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La travesía de Yambulo por las Islas del Sol (D.S., II.55-60). Introducción a su estudio, traducción y notas

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(1)

(D.S., II.55-60). Introducción a su estudio, traducción y notas

*

Matías Sebastián Fernandez Robbio

Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina)

Resumo

Ofrecemos a continuación un estudio preliminar y una traducción anotada del relato que Diodoro Sículo incluye en su Biblioteca histórica acerca de las utópicas Islas del Sol, ubicadas en Oriente y descubiertas por Yambulo. Nuestro estudio se centra en el análisis de la historia, del relato, de su inserción en la obra de Diodoro, de sus características genéricas como texto literario y de su modo de representación del otro con el que el viajero se encontró. La traducción que presentamos pretende acercar al lector hispanoparlante una nueva versión de este texto que solucione algunos problemas de versiones anteriores e incluye notas aclaratorias con referencias intratextuales y extratextuales.

Palavras-chave

Yambulo, Islas del Sol, utopia griega.

Matías Sebastián Fernandez Robbio possui graduação em Filosofia pela Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina). Tem experiência nas áreas de Letras, com ênfase em Línguas e Literaturas Clássicas, e na área de Filosofia, com ênfase em Filosofia Latinoamericana e ensino da Filosofia. Atualmente integra projetos de pesquisa dessas áreas e desenvolve o projeto "Estudio de los epigramas de Luciano de Samosata a la luz del corpus luciánico" como bolsista da SECTyP-

*Agradezco a las profesoras Pilar Gómez Cardó (UB, España) y María del Carmen Cabrero (UNS, Argentina) por sus valiosas críticas y sugerencias a la versión

(2)

1. Estudio preliminar

D

iodoro fue un historiador griego nacido en Agirio, Sicilia, que vivió en los tiempos de Julio César y Augusto entre los años 90 y 20 a.C. Dedicó treinta años a la redacción de su Biblioteca histórica, según sus propias declaraciones, pues recorrió gran parte de los lugares sobre los que escribió y consultó las obras de historia que se habían escrito hasta el momento (I.4.1). De los cuarenta libros originales, sólo han llegado completos hasta nosotros los libros I-V y XI-XX. Diodoro explica que su obra se estructura en tres unidades. Los libros I-VI se ocupan de eventos y leyendas (práxeis kaì mythologías) que se sucedieron antes de la guerra de Troya. De estos, los primeros tres se ocupan de los pueblos bárbaros y los siguientes se ocupan de los griegos. Los libros VII-XVII se ocupan de los eventos que tuvieron lugar desde la guerra de Troya hasta la muerte de Alejandro. Por último, los libros XVIII-XL narran “todos los eventos restantes” (tàs [práxeis] loipàs hapásas) desde entonces hasta el comienzo de la guerra entre los romanos y los celtas en la Olimpiada 180, cuando Herodes era arconte de Atenas (I.4.6-7).

Los primeros seis libros de la obra de Diodoro mezclan o intercalan en un mismo tipo de discurso la narración historiográfica de eventos, el registro etnográfico de los espacios, los pueblos y sus costumbres y el relato mitográfico sobre dioses y héroes. El problema de componer una obra de historia universal que articulara todos esos relatos dentro de una única obra era ya reconocido por el propio Diodoro (I.3.2). Refiriéndose a tal dificultad, Gabba comenta que los historiadores helenísticos y romanos distinguían claramente entre la historia verdadera, la historia falsa y la historia verosímil y sostiene que :

Other texts confirm the extent of the diffusion of 'false' history. In the middle of the second century A.D., Lucian gave the title of 'A True History' to a utopian fantasy involving a journey to the moon; he found it necessary to remark ironically in his preface that he was going to tell stories, albeit possessed of verisimilitude and credibility; earlier poets, historians, philosophers, from Homer to Ctesias and lambulus, had propounded similar falsehoods and been taken seriously1.

La historia que nos ocupa aquí tiene como protagonista a este último griego, Yambulo, quien por casualidad llegó a las costas de las Islas del Sol, unas islas maravillosas que estarían ubicadas en el Océano Índico al sur de Arabia o de la India. Diodoro no cita ninguna fuente aunque sí informa al lector que el protagonista de la historia también fue el autor de su relato original (II.60.4).

El relato de Diodoro se encuentra ubicado al final del libro II (II.55- 60) de la Biblioteca, luego de la descripción de Arabia2. El orden que sigue el historiador al ocuparse de cada región en este libro no es azaroso:

Todo el libro «asiático» secunda con su disposición este movimiento de conquista iniciado por Nino, desde un núcleo (Asiria, Media, Persia) hasta la periferia, donde un primer cinturón de países de relativa independencia deja

¹ Gabba, 1981, p. 54.

2 Advertimos al lector de Platon und die griechische Utopie que el autor de esa obra, en la primera nota del capítulo dedicado a esta historia, ha citado mal la fuente pues ha señalado que se encuentra en el libro I de la Biblioteca (Salin, 1921, p. 280).

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paso a un segundo en que se diluye la autoridad en los pueblos inaccesibles del extremo norte (Hiperbóreos) y el extremo sur (slas del Sol)³.

Así como Diodoro intercala la historiografía con la mitografía y la etnografía, la obra misma de Yambulo articula el relato utópico, el relato de viajes y el relato fantástico4.

1.1. Diodoro, Yambulo y la literatura a la segunda potencia

Como hemos comentado, la obra con la que el lector contemporáneo se enfrenta no sólo presenta una síntesis de literatura utópica, de viajes y fantástica que habría sido elaborada por Yambulo sino que estas tres dimensiones se articulan con los discursos historiográfico, etnográfico y mitográfico que constituyen la obra de Diodoro. A esta multiplicidad de relatos se suma la diversidad de voces pues no sólo conocemos las Islas del Sol de modo indirecto a través de Yambulo sino que entre él y Diodoro se encuentran las mediaciones de quienes informaron al historiador. El reconocimiento de tal complejidad de planos superpuestos en la obra trae como consecuencia la necesidad de diferenciar diferentes actos de enunciación y diferentes instancias narrativas.

El nivel5 enuncivo del relato narra los eventos que causaron la llegada de Yambulo a la isla y los que se sucedieron inmediatamente después de su expulsión. Entre esas dos acciones, el relato no narra sino que describe, es un registro etnográfico de los extraordinarios seres que habitan la isla y de sus costumbres. El nivel enunciativo, por su parte, se hace explícito sólo en cuatro momentos de la totalidad del relato: en el acto ilocucionario de Diodoro al afirmar que intentará hacer una narración concisa (II.55.1:

peirasómetha syntómos dieltheîn), en dos enunciaciones enunciadas6 con sujeto meramente desinencial (II.55.5 y II.59.8: phasí) y en el final del libro mismo que acaba con el enunciado perlocucionario que lo cierra (2.60.4:

perigrápsomen tende ten bíblon). La enunciación enunciada evidencia que el historiador no leyó el texto original de Yambulo pues Diodoro dice que dicen que Yambulo dijo lo que él relata y, por lo tanto, su relato se basa en relatos que podría haber escuchado durante sus viajes o leído en otras obras7.

La falta de originalidad de Diodoro ha sido objeto de juicios despectivos. Los comentadores, en efecto, han visto en él comúnmente un simple arrangeur de relatos acrítico y carente de creatividad literaria.

Croiset, por ejemplo, afirma:

D’un bout à l’autre, sa bibliothèque est donc, non seulement un ouvrage de seconde main, mais presque une série d’extraits, légèrement arrangés8. No creemos que la obra de Diodoro pueda ser considerada despectivamente una “obra de segunda mano” sino que en su escritura vemos creación transtextual y en su obra vemos literatura a la segunda potencia9. El relato que aquí nos ocupa evidencia esto pues está estructurado por medio de las relaciones de intertextualidad citacional que incluyen en él aquellos relatos de quienes lo informaron y en éstos, a la vez, el relato de Yambulo.

La narración del historiador es entonces el acto de enunciación de un sujeto

3 Lens Tuero, 1997, p. 12.

4 Cf. García Gual, 2006, p. 1-2.

5 “En todo enunciado, sea éste de la naturaleza y de la extensión que fuere –verbal o no verbal, una frase o un relato– es posible siempre reconocer dos niveles: el nivel de lo expresado, la información transmitida, la historia contada, esto es, el nivel enuncivo, o bien, lo enunciado; y el nivel enunciativo o la enunciación, es decir, el proceso subyacente por el cual lo expresado es atribuible a un yo que apela a un tú. Así, en el enunciado, en una manifestación discursiva cualquiera, reconocemos lo enunciado y la enunciación”

(Filinich, 2007, p. 18).

6 “Si, como hemos afirmado, el enunciado puede contener todas las acciones atribuibles a un sujeto, es evidente que también puede incluir la acción de decir, y así, hallaríamos en estos casos que la enunciación puede aparecer enunciada”

(Filinich, 2007, p. 23).

7 Podríamos llegar incluso a poner en cuestión la existencia de Yambulo y de su obra. Si bien existen otras referencias que lo mencionan (Lucianus, VH, 1.3; Tzetz. Chil. 7, 629), no van más allá del relato de Diodoro, que incluso podría haber sido fruto de su propia imaginación.

8 Croiset, 1938, p. 348.

9 Genette, 1997.

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que dice (1) que otros sujetos dicen (1.1) que un sujeto dijo (1.1.1.) lo que le sucedió. La estructura del texto quedaría entonces diagramada de la siguiente manera:

1. Diodoro narra que algunos narran que Yambulo narra que viajó.

1.1. Algunos narran que Yambulo narra que viajó.

1.1.1. Yambulo narra que viajó.

A partir de la distinción de estos tres relatos, resulta evidente la existencia de tres instancias narrativas diferentes: la de Yambulo, la de los informantes y la de Diodoro. Si bien la historia en los tres es la misma, es más que claro que en cada caso cambia la perspectiva del narrador. Este cambio conlleva también una modificación de lo que Genette ha propuesto llamar el “horizonte de expectativa” del lector, que depende de la percepción genérica de cada obra10. Cada uno de estos horizontes establece un vínculo particular entre el narrador y el lector manifestado en un tipo de pacto de lectura específico dependiente del género en el cual el lector ubique el texto que está leyendo.

Las categorías de análisis de la narratología nos permiten sistematizar las diferencias estructurales de los tres relatos en el siguiente cuadro:

El problema del tipo de pacto de lectura que se proponga al lector resume la totalidad de las otras dimensiones analizadas. En él se condensa la

Relato 1 Relato 1.1 Relato 1.1.1

Frecuencia narrativa relato singulativo

(1R/1H) relato repetitivo

(nR/1H) relato singulativo (1R/1H) Modo narrativo Focalización

externa Focalización

externa Focalización interna

Voz narrativa Intradiegético

héterodiegético Extradiegético

heterodiegético Intradiegético autodiegético Niveles

narrativos

Extra-

diegético Relato de

Diodoro Relato de quienes informaron a Diodoro

Relato de Yambulo

Intra-

diegético El viaje de Yambulo, según lo que Diodoro afirma que sus informantes afirman que Yambulo dijo.

El viaje de Yambulo, según lo que los informantes de Diodoro afirman que Yambulo dijo.

El viaje de Yambulo, según Yambulo.

Meta-

diegético Relato de quienes informaron a Diodoro

Relato de

Yambulo -

Tipo de relato11 Relato factual histórico (A≠P y N≠P pero A=N)

Relato ficcional heterodiegético (A≠N, N≠P y P≠A)

Relato factual autobiográfico (A=N=P) Tipo de historia Historia

historiográfica Historia fantástica Historia de viajes Tipo de pacto ¿Pacto referencial

ficticio o pacto heterobiográfico ficticio?12

Pacto novelesco Pacto ambiguo

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articulación entre voz, relato e historia según su carácter factual o ficcional.

En este caso, Diodoro es al mismo tiempo narrador de la historia que otros narraron antes que él. La barrera que distingue al escritor del lector se encuentra quebrada desde el inicio del relato y es por eso que la técnica literaria de Diodoro es más compleja que lo que parece a simple vista y debe ser descompuesta como un haz de luz refractado por un prisma para distinguir los relatos enmarcados que hemos analizado.

Algunos comentarios del texto pasan por alto la instancia narrativa del relato de quienes informaron a Diodoro y suponen que éste narra sin mediación la historia de Yambulo. Tal confusión puede deberse a cierta dificultad que el texto presenta al traductor. Desde 2.55.6 hasta 2.60.3, con muy pocas excepciones, las oraciones principales de la traducción son en realidad proposiciones incluidas de acusativo más infinitivo en el texto original. Si el traductor – como quizás no se puede esperar de otro modo – opta por trasladar tales proposiciones incluidas como oraciones independientes traduciendo los acusativos que ocupan la función de sujeto como si fuesen nominativos y los infinitivos, como si fuesen verbos conjugados, entonces el lector del texto traducido, por no enfrentarse al texto griego, percibe como oraciones independientes proposiciones que en realidad están incluidas dentro de otras oraciones. En el caso de nuestro relato se trata siempre de proposiciones incluidas de acusativo más infinitivo que cumplen la función de objeto directo de un verbo transitivo. Ahora bien, si es verdad que son objetos directos, ¿de qué verbos están dependiendo? En rigor, es un único verbo que aparece en dos de las oraciones y en las demás está elíptico: phasí (2.55.5 y 2.59.8), es decir, dicen. Por lo tanto, desde 2.55.6 hasta 2.60.3, el lector del texto traducido debe hacer el ejercicio personal de recordar que lo que en realidad se relata es que “dicen que…”.

La construcción polifónica de este texto cuya superestructura consiste en una “crónica de palabras”13, una oratio quasi obliqua colectiva, es aun más compleja pues en el medio de la descripción de las Islas del Sol se incluye una cita directa de la Odisea anunciada con “como también afirma el poeta” (II.56.7). El par de versos citados pertenece a la descripción de la tierra de los feacios y la función que cumplen dentro del texto consiste en establecer una comparación entre las condiciones naturales de esta tierra y las de las islas.

1.2. La historia de las Islas del Sol 14

La historia que narran los relatos que hemos analizado hasta el momento tiene como protagonista a un joven comerciante griego, Yambulo, que es asaltado por unos bandidos, capturado por etíopes y obligado a participar en un rito de purificación de Etiopía viajando a unas islas extraordinarias. Su origen griego se nos informa casi al final del relato (II.60.3). Su nombre podría ser un compuesto de iambós y oulós significando

“destructor de yambos” o podría ser una variación casi homófona de iambylos significando “difamador” aunque15 y Winiarczyk16 consideran que puede ser de origen nabateo. Tampoco hay consenso acerca de si Yambulo existió o

10 Genette, 1997, p. 57.

11 Genette establece fórmulas para el análisis de las posibles combinaciones de identidad o diferencia entre el autor (“A”), el narrador (“N”) y el personaje (“P”) del relato. Estas fórmulas constituyen esquemas que delimitan los diferentes tipos de relatos factuales (A=N) y ficcionales (A≠N) (cf. Genette, 1993).

12 Este pacto más ambiguo que el pacto ambiguo de la autoficción es quizás un antecedente del pacto de lectura que inauguraron los antiguos al crear la novela antigua (Brandão, 1999, p.

56). El concepto de “pacto ambiguo” fue propuesto por Manuel Alberca al estudiar la autoficción hispanoamericana (2005-2006, pp. 119-120 y 123-124).

13 Cf. Reyes, 1984, p. 213-229.

14 El lector encontrará un análisis de la relación del nombre de estas islas con el de la famosa utopía de Campanella, la Ciudad del Sol, en Treves, 1940.

15 Kobishchanow, 1965, p. 138.

16 Winiarczyk, 1997, p. 131.

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si es un simple personaje inventado por la tradición oral helenística o por Diodoro mismo. Quienes afirman que efectivamente existió lo sitúan en el período helenístico post-alejandrino entre la segunda mitad del siglo IV y la primera mitad del siglo I a.C.17.

Dirijamos entonces nuestra atención a las Islas del Sol. Ubicadas en el Océano Índico a la altura del Ecuador, componen un archipiélago de siete islas en el que no sólo se dan los mismos fenómenos naturales sino que son habitadas por un mismo pueblo. La naturaleza es fértil y produce los frutos necesarios para la vida de toda la comunidad sin necesitar ser labrada por la mano del hombre18. Los animales no sólo no atacan a los hombres sino que les son muy útiles tanto para su alimentación como para su salud.

Diodoro describe particularmente un animal similar a una tortuga pero con cuatro cabezas cuya sangre puede unir miembros que hayan sido cortados del cuerpo humano.

Todos los habitantes son muy fuertes, hermosos y virtuosos. Su lengua bífida les permite articular incluso los sonidos de los animales y conversar con dos personas al mismo tiempo. Los caracteres de su alfabeto, como la cantidad de islas, son siete pero al ser rotados en cuatro posiciones sirven para representar veintiocho fonemas. Viven en comunidades de cuatrocientos habitantes teniendo a las mujeres y a los niños en común, trabajando juntos sin intereses individuales y cumpliendo con tareas públicas por igual de modo rotativo. Aprecian la concordia por sobre todas las cosas (2.58.1)19 y veneran como dioses a los cuerpos celestes en general y particularmente al Sol, que da su nombre a las islas y a sus habitantes.

El más anciano de cada grupo es quien tiene el mando. Viven hasta los ciento cincuenta años enfermando raramente y cuando alcanzan esa edad, voluntariamente se quitan la vida según lo manda una antigua ley. Tienen un sistema político comandado por los más ancianos y llevan un control de la longevidad y no uno de la natalidad aunque sí se deshacen de los niños débiles20.

Yambulo navegó durante cuatro meses hasta llegar a estas islas.

Vivió en ellas durante siete años pero luego fue expulsado por su naturaleza impura. Tras navegar nuevamente durante cuatro meses, llegó a una aldea en la India. Ayudado por el rey de la región, atravesó Persia con un salvoconducto y regresó finalmente a Grecia.

1.3. ¿Literatura de viajes, relato fantástico, utopía o historiografía?

Creemos que cada una de estas instancias narrativas tiene una pretensión de pertenencia taxonómica totalmente diferenciada desde la perspectiva de Diodoro, narrador del relato que enmarca todos los otros relatos. Si nos atenemos a su propio comentario acerca de su obra, debemos reconocer que su relato es, en general, un relato factual y, en particular, historiográfico, pues su interés principal son las Islas del Sol a pesar de que también se ocupe de los relatos extraordinarios (paradoxologouménon) que se cuentan sobre ellas (I.4.6-7). Estos relatos extraordinarios, que el autor expresamente atribuye a otros por medio de las enunciaciones enunciadas

17 Cf. Winiarczyk, 1997, p. 146-147. La ubicación temporal del viaje de Yambulo es problemática. Si seguimos la introducción a la Biblioteca de Diodoro, el viaje debería haber sido anterior a la guerra de Troya. Si nos remitimos a los conocimientos que tenemos de la historia de Grecia, sabemos que los contactos comerciales con Oriente son posteriores a las conquistas de Alejandro en el siglo IV a.C. Si seguimos a Rose, por ejemplo, debemos situarlo en I a.C.

18 El automatismo de la naturaleza es un tópico común en las utopías antiguas atribuido particularmente a la mítica edad de Cronos (cf.

Hes., Op., vv. 109-120; Virg., Ecl. IV, vv. 18-30).

19 Esta afirmación llevó a que se sostuviera que las Islas del Sol representaban un ideal estoico.

Un análisis de las discusiones que se desarrollaron al respecto puede verse en Fisch, 1937.

20 Louis Gernet ha señalado coincidencias entre esta historia y otros relatos utópicos de la época. Además, interpreta varios datos de esta historia a la luz de las prácticas culturales de la Grecia antigua (cf. 1984, p.

123-135).

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de las que ya hablamos, son relatos fantásticos, en sentido general, y en particular, pertenecen al subgénero de las utopías (II.55.1). Por último, el relato más enmarcado y mediado es el del protagonista, Yambulo, quien decidió narrar las causas de su viaje, la descripción de las Islas del Sol y su expulsión de las mismas (II.60.4)21. Es evidente entonces que el relato de su viaje extraordinario habría pertenecido a la literatura de viajes si por ella entendemos:

una narración en prosa en primera persona que trata sobre un desplazamiento en el espacio hecha por un sujeto, que asumiendo el doble papel de informante y protagonista de los hechos, manifiesta explícitamente la correspondencia – veraz, objetiva – de tal desplazamiento con su relato 22.

Si bien las características de sus seres son ficticias e inverosímiles, la determinación histórica de las islas intenta negarles su carácter fantástico pues no sólo no las proyecta en el futuro o el presente, sino que las ancla al pasado histórico en el que Yambulo habría vivido. Tanto Lens Tuero23 como Gabba concuerdan en que la ubicación geográfica de las islas posible de ser localizada pero al mismo tiempo aislada por la vastedad del océano es parte del juego entre lo factual y lo ficcional que caracteriza el escapismo propio del subgénero utópico y común en la literatura del siglo I a.C.

The desperate desire to escape from the tragic reality of the present and to recover a Golden Age recurs in Horace's famous Sixteenth Epode: written in the spring of 38 B.C., during the wars of the age of revolution, it comes only shortly after the Fourth Eclogue of Vergil, which belongs to 40 B.C.

and is likewise dominated by longing to return to a Golden Age. Escapism in the face of civil war may have replaced the egalitarian aspirations of the Hellenistic utopias, which Diodorus was including in his work as Vergil and Horace were writing; but we are evidently in the same spiritual and cultural milieu24.

Podríamos preguntarnos entonces qué es lo definitorio de lo utópico para poder juzgar el relato de Diodoro. Salin afirma en su clásico libro Platon und die griechische Utopie que la utopía antigua es una forma de teoría y de crítica del Estado25. Así, justifica su agrupación de textos tan dispares como la República y Las Leyes de Platón, la Política de Aristóteles, la República de Zenón, la Ciropedia de Jenofonte, la Meropis de Teopompo, la Egiptíaca de Hecateo, la Inscripción sagrada de Evémero, la Isla del Sol (sic) de Yambulo e incluso la República de Cicerón bajo la denominación de utopías griegas.

Claramente se percibe que su definición de la utopía excluye lugares míticos que usualmente consideramos utópicos como la región de las Amazonas, el país de los Hiperbóreos o la Isla de los Bienaventurados y, en consecuencia, el autor no los incorpora ni menciona en su obra.

Lens Tuero y Campos Daroca, en cambio, para definir la utopía, parten de la distinción entre su comprensión literaria y su comprensión ideológica. De este modo, desde el punto de vista literario, la utopía abarcaría un género de textos que están fundados en la “descripción de formas de vida comunitaria consideradas como perfectas o, al menos, altamente valoradas”26,

21 Winiarkzyk sistematiza las interpretaciones que los filólogos le han dado a este relato señalando cuatro posibles tipos de texto: a) una utopía política (1. presentación de una sociedad comunista;

2. presentación del ideal comunitario estoico); b) un relato de viajes utópico; c) una obra satírica; d) la descripción literaria de un viaje real (1997, p. 141-145).

22 Colombi Nicolia, 2006, p.

14.

23 Lens Tuero, 1997, p. 21, n.

61.

24 Gabba, 1981, p. 59.

25 Salin, 1921, p. 23.

26 Lens Tuero y Daroca, 2000, p. 11)

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y que integran tres momentos narrativos: el expresivo, el temático y el valorativo. Por su parte, la lectura sociológica o política comprende estos tres momentos, pero suma además la dimensión pragmática del lenguaje.

Es por esta complejidad que estos autores concluyen que el texto utópico se encuentra “en el ambiguo enclave entre literatura y teoría política”27. A continuación, recordando sus cuatro momentos, proponen una distinción entre dos tipos de utopías: las escapistas o descriptivas y las constructivas o políticas28.

Siguiendo el análisis de Lens Tuero y Campos Daroca, podemos ver en el relato de Yambulo una síntesis de caracteres propios de diversos tipos de utopías. Así, y como suele ser común, la utopía de Yambulo está inserta en un relato de viajes pero al mismo tiempo, como también es común, nos ha llegado conservada en un relato historiográfico29. El lector se enfrenta entonces a un texto con pretensión de verdad y, de hecho, verosímil pero al mismo tiempo ocupado con cuestiones fantásticas. Esta “continuidad (…) entre la fantasía del historiador y la utopía del novelista”30 articula lo factual y lo ficcional, lo descriptivo y lo creativo, estableciendo un “pacto ambiguo”

con el lector que, en nuestro caso, estalla en una multiplicidad de relatos y pactos.

1.4. La representación del otro en el relato

A pesar de la complejidad narrativa de este relato en el que se superponen voces y perspectivas, la distinción entre lo propio y lo ajeno, entre sí mismo y el otro, es muy clara y atraviesa toda la narración. Desde que el protagonista de la historia llega a las Islas del Sol, la narración toma la forma de una descripción de la naturaleza y de la cultura de sus habitantes.

La descripción no se limita a enunciar las características del otro sino que remarca su diferencia constantemente con la expresión par’ autois, que hemos traducido alternativamente como “entre ellos” y “en su región”. Frente a ese otro que resalta continuamente en el texto, el narrador hace referencia a un nosotros que sería el parámetro de comparación. Este nosotros aparece enunciado explícitamente en cinco pasajes en los que se señala que difiere de los habitantes de estas islas por sus características físicas, su lengua y los astros conocidos (56.2, 56.3, 56.4, 57.4 y 58.7). Pero además hay en el texto también otro nosotros utilizado como pluralis auctoris: implícitamente en 55.1 marca el inicio del relato y explícitamente en 60.4 marca su final.

Cuestionar si el pluralis auctoris coincide o difiere del otro nosotros presente en el texto es de vital importancia para la comprensión de los modos de representación imagológica del otro. Si Diodoro narra lo que le narraron que Yambulo narró, ese nosotros podría ser un pluralis auctoris propio del texto original de Yambulo, un plural que abarcara a los informantes de Diodoro o un pluralis auctoris del historiador. Sea como sea, en el relato se evidencia lo extraordinario de estas islas y de sus habitantes en contraposición con lo propio del narrador.

27 Ídem.

28 Ibid., p. 12.

29 Para ver la relación entre mitografía e historiografía en el helenismo, puede consultarse Alganza Roldán, 2006.

30 Gernet, 1984, p. 130.

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2. Traducción

[II.55.1] Intentaremos contar concisamente acerca de la isla que fue descubierta en el océano hacia el sur31 y de los relatos extraordinarios que se cuentan acerca de ella exponiendo previamente con precisión las causas de su descubrimiento.

[2.] Desde niño, Yambulo había estado árduamente interesado en la educación pero, después de la muerte de su padre que era comerciante, también él se había entregado al comercio. Viajando a través de Arabia hacia la zona de las especias32, él y sus compañeros de viaje fueron atacados a la vez por unos piratas. Entonces, primero, él y uno de sus compañeros fueron elegidos como negociadores pero luego él y su compañero, después de ser tomados como botín por algunos etíopes, fueron llevados a la costa de Etiopía.

[3.] Los piratas los capturaron por ser de otra raza para un rito de purificación de su país. Los etíopes que habitaban allí tenían una costumbre ordenada por los oráculos de los dioses que había sido transmitida desde tiempos antiguos a través de veinte generaciones, es decir, seiscientos años, siendo la generación contada como treinta años. Después de que el rito fue realizado, había un bote preparado por ellos para los dos hombres proporcionado para su altura, resistente para soportar las tormentas en el mar y capaz de ser comandado fácilmente por dos hombres. Cuando hubieron colocado en él alimento suficiente para los dos hombres por seis meses y hubieron embarcado a los varones, les ordenaron que zarparan a alta mar en concordancia con el oráculo. [4.] Los exhortaron a navegar hacia el sur hasta llegar a una isla feliz y a hombres honrados para vivir felizmente junto a ellos. Les dijeron que del mismo modo también el pueblo de ellos, por un lado, gozaría de una paz de seiscientos años y una vida feliz en todo aspecto si los hombres enviados llegaren sanos y salvos, pero si, por el otro, atemorizados por la extensión del mar condujeren la nave de vuelta, caerían sobre ellos los mayores suplicios por impíos y corruptores de todo el pueblo. [5.] Dicen que los etíopes convocaron una gran asamblea junto al mar y, después de realizar espléndidos sacrificios, coronaron a los hombres que buscarían la isla y llevarían a cabo la purificación del pueblo, y los despidieron.

Después de navegar por el amplio mar y de ser azotados por tormentas durante cuatro meses, fueron llevados a la isla que les había sido anunciada, que era de forma redonda y tenía un perímetro de casi cinco mil estadios33. [56.1.] En seguida, cuando ellos se estaban aproximando a la isla, algunos de los habitantes salieron a su encuentro para llevar la nave a tierra. Los que por toda la isla salieron a recibirlos se maravillaron de la travesía de los extranjeros, y los trataron honorablemente y les ofrecieron los bienes de su país.

[2.] Los habitantes de la isla son muy diferentes de los habitantes de nuestra tierra en las características de sus cuerpos y en sus costumbres. En efecto, por un lado, todos son casi iguales entre sí en lo que respecta a las figuras de sus cuerpos y superan los cuatro antebrazos de altura34 pero, por el otro, los

31 No hay acuerdo entre los comentadores acerca de si estas islas son fantasiosas o si se identifican con Sri Lanka (Ceilán), Sumatra, Bali, Sokotra, o incluso Madagascar (cf. Winiarczyk, 1997, p. 140- 141; Kobishchanow, 1965, p.

138).

32 aromatophóros suele ser traducido como “el país que transporta especias” y es un atributo común de Arabia y la costa somalí, vecina de Etiopía.

33 Es decir, 1000 km.

34 Unidad de medida equivalente a veinticuatro dedos (Poll. 2.158) o aproximadamente a 45 centímetros.

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huesos de sus cuerpos son flexibles en alguna medida y vuelven de nuevo a su antiguo estado de modo semejante a los músculos35. [3.] En lo que respecta a sus cuerpos, son excesivamente suaves y mucho más vigorosos que los nuestros. En efecto, cuando ellos toman algo con sus manos, nadie puede quitarles lo que han agarrado con sus dedos. No tienen absolutamente ningún pelo en ninguna parte del cuerpo excepto en la cabeza, las cejas y las pestañas y también en la barbilla pero las otras partes del cuerpo son tan suaves que no les aparece ni el más suave vello. [4.] También se distinguen por su belleza y la silueta de su cuerpo es armoniosa36. Además, las aberturas de sus orejas son mucho más espaciosas que las nuestras y les han crecido algo así como unas epiglotis en ellas.

[5.] Con respecto a su lengua, también tienen algo peculiar con lo que han nacido naturalmente pero que han empleado con creatividad37: ellos tienen una lengua doble en alguna medida que ellos subdividen hacia el interior para que sea doble hasta la raíz. [6.] Por eso, ellos son muy hábiles y con sus voces no sólo imitan todas las lenguas humanas articuladas sino también la variedad de tonos de las aves y pronuncian absolutamente cada sonido particular. Lo más extraordinario de todo es que conversan perfectamente al mismo tiempo con dos personas con las que se encuentren por casualidad respondiendo y conversando con familiaridad sobre las circunstancias puestas en cuestión. Pues con una parte pueden hablarle a una persona y con la otra pueden hablarle del mismo modo a otra persona.

[7.] En su país, el aire es muy templado, pues ellos habitan en el Ecuador, y no les importunan ni el calor ni el frío. Además, en su región, la estación de los frutos cuenta con plenitud de fuerzas durante todo el año, como también afirma el poeta:

Pera sobre pera madura y manzana, sobre manzana,

también sobre racimo de uvas, racimo de uvas e higo, sobre higo38. En su región, el día es totalmente igual a la noche y al mediodía en su región no hay ninguna sombra porque el sol está en el cénit.

[57.1.] Viven en familias y comunidades que no reúnen más que cuatrocientos miembros; y pasan la vida en las praderas pues su tierra tiene muchas cosas para su sostén. En efecto, por la excelencia de la isla y por la bien templada temperatura del aire, se producen espontáneamente más alimentos que los necesarios39. [2.] En su región, crece en gran cantidad una caña que produce un fruto abundante parecido a las arvejas blancas40. Después de recogerlo, lo remojan en agua caliente hasta que consiguen un tamaño como el de un huevo de paloma; entonces, aplastándolo y frotándolo diestramente con las manos moldean panes que comen después de haberlos cocido y que son excepcionales por su dulzura.

[3.] También hay fuentes de agua abundantes: unas, las de aguas calientes, son convenientes para los baños y para eliminar la fatiga y, las otras, las frías, son excepcionales por su dulzura y contribuyen a mantener la salud.

En su región, conocen todo tipo de aprendizajes, y principalmente la astronomía. [4.] Ellos usan letras que, por la capacidad de sus significantes41, son veintiocho en número pero, en caracteres, son siete, cada una de las

35 Traducimos como “a los músculos” la expresión que literalmente significa “a las partes enervadas” (toîs neurodesi tópois).

36 Traducimos como “la silueta de su cuerpo es armoniosa” la expresión “son armoniosos en los otros contornos del cuerpo”

(eînai … taîs állais perigraphaîs toû somatos eurhythmous).

37 La expresión aquí utilizada (tò d’ ex epinoías philotechnoúmenon) tiene el sentido de que estos hombres con su empeño (téchne) y cierta inspiración (epinoía) le han sacado provecho a tal condición natural.

38 Hom. Od. VII.120-121.

Los sustantivos del primer coordinado del primero de los versos aquí citados presentan una corrupción pues el sustantivo propiamente homérico es ónchne mientras que la forma aquí utilizada, óchne, pertenece al griego posclásico. El pasaje es parte de la descripción del jardín del rey Alcínoo.

39 Vide supra nota 9.

40 Es muy posible que se trate del arroz. Ahora bien, la variedad cultivada en Asia Meridional y en el Sudeste Asiático (Oryza sativa Indica), que debería ser la variedad de la que aquí se habla, se caracteriza por tener granos largos y finos, mientras que es la variedad cultivada en Asia Oriental (Oryza sativa Japonica) la que es redonda.

(Acevedo et al. “Origen, evolución y diversidad del arroz” [En línea]. In: Agronomía Tropical, v. 56 n. 2, 2006.

Fecha de consulta: 3/6/2010.

Disponible en: http://sian.inia.

gob.ve/repositorio/revistas_ci/

Agronomia%20Tropical/

at5602/pdf/acevedo_m.pdf )

41 La expresión “según la capacidad de los significantes”

(katà mèn ten dýnamin tôn semainónton) se refiere a “según

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cuales cambia de forma cuatro veces. No escriben las líneas horizontalmente, como nosotros, sino que las escriben desde arriba hacia abajo en vertical.

Estos hombres son longevos en extremo pues viven hasta casi ciento cincuenta años y están sanos la mayor parte del tiempo. [5.] Al que ha sido lisiado o, en general, tiene alguna discapacidad en su cuerpo lo obligan a que se aparte a sí mismo de la vida según una ley severa. Ellos tienen prescrito por ley vivir hasta unos años determinados y, al cumplir esa edad, pasar voluntariamente por una muerte extraña. En efecto, en su región, crece una planta de naturaleza peculiar sobre la que, cuando alguien se recuesta, muere imperceptible y agradablemente sumergiéndose en un sueño.

[58.1.] Con las mujeres no se casan sino que las tienen en común y a los hijos que les nacen, los crían en común y los aman por igual. Mientras son niños, las nodrizas intercambian a los recién nacidos a menudo para que las madres no reconozcan a los propios. Por ello, al no haber ninguna distinción entre ellos, pasan la vida sin facciones políticas y reconociendo el valor de la concordia.

[2.] En su región, también hay animales pequeños en cuanto a su tamaño pero extraordinarios en lo que respecta a la naturaleza de su cuerpo y al poder de su sangre. Ellos son de forma redonda y parecidos a las tortugas pero cruzados por dos líneas amarillas en su superficie y en cada extremo tienen un ojo y una boca. [3.] Por eso, a pesar de ver con cuatro ojos y de valerse de la misma cantidad de bocas, conducen los alimentos a un solo esófago y, al ser tragado a través de este, todo confluye en un único estómago. Del mismo modo, los órganos y todas las otras partes internas son únicas. Hay muchos pies situados en círculo en la base de su circunferencia y por medio de ellos puede moverse hacia el lugar que quiera. [4.] La sangre de este animal tiene una capacidad asombrosa: une al instante toda parte animada del cuerpo que haya sido seccionada; incluso si por casualidad se hablara de una mano que hubiera sido cortada o algo similar, por medio de esta sangre se uniría si el corte fuera reciente, y así también las otras partes del cuerpo que no ocupan los espacios principales ni mantienen la vida42.

[5.] Cada una de las comunidades cría un ave bien grande y peculiar por naturaleza y con ella prueban qué disposición de ánimo tienen los niños recién nacidos. En efecto, los suben sobre los animales y, por medio del vuelo de éstos, crían a los que resisten el viaje a través del aire pero a los que se han mareado y se han asustado los abandonan porque no les parece que vayan a vivir mucho tiempo ni puedan dar otras muestras dignas de coraje.

[6.] El más anciano de cada grupo ostenta siempre la autoridad como un rey y todos lo obedecen. Cada vez que el primero que ha cumplido ciento cincuenta años se quita la vida, en concordancia con la ley, el más anciano después de él hereda la autoridad.

[7.] El mar que está alrededor de la isla, de fuertes corrientes y productor de grandes flujos y reflujos de la marea, se ha vuelto dulce al gusto. De nuestras estrellas, ni las Osas ni muchas otras aparecen en general. Siete eran estas islas casi iguales en tamaño, separadas por la misma distancia entre sí, y todas ordenadas por las mismas costumbres y leyes.

[59.1.] A pesar de que todos los habitantes de estas islas tienen abundantes

su capacidad de representar fonemas”.

42 Estas partes “que no ocupan los espacios principales ni mantienen la vida” (hósa me kuríois tópois kaì synéchousi tò zên katéchetai) son todas las extremidades pues el cuello y la cabeza son fundamentales para mantener la vida y el tronco es ese “espacio principal” que contiene los órganos vitales.

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provisiones espontáneas de todo, aun así no disfrutan de sus placeres sin medida sino que persiguen la sencillez y comen el alimento suficiente.

Preparan carne y todas las otras cosas asadas y hervidas en agua pero ignoran completamente todas las otras salsas preparadas con ingenio por los cocineros y la variedad de los condimentos.

[2.] Veneran como a dioses a lo que rodea todas las cosas, al sol y a todos los cuerpos celestes en general. Además de pescar de varias maneras una gran cantidad de peces de toda clase, también cazan una cantidad no pequeña de aves.

[3.] Entre ellos, ha brotado una gran cantidad de frutales silvestres y crecen olivos y vides de los cuales elaboran abundante aceite de oliva y vino. Las serpientes, excepcionales por su gran tamaño pero inofensivas para los hombres, tienen carne comestible y distinguida por su dulzura.

[4.] Elaboran sus vestidos de ciertas cañas que contienen en el medio una pelusa brillante y suave que recolectan y mezclan con ostras marinas molidas para producir asombrosos vestidos de color púrpura. Las naturalezas de los animales son extrañas e increíbles por lo extraordinario.

[5.] Entre ellos, todas las cosas referidas a su dieta tienen un orden determinado pues no todos comen los alimentos al mismo tiempo ni comen los mismos. Han dispuesto que en ciertos días determinados se nutran una vez de pescado, una vez de aves de corral, hay veces en las que se alimentan de animales terrestres y algunas veces de aceitunas y de las cosas sencillas que se comen con pan.

[6.] Ellos se ayudan unos a los otros alternativamente, unos pescan, unos se dedican a los oficios, otros se ocupan en otras actividades útiles, y unos prestan servicios públicos por períodos cíclicos, con excepción de los que ya han envejecido.

[7.] Entre ellos, en las fiestas y los banquetes, se conversa y se cantan himnos y encomios a los dioses, pero especialmente al Sol, cuyo nombre han tomado las islas y ellos mismos.

[8.] Sepultan a los muertos cuando se produce el reflujo enterrándolos en la arena de modo que durante la pleamar el sitio sea cubierto con arena.

Dicen que las cañas de las que se produce el fruto de su alimentación, que tienen un palmo de ancho, aumentan su grosor a medida que la luna se llena y disminuyen de nuevo proporcionalmente a medida que ésta mengua.

[9.] El agua dulce y saludable de las fuentes calientes conserva su calor y nunca se enfría a menos que sea mezclada con agua o vino fríos.

[60.1.] Tras permanecer siete años con ellos, Yambulo y su acompañante fueron expulsados contra su voluntad como si fueran malhechores y hubieran crecido con malas costumbres. Así pues, después de preparar de nuevo su bote, fueron forzados a retirarse y, tras proveerse de alimentos, navegaron durante más de cuatro meses. Embarrancaron en el mar de la India en la arena y lugares pantanosos. [2.] El otro de ellos pereció por el oleaje pero Yambulo, después de aproximarse a una cierta aldea, fue conducido por los nativos hacia su rey en la ciudad de Palibotra43, que distaba del mar a un camino de muchos días. [3.] Como al rey le agradaban los griegos y se sentía atraído por su educación, consideró a Yambulo merecedor de una

43 Diodoro ya había afirmado que esta ciudad había sido fundada por Hércules y que era la más famosa y la mayor de la región (cf. D.S. Bibl. II.39.3;

Plin. HN, VI.68).

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gran bienvenida. Finalmente, con un salvoconducto éste se dirigió primero hacia Persia y por último llegó sano y salvo a Grecia.

[4.] Yambulo consideró digno de registrar por escrito estos hechos y le añadió no pocas cosas acerca de la India desconocidas entre los otros hombres.

Nosotros, que hemos completado el anuncio expuesto al comienzo del libro, terminaremos aquí este libro.

3. Bibliografía 3.1. Fuentes

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The passage of Iambulus through the Islands of the Sun (D.S., II.55-60). Introduction, translation and notes Matías Sebastián Fernandez Robbio

Abstract

We offer the continuation of a preliminary study and an annotated translation of the account which Diodorus Siculus includes in his Bibliotheca historica, regarding the utopian Islands of the Sun, located in the East and discovered by Iambulus. Our study focuses the analysis of the history, the account, its insertion in Diodoru’s work, its generic features as a literary text and its mode of representation of the other, who the traveler got in touch with. The translation we present is aimed at bringing closer to the Spanish speaking person a new version of this text, which can solve some problems from ealier versions, including explanatory notes with intratextual and extratextual references.

Key-words

Iambulus, Islands of the Sun, Greek utopia.

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