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Administración pública en el sector salud para el decenio 1980-1990. V. La relación entre el gobierno y el mercado

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Bol Of Sanif Pmmn 93(l), 1984

ADMINISTRACION

PUBLICA EN EL SECTOR SALUD PARA EL

DECENIO 1980.1990. V. LA RELACION

ENTRE EL GOBIERNO

Y EL MERCADO’

Marcos Kisil*

Tomando como punto de partida el objetivo de trasladas al-

gunas dectiiones de la burocracia central al sector privado y descentralizado, se analiza la relacihz entre el gobierno y la economzá de mercado, asi como sufuncionamiento en Amé-

rica Latina, con objeto de contribuir al conocimiento de la admin&ración pública en el sector salud.

Introducción

Según Lindblom, la mayor distinción existente entre un gobierno y otro es el grado en que el mercado sustituye al go- bierno o el gobierno al mercado (1). Por eso, ciertas preguntas que se plantean acerca de la relación entre el gobierno y el mercado constituyen el núcleo de la cien- cia política, de la economía y de la admi- nistración pública, tanto en los sistemas planificados como en los de economía de mercado. A este respecto, Schultze exa- mina algunas de las cuestiones más perti- nentes, en especial la que consiste en sa- ber cuándo y cómo el gobierno debe in-

’ Este artículo es el último de una serie de cinco que se publica

en el Boletín de la Ofzcm Sanitaria Pammeri~am. El primero. que se refiere al fundamento teórico de la administración pública, se publicó en el Vol. 92. No. 3. 1982: el segundo, que contiene un examen comparado de tres paradigmas dé admin&acibn públi- ca, apareció en el Val. 92, No. 4. 1982; el tercero. que considera a la administración pública como profesión o como disciplina aca- démica, se incluyó en el Val. 92, No. 5. 1982, y el cuarto, sobre problemas de administración pública en Estados Unida de Amé- rica y en América Latina, se publicb en el Vol. 92, No. 6, 1982. ’ Fundaqào Cktúlio Vargas y Harpital das Clínicas da Universi- dade de São Paulo, Brasil. Dirección pastal: Avda. Dr. Eneas Car- valho de Aguiar 255. Caka Postal 8091. São Paulo. S.P., Brasil.

tervenir en el mercado privado con objeto de mejorar la marcha de la economía (2). Este autor sugiere que se utilicen incenti- vos análogos a los que existen en una economía de mercado para detraer algu- nas decisiones de la burocracia central y recurrir al mercado privado y descentrali- zado.

Sin embargo, se plantea el problema de cómo conseguir este objetivo, pues no hay teoría ni métodos de análisis universales y taxativos que permitan determinar la me- dida óptima de división de los recursos entre el sector público y el privado en un ramo concreto de bienes y servicios. Si bien es posible establecer diferencias cla- ras entre la esfera comercial y el gobierno en lo que respecta a fines, metas, objeti- vos, formas de opción y modos de fínan- ciamiento, producción y entrega de bienes y servicios, no hay una distinción neta entre el sector público y el sector pri- vado.

El hecho de que Schultze limite su aná- lisis a la situación estadounidense, es de- cir, a un sistema poliárquico y establecido en tomo del mercado, da lugar a situar el estudio de la relación entre lo público y lo

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Julio

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privado en otro contexto, esto es dentro de un sistema económico establecido tam- bién en torno del mercado, pero bajo un sistema político altamente centralizado en el nivel federal, como en muchos de los países de América Latina. Con este fin, se expondrá primero un marco conceptual basado en la definición de sistemas politi- coeconómicos, la función del Estado en los países latinoamericanos y la influencia de la ideología del desarrollo para confor- mar la relación entre el sector público y el privado. Después, se analizará el caso brasileño como ejemplo de gobierno que interviene con frecuencia en el mercado directa o indirectamente, con objeto de aplicar su política de desarrollo económi- co y social.

Sistemas politicoeconómicos

El enfoque

liberal

j.h-alista del Estado

Según la concepción liberal pluralista, lo principal son los individuos que, al ac- tuar en provecho de su propio interés, for- man todos juntos la sociedad. El mecanis- mo del mercado por sí mismo parece ejer- cer casi todas las demás funciones que, se- gún otras teorías, están a cargo del Esta- do. En tal caso, lo que se requiere clara- mente es dejar que la sociedad se regule sin intromisiones. Aunque en apariencia la función del Estado quede reducida al mínimo por un mecanismo autorregula- dor del mercado, Adam Smith señaló ya tres obligaciones distintas del Estado: 1) proteger a la sociedad contra la violencia y contra la invasión por otras naciones in- dependientes; 2) proteger en la mayor medida posible a cada miembro de la so- ciedad contra la injusticia, y 3) construir y conservar ciertas obras e instituciones pú- blicas que en ningún caso podrían servir los intereses de un solo individuo (3). Co- mo subraya Stepan, se supone que el me- canismo del mercado es autorregulador solamente cuando el Estado proporciona

las infraestructuras administrativas, insti- tucionales y materiales, de carácter neu- tral e imparcial, necesarias para que pue- da funcionar el capitalismo (4).

La teoria marxista

clúsica

del Estado en

las sociedades capital&as

La teoría marxista clásica de la sociedad burguesa considera al Estado como una variable dependiente de otros factores. El Estado surge como el medio necesario de coerción una vez que se produce la división del trabajo; por lo tanto, el Estado perma- nece como instrumento de opresión hasta que la revolución proletaria elimina todas las distinciones de clases al suprimir el ca- pitalismo. Una vez abolida la propiedad privada y finalmente eliminadas las distin- ciones de clases, deja de subsistir la necesi- dad del Estado como instrumento de la opresión de aquéllas. Al llegar a este pun- to, el marxismo comparte con el liberalis- mo la hipótesis de que la sociedad puede autogestionarse a sí misma.

La concepción organicoestatal del

Estado

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ral de la Edad Media y la doctrina social católica contemporánea, y que juntas constituyen lo que él llama la tradición or- ganicoestatal del pensamiento político.

Mientras que tanto para el pluralismo li- beral como para el marxismo clásico el punto de partida es descriptivo-el interés racional de cada individuo para el primero y el modo de producción predominante y su forma característica de lucha de clases para el segundo-para el estatismo orgáni- co el punto de partida es normativo, a sa- ber, la forma preferida de vida política del hombre como miembro de una comuni- dad. Según Stepan, un corolario de la na- turaleza política del hombre es que las ins- tituciones políticas requieren orden y po- der. Por lo tanto, en la tradición organico- estatal la autoridad política como concep- to se considera necesaria y legítima. Estos argumentos sobre la naturaleza política del hombre, la necesidad y legitimidad del po- der y el estado ontológico de la comunidad política, hacen que la función del Estado resulte mucho más importante desde el punto de vista funcional, y mucho más legítima desde el punto de vista normativo, en la tradición organicoestatal que en la del pluralismo liberal o en la del marxis- mo. Según este modelo, el Estado tiene una moral y un

telos

moral, y el afán por la búsqueda del bien común conduce a dar menos importancia a las formas de puro procedimiento, o incluso a desecharlas, y a rechazar la legitimidad de los intereses pri- vados.

Un tratado contemporáneo de doctrina social católica asigna una función primor- dial al bien común al afirmar que el bien común es el principio predominante que impera sobre cualquier otro interés dentro de su orden. Es el principio creador, el po- der conservador del cuerpo político; es la causa final del Estado, su fin íntimo y él so- lo y nada más confiere al poder político so- berano su autoridad moral y su legitimi- dad (5). Conviene señalar que este bien co- mún, aunque no sea en modo alguno in-

trínsecamente antidemocrático, se presta a fórmulas de legitimidad no liberales con arreglo al modelo organicoestatal, y ello por dos razones básicas. En primer lugar, ofrece la posiblidad de que, en vista de que el bien común puede conocerse en virtud de la “recta razón”, no hace falta ningún proceso gracias al cual los grupos de inte- reses expresen sus opiniones y preferencias a fin de que los dirigentes del Estado “se- pan” lo que es el bien común. En segundo lugar, la búsqueda del bien común (en vez del proceso eleccionario o de la representa- ción de grupos de intereses), es la medida que permite evaluar la legitimidad del Es- tado. En consecuencia, el Estado es, en la tradición organicoestatal, claramente in- tervencionista y fuerte.

El modelo organicoestatal de gobierno

Como modelos de gobierno, tanto el marxismo como el liberalismo clásico pare- cen llegar a soluciones “óptimas” sacando el máximo partido de diferentes principios de coordinación. El liberalismo clásico en- fatiza en la información, el interés propio del individuo, la libertad y la competencia para llegar a una eficiencia económica y a un equilibrio político máximos. La teoría marxista atribuye la mayor importancia al control de la economía mediante la plani- ficación estatal, y consigue una comunidad política monista y perfectamente integra- da al eliminar la autonomía de todos los grupos y construir nuevos valores y estruc- turas colectivistas. En cambio, el estatismo orgánico, como modelo de gobierno, no da prioridad a ninguno de los dos principios opuestos de la coordinación de los modos de articulación entre el Estado y la so- ciedad, si bien implica una función más intervencionista del Estado en la política que la que propugna el liberalismo clásico. En efecto, los conceptos organicoestatales de la prioridad de la comunidad política y de la responsabilidad del Estado por el

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de la libre iniciativa del individuo en el mercado. Por otra parte, este modelo su- pone también fuertes limitaciones de la fa- cultad del Estado para actuar legftima- mente como principal propietario de los medios de producción y principal planifi- cador de la economía.

Una fórmula económica coherente con el estatismo orgánico es aquella en que el Estado desempeña un papel decisivo en la elaboración de parámetros, normas y mo- delos de infraestructuras para la economía de mercado. En conclusión, los regimenes organicoestatales suelen optar por un mo- delo económico estatal intermedio que no es ni capitalista ni comunista, sustituyendo la iniciativa privada por una reglamenta- ción pública del conjunto de la vida econó- mica y manteniendo, al mismo tiempo, el sistema de mercado como mecanismo bási- co para la distribución de bienes y servi- cios.

Debido a algunas tensiones inherentes al modelo abstracto del estatismo orgánico, en la mayor parte de los casos concretos de regímenes que inicialmente proclaman principios organicoestatales hay una ten- dencia política a ejercer sobre los grupos un control mayor del que teóricamente se enuncia en el modelo; asimismo, existe una tendencia de la política económica a conceder a los empresarios una libertad mayor, en el sentido capitalista, de la que se expresa en el modelo. Estos regirnenes se convierten, por lo tanto, en regímenes ca- pitalistas autoritarios (6).

L.u ideologúl y la pol2tica en favor del

desarrollos

Para Anderson, la misión que corres- ponde al desarrollo de los estados latino- americanos actuales es, en primer lugar, integrar las capacidades de producción reunidas en los distintos sistemas económi-

’ Vease la parte III que se publicó en el Eoletin de la OSP, Vd.

92. No. 5, 1982. pp. 418.427.

cos en una economía nacional moderna y, en segundo lugar, dar a todos los ciudada- nos del país la capacidad y la ocasión de participar plenamente en este orden social y económico (7). Con arreglo al modelo or- ganicoestatal que se ha expuesto, para que los países de América Latina puedan al- canzar los dos objetivos antes menciona- dos, han de recurrir a las dos formas de ac- ción del Estado, a saber, como participan- te directo en la economía, y como detenta- dor del máximo poder coercitivo en la so- ciedad. Partiendo de esta base, con el fin de describir las funciones del Estado para fomentar de manera sistemática el de- sarrollo económico y social, Anderson uti- liza la clasificación siguiente.

1) Poderes que emanan de la función del Estado como participante en la economía:

l Poder del Estado de extraer recursos de la sociedad. El Estado puede captar, por medio de los impuestos, algunos de los recursos correspondientes a sistemas eco- nómicos distintos, y encauzarlos hacia el estímulo de la economía nacional. Al pro- ceder así, pretende producir el efecto complementario de conseguir que el rendi- miento de estos sistemas distintos sea me- nos provechoso que la participación en la economía nacional. Como ejemplo de ello cabe mencionar los aranceles que gravan las importaciones no esenciales y los im- puestos especiales que gravan la propiedad agraria del tipo de latifundio.

l Poder del Estado de gastar dinero en funciones públicas: obras públicas y otras inversiones generales de infraestructura y de carácter social, inversiones directas en actividades productivas, asistencia técnica y otros servicios pertenecientes a esta cate- goría, así como el efecto derivado del gasto públic? *para el estímulo de la actividad econóknca privada.

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l Poder del Estado de imponer su auto- ridad coercitiva para respaldar y sancionar las relaciones económicas. El Estado puede reorganizar sus actividades de apoyo a ins- tituciones y mecanismos económicos tales como la propiedad, los convenios labora- les, las operaciones financieras legales y las formas de organización permitidas.

l Poder del Estado que se desprende de su posición como foco de consentimiento y de autoridad en la sociedad: aquí cabe in- cluir los esfuerzos de tipo corporativista hechos por muchos países latinoamerica- nos para movilizar y controlar directamen- te las fuerzas productivas mediante su in- corporación al propio aparato del Estado.

La estrategziz del desarrollo económico

en Brasil

Todas las estrategias del desarrollo eco- nómico tienen consecuencias políticas que hacen que los costos del cambio recaigan de manera diferente entre los principales grupos de intereses. El desarrollo económi- co exige dinero para inversiones, y este di- nero procede de tres fuentes básicas: 1) del Estado, gracias al gasto público y a los im- puestos; 2) del capital privado nacional, y 3) del capital extranjero, tanto privado co- mo público, introducido en el país ya sea por inversiones directas, ya por empréstitos indirectos. Las estrategias del desarrollo económico difieren entre sí por la impor- tancia relativa que asignan a cada una de estas fuentes de capital.

El debate actual sobre las estrategias económicas en América Latina tiende a orientarse hacia dos escuelas de pensa- miento opuestas, a saber, los monetaristas y los estructuralistas. Cada una de ellas se identifica con una organización de las Na- ciones Unidas. Los monetaristas están representados por el Fondo Monetario In- ternacional (FMI); por su parte, los estruc- turalistas tienen como base institucional la Comisión Económica para América Latina

(CEPAL), organismo planificador y con- sultivo. Desde el punto de vista de los mo- netaristas, el problema esencial para el de- sarrollo de América Latina es contener la inflación (81. La inflación rápida dificulta la acumulación de capital y mueve al con- sumo inmediato antes que a la inversión a largo plazo. Asimismo, al depreciar el sala- rio de los trabajadores y provocar constan- temente huelgas en demanda de su au- mento, tiende a la inestabilidad del siste- ma político. Los estructuralistas explican de manera diferente las dificultades econó- micas de América Latina. En vez de atri- buir la inflación y el crecimiento lento a políticas monetarias erróneas, los achacan a la incapacidad de las instituciones clási- cas para adaptarse a los grandes cambios sociales que sobrevinieron a partir de 1930 (9). Uno de estos cambios es el rápido cre- cimiento de la población, que ejerce pre- sión sobre el suministro de alimentos, vi- vienda y servicios sociales. Otra impor- tante modificación es el traslado masivo de población de las zonas rurales a las urba- nas.

Desde el año 1964 Brasil adoptó políti- cas monetarias austeras que suscitaron una intervención creciente del gobierno en la economía nacional. Para el control econó- mico, el gobierno utiliza varios medios ins- titucionales relacionados entre sí: el siste- ma fiscal, el banco central, los bancos co- merciales y de desarrollo del gobierno (fe- deral o de los estados), las empresas públi- cas y el control de precios. Estos medios pueden resumirse del modo que se señala a continuación.

Gasto público.

Un procedimiento clási- co para medir la influencia del gobierno en la actividad económica consiste en de- terminar la proporción entre el gasto pd- blico y el producto nacional bruto. EX Brasil esta proporción aumentó de 12,5% en 1920 a 17,1% en 1947 y 32,2% en 1969 (íO, p. 52).

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funciones normales consistentes en opera- ciones centralizadas de control del crédito. 1 Es, asimismo, la institución que rige las

políticas relativas al tipo de cambio de mo- neda extranjera.

Bancos gubernamentales.

La influencia del Estado mediante la participación di- recta en las operaciones bancarias es consi- derable. El gobierno federal lleva el con- trol del Banco de Brasil, que es el banco comercial más grande del país. En 1972 sus depósitos eran nueve veces superiores a los del mayor banco comercial privado. El gobierno extiende también sus operaciones bancarias a 32 bancos comerciales y de de- sarrollo del gobierno de los estados o de administraciones locales. Tomando en consideración solamente los bancos comer- ciales, al sistema bancario del gobierno correspondían, en 1972, el 55% de los de- pósitos y el 58% de los préstamos. Al mis- mo tiempo, más del 60% de los préstamos al sector privado procedían de institu- ciones financieras gubernamentales (IU, p .

54).

Empresas públicas.

Las actividades empresariales a cargo del gobierno se con- centraron, en los cuatro decenios últimos, en algunos sectores estratégicos como minería, acero y petroquímica. De las 25 empresas más importantes por su volumen de ventas durante el año 197 1, ocho eran del gobienro y efectuaban el 31% de las operaciones. Por el número de empleados, de las 25 empresas principales siete eran estatales y daban trabajo al 51% de todos los empleados del país (10, p. 55). Si se examinan algunos de los distintos sectores en que funcionan las empresas gubema- mentales, se observa la evolución siguiente en cuanto al predominio del Estado.

l Capacidad de producción de energía eléctrica: en un decenio, la producción de energía pasó del sector privado al estatal. En efecto, mientras que en 1962 el sector privado poseía el 64% de la capacidad de producción de energía eléctrica de Brasil,

en 1971 esta proporción había descendido al 20y0.

0 Acero: en 1971 correspondían a las empresas gubernamentales aproximada- mente el 56% de las ventas y más del 72% del valor del activo de esta industria.

l Sondeos, refinamiento y distribución de petróleo: en 1971 el Estado realizó el 41% de las ventas, y le correspondió el 81% del valor del activo de este sector.

l Otros sectores: el Estado ejerce un mo- nopolio casi completo sobre medios de transporte y telecomunicaciones, controla cerca del 70% de las líneas de navegación brasileñas y domina una gran proporción de las empresas de almacenamiento de productos alimentarios, mientras que va- rios gobiernos de los estados poseen compañías que prestan servicios públicos.

Control

de precios. El Consejo Intermi- nisterial de Precios (CIP) es la organiza- ción gubernamental que, de hecho, regula los precios. Si bien no puede fijarlos legal- mente, actúa como comisión de vigilancia general y sus facultades indirectas son con- siderables. Casi todas las empresas de los sectores que son de la incumbencia del CIP deben obtener un permiso para subir los precios, así como justificar su solicitud acompañándola de información sobre los costos. Con este procedimiento el gobier- no, por medio del CIP, obtuvo una canti- dad excepcional de información sobre las actividades del sector privado y reforzó el control que ejerce sobre ellas.

La participación del Estado en la

administración de salud

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binan los dos tipos. Las mismas han aumentado en forma considerable en to- dos los países capitalistas desde la Segunda Guerra Mundial, a la vez que se ha produ- cido un cambio significativo en el tipo de intervención: se ha pasado de las interven- ciones alocativas a las intervenciones pro- ductivas. Por ejemplo, de esquemas de se- guridad social (alocativos) se ha pasado a servicios nacionales de salud (productivos), tales los casos de Inglaterra en 1948, Cana- dá en 1968 e Italia en 1972. Por lo tanto, la configuración de la administración pública en cada país refleja el papel del Es- tado y es de importancia decisiva para la comprensión de su administración de sa- lud.

Conclusión

De lo precedente se concluye que la ad- ministración de salud debe ser considerada cada vez más dentro de la administración pública y que para su estudio deben tener- se en cuenta, entre otros, los siguientes as- pectos:

l la cultura política de los países latino- americanos, donde la mayoría de ellos puede clasificarse, de acuerdo con Lind- blom, como “autoritario-mercado orienta- do”, donde el “modelo organicoestatal” de gobierno representa un papel interven- cionista del Estado, y

l el aumento de las demandas colectivas por servicios de salud, que han tornado “públicas” muchas de esas demandas. El crecimiento demográfico junto con el incremento de los costos de los servicios de salud, han provocado la imposibilidad de atender las necesidades de esa población que así pasa a presionar a las autoridades para obtener más y mejores servicios.

Schultze propugna el principio de que se detraigan algunas decisiones de la bu- rocracia central y se recurra al mercado privado y descentralizado. En América La-

tina, que utiliza un modelo organicoestatal de gobierno, el Estado, por medio del go- bierno federal, desempeña el papel más importante en la definición de las políticas adoptadas por el país, según se advierte en el ejemplo de las políticas de desarrollo. No obstante, no cabe duda de que la rela- ción entre el gobierno y la economía de mercado es apreciablemente distinta del caso de Estados Unidos de América, tanto cualitativa como cuantitativamente. Cua- litativamente porque afecta a más activi- dades, y cuantitativamente porque el go- bierno tiene el monopolio de la producción y la distribución de numerosos bienes y ser- vicios.

En este trabajo se trató de presentar y aclarar algunos de los elementos básicos para la comprensión y la toma de deci- siones en la administración de salud. Entre esos elementos, casi siempre presentes den- tro de la realidad latinoamericana, caben destacar los conflictos entre los gobiernos autoritarios y la libertad de mercado, la relación entre el sector público y el priva- do, y la organización del sector público.

Resumen

Cuando se trata de trasladar algunas de- cisiones de la burocracia central al merca- do privado y descentralizado, así como de determinar cómo y cuándo el gobierno de- be intervenir en el mercado para mejorar la marcha de la economía, se plantean al- gunos problemas debido a la inexistencia de una división estricta entre el sector pú- blico y el privado.

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común-es el que mejor se adapta a los países latinoamericanos. Este modelo or- ganicoestatal se verifica cuando el Estado, fuerte e intervencionista, desempeña un papel decisivo en la elaboración de pará- metros, normas y modelos para la econo- mía de mercado.

Por último, para la toma de decisiones

en la administración de salud, deben te- nerse en cuenta los elementos básicos pre- sentes en la realidad latinoamericana: los conflictos entre los gobiernos autoritarios y la libertad de mercado, la relación entre el sector público y el privado, y la organiza- ción de la administración pública de cada

país. n

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3.

4.

5.

6.

7.

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Public administration in the health sector for the decade 1980-1990.

V. The relation between government and the market (Summary)

Because there is no sharp line dividing

public and private sectors, problems arise

when it comes to shift certain decisions of the

central bureaucracy to the private,

decentralized market or to decide how and when the government should intervene in the market to improve the economy.

With this in mind different systems of

political economy, the function of the State in

Latin America, and the influente of

development ideology in shaping the relation between the public and private sectors, are

described. The organic-state model-

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Kid

ADMINISTRACION PUBLICA EN SALUD 45

model manifests itself when a strong reality should be taken into account, that is,

interventionist State plays a decisive role in the conflicts between authoritarian govermnents

preparation of parameters, standards, and and the free market, the relationship between

models for a market economy. public and private sectors, and the way in

Lastly, it is pointed out that the basic which public administration is organized in

elements which conform the Latin Ameritan each country.

A administra@o pública no setor saúde para o decitnio 1980-19.90.

V. A relac@o entre o governo e o mercado (Resumo)

Quando se transferem algumas decisões da

burocracia central para o mercado privado e

descentralizado, bem como se determina como

e quando o govemo deve intervir no mercado

para melhorar o andamento da economia,

apresentam-se alguns problemas por não

existir urna divisáo rigorosa entre 0 setor público e o setor privado.

Descrevem-se diversos sistemas político-

economices, a func$%o do Estado na América

Latina e a influ&ncia da ideologia do

desenvolvimento para conformar a relacáo

entre o setor público e o setor privado. 0

programa orgânico-estatal do Estado- enten-

dido como sendo o que ressalta a prioridade da

comunidade política e a responsabilidade do

Estado pelo bem comum-é o que melhor se

adapta aos países latino-americanos, entre eles

o Brasil. Esse modelo orgânico-estatal se

verifica quando o Estado, forte e

intervencionista, desempenha um papel

decisivo na elaboracão de parâmetros, normas e modelos para a economia de mercado,

Finalmente, para as decisôes na

administra~áo da saúde, é preciso considerar

os elementos básicos presentes na realidade

latino-americana: os conflitos entre os

govemos autoritários e a liberdade de

mercado, a relacáo entre o poder público e o setor privado e a organizacão da administracão pública de cada país.

Administration publique dans le secteur santé pendant la décennie 1980-1990.

V. Les rapports entre le gouvernement et le marché (Résumé)

@ant il s’agit de faire parvenir certaines

décisions de la bureaucratie centrale au

marché privé et décentralisé, de même que de

déterminer comment et quand le

gouvemement doit intervenir dans le marché

pour améliorer la marche de l’économie,

certains problemes se posent étant donné

l’absence d’une division stricte entre le secteur public et le secteur privé.

A ce sujet, on décrit dans ce texte divers

systèmes politice-économiques, la fonction de

I’État en Amérique latine et l’influence de

l’idéologie du développement pour confirmer

le rapport entre le secteur public et le secteur privé. Le modele d’État organo-étatique- compris comme modele qui fait ressortir la

priorité de la collectivité politique et la

responsabilité de I’État pour le bien

commun-est celui qui s’adapte le mieux aux

pays latino-américains, et parmi ceux-ci au

Brésil. Ce modele organo-étatique se presente

quand I’État, fort et interventionmste, joue un

role décisif dans la mise au point de

paramètres, de normes et de modeles pour

l’économie de marché.

En fin, on signale que, pour la prise de

décisions dans I’administration de santé, on

doit tenir compte des éléments de base présents

dans la réalité latino-américaine: les conflits

entre des gouvemements autoritaires et la

liberté du marché, la relation entre le secteur

publique et privé, et I’organisation de

Referências

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