• Nenhum resultado encontrado

Ideologia, pesquisa y realidad de la situación alimentaria y nutricional del Brasil

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2021

Share "Ideologia, pesquisa y realidad de la situación alimentaria y nutricional del Brasil"

Copied!
20
0
0

Texto

(1)

(

M4t

IDEOLOGIA, PESQUISA Y REALIDAD

DE LA SITUACIÓN ALIMENTARIA

Y NUTRICIONAL DEL BRASIL

Phiiip Musgrove * Asesor de Economia cri Organización Panamericana de Ia Salud

INTRODUCCION

El titulo dei presente trabajo puede dar Ia impresión de que se concibe una secuencia lineal entre Ia ideologIa, Ia pesquisa y Ia realidad, siendo Ia fun-ción de Ia investigafun-ción Ia de confrontar ia ideología y hacerla corresponder a Ia realidad, Esta función crítica, antiideoiógica, abierta y científica de Ia investiga-ción es importante, siri y ia secinvestiga-ción 3 dei trabajo será dedicado a elIa. Pero Ias relaciones entre estos tres conceptos son más co'nPlejos que eso y merecen una breve discusión.

En primera instancia, lo que ilamamos "ia realidad" es siempre muy com-plejo, no siendo fácil revelaria o entenderia. De ailí surge Ia necesidad de Ia ideo-logia, si por este término entendemos no una total abstracción de lo real, sino una simplificaciÓn de ella, un cuerpo reducido de ideas o principios, una clasifi-cacián de Ias características que parecen prioritarias. Especialmente cuando se tienen que organizar y conducir prorama públicos para tratar un problema real, es indispensable una ideologia en este sentido, porque no se puede hacer todo, no se puede tomar en consideración toda Ia realidad.

En segundo lugar, Ia ideologia en este sentido está tipicamente basada, total o parcialmente, cri investigación. Deriva sus principios de pesquisas y es-tudios que parecen haber descrito o explicado aspectos importantes de Ia rea-lidad. Estos pueden ser incompletos, mal concebidos o pobremente conducidos, y siempre están expuestos a una interpretación equivocada, pero contribuyen no sólo para revelar Ia realidad sino para formar Ia ideologia. Como bien decía Keynes (29, capitulo 24), "las ideas de economistas y filósofos políticos, tanto coando tienen razón como cuando no Ia tienen, son más poderosas que lo que generainiente se entiende. Efectivamente, ei mundo está gobemado por poco más que por dIas" (traducción propia).

1') Las opmiones expresadas aqui son propias dei autor, y no necesariamente reflejan posi-ciones oficiales de Ia Organización Panamericana de Ia Salud ode! Gobierno de! Brasil. Agradezco particularmente Ia ayuda de Berthojdo Knise Grande Arruda, Cláudio Moura Castro, Osmil Galindo, Arma Pe!iano, Dirceu Pessoa, Yony Sampaio, Rosa Amália Viana, Fernando Viteri y Eunice Wilberg.

(2)

En tercer lugar, Ias conclusiones de una investigación pueden ai final obe-decer a Ia realidad, pero Ia eiección de temas a estudiar, Ia decisián sobre si una pregunta es más interesante o más importante que otra, obedece a to que se cree saber de Ia reaiidad, sea correcto o no - es decir, obedece a ia ideologia vi8etfle en ei momento de emprender Ia investigación -- Por todas estas razones, hay influ-encias mutuas entre ideologia y pesquisa, y una compieja relación entre ia reali-dad y nuestro concepto simplificado de elia.

El propósito dei presente ensayo es explorar estas relaciones en ei caso específico de Ia situación alimentaria y nutricional dei Brasil, durante Ia última década. Se propone describir, en Ia seccián 2 que sigue, los elementos princi-pales de lo que podria Ilamarse 1a ideologia dei PRONAN", ei Programa Nacio-nal de Alimentación y Nutrición, incluyendo tanto los supuestos implícitos co-rno ias ideas explícitas que Ia componcn. Serán indicadas, también, ciertas inves-tigaciones que contribuyeron para formar o consolidar estos componentes. La sección 3 considera enseguida ias posibles maneras como una ideología puede

fracasar, desde dificuitades lógicas inherentes, hasta falias cri condoera de pro-gramas que tratan de expresar los principios adoptados. En esta seccián se dis-cutirán varias investigaciones relativamente recientes, que contestan algún que otro elemento de Ia ideología en cuestión, sefialando Ia posibie necesidad de abandonaria o modificaria. Algunas de estas pesquisas fueron emprendidas deli-beradamente con este propósito, mientras que otras buscaban otros fines y solo ilegaron colateralmente a tal cuestionamiento. Finalmente. cri sección 4 se

consideran posibles futuras direcciones de investigación, formuiación y ejecu-ción de programas alimentarios y nutricionales.

El momento actual parece particularmente propicio para este ejercicio. Por una parte, varios principios o elementos ideológicos ya tienen una década de vigencia, y seria natural preguntar si describen bien Ia realidad de hoy y si pue-den guiar Ias acciones públicas dei futuro. Por otra parte, Ia transición a un go-bierno democrático, efectuada hace casi exactamente un afio, por si solo Ileva a plantear nuevas preguntas y formular nuevas respuestas. El presente trabajo pretende contribuir para Ia revisión dei entendimiento de Ia desnutrición cri

Brasil. Está basado en una evaluación de varios de los programas aiimentario-flu-tricionaics dei pais; efectuada durante los últimos tres aflos (37), que ofrece un tratamiento más detailado dei problema y de Ias soluciones ensayadas durante

1974-1984.

2. LA IDEOLOGIA DEL PRONAN

El momento actual parece particuiarrnente propicio a este ejercicio. do en 1976 y iuego continuando siri formal, se basá cri

diagnósti-co de Ia desnutricián en Brasil y cri prescripción de cómo diagnósti-combatirla, que conjuntamente forman lo que aquí se flama su ideologia. Si por ésta se entiende una visi3n simplificada de ia realidad, una dcscripciõn resumida de Ia ideologia corre ei riesgo de ser una doble simplificación, especialmente para aquelios ele-mentos que no reúnen consenso total. No obstante, Ias ideas centraies eran aro-pliamcnte aceptadas y fueron expresadas cn documentos lei propio Instituto

(3)

Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN) (22, 23), por sus funcionarios (4) y por otros órganos públicos (24). Existen también trabajos que refiejan los de-bates formativos preparados por autores que pertenecieron ai INAN (52), o que colaboraron coa éi (40).

El diagnóstico de Ia desnutrición se derivó de muclias evidencias acumu-ladas durante varias décadas, pero para elo contribuyó especialmente Ia informa-ción obtenida cri Estudo Nacional da Despesa Familiar (ENDEF), de 1974-75. Los dates de Ia encuesta fueron analizados por pesquisadores brasilefios (2, 48, 51), por uri grupo dei Banco Mundial (53) y por otros investigadores extranje-ros (18, 37). Estos hallazgos defmieron gran parte de lo que se entendia acerca de Ia naturaleza de Ia desnutrición y sus causas y, como consecuencia, influían cri diseflo de programas para combatirla.

2.1 Naturaleza de ia Desnutrición

Los datos antropométricos del ENDEF parecen demonstrar que Ia desnu-tricián en el Brasil es esencialmente crónica, reflejándose cri peso y altura relativa a Ia edad, y produciendo sus más notables efectos cri entre seis me-ses y 15 atlos de edad. Esto define a los niiios como ei segmento de Ia poblacián más afectado por Ia desnutrición. Nótese que Ia inclusión de madres lactantes y gestantes cri población "vulnerable", a ser atendida por programas nutriciona-les, no es tan claramente apoyada por estos dates. La concentración de atencián sobre niüos menores de seis afies, y hasta menores de dos o tres aflos, tampoco es solamente una cuestión de su estado nutricional; refleja Ia mayor mortalidad en estas edades, parte de Ia cual refleja una salud debilitada por Ia desnutrición.

Por otra parte, los dates dei ENDEF sobre consumo familiar de alimen-tos parecen demostrar que Ia desnutrición es esencialmente calórica, a pesar de que ]as fuentes de calorias son alimentos generalmente más baratos que los que proveen proteínas. En realidad, lo que se observó en ei ENDEF era que Ias fa-milias que satisfacian sus requisitos totales de calorias, tipicamente tambián satisfacían sus necesidades totales protéicas. (51) Es decir, no se observaron mu-chas familias con adecuada ingestión calórica y, simultáneamente, una deficien-cia protéica. A raiz de esto puede interpretarse que Ia dieta típica de Ia familia pobre muestra un balance adecuado entre calorias y proteínas: cuando eI con-sumo total es adecuado, no hay sistemáticamente una escasez protéica.

2.2 Causas dela Oesnutrjcjón

Conceptualmente, Ia desnutriciÓn, sea cual sea su naturaleza, puede atri-buirse a ires distintos conjuntos de factores, actuando por separado o cri

iJn conjunto incluye Ias causas económicas, de bajos ingresos y precios relativos altos. Otro incluye los factores culturales, todo lo que se describe como conocimiento nutricional y hábitos de consumo. El tercero incluye Ias causas médicas, principalmente enfermedades, pero también qualquier disposicián gené-tica que conduzca a Ia mala nutrición. Estos ires conjuntos curresponden aproxi-madamente a Ias tres etapas de acceso a los alimentos, su consumo, y su

(4)

ción biológica (5). La coincidencia no es exacta, porque Ia enfermedad puede causar anorexia, y asi reducir ei consumo, y no sólo interferir en ei aprovecha-miento biológico de los nutrientes.

Los hallazgos dei ENDEF parecían confirmar ia irnportancia primordial dei primer grupo de factores e indicar que cl segundo conjunto contribuía poco para Ia desnutrición. Por un lado, se observó que muchas famílias no tenían, o apenas tenían, ingresos suficientes para comprarse una aiiinentación adecuada a sus necesidades estimadas (53), y que los nios desnutridos estaban concentra-dos entre estas famílias. Por otro lado, ei descubrimiento de que Ia dieta brasi-lefia típica era balanceada, coando se consumía eu cantidades adecuadas, parecia sefialar que los factores culturales eran de peca importancia. Los pobres sabian lo que debían comer, nosiendo necesario educarlos; su problema era sóio, o casi sólo, que no podían comprar lo que querfan y debían comer.

El énfasis sobre ei poder adquisitivo como causa principal de Ia desnutri-ción parecia consistente con ei carácter crónico de ésta. Dado que ei ENDEF era

un estudio transversal no tuvo en cuenta Ia variabilidad de los ingresos en cl tiempo, aún cuando esto pudiese ser un factor importante en ei riesgo de desnu-trición y en Ia participaciÓn de programas alimentarios (27, 28). La baja fre-cuencia de desnutrición aguda (bajo peso en reiación ala taila) parecia indicar Ia irrelevancia de factores médicos, que supuestamente causarían más desnutrición de este tipo. Pero ei ENDEF no proveía ninguna información sobre Ias causas médicas y, en todo caso, Ia enfermedad (especialmente Ias diarreas) puede ser una condición tan frecuente eu Ia vida de un nulo que sea esencialmente cróni-ca.

Si ei bajo ingreso es ia causa principal de Ia desnutrición, existiendo ei conocimiento y ei deseo necesarios de comer bien, entonces, un aumento de in-gresos debería conducir a un aumento dei consumo alimenticio, y a una re-ducción en ia desnutrición. Pero los análisis de esta cuestión, que se baseron en los dates dei ENDEF (2, 18, 53), generalmente haliaron elasticidades-ingresos sorprendentemente bajos, sugiriendo que transferencias de ingreso tuviesen solo un modesto impacto sobre ei estado nutricional. Este hallazgo también puede interpretarse como evidencia de que los factores cuiturales son más fuertes de lo que se admitia, explicando, por ejempio, Ia compra de artículos menos ne-cesarios que Ia alimentacián y Ia tendencia a gastar cri carne y otros alimentos costosos, aún antes de satisfacer Ias necesidades calóricas. La evidencia de que Ia dieta típica era buena y que los desnutridos eran generalmente pobres. tan bres como necesariamente desnutridos, fud sobrevaiorizada. El énfasis en Ia po-breza hizo que se descuidasen una sede de preguntas importantes, tales como:

- ? existen familias, con ingresos adecuados para comer bien, que toda-via padecen desnutrición porque gastan mal en relación a sus necesidades nutri-cionales?

-_ ? por quê hay famílias con niflos desnutridos y otras con todos sus iii-jos sanos, a un mismo nível de ingresos relativos a sus necesidades? y.

-

i

por quê hay nifios sanos y desnutridos en Ia misma família'?

Sóio ia primera de estas preguntas ha sido investigada. Las otras dos pre-guntas sugieren Ia necesidad de estudiar, además de Ia composicón de Ia dieta, Ia

(5)

distribución intrafarniliar de alimentos (41). La falta total de información sobre este aspecto es, para los propósitos de definir una política nutricional, siri duda, Ia niayor deficiencia dei ENDEF. En realidad, Ia pregunta de si ei consumi-dor "sabe lo que debe comer" se resuelve con ires preguntas diferentes:

conoce los requisitos nutricionales de cada miembro familiar? sabe satisfacerlos mediante Ia compra de alimentos? y,

distribuye efectivamente los alimentos de manera a alimentar bien a cada miembro?

La evidencia disponible, que fue usada para formar Ia ideologia dei PRONAN, permite una respuesta afirmativa (con cierta iimitación) a ia segunda de estas preguntas, pero dice relativamente peco sobre Ias otras dos.

Los bajos ingresos son, desde luego, siempre bajos eu reiación a los precios. La ideologia dei PRONÀN incorpora dos supuestos o creencias respecto a los precios alimentícios. El prlinero es que los precios sou algo más elevados, lo que deben ser, por ineficiencias cri mercado - altos costos de transporte y ai-macenamiento y/o poder monopsónico o monopólico de parte de los mayoristas - . El segundo es que ei consumidor pobre urbano compra preferentemente a pe-queflos minoristas, que ie ofrecen Ia conveniencia geográfica, ei crédito y ia posi-bilidad de comprar en cantidades pequefias, factores que compensan los más al-tos precios que cobran. Ninguno de esal-tos supuesal-tos parece estar rnuy bien docu-mentado, pero hay evidencia a favor de ambos. Los dos contribuirian para volver ai pobre "innecesariamente pobre" en relacián a su nivel de ingresos. Nótese que el segundo supuesto - de que ei consumidor no busca comprar a los precios más bajos, decidiendo dónde comprar eu base a otros factores -, podría lievar a cuestionar ei supuesto de que "sabe lo que debe hacer". Podría, aúii, sugerir Ia necesidad de una educación sobre cómo manejar su escaso dinero. Siri

ésta no ha sido Ia interpretación deI PRONAN: se acepta que, ai comprar donde compra, ei consumidor está realizando un balance correcto entre Ias distintas ventajas y desventajas de Ias alternativas que enfrenta.

2.3 Instrumentos contra Ia Desnutrición

El diagnóstico descrito implica que Ia manera más adecuada de prevenir Ia desnutricián seria facilitaria aquisicióu de aquelios alimentos básicos que com-pusiesen una dieta adecuada. En principio, éstos podrían ser los alimentos de Ia dieta tradicional o alimentos formulados especiales. La fe cri buen sentido dei consumidor pobre y Ia evidencia de que su dieta tradicional era buena ilevaron a Ia conclusión de que ia ideologia enfatizó los alimentos tradicionales ilamados (no siempre con razón) "naturales". Para esta orientación contribuyó un elemen-to más estrictamente ideológico, en contra de los alimenelemen-tos producidos por em-presas grandes yjo muitinacionales (40, 52). El debate sobre Ias virtudes de algún que otro tipo de alimento lia sido más polémico que científico (9), y aCm ei ele-mento más neutro, Ia cuestión de cestos, depende de quê aliele-mentos "naturales" se comparan con los industrializados, y por quê se suporte que Ia familia compra alimentos aparte de lo que le nega a través de un programa público. Para ei pre-sente propósito, puede aceptarse que la ideologia es consistente con ei uso de

(6)

ientos tradicionales, y que los argumentos en contra de ástos no parecen fuertes en relación ai consumo total familiar de calorias y proteínas.

El instrumento para promover Ia adquisición de alimentos puede ser una transferencia directa (donación) o un subsidio. De acuerdo con Ia importancia de los ingresos, como determinantes de Ia desnutrición, ambos instrumentos son li-mitados a familias pobres. Lá definición de "pobre", su relación con los criterios de vuinerabilidad biológica, y Ia probabilidad y costo de errores tipo 1 y tipo LI (exclusián de quienes deben participar, e inclusión de quienes no deben) son en Ia práctica cuestiones importantes, pero no presentan profundos problemas con-ceptuales.

En Ia discusián sobre programas de donación versus subsidio (4, 7, 22, 25) se enfatizan tres criterios. Uno es que a niveles muy bajos de ingresos, el con-sumidor no puede obtener mucho provecho dei subsidio porque no puede pagar Ia otra parte dei costo - a no ser que el subsidio fuese tan grande, que se volviese muy costoso y requiriese limitario a individuos identificados -. El segundo es que el subsidio puede ser abierto, siri identificaciÓn individual, lo que reduce su costo administrativo; basta una restriccián sobre los establecimientos donde se vende ei alimento subsidiado. Esto no es posible con una donacián. En tercer lugar, se ha visto ai subsidio como menos "paternalista", porque no le seilala ai consumidor lo que ha de comer, ni tampoco le obliga a identificarse y padecer Ia supuesta vergüenza de aceptar una caridad. No ha habido investigación dirigida a saber si esta apreciación coincide con Ia opinión de los beneficiarios: lo que si parece ser ei caso es que un cliente de un subsidio se siente más libre para criti-car ei programa, temiendo menos que sea retirada su participación (38, pp. 63-64). La ideologia sobre este ponto tampoco ha considerado cl grado en que Ia venta subsidiada, a través de minoristas, expone a éstos a! mismo "paternalismo" que se quiere evitar con respecto ai beneficiario final.

Acaso debido ai énfasis cri ingresos como causa de desnutricián, ia ideologia dei PRONAN ha tendido a ver ai subsidio y a Ia donación como dos al-ternativas para transferir ingresos, eigiendo entre dias según criterios arriba expuestos. Es cierto que un subsidio produce un "efecto-ingreso", pero incluye también un "efecto-precio", y Ia importancia relativa de estos efectos puede va-riar mocho entre mi alimento y erro, y de acuerdo con los ingresos dei benefi-ciario. No se han tomado estos efectos cri de modo a aplicar los criterios para maximizar eI consumo alimenticio adicional por unidad de gasto (35). En consecuencia, Ia seleccián de alimentos cri y otto tipo de programa segura-mente no ha sido ei más efectivo posibie en relación ai costo. Más aún, existe Ia tendencia de justificar un programa sálo porque transfiere ingresos, si se encuen-tra difícil demosencuen-trar otro beneficio para cl cliente. Si ei objetivo fuera solamente transferir ingresos, y no mejorar ia nutrición, no es obvio que tuviese sentido usar como instrumento un programa alimentario: por lo menos se tendría que comparar con otros mecanismos como pagos directos, empieo público, etc. Debe notarse que éste es un problema común en el discfio e interpretación de progra-mas de acción social (43): tos resultados pueden depender mucho de Ia especifi-cación dei objetivo y de Ias alternativas que se consideran para iograrlo.

(7)

2.4 Elementos menos Explícitos

El diagnóstico simplificado de Ia naturaleza de Ia desnutrición, sus causas y los instrumentos para prevenirIa o reducirla, dejan ai margen toda una sede de otros elementos que también fueron considerados en cl pensamiento dei PRONAN. Aunque no sean tan explícitos, o dependan más de supuestos y me-nos de evidencia firme, o escapen dei área de acción dei PRONAN, estos elemen-tos también forman parte de ia ideologia de éste, y merecen alguna considera-ción aquí. En parte, estos supuestos adicionales refuerzan los componentes más centrales, pero en algunos casos reflejan un cuestionamiento interno o una modi-ficación de Ia ideologia. Este vuelve ia ideologia quizás más compleja y hasta menos coherente, pero también más conforme con Ia compieja realidad.

La conclusión de que Ia dieta típica dei brasileo pobre es adecuada se basa soiamente sobre su balance calórico y protéico. Queda implícito ei supues-to de que, en términos generales, Ia dieta no es deficiente en micronutrientes. Existen estudios dei consumo de varios de estos elementos (14), o de su deficien-cia en ia pobiación (6), ai igual que existen programas destinados a combatir alguna que otra de Ias carencias específicas (7), particularmente ia de yodo. Sin embargo, Ia existencia de estas deficiencias y los intentos de corregirlas no se han visto como parte de "ei" problema alimentario-nutricional, que sigue definido principalmente en términos calóricos. Solamente cuando se distribuyen alimen-tos formulados se lia integrado Ia provisión de vitaminas y ntinerales a Ia suple-mentación calórica y protéica (15, 45). En ei disefio y ejecución de los progra-rn2s basados en alimentos tradicionales, rige ei supuesto de que Ias deficiencias especificas pueden y deben ser atendidas por programas específicos.

Se comentó arriba que existe poca o ninguna información empírica refe-rente a Ia distribución intrafamiliar de alimentos. El supuesto implícito dei PRONAN en este sentido es doble. Primero, coando Ia ingestión total es ade-cuada, se antecipa que su distribución también será correcta; y segundo, se su-pone que Ia distribucián a los miembros más vuinerables de Ia familia puede ser mejorada a través de Ia "identificación" de ciertos alimentos destinados exclusi-vamente a elos. Este énfasis es marcante enia distribución de alimentos formu-lados; está también presente en ia donación de alimentos tradicionales; y desapa-rece por completo en ei subsidio de estos alimentos. Es evidente que sobre este ponto no hay una coherencia ideológica total, pero tampoco hay clara contra-dicciôn. Si se supone que los clientes dei subsidio son menos pobres que los be-neficiarios de Ia donación, no seria ilógico anticipar que ia situación de sus miem-nos más viilnerabies también es mejor y por lo tanto, Ia distribución intrafami-liar seria una cuestión menos crítica.

La ideologia ejifatiza Ia pobreza como determinante de Ia desnutrición, dejando a Ias causas médicas muy en segundo lugar. Sin embargo, es ampliamen-te reconocido que los pobres, muchas veces, son también enfermos y que esto puede afectar, aunque en orden secundario, a su estado nutricionai. El PRONAN responde a este hecho con tres supuestos, uno explícito y dos implícitos. El explícito es que se puede promover Ia saiud de ]os beneficiados de programas

(8)

nutricionales, si Ia distribución de los alimentos se efectúa en los establecimien-tos (posestablecimien-tos) de salud. Esto, desde luego, se aplica únicaniente a los programas de donación dirigidos a clientes identificados; no hay relación entre ei programa nutricional y Ias atenciones de salud, en el caso dei subsidio a través de los co-merciantes de alimentos. Los dos supuestos implícitos se refieren a Ia capacidad de los servicios públicos de salud: primero, de Ilegar a los beneficiarios de los programas alimentario-nutricionales, haya o no una conexián institucional entre éstos y. los establecimientos de salud; y segundo, de atender adecuadamente a Ias necesidades médicas, a pesar dei trabajo adicional de administrar Ia donación de alimentos, cuando esa conexión existe.

Otro elemento, que se puede distinguir implicitamente en Ia ideologia dei PRONAN, es ei supuesto de que los beneficiarios aprovecharán los programas de forma sistemática, asistiendo regularmente a ia distribución de alimentos y obteniendo un beneficio "crónico" o de largo plazo. De comportarse asi, debe hber un efecto curativo para Ia desnutrición leve, y uno preventivo para los niflos normales; y ambos efectos deben incrementarse cri de Ia regula-ridad y piazo de Ia participación cri que otro programa. Este supuesto pa-rece derivarse dei diagnóstico que enfatiza Ia pobreza crónica como problema, y que confia cri racionalidad dei beneficiario para aprovechar Ia ayuda que se le ofrece. En Ia medida que faile uno u otro de estos elementos, o que ia operación dcl programa no conduzca ala regularidad, no serían de esperar tales efectos. efectos.

Finalmente, vale enfatizar un componente de Ia ideologia dei PRONAN, que muchas veces ha sido declarado explicitamente, pero que invoiucra supues-tos implícisupues-tos y no siempre bicn definidos y que se apartan de ia evidencia em-pírica en que se basa ei diagnóstico. Se trata de ia insistencia en que los progra-mas de donación y subsidio son "emergenciales y transitorios" (3, 4, 7,22). Se supone, sin especificar exactamente como o cuándo, que Ia desnutrición se va a eliminar a través de ia erradicacián de Ia pobreza, mediante una política eco-nómica que genere empleo e irigresos adecuados.

No está cri si es preferible dar empleo, para que ei beneficiario queda alimentarse, a tenerio des o subempleado y solo darle alimentos. Tam-bién se admite que, si Ia desnutrición es fundamentalmente consecuencia de ia pobreza, Ia erradicación de esta debe acabar con (gran parte de) aquéila: Ia re-ceta es coherente coo ei diagnóstico. Pero vale notar que este supuesto no res-ponde a Ia evidencia, arriba mencionada, de que ia pobreza no es Ia única causa de Ia mala nutrición. Tampoco se ha considerado explicitamente a quienes, entre los clientes actuales o potenciaies de una ayuda alimentaria, podrían efectiva-mente beneficiarse de medidas económicas como Ia generacián de empleo e ei aumento de sueldos y a quicncs no podrían aprovechar tal oportunidad, eu fuii-ción de su situafuii-ción familiar o económica. Si se logra alguna reducfuii-ción de Ia desnutrición mediante medidas económicas, esta cuestión se volverá más impor-tante, enfatizando aqueila parte de ia desnutricián que podría caracterizarse, más bien, como estructural y permanente, dada Ia ausencia de medidas especifi-cas para combatirla.

(9)

3. INVESTIGACION E IDEOLOGIA; FALLAS Y HALLAZGOS

Una ideologia sirve para interpretar Ia realidad y para guiar ia acción. Siendo así, puede fracasar - dejar de ser funcional, no conducir ai objetivo buscado - o porque no corresponde a Ia realldad, o porque no es implementada efectivamente. A su vez, una falta de coincidencia con Ia realidad, más allá de Ia siniplificación inevitable (que puede ser útil para Ia acción), puede deberse a varies factores. Puede haber contradicciones internas, incoherencias entre dos supuestos incompatibles. Cuando no hay evidencia sobre un aspecto de ia reali-dad, Ia ideologia puede depender de pura especulación o fe. Finalmente, Ia ideologia puede corresponder a ia realidad en un momento inicial, pero luego de-jar de hacelo, porque Ia realidad cambia y los supuestos no se ajustan a ese cam-bio. La historia dei PRONAN parece ilustrar, en grado variable, cada una de es-tas dificultades. Varias investigaciones, ilevadas a cabo durante ia última década, han revelado Ias deficiencias, dando lugar a Ia posible necesidad de repensar los supuestos y reorientar los programas.

3.1 Contradicción Interna

Seria una exageración y una injusticia acusar a Ia ideologia dei PRONAN de incoherencia o confusión lógica. Se invirtió mocho esfuerzo en ilegar a un diagnóstico libre de contradicciones. Como es típico de cualquier teoria de ia realidad social, los problemas tienden a presentarse más en Ia correspondencia con esa realidad, que cri superestructura teórica (29, p. V). Siri hay una cuestión importante en que ia ideologia acepta un supuesto principal que, luego, tras varies supuestos secundarios, tiende a cuestionar o a contradecir. Es ei supuesto de que ei consumidor pobre no necesita educación u orientación nutricional, porque ya sabe lo que debe comer, La insistencia sobre este punto tiene dos orígenes muy distintos. Uno es ia evidencia de que Ia falta de ingresos es Ia causa principal de ia desnutricián, y no Ia ignorancia o mala costumbre dei consumidor. El otro es Ia convicción - mucho menos científica y más emocional - de que ei pobre debe ser respetado eu sus hábitos y gostos, y no tratado de una manera paternalista.

El problema es que ei primer supuesto representa una simplificación, que no corresponde a toda Ia evidencia disponible; cri ei segundo su-puesto se vuelve menos seguro. Además, cl respeto a lo que sabe y hace ei bene-ficiario no es, ni puede ser, total. Aún aceptando ei uso de alimentos tradiciona. les, hay que decidir cuáies de elios donar o subsidiar. Si se quiere concentrar ei consumo adicional sobre algunos miembros familiares más vulnerabies, hay que orientar ai 'oencficiario cri sentido; y cl mexo hecho de querer dirigir así ei beneficio ya indica que no se confia tanto cri buen sentido dei cliente. Todo esto no hace sino tornar patente que una dieta adecuada no necesariamente im-plica una alisnentación adecuada, ai nivel dei individuo. Más aiiá de Ia distribu-ción de alimentos, ias atenciones de salud dirigidas a Ia misma pobladistribu-ción bene-ficiaria suponen Ia necesidad de esfuerzos educativos. Es posible argumentar que Ia cultura tradicional de Ia família pobre ha IJegado a una sabiduria cri a Cad. Est. Soc., Recife, v. 1, n. 3, p. 329-348, jan./ftrn,, 1986

(10)

cómo comer, que todavia no tiene un componente paralelo de racionalidad en cuanto a vacunas, rehidratación oral y otros cuidados médicos; pero ia evidencia no parece separar ei "paternalismo", cri caso, de una propaganda justificada, en el otro. Probablemente una ideologia más coherente y rígida sobre esta cues-tión estaria equivocada. Es motivo de satisfacción que se admita, en muchas cir-cunstancias, Ia necesidad de alguna educacián para bien dei cliente.

L Quê se ha aprendido sobre esta cuestián cri a investigaciones

reali-zadas desde que comenzÓ el PRONAN? Merecen mención tres estudios, cada uno

basado en una problación pequefia, que cuestionan uno u otro aspecto de Ia supuesta competencia dei consumidor. Uno de elos (44) muestra que ia pregun-tajabe ei consumidor como gastar su presupuesto alimentício? debe ser separa-da en dos preguntas: L compra aqueilos alimentos que satisfacen esas

necesida-des nutricionales? y L minimiza eI cesto de Ia dieta que compra? La respuesta a Ia segunda es afirmativa, indicando que el consumidor pobre es "racional", pero Ia respuesta a Ia primera es que Ia dieta comprada no corresponde muy bien a los requisitos nutricionales, sefialando que no es dei todo "sabio". Este hallazgo pa-rece confirmar que ia adecuación de Ia dieta, si bien existe para calorias y Pro-teínas, es más cuestionable una vez que se consideran los micronutrientes.

El segundo estudio (12) cuestiona eI supuesto de que una ingestión ade-cuada de calorias asegure un consumo protéico suficiente, en eI caso de los nios menores. Un suplemento protéico y calórico produjo mejor crecimiento que uno de igual valor calórico, sin proteína; esto sugiereque. incluso cuando Ia familia corno un todo obtenga adecuada ingestión protéica, éste puede no ser ei caso de los niflos más jóvenes. El tercer estudio (13) demuestra que una donación de le-che en polvo, supuestamente destinada a los infantes, toe consumida por todos los menores de Ias famílias y varies adultos, en contra de lo informado por Ias madres beneficiadas. Esto parece demonstrar no sólo que no se puede confiar en tales declaraciones para saber lo que pasa con Ia distribución intrafamiliar, sino también que no es tan fácil dar una orientación efectiva a los clientes de un pro-grama alimentado, En conjunto, estos estudios indican que hay lugar para Ia edu-caciÓn nutricional, pero también que ésta no es fácil de transmitir, y que tiene que ser dirigida a los problemas específicos que padece ei cliente.

Vale mencionar otra contradicción interna, que caracteriza no a Ia ideo-logia de Ia desnutrición, propriamente dicha, sino a los criterios operacionales de la compra de alimentos a ser distribuídos por los programas alimentados. Se plantea que los alimentos deben ser comprados de ia fuente más barata; de los pequeilos productores cuya producción se desea estimular como medida redistri-butiva de ingreso; y dentro dcl mismo estado donde serán distribuídos. La ideo-logia no reconoce que estos criterios facilmente puedeiL ser contradictorios entre si (37, p. 33).

3.2 Falta de Evidencia y Factores Médicos

La evidencia acerca de Ia desnutricián y de sus causas ha sido voluminosa en ciertos aspectos y muy escasa o nula eu otros. Eu estos últiwbs casos, ei diag-nóstico y ia receia se han tenido que basar más en Ia especulación, que sobre

(11)

chos relativamente conocidos. Como se ha notado, ei ejemplo más claro de esto cri PRONAN se refiere a Ia distribuciÓn intrafamiiiar de alimentos. Es, efecti-vamente, Ia falta de evidencia firme sobre esta cuestión lo que dió lugar a las. apreciaciones, algo incompatibles, sobre Ia necesidad o factibiidad de cambiar, o no, Ias creencias y los hábitos dei consumidor pobre.

Otro ejempio es Ia escasez de evidencia sobre ia reiación entre nutrición y salud de ia pobiación beneficiada por los programas alirnentarios. Los estudios dei estado de salud (15, 34), si bien obtienen información valinsa sobre esta cuestión, no proveen datos cuantitativos sobre ei consumo allmenticio, mientras Ias encuestas de consumo (2, 8, 33) no indagan sobre Ia saiud (con ia excepción ocasional de dates antropomëtricos). Aún Ias evaluaciones de un programa de subsidio ahrnentario, que imponía ei requisito de consultas médico-antropomé-tricas para un grupo de beneficiarios (10, 50), no obtuvieron dates sobre ei esta-do de salud, para analizar eu conjunto con los de participación y de antropome-tria. La evidencia acumulada últimamente sugiere, siri (32, 47), que Ia enfermedad es más importante de lo que se creia, como determinante de ia des-nutriciÓn. Parece que costaría menos prevenir muchos casos de desnutrición por el control de diarreas y parásitos, que por un mayor consumo de alimentos. Esto sugiere, por lo menos, que debe haber una mayor integración entre Ias acciones de saiud y ias alimentarias.

3.3 Factores Económicos y sus Consecuencias

Quizás ei hailazgo más sólidamente establecido por ei ENDEF es ia im-portancia de los bajos ingresos como causa de Ia desnutrición (53). Otros facto-res, que parecen importantes cuando son estudiados en relación a Ia nutricián o al consumo alimenticio, pueden perder su influencia cuando se toma en cuenta el efecto simultáneo dei ingreso. Esto sucede, por ejemplo, con Ia educación (2). Siri los estudios realizados con base en ei ENDEF, aúa cuando cri caso se trató de estimar tatnbién ei efecto de los precios (18), dieron como re-sultado efectos-ingreso muy bajos sobre eI consumo. Esto indicaria que cual-quier medida, que dependiera de una transferencia de ingresos para combatir Ia desnutrición, tendría que transferir grandes recursos pecuniarios para surtir un impacto apreciable. Por otra parte, los efectos-precio estimados no eran, eu ai-gunos casos, confiabies. Por lo tanto, no podrian usarse para justificar un subsi-dio cri de una transferencia directa.

Se ha vuelto a los datos originales dei ENDEF para estimar nuevamente estos efectos (37, pp. 90-94), obteniendo efectos-precio más razonabies y, cri

efectos-ingreso mayores. En este sentido, ia nueva investigación no cuestio-na, sino refuerza, ei énfasis original sobre los ingresos. Pero simuitáneamente, in-dica que para ciertos alimentos un subsidio puede.ser más efectivo, cri ai costo, que una donación. La evidencia no permite elegir sistemáticamente entre uno u otro mecanismo; más bien, demuestra que ambos tipos de programa pue-den ser más eficientes si se toma en cuenta mayor informacián sobre ei compor-tamiento dei beneficiario cri a distintos alimentos.

(12)

3.4 Mudanzas Temponles

Las falias en Ia visiÓn que se tenta de Ia desnutrición en ei momento de lanzar ei PRONAN, en general, parecen secundarias. Si bien faltaba información y existían ciertas contradicciones de interpretaciÓn, no cabe duda de que Ias grandes líneas dei diagnóstico inicial eran correctas. IDiez aiïos más tarde, cabe Ia pregunta: 4 será todavia adecuada esa visión? No habrá cambiado ia realidad, de manera a abrir una brecha entre los hechos y Ia ideologia?

1-lay, por lo menos, tres elementos en que no parece haber sucedido cm-gún cambio que invalide Ia ideologia de hace una década. Estos son: Ia natura-leza crónica de Ia desnutrición; su relación con ia pobreza; y su combate por ei subsidio o Ia donacián de alimentos básicos tradicionales, siempre que éstas no fueran Ias únicas medidas tomadas. No obstante, mochos de los supuestos secun-danos posiblemente corresponden menos a Ia realidad de hoy, debido aios nota-bies cambios, durante Ia última década, en Ia estructura agraria y Ia de ingresos, en los precios relativos y en los hábitos de consumo.

De manera general, no existen estudios que midan estos cambios y los re-lacionen con ia situación de nutrición, con ta excepción parcial de uri esti'dio temporal dei consumo de alimentos (8). Lo que existen son investigaciones que cuestionan algún que otro supuesto sobre ese consumo; supuestos que posibie-mente correspondieron a Ia realidad, hace una década, pero son menos reles a Ia situación actual. Uno de estos estudios (16) demuestra que los precios de ali-mentos difieren poco entre distintos establecimientos y, aún, entre distintos municipios. Tampoco parece cierto que Ias condiciones de venta (crédito, canti-dades fraccionadas) mnfluyan mucho sobre eI precio. El efecto de este hallazgo es reforzar Ia importancia de los ingresos y minimizar cualquier empobrecimiento dei consumidor, debido a que pague más de lo necesario por su almientación.

Existe Ia posibilidad de que los precios alimenticios hayan diferido más, hace lo ó 20 afins atrás. Si Ia dispersión de precios ha disminuido, hay dos cam-bios que pueden haber contribuído en esa mudanza. Uno es un mejoramiento de los sistemas de transporte y almacenamiento de alimentos, que reduce los costos diferenciales de abastecimiento. No hay evidencia de que Ia mayor eficiencia dei mercado haya beneficiado ai consumidor más pobre de manera preferencial (39), sino solamente de que participó en Ia reducción general de Ia variación de precios. El otro factor es ei crecijniento de los supermercados, que ha

introduci-do una mayor competencia en ei comercio minorista y ha obligaintroduci-do a los comer-ciantes tradicionales a seguir sus precioso a desaparecer. Una consecuencia de esta mudanza en ei mercado es que ei consumidor urbano pobre tiende a com-prar sus alimentos donde son más baratos, especializando sus compras según ei alimento particular (26).

En conjunto, estos estudios cuestionan eI supuesto de que ei consumidor pobre es explotado por un mercado ineficiente y que no sabe, o no puede, apro-vechar Ias vantajas económicas que se le ofrecen. El "factor económico" se re-duce, aún más que antes, a una simple cuestián de bajos ingresos. Lo que no es obvio es si esta tendencia favorece, o no, ia política de administrar los subsidior a través de los pequefios minoristas tradicionales. Por un lado, si sus precios son

(13)

forzados a seguir los de ]os grandes establecimientos, ei costa adicional de operar con elos se reduce; por otro lado, puede que todo ese pequefio comercio vaya a desaparecer. En ei grado en que ei mercado de alimentos se vuelve más homogé-neo y eficiente, es también cuestionable si en realidad una interyención pública destinada a "racionalizar" cl mercado tendria mi impacto significativo y perma-nente.

15 Failas Operacionales

Si un programa alimentario-nutricional es bien diseifado, pero mal condu-cido, eso no se puede considerar una falia conceptual o ideológica. Pero tampo-co se puede tampo-considerar que Ia ideologia sea tampo-correcta o exitosa, si sus supuestos no san confirmados en Ia práctica. En gran parte, Ias falias operacionales de los pro-gramas han sido independientes de su concepcián y han dominado cualquie' li-mitación conceptual, especialmente cuando Ia financiacián de los mismos ha sido tardia e inadecuada. Por otra parte, Ia operación de los programas, a veces, ha re-velado failas en los supuestos referentes aI comportamiento de los beneficiarios. La investigacián sobre estas cuestiones lia consistido esencialmente en evaluaciones - vale dicir, cri realizados sobre Ia operación de programas, o sobre Ia poblaciÓn atendida por éstos—. A diferencia de lo que sucede con los demás temas discutidos aqui', se lia aprendido poco en base de investigación más "básica", o remota, de mi programa y su clientela. Tres temas en particular pare-cen justificar alguna discusión: Ia conducta de los programas, Ia estabilidad de los clientes y los resultados logrados en términos de estado nutricional. Nótese que estas dos últimas cuestiones han sido estudiadas casi exclusivamente en relación a los programas de donación (PNS, PCA), donde se identifica ai beneficiario indi-vidual. Las evaluaciones estrictamente operacionales, cri se han referido jnása los programas de subsidio (PROAB). Solamente ei programa experimental de subsidio (PINS), donde tambin fueron identificados los beneficiarios, ha su ministrado informacián sobre ia permanencia de los clientes cri programa (10) y sobre los resultados antropométricos (50).

EI haliazgo principal de Ias evaluaciones operacionales más recientes, con-ducidas durante 1984-85 (20, 21, 38), es que los programas han sido muy expuestos a demoras y reducciones financeiras, que han tenido como consecuen-cia un abastecin,iento irregular y, también, costoso. Es indiscutible que, si no hay estabilidad en Ia provisión de capital y Ia provisión física de los alimentos, no habrá estabilidad en Ias atenciones y los beneficios que se buscan. Corregir esa situación es una condición necesaria, pero quizás no suficiente, para un buen funcionamiento de los programas. Las evaluaciones realizadas también sugieren una serie de otros problemas: favoritismo y corrupción cri distribución de ali-mentos (38); precios finales que no logran transferir ei subsidio ai consumidor

(20, 38); personal y facilidades físicas inadecuadas para Ia distribución de

ali-mentos y cuidados de salud que deben acompai'iar a tal distribución (3

0;

y de-moras e incumplimientos en Ias atenciones de salud, debido ai trabajo adicional de distribución de los alimentos (49). Estas son falias reales, que no dependen de una visión ambiciosa de lo que se pretende lograr con los programas. No es. cues-Cad, Es:, Soe, Recife, c 1. ii. 3, p. 329-348, /trn.//un., 1986

(14)

tión de considerar ai PRONAN un "fracaso", porque no logró acabar con Ia des-nutrición o porque fue "desvirtuado" cri sentido ideológico (25). El sólo cuestión de implementar adecuadamente Ia ideología.

La inestabilidad de abastecimiento puede ser una fuerte causa de inesta-bilidad en Ia asistencia a los clientes. La investigacián sobre este punto ha de-monstrado que hay mucha pérdida, rotación o irregularidad de los beneficiarios (10, 27, 28). No todo esto se debe a irregularidades cri programas: parte de Ia razón es Ia variabilidad de ingresos de los clientes (19, 36). Cuando éstos no tienen ningún dinero, aprovechan Ias donaciones (si no hay un costo significativo en Negar ai lugar de distribución), pero dejan de comprar los alimentos subsidia-dos. Coando su situación económica mejora, su respuesta muchas vezes es Ia de abandonar ai programa de donación. En vez de considerarlo como una ayuda preventiva y permanente, mochos clientes lo tratan como "emergencial y transi-torio", dándole otra interpretación a esta frase de Ia ideología. Esta irregularidad explica por quê parece haber una associación tan débil entre ei estado de nutri-ción y Ia frecuencia de asistencia aI programa (28, 30,37). Además, aún coando ei programa ofrezca estabilidad cri existencia de alimentos, variaciones cri calidad de éstos provocan abandono e irregularidad por parte de los asistidos.

En ei caso de los programas que identifican ai cliente individual, por lo menos, ei énfasis de Ia investigación lia sido Ia antropometria, como medida dei êxito o fracaso cri nutricionales (11, 15, 42, 45, 46, 50). Además de descubrir que ei estado nutricional "final" de un nifio no refleja necesariamente Ia frecuencia de su asistencia ai programa, estas pesquisas parecen haber demons-trado otrosdos hallazgos sustanciales. Primero, se observan inuchos empeora-mientos dei estado nutricionai, generatmente de normal hasta levemente desnu-trido, pero también, a veces, de desnutrición leve para moderada o severa. Está claro que no se puede juzgar ei êxito de un programa solamente por ei número de niiios que mejoran de estado: especialmente cri nulos normales, ei progra-ma puede tener un efecto importante, de prevenir ei deterioro, y este efecto es difícil de demostrar en ia auscncia de un grupo de control. Sin embargo los casos de empeoramiento son motivo de preocupación, cuya(s) causa(s) no se conoce (n) - puede reflejar deterioro económico, asistencia irregular, enfermedad, o ma-la distribución intrafamiliar -. El no saber Ia causa hace difícil ilegar a corregirma-la. En segundo lugar, se observa que este problema es particularmente cruciai cri menores de uno o dos aIos (50). Los programas no parecen mostrarse efectivos en prevenir ei deterioro nutricional asociado ai segundo afio de vida. Problemas económicos de Ias famílias beneficiadas afectarian igualmente a nifios de todas Ias edades. Por lo tanto, este hallazgo prueba convincentemente ia importancia de Ia enfermedad y/o de Ia inala distribución interna de alimentos. En este caso Ia investigacián evaluativa coincide con varias pesquisas realizadas fuera de los programas para enfatizar Ia importancia de estos factores.

4. PERSPECTIVAS

En materia de política social, Ia investigación mochas veces juega un pa-pel "conservador", cri sentido de demostrar que Ia realidad es más compleja

(15)

que cualquier teoria y que Ia ideologia nunca es fácil de implementar (1). Por otra parte, Ias grandes cambias de política no tienden a depender de Ias hailaz-gos científicos inmediatos, si bien, a largo plazo, toda política depende de creen-cias en cuya formación había un componente de pesquisa. La historia de Ia ideo-logía alimentario-nutriciona] en ei Brasil ilustra estas dos tendencias: Ia investiga-ción cuestiona muchos elementos de Ia teoría, j Ia política frecuentemente no espera a Ia investigación para Ia adopción o ei cambio de decisiones. Pero viene también aI caso, y vale enfatizarlo, que Ia investigación ha reforzado o profundi-zado varias elementos de Ia ideologIa, y que Ias cambias políticos acontecidos durante ei último afio no han transcurrido aislados de Ia investigacián, nin han disminuído Ia urgencia de pesquisas sobre este tema. La exageración política aso-ciada a ciertos cambias no debe esconder esto.

4.1 Lo que Falta Saber

Seguramente hay muchas hipotéticas clasificaciones de Ias vacíos de co-nocimiento que todavia caracterizan a ia cuestiÓn de Ia alimentación y nutrición en ei país. La lista que se presenta a continuación incluye cinco temas sobre Ias cuales parece justificarse más estudio, con miras a modificar Ia teoría y, de ahí, Ia práctica.

- Se admite Ia importancia de Ias ingresos como causa de Ia desnutricián; se sabe que esto fluctúa, aún entre famillas pobres; y se sospecha que estas fluc-tuaciones explican Ia participación irregular en programas asistenciales y en Ias resultados logrados por elios. Siri ninguna evaluación nutricional de un programa ha indagado sobre eI ingreso de Ias beneficiados durante su participa-ción.

- La ideologia, que trata ai consumidor como sabia y racional, probable-mente ha contribuído para que no se investigue ei conocimiento nutricional y Ias hábitos de compra y distribución de alimentos dei cliente típico de un programa. Cualquier estudio de estos factores, para ser confiabie, tendrá que tomar en cuenta simultáneamente Ias ingresos.

- El objetivo de Ias programas es mejorar Ia saiud de sus beneficiados, pero este componente de su bienestar no ha sido estudiado. Faltan respuestas a dos preguntas: i explican Ias problemas de saiud ei empeoramiento dei estado nutricional observado en Ias programas? y, i mejora Ia salud de Ias beneficiarias? Ia provisión de ayuda alimentaria? (acompafiada, si fuera ei caso, de atenciones médicas).

- El abandono y Ia irregular participación dei cliente sugieren que, para recibir ei beneficio, también colabore en ]os castos con dinero y/o tiempo. L Que importancia tienen estos castos para determinar su comportamiento? t Cuái es Ia magnitud dei beneficio neto que se obtiene?

- Suponiendo que Ias programas alimentarias no tuvieran problemas de financiación o de abastecimiento irregular, tendria sentido indagar Ias condicio-nantes internos de su efectividad. En particular, se sabe poco acerca de su asig-nación de recursos entre Ia adquisición y distribución de alimentos, ia adminis-tración dei programa y su vigilancia y evaluación. Vale conocer Ias castos

(16)

rios, pero no sólo para minimizarlos por kilogramo de alimentos: Ia estructura de costos puede tener gran impacto sobre ei beneficio real. En particular, ei esfuer-zo por gastar (casi) todo cri puede ser contraproducente, porque re-duce los efectos educativos y médicos que un programa puede producir.

4.2 Oportunidades de Pesquisa

El gran volumen de investigacián, acumulado durante Ia última década, demuestra que siempre hay oportunidad para varios tipos de estudio pertinentes a Ia cuestión alimentario-nutricional. Es verdaderamente impresionante cuánta pesquisa se ha realizado, tanto básica como evaluativa. Como se notó ai inicio de esta discusión, ei presente momento parece particularmente apropiado para re-forzar Ia investigación, porque coincide con un deseo político de atacar más se-riamente los problemas sociales del pais y porque Ia ideologia de cómo hacerlo ya tiene una década de vigencia y admite - hasta requiere - ser cuestionado y, en parte, reformulado.

A este conjunto de factores se pueden agregar dos aperturas favorables. Una es ei nuevo programa dei Ministerio de Salud, ei Centro Nacional de Re-cursos Humanos y el Banco Mundial para financiar Estudios sobre Política de Salud. La otra es ia decisión del instituto Nacional de Alimentación y Nutri-ción de desarrollar su propia capacidad de investigacián, mediante Ia forma-ción de un núcleo de pesquisadores, con Ia colaboraforma-ción de Ia Organizaforma-ción Pananiericana de Ia Salud. Ambas oportunidades permitirán, es de esperar, que Ia investigación contribuya para una ideologia más coherente y mejor ajustada a Ia realidad, y para una realidad cri haya menos brasileflos desnutridos.

REFERÊNCIAS

1. Aaron, Henry 1., Politics and the Professors: The Great Society iii Perspecti-ve. Brookings, Washington, D.C., 1978

2. Alves, Edgard Luiz Gutierrez, "Nível Alimentar, Renda e Educação" em Anais do Seminário sobre Economia da Nutrição, Recife, 1978.

3. Arruda, Bertoldo Krause Grande de, "Alimentação e Bolsões de Pobreza",

INANI , Rio de Janeiro (apresentação no painel promovido pela Escola

Su-perior de Guerra), septiembre, 1980.

4. , "O Programa Nacional de Alimentação e Nutrição PRONAN -Suas Bases e a Participação Setorial", INAN, Brasília, abril 1982.

S. Filho, Maiaquias Batista, "Políticas de Alimentação e Nutrição: Bases Con-ceituais", em Anais do Seminário sobre Economia da Nutrição, Recife, 1978.

6. ---y Cartagena, Hugo Amigo, "Epidemioiogia das Principais Endemias Carenciais no Brasil", em Prioridades de Pesquisa Aplicada ao Planeja-mento em Nutrição e AliPlaneja-mentos. Editorial Brasília, Brasília, 1985. W. Es!. Soc, Recife, Y. 1. ri. 3. p. 329-348, fan.//wt. 1986

(17)

7. - y Barbosa, Nize de Paulo, Pró-Memória: Alimentação e Nutrição no Brasil, 1974-1984. Brasília, INAN, 1985.

8. Campino, Antonio Carlos Coelho; Cacciamali, Maria Cristina y Curilio, Deni-se Cavailini, "Evolução do Padrão Alimentar no Município de São Paulo, 1972-1982". Fundação Instituto de Pesquisas Econômicas, Universidade de São Paulo, octubre 1984.

9. Castro, Cláudio de Moura, "Fubá, Formulados e Fundamentalismo", en Cláudio de Moura Castro y Marcos Coimbra, organizadores, O Problema Alimentar no Brasil. Editora Almed, Sãb Paulo, 1985.

10. Cavalcanti, Clóvis; Lima, Ana Eliza V.; Clark, Constante; Cavalcanti, Helenil-da; Galindo, Magda C. y Galindo, Osmil, Pobreza, Carestia, Subalimenta-ção: Avaliação Sócio-Econômica de uma Intervenção Nutricional em Per-nambuco. Fundação Joaquim Nabuco, Editora Massangana, Recife, 1984. 11. Chaves, Sandra Pinheiro; Lerner, Bárbara Regina; Kalil, Aldonia C.; Lei,

Do-ris Lúcia y Stefanini, Maria Lúcia R., "Avaliação do Estado Nutricional de Pré-Escolares Beneficiários do Programa de Nutrição em Saúde", Ali-mentação e Nutrição 5(15), enero-febrero 1984.

12. Costa, Judith; Oliveira, José Eduardo Dutra de y Sanches, Odécio, "Efeito de Suplemento Protéico-Calórico sobre o Estado Nutricional do Pré-Esco-lar", Boletin dela Oficina Sanitária Panamericana 99(2), 1985.

13. Ferriani, Maria das Graças C; Vinha, Vera Helvisa Pileggi y Oliveira, José Eduardo Dutra de, "Uso de D-Xylose para detectar ingestão de leite em pó por outros membros da Família além das Crianças de O a 2 anos para as Quais se Destinava a Suplementação Alimentar", Boletim de Ia Oficina Sanitária Panamericana 99(4), 1985.

14. Fundação Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE), Perfil Esta-tístico de Crianças e Mães no Brasil: Aspectos Nutricionais, 1974-75. Convénio IBGE/UNICEF, Rio de Janeiro, 1982.

15. Fundação Legião Brasileira de Assistência (LBA), Relatório Parcial - Avalia-ção do Programa de ComplementaAvalia-ção Alimentar. Ministério de Previdên-cia e AssistênPrevidên-cia SoPrevidên-cial. Rio de Janeiro, 1979.

16. Galindo, Osmil (Coordinador), Quanto Pagam os Pobres? Estudo de Compa-ração Espacial de Preços de Alimentos no Nordeste Brasileiro. Fundação Joaquim Nabuco, Recife, octubre 1985.

17. Galvão, Marly R. S. y Sampaio, Yony, "Efeitos e Impacto de Saúde em um Projeto de Desenvolvimento Rural Integrado". Texto para Discussão NÇ 110, PIMES, Universidade Federal de Pernambuco, Recife. septiembre, 1981.

18. Cray, Cheryl Williamson, Food Consuption Parameters for Brazil and their Application to Food Policy. Research Report NQ 32, International Food Policy Research Institute, Washington, D.C., septiembre 1982.

(18)

19. Flaguette, Teresa Maria Frota, O Mito das Estratégias de Sobrevivência. Edi-ções UFC (Universidade Federal do Ceará), Fortaleza, 1982.

20. Instituto Nacional de Alimentação e Nutrição (INÁN), Subsídio para o "En-contro de Avaliação da Execução do Projeto de Abastecimento de Ali-mentos Básicos em Áreas de Baixa Renda - PROAB", Brasília, agosto

1984. Volumes 1 y II.

21. INAN, "Avaliação da Execução do Projeto de Abastecimento de Alimentos Básicos em Áreas de Baixa Renda - PROAB: Relatório sobre o Encontro realizado no Recife, de 29 a 31 de agosto de 1984". Brasília,septiembre

1984.

22. INAN, Planejamento, Desenvolvimento e Avaliação do Programa de Nutri-ção en Saúde, Brasil 1975-1978. Brasília, agosto 1978.

23. ---. Programa Nacional de Alimentação e Nutrição - 111 PRONAN, 1982-1985, Anteprojeto. Brasiia,junio 1981.

24. Instituto de Planejamento Econômico e Social (IPEÁ), "Nota sobre a Ava-liação do Programa de Nutrição em Saúde PNS". Brasilia, 1981 (sin fecha).

25. IPEA, "Avaliação do Desempenho do II PRONAN - 197611979: Versão Pre-liminar". Brasília, 1981 (sin fecha),

26. Instituto Paranaense de Desenvolvimento Econômico e Social (1PARDES), Abastecimento Alimentar Básico: Formas e Fontes de Suprimento. Re-sultados Finais. Curitiba, julio 1985.

27. Kalil, Aldonla C.; Lerner, Bárbara Regina; Lei, Doris L. y Chaves, Sandra Pinheiro, "Causas de Abandono do Programa de Nutrição em Saúde", Alimentação e Nutrição 5(15), enero-febrero 1984.

28. Kalil, Aldonia C.; Stefanini, Maria Lúcia R.; Chaves, Sandra Pinheiro y Ra-mos, Regina Glória, "Estudo da Freqüência de Gestantes na Atividade de Suplementação Alimentar em São Paulo", Alimentação e Nutrição 5(15), enero-febrero 1984.

29. Keynes, John Meynard, The General Theory of Employment, lnterest and Money. Harcourt, Brace and World, New York, 1965.

30. Lemer, Bárbara Regina; Lei, Doris L. M.; Chaves, Sandra Pinheiro; Kalil, Aldonia C. y Stefanini, Maria Lúcia R., "Estudo da Evolução do Estado Nutricional de Pré-Escolares Segundo sua Freqüência em um Programa de Suplementação Alimentar", Alimentação e Nutrição 6 (22), marzo--abril 1985.

31. --- "Avaliação de Operacionalidade do Programa de Nutrição em Saúde", Alimentação e Nutrição 6(22), mano-abril 1985.

32. Leslie, Joanne, "Child Mainutrition and Diarrhea: a Longitudinal Study from Northeast Brazil". Thesis doctoral, School of Hygiene and Public Health, Johns Flopkins University, 1982.

(19)

33. Lucena, Maria Anunciada Ferraz de; Bazante, Marizete Oliveira; Torres, Marco Antônio de Almeida y Filho, Malaquias Batista, 'Padrões Alimen-tares de Famílias Rurais do Trópico Semi-Árido (Nordeste do Brasil)", Alimentação e Nutrição 5(6), marzo-abril 1984.

34. McAuliffe, J. F.; Sousa, M. Auxiliadora de; Nations, Marilyn K.; Shields, David S.; e Guerrant, Isabel L., "Estudios Prospectivos de los Efectos de Ias Eníermedades en una Comunidad Rural dei Nordeste de Brasil", Boletín de Ia Oficina Sanitaria Panamericana 99(3), 1985.

35. Moldau, lua Hersztajn, "Análise de Políticas Alternativas de Nutrição pa-ra Grupos Carentes". Tpa-rabalho papa-ra Discussao Interna N9 2/82, Funda-ção Instituto de Pesquisas Econômicas, Universidade de São Paulo, 1982. 36. Motta, Roberto y Scott, Parry, Sobrevivência e Fontes de Renda: Estraté-gias das Famílias de Baixa Renda no Recife. Série População e Emprego, N9 16. Fundação Joaquim Nabuco, Editora Massangana, Recife, 1983. 37. Musgrove, Philip, "Que los Pobres Coman Mejor: Evaluación de Programas Destinados a Mejorar ei Consumo Alimenticio de Familias Pobres en ei Brasil". Organización Panamericana de Ia Salud, Washington, D.C., mar-zo 1986.

38. Oliveira, Cleide Galiza de y Medeiros, Rejane Pinto de, coordinadores, O Projeto de Abastecimento de Alimentos Básicos em Áreas de Baixa Ren-da: uma Avaliação. Fundação Joaquim Nabuco e INAN, Recife, 1985. 39. Panagides, Stahis 5.; Larson, Donaid W. e Pessoa, Dirceu Murilo, "Northeast

Brazil Agricultura] Marketing Project: Success, but Conf'med Irnpact". U.S. Agency for International Development Project. Impact Evaluation Report,julio 1985.

40. Peliano, Arma Maria T. Medeiros, "Fome e Desnutrição: as Controvérsias da Política de Alimentação e Nutrição". Fundação Universidade de Brasília, Curso de Especialização em Política Social, Brasília, 1984,

41. Piwoz, ElJen Gail y Viteri, Fernando E, "Studying Health and Nutrition Behavior by examining Household Decision-Markjng, Intra-I'Iousehold Resource Distribution, and the Role of Women in These Processes", Food and Nutritional Builetin 7(4), diciembre 1985.

42. Rios, lilca Magaly Esquivei, "Nutrition Intervention: an Anthropometric Evaluation of Changes in Nutritional Status, with Reference to the Na-tional Nutrition Programme in Bahia, Brasil". Tesis doctoral, London School of Flygiene and Tropical Medicine, Univesity of London, junio 1984.

42. Rivlin, Alice M., Systematic Thinking for Social Acfion. Brookings, Was-hington, D.C., 1971.

44. Rosenberg, Elca, "Consumer Behavior in Relation to Nutrition: A Brazilian Case Study". Tesis doctoral en economia, Vanderblit University, Nash-viile, Tennessee, mayo 1976.

(20)

46. Salomon, João Bosco RennÓ, "Avaliação do Programa de Complementação Alimentar da Legião Brasileira de Assistência no Distrito Federal". IBGE, Brasília, 1978.

46. Secretaria de Assistência Social y UNICEF, Projeto de Avaliação do Progra-ma de Complementação Alimentar: Relatório Final, Brasilia, Progra-marzo 1982. 47. Shrimpton, Roger, "The Ecology of Childhood Malnutritional: Analysis of

the Evidence for Relationship between Socio-Economic Variables and Nutritional Status, whith special emphasis on Latin America, and in particular Brazil". UNICEF, Brasília, febrero 1984.

48. Silva, Alberto Carvalho da y limes, Magid, Análise das Condições de Pesqui-sa e Treinamento em Nutrição Humana no Brasil. Conselho Nacional de Desenvolvimento Científico e Tecnológico (CNPq) e Instituto de Medici-na Preventiva da Escola Paulista de MediciMedici-na (IMPEP), São Paulo, 1981. 49. Silva, Roberto Moreira Nunes da, "Nutrição Comunitária", capítulo 49 de

Fernando José de Nóbrega (ed.), Desnutrição Intrauterina e Pós-Natal. Editora Panamed, São Paulo, 1981.

50. ---. "Avaliação Antropométrica do PINS: Resultados Preliminares ob-tidos por Tabulação Manual". Trabajo inédito, Centro Integrado de Saú-de Amaury Saú-de MeSaú-deiros (CISAM), Recife, julio 1985. Los tabulados usa-dos en este informe estaban disponibles cri y están citausa-dos con esa fecha, en (62) y (112).

51. Viacava, Francisco; Figueiredo, Célia Maria Poppe de; e Oliveira, Walnür An-drade Oliveira, A Desnutrição no Brasil: uma Análise do Estudo Nacional da Despesa Familiar (IBGE 74-75) para o Nordeste, Estado de São Paulo

e Estado do Rio de Janeiro. Editora Vozes, Petrópolis, 1983.

52. Wilberg, Eunice de Quadros, "Os Significados da Política Social de Alimen-tação e Nutrição no Brasil: Estudo Preliminar". Fundação Universidade de Brasília, Curso de Especialização em Política Social, Brasília, febrero 1984.

53. World Bank, Brazil: Human Resources Special Report. (Annex III: Health, Nutrition and Education by Peter T. Knight, Dennis Mahar and Ricardo Moran). Washington, D.C., 1979.

Referências

Documentos relacionados

Durante los dos años, al igual que Isabel, los factores curriculares son los que más emociones positivas y negativas suscitan hacia la enseñanza del campo eléctrico, especialmente

Resumen Los objetivos del artículo son: 1) Ana- lizar la relación entre inseguridad alimentaria (IA) y adherencia al tratamiento antiretroviral (TAR) en personas con VIH/SIDA.

Se ocorre morte fetal única, três situações podem verificar-se: 1 Se o feto sobrevivente evidenciar maturidade, procedemos de imediato ao parto; 2 Se o feto sobrevivente for

Tal y como se puede inferir en los artículos de Druck y Muntaner, la actual legalización de la tercerización de todas las actividades (medio y fin) de las empresas en Brasil

La falta del número de la cama y la ausencia de justificativas para la no administración del medicamento, también representaron los factores de riesgo más presentes en la

Observa-se, sin embargo, en la gran mayoría de los casos, un bajo nivel de integración entre los diferentes programas y acciones arriba mencionados y, sobre todo, una falta

Thus, as Kantorowicz significantly observes, the theologico-­ political formula of ‘the mystical body of the Church the head of which is Christ’ was substituted by the juridical

In this study, we first used the mathematical formalisms of hypernetworks to represent a multilevel team behavior dynamics, including micro (interactions between players established