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Clínica
de
Ia
urgencia
Inés Sotelo
Con prólogo de
Leonardo
Gorostiza
La edición de este título se realiza en cumplimiento del Convenio suscripto entre la Facultad de Psicología UBA
y JCE Ediciones, cf. Resolución (C. D.) No 1533/04.
Comité Editorial
Constituido cónforme la citada Resolución Profesor Lic. Virgilio Enzo Carriolo
Profesora Lic. Alicia Noelia Cayssials Profesor Dr. Gustavo Eduardo González
Profesor Dr. David Alberto Laznik
]
1a ecl.-
Buenos Aires : JCE Ediciones, 2007.i
192 p. ;23 x 16 cm.i
tseNgTs-s87-23217-1-01.
Psicoanálisis.I.
Sotelo,Inés.
II.
Pétez,H.
O.,ilus.
;
ttt.
Corostiz¿t. Leonardo. prolog'cDD 150.195
Rcalización dcl intcrior Y tapas
Rcvisión técnica gcucral:
e
zoozJCE Edit:iones
Juan Callos Esquivel - Editor
Av. Olivcla 1059. "11" (l4t(r) Ciudad
ilc llucnos Ailcs
.jc_csquivclfti ¡ rthoo.cotn Prinrcr-a cdición: abril dc 2007 l. S. B. N. :978-987-23217-l-0
Irrrprcso cn la AI'gcntirta.
llccho cl dcpósito quc rnarca la ley I 1.723
Héctor Osvaldo Pérez
Juan Carlos Esquivel
Todos los dct'cchos t'cscrvados.
Prohibida la rcproducción. total o parcial,
lndice
Presentación ...
Inés
SoteloPrólogo
...15Leonardo
GorostizaCapítulo
1:El
Sujeto enla
UrgenciaInstitucional
...21Saltrd Mental y las Instituciones (27);La urgencia
gene-ralizada (23);La Urgencia en la Universidad
(2,1);Urgen-cia cle los profesionales (25); Localización de la tugencia
(26); Normalidacl y anormalidad (27); Encuentro con un analista (29); El tiempo, entre la prisa y la pausa (30); Ur-gencia y gravedad del caso (31); Tiempos lógicos (31);
Eva-Iuación y avaluación (35); Culpa y responsabilidad (3?: Una experiencia en Francia (38); Viole,ncia en las familias,
r'io-lencia en ]as instituciones (39); Etica y Moral (a0); ¿Qué
bien? (41);Rivaliclad especular (43); Instituciones y poder (44); Verdad... a mecli¿rs (46): Debates en eI Foro (47):
Momento de concluir
(5ü;Bibliografía
(56).Capítulo 2:
Urgenciay
psicosis...
...59Entrevista de admisión (59); Entrevista familiar (59); Entrevist¿r familiar en la urgencia (61); Confección de la historia clínica (62); Psiquiatría y psicoanhlisis en la
eva-Iuación (63); ¿,Qué diagnosticanos en la entrevista de
admisión? (66); Ruptura, perplejidad, delirio (67); Deci-siones del analista en la guartlia (69); Recorrido
analíti-co en la internación Qü;Laesperanza de una pregunta
o acerc¿l de una estabilización posible (74); Acerca de la Mujer en la ¡rsicosis (76);Resolución de la urgencia (78);
Debates en, el Foro (79);Biblíografía (83).
Capítulo 3:
La
angustia enla
urgencia ... 85 En guardia (85); El grafo del deseo (86); Claves para leerel grafo del deseo (86); La angustia (89); Acción en la guardia (91); Otros cortes en su historia (91);
Consbitu-ción clel síntom¿r (93);La operaciór"r analítica (95); Una nueva imagen (96); Pturtualizaciones sobre la angustin (99);Angustia y fantasma (99); Otra versión del Padre (lO1); Debates en eI Foro, (703);
Bibliografía
(109).sexual" (112); Pasaje al acto: IJna "calculadora sin
cál-crrlo" (113); Pasaje al acto y acting or¿l: dos momentos (116); La vacilación calculada cle la neutralidad del
ana-lista (117); Dololes que matan (118); Lejos clel síntorna (119); Irrpulsos
y
caíd¿rs (120)1 Acting out en I¿r cnra(122); Intervenciones del analista (122): Reclarnos de
una madre (125); La interconsulLa (727): ¿Qué
inter-venciones en las psicosis? (128); Para concluir (128); De-bates en el lroro (130):
Bibliografía
(I39).Capítulo 5: Urgencias y
toxicomanías
... 141¿Qué consumo? (141); La clroga como producto en el
mer-cado (142); "Soy toxicómano" (143); El goce es urlo por
uno (145); Los estudiantes en la gr.rardia (145);
Sínto-n1a y consumo de la época (146); Consumos en la
urgen-cia (147); Consumo y acting ou.t (148); La operación
toxi-cóm¿rna (151); Un uso de la ley y de las norrnas (153);
Localizar otras urgencias (154); Consumo en la psicosis
( 1 54) ; Ab stinenci¿r... del analista ( 1 56) ; ¿Qué
inslitucio-nes proponemos? (157); Debotes en eI Foro (158);
Bi-bliografía
(166).Capítulo 6: La urgencia, los niños y los adolescentes ... 169 Nirios en Gnardia (169); Otras urgencias (170);
Proble-mas de aprendizaje (171); Urgencia en la escuela: un niño dice a todo que NO (171); ¿;Qué trae al sujeto a la consulta? (1,72); Tengo un problema (173); El saber del
retr¿rsaclo (174); Tiem¡ro cle comprender (175);
Identifi-caciones y apariencias (176); Aprencler lalengua (176);
La debilidad mental es la forma en que se €foza del
seu-tido (178); Nombrado por el padre (179); Una persona
mayor (179); Su hijo es normal, su hijo es varón (180)l ,,Qué es analizar a un niño? (180); El control y el
cles-control,
el
sentido se escapa (181); Teorías sobre laenuresis (181); Una rnadre se callsa (183); Pensa-mien-to (183); Un padre, un hombre (184); Cosas de chicos, cosas de hombres (185); El despertar cle la primavera
Presentación
El.t"
libro
rcúnc algunos de los temas que he desarrolladol',la
lo
largo dc 10 años en 1a Facultad de Psicoiogía dc IaUniversidad de Buenos Aires cn ol marco de la Práctica
Pro-fesional Clínica de la Urgcncia.
Las Prácticas Profesionales forman parte clel plan dc
es-tudios
de clicha carrera; cncllas
más de 1.000 alumnos poraño
cligen
prácticas conoricntación
psicoanalíticay
sein-sertan
enlas institucionos participando
do los espacios dcasistencia, produciéndosc cn
la
mayoría dc los casos elpri-mcr
cncllcntro
con los pacicntos, con los profesionales y conlas institucioncs.
En Clínica
dela
Urgencia, concl
compronetido
equi-po doccnte
quc
me acompaña dcsdc 1996 hcmosido
cons-truyendo una lógica dc transmisión en
la
que seinvicrte
la
c1ásicarnodalidad
univcrsitaria: lccr
y
rcproducir
conactitud crítica
c1sabcr
dc
maestros,profesorcs,
autorescn
lclscttalcs
autol'izarsc.En csta Práctica, el tcxto ccntral será cl del pacientc y os
a
partir
dc é1 quc volvcrán a los autorcs, aia
teoría qr.te hanrecorrido a lo largo dc los años de fbrmáción acadómica.
Tex-to que sc clesprcnde de las cntrcvistas do guardia o admisión
ocurridas cn las instituciones asistonciales cn las que el
estu-dianto ha participado.
Ésc
scrá el punto dc particla para
ponorsoa trabajar:
haccr cn primcr lugar ttna lcctura dc ia institución
y
susdispositivos; dc sus alcanccs
y
de suslírnitcs;
delentrccru-zamicnto
discursivo; dc los rocllt:sos dcsplcgadospara
quoTrabajarán tambión
accrca delas
cucstiones ligadasa
la
particularidad
con quela
urgencia
aparece on cadasujcto; diagnóstico, recllrsos, subjetivación;
trama
en
laque se produce
el
dcsencadenamiento psicótico ocl
esta-llido
dela
neurosis.Ubicarán las presentaciones clínicas de la época, tiempos
dc urgencia cn dondc las presentaciones clínicas más
frecucn-tes son: la angustia , al acting out, eI pasaje al acto, las toxico-rnanías, y en la infancia el fracaso escolar o el ahora llamaclo
dóficit
atencional.Finalmente se cncontrarán con los profesionales que
sos-tienen
supráctica
dccidida; rnédicos, trabajadores sociales,tcrapistas ocupacionalos, musicoterapeutas, enfermeros; tam-bién con los psicoanalistas que no desaprovechan la
posibili-dad dc
inventar
un espacio dondc sorprendor lo real en juegocn la clínica dc
la
urgcncia.Los
primcros
capítulosfucron
presentados encl
CursoVirtual
ofrccido por la comunidad Russcll,* cuyo director esJorge Bekcrman.
Participaron
del mismo, psicoanalistas dedistintos lugares del mundo con la cuidadosa modcración de
Beatríz
Bacco queposibilitó una riquísima intcrlocución
eintorcambio
de experiencias deanalistas
que sostiencn supráctica en
culturas
muy divcrsas.Al
final
dc cada capítu1o se incluyen algunasintcrvencio-nes dcl debate quc cl foro produjo.
Este libro
intenta
sostener la intcrlocución entre laclíni-ca,
la
epistemey la
política de transmisión del psicoanálisis,sin estándares pero con todo cl
rigor
ético.Mi
profundo agradecimientoa
las autoridades dc Ia fa-cultad, al consejo directivo, a la Decana Sara Slapak con cuyagestión se han desarrollado las Prácticas Profesionales,
con-solidando así la formación de los psicólogos.
A1
editor Juan
CarlosEsquivel por haccr
posiblc cstapublicación.
Inés Sotelo
A
todoslos
quehan participado
de ostelibro
con susrelatos clínicos, con los debates en
cl
foro, transformándoloen
un
espacio de conversación,lazo fundamental para
la formación delos
analistas.Mi
especial rcconocimientoy
gratitud hacia
Leonardo Gorostiza quc ha enriquecido estas páginas con cI prólogo así como con su gonorosa lectura e interlocución.A
los estudiantes,a
quienes estádirigida
estapublica-ción, que con sll presencia comprometida ponen en causa
nues-tro
deseo por latransmisión
del psicoanálisis.Inés Sotelo**
Febrero 2007
**Inós Sotckr. Psicoanalista. Profesora dc la Práclica Prof'esional ciinrca
do la Urgoncia, Calrcra clc Psicoiogía y Prof'esora cle Psicopatoiogía cic la
Car|cra dc Nlusicotcrapia. Facultad dc Psicología. UBA. Micmbro clc la
Escucla clc la Orientación Lacaniana (EOL) v dc la Asociación Munclial cle Psicoanálisis (AMP). (misotclo@psi.uba'ar)
T
Ttto
itnagen ya clásica, que loshunoristas
gráficos hanLJ
sabido popularizar durante dócadas, sin dudacontribn-yó a consolidar
un
prejuicio enel
sabcr popular:la
idea deque
habría una incompatibilidad
o disyunciónontrc cl
psi-coanálisis y la urgencia. Efcctivamentc, la irnagen aírn hoy cs evocada
para
delicia de los lcctores.Ei
pacientc,tranquila-mente rccostado en el diván, se cntrega a la asociación libre,
micntras
eI analista, atiendc con caltna y realiza susocasio-nales anotacioncs. Una atmósfcra atemporal parece
apodcrar-se dci cuadro hasta quc alguna ocurrencia del paciente
-gene-ralmentc vinculada a
la
rcalidad cfcctiva o aalgún ardid
deIógica
pura-
sobresalta al analista y lo reconduce aI cstado doviáitia.
Bastará entonces alguna elucubración de scntido decuaiquiera de los integrantes dc
la
paroja terapéutica paraquc la calma vuelva a instalarse para
tranquilidad
dc ambos.El
supuesto sueño analítico prosigue.Hasta aquí Ia versión, más o rnenos fiel, de esta concepción
vulgar que a mcnudo hace pensar que un anáIisis sicmpre
ha-brá
de irnplicarun
minucioso trabajo de remcmoración de lahistoria infantil
clcl sujcto, voiviéndolo así incompatible parahaccr frcute q, aquellas situacioncs en las que la prcmura quc
impont-'la angustia demanda solucioncs rápidas y cficaces' Sin cmbargo, bastaría con onumerar los comienzos de
ai-gunos ya clásicos historiales clínicos frcudianos para
demos-tru,
q.,o, por cl contrario, cabcafirmar
quc la urgenciasubje-tiva
lcjos de oponerseal
psicoanálisis es consustancial a supráctica. Porque, ¿,no cs una inmanejable situación de
urgcn-cia
subjetivala
quelo llcva al
Hombre de las Ratas,cn
Lrnt6
Clínica de Ia urgenciadcsesperación
una
solucióna
su ideación obsesiva'/ ¿No csacaso bajo Ia prcsión de
la
angustia quc expcrimcntan tantoel padre
deDora
comocl
dela
Joven Homosexual-por
elextravío y cl accionar dc sus
hijas-
que recurrcn a rtreud comoúltimo
intento dc rcspondcr a loq'e
para ellos no tienenom-bre? ¿1Y qué dccir de
Juanito y
de su padre? ¿No cs tarnbióncn esto caso la angustia cl afecto que preside cl cortcjo
sinto-mático
del
pcqueñoy
altera el
supuestocquilibrio familiar
hasta cntonces a duras pcnas conservado?Pero además, si se sabe lcerlo,l ha sido Jacqucs-Lacan quien
de
un'rodo
n otro ha señalado a lo largo de su enseñanza estarolación intrínseca cntre el psicoanálisis y la urgencia.
Ya
scacn
su temprano <Informe de Roma>,on
1gb3, aiseñalar:
<Nada creado que r1o aparezca en la urgencia, nacl¿r en la nrgencia que no engendre su rebasamiento en la palabra>.2
Ya
sea enun
brcvc cscrito de 1g66titulado
<Del sujetopor
fin
cuestionado))y
que precedió a su <proposición...)so-brc el pase, cuando
-cn
un contexto relativo a ia forrnación delos psicoanalistas- afirrna sin ambages:
<Por lo menos ahora podemos contentarnos con que mien-tras dule un rastlo de lo que hemos instaurado, habrá psi-coanalista para respollcler a ciertas urgencias subjetivas...>.:l
O bicn cn la conclusión de su <Prcfacio a la edición
ingle-sa
del Seminario
11> dondc sorprendentemente hace mon_ción a Ias urgencias subjetivas:
<Serialo que, conro siempre, mieutras escribía esto los ca-sos de urgencia me estorbabano'l -dice como al pasar.
1. com'lo hacc Jacqucs-Alain Millcr cn su actual curso do la oricntación
Lacaniana, clasc del lir dc novicmbre dc' 2006.
2. Escritos 1, Sigto XXI Editorcs, Argcntina 1988, pág. 281. 3. Ibíclen, pág. 226.
Una y otravez, Lacan reitera el lazo indisolublc que
exis-te entre la urgcncia subjetiva y el psicoanálisis. ¿Por qué?
Porque la práctica analítica de orientación lacaniana
pre-cisamente se funda en aqucllo que
al
hablanteser se le hacepresentc como lo imposiblc de simbolizar, aquello quc sobre-pasa lo que su palabra puede nombrar, es decir, se funda en
aquello que Lacan llamó: cl traumatisrno -úrou matísme- del
agujero de lo reai, es dccir, el traumaf,ismo dcl <no hay rela-ción (proporrela-ción) sexual>, inherente a todo ser hablante.
Es entonces desde esta perspectiva, bajo este marco, que
podemos
afirmar
quela
prácticaanalítica
delas
urgenciassubjetivas
-lejos
dc oponersc- constituycun
ámbitoprivile-giado para 1a práctica del psicoanálisis
y, aún
más, para elesclarecimiento de sus fundamentos.
Porque se
trata
no sólo de detnostrar Llna y otra vez, comoel lector podrá muy bien constatar en las páginas que siguen,
Ia
enorme efectividad tcrapéutica del psicoanálisis ante lasurgencias subjetivas. Esto es fundamental, pero también 1o
es destacar
{omo
también podrá corroborarse en variospa-sajes
del
texto- la
dimensión ernincntementeética
de una orientación que no ccdc cn Ia cxigcncia dc apelar ala
apari-ción de una subjetividad responsable
allí
donde otrasprácti-cas profundizan
la
victimización del pacicnte.Es así
queClínica
deIa
Urgencia,Iibro
quereúnc
laexpericncia dc las clases dictadas por Inós Soteio a lo largo
de dicz años de enscñanza cn la Facultad de Psicología de la
Univorsidad
de BucnosAires,
sc inscribc en unaperspccti-va crucial. Crucial
porque setrata
dc una expericncia
decnseñanza que proviene de
un
cspacio anualmentc poblado por aproximadamente trescientos alumnos. Nada más y nada rnenos quetrescicntos
alumnos pueden acceder asía
unadimcnsión dc
la
cnscrianzay
la
transmisión
que permitecontrarrcstar la
pendiente ala
quehabitualmente
conduccel
discursouniversitario.
Porque
la clínica
de Ia urgonciaintroduce otra
dimcn-sión,la
que sc oponc ala
experiencia concebida como una mcra acumttlación de saber. Dicho dc otro modo, es como siesta
práctica
-al
darle la palabra al
sujeto, omejor
dicho,al propiciar
que el sujeto advenga cntanto
tal-
agujereara,-$
w"p
J,P
Clínica de la uol
<todo saber> que está presente enla
estructura
mismadel
discursounivcrsitario. De
este modo,tal
como rccién subrayábamos,la clínica
dela
urgencia entanto apunta
aquo el sujeto sea producido y alojado, se oponc a su
masifi-cación bajo rasgos comltnos,
ya
sellamen
<las víctimas> olos <traumatizados>.
Y cn cste scntido, al proponerse
evitar
que los individuosse picrdan, st: desvanezcan en el anonimato de la rnasa,
pllo-de constatarse cómo la clínica de la urgencia necesariamente
debc ser inventiva. Hay que
inventar
cadavez, de nucvo,por-que antc
la
urgcncia (sc nos queman los papeles>, y tambiónporque
-tal
como setrasunta
con claridad en estas páginas-los analistas pasan a ocupar lugares que no son los deldispo-sitivo analítico
tradicional
sobrc el cual, sobre cuya caricatu-ra, bromcábamos al comienzo.Ocurre, como tambión aquí se recuerda, que cstamos cn
la
<civilización del traumar>, cn los tiempos de <la urgencia gencralizada> o en los tiempos <dei Otro que no existe>. Esdecir, estamos cn los ticmpos que muestran las
conscclren-cias dc Ia caída dc los grandes relatos, dc los idealcs
y
de lastradiciones que antes daban cobijo a 1os sujetos; estamos en
la ópoca postradicional, la ópoca de los sujetos dosorientados, sin brújula. Todo lo cttal sc manifiesta en una clínica muy pre-cisa - hecha del trauma y de su corrclato,la angustia- que bien
podríamos llamar una <clínica del desamparo>. Es
precisamcn-tc
lo
que subrayamos másarriba
y
que cstableceun
nudofundamcntal
entrela
urgencia subjetiva y el psicoanálisis.Porque hay dos dirnensiones del
trauma
a considerar: cl trauma estructural (constituyente) ycl
traunt'a comoaconte-címiento impreuisto quc introduce lo inasirnilable a través del
cncucntro con una contingencia.
Esta doble caracterización pcrmite entcndor quc' cn
cier-to modo, cl trauma como aconteciendo imprcvisto no hacc sino
reduplicar el
trauma estructural
por el hccho de ser hablan-tes, el troumatisme quc antos mencionamos.Y,
en cste scntido, así como decimos que para Ia forrna-ción d<:l analistala
práctica conla
psicosis esformativa
(lasprcsentacioncs de enfcrmos, cl estudio dc
la
psicosis) porqtte <la psicosis es la estructtlra>, es dccir, revela la relación nativa*4fav^¡W-u¿.*WÁ/
InésSotelo
19del sujeto con el significante cuando no ha sido vestida por la
myela
edípica,tal
vez podríamos dccir otrotanto
de Iaprác-tir:a dc la urgencia por cuanto rcconducc a las rclaciones
trau-uáticas
originales del sujeto cn su propia constitución.Des-de esta perspectiva,
tal
vez poclríamos cntcnder cómo elpsi-cunálisis
aplicado ala
terapéutica-dc
cso setrata
en estaclínica de la
urgencia-
puedc esclarecer cuestiones relativasal psicoanálisis puro,, aquól ligado a 1a formación dcl analista
¡-
revitalizar cl
dcsco dcl analista.sA
modo deuna primera aproximación
podríamossu-brayar
cinco puntos que hacen a esta dimcnsiónformativa
de
la práctica
con Ias urgcnciasy
que puede leersc en iasclases que siguen.
1)
La
práctica conlas
urgencias subjetivas esuna
prácticaque potencia la exigcncia de cscuchar el detalle. eI relicvc
singular
encl
discurso de quien consulta.2) Es
también
una práctica qlre, enla
medidacn
quc no seplantea respondcr desde un protocolo prcestablccido, fuerza
al
practicante a cjorcitarse enla
clisciplina de <<oluidar lo que sabet de antcmano.3) Es una práctica que necesariamcntc debe ser inuentíua, ya que -conro
dijimos-
hay qucinvcntar
cada vcz porque senos
(querran
los papeles>.4) Es una exporiencia que l1eva al practicante a confrontarse
con Lrn equivalente
dc lo traumático constitutivo a
todoparlétre.
Esto por cuanto suponcmos que toda situacióntraumática
implica de algún modo una rcactualización desu encuentro con eI troumatísme de la no relación sexual.
5)
Nos atrevcmosa conjeturar
qucuna práctica cn
la
qucresulta imprcscindiblc obtencr csc significante por cl cual
cl sujeto puedc localizarse yrcprcsontarse antc ol
Otro-<<signi-,
ficante de Ia urgcncia> se lo hallanado tambión-,
y para Io cual hacc f'alta tiempo, es decir, haccfaita
una (pallsa))i'(
lrY
Clínica de la urgencia
que introduzca un tiempo en Ia urgoncia, es una práctica
quc necesariamente implica que debe operar algo de lo <im-piadoso> del deseo del analista. Impiadoso porque el deseo
del analista es el que, dosificando Ia angustia, no se
detie-nc ante
la
piedad propia del eje imaginario intensamenteconvocada
en el
colapso, enla
contraccióntemporal
quesupone
la
urgencia subjetiva.Tal
vez podríamoshablar
aquí de las
virtudcs
dc <una pausa impiadosa>.Podríamos hablar cntonces de lo impiadoso de una pausa
que
lc
rccucrda constantcmenteal
practicante que no debeolvidar
quc su acto sicmpre está suspendido de una hiancia,en un abismo que no tiene nombre. Es Io que se escribe con el matema del S de A tachado y con el cual Jacques-Alain
Miller
dijo en una oportunidad qtlo convendría que el anaiistahicie-ra Lrna periódica (cura)), ya que cs la mejor rnallera de
preve-nir la
infatuación que surgc de la identificaciónal
sujetosu-puesto saber. Entonces, ¿la práctica con Ia ttrgcncia como (cura
preventiva> de
la
infatuación? ¿Por qué no?Entendemos que algo de csto es 1o
fundamental
que ellibro
de Inés Sotelo logratransrnitir.
No sólo una precisaela-boración de saber acerca de
la
práctica ante las
urgenciassino los
límites
mismos de ese saber anteel real
que debeafrontar
cadavez.Y
de este modo, tarnbién alcanza atransnlitirnos
stt pa-sión: la de sostener tlna práctica de enseñanza quc perseveray
que no está dispuesta a abandonar la nobleza, esa noblcza quela
prácticaanaiítica
sólo puede extraer apartir
decon-frontarse cada vez su imposible.
Leonardo Gorostizax
Febrero de 2007
*Lconardo Grlrostiz¿r, Psicoauaiista crn Bucnos Airos. Analista Miembro
(ANf E) clc la Escucla dc la Oricntación Lat:aniana y do la Asoci¿rcián
Mun-dial dc Psicoanálisis. Dircctor dcl Instituto Clínico Buenos
Ai":,
iICBA)F*
F-F
ft
Capítulo
El Sujeto en la Urgencia
lnstitucional*
Salud Mental
ylas
instituciones
pensar
cl lugar dela
Salud Mental en la institucionespú-I
blicas, noslleva
a reflexionar acerca dela
dernanda qucallí
lloga.Utilizarcmos una
refcrcnciafreudiana para
abordar e1tema: un judío vienés, pobrc, sube a un
tren
paradirigirse
aun lugar para tomar agllas tertnales, famosas por su función
terapéutica
perono tienc dincro para comprar boleto. El
guarda
se 1o pidey,
colno nolo tiene lo obliga a bajar
deltren;
éstesalc pcro
sttbenuevanente,
el guarda vttelvc
abajarlo y él
aentrar. La
tercera vezel
guardalc
pegay
Iobaja, repitióndose csta secuencia
varias
vcces. Finalmentc,se encuentra con un conocido quc le
prcgunta
¿hacia dondevas?, el hombre le responde ((voy a
tomar
aguas tcrmales, si1a salud me lo permitc...>.
*Est¿r clasc firc dictada tanbión on cl CONNAF-Consejo Nacional rlc la
Niñcz, Adolcsccr-rcia y Familia organistno quc dcpondo dc l¿r Sc<:rotaría de
Dcsarrt¡llo Soci¿rl-Mirlistt'rio dc D('sarl'()llo S,rcitrl ¡'Mcdio
Anlbir'nt<'-Pl't'si-clcncia dc la Nación dc la Rc¡lúrbli<:a Argcntina. Estc orgauistno intcrvicno cn múrltiplcs situ¿rcioncs qttc involucron f'amilias, aclolcscentes y niños, rc-sultanclo ¡rrcponclcrantc para talos intorvcncioncs cl trabaj<l rnultidiscipli-nario o intcrclisciplinario dc los ¡rrof'csionalcs quc rloscmpoñ:rn allí su
I
CIínica de Ia urgencia
Eric Laurent
tomará este relato afirmando quela
SaludMcntal
cs lo que nospcrmitc
permanecer en cltren y
alcan-zar cierta paz,
si...
nuestra salud mental nos Io perrnite.lAl
hospital
pírblico,a las
institucionesllegan
pcrsonasgolpeadas: dcsocupación, desarraigo, marginalidad,
desmem-bramiento
familiar;
manifcstando el dolor, el sufrimientoin-soportable como signos dc lo que no anda.
En
cierto nomcnto,
quo no sicmpre coincide con hechosobjetivamente graves, se producc la
ruptura
dc lahomeosta-sis con que
la
vida transcurría;
se rornpeel cquilibrio
quesostenía las relacionos con los otros, con
cl
trabajo, cou loslazos amorosos
y
farniliares,
con los pensamientosy
hastacon el propio cuerpo.
Esta
ruptura
podemosubicarla
cotrrourgencia
qucrc-quicrc intervención
profesional. Así,cl
sujcto,la familia,
laescuela o el juez, solicitan, indican o acompañan para que el cstado por la vía dcl hospital público trabaje para el retorno al bienestar.
El
cstado dc bienestar asegura que los ciudadanos estónen slls trenos, cn sus cochcs, on sus casas y quc pucdan pcr-manccer
allí,
<si es qlrcticncn cicrta
salttd>.2Por su parto Ia Organización
Mundial
de la Saludimpul-sa
la
promoción, prcvcncióny
asistcncia dela
SaludMental
como dorccho includible dentro del carnpo de la salud; para lo
cual promucve el trabajo
intcrdisciplinario,
con todos lospro-fcsionalcs cuyas incumbencias los
habilitcn
adcsanollar
ac-ciones eficaces que asegurcn tales objetivos.
En csta dirección
la lcy
de salud mental dela
ciudad deBuenos
Aircs,
cstablccc: el rcconocimicnto dcla
saludrncn-tal
comoun
proccso detcrminado históricay
culturalmentecn la sociedad, cuya prescrvación y mcjoramicnto implica una dinámica dc construcción social, y está vinculada a la concrc-ción dc los derechos al trabajo, al biencstar, a la vivienda, a la
segr-rridad social, a
Ia
cducación, ala cultura,
ala
capacita-ción
y
a un
modio ambicnto saludable.La
saludmcntal
csinescindiblc de Ia salud
integral
para lo cual es neccsario eldcsarrollo con cnfoquc de rodes dc
la
promoción, prevención, asistcncia, rchabilitación, reinserción social y comunitaria, ysolidarios. Sosticne el respeto a la pluralidad de concepcioncs
teóricas cn salud mental estableciendo que es función del
Es-tado ser garante
y
rosponsablc del derccho ala
salud mcntal individual, f'amiliar, grupal y comunitaria. Evitando políticas, técnicas y prácticas que tengan comofin
el control social.¿Cómo pcnsar en este contcxto,
el lugar
del psicoanáli-sis?El
psicoanálisis está incluido en los prograrnas de SaludMental y
lo encontraremos sicmp4e que hayaun
imposible:<educar, gobernar
y...
rnás aún: elgobiemo dela
curación>.3Si
biencl
psicoanáIisis comoterapia
ef\.caz,permite tal
inclusión, agrega
Laurcnt,
no es unaterapia
dela psyché, esdecir del pensamiento, del órgano sino del sentido. Ordcnar
la
prolifcración
de sentidos, fundamentáTlmcnteel sE-tiffi
s
política que alcanza elprogra-ma de
la
civilización>.'1{
Incluirnos
como psicoanalistas en las institucioncs,cnla-izándonos con otros saberes es cl clesafío con el quc entramos
tdccididamcnte cn el siglo
XXI.
Scrá necesario ubicar el lugardel <objcto psicoanalista>r, ¡5¡s¿. producido por un discurso al
que habrá que encontrarlc su uso ya que cl espacio analítico
es un espacio en cl cual se juega un destino fundamental dcl
scntido de
la
civilizaci6n.i'La urgencia general tzada
De csta forma caracteríza Guillermo Belaga, Jefc dc
Ser-vicio de Salud
Mental
del Hospital dc San Isidro, a la prescn-tación mas frecuento en guardias y admisiones en lasinstitu-cioncs.
Bntidad clínica
y
política. dirá,
en corrcspondenciacon cI nllevo rógimen social, producto de un mundo
transfor-mado por la ciencia y la globalizacíín económica
<La urgencia generalizada habla de un traumatismo
tan-to a nivel cle lo colectivo como en el singular, donde
encon-tramos la impotencia del discurso a la hora de leer el
acon-tecimiento>.6
Afirmará
qucfrentc
al vacío subjctivo ante lafalta
de unCIínica de la urgencia
abrochamiento, un sontido como Nombre dcl Padro, qlle
rne-diante una descripción programada hace
existir
unacausali-dad
detcrrninista
univcrsal.La
prcscncia delanalista,
su intervención,posibilita
el pasajc ala
urqencia-subjctiva quela
diferencia dcla
crnci'-gerrcia psiquiátrica con supresentaffia
cn losmanuales.
Mientras
Ia rnedicina trabaja apartir
do probabi-lidades y estadísticas, (para el psicoanálisis los efectos dc goccson incalculables>,
afirma
Lucas Leserre.TSíntomg, angustia, traurna, respuesta del sujeto q
eregl,
rccu-r.sos-dcl strjcto,
límites
dcl sujcto, cobran una dimcnsiónoscnETáTTn cfdia$nóstico así como cn
la
táctica vostralcqijl
quc
La
Urgencia
enla
Universidad
Si los usos dcl psicoanálisis dependen de la producción de
analistas,
la
universidad esun
espacio de formación episté-mico qtre ala
vezpcrrnite la
inclusión de quienes sostiencnallí
su transrnisión, posibilitando
cl
cncueetro delos
ostu-diantes, no sólo con los textos sino tambión con
la
clínica ycon los analistas en las instituciones.
La Práctica Profesional Clínica de la Urgencia, materia
del plan de estudios de la Carrera de Psicología dc la
Univcr-sidad dc Buenos
Aires,
que dicto dcsdo 1996, surgió con la idca de que los alumnos llcgucn a las guardias dc loshospita-les;
csta
propuesta sefue
ampliandoa las
admisionesy
aotros dispositivos asistcnciales.
A
travós del ticmpo, fuimos verificando cólqq la_urtrn$
atraviesa no a una situación de
cri-rir,
.ilgln*biór
u l9sprofeslgleleq¿a
la institución misrna..-La
cllos están más preocupados cn
cl
modo deintervenir
de losprofcsionalcs, cn
verificar
cómo sosticnen su práctica 1ospsi-cóIogos, psicoanalistas pcro tarnbién trabajadores sociales,
torapistas ocupacionalcs,
tallcristas,
y así dcscubren como laEn lo
particular
dc la práctica del psicoanalista, sosticneEric Laurent, un
r<cnjambre.de sabercslo
rodcany
qtlo nolienen
nada quever
con clasificaciónuniversitaria
o con laclasificación cle
la
cicncia... y ningún recorte organizativo dclos sabcres de
la civilización
es satisfactorio paralo
que sctionc
que sostcner>.:eUrgencia
delos
profesionales
.t
Una de las cucstiones para pensar es ¿de quién es
la
ur-góncia en esta situación de crisis?
Podría iocalizarge en
el sufrimicnto
de'esa persona qlrellega; cada profesional que
trabaja
en instituciones asisten-ciales, podría aportar distintos ejemplos de esta practica par- "ticular
quc sostiene.En
primcr
lugar intentamos ubicar de quíén es esaLlrgen-cia, si provienc del paciente misrno, si vicnc de
la familia'
dc1juez, dc 1a cscuela, dol policía que 1o encontró deambulando
por
la
callc. ¿Para quién, ésa, es ttna situación insoportabie quc hay quc resolver'l, ésta cs Lrna primera localización'En el
hospital
dc Ste. Annc Lacan definió: <La urgenciaes
lo
imposible de soportarpara un
sujetoal
quc nada di-vicrto>. FranqoisLcguil,
sostiene quc osta definición no nospermitc
retroccdcr en csta clínicaparticular
quo encuentrasu
lugar
clcalojamiento on guardias,
admisiones,y
en
laclínica
cn gencral.s)En ias
urgcnciaslo
irnposibledc
soportar cscl
qttedarinr¡erso
en la repctición dc lo mismo dondela
dimcnsiírn delsujeto aparcce totalmente arrasada. Esto no sólo es para los
pacientcs sino que
también atraviesa
a los profesionales acargo; por oso una de las cuestiones a rcsolver e.s cómo hacer
soporlabic
la
monotonía,la cotidiancidad
dela
pobreza, dela.
rniscria,
dcla falta
de reclrrsos; esto sctransita
en cadasituación, cn los problemas
institucionales,
cnla
violencia, cncl
desalnparo..'Quiero dcstacar la importancia de reunirse cn la
diversi-dad cle formación, cn la diversidad dc tarcas, en la divcrsidad
26
Clínica de la urgenciaospacio crcativo, dc invenciones y ficciones, donde so
consoli-dcn las transferencias de trabajo. Buscar un
hilo
en comírn,un
hilo
qilffi's
pe'nita
'na
interlocución, es.ñffii6.
mas de
salir
o detramitar
esta urgencia.<...ali¿trse cor"r todos los que luchan dentro de la psiquiatría o dentro de
la
Salucl pública para construir estructurasmenos cmeles y esto sllpone tener una idea de los goces eu
juego en las organizqciones y en slr funcionamientor.l0
Las situaciones que se generan en las instituciones tic-nen la rnarca del exceso con lo cual poder hacer algo con estg,
rcunirsc. trabaiar,
¿
ponsgr y soportar la divcrsidad en lains-^
-titución
donck: r:liitransitar ya
es un¡
cion dondc clijarnos, o nos eliia
-paso conlo , uurnu IJa|a para
ir
rr
rnás rnasallá
aila
de üo las propias urgelas propras urgonclas.Sc corrc
cl
ricsgóau.ffimcntc
sctcrmina
impotentizado.I¡calización
dela
urgencia
La urgcncia, en general se prescnta como dolor, corno
su-frimicnto
insoportablc, comomptura
aguda. Frcud decíaquie-brc dc la homeostasis con quc la vida transcurría.
Habitualmentc
cl profcsional se encucntra con aquól queha tenido dificultadcs y problernas desde sicmpre pero sc ha sostenido en cierto cquilibrio, hasta que algún
acontccirnien-to
impensaclo, inesperado, contingentc, llegaa
suvida.
Unnacimicnto, un embarazo, la pórdida dc un trabajo, la pórdi-da de un ser querido; Lln oncuentro o desencuentro amoroso,
puedon
irrumpir
cn la vida de alguicn conmoviéndoia.euic-bJq
g"
esteeqlilibrio
encl
devc
+
La
urgcncia da cucnta siempre dc algo dol órdenla
rup-tura,
por oso esimpirtiñTdlocaúZer
qü6@
¿
jCfdfncionab'a
do csa honrcostasl$ por quc si rnas o menos csa f'amilia, por quó si cscsu-bien cn su vida, con sus
proble-mas, con sus dificultadcs, con
sll
adicción, con su síntoma, apartir
dc cierto mortcnto no logra sostencrse solo. Cuando seLlce un e terapéut
micnto dc
los cstadosdc
Pánico,AoñEF"ó
angflJtií
op-""t"rg".i¿"
¿"tt
jes alactLll
r
cn relación a estore-quiere ao
c
glg
requicre on prineipio dc urla !gc!qle,mas
allá
de lo apremiante dela situación,
loer csto quepo-dríamos
llamar
ttna <coyuntura dc cmergcncia>.12Normalid.ad y
anorrnalidad
'
Quien atravicsa por una crisis
aguda
experimenta cstepasajo ontre 1a normalidad y ia anormaiidad; quien ostá
atra-vcsado por esta coyuntura sc sicntc anormal. Nos
pregunta-mos: ¿cómo vamos a al
Esa-mánEa de desbordc quo sacudc y desacomoda al
su-jeto y a su relación con-Ios.otros, tambión produce un pasaje de.
Ia intimidad de su sufrimicnto privado a algo que sc hace
públi-co. a la institución cs Lrc a ió de nertenccer a
tiong rclación con su síntoma,, cg¡L
Se
tratará
d"r-bi.ut
ulot"r,,
d"¡
camo-lll-punfo doruntura
oue pone en cucstión cl lazo con iosotrusllá-ñiáffi
---i' , :
,
p.gññi"n"t
lo*d"an.
con suparcja'
con sus amigos. con cl trabajo, perotambñr
co" suptofuggryn,
.offiropia
ca-n""$X1:ffi.i:T:ilt::iffff,"*
*
*,ación
dcr sujctocon
_
cI
adffiEán
cl
_
afitcra.
E@
_
r
ujr.to--*¿i:zo**
c a mi n o s :-iláT q u icn
p u c dc q u c d al
s u rn-iüoén
la inhibición
absoluta, enel
aislamiento, enel
mutismo,-
-talvaz
cTdescncaclEnaTñicnto dc una psiEos-is quo dcja a1 Sü:jcto cn
pcrp
irse a los otros'tam¡iónffitiarelnos
los casos que-tieñEñ quo ver con laim-pgsividad, con Ia agr.csividad, conagtos-ncligrosos, actos
dTs-"qp"*-&.t,
glre ponen en riesgo su ylda o la-de otros.S i lv i a B a u d i n
i
a t ir niar?!üdEirr
gc ncEIüEi-"
tiv a c s u r] ode los ltlsargg privilcgiados para
vcrificar Ia
eficacia dc losefccteekryapiglcos
de28 Clínica de la urgencia
partir
dc cicrta situ.ación de urgencia algo se atraviesa y pasaá lo público; cruce clc las
baneras
dela
normalidad, como siestas barreias existicran. Hay una vivencia de lo anormal
{g
acuerd.o bon
lo
esperableb io
no espeiabie, con los propios idcales, con los valores del sujcto, de lafamilia,
de la oscuela,dcl jucz
y
hasta dcl profcsional.EncontramoTaquí un
juicio
normativb, sobre lo norrnal,1o anormal, lo bueno, lo rnalo,
y
cn qeneral enla
consulta elp"dido
",
qa,"..
rrt','l'uu nlo
rror@-clama, que todo'vuelva a ser como antes, que esa señora que
ahora cstá delirando vuelva a estar con los chicos, les haga la comida, para quc todo
rctornc
a sus cauccs normalcs.He trabajado en el Hospital Piñero en la Ciudad dg Buenos
Aircs, en sala de internación.
Allí
hay sala de intcrnSciónpsi-quiátrica do hombros y una sala de mujcres. En gencral, la
ex-ternación de un hombrc es bastante mas rápida, si hay farnilia
sicmpro hay alguien quc 1o aloja; para las mujeres es más
com-plicado. Sc espera quc rdtornen cuando se pucdan hacer cargo
nuevarrente de la casa, de los hijos, cuando todo vuclva."a la
norrnalidad". Externar a un holnbrc cra, por lo mcnos hacc unos años, más sencillo, siorirprc había una madre, una rnujcr, una
hcrmana que lo alojara. Para una mujor la cxigcncia
familiar
y social era mucho mayor.
Era
ncccsariorealizar
Llna grantarca
conla familia
en los casos en que no había motivos para sostener cltratamicn-to cn una sala dc agudos y de ninguna manora arneritaba
ir
attna
sala do crónicos, pero sí se necesitaba unafamilia
quesostuviera y quo aceptara que probablemcnte esta mujer
nun-ca
volvería a la
<normaliclad> esperada,y
cn
cambioiba
atcner quc estar para sicmprc, dc una lnancra u otra,
sostcni-da por
familiares
o anigos. Tarca muy complicada ya quo sinrecursos, es muy
difícil implcmcntar la
estratogia dc cgrcso,tanto
para c1 analista como para el trabajador social.Bl terapcuta
puede decir: ((desaparecidos los motivos deinternación,
seIc
dacl
alta>,cl
asunto cs ¿a dóndo'/, ¿,quiónalpja?, ¿quión recibo?, uno puedc
tcner
clara esta situación, pero ¿,cómo se instrumenta"el alta'/Encuentro
conun
analista
.Voivomos a
la
urgcncia, ala irrupción
de síntomasy
al paciente que en realidad no qttierc sabcr nada del por quó io pasa lo que le pasa, 1o quc pide cs <...vttólvame ustcdal
cs-tado anterior, yo quiero cstar
como estaba antes, con misprobiemas, con mi
sufrimicnto,
coll mi propia relación con cIsufrimionto,
pero de esto no quiero sabcr nada...>.En
rea-lidad,
el encuent{o con el ata-pSlqpggl¡.va y
torminar
guerio@
zar
un tratami
rcspondct
a3]!t,
cs crucial en las guardias y ádmisioncs<Evi-+---'. - r l
tñiilónsentir
la
demanda dcsesperada del sujeto de volvera scr el de antes y en sll lugar le proponcmos rocorrer el cami-no de los vericuctos de su decir, para que con él se invontc una
nlleva versión de su historia causada por el traumatismo>.13
EI
requcrimionto
que recibimos de los jueces, o dela
es-cuela, es: (acolnodar csto
para
que se normalicc))'para
querctornc
a carriles soportables, lo quc es bastantc complicadocuando
la
cosa se dcsarmó. En todo caso,la
cuestión podríaser c.ncontrar otra
((@¿drr,
digamos' uqanueyl&{lgil,
noro@ido
cs un irnposible.dccir que depcnde dc cómo sc lcan cstos hechos y de quién los
lca'
Si cld.iscurso, finalmente es un
mo{sllc
usar ci lenguaje tambiénva a depender si esta lecturu
I@
un
ps-iéoáláfiFtálliñ social o el iuez. Es necesariolocalizar cuál es ue está en júego, cuál es la
idd*.í"tomaypoi@aQ.
-El desafío.serl
tñEJar
con profesionales afiavesados porcliscursos
distintos y
con diferente cotlcepción,por
ejemplo,de
lo normal
y
Io
anormal. Cuando losexclusiva y
ex@ados
por eI proplo dlscSO_St rse
el
suietosobre@ándo.
de;Iffi;¡o"*a
se oxpulsa y se anula al niño, all¡amilia.-Si
see=iá-más centrado en la ia idea que sc tiene de la situación
c el
sui <Uomrencen por creer que no 'fundamentai-Clínica de la urgencia
Esta cs
la
disposiciónprinera...))
nos indica Lacan en else-minario
3.11A los alumnos, sumorgirse cn esta rcalidad cotidiana los
obliga a
salir
de las aulas y dirigirse a la comunidad en dondela urgcncia emergc;
allí
se cncuentran con el sufrirnicnto hu-mano;Eric Laurcnt afirma
que éste está cstructurado colnoun rncnsaje
y
osallí
donde ttsubjetivación de la urgencia.
En el tiempo dc formación se corre el riesgo de
aspirar
aconvertirsc en un analista ideal, que tfabaja con ese niño ideal, 'con cl pacicnte ideal, cn la
institución
ideal.En
losrnírltiples
dispositivos ernergi:el sufrimiento
hu-inano estructurado como un mensaje y hay que leerlo, en todo caso habrá qlro vt:r si ahí hay lcctorcs, si hay'quien csté
dis-puesto a lcer y a alojar cse padecimiento
tal
cual llcga.El
tiempo,
entre la prisa
yla pausa
La dimensión del tiempo es central en la urgencia.
Las institucioncs
quetrabajan
conminoridad
podríandecir mucho cn relación a esto ya que están apremiados por
la exigencia de rcspucs.ta del juez, de las
familias,
de losni-ños.
Allí
so pone cn cvidcncia la nccesidad de decidir a todaprisa; <el
jucz
resolvió inmediato traslado de...>. Todo ticne c! aprcmio delo
que dcbió ser resuelto, no ahora sino ayer,todo parccc dcslizarso on una vcrtiginosidad en la cual,
final-mcntc sc picrdc cl pacicnte y se pierde el profesional.
Esta exigencia cs
la
dc tenor quo rcsolver, rápido, bien,sin error, sin soslayar que tambión nuestra práctica está
re-corrida por la
industria
dcl juicio, el juicio normativo quc nosatraviesa. La dcmanda do rcsolver urgentemente, sin
recur-sos pcro on forma absolutamcnte cficiente, pone a los profe-sionales frente a sus propias urgencias.
"
"El sujeto tambión roclama que sc rcsuelva conpronrlra,
.todo.parccc
indicar
qne (no hay ticmpo>, lo cual sevcrifica
con
claridad
en 1as guardias aunqlre ésta cs sólo uno dc losCada consulta tiene
un
punto dc urgencia, quehay
queIeerla y encontrarla; y aLrnque alguicn pueda esperar un -mes
foru
."t
atenclido, por las largas listas de espera cn losCon-sultorios
Extcrnos hospitalarios, podemosinferir
que huboun
punto de quiebre yruptura,
de urgencia para esc sujeto'que lo condujo a pedir ser escuchado'
Urgencia
ygravedad del
casoLa urgencia no debe ser homologada a la gravedad del caso.
A su vez, si un caso es grave y el sujcto llega intoxicado' o
herido por supuesto requicrc de las maniobras módicas' de Ia
sutura
que prirnero pongaa
salvo suvida para
luegoescu-char de qué se
trata.
En estos casos la graveclad nos ponc en relación con la ley de internación, 1a seguridad para sí y para terceros,
mostran-do csta dimensión dc la urgencia que vincula urgencia y
ries-go o gravedad; no sicmprc coincidcn'
-Dctodasmanerascuandounsujetocstáatravesadopor
una Lrrgencia, su vivcncia es ia dc <uo hay ticmpo>' Es por eso
que sicmpre interesa pregttntar bastante cn
la primera
cn-trevista,
detoncrsc cn las coordcnadas quc lotrajcron
a osaconsulta: ¿Por quó llegó? ¿Por qué hoy'? ¿,Qué
lo trajo'/
¿Porquó acá? Es decir, prcguntas quc
perrnitirán
comenzar aon-tramar
alguna rcd on relación a cso qlrc apalcccdesarticula-do del rcsto de la vida.
Tiempos lógicos
Trabajaremos un cscrito dc Lacan qlre so llarna <El
ticm-pológicoyelasertoclcccrtidtrnrbrcanticipada.IJnnuevo
sofirirrar.i i¡
El
clircctor
dcla
cárccl comunica atres
detcnidos qucpondrá cn libertad a quicn
resuelvaprimcro
un
problemaiógi.o.
Lesmttcstra tres
discos blancosy
dos ncgros'Clínica de la u
individuo
podrá ver el color dcr disco de los otros crosy,
porsupucsto, no podrá ver el color del disco que lleva cn slr
pro-pia
espalda.cada
prisionero dcberá deducir lógicamente el color deldisco qtrc tiene tras de sí. Agrega que se les dará todo el
tiem-po para rosolverlo.
Finalmentc Lacan llamará <la solución perfecta>> a la que
dan los trcs prisionoros al
salir
simultáneamente del recinto. Dcsptrós de haberse consideradoentrc
ellos durante
ciertotiempo,los tres sujctos dan
juntos
algunos pasosy cruzan lapuerta a
la
vez diciendo:<Soy blanco y lo sé porque daclo que mis compañeros
eran blancos, pensé que si yo fuese negro, cada uno de ellos hu_
biera inferido lo siguiente: si yo también fuese negro, el otro' se hubiera reco'ocido inmediatamente como blu,r.o y habría salido enseguida; por Io tanto yo no soy negro.
y
los dos hubieran saliclo juntos convencidos de ser blancos. Si no hacían tal cosa, es que yo era un blanco como elloy.
Lacan
refcrirá
la rnodulación del tiempo cn elmovimien-to del
sofis'ra:
el instanto de vcr, el tiempo para colnprenclcry cl momento de concluir.
El
dircctor
comicnza diciendo <hay todoel
tiempo>, sin embargola
urgencia del rnornento de concluir también estápresente en el cálculo del director.
La incógnita rcal del problema, para Lacan, es el
atributo
ignorado del sujeto mismo. Hay un ticmpo de
meditació',
unticmpo
qncel
sujcto so ponc en relación a los otros, sujetosindcfinidos
salvo por su rcciprocidad. Finahnente,el
asertosobre sí mismo, Ilcva
al
sujctoa'na
conclusión,la
urgencia dcl momcnto dc concluir. Es bajo la urgencia del movimicntológico, que el sujeto precipita su
juicio
y su partida.El
sujcto en su ascrto alcanza una verdad queva
a sorsomctida a la prueba de Ia duda, pero que no podría
verificar
si no
la
alcanzaseprimcro
enla
certidumbrc.Mo intcrcsa pcnsarlo para ci mornento de la urgencia croscle
la pcrspcctiva de quicn la atraviesa: frente aI no hay tiernpo, <<no
hay ticmpo porquc quiero salir ribre,
po'q'e
quiero volver a la norma, porquc quiero irme dc acá, de rni propia prisión,de mi
síntoma, dc estc desbordc insoportable, dc esta situación dc
crisis cuanto antes>.
Frente aI no hay tiempo,
el
director o cada uno donoso-tros en
tanto
analista, propone : hay todo el tiempo:<cuénte-me qué
le
pasa,ticnc
todo el ticmpo>, cuando el profesionalsabe que no,Io hay, que ias cosas hay que resolverlas y que éi
mismo tiene
al
juez pidiendoun
informe parala
resoluciónde csa internación, adopción, tenencia dei mcnor...
Se propone un instante para ver, localizar algo de esta
ur-gencia. Este tiempo en el cual, para que el sujeto pueda decir
algo accrca de sí mismo, habrá quc ponerlo en rclación a otros.
El
prisionero va a poder decir aigo de sí, sin certeza, sinseguridad y avcnturar una afirmación que posibilite la salida.
La propuesta es que salga dc su propio encierro sufriente y que pucda decir: <<soy blanco)), (soy negro)), decir en relación a otros.
Es
invitarlo
a que en este tiempo, cuando se le preguntapor su mamá, su papá, su hijo, su amante, su trabajo. sus
la-zos, sus inquietudes; el sujeto pueda
abrir
un tiempo decom-prender. Nuestro trabajo tiene mucho que ver con
permitir
lainstalación de este tiempo, en
el
que pueda decir algo de síen relación a otros
y
cn relación a nosotros como terapeutas, pero tambión armando unatrama
de su propia vida.Pero hay algo más; Mauricio Tarrab sostiene que para la superación del
trauma
no basta con ia vía elaborativay
me-nos aún conla
racionalización, porque la cuestión central escomo operar con un
rcal
fuera de sentido. Esto es <desplazarel interés
desde Iarealidad
deltrauma
ala
insistencia deltrauma para indicar
quo Ioinasimilabie
estáallí
comoen-cuentro inédito, poro quc siemprc ha cstado
allí
y retorna en ese encuentro perturbadopt.16Finalmente el ú1timo tiempo, cuando el sujeto atraviesa la puerta, es cl momento de concluir. El segundo tiempo no se
puedc eternizar; en el análisis, en cada cntrevista, en Ia
ad-misión, en
la
guardia, hayun
rnomento en quc sc precipitaun
final
sinla
carteza absoluta sino con cierta certidumbre,por eso se
llama un
aserto de certidumbre anticipada. Hayuna certidumbre sin garantía porque el color no lo vio; y cuaudo
dice <<soy blanco>
va
aanticipar, va
a poder decir eso de sí,r-34 Clínica de la ursencia
Cuando el profesional escribe un informe, cuando da un alta,
un pcrmiso de salida, cuando toma una dccisión, es una decisión
sin garantía. En todo caso cs la solución a la cual pudo
arribar
luego dc que se han desplegado las coordenadas del caso.
Lorcna Hojman, quien trabaja en el CONNAF cn el
Equi-po de
Famiiias
y
Crianzas,afirma
que en estc proceso hayqur: abstcncrse de las urgencias institucionalcs permitiendo
cl desplieguc dc un tiernpo lógico para cada uno de los sujetos en cuestión, por lo que la duración del proceso no estará
pre-determinada sino que se va definiendo a
partir
de los dichos de los niños y los adultos implicados.lTDeberá tornarse una decisión aunque quizás no funcione,
o sobrc la que habrá quc volver, que tal vez fracase.
Interven-ciones sin garantías pero que en todo caso,
perrnitirán abrir
una
trama
queya tiene
consecuencias sobre cada sujeto ysobre nosotros misrnos, entre ese instante de ver, del no hay
ticmpo a la conclusión.
En cl pasajc al acto se anticipa Ia conclusión, cuand.o un
sujeto se
corta
las venas,y
concluye antes dc comprender.En las patologías del acto en las cuales hay una conclusión
anticipada,
se pegan los tiempos, hay uninstantc
dc ver Ioinsoportable
y
hay una conclusión:tirarse
por Ia ventana. Nnestra tarea esabrir
esa brecha, ese espacio, en el cual, efectivamente, también nos corren los ticmpos, sabemos que Ia conciusión muchas voces debe cstar ahí, cn unas pocascn-trcvistas
o t:n Llnas pocas horas.Cuando se
logra abrir otro tienpo,
esa dimensión dejamarca en los sujetos, así como en los pacicntcs, y deja sLr
lnar-ca on
ia institución
y encl
analista.Intcntarcmos
que la conclusión no quede ligada al <biensabcp
del profesional o a recornendaciones morales para lavida
dc
esosujeto, sino quc posibilite el camino hacia
elbicn decir
acerca delsufrimiento,
dela
docisión dcdar
unhijo
en adopción o derccibir un hijo
adoptivo; esto cs:pro-piciar un ticmpo para poncr
palabras, masallá
do que notodo pueda
scr
dicho.Aunque el resultado no cstó garantizado, cse tiompo no es sin consccucncias, el'cctivamcntc cs
la
condición paraEvaluación y avaluación
Hablábamos dc la lectura dc cicrto acontecimionto, dc Ia
posición ética del lector.
En
estc tiempo, además delo
qucnosotros podcmos dccir dc osc sujoto, dc csa situación, dc csa
familia,
es fundamental lo que cllos pucdcn dccir de símis-mos;
abrir
un ticmpo enclcual
algo sea dicho.Frccucnternente cn las institucioncs los sujctos son juz-gados, no sólo por el juoz, sino por los profesionales: médicos,
maestros, trabajadorcs sociales, psicólogos.
Miller
propone para la clínica la avaluación. En lugar dcla evaluación, la avaluación que uno la cvaluación con el avai
del paciente; cn toclo caso
la
intervencióntendrá
otrocfito
cn tañIo
@¡g!o
avglerg
ruthlcnle..r8
Esc padecimicnto quc irrttmpe corno ajcno, como algo dol
destino, como algo quc ilcgó. puedc
virar
haciattn lugar
enquc el sujeto consicnta dc ó1.
La
decisión dc unjucz
dc scparar aun padrc
dc los hi-jos, suclo aparecor como una leyarbitraria,
que sc leimpo-ne
sin
qnc cnticnda cuál es la lógica dc cstoni
qué cs lo qnclleva
a los profcsionalcs a recomendar csta separación. Enestos casos convcndría pensar si es posible
introducir
algúnaval dcl
sujeto.El
dcsafío será quc cn cstos padres o en cste sujeto quepadecc
un
síntoma, sc prodttzca algírnmovimicnto
graciasal
cual dcjc
deser
algo ajcnoy extraño para pasar a
seralgo propio, algo quc
tienc
quc vor con slrvida,
con suhis-toria
y con slrs actos; pcro no cn ol sc'ntido dcl dcrccho, o noexclusivamcntc.
Entendcmos entonces
qllo
<el usofundamental del
psi-coanálisis os quc el encuentro con
un
analista sc transformcen un paréntesis en el cual
cl
sujcto sometido a 1atiranía
dela
causalidad,tja,lsformc
elsetti
la que intenta
dcfinir
su posiciónc@n-tlo
con ia falta on ser, reintroducicndo la ncccsidad de lapro-d trcciótl clc' scnticlo"''
_
Dcsdela
pcrspectiva dcl
psicoanálisislacaniano
cstassituaciones
traumáticas
nos confrontan tarnbién conla
F
36
Clínica de la urgenciade
lo
quetraumatiza al
sujetoy
que le concierneal
sujeto,hay
dcterrninación, hay encuentro con 1o real, haytraunia,
pero hay tambión una insondable decisión)).20
El
dcrecho, por supuesto, funciona de acuerdo ala
ley ydc acuerdo a su propia lógica; no vamos a pretender que los jueces intcrvengan dosde esta perspectiva, pero nuestro
tra-bajo
ticnc
la
posibilidad
de proponer queen
eseticrnpo
elsujeto avalo su propia posición sufriente.
A través
dela
maniobra delanalista
podría producirsealguna rectificación para que el sujeto pueda reconocerse en cso quc aparecc corno ajeno: su síntoma, o lo que lc llega por
la vía dcl juzgado.
Tomaré
una
referencia aportada porAlicia Lo
Giudice, psicoanalista que trabaja con las <Abuclas dc Plaza de Mayo>cn
cl
Ccntro de Atención por el Derecho ala
Identidad>. Laautora
afirma
que <cl practicantc del psicoanálisis convocadopor el discurso jurídico, dobc traumatizarlo, para
incidir
dan-do
lugar al
sujeto clel inconsciente, ya que no setrata
de lavcrdad dcl cxpedicntc sino del sujeto que la transporta>.2r
Micntras la rnedicina o cl dcrccho van a buscar la objetivi-dad en el diagnóstico, cl movimiento quc el psicoanálisis pro-pone cs ubicar
la
relación que tiene ese sujeto con supadeci-miento. Esto necesita prirncro
la
localización de su posición corno sujeto. Mas allá do todas las acciones eficaces einmedia-tas, nccesarias
y
que no pucdcn espcrar!apuntar
arm
masallá en el que cl sujeto se comprometa con su padecimiento.
El profcsional va dirigiendo la cura, va dirigiendo un pro-ceso terapéutico,
va
dirigiendoun trabajo
social,va
coordi-nando con otros sabercs
la tarea
pcrosin
dirigir
la vida
denadie, esa
sutil difcrcncia
es justamentela
quc nos separa,por cjernplo, dc las psicoterapias, dcl derecho, que
finahnen-te
dirige
de acucrdo a la norma, cumplida o no cumplida. Sotratará
dedirigir
un trabajo personal o conjunto, pero sin guiar la vida do los sujctos desdc cierta moral o desde ciertosvalo-res ni idealcs do
familia,
dc patcrnidadni
dc cualquicr orden.En esta dirccción cncontramos una precisa afirmación de
Mauricio
Tarrab: <Una clínica dcla
urgcncia quo exploro larclación ontrc trauma y dccisión.
Al
bordc dcl agujoro que ol¡econstmcción dcl Otro que se ha perdido, y que hay que
ob-lencr
paraproducir una
invención deun
camino nucvo. Seürata
también
desituar el
tiempo de decisión queel
sujctohabá
detomar,
que tienela
oportunidad detomar
aI bordede ese abismo>.22
Culpa y
responsabilidad
El
neurótico está atravesado porla
culpa por lospgque--ños crímenes,
y
sobrc todo por ol crimeninaugural.
T,afun-ción del psicoanálisis es irrcalizarlos, csto es desplázar el
sen-timiento
de culpa por la respohsabilidad del sujeto,Por Ia vía del cncuontro con cl analista, aún en la
institu-ción, cl sujeto pttedc elnpozar a
qlroplglse
de su sufrimicnto, a hacerse responsable dc sus actosy
de aquello que'pareceesta
rna,En los casos de violencia estc padrc golpeador
probable-mcnte sc cncontrará, sin quc esto lo
justifique,
con unahis-rolia
que atravicsalas
gcncracioncs de los hombres cn esafamilia,
<destino> violento dc repctición cnla
modalidad dc goce, dc rcalizacir'rn y de perpetuación do este crimen dege-neración
cn
generación.La intervcnción del analista apunta a provocar ttn punto
de basta, esto es
un
frcno qucpermita
lalocalizacíín
de uninstantc
de vcr su propia urgcncia, un ticmpo dc comprcndcrlas coordenadas en 1as que csta cmergc con cl horizonto
put:s-to cn Lrn momento dc concluir. Es cl
primcr
paso para que el sujeto pucda haccrse rcsponsablc dc stts actos, separarsc dcla historia
cle su paclre, apropiarsc cle supropia'historia,
desu propia posición cono padrc, dc su propia posición dc gocc.
Producir un quicbre dc esc dcstino de repctición, que con
tanta
frccucncia sc obscrva cn los casos que se prcscntan oninstitucionos como cl Conscjo Nacional de la Niriez, Adolescen-cia y Familia, Juzgados dc nenorcs o clc familia, implica
tan-r-bién corrcr al sujcto dc su lugar de víctirna, hacerlo
rosponsa-blc do sus actos, separarlo de la culpa y dc la victirnización.
Habría quc pcnsar cómo poncr a jr.rgar csto, también con