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Respuesta a las necesidades de salud de las madres y los niños

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ESRJESTA

A LAS NECESIDADES DE SALUD

DE LAS MADRES Y LOS NIÑOS

Una madre verifica el desarrollo normal de su hijo en un centro de salud de la República

Dominicana, en 1956. Las clinicas de este tipo se crearon como parte de un programa integrado

de salud iniciado en ese psis en 1953, con el apoyo técnico de la OPS y el UNICEF

(FONO: OPSIOMS)

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El cuidado con que una sociedad atiende a sus miembros en sus

momentos más vulnerables es una buena medida de los valores de esa sociedad. Desde

que se estableció la Organización Panamericana de la Salud, los países de las Américas

han demostrado que el bienestar de las madres y los niños es una de sus preocupacio-

nes prioritarias y la Organización ha respondido a esos valores apoyando una amplia

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gama de actividades encaminadas a mejorar la salud maternoinfantil. En cierto sentido, toda actividad que reduce la amenaza o los efectos de la enfermedad beneficia no solo a las madres y a los niños, sino también al resto de la población. Por esa razón las me- joras en las condiciones de salud maternoinfantil en el curso de los últimos 90 años han dependido del desarrollo general del sector de la salud, y de la atención primaria de sa- lud en particular, y han formado parte inseparable de ese desarrollo.

Los primeros años

La colaboración internacional en cuestiones de bienestar del niño en las Américas se remonta a 1916, cuando se celebró en Buenos Aires el primero de una serie de Congresos Panamericanos del Niño. Estos congresos ofrecieron la opor- tunidad para que los pediatras y otros expertos intercambiaran información en torno a los problemas médicos y sociales que afectaban a los niños y sobre el papel del sector público en su resolución. Además de las reuniones internacionales, se celebraron con- ferencias nacionales sobre la salud del niño y algunos países dedicaron un día o una semana especial a llamar la atención sobre la salud de los niños y las madres. Las dé- cadas de 1920 y 1930 fueron épocas de creciente acción social en América Latina, a me- dida que los países adoptaban leyes que protegían a los niños y a las embarazadas y muchas localidades instituían disposiciones para la atención prenatal y de parto de las madres indigentes en los hospitales de maternidad. Todos estos acontecimientos fue- ron relatados en el Boletín de la Oficina Sanitaria Panamericana, que periódicamente dedi- caba una de sus secciones a resumir los adelantos médicos y jurídicos en los países en relación con el bienestar de las madres y de los niños y publicaba artículos y datos es- tadísticos sobre las enfermedades y la mortalidad entre estos grupos.

Las resoluciones adoptadas por las Conferencias Sanitarias Pana- mericanas a partir de 1920 reflejaron el interés en la salud maternoinfantil y recomen- daron prestar atención a temas tales como la higiene escolar, la intensificación de las campañas destinadas a evitar la mortalidad infantil y el adiestramiento adecuado de las parteras. La primera exposición amplia de principios en este aspecto por los Cuerpos Directivos de la OPS tuvo lugar en 1948 con la aprobación de la Declaración de Caracas, que emanó del IX Congreso Panamericano del Niio, copatrocinado por la OPS. La De- claración afirmó el derecho de los niños a la mejor protección de salud posible, comen- zando en el período prenatal y abarcando, por tanto, la atención de la madre. La Il Reu- nión del Consejo Directivo aprobó con entusiasmo la Declaración, advirtiendo que las actividades concentradas en los niños han de estar estrechamente integradas con los programas nacionales de salud pública, puesto que la salud de toda la unidad familiar está intimamente vinculada.

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grama técnico emergente a las necesidades de los países. Para 1954, la OPS y la OMS estaban patrocinando programas de salud matemoinfantil en Brasil, Chile, El Salvador, México, Paraguay y Perú, y programas de inmunización contra la difteria, la tos ferina y la tuberculosis en otros doce países, todo elIo con la colaboración del UNICEE

Al ataque de problemas específicos

Debido a la gran variedad de problemas de salud que afectan a las madres y a los nirios, la cooperación de la Organización con los países siempre ha sido polifacética, y lo sigue siendo hoy. Algunas de las actividades iniciales se concentraron en el control de las enfermedades diarreicas, causa principal de defunción entre los ni- ños de corta edad. Este problema constituyó el tema de las discusiones técnicas cele- bradas en 1954 durante la XIV Conferencia Sanitaria Panamericana. La OPS, a fin de estimular el intercambio de ideas sobre el control de las enfermedades diarreicas, or- ganizó dos seminarios internacionales, el primero en Chile en 1956 y el segundo en Mé- xico en 1957, e imprimió los informes emanados de esos seminarios como una de sus primeras publicaciones científicas.

Aunque las enfermedades diarreicas tienen suma importancia, constituyen solo una de las múltiples causas de mortalidad infantil. Los sombríos datos estadísticos sobre las tasas de mortalidad de los menores de un año de edad habían sido reconocidos desde hace tiempo como el indicador quizás más sensible de las condicio- nes generales de salud de un país. Con el propósito de comprender mejor las causas de la mortalidad infantil, la OPS patrocinó y coordinó la Investigación Interamericana de la Mortalidad en la Niñez, que se llevó a cabo desde 1968 hasta 1972 en 15 zonas diversas de 10 países. Se analizaron más de 35 000 defunciones de niños menores de cinco años para descubrir las causas principales y subyacentes. Se constató que los principales pro- blemas de salud en las diferentes zonas eran distintivos, pero la carencia nutricional -en los niños yen las embarazadas- era el factor individual más importante que con- tribuía a la mortalidad infantil, especialmente en las zonas rurales. Ese estudio integral no solo esclareció la magnitud de los problemas de ciertas enfermedades sino que ade- más destacó la importancia de factores sociales y ambientales, tales como la educación de las madres y el abastecimiento de agua, con lo cual los países establecieron progra- mas más eficaces para abordar los problemas específicos de ciertas comunidades.

Tanto esta investigación como la Investigación Interamericana de Mortalidad en los adultos realizada con anterioridad (1962-1964) pusieron de relieve las

graves consecuencias de los embarazos frecuentes para la salud de las madres y la su- s pervivencia de sus hijos. Ademas, se había comprobado que en varias ciudades la muerte ‘Z a raíz del aborto constituía un grave problema de salud pública causante de 10 a 50% de z la mortalidad materna. Estos resultados indicaron la necesidad apremiante de servicios h de planificación de la familia. A mediados de la década de 1960, incluso antes de esta- 2 blecerse el Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), la OPS inició activi- s dades programáticas sobre los aspectos de salud de la reproducción humana brindando

a solicitud de los países sus conocimientos técnicos, estableciendo centros regionales de 2 capacitación y formación sobre dinámica de la población y creando una oficina de salud 8 y población, que incluyó un centro de información sobre población, en el seno de la

Organización. En 1969, a petición del Gobierno de Colombia, la OPS inició una activi- J dad de colaboración en gran escala tendiente a ampliar los servicios de salud mater- : noinfantil y planificación de la familia en ese país, proporcionando no solo asesora-

miento sino también suministros y equipo, becas y programas de capacitación. Otros

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establecer un Departamento de Salud y Dinámica de la Población en 1970, el cual incor- poró su actual Programa de Salud Maternoinfantil. La Organización subrayó que, en vez de constituir una actividad separada, la planificación de la familia ha de ser parte integral de los servicios de salud establecidos. En el plazo de dos años, la OPS esta- ba proporcionando apoyo a programas en 20 países, en muchos casos con la colabo- ración financiera de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (AID) y del FNUAl?

N El Plan Quinquenal de Trabajo de la OPS en Salud de la Familia para 1974-1978, financiado en parte por el FNLJAP, hizo hincapié en los beneficios para la salud de la planificación de la familia y dio impulso a la gestión programática y de- sarrollo normativo, a la capacitación de personal de salud y a la educación para la vida en familia. Se siguieron subrayando las actividades en estas áreas incluso a medida que se lanzaban nuevas iniciativas. De acuerdo con las resoluciones de los Cuerpos Direc- tivos, la salud de los jóvenes recibió una atención creciente en la década de 1970, cuando la OPS patrocinó conferencias y seminarios sobre la fecundidad de los adolescentes y sobre otras preocupaciones de salud de este grupo. Por ejemplo, en 1979, con motivo del “Año Internacional del Niño” proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, se celebraron en los países del Caribe de habla inglesa nueve reuniones sobre la salud y los jóvenes. Asimismo, la OPS preparó dos publicaciones sobre las condicio- nes de salud de los niños y los jóvenes en América Latina, en las que se esbozaron es- tudios de enfoques innovadores en varios programas de salud maternoinfantil en los países. Uno de estos nuevos enfoques entrañó la identificación de las madres y los niños sometidos a mayor riesgo a fin de que se pudieran proporcionar servicios específicos donde más se necesitaban. El “enfoque del riesgo” pasó a ser el concepto rector en la prestación de servicios de atención primaria de salud y ha sido el tema de numerosos talleres y seminarios patrocinados por la OPS.

La década de 1980 se caracterizó por una pluralidad de activida- des. Además de los casi 50 proyectos realizados con apoyo conjunto del FNUAP, una subvención de tres años otorgada por la Fundación W. K. Kellogg dio impulso ala labor destinada a crear zonas de demostración en las que se integrana la atención primaria, la capacitación y la investigación en salud perinatal y maternoinfantil. Para 1983, esta- ban funcionando 18 de estos proyectos. Posteriormente, también con apoyo de la Fun- dación Kellogg, se establecieron redes de proyectos nacionales y subregionales sobre administración, desarrollo y evaluación de la tecnología de salud. La OPS siguió dando énfasis a la investigación, a la capacitación y a la información al personal de salud en todos los niveles, y se pusieron en marcha nuevos programas regionales para combatir las enfermedades diarreicas y las infecciones respiratorias agudas. Además, el Pro- grama Ampliado de Inmunización (PAI), iniciado en las Américas en 1977, siguió ha- ciendo avances enormes en la protección de los niños contra el sarampión, la poliomie- litis, la difteria, la tos ferina, el tétanos y la tuberculosis.

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rectivo pidió informes periódicos sobre los progresos realizados en salud matemoin- fantil y planificación de la familia, los cuales se presentaron en 1985, 1988 y 1991. La XXIIl Conferencia Sanitaria Panamericana (1990) reafirmó los mandatos aprobados por reuniones previas de los Cuerpos Directivos y aprobó un plan de acción regional para reducir la mortalidad materna en 50% para el año 2000.

Tal como indicó el informe más reciente, la información estadística denota claramente las mejoras logradas en el estado de salud general de las madres y los niños, incluso después de una década marcada por deterioro económico. La cober- tura de los servicios de salud maternoinfantil aumentó en los 10 años precedentes, al igual que lo hizo el uso de los anticonceptivos. La mortalidad infantil, la mortalidad ma- tema y las tasas de natalidad, fecundidad y crecimiento de la población disminuyeron, mientras que aumentó la esperanza de vida al nacer. Sin embargo, el progreso en los países ha sido desigual y segmentos sustanciales de la población, en particular en las zonas rurales y urbanas marginales, siguen careciendo de los servicios preventivos y curativos más fundamentales. Entre tanto, la aparición de problemas nuevos -como el SIDA- y la agudización de problemas viejos -como el alcoholismo y la drogadic- ción, los accidentes y la violencia- por condiciones sociales deterioradas retan a los países y los organismos internacionales a hacer más. La OPS sigue respondiendo a ese desafío de muchas maneras.

Preocupaciones actuales

Hoy en día la OPS realiza actividades en varias áreas de la salud maternoinfantil: crecimiento, desarrollo y reproducción humana, que incluye una am- plia gama de acciones encaminadas a mejorar la salud de los niños y las mujeres; salud de los adolescentes; control y tratamiento de las infecciones respiratorias agudas; con- trol y tratamiento de las enfermedades diarreicas; e inmunización.

Aun cuando las labores de la OPS relacionadas con la salud de los adolescentes datan de hace muchos años, esta es el área de actividad más recientemente establecida, ya que fue incorporada oficialmente en 1989 tras las Discusiones Técnicas sobre el tema celebradas en la sede de la OMS en Ginebra. La OPS ha adoptado un papel de vanguardia en este campo con la presentación de un documento de política sobre salud de los adolescentes en las Américas en las reuniones de sus Cuerpos Directivos en 1992.

El trabajo de la Organización en este campo también incluye el Centro Latinoamericano de Perinatología y Desarrollo Humano (CLAP), situado en Montevideo, Uruguay. Este centro panamericano, creado en 1970, está consagrado a la capacitación y la investigación encaminadas a reducir la mortalidad y morbilidad ma- temoinfantil, con hincapié en los problemas que inciden en la supervivencia durante el período perinatal, tales como el bajo peso al nacer y la premadurez, la asfixia en el parto y los trastornos congénitos. Sus actividades de investigación giran en tomo al desarrollo y evaluación de la tecnología apropiada y la realización de estudios epidemiológicos. Desde 1970, el CLAP ha acogido a 3700 participantes procedentes de toda la Región en sus cursos, seminarios y talleres, y ha proporcionado 7600 días-consultor en respuesta a pedidos de los países. Además de publicar durante los últimos siete años un boletín de amplia distribución, el centro también ha producido más de 2000 publicaciones, en- tre ellas bibliografías, materiales docentes e informes de investigación.

Sigue siendo una alta prioridad de todos los componentes del Pro- grama de Salud Maternoinfantil mantener a los científicos y trabajadores de salud de la

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esta actividad la constituye el Boletín Informativo PA1 producido en español e inglés, y versiones en español de boletines sobre el control de las enfermedades diarreicas y la prevención de las infecciones respiratorias agudas. Mediante el Programa Ampliado de Libros de Texto y Materiales de Instrucción de la OPS se producen guías técnicas para los trabajadores de salud y también se preparan materiales audiovisuales de capacita- ción, en algunos casos en colaboración con las facultades de salud pública en los países. En el curso de los años se han producido publicaciones sobre temas que incluyen desde la salud de los adolescentes hasta el bajo peso al nacer.

Las actividades del Programa son interdisciplinarias y entrañan la colaboración entre las áreas de salud matemoinfantil y con otros programas de la OPS. Constituye un ejemplo la promoción de la lactancia, que se incluye en las áreas de cre- cimiento y desarrollo, enfermedades diarreicas y perinatología, y se realiza en coope- ración con las actividades de nutrición de la OPS. Las actividades tienen por objeto edu- car a las madres acerca de la lactancia a nivel de la comunidad utilizando los medios de información y materiales educativos especialmente producidos e instruyendo al per- sonal de salud acerca de la importancia de promover y facilitar la lactancia.

Otro ejemplo de la amplia gama de actividades de la OPS en este campo es el proyecto binacional a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos denominado “Tecnologías de Atención Primaria de Salud y Salud Matemoinfantil para las Mujeres, los Adolescentes y los Niños”. El proyecto comenzó en mayo de 1988 con fondos de la Fundación Camegie y del Pew Charitable Trust, y es supervisado por la Oficina de Campo de la 0% en El Paso. Sus estrategias para mejorar el estado de salud de las mujeres, los niños y los adolescentes en la zona fronteriza incluyen investigación, educación y creación de redes de instituciones colaboradoras para abordar diversos problemas, entre ellos los de la salud física y psicológica de las mujeres trabajadoras, los comportamientos de riesgo de los adolescentes, la morbilidad y mortalidad en la infan- cia y la niñez, y enfermedades especificas tales como el cáncer cervicouterino y la in- fección con el VIII.

Además del apoyo recibido de organizaciones no gubemamenta- les privadas, como las citadas, la cooperación entre los organismos multilaterales y bi- laterales internacionales sigue siendo esencial para alcanzar las metas de salud mater- noinfantil. En 1983, el Director Regional del UNICEF para América Latina y el Caribe y el Director de la OSP firmaron un acuerdo que amplió la relación existente desde hace tiempo entre los dos organismos por medio de reuniones técnicas anuales para coor- dinar sus actividades conjuntas y complementarias. Los representantes de estas dos en- tidades, junto con el FNUAR la AID (EUA) y el BID, firmaron en 1991 un memorándum de colaboración por el que se comprometían a unirse en proporcionar cooperación téc- nica a los países de la Región para que puedan cumplir los compromisos relativos a la salud maternoinfantil contraídos en la Cumbre Mundial en Favor de la Infancia en 1990. Esa cumbre mundial -que reunió a representantes de 146 países y a los jefes de Estado de 71 países-, ratificó la Declaración Mundial sobre la Supervivencia, la Protección y el Desarrollo del Niño y aprobó un plan de acción para que los gobiernos, organismos internacionales y otras entidades trabajen en la reducción de la morbilidad y mortalidad maternoinfantil, la lucha contra la desnutrición y el analfabetismo, el fortalecimiento de los servicios de saneamiento y abastecimiento de agua potable, y el mejoramiento de las condiciones sociales de la mujer. Se han establecido metas específicas hacia el logro de estos fines en el plan regional de acción para la salud maternoinfantil formulado por la OPS para 1992- 1995.

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aislados sino que forman parte de una compleja trama social. Por tanto, las soluciones han de fundamentarse en un enfoque que a la vez sea integral y esté concentrado en el logro de metas específicas. De la misma forma, los beneficios que emanarán del mejo- ramiento de la salud matemoinfantil son imposibles de deslindar de los beneficios que recogerá la sociedad en su conjunto, ya que se reflejan en toda la vida del individuo y en las generaciones futuras.

En el vasto campo de la medicina preventiva, las madres y los niños deben ser considerados por separado por el hecho de constituir un grupo con riesgos peculiares. . . . El fomento de la salubridad maternal e infantil afecta a una parte de la vida de todos los seres humanos. Cuantas medidas de tipo preventivo se adopten, en escala individual o socia/, durante el período de crecimiento o formativo, beneficiaran a todo el

mundo.

Referências

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