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El Consejo de Farmacia y Química de la Asociación Médica Americana

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA WY0

Health of the Amerioas require their officials to hold titles from a recognized school of health; and place them on a full-time basis.

Once a coordination is established among the Schools of

Health of the Americaa,

and those lacking in certain regions are established, their influente and importance would be greatly enhanced; the variety of conditions in this hemisphere lends itself to a medical and public health training which would enable the physician to serve

anywhere in the world.

EL CONSEJO DE FARMACIA Y QUÍMICA DE LA

ASOCIACIÓN MÉDICA AMERICANA*

COMPOSICIÓN, OBRAS, MÉTODOS ADMINISTRATIVOS Y RESULTADOS

Por el Dr. AUSTIN E. SMITH**

En estos días de revisiones en perspectiva, de mayor cumplimiento de

las leyes por parte de los cuerpos administrativos

y de nuevas restric-

ciones que parecen ser un signo de los tiempos en que vivimos, es grato

señalar que una agrupación sin facultades legales puede lograr cambios

con efectos de proyecciones más grandes. En los últimos 39 años no ha

existido asociación alguna a la que se hayan debido tantos cambios en la

práctica de la terapéutica, como los debidos al Consejo de Farmacia y

Química de la Asociación Médica Americana.

El Consejo fu6 organi-

zado en 1905 para servir a la profesión médica y al pííblico, proporcio-

nándoles información correcta sobre los agentes medicinales usados en

el tratamiento de las enfermedades.

Desde aquella fecha sus activi-

dades han crecido y al iniciar su cuadragésimo año en 1944, sus miem-

bros pueden contemplar con satisfacción el servicio prestado.

Aun

cuando el Consejo forma parte integral de la profesión médica de Estados

Unidos, muchos de los miembros de ésa muéstranse algo confusos con

respecto a la organización y obra del Consejo. Es con el fk~ de aclarar

en parte tal confusión que se ofrece esta publicación.

Composición.-El Consejo consta de 17 eminentes hombres, cada uno afiliado

con algún reconocido centro médico, y un Secretario, que es empleado de a tiempo completo de la Asociación Médica Americana, con oficinas en Chicago.

Desde la organización del Consejo el 11 de febrero de 1905, han sido nombrados 60 miembros, que sirvieron por un período de 11 años. A muchos se les recordar8 por su larga asociación con las obras del Consejo y por sus trabajos científicos. Los miembros sirven sin remuneración alguna, pero dedican gran parte de su tiempo y su esfuerzo a la labor del Consejo. Esto no puede apreciarse puramente a base de horas por semana, pues cada tarde o noche sacrificada al Consejo en la consideración de alguno de sus problemas, significa la pérdida de tiempo disponible para otros problemas urgentes, relacionados con su familia o con la institución a que están afiliados. El Consejo de Farmacia y Química ha servido de modelo

* Traducido por la Oficina Sanitaria Panamericana del JOUT. Am. Md Assn., pp. 433-439, fbro. 12, 1944.

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para la organización del Consejo de Fisioterapia y el Consejo de Alimentos y Nutrición de la Asociación Médica Americana, y del Consejo de Terapéutica Dental de la Asociación Dental Americana. Actualmente no existe ningún otro campo igual fuera de los Estados Unidos, pero representantes de otros países han visitado recientemente las oficinas del Consejo para enterarse de su funciona- miento, con el fm de establecer organizaciones similares, en sus respectivos países cuando la hora parezca propicia.

Obras.-Ademas de considerar drogas patentadas (especialidades farmacéuti- cas), el Consejo estudia la citación relativa a otros agentes terapéuticos que se ofrecen encarecidamente ala profesi6nmédica y hasta al público, publica informes relativos a pretendidos avances en el uso de preparaciones medicinales; en su Laboratorio Químico elabora patrones para drogas introducidas en la materia medica; suministra información a los médicos, miembros de la fuerzas armadas, y a otros; patrocina la publicación de varios libros y numerosas investigaciones; y mantiene relaciones cooperativas con varias organizaciones gubernamentales y particulares. Sus informaciones y consejos son frecuentemente solicitados; con frecuencia se la invita a participar con otros organismos en proyectos cooperativos. No vacila en iniciar una investigación cuando sobreviene algún error lamentable en la manufactura o despacho de drogas, pudiendo citarse a este respecto varios casos bien conocidos de todos. El Consejo mantiene igualmente relaciones cooperativas con muchos paises extranjeros, con los que existe un gran intercambio de correspondencia sobre problemas de interés mutuo.

Las publicaciones patrocinadas por el Consejo comprenden: “Remedios Nuevos y no Oficiales,” “Drogas Utiles, ” “Epítome de la Farmacopea de E. U.,‘? “Formulario Nacional,” “ Reimpresos Anuales de los Informes del Consejo,” “Fisiología y Terapéutica Glandular.‘! También vigila la preparaci6n del %Ianual para Internos.” Para fines del año 1943, m& de 400,000 ejemplares de las publicaciones del Consejo habían sido distribuidos durante los Utimos 20 años, correspondiendo 260,000 a los “Remedios Nuevos y no Oficiales.” El Consejo ha ido asumiendo creciente importancia en el campo de la medicina hasta que hoy día se le considera como una de las principales autoridades de la terapéu- tica racional. Bien pocos son los que no conocen el sello del Consejo, pero todavía hay muchos que poseen una vaga idea de c6mo se concede el uso de ese sello.

Procedimiento para la aceptación de una droga.-El

uso del sello

está limitado a aquellos productos que han resultado aceptables para

inclusión en los “New and Non Official Remedies,” la publicación anual

del Consejo. El Consejo considera las drogas para inclusión en esta

publicación, de acuerdo con una serie de reglas que permiten aplicar

un sistema uniforme e imparcial a todos los fabricantes y sus productos.

Esas reglas exigen en resumen: que se facilite una descripción exacta

de su composición; ensayos especiales para su identifkación;

que no se

anuncie el artículo ni directa ni indirectamente al público, a menos que

se trate de uno de esos agentes en que el Consejo crea que pueden ponerse

directamente en manos del público, por ejemplo, medidas de primeros

auxilios, laxantes, y vitaminas; las declaraciones relativas a la proce-

dencia y fuente de la materia prima no deben prestarse a confusión;

los asertos terapéuticos no deben ser exagerados ni engañosos; la eti-

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queta debe enumerar las sustancias activas; el nombre bajo el cual se

vende el producto no debe ser engañoso o sugerir enfermedades o indica-

ciones terapéuticas; deben suministrarse los números de patente y las

marcas de fábrica si existen, y por último la preparación no debe ser

anticientifka.

Es obvio que el derecho y la obligación del médico es el de conocer la composi- ci6n esencial de las drogas que receta, y también desea saber si las mezclas son innecesariamente complejas, a fm de no recetar agentes innecesarios o varias drogas de diferente acción, en proporciones fijas en una preparación. El médico también esta justificado en exigir que todo reclamo que se haga en favor del producto, se conforme ahechos demostrables. El valor de esas reglas es evidente. Cuando el Consejo insiste en que los fabricantes mantengan sus anuncios dentro de los límites prescritos por dichas reglas, esto sirve para proteger al publico y al médico. Algunos fabricantes más interesados en el lucro personal que en el bienestar del publico o del médico, usaban anteriormente al doctor como instru- mento para presentar su medicina al publico. La tkcnica era sencilla: los distri- buidores estaban convencidos de que la manera ro& fácil de hacer que el pfiblico, solicitara su mercancía era introducir un nombre llamativo, en particular sugería alguna enfermedad o tratamiento y literatura de anuncio que pudieran leer el paciente curioso, y sus amigos y parientes. El finado Dr. Simmons se refirió en nnk de una ocasión a un artículo sobre medicinas de patente que fu6 publicado en una revista de anuncios y que decía en parte: “Pero la medicina de patente del futuro sera la que se anuncie solamente a los m6dicos. Algunos de los más curati- vos remedios de hoy se encuentran en esa categoría y se llaman medicinas de paten- te. El público general nunca se entera de ellas por conducto de los-diarios, pues obtienen su publicidad en la prensa médica por medio de la literatura de los fabricantes.‘, Esta declaración fu6 publicada hace lo menos 60 años, y sin embar- go aun hoy día denota admirablemente las practicas de anuncio actuales.

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$50,000 en un año, y esto nos explica por quéel fabricante frecuentemente

considera tan importante amparar su producto con su nombre propio.

Con el deseo de alentar la introducción de drogas que representen un adelanto sobre las ya conocidas, el Consejo no ofrece reparos a la aplicación de un nombre patentado exclusivo, siempre y cuando la droga a la cual se aplique, represente realmente algo nuevo. Así el Consejo reconoce nombres de esa naturaleza para productos que no se conocían previamente, para sustancias que se conocían previamente pero no se usaban en medicina, para variaciones ticas y meritorias en la utilizaci6n de la droga, y cuando se descubre que una sustancia conocida muestra nuevo valor, aún se usara esa sustancia en la terapéutica en fecha anterior. Huelga decir que la nueva droga debe poseer mérito. Si el fabricante se lee.las reglas del Consejo, ya sabrá si su nuevo producto merecem reconocimiento bajo un nombre patentado y si ese nombre es aceptable. Sin embargo, sucede con frecuen- cia que el fabricante dedica varios años a anunciar su droga, sin tomar en cuenta las reglas y luego se molesta si el Consejo no acepta el agente bajo el nombre patentado. Cuán sencillo sería que el fabricante presentara el nombre al Consejo cuando tiene el producto listo para el mercado (o aun antes), y pedirle al Consejo que considere su aceptabilidad en caso de someterlo para inclusión entre los R.N.N.O., si fuera necesario hacer algunos cambios, podrían hacerse facilmente en esa etapa preliminar, sin molestias ni gastos para el fabricante. Esta practica se va generalizando hoy dfa.

Uno de los peores males engendrados por el uso de nombres patentados, con- siste en la confusión a que dan origen. La an&dota ya antigua de que la mete- namina fu6 recetada en la misma receta con seis diferentes nombres, es uno de los chistes perennes de las clases de materia medica, y sin embargo, encontramos a diario, ejemplos igualmente censurables. En los Estados Unidos la costumbre parece ir desapareciendo entre los fabricantes honorables, reservando los nombres de patentados para especialidades mas bien que para productores oficiales, debido en parte a que esas casas comerciales cuentan con competente personal médico y técnico crítico, y en parte a que la experiencia muestra cierto resentimiento de parte de la profesión médica en esos casos. Sin embargo, todavfa hay lugar a mejoras. Es interesante observar lo que sucede en lo tocante ala nomenclatura en un psis como Inglaterra, en el que la sulfanilamida se vende con 60 nombres diferentes. ¿Puede alguien esperar memorizar 50 nombres de esa índole, sin que ninguno sea químicamente descriptivo para el mismo agente? La Sulfapiridina se vende con receta bajo 9 nombres distintos, el sulfatiazol con 7. Aun Z’he Luncet, publicación inglesa atenida en gran parte a los anuncios para su éxito económico, public6 en agosto de 1943 un editorial titulado “Babel en el Negocio de Drogas’! que dice en parte: “Cabe dudar que el negocio de drogas en su forma actual en Inglaterra aproveche a lo mkimo las grandes oportunidades que se le ofrecen de servir al pdblico. La guerra ha revelado deficiencias inesperadas . . . y en parti- cular desconsuela la actitud de los negociantes hacia los canones de una nomen- clatura científica . . . el Consejo de Farmacia y Química de la Asociación Médica Americana, con toda razón negóse a reconocer nombres patentados para los artícu- los, ya que estan incluídos en la Farmacopea y el Formulario Nacional. Con respecto a los productos originales, declara dicho Consejo: Los intereses legitimos del productor quedan perfectamente protegidos con identificar el producto agre- gándole el nombre o iniciales del fabricante, o usando una marca de fabrica general. Lo mismo debe hacerse aquí.”

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de opini6n; en otros, los argumentos eran puramente inspirados por razones comer- ciales, y sin embargo a pesar de tales argumentos, es interesante notar que los nombres creados o adoptados por el Consejo, por no ser patentados, o bien han entrado en el uso popular, o sido admitidos en la Farmacopea de los Estados Unidos, o reconocidos judicialmente como los nombres corrientes, siendo excelen- tes ejemplos de ello la arsfenamina, la procaína, el cincófeno, el viosterol, el quiniofón, la menadiona, la sulfanilamida, la sulfapiridina, el sulfatiazol, la riboflavina, y el clorhidrato de tiamina. No es raro que representantes de los fabricantes declaren a los médicos que su producto no es aceptado “simplemente por el nombre,!! y a consecuencia de esto algunos m6dicos creen que se recalca innecesariamente la cuestión de la nomenclatura. El estudio de los dictámenes del Consejo en tiempos pasados (que resulta posible debido a la conservación y encuadernaci6n de toda la correspondencia y protocolos desde 1905)’ refuta esa injusta crítica, y comprueba la justicia de los principios expuestos en los parrafos anteriores. Durante los Gltimos 20 años, solamente se han rechazado 18 produc- tos, primordialmente por negarse el fabricante a abandonar un nombre patentado reñido con las reglas del Consejo. Entre ellos figuraban cuatro preparaciones de tetrayodofenoftaleína sódica, dos suspensiones de bismuto, una suspensión de sulfato de bario, una preparación de alquitran incolora, y una de petrolato líquido.

Dictamen de un árbitro.-La

admisión de un artículo en los R. N. N.

0. no denota recomendación o aprobación, sino simplemente que no

está en pugna con las reglas del Consejo, y que el producto posee mérito

terapéutico.

Todos los productos tienen que conformarse a ciertas

reglas: el fabricante debe suministrar la literatura para anuncio, muestras

de la droga para examen en el laboratorio, datos que respalden la eficacia

y asertos en este sentido, información acerca del nombre patentado y

sinónimos, dehnición, preparación, propiedades, pruebas, acción farma-

cológica, indicaciones terapéuticas, toxicología, dosis, cómo se expide,

fabricante, patentes, y marcas de fábrica.

La oficina del Consejo tras-

mite esos datos con otra información que conste en sus archivos a un

miembro del Consejo que sirve de árbitro.

Este prepara un informe

o redacta en forma definitiva un antedictamen, tal vez preparado en las

oficinas del Consejo por un consultor, y lo devuelve al Secretario del

Consejo, quien trasmite este material quincenalmente a los otros miem-

bros en forma de un boletfn mimeografiado.

Acompañando a este

informe se envfan ejemplares del material de anuncios y cualquiera otra

información que pueda ayudar a los miembros del Consejo en su decisión.

En esta forma cada miembro del Consejo tiene oportunidad de juzgar

personalmente la utilidad del producto, si se conforma a las reglas del

Consejo, y el informe enviado por el árbitro, quien dicho sea de paso,

es una autoridad en la materia sobre la cual dictamina.

En el número

siguiente del Boletín que el Consejo envía a sus miembros, aparece la

discusión de todos ellos, que puede contener las informaciones que no

estaban a la disposición de la oficina del Consejo o del árbitro, mientras

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aceptación o rechazo de un producto se necesita que tres cuartas partes

de los votantes asi lo acuerden. Si un producto es aceptado, el fabricante

es avisado inmediatamente del resultado e igualmente si debe revisar

o alterar parte de su material de anuncio o deben suministrarse al

Consejo más datos antes de aceptar definitivamente el producto.

Cum-

plidas estas condiciones, el producto es aceptado y se envfa una descrip-

ción al director del Joumal of th Amerkan Meo%& Associatim,

para publicación y subsecuente admisión en los R. N. N. 0. Si el

fabricante presenta insuficientes datos para justificar la aceptación

de su producto cuando se considera el mismo, se le avisa para que

trasmita la información que falta, y si él rehusa o no puede hacerlo, el

producto queda pendiente para futura investigación o se rechaza inme-

diatamente.

Siempre se le brinda al fabricante la oportunidad de discutir el fallo del Consejo, pudiendo adetis en cualquier momento pedir que se reconsidere un producto rechazado. De cuando en cuando se pone en conocimiento del Consejo un pro- dueto nuevo que promete ser útil, pero sin experimentaci6n suficiente para entre- garlo para su empleo general por la profesión médica. A ti de asegurar un estudio clínico apropiado y fiscalizado de dicho producto, el Consejo emite un informe pre- liminar sobre su identidad y ensayos, sobre la experimentación verificada y sobre los otros estudios que se juzgan necesarios.

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Exceptuada la renovacion de la aceptación de una droga, todos los actos del Consejo, ya se trate de aceptación, rechazo u omisión, se publican en el Journal of 1Ae Ameritan Medical Association y más tarde en los N. R. N. o en el reimpreso Anual de los informes del Consejo. Así la publicidad completa todas las deci- siones del Consejo para beneficio por igual de médicos y fabricantes. El Consejo insiste en que el fabricante presente datos suficientes sobre los efectos terapeuticos y otros asertos. El Consejo no esta en aptitud de iniciar una investigackk clínica de cada droga que se le presente, mas puede utilizar los recursos con que cuenten sus 17 miembros, los asociados de estos y otras autoridades reconocidas en todo el país que sirven con gusto como consultores del Consejo. Un laboratorio químico mantenido por la A. M. A. en Chicago analiza la composición química de cada producto que se presenta, antes de admitirlo entre los N. R. N. o cuando el fabri- cante no envía datos adecuados al presentar su producto. Huelga decir que este punto de presentar datos adecuados ha ocasionado mucha confusi6nenelpasado y, sin duda, ha motivado muchas críticas de parte de los fabricantes. Es de esperar que de ahora en adelante esta dificultad sera mínima, pues el formulario bajo el cual se presentacada producto exige que dichosdatosse acompañen de lasolicitud de envío. Se ha establecido una pauta que contiene puntos bien deilnidos, que debe seguir el fabricante cuando presenta su producto, de modo que todos 10s datos esten disponibles de una vez para la consideración por el Consejo. Estas reglas estln publicadas en un folleto que puede obtenerse escribiendo al Consejo.

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por medio de sus “R.N.N.O., ” “Drogas Utiles” y el “Epítome a la Farmacopea y al Formulario Nacional.” Cada año el tomo de R. N. N. 0. es revisado para que sus declaraciones concuerden con lo generalmente aceptado al tiempo de la revi- sión. Esta revisi6n anual hace que el médico disponga de un libro que puede consultara fin de obtener información autoritativasobreel valorterapéutico de las drogas. Tres años despu6s de su aceptación, cada producto es estudiado de nuevo para determinar si se conforma aun a las reglas del Consejo. En caso afirmativo, se acepta por tres afíos m&., al final de los cuales o con m&s frecuencia, se vuelve a examinar.

Las drogas descritas en los compendios oficiales, (Farmacopea y Formulario Nacional) y los R.N.N.O. suman

2,700.

La

Farmacopea

contiene unas 650, el Formulario Nacional 730, y los R.N.N.O. 1,300. Sin revisar el fichero mantenido por el Consejo desde 1905, diremos que se han considerado probablemente de 250 a 400 productos al afío, lo que representa el examen y justipreciación de unos 16,000 productos durante los Gltimos 39 años. Ademas se han estudiado unos 2,000 productos mas, no para aceptar o rechazar,-sino simplemente para informar sobre ellos. La Farmacopea E. U. A. XII, y el Primer Suplemento de la misma com- prendedn 114 agentes previamente descritos en los R. N. N. O., para los cuales el Consejo tiene ya patrones aceptados. Los artículos descritos en esos compendios suministran una buena cantidad de productos terapéuticos, entre los cuales puede el médico escoger al redactar sus recetas, cualquiera que sea su línea de espe- cialidad. Estos libros incluyen practicamente todas las drogas titiles que se encuentran en el mercado, y de todos modos contienen la lista de los agentes que son esenciales para el ejercicio de la medicina. Constantemente se elaboran o perfeccionan nuevaa drogas, y a medida que se producen, el Consejo observa cuidadosamente su evoluci6n. Cuando un fabricante presenta una nueva droga al Consejo, se le da consideración inmediata. Algunas veces el fabricante no pre- senta su producto por

varias

razones, en cuyo caso el Consejo puede iniciar un dictamen para que la profesión médica cuente con informaci6n apropiada.

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cimiento de parte del Consejo, han hecho en varias oportunidades

afirmaciones reñidas con la verdad, referentes a que el Consejo cobra un

honorario

por examinar las drogas, que “cuesta demasiado” hacer

aceptar un producto por el Consejo, o que es necesario inscribirse con

cierto espacio determinado de anuncio en el J. A. M. A., antes de que

el Consejo acepte el producto.

Tales afirmaciones son completamente

falsas. El Consejo jamás ha aceptado, ni permitido que se acepte, un

solo c’entavo de remuneración en forma alguna, por el estudio de los

productos.

Los gastos del Consejo de Farmacia y Química, asi como

de los otros Consejos de la Asociación MBdica Americana, son sufragados

enteramente con partidas aprobadas por la Junta de Regentes de la

Asociación Médica Americana.

El Consejo no se deja influir en lo

mas mínimo por promesas de solicitar anuncios.

Los miembros del

Consejo no reciben del Secretario ninguna información en ese sentido y

no existe posibilidad alguna de que sus actos se vean afectados por la

revista en la que se anuncia el producto.

Si el Secretario recibe tal

información, le avisa al fabricante que no sentir& ningún efecto en las

resoluciones del Consejo. Si uno de estos cargos llega a oidos de miem-

bros de la profesión, deben exigir que inmediatamente sean probados o

retractados.

Drogas vendidas al público.-Algunas veces se ha preguntado al Consejo, por que no considera para aceptaci6n m4s drogas de las que se venden al publico. En primer lugar, tal empresa sería enorme, y no hay institución de proporciones moderadas que pueda ni siquiera esperar poder considerar todos los agentes tera- peuticos que aparecen y se desvanecen. De mucho mayor importancia son los asertos eñpresados ante el publico, y si esos agentes son suficientemente eficaces para merecerlos. En caso afirmativo, preguntémonos entonces si esa clase de pre- paraciones debe estar en Ias manos de individuos sin preparación médica o no. Los peligros del autodiagn6stico y autotratamiento son evidentes.

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preguntan si son suficientemente tolerantes. Aparentemente los fabricantes mostraronse entonces satisfechos con las reglas, y ciertamente su aplicación con- tinuada por mas de 38 años, ha demostrado que son justas para todos. El Consejo ha estado y todavía esta dispuesto a estudiar cuidadosamente toda sugerencia en- caminada al mejoramiento de esas reglas o de cualquiera otra en la cual el Consejo ‘está interesado.

Demora en la acclbn del Consejo.-De cuando en cuando se ha criticado al Consejo partiendo de la base de que tarda mucho en sus deliberaciones. Esta critica merece un comentario : toda demora exagerada procede invariablemente de que el fabricante no presenta los hechos de los que se hace completamente solidario, por ejemplo, datos o material de anuncio revisado. Un producto acompañado de toda la información necesaria y que no quebrante las reglas del Consejo, puede ser aceptado dentro de un período de seis a diez semanas, lo cual constituye un atraso muy serio. Si es necesario, como sucede cuando un fabricante desea que le acepte el Consejo su producto, antes de firmar algún contrato, o cuando un hospital u otra institución estan deseosos de recibir un informe, el Consejo puede por medio de boletines especiales terminar su consideración dentro de dos a tres semanas. Sin embargo, este procedimiento no puede seguirse con frecuencia, pues alteraría el sistema que ha resultado hasta ahora más eficaz. Ocasionalmente pequeñas tar- danzas proceden de que el árbitro encuéntrase apurado por otras obligaciones, pero apenas las atiende, se dedica inmediatamente al problema que le ha planteado el Consejo. Si desea comprobar o confrontar ciertos asertos en su laboratorio o clínica, puede sobrevenir otro corto atraso, pero huelga decir que tal investigación resulta beneficiosa para el médico y hasta para el fabricante del producto. Hay que re- cordar que los miembros del Consejo asumen una gran responsabilidad al declarar un producto, aceptable.0 no, y por consiguiente exigen que se les presenten junto con el producto, todos los datos necesarios para su cuidadoso estudio. Algunos fabricantes que no han tenido nada que ver con el Consejo, no acaban de entender lo que constituye datos adecuados. La clase de datos que el Consejo desea, son los que pueden presentarse ante cualquier tribunal concienzudo para que los estudie, los que un investigador no vacilaría en presentar ante un grupo científico o médico. Una declaración firmada, aun cuando provenga de la persona más honorable no contiene tales datos si viene a ser un puro testimonio ; varios cientos de certificados firmados no

equivalen

a uno o dos trabajos buenos de sólida investigación.

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y exactamente que los médicos a las preguntas referentes a los productos

considerados por el Consejo. A veces al Consejo se le pregunta si es

necesaria su existencia, vista la nueva legislación sobre drogas y alimen-

tos. La contestación es afirmativa.

Al considerar una nueva droga,

la Administración

de Drogas y Alimentos, conforme a las disposiciones

de la ley federal sobre Drogas, Alimentos y Cosm&icos de 1938, sólo

puede examinarla desde el punto de vista de su inocuidad.

Si ese

organismo trata de poner en tela de juicio los asertos que figuran en

anuncios, el fabricante puede recordarles que todo material de anuncio

que no se acompañe del producto queda fuera de Ia jurisdicción de la

Administración

de Drogas y Alimentos.

Toda acción relativa a los asertos sobre aplicación tiene que basarse en algtin resumen interestatal y después que ha entrado en vigor la solicitud para una nueva droga. Varios factores impiden que la Administración de Drogas y Alimentos considere el rótulo y determine la composición de todos los tipos de productos farmacéuticos, después que se han puesto a la venta: (1) limitación de personal y facilidades disponibles para hacer cumplir la ley de Drogas, Alimentos y Cosméti- cos; (2) la atenci6n que Ia Administración de Drogas debe conceder al pequeño sector de la industria que se dedica siempre a fabricar productos con asertos fraudulentos y hasta dañinos; y (3) el gran numero de fabricantes farmac6uticos y el enorme mímero de productos lanzados al mercado. Ademas, la ley de Drogas, Alimentos y Cosméticos ~610 tiene aplicación a los productos vendidos en el comercio interestatal, en tanto que muchos de ellos no cruzan las fronteras del Estado en que son fabricados. Por desgracia, muchos de los organismos estatales encargados de hacer cumplir la ley, no cuentan con medios adecuados para la &calización de esos productos. En estas circunstancias, para un número con- siderable de agentes terapkticos que utiliza el médico, la bnica garantfa segura que él posee de que los asertos impresos en el rótulo se conforman a la opinión m6dica científica, consiste en la presencia en el paquete del sello del Consejo de Farmacia y Química. La Comisión Federal de Negocios no puede ejercer la necesaria fkcalización sobre anuncios mklicos, pues la ley conforme a la cual funciona, exime de sus disposiciones a las drogas así anunciadas. La Administra- ción de Correos actúa solamente cuando alguien protesta y aun entonces limita su intervención a aquellos asuntos en que se usan los correos con propósitos fraudu- lentos, y por lo general ~610 a los artfculos remitidos por correo al pdblico. El Instituto Nacional de Sanidad está interesado en sueros, vacunas, toxoides, y productos analogos, que comprenden ciertas preparaciones antisi~fticas. Otros organismos judiciales o no, se dedican principalmente a la protección del público.

¿Qué otra institución existe, pues, que ayude a la profesión médica en el estudio de las drogas que se le encarece que use? y ¿qué organización puede actuar con tanto arrojo como el Consejo en Farmacia y Química, y obtener un concurso tan inmediato, militante y eficaz, como el prestado por el Journal of the Ameritan Medical Association, y las revistas de las Sociedades médicas estatales?

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problema, en el cual se desea y necesita cooperación, consiste en recalcar lo que “puede” hacerse, más bien que lo que “no puede” hacerse. Todos nosotros lucha- mos con seres humanos, a muy pocos de los cuales les place que los empujen, aunque muchos de ellos si desean ser dirigidos.

Resultados.-El

negocio de medicinas patentadas representa esen-

cialmente un desenvolvimiento de los últimos 70 años. A principios de

este siglo las panaceas puestas de venta allá por el año 70 y los productos

sintéticos de patente alemana, alcanzaron cifras enormes, y las utili-

dades fueron inmensas y atractivas, y aunque unos pocos de estos com-

puestos poseían valor indudable, la mayoría eran simples mezclas de

drogas conocidas lanzadas al mercado con nombres vistosos registrados,

y en su mayor parte fraudulentos en uno u otro sentido, siendo muchos

realmente peligrosos. Algunos provengan de casas de drogas bien

conocidas, pero la mayoría eran apadrinados por sujetos que nada

sabían sobre drogas, ni sobre sus efectos, pero que se embarcaron en el

negocio de la fabricación de medicinas como lo hubieran hecho en cual-

quier otro. Pocos emplearon competentes asesores médicos, o químicos,

y a consecuencia de esto ninguna afirmación parecía demasiado esttipida

o ningún reclamo demasiado extravagante.

Los dotados de una mente

anatitica deberían haber visto a través del endeble material ofrecido

como prueba, pero por medio de un anuncio persistente y a veces dicho,

a muchos se les embarcó a fin de que compraran y usaran tales mezclas.

Ciertamente en aquellos dias hubieran podido en más de una ocasión

definir a la medicina, los desencantados, enfermo y médico, como

“el

acto o la ciencia de divertir al doliente con frívolas especulaciones acerca

de sus trastornos y de contemporizar ingeniosamente hasta que la

naturaleza lo mataba o curaba”.

Ya en 1879 la Asociación Médica

Americana aprobó resoluciones que condenaban el uso de esas mezclas

secretas, pero le quedó reservada al Consejo de Farmacia y Quimicala

tarea de separar definitivamente

lo aceptable de lo inaceptable, para

beneficio del médico, y las páginas de anuncios de las revistas, de los

agentes aceptables e inaceptables.

La empresa fué tremenda y en-

contró mucha oposición en sus primeros dias, mas por un esfuerzo al-

truista y decidido, los miembros del Consejo lograron introducir cierto

orden en el caos reinante.

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aliciente poderoso para que los manufactureros atendieran mucho más rapida- mente a los reparos del Consejo que son, dicho sea de paso, los mismos de la tera- péutica racional. “La fábrica de productos farmaceutieos es principalmente un negocio; y como tal estara dispuesta a acatar las demandas de sus clientes: los médicos.” Para ser completamente eficaz en tal programa deben participar cada uno y todos los interesados en la medicina progresiva, y no solamente unos pocos o los que participen temporalmente de acuerdo con sus intereses del momento. De otra manera los esfuerzos del Consejo quedaran nulificados; los representantes de la profesión medica deben ser los más ardientes sostenedores del Consejo.

Una observación interesante es ver hasta qué punto el público presta atencien a la obra del Consejo. A las oficinas del mismo llegan con bastante frecuencia preguntas de medicos acerca de si un producto ha sido o no aceptado por el Con- sejo, simplemente porque sus pacientes les hicieron preguntas idénticas. En las reuniones de profanos en que hablan miembros del Consejo, muchos oyentes pre- guntan sobre la aceptación de productos, en forma que denota conocimiento de causa, y en posici6n bien difícil se coloca el medico que no ha hecho caso de las recomendaciones del Consejo cuando receta drogas para esas personas.

Cooperación.-Una

carta del director de una revista médica que fu6

publicada en esta revista en 1913 dice: “Yo no creo que ustedes se den

cuenta

exacta de lo que pasa en las localidades pequeñas. . . . El asunto

de apoyar al Consejo de Farmacia y Qufmica es . . . merece más con-

sideración de Ia que le hemos dado, y no creo que estemos justificados en

hacer tan rudos esfuerzos para reformar la prensa diaria y proteger al

público, sino después que hayamos aseado nuestras revistas médicas y

hecho un esfuerzo para proteger al público contra los peligros de la in-

competencia y de la falta de honradez. . . , En lo que a mí respecta,

personalmente, yo he terminado con las contemporizaciones y el “guante

blanco” al manejar asuntos vitales.

Me propongo “darle en la cabeza

al clavo” cuando me sienta seguro de que estoy en lo cierto.

Resulta

algo duro para la mayoria de los editores el estudiar las entradas de los

anuncios

y hacer lo procedente a costa del bolsillo propio, pero creo que

la profesión médica debe comprender la necesidad de ayudar en ese

esfuerzo o abandonar Ia administración de revistas.

Si los varios representantes de los grupos medicos y cientifiCos están

preparados para apoyar los esfuerzos del Consejo, pueden prestar mucha

ayuda. Muchos hospitales no compran sino drogas que son oficiales o

figuran en los R.N.N.O.

Muchas revistas médicas no aceptan anuncios

de drogas que no ostenten tal categorfa, y muchos centros de enseñanza

sugieren solamente esos agentes aunque exceptuando otros que prometen

(13)

410

OFICINA SANITARIA PANAMERICANA IMayo 1944 1

de drogas en las revistas medicas a aquellas que sean oficiales o recono-

cidas de los R.N.N.O.

Los miembros de la profesión m6dica desean información verídica acerca de las drogas en que estan interesados, segdn ponen de manifiesto las cartas que llegan a las Oficinas del Consejo. A fin de determinar de donde procede ese inter&, las cartas que llegaron desde enero lo de 1943, han sido estudiadas acerca de su punto de procedencia. Este estudio no reveló la menor correlaci6n directa entre la distribución gratuita de los R.N.N.O. a los estudiantes de medicina, (lo que hubiera sido de esperar, pues probablemente no m& de 50% de los estudiantes permanecen en el Estado en que se diploman), y las preguntas, o entre el ntímero de m6dicos en cada estado y el numero de preguntas recibidas. El numero de preguntas provenientes de los siete estados con el menor numero de m6dioos al- canzó la proporción de una pregunta por cada 1,200 m6dicos; mientras que en los siete estados con el mayor numero de médicos hubo una por cada 400 m6dicos; es decir, 300% m&. Puede que un aumento tan

grande guarde alguna relaci6n

directa con las obras educativas en el Estado.

La educación relativa a las funciones del Consejo hállase por completo

en manos de los que se sienten suficientemente

interesados en fomentarla.

El público parece mostrarse cada vez más interesado, y hay claramente

un interés creciente en la mayoría de los cuerpos cientffkos.

Este

interés tiene su razón de ser, y debe ser auspiciado por todos los que

deseen obtener un avance máximo en la terapeutica racional.

Concurso para

el Día Panamericano de la

Salud.-A

fin

de ofrecer prueba

patente de su interés en lo tocante a la salud pública en todas las Américas y en el Día Panamericano de la Salud, la Lily-Tulip Cup Corporation, casa comercial de Nueva York, ha decidido patrocinar un concurso en el que participaran los estudiantes de la América Latina, y que tendra como tema: “La Importancia de la Higiene en el Agua, Alimentos y Bebidas para la Salud de mi País.” En cada una de las RepGblicas se concederán a los autores de los dos mejores trabajos un primer premio consistente en 20 dólares moneda americana, y una medalla de oro, y un segundo premio de 10 dólares moneda americana, y una medalla de plata. Pueden participar en el concurso todos los estudiantes de los dos últimos años de las escuelas secundarias, debiendo ser recibidos los trabajos en la Oficina Sanitaria Panamericana am& tardar

el 31

de octubre de

1944.

Los trabajos deben estar escritos a maquina a doble espacio, contener a lo mãs 2,000 palabras, y ser anónimos, pero venir acompañados de un sobre sellado que contenga el nombre y dirección del autor, y un certificado del director de la escuela, en que conste que el autor es un estudiante en uno de los dos titimos años de la escuela secun- daria. Los trabajos serán juzgados principalmente por su contenido, yen segundo lugar por su estilo, por una comisi6n designada por la Oficina Sanitaria Panameri- cana. Espérase que la entrega de los premios a los candidatos triunfantes forme parte de los festejos del Día Panamericano de la Salud en todos los países.

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