CRONICA 241
DISMINUCION
DE LA MORTALIDAD
INFANTIL
¿EFECTOS DE UNA ESTRATEGIA?
Elbio Suárez Ojeda
Los últimos decenios-escenario de veloces transformaciones políticas y so- ciales-han dado a luz una nueva concepción de la salud al mostrar que la misma no es patrimonio exclusivo de las acciones que el sector puede efectuar en su favor sino la resultante de un producto intersectorial que tiende, como un todo, a generar un proceso de desarrollo integral. De acuerdo con este con- cepto, los indicadores básicos de salud ya no expresan solo la relación que mantienen el numerador y el denominador de una tasa, sino que se han trans- formado en poderosos representantes del contexto socioeconómico en que juegan, adquiriendo muchas veces un fuerte contenido político.
Calidad de vida
Sin duda alguna, la mortalidad infantil refleja una situación subyacente, expresión de calidad de vida, que resume no ya conceptos como el citado, sino hechos concretos y cuantificables como vivienda, educación, alimentaciin, etc., que caracterizan un momento historicosocial determinado. Las muertes por enfermedades evitables en los países en desarrollo significan un porcentaje muy abultado del total de muertes. En las últimas décadas, el desarrollo de tecnologías para el tratamiento exitoso de estas y otras patologías ha significa- do un notable avance. Este ha sido un hecho notable en los países desarrollados que rápidamente vieron descender su tasa de mortalidad infantil. Basta recor- dar que en solo 20 años fue posible hacer el diagnóstico oportuno de la enfer- medad producida por la incompatibilidad sanguínea materno-fetal, que oca- sionaba una alta mortalidad perinatal o dejaba secuelas irreversibles, instituir el tratamiento adecuado e incluso establecer las medidas preventivas para evi- tar sus daños en el recién nacido.
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BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA
Marro 1984
A partir de la década de 1970 comenzaron a observarse acelerados progresos
que se hicieron más patentes en el período 1971- 1975, al registrarse un descen-
so en casi todos los países, los que variaron entre el 2 y el 86%. En ese período
ya cuatro países habían cumplido con la meta que se habían impuesto para la
década y diez países habían reducido su mortalidad
infantil en un 30%. Hacia
fines del decenio,
los descensos se hicieron
más notables y superaron
ampliamente
los logros alcanzados en el anterior. Sin embargo, llama la aten-
ción que los mismos se hayan registrado en un período de desarrollo económico
recesivo, como lo señala el informe del Banco Interamericano
de Desarrollo. El
desempleo creciente y la tendencia regresiva en la distribución
del ingreso son
otros dos factores que debían hacer pensar en la posibilidad de una detención
en las tasas de mortalidad
de haberse mantenido la relación entre los factores
económicos y las variables del sector salud, hecho que se observaba en la déca-
da de 1960 y que, como señaláramos, no se produjo en la siguiente.
Estrategia fructífera
El conocimiento
alcanzado hace difícil
aceptar que las acciones de salud
puedan por sí determinar
los niveles de mortalidad
del niño. Una primera
aproximación
al análisis crítico de los datos debe efectuarse tratando de es-
tablecer, además de su validez, qué nuevos factores pueden haber incidido en
la prestación de los servicios de salud. Una revisión de las políticas de salud lle-
vadas a la práctica por algunos países de la Región desde 1970 muestra un
cambio importante en su orientación.
Se observa una mejor planificación,
una mayor participación
de las activi-
dades preventivas que se transmite a
todos los niveles del equipo de salud.
Además, puede anotarse la participa-
ción cada vez más activa de las comu-
nidades en funciones que hacen a su
salud. Otro elemento que debe tenerse
en cuenta es el creciente interés en
crear y aplicar tecnoloCgías apropiadas
para atacar y resolver algunos de los
problemas de mayor incidencia en la
mortalidad
infantil.
Paulatinamente
estas ideas se fue-
ron estructurando e inte<grando en un
cuerpo de doctrina para el cual se ins-
trumentó la estrategia de la atención
primaria. Esto fue ccrroborado por los
países de América en la Tercera Reu-
nión de Ministros de Salud de la Re-
<gión de 1972 e incorporado a nivel de
todos los países del mundo
en la
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Si bien la estrategia de la atención primaria tiene una concepción global en cuanto a los distintos niveles de atención que requiere el individuo, existe con- senso de que a nivel de la comunidad debe atender los problemas básicos que la misma demanda. En general, ellos están determinados por los problemas de la mujer preferentemente en su período reproductivo, del niño en todas las etapas de crecimiento, de la nutrición de estos grupo de edad, de la inmunización contra las enfermedades infecciosas, de la eliminación de excretas y el aporte de agua potable, de la educación sobre los principales problemas de la salud y del tratamiento apropiado y precoz de las enfermedades comunes.
Todas estas actividades tienen indudables efectos sobre la mortalidad infan- til. Al analizar las acciones llevadas a cabo mediante tecnologías eficaces para el control de las principales causas de muerte en los primeros años de vida -va- cunaciones, control de las diarreas y de las enfermedades respiratorias- nos es- tamos aproximando al análisis de los efectos que la prestación de servicios bajo esta estrategia de atención primaria produce en la mortalidad infantil.
Pero, además de los efectos en mortalidad debe pensarse en el beneficio que se ha logrado con la reducción de morbilidad, teniendo en cuenta que por ca- da niño que muere hay ocho que padecen enfermedades que dejan secuelas en su crecimiento y desarrollo. De allí que podamos decir que la aplicación in ex- tenso de las tecnologías de atención primaria, no solo ha contribuido a reducir el dolor y la muerte en la población infantil, sino que además está haciendo un valioso aporte al desarrollo social de los pueblos, pues permitirá que una mayor proporción de los niños de hoy llegue a transformarse en seres adultos, econó- micamente productivos, psicológicamente equilibrados y socialmente integra- dos.
CONSERVAR CON VIDA A LOS NIÑOS
Horace Ogden
En los dos últimos decenios las Américas han presenciado grandes progresos en la reducción de las tasas de mortalidad de niños menores de un año y tam- bién de niños en edad preescolar. Como los niños de hoy representan la riqueza del futuro, dichos adelantos ofrecen una medida verdadera de la promesa que se está cumpliendo en nuestro continente. No se dispone de datos de todos los países y una parte de la información existente es incompleta. Con todo, en cuanto a la mortalidad infantil, es posible informar que de 19 países de las Américas, cuyas cifras comparables están disponibles, 18 notificaron reduc- ciones considerables de las tasas de mortalidad, que varían del 14 al 60% du- rante el período entre 1960 y finales del decenio de 1970.