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Inmersas en la Red: alcances y limitaciones de una etnografía virtual

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Academic year: 2021

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Inmersas en la Red: alcances y limitaciones de una etnografía virtual

Priscila Astudillo-Mendoza¹ y Viviana Figueroa-Quiroz²

¹Doctoranda programa persona y sociedad en el mundo contemporáneo y Máster en investigación e intervención psicosocial, Universidad Autónoma de Barcelona, Bellaterra, España. priscila.astudillo.mendoza@gmail.com ²Magíster en psicología mención psicología comunitaria, Universidad de Chile. Docente part time Facultad de psicología,

Universidad de las Américas, sede Chacabuco, Concepción, Chile. vivifigueroa@gmail.com

Resumen. En este artículo presentamos una discusión respecto a las implicaciones éticas, políticas y

metodológicas de desarrollar una investigación cualitativa, con un diseño etnográfico virtual y un enfoque feminista. Buscamos contribuir metodológicamente al estudio de grupos OnLine, mientras nos hacemos dos grandes preguntas a) ¿las participantes significan este espacio de interacción como una comunidad? y b) ¿cómo el grupo regula o no, las relaciones de poder marcadas por género en un espacio OnLine definido exclusivamente para mujeres?. Profundizamos en algunas reflexiones respecto de los alcances y limitaciones a los que nos hemos visto enfrentadas durante el desarrollo de nuestro trabajo con un grupo de mujeres en una Red Social OnLine. Reflexionamos sobre la relevancia de estudiar estos espacios desde nuestras disciplinas, la psicología social crítica y la psicología comunitaria, debido a su potencial transformador de la sociedad.

Palabras clave: etnografía virtual; investigación cualitativa; género; poder.

Immersed in the Network: scope and limitations of a virtual-ethnography

Abstract. In this article we present a discussion regarding the ethical, political and methodological

implications of developing a qualitative research, with a virtual ethnographic design and a feminist approach. We seek to contribute methodologically to the study of On Line groups, while we ask ourselves two big questions a) did the participants mean this space of interaction as a community? and b) how does the group regulate or not, power relations marked by gender in an On Line space defined exclusively for women?. We deepened in some reflections about the scope and limitations that we have faced during the development of our work with a group of women in an On Line Social Network. We think over the relevance of studying these spaces from our disciplines, critical social psychology and community psychology, due to its transforming potential of society.

Keywords: virtual-ethnography; qualitative-research; gender; power.

1 Introducción y contexto del estudio

Tal como señala Judy Wajcman (2004/2006), son cada vez más los aspectos de nuestras vidas cotidianas que dependen de las tecnologías. Un ejemplo de ello, son las Redes Sociales (RR. SS.), herramientas de comunicación OnLine que se caracterizan por acoger una gran cantidad de personas de diferentes lugares del mundo, que pueden interactuar entre sí de manera instantánea, sin mayor esfuerzo y de forma entretenida.

En este nuevo escenario, que parece traspasar los límites tradicionales de la comunicación unidireccional y jerárquica, se han diversificado las formas tradicionales de sociabilidad (Yuste, 2015; Ruiz, 2016). Las nuevas posibilidades relacionales mediadas por tecnologías, no sólo han influido en nuestras relaciones más íntimas, sino también en las formas de comprender lo comunitario, es así como la noción de comunidad se ha ido flexibilizando hacia un concepto que va más allá del territorio físico, enfatizando ahora otros componentes mínimos necesarios, todos ellos correspondientes a

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dimensiones subjetivas e intersubjetivas como lo son la identidad, la pertenencia y la cultura común (Krause, 2001), abriendo espacios para que la redefinición de lo que puede o no ser comunidad incorpore también otras interfaces de interacción, como las herramientas de comunicación OnLine. En este contexto, consideramos impensable entender las relaciones sociales actuales eludiendo el componente tecnológico o situándolo como un aspecto aparte o distinto de la relación humana. Cómo señala Joel Feliu (2006), las tecnologías no son sólo un simple reflejo de la sociedad, son la sociedad misma, por ello, adentrarnos en el estudio de las innovaciones tecnológicas, implica que también hacernos cargo de estudiar la sociedad y las relaciones de poder que en ella se ejercen(Gil-Juárez, Feliu y Vitores, 2010).

Las plataformas OnLine se tornan entonces, un espacio privilegiado para profundizar en diferentes modos de sociabilidad actual, de importancia para la psicología social y también para el feminismo. Desde allí y desde nuestra propia experiencia como participantes de un grupo de mujeres en Facebook (GMF en adelante) surge nuestro estudio, en el que no hacemos dos grandes preguntas: a) ¿las participantes de GMF significan este espacio de interacción como una comunidad? y b) ¿cómo el grupo regula o no, las relaciones de poder marcadas por género en este espacio OnLine definido exclusivamente para mujeres?. Para dar respuestas a nuestras preguntas, nos propusimos indagar respecto a las significaciones de comunidad que sus propias participantes daban al grupo y a las relaciones de poder marcadas por género que se ejercían en este espacio de interacción.

Con nuestro estudio vemos posible constatar un vacío en la investigación de las RR. SS. y su potencial conformación de comunidades OnLine. Creemos además, que aportaremos a la identificación y problematización de las relaciones de poder marcadas por género que se ejercen en estos entornos relacionales, para poder enfrentar con ello las relaciones patriarcales y potenciar sus posibilidades de subversión, visibilizando como las comunidades regulan su funcionamiento.

2 Planteamiento metodológico

Plantear una investigación no es una tarea ingenua, más bien responde a las motivaciones e intereses de quienes la desarrollan, por ello explicitamos nuestro posicionamiento como investigadoras mujeres, psicólogas sociales y feministas y, tomamos la decisión metodológica y política de trabajar con una aproximación cualitativa y feminista.

Comprendemos la investigación como una intervención enmarcada en procesos de transformación social (Domenech e Ibáñez, 1998), considerando aspectos paradigmáticos de la psicología comunitaria, definidos por autoras como Maritza Montero (2004), quien propone que la disciplina busca, como primer objetivo, la transformación de la sociedad. Consideramos que el conocimiento es relativo a unas prácticas específicas, al contexto sociohistórico y cultural de su producción y a los intereses de la comunidad científica en la que se genera. El conocimiento así entendido, construye una verdad relativa a nuestras convenciones y experiencias, que no puede responder a ningún absoluto, más bien se rige por el uso y finalidades que le asignamos (Domenech e Ibáñez, 1998). Para Sandra Harding (1998) lo que transforma a una investigación en feminista no es la utilización de método o metodología específica (incluso señala que las feministas ocupamos las mismas herramientas metodológicas utilizadas por años), lo que caracteriza a una investigación feminista son algunos ciertos metodológicos, en los cuales se evita una posición objetivista que pretenda ocultar las creencias y prácticas culturales de las investigadoras, por el contrario, éstas deben ser sometidas a análisis con el resto de los datos empíricos. En otras palabras, la autora invita a situarnos en el mismo plano crítico que el objeto de estudio. No sería honesto señalar que escogimos el grupo después de plantear la investigación, más bien, ha sido nuestra experiencia como participantes, la que ha motivado reflexiones profundas respecto a los alcances que ha tenido en la vida de quienes

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interactuamos en él. Así, llegamos a plantearnos la posibilidad de desarrollar un estudio que, en coherencia con nuestros posicionamientos como investigadoras feministas y psicólogas sociales, no desconociera nuestro rol activo en la investigación y, qué mejor que en un contexto que conocíamos tan bien y en el que nos desenvolvíamos diariamente.

Manteniendo los resguardos éticos, anonimizamos el nombre del grupo bajo la sigla GMF (Grupo de mujeres en Facebook), el cual se ha configurado como un espacio de encuentro entre mujeres, que registra actividad diaria y reúne a una gran cantidad de participantes (18.595 el 01/03/2019), convirtiéndolo en un espacio privilegiado para explorar las interrelaciones complejas existentes en las nuevas tecnologías en sus distintos contextos, y percibir las formas del uso y construcciones de sentido sobre ella (Amaral, 2010).

Nos preguntamos qué herramienta metodológica podía adaptarse -o podíamos adaptar- a la consecución de nuestros objetivos, fue así como pensamos en la etnografía, la cual busca indagar de manera profunda en los sentidos y significados que construye un determinado grupo social respecto a un fenómeno de interés (Hine, 2004). Con ella, profundizaríamos en los significados compartidos por las participantes de GFM respecto a las relaciones que establecían entre ellas y a las posibilidades concretas que la propia herramienta de comunicación OnLine entregaba. Pero como el campo de nuestro estudio no es un lugar físico como en lo sería en una etnografía tradicional, sino un espacio mediado por internet, decidimos trabajar con un tipo específico de etnografía que se conoce como etnografía virtual la cual Christine Hine (2004) define como “una metodología de investigación sobre internet, para el estudio empírico de sus usos actuales, reconociendo que no es la tecnología en sí misma la que es agente de cambio, sino que son los usos y la construcción de sentido alrededor de ella” (p9). Para la autora, la diferencia entre la etnografía tradicional y la virtual es la modificación de las concepciones de espacio y campo, siendo de gran importancia la idea de la conectividad del campo. De este modo, se hace relevante seguir las conexiones que van adquiriendo sentido en la interacción, poniendo atención en el examen de la circulación de significados, objetos e identidades que lo permiten.

Con los datos producidos, desarrollaremos una descripción densa, con la cual buscamos “Llegar a grandes conclusiones partiendo de hechos pequeños pero de contextura muy densa, prestar apoyo a enunciaciones generales sobre el papel de la cultura en la construcción de la vida colectiva

relacionándolas exactamente con hechos específicos y complejos” (Geertz, 1992; p. 23). Para estructurar el análisis definimos preliminarmente dimensiones globales que se nutren de

categorías más específicas, las cuales iremos flexibilizando en respuesta al propio carácter dinámico del proceso investigativo: (D1)Significación del espacio digital como comunidad: C1.1 Pertenencia; C1.2 Interrelación y C1.3 Cultura común y (D2) Delimitación de posibilidades performativas

generizadas en el espacio digital: C2.1 Diferenciación generizada, C2.2 Reproducción de

performances patriarcales y C2.3 Transformación de performances patriarcales.

Finalmente y siguiendo las propuestas de Noreña, Alcaraz-Moreno, Rojas y Rebolledo-Malpica (2012), para resguardar la validez del estudio contrastaremos nuestras interpretaciones de los datos con las de otras/os investigadoras/os que hayan trabajado aproximaciones al tema y solicitaremos la revisión de los resultados por parte de participantes de GMF. Respecto a la consistencia (Noreña et al., 2012), además de transparentar nuestro posicionamiento como investigadoras, nos aseguraremos de explicitar detalladamente los procedimientos seguidos durante todo el proceso

desde la selección de las participantes, hasta la recolección y análisis de la información. Fue así como entonces, nos embarcamos en esta aventura.

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3 Enfrentándonos al proceso de investigación: Algunas reflexiones y una conclusión abierta

Proponernos desarrollar esta investigación nos enfrenta a dilemas que van más allá de la mera navegación o participación en grupos OnLine. Como propone Sonia Reverter (2013), este tipo de estudios con una mirada feminista, desafía a ir más allá de la observación y el análisis, involucra un compromiso ético y político que busca “promover nuevas maneras de hacer y entender el género a través de nuevas maneras de hacer y entender la tecnología” (pp 455). De esta forma, la investigación busca tanto dar respuesta a nuestras interrogantes, cómo a proponer performances alternativas que permitan desestabilizar relaciones patriarcales. Entonces ¿Que nos ofrece y cómo nos limita la etnografía virtual para poder conseguir el logro de nuestros objetivos?

Siguiendo a Hine (2014) intentamos no separar el espacio OnLine de cualquier conexión con la "vida real" o de la interacción cara a cara, consideramos así que este espacio estará atravesado por las mismas dinámicas hegemónicas opresoras OffLine, pero adaptada a las nuevas características

OnLine. En este sentido, destacamos que la propia plataforma que hemos seleccionado responde a

lógicas capitalistas que no podemos invisibilizar y a condiciones de uso que hemos aceptado al momento de crear una cuenta en ella, por ejemplo en el tratamiento de nuestros datos y a la configuración de privacidad que regulan al propio grupo y sus posibilidades de interacción, características a las que nuestro proceso etnográfico virtual debe adaptarse y que, en más de una ocasión, hemos pasado desapercibidas.

Nos preguntamos también respecto a los alcances de nuestro doble rol investigadoras/participantes. La propuesta de investigación surge desde la participación cotidiana en el grupo pero también desde nuestros intereses académicos y militancia feminista, por lo tanto, no es una investigación ingenua, responde a intereses particulares definidos por nosotras y por nuestra visión de mundo, nos cuestionamos nuestros planteamientos metodológicos ¿Cuándo dejamos de ser etnógrafas-virtuales y comenzamos a hacer militancia feminista? ¿Somos miembros-participantes o investigadoras? y ¿Cómo podemos, o no, habitar la investigación desde nuestra propia experiencia de participación?. Al estar inmersas en GMF conocemos sus dinámicas de interacción, las identidades de las participantes e incluso algunos posicionamientos frente a temas que son de nuestro interés. Sin que ellas lo sepan, ya hemos decidido que sus interacciones forman parte de nuestra investigación. Cuestionamos los resguardos éticos que debemos cuidar acorde a nuestro interés por promover transformaciones sociales igualitarias. Sabemos que las relaciones entre las participantes son el sustento de la investigación y por ello no comenzaremos formalmente sin tener su consentimiento explícito y previamente informado, pero, ¿Cómo lo hacemos? ¿A quién/es nos dirigimos?, el grupo ha definido una estructura semiformal de organización vertical, con administradoras y moderadoras que regulan su funcionamiento interno, respetando ello y gracias a las posibilidades que nos entrega la plataforma, nos pusimos en contacto con las administradoras, han pasado 5 meses y aún no tenemos respuestas.

Para finalizar, queremos mencionar que este proceso reflexivo se ha caracterizado principalmente por la producción de una gran variedad de nuevas preguntas ¿Cómo las relaciones establecidas entre las participantes generan nuevas instancias de interacción, que pueden o no, ir más allá de la relación

OnLine? ¿Cómo nuestra etnografía virtual puede ser un aporte al feminismo? ¿Cómo podemos con

ella influir en el ejercicio de relaciones patriarcales para potenciar su enfrentamiento y subversión? ¿Qué posibilidades metodológicas nos entrega la etnografía virtual para el cumplimiento de nuestros objetivos finales? Creemos que la continua producción de preguntas referidas a las relaciones posibles en este espacio OnLine responde a un proceso paulatino de inmersión en la red, con la cual nos hemos ido familiarizando en el proceso de participar en ella. El constante proceso de familiarizarnos con el grupo permite una constante generación de nuevas posibilidades de indagación, de nuevas preguntas posibles y diferentes temas emergentes.

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Hine (2004) propone que si quienes realizan etnografía virtual, en lugar de permanecer pasivos o ausentes, participan activamente del contexto de trabajo de campo, pueden encontrarse con preguntas y ver emerger o refinar nuevos conceptos analíticos, lo cual permitiría una constante reflexión acerca de lo que significa ser usuario de las tecnologías de comunicación en línea. Esto es lo que hemos estado principalmente haciendo durante este proceso. Por tales motivos, aunque en estos momentos tenemos muchas más dudas que certezas, estamos seguras que todas ellas enriquecerán nuestro proceso investigativo. Creemos que tanto las reflexiones aquí presentadas, como los futuros resultados de la investigación, fortalecerán los conocimientos metodológicos y teóricos respecto a las comunidades OnLine y a las relaciones de poder generizadas que en ellas se ejercen, todo ello con miras a desarrollar estrategias de retorno social que permitan visibilizar y cuestionar aquellas relaciones de poder patriarcales tan normalizadas en las interacciones cotidianas,

incluso entre nosotras mismas.

Referencias

Amaral, A. (2010). Etnografía e pesquisa em cibercultura: límites e insuficiências metodológicas.

Revista USP, (86), p. 122-135. https://doi.org/10.11606/issn.2316-9036.v0i86p122-135

Domenech, M. e Ibáñez, T. (1998). La psicología social como crítica. Revista anthropos: Huellas del

conocimiento, 177. 12-21.

Feliu, Joel. (2006). Adicción o violencia: dilemas sociales alrededor de las nuevas tecnologías y los jóvenes. En Adriana Gil y Montse Vall-llovera (Coords.), Jóvenes en cibercafés: la dimensión

física del futuro virtual (pp. 103-144). Barcelona: Editorial UOC.

Geertz, C. (1992). La Interpretación de las culturas. Barcelona: Editorial Gedisa.

Gil-Juárez, A. Feliu, J. y Vitores, A. (2010). Performatividad tecnológica de género: explorando la brecha digital en el mundo del videojuego. Quaderns de Psicología, 12(2). 209-226.

Harding, S (1998). ¿Existe un método feminista? Debates en torno a una metodología feminista. México: Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco.

Hine, Ch. (2004). Etnografía Virtual. Barcelona: UOC. Íñiguez, L. (2008). El debate sobre metodología cualitativa v/s cuantitativa. Documento de la

asignatura Métodos de Investigación en Ciencias Sociales. Maestría en Ciencias Sociales. Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad de Guadalajara. Recuperado de http://psicologiasocial.uab.es/lupicinio/index.php/documentos/.../1-materiales?...cualitativos Krause, M. (2001). Hacia una redefinición del concepto de comunidad. Revista de Psicología, 10(2),

49-60.

Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Buenos Aires. Argentina: Editorial Paidós.

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Noreña, A., Alcaraz-Moreno, N., Rojas, J. y Rebolledo-Malpica, D. (2012). Aplicabilidad de los criterios de rigor y éticos en la investigación cualitativa. Aquichan, 12(3), 263-274.

Ruiz, M. (2016). Sexismo en línea: WhatsApp, nuevo mecanismo de reproducción del sexismo. Jaén, España: Diputación Provincial de Jaén - Igualdad y Bienestar Social.

Wajcman, J. (2004/2006). El tecnofeminismo. Madrid, España: Ediciones Cátedra.

Referências

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