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Presentación del Dr. Abraham Horwitz en la sesion inaugural del simposio interamericano de investigaciones sobre malaria

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Academic year: 2017

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PRESENTACION DEL DR. ABRAHAM HORWITZ’

EN LA SESION INAUGURAL DEL SIMPOSIO INTERAMERICANO DE INVESTIGACIONES SOBRE MALARIA ’

Quiero agradecerle a usted, Señor Ministro, el auspicio de esta reunión, la acogida cordial de usted y de sus colaboradores y las facilidades para realizarla. Vuestra presencia simboliza el significado que el Gobierno le asigna a la erradicación del paludismo, porque reconoce la importancia que tiene para la salud, el bienestar, la productividad y el desarrollo. El momento en que este problema se encuentra en las Américas y otras regiones del mundo requiere del alto patrocinio del jefe de cada Estado, para garantizar la continuidad de los esfuerzos organizados y reducir progresivamente los efectos deletéreos de esta enfermedad. Porque las decisiones finales son de orden político y mientras mayores las consecuencias sociales más alto el nivel en el que deben tomarse.

Pensamos que este simposio es muy oportuno. Queremos expresarle nuestra gratitud al Centro para el Control de Enfermedades del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos de América por la iniciativa y la participación de expertos muy distinguidos.

No pueden discutirse los progresos en el último decenio, tanto en mortalidad como en morbilidad, en la liberación de enormes regiones para la producción y la colonización. No puede medirse-lo que para nosotros es esencial-el cambio de actitud de los habitantes transformando su visión pesimista de la vida, de mera existencia, en una en la que se justifica luchar para alcanzar aspiraciones. Pero los avances pueden también reflejarse en la identi- ficación de los obstáculos y en la búsqueda de soluciones adaptadas a las nuevas circunstan- cias. Esto es también evidente en la evolución de la malaria en las Américas. Donde no se ha logrado eliminarla, se ha podido determinar con precisión qué factores concurren a man- tenerla activa y, para algunos de ellos, cuáles son los métodos más efectivos. Es igualmente digno de destacar el haber podido señalar áreas donde la transmisión persiste a pesar de acciones sistematizadas con todos los recursos conocidos. En ellas resulta de toda evidencia la necesidad de investigar en profundidad la dinámica del proceso con el fin de diferenciar qué lo condiciona.

No basta el análisis de los datos, hay que comprobar en el terreno su significado y estudiar focalmente las causas y las circunstancias que mantienen la incidencia. La enfer- medad se ha hecho muy rural y para combatirla con éxito o comprenderla en su gran diversidad, profesionales y auxiliares deben estar presentes “in situ.”

Los crfticos que insisten en que la aparición del DDT dio lugar a un estado de seguridad y complacencia hacen caso omiso de los singulares esfuerzos, tanto en investigación básica como operacional. Olvidan la complejidad del paludismo en cuanto a que comporta la interrelación continua de tres seres vivos, cada uno con su propia dinámica, la que varía en diferentes situaciones ecológicas. Hoy bien sabemos con qué frecuencia el hombre rompe el equilibrio de las especies, no siempre para su propio bien. Cualquier interferencia en la cadena de acontecimientos que origina un brote de paludismo ha sido siempre motivo de optimismo. No son de extrañar las imágenes de resultados absolutos y las afirmaciones rotundas que trajo la industrialización de los insecticidas. Hubiera sido sorprendente que prevalecieran, ante tanta miseria y sufrimiento, la cautela, las voces sesudas o los espíritus agoreros, tratando de frenar un entusiasmo tan racional como humanitario. Mas aun cuando las experiencias y las demostraciones garantizaban el éxito esperado.

‘Director de la Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud.

? Simposio celebrado en San Salvador, El Salvador, del 1 al 4 de noviembre de 1971.

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514 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA * Junio 1972

Hemos sostenido en repetidas oportunidades que en las Américas se ha sobrepasado el punto en que se podría justificar por cualquier argumento la suspensión o la reducción de acciones antipalúdicas. Lo que queda por hacer, aunque sea más complicado, es menos de lo que ya se ha hecho, si bien el costo puede ser superior. Pero lo esencial es que estamos seguros que ningún gobierno, con pleno conocimiento de las consecuencias, podría tomar medidas que restituyeran la incidencia y la mortalidad por malaria a lo que eran hace diez años. Estimaciones simples permiten afirmar que en 1970 los casos confirmados esperados habrían alcanzado a no menos de un millón, vale decir, tres veces más que los actualmente identificados. En relación con la mortalidad en siete países americanos con programas de malaria sin progresos satisfactorios, desde el punto de vista de la erradicación, se observa una disminución de un 95.3% en 1968 respecto a 1955, con lo que se evitaron 41,000 muertes durante el último año citado. Cuando se aplican técnicas de costo-beneficio que miden sus efectos en términos de salud y de desarrollo, las razones son en algunos aspectos aún más sólidas para continuar aplicando lo que se conoce y no ceder. Quiero señalar que esta metodología no cuenta aún con suficientes ensayos en problemas que son predominante- mente sociales. Sin dejar de desconocer la conveniencia de explorar métodos destinados más a la producción de bienes de capital y de consumo, sugerimos que no se generalicen, por sobre todo en salud, como un instrumento determinativo de prioridades y magnitud de recursos. Por otra parte, los estudios de “microeconomía” como los realizados en el Paraguay, pueden aportar criterios más específicos sobre la real contribución al ingreso familiar y comunitario que deriva de la prevención del paludismo. Faltan estudios de carácter sociológico que reflejen los cambios en la actitud de los habitantes cuando desaparecen el temor y la depresión que induce la enfermedad.

Por todo esto apelamos al poder político para que decida e invierta lo que es necesario y tenga confianza en la investigación concertada porque así los revela la historia de la ciencia. Precisamente esta reunión tiene por objeto mostrar lo que se está haciendo para dilucidar aquellas incógnitas que no permiten acelerar la erradicación del paludismo, como padeci- miento de las sociedades y de su economía. Cultores distinguidos de disciplinas muy variadas nos van a poner al día sobre una serie de estudios que están guiados a interferir en la cadena epidemíológica, sea en el nivel del parásito, del vector o del hombre, no como entidades aisladas sino en su habitat y en sus interrelacíones naturales. Mirada en conjunto, pone de relieve hasta dónde puede llegar la imaginación creadora, estimulada por el propósito de dominar a la naturaleza para el bien común. De todos ellos se desprende que en aquellas áreas donde la transmisión no se interrumpe a pesar de la aplicación de los insecticidas, de acuerdo con los requisitos y técnica recomendados, habrá que recurrir a todos los medios que la experiencia ha demostrado valiosos, potenciándolos con aquellos que la investigación nos entregue como eficaces y seguros para los seres humanos.

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Horwitz . INVESTIGACIONES SOBRE MALARIA 515

Los defensores “A outrance” del ambiente, argumentan que podrían inducir cáncer, altera- ciones genéticas y embriones deformes. Si bien han ocurrido en algunos animales de laboratorio cabe destacar que se trata de experimentos con dosis masivas sea por vía oral o parenteral. Al parecer hay muy poca evidencia de efectos similares en animales mayores en sus condiciones habituales expuestos a cantidades pequeñas en plazos largos de iguales sustancias químicas.

El dilema que se les está presentando a los países con alta incidencia de paludismo, y primordialmente de economía agrícola, es sopesar las consecuencias que tendría, en el momento actual, la suspensión del uso del DDT, so pretexto de acciones deletéreas de largo plazo que no han sido precisadas. Estoy cierto que esta cuestión será motivo de alguno de vuestros debates. La Organización Mundial de la Salud se ha pronunciado por la con- tinuidad de los esfuerzos actuales, de acuerdo con la nueva estrategia aprobada por sus cuerpos directivos y en el estímulo a la investigación.

Soy de los convencidos que los talentos en el mundo que se han dado a la empresa de desenmarañar los misterios que aún quedan en la dinámica de la malaria, nos van a entregar nuevos métodos para eliminarla o, por lo menos, reducirla a un problema menor de salud. Habremos de conocer los condicionantes de la inmunidad, celular y humoral, a pesar de que sea específica de especie y de cepa. Comprenderemos mejor los mecanismos que explican el estado de premunición, el verdadero papel de los anticuerpos para cuya identifi- cación se ensayarán métodos más sensibles que los actuales. De todo ello ha de derivar una vacuna que complemente los diversos medíos de lucha antimalárica, vigorizando la capacidad del huésped para reaccionar contra el parásito.

Han de surgir nuevos medicamentos para producir una auténtica cura radical. Como en otros campos de la terapéutica confiamos que serán de efectos prolongados, de aplica- ción simple y carentes de acciones secundarías deletéreas.

La genética nos ha de beneficiar con mecanismos para reducir la población de mos- quitos y con ello, su capacidad potencial o real de difusión de la enfermedad. Son de esperar los ensayos empleando la introducción de machos esterilizados así como predadores y parásitos, todos los cuales podrían ser más baratos que los pesticidas, más seguros ecológicamente hablando y potencialmente de acción mucho más prolongada.

No debemos olvidar los viejos métodos de ingeniería sanitaria, donde su aplicación los justifique, y en general los sistemas de control de los cursos de agua o bien la modiíica- ción de su composición química, física o biológica.

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516 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA * Junio 1972

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