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Desinfección del termómetro clínico

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Academic year: 2017

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Enfermería

DESINFECCION DEL TERMOMETRO CLINICO’

LUCILLE E. NOTTER; BS., M.A.

El Servicio de Enfermeras Visitadoras de Nueva York hizo un nuevo examen en 1952 de la téc- nica de desinfección de los termómetros clínicos. Se presentan aquí’ las técnicas modificadas como resultado de este estudio.

Durante doce años aproximadamente el Servicio de Enfermeras Visitadoras de Nueva York hizo uso para la desinfección de los termómetros de una técnica basada en un estudio verificado en 1939 por la Oficina de los Laboratorios del Departa- mento de Salud de la ciudad de Nueva York. Esta técnica recomienda que el termómetro se limpie y se seque perfecta- mente cada vez que se use y la completa inmersión en alcohol etílico al 70 por ciento. Los termómetros se llevaban en frascos que contenían alcohol, que se cambiaba cada semana.

En la primavera de 1952 decidimos exa- minar de nuevo esta técnica, por cuatro razones :

(1) Se había puesto en duda la eficacia del alcohol etílico como desinfectante, de la manera en que lo estábamos usando.

(2) Nuestro personal, interesado en sim- plificar la técnica, ponía en duda la necesi- dad del uso del alcohol como solución desinfectante.

(3) Otras oficinas de enfermería de salud ’ Traducido por la Oficina Sanitaria Panameri- cana y publicado con autorización de Nursing Outlook, octubre 1953, p. 569.

2 La Srta. Notter (Sts. Mary and Elizabeth, Louisville, Kentucky; BS. and M.A., Teachers College, Columbia University) trabaja desde 1941 con el Servicio de Enfermeras Visitadoras de Nueva York, en calidad de enfermera del personal, supervisora, ayudant,e de administración y direc- tora de educación. La Srta. Notter es desde 1949 directora del Programa Conjunto de Educación de Enfermeras Visitadoras y de la Asociación de Enfrrmcrss Visitadoras de Brooklyn, N. Y.

pública, interesadas en simplificar su téc- nica, nos habían hecho un buen número de preguntas en cuanto a la nuestra.

(4) Para emplear alcohol etílico es ne- cesario obtener permiso federal y del estado, además de presentar, para la inspección, una cuenta detallada de cómo se hará uso del mismo. Este es un procedimiento en- gorroso que requiere tiempo.

Nuestro primer paso fué la revisión de la literatura, la que reveló que recientemente se había efectuado un solo estudio de con- junto acerca de la desinfección de los termómetros clínicos que podía aplicarse a nuestro caso. Sin embargo, descubrimos ciertos indicios que nos hicieron poner en tela de juicio si estaríamos manteniendo una concentración bactericida de alcohol etílico en los frascoes de nuestros termó- metros, por cuanto este alcohol tiende a alterar su potencia a medida que se evapora. Por otra parte, el alcohol isopropílico, según se describe en los trabajos, parecía ser una solución de uso más práctico. No hallamos pruebas de que la limpieza con jabón y agua solamente fuera una desinfección satisfactoria y tampoco encontramos base para suponer que otras soluciones resultasen prácticas como desinfectantes.

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68 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA

blema y convino en verificar estudios de laboratorio sobre la técnica actualmente empleada sobre el empleo de otros alcoholes y de la efectividad de lavar el termómetro con agua y jabón, sin usar solución desin- fectante alguna. Los procedimientos y los resultados del estudio de laboratorio hechos durante el verano de 1952, se pueden re- sumir brevemente como sigue:

(1) Los termómetros se contaminaron con esputo que contenia bacilos E. coli, alpha streptococci y staphylococci albus; luego se dejaron secar por dos minutos y a continuación se lavaron con agua y jabón usando a manera de esponja algodón ani- mado de movimiento espiral. Los hechos mostraron que los bacilos gramnegativos y los co& grampositivos se hallaban todavía presentes en los termómetros, después de haberlos frotado durante 15 y 30 segundos respectivamente.

(2) Se contaminaron ocho termómetros con los mismos microorganismos y se limpiaron de acuerdo con la técnica del Servicio de Enfermeras Visitadoras de Nueva York. Los resultados fueron positivos para los cocci grampositivos y para los bacilos gramnegativos en tres casos, y para P. Proteus, en dos casos.

(3) De los maletines de las enfermeras del servicio de Enfermeras Visitadoras de Nueva York se tomaron seis termcimetros orales y cuatro rectales sumergidos en frascos que contenían alcohol etílico al 70 %. Todos los rectales contenían bacilos porta- dores de esporas. Cinco de los termómetros orales contenian estafilococos y uno bacilos grampositivos con esporas.

(4) Se contaminaron los termómetros con los mismos microorganismos, se fregaron con agua y jabón, y se colocaron en alcohol isopropílico al 70% durante 5, 10 y 15 minutos. Todos resultaron contener bacilos grampositivos con esporas.

Como resultado de este experimento, el Dr. Gustavo 1. Steffan, Director del De- partamento de Laboratorios, lleg6 a las siguientes conclusiones:

En general, los termómetros fueron con- taminados con esputo previamente inoculado con caldos de cultivo de los microorganismos más comunes. Luego fueron tratados, como se indica en los protocolos, incubados en caldos de sangre y los cultivos examinados al microscopio. No se intentó identificar las especies.

Los experimentos probaron que el alcohol isopropílico al 70% es un desinfectante práctico para termómetros, pero se recomienda, para el uso ordinario entre visitas el alcohol isopropllico del 90 al 91% para la inmersión de los termóme- tros. La concentración al 90% destruye los ele- mentos patógenos sin esporas más rápidamente que la concentración al 70%.

Después de haberse completado este estudio, se publicaron los informes de los amplios estudios de laboratorio hechos por Sommermeyer y Frobisher sobre desin- fección de termómetros orales en el Centro de Enfermedades Transmisibles del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos. Estos informes fueron también examinados cuidadosamente antes de tomar la decisión final de cambiar nuestra técnica.

Como resultado de nuestro propio estudio y de un meticuloso examen de la literatura relativa al tema, llegamos a estas conclu- siones :

(1) Es de capital importancia la esmerada limpieza del termómetro, con agua y jabón, antes de usar un desinfectante.

(2) El alcohol isopropílico a una concen- tración del 90% parece ser un desinfectante eficaz para nuestro uso, porque: (a) destruye en 5 6 10 minutos la mayoría de los ele- mentos patógenos orales del sistema respira- torio, (b) es rápido en su acción contra el bacilo húmedo de la tuberculosis, (c) no es caro, está libre de impuestos, no es potable y es de uso agradable, (d) su dilución de eficacia germicida máxima no es peligrosa; si bien se recomiendan concentraciones de 40 a 90%, las concentraciones del 30 al 50 % son suficientes, (e) ninguno de los otros desinfectantes conocidos hasta ahora y apropiados para nuestro uso son eficaces contra las esporas.

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Enero 19551 ENFERMERIA 69

isopropílico se aumenta su acción desin- fectante, no creímos que esto fuera necesario porque los termómetros permanecen en la solución durante 10 minutos por lo menos y generalmente por períodos mayores, entre visitas.

Como resultado del estudio hecho en 1952, el Servicio de Enfermeras Visitadoras de Nueva York estableció el procedimiento que ahora seguimos. La toma de tempera-

tura rectal se recomienda especialmente, en aquellos pacientes que tienen dificultad en mantener el termómetro en la boca, con personas que respiran por la boca, ancianos, niños y enfermos inconscientes o delirantes. Se tomarán temperaturas orales cuando no esté indicado el tomar la temperatura rectal como en el caso de pacientes que han su- frido operaciones rectales o perineales, o cuando los enfermos rehusen que se haga. Las enfermeras deben indicar en todos los registros e informes la manera en que tomaron la temperatura con las iniciales (0) 0 b-1.

El equipo necesario consta de:

un termómetro oral 0 rectal (úsense pinzas para sacar el termómetro del frasco)

algodón absorbente

jabón liquido (nosotros usamos Sanifoam) servilletas de papel

bolsas de papel

y cualquier lubricante de que se disponga en el hogar.

El procedimiento es el siguiente:

1. Empiece por sacar los articulos del maletín. 2. Háganse seis bolas de algodón, de buen tamaño.

3. Humedézcanse 2 bolas de algodón con agua. 4. Humedézcanse 2 bolas de algodón con jabón.

5. Saquese el termómetro del frasco.

6. Séquese el termómetro con un pedazo de algodón seco y colóquese en un lugar limpio sobre una servilleta de papel.

7. Aplfquese un lubricante al termómetro. Si se va a tomar la temperatura oral, enjuáguese el termómetro con agua tibia.

8. Llévese el termómetro al paciente pro- tegiendo la base con el mismo algodón seco.

Reténgase el algodón y después de tomar la tem- peratura límpiese el termómetro con el algodón, empleando fricción rotatoria comenzando por el extremo limpio y siguiendo hacia el depósito. Si no se puede completar inmediatamente la limpieza del termómetro, déjese envuelta la base o depósito en el algodón y colóquese en el lugar de trabajo.

Para limpiar el termómetro:

1. Usese un algodón seco para asir el tubo; téngase el termómetro sobre la bolsa de papel.

2. Límpiese con el primer algodón enjabonado, usando fricción rotatoria del extremo limpio hacia la base.

3. Descártese la primera bola de algodón seco, dentro de la bolsa de papel, mientras se sostiene el depósito con la bola enjabonada.

4. Repítase la limpieza con la segunda bola de algodón enjabonado y ambas bolas mojadas, ejerciendo la misma acción rotatoria hacia el depósito. Mediante la limpieza con agua y jab6n, con fricción rotatoria se eliminarán el esputo, las heces y el lubricante.

5. Termfnese secando con el algodón seco. 6. Descktese este algodón y colóquese el termómetro sobre la parte limpia de la servilleta de papel, hasta que esté listo para colocarlo en el frasco y en el maletín.

Los termómetros se llevan en frascos que con- tienen alcohol isopropflico al 90%. Cada frasco contiene dos termómetros, y aproximadamente una onza de alcohol. Manténgase siempre sufi- ciente alcohol en los frascos para la completa inmersión de los termómetros. Cámbiese el alcohol una vez por semana. La inmersión com- pleta en alcohol isopropflico al 90% durante 10 minutos garantiza la desinfección de los termómetros limpiados por este procedimiento.

Aconsejamos a los pacientes cuya en- fermedad es prolongada, como la tuber- culosis, que compren sus propios term&

metros. El siguiente procedimiento se emplea con los termómetros de pacientes que están en sus hogares con enfermedades transmisibles :

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de la limpieza corriente, se sumerge el termómetro en alcohol de fricciones al 70%, durante diez minutos.

2. Cuando se usa el termómetro del maletín de la enfermera, se debe limpiar inmediatamente despds de usarlo, con algodón seco y colocarlo en una servilleta de papel, en un lugar seguro de la habitación. Después de atender al enfermo, la enfermera lavará el termómetro en un lavamanos de agua corriente de acuerdo con las indicaciones delineadas previamente.

TJna vez por semana se adoptarán las siguientes medidas :

1. Sáquense todos los termómetros de sus frascos.

2. Limpiense los termómetros y colóquense en un recipiente cubierto de alcohol al 90’-& durante una semana.

3. Llmpiense los frascos con agua tibia y jabón, enjuáguense y skquense.

4. Llénense los frascos de los termómetros con alcohol fresco al 90%. Colóquese un pequeño pedazo de algodón en el fondo del frasco, para prevenir la rotura de los termómetros.

5. Colóquense dos termómetros en cada frasco, dos rectales en un frasco, dos orales en el otro.

Usense los termómetros que hayan estado sumergidos en alcohol durante la semana anterior.

6. Colóquense los frascos en el maletín de la enfermera. Cada enfermera lleva dos frascos: uno de termómetros rectales y el otro de termómetros orales.

Hemos estado empleando esta técnica durante cinco meses aproximadamente. Por no ser muy diferente de la que usábamos anteriormente, Alo fueron necesarios al- gunos cambios. Estos consistieron en el empleo de un tipo diferente de alcohol como

desinfectante, en el uso de frascos mayores para los termómetros y en prestar una

atención más cuidadosa a los termbmeixos,

una vez por semana. Anteriormente ha- bíamos usado pequeños frascos plásticos; ahora los frascos son de vidrio, con tapa de tornillo y pueden limpiarse fácilmente. Todos los termómetros se cambian semanal- mente y se mantienen sumergidos en alcohol durante una semana con el ohjet,o de ob- tener un margen de seguridad aun mayor. Creemos contar ahora con una técnica segura, pero seguiremos estudiando su

eficacia.

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Referências

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