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Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 32(7):eED010716, jul, 2016 EDITORIAL EDITORIAL

http://dx.doi.org/10.1590/0102-311XED010716

La reciente extinción del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MCTI) o, si se prefiere, su fusión con el Ministerio de las Comunicaciones, nos sugiere recordar otro mo-mento de nuestra historia política, donde se produjo un hecho de similares características. El MCT nace en 1985 como resultado de una intensa movilización de la comunidad científica, la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia (SBPC), Física, Antropología, Computación y otras sociedades científicas. Una movilización que sensibilizó a Tancredo Neves y Ulisses Guimarães.

El Ministerio, inicialmente dirigido por Renato Ascher -político cercano a Ulisses-, fue muy importante para crear el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, e incluir en la Constituyente directrices para una política de Estado para la Ciencia y Tecnología. En el Capítulo de la CyT encontramos la figura de que el Estado debe dar apoyo a la investiga-ción científica básica, y los estados pueden vincular ingresos para la financiainvestiga-ción de la CyT, a través de fundaciones de apoyo a la investigación.

La Constitución Federal de 1988, apoyada en el movimiento que derribó la dictadura, promueve también las bases para políticas sociales progresistas y generadoras del desa-rrollo en otras áreas, además de CyT, como: salud, educación, medio ambiente, derechos humanos, políticas indigenistas.

No obstante, antes incluso de ser promulgada el 5 de octubre de 1988, surgen movi-mientos conservadores, con el objetivo de revocar o esterilizar importantes directrices de la Nueva Constitución. Ulisses deja el Gobierno José Sarney a finales de julio de 1988, in-cluso antes de la llegada de octubre.

Sin Ulisses en el Gobierno, Sarney extingue el MCT en enero de 1989 (o mejor dicho lo fusiona con el de Desarrollo Industrial), y se lo entrega a Roberto Cardoso Alves, político del ramo azucarero. A finales de 1989, durante el último mes de su mandato, Sarney vuelve a crear el Ministerio.

A Ulisses se le olvida en las elecciones de 1989. Las élites y canales de televisión (los mismos de hoy en día) inventan a Fernando Collor, con el propósito de promover las pri-meras revisiones de las conquistas de 1988. Collor crea una Secretaría de CyT, vinculada a la Presidencia de la República.

El Ministerio y la política de CyT se reestablecen durante el Gobierno de Itamar Franco. Fernando Henrique Cardoso, Lula y Dilma Rousseff, con mayor o menor determinación, pre-servan las políticas de CyT y los avances de la Carta Magna de 1988, pero la presión por una revisión de importantes capítulos está siempre presente, y se intensifica en los últimos anos del Gobierno de Dilma. A finales del año pasado, entre las enmiendas constitucionales, ¡ha-bía una que preveía la eliminación del deber del Estado de promover la investigación básica! Un “golpe” blanco, articulado por la élites, prensa y canales de TV, semejante al que eli-gió a Collor, y que ahora aparta a Dilma de la presidencia. Aún interino el vicepresidente en función reformó las directrices de Gobierno para las políticas sociales, de salud, derechos humanos, indígenas, de la Constitución Ciudadana del Dr. Ulisses. El Ministerio de CyT se vuelve a extinguir. Se intenta decapitar un símbolo.

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Cad. Saúde Pública, Rio de Janeiro, 32(7):eED010716, jul, 2016 EDITORIAL EDITORIAL

Como en 1989, y durante los años de Collor, existe en la comunidad de CyT quien esté a favor de las reformas del Gobierno interino de hoy, como los había a favor de Sarney en 1989 y Collor en 1990.

El dilema de los científicos desde la antigüedad ha sido escoger de qué lado posicionar-se políticamente: hacer ciencia para “aliviar la fatiga humana” o para posicionar-servir al poder polí-tico-económico. ¿Para promover la justicia social, la distribución de renta y las conquistas de la ciencia, o contribuir a acumular riquezas y concentrar poder y conocimiento para las élites? ¿Ponerse a favor de los movimientos sociales y sus banderas democráticas o a las órdenes y progresos autoritarios?

La Constitución Federal de 1988 nos indicó una dirección, el golpe de 2016 nos lleva a la contraria. “Quede-se el MCTI” es más que un eslogan, simboliza un imperativo ético para los científicos y ciudadanos, así como es también un homenaje al Dr. Ulisses.

Ennio Candotti 1

1 Museu da Amazônia, Manaus, Brasil.

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