siguien-te, el 11 de Mayo, se doctora ante un tribunal constituido por los Profesores Piveteau, Lucas e Genet-Varcin. Como tesis principal escogió una temática ya tratada por él: «La Culture du Vase Campaniforme au Portugal», en la que elabora un cuidadoso corpus sobre la aparición de yacimien-tos y materiales campaniformes entonces conoci-dos, que todavía presenta un gran interés docu-mental.

Data de ese año el sentido homenaje a otro emi-nente investigador, con quién convivió durante más de dos décadas: Henri Breuil. En ella repro-duce una animada escena de caza, dibujada por Breuil en un café de Portalegre, después de su úl-tima visita, en 1957, al abrigo con pinturas esque-máticas de Vale do Junco, Arronches, que había estudiado hacía más de cuarenta años. La dedica-toria al Maestro, inscrita en aquella pequeña hoja de papel, es buena prueba del aprecio que sentía por Veiga Ferreira, y que justificaba su proximi-dad amistosa con otros eminentes prehistoria-dores, como los españoles L. Pericot García e F. Jordá Cerda. La fidelidad de sus amistades y la gratitud para con aquellos que, un día le habían ayudado, se encuentra bien reflejada en las memo-rias necrológicas que dedicó a Joaquim Fontes (1971), que en 1948 lo propuso para X^Associaçâo dos Arqueólogos Portugueses, de la que llegaría a ser Vice-Presidente, Abel Viana (1964),

Alfon-so do Paco (1968 y 1970) y Maxime Vaultier (1970).

En la década de 1960 su actividad discurre con la misma energía que caracterizó a la década ante-rior. Con miembros que habían participado en la excavación de la Gruta Nova da Columbeira (José de Almeida Monteiro, Vasco Cortés, Antero Enr-iado y Antonio Mauricio), explora y publica mate-riales de importantes necrópolis prehistóricas de la región {Gruta de las Pulgas, Lapa do Sudo).

Con su amigo Vitor Guerra, Director del Mu-seo de Figueira da Foz, publica el inventario de los monumentos megalíticos de aquella región (1968/ 70), después de haber producido (1958) un ensayo historiográfico sobre el importante poblado de la Edad del Hierro de Santa Olaia, explorado por An-tonio dos Santos Rocha, en el cambio de siglo.

Entretanto, son numerosos los arqueólogos que acoge en el Museu dos Serviços Geológicos. Con H. Schubart, V. Leisner, A. do Paco y L. Trindade publica (1964) el primer estudio monográfico sobre el celebre poblado fortificado calcolítico de O Zambujal y, con H. Schubart y J. de Almeida Monteiro, prepara la noticia preliminar sobre otro prometedor poblado fortificado, localizado por Leite de Vasconcelos en A Columbeira.

En 1970 publica, con Jean Guilaine, el primer estudio de síntesis sobre el Neolítico antiguo del territorio portugués, a continuación de un impor-tante artículo acerca de algunos vasos de este pe-ríodo, presentado el año anterior y de la publica-ción preliminar del importante conjunto cerámico de Cabranosa, Sagres (1970). Con L Barandarián publica otro importante estudio de conjunto (1971), acerca de los huesos trabajados del Paleo-lítico Inferior y Medio de los yacimientos portu-gueses.

Al inicio de la década de 1970 procede a reali-zar trabajos de campo, con K. Spindler, entonces situado en Mainz, en Pai Mogo, Lourinhâ, donde excavan un importante tholos calcolítico, primo-rosamente publicado en 1973 y en A Roca do Ca-sal do Meio, Sesimbra, donde ponen al descubier-to un monumendescubier-to funerario único en Portugal: se trata de una estructura que evoca los tholoi mi-cénicos, datada en el Bronce Final, donde se ha-bían recogido restos de dos individuos, acompa-ñados de vasos, metales y marfiles. Aún procede con Spindler a la publicación de materiales inédi-tos, guardados en los Serviços Geológicos, de la cueva de O Carvalhal do Turquel, de donde se destaca un importante vaso cerámico

(6)

do un suido. El último trabajo que comparte con este arqueólogo está referido a la excavación del pequeño dolmen primitivo, situado cerca de Ca-beçâo, Mora, publicado en 1981.

Entretanto, despunta en Lisboa otro equipo, el cual, demás de Zbyszewski, estaba constituido por M. Leitao, C.T. North, J. Norton y, más tarde, por C. Penalva y por el autor de estas líneas. Se inicia entonces la liltima etapa de la vida científica de Veiga Ferreira, no menos productiva y dinámi-ca que las anteriores. El sufrimiento de algunos disgustos por parte de algunos que consideraba amigos y a los que había ayudado, agravados por su forma de ser emotiva y sentimental, no disipa-ron el entusiasmo y la dedicación a la ciencia que amaba, que mantuvo hasta el final. Con miembros de aquel grupo, procede, primeramente, al estu-dio de materiales prehistóricos inéditos del Museu Nacional de Arqueología, del que fue Conserva-dor- ayudante, a título gratuito, entre 1967 y 1973.

Sin embargo, pronto se iniciaron los trabajos de campo, primero de prospección, que dieron como resultado numerosos estudios de materiales paleolíticos de los valles del Tajo y del Guadiana, así como la identificación de diversos núcleos epi-paleolíticos en el litoral del Baixo Alentejo, que habían proporcionado la recolección de millares de piezas, destacándose entre todos, el taller de preparación de hachas mirenses descubierto al norte de Vila Nova de Milfontes (1971).

Se suceden un conjunto de excavaciones de monumentos prehistóricos, cuyos resultados figu-ran como de la mayor importancia científica, ade-más de haber proporcionado un conjunto notable de materiales, con la ventaja de poseer informa-ción estratigráfica precisa. Se trata de cuevas natu-rales, utilizadas como necrópolis en el Neolítico y en el Calcolítico, del Lugar do Canto - Alcanede, de A Verdelha dos Ruivos - Loures (donde se ha-bían obtenido las primeras dataciones portuguesas para enterramientos campaniformes aisladas es-tratigráficamente) y del Córrelo - Mor, Loures, de los dólmenes de Várzea Sintra y de Montum -Melides; del tholos de Tituaria - Mafra (la última excavación que dirigió, en 1978); y del campa-mento del Neolítico Antiguo de Cabranosa - Sa-gres, donde orientó (1976) la excavación de una unidad habitacional relacionada con diversos va-sos, que fue posible reconstituir completamente, poseyendo algunos decoración cardial, constitu-yendo el más notable conjunto cerámico del Neo-lítico antiguo del territorio portugués.

Los testimonios de las presencias humanas más antiguas en el territorio portugués desperta-ron en él un vivo interés; al tema dedica diversos estudios, destacando el relativo al yacimiento pre-achelense de Seixosa, presentado a la Academia das Ciencias de Lisboa, en coautoría (1984).

Este último período de su actividad, tan inten-so y febril como los anteriores, evidenciado por la existencia de algunos estudios aún en prensa, coincidió con el reconocimiento y aprovecha-miento pleno de sus capacidades sin par de comu-nicador y divulgador, uniendo a la experiencia de décadas, una prodigiosa memoria. Así se explica el éxito de su obra de síntesis, con varias edicio-nes, hecha en colaboración con Manuel Leitao «Portugal pré-histórico: seu enquadramento no Mediterráneo» (Portugal prehistórico: su encua-dramiento en el Mediterráneo), ilustrada por nu-merosa documentación hasta entonces inédita. La dedicación desinteresada que presidió su prepara-ción, se hace evidente en la introducción de los propios autores: «5^ o nos s o livro aproveitar a al-guém, e muito em especial à juventude, isto nos compensará de todas as horas de reflexâo e estu-do que, con toda a honestidade, dedicamos a esta nova publicaçâo em lingua portuguesa» (Si nues-tro libro es de provecho para alguien, y muy espe-cialmente para la juventud, esto nos compensará de todas las horas de reflexión y estudio que, con toda honestidad, dedicamos a esta nueva publica-ción en lengua portuguesa). El esfuerzo fructifi-có: éste fue de provecho no sólo para uno, sino para muchos apasionados por nuestro pasado más lejano y para millares de alumnos universitarios que entonces tomaban el primer contacto con aquella realidad, encontrando allí información or-ganizada, claramente expuesta y de forma accesi-ble, sin barroquismos espurios que tanto repug-naban al Maestro, yendo al encuentro de las necesidades concretas de quién ensayaba los pri-meros pasos en la Arqueología, de los que tenía una clara percepción. Desde 1977, a propuesta del Prof. A.H. de Oliveira Marques, dirigía el cur-so de Prehistoria, de la licenciatura en Historia, en la Faculdade de Ciencias Sociais e Humanas da Universidade Nova de Lisboa, donde se jubiló como Profesor Catedrático Invitado, en 1987, cuando alcanzó el límite de edad. La notable em-patia naturalmente establecida con las más diver-sas audiencias fue aprovechada mucho antes, sin embargo, por aquellos que lo buscaban en la de-signada por otros «Escola de Serviços

(7)

eos» donde, los lunes y sábados de mañana, mu-chos habían dado los primeros pasos en aquella que vendría a ser su actividad de todos los días y todos, sin excepción, encontraron un puerto de cobijo seguro.

En 1963, introduciendo la primera publicación producida por C. Tavares da Silva, a quien guió en sus primeros pasos arqueológicos, escribió: «Eas-sim que entendo que se devem estimular os novos e nunca con prácticas derrotistas ou risos de mofas, como tantas vezes tenho observado. Antes pelo contrario, deve-se ajudar e encorajar os novos, venhan de donde vierem e tenham as habilitaçôes que tiverem. So assim, ajudando e estimulando, se conseguirá uma pléiade de investigadores e den-tistas serios e capazes de levar por diante a gran-de tarefa que nos espera...» (Es así como entiendo que deben estimularse a los jóvenes, y nunca con prácticas derrotistas o risas de mofa, como tantas veces he observado. Antes por el contrario, se debe ayudar y dar coraje a los jóvenes, vengan de donde vengan y tengan las capacidades que tengan. Sólo así, ayudando y estimulando, se conseguirá una pléyade de investigadores y científicos serios y ca-paces de llevar adelante la gran tarea que nos espe-ra). Esta acción pedagógica empecinada, hecha con entusiasmo militante, sostenida por un pro-fundo conocimiento de yacimientos y materiales, contrastaba, hasta hace veinte años, con una ense-ñanza universitaria teórica, caduca y sin brillo, donde la arqueología malamente tenía cabida, y mucho menos la Prehistoria.

Sabiendo que sólo a través de la educación y formación de todos -y en particular de los jóve-nes- se podría frenar el proceso acelerado de des-trucción del rico patrimonio arqueológico portu-gués, acarició la posibilidad de, los sábados por la tarde, orientar a todos los interesados que, de

for-ma más consecuente, pretendiesen obtener infor-mación en este área. De este modo, millares de in-teresados, muchos de ellos alumnos universitarios completando su formación académica, acudieron, al entonces Centro Piloto de Arqueología del Se-cretariado para a Juventude do Ministerio de Educaçâo Nacional, a la celebración de dos cur-sos abiertos -el de «Introduçâo à Arqueología», con duración de un año lectivo, seguido del de «Especializaçâo en Pré-história» de igual dura-ción- desde 1972 hasta casi la actualidad.

Fue, sin embargo, la televisión, la que lo hizo conocido en el país entero. Son célebres los doce programas de la serie «Do Paleolítico ao Roma-no», presentado en la Radiotelevisâo Portuguesa en 1982 y 1983, sucesivamente repetida. Allí de-nunció, con coraje, los atentados contra el Patri-monio Arqueológico a los que asistía diariamente, indignado y conmovido, con su habitual modo di-recto de expresarse, conocido por todos. Así se re-velaban los detalles de su carácter: de una franque-za ruda en ocasiones, permaneció en la memoria de los que se aproximaron a él, la figura de un hombre libre, dispuesto a sacrificarse por sus con-vicciones, buscando por encima de todo la verdad científica, despreciando otros intereses y conve-niencias. Por eso, jamás estuvo cerca de los sucesi-vos poderes; todo lo que consiguió, se debió al prestigio granjeado por su trabajo: los homenajes que le hicieron en vida o después de su muerte, tu-vieron siempre origen en sus discípulos más direc-tos, que veían en el Maestro un ejemplo moral a seguir. Por eso fueron siempre muy sencillos, pero genuinos.

Fueron, en fin, esos principios superiores, que cultivó toda su vida, los que justifican la razón de esta evocación de un Amigo que tanto admiro y a quién tanto debo, ya llena de saudade.

Referências

Documentos relacionados

Atualmente quatro princípios regem a bioética: beneficência (o profissional deve agir pelo bem da vida e da saúde); não maleficência (não causar dano a outra pessoa); justiça

Figure 4.20 PCA scores for cells spectra and conditioned media spectra from three MSCs sources, BM (represented in blue), AT (represented in red) and

No que se refere à estandardização do interior das ambulâncias, esta problemática, assim como dos benefícios que as soluções tra- riam para os stakeholders envolvidos,

Mas, sem dúvida, escreveu uma das principais páginas da história da aviação no país e, para se estudar a atuação do transporte aéreo na economia brasileira, não se pode deixar

Regarding solubility studies, two different types of profiles were noted: the β-CyD and HP-β-CyD systems exhibited an A P type phase solubility curve while the

“As an insurer you need to decide what is the service you want to provide. Then you decide what kind of data you need in order to provide that service, not the other way around.”

O trabalho que agora se conclui versou sobre a temática do empreendedorismo e tomou por suporte as publicações científicas realizadas nas principais revistas da área. Visando

O artigo em relevo tem como escopo mais amplo fazer uma apresentação do trans- teísmo sob o prisma da filosofia contemporânea, utilizando-o, metodologica- mente, para debater a