C6MO SE PUEDE APRECIAR LA EFICIENCIA DE LOS FUNCIONARIOS DE SANIDAD LOCAL
Por ROBERT OLSEN
Cirujano del Xervicio de Sanidad PGblica de los Estados Unidos, adscrito a la Junta de Xanidad Pública del Estado de Wisconsin.
El valor de una persona respecto de la sociedad es en gran medida correspondiente a la eficiencia en el cumpliminote de sus obligaciones profesionales. El funcionario de sanidad es juzgado conforme a los resultados alcanzados no sólo combatiendo pronta, enérgica y eficaz- mente las enfermedades epidémicas que aparezcan, sino también y más especialmente, impidiendo su aparición. Hay dificultad en apre- ciar los efectos de la administración de sanidad, pues es mucho mas sencillo calcular los casos de enfermedad y muerte que determinar el número de personas que no fueron afectadas por esas aflicciones. Esta dificultad es especialmente obvia en los casos de enfermedades venéreas. Los casos csaminados son conocidos, pero no hay medio de saber cuántas personas fueron preservadas por el esfuerzo educa- tivo de contraerlas. Hasta que un sistema práctico de medir estos esfuerzos se haya concebido, el efecto cabal de este trabajo no ser& adecuadamente apreciado ni fervorosamente apoyado.
Lo que se ha dicho de una rama vital de la administración sani- taria, el control de las enfermedades venéreas, puede aplicarse con igual énfasis al problema general. Sin embargo, si se ha de progresar realmente cn el trabajo sanitario, se debe poner en práctica algún método para valorar los resultados obtenidos por los funcionarios de sanidad local. Tal sistema de estimación es tan indispensable para una administración cívica eficiente, como un sistema de contabilidad lo es para la administración dc la hacienda. La comunidad tiene el derecho de saber cuáles son los resultados alcanzados por el fun- cionario.
En síntesis, la misión del funcionario de sanidad es administrar YU oficina de modo que los seres humanos en su jurisdicción puedan vivir con bienestar y felicidad, afligidos lo menos posible por enfermedades !nnecesarias y por sufrimientos y muerte prematura. Es evidente que sólo se puede alcanzar un grado de aproximación a este ideal. Sin embargo ese ideal debe ser siempre el punto de mira de todo fun- cionario de sanidad y debe esforzarse en alcanzarlo. Cuando un fun-
cionario de sanidad no hace nada, el pueblo de una comunidad con- cluye que no hay nada que hacer, y, en consecuencia, nada se hace. Cuando se adopta tal actitud, la enfermedad y la muerte son in- evitables.
IJn censo reciente muestra que hay 130 organizaciones nacionales que dirigen su atencion a ramas de la sanidad pública. En el Go- bierno Federal hay 33 departamentos que tienen una función sani- taria. Los Estados y las ciudades son campos donde operan numerosas
organizaciones independientes. Tina de las funciones más importantes del funcionario dc sanidad en una localidad es la coordinación de todas esas actividades dispersas y la centralización e la autoridad. Si esta práctica fuera seguida más generalmente, se haría con más cxito, con menos personal y con menos costo el trabajo. No parece que SC comprende generalmente que las oficinas del gobierno y las privadas, que wbrcn con su actividad todo el campo de la sanidad pública, desean aun con ansiedad secundar a los funcionarios de sani- dad cn la solución de los problemas locales Es innecesario decir que las oficinas oficiales, ya sean federales, de los Estados o municipales, son 16gicamente las que deben asumir la dirección en materias de sanidad.
El funcionario dc sanidad qnc tiene realmente éxito es el que tiene 1iL suficiente inteligencia y previsión para solicitar el apoyo cuando cs Ilwesario, y que habiendo obtenido esc apoyo capitaliza el resultado dc SII proprio crédito. En consecuencia, un funcionario local de sani- dad pucdc ohtener nn resultado elevado si estudia las necesidades de SII wmunidad y usa las numerosas ngcncias a su disposición.
AI~~nq~~c SC ncccsita c~onsiderable destreza para llegar a un satisfac- torio wsultado estadístico, sin embargo, en pequeñas comlmidades se pl~~clcn h;~wr c>ál(alllos blistiklltc aproximados cbomparando las condi- (~1011~s dc salubridad ac+tualcs con las de los años precedentes, tomando nilturalnlcntc cn c*onsidcracií,n los cambios de población. Esto no obstante, ningún funcionario 104 de sanidad debería mostrarse satis- fwho simplemcntc wn cl hecho de haber mejorado las condiciones que
csistían, y no dcbcría estar contento hasta que no hubiera superado rl nivel de la mayor cficicncia PII. su Estado y en su país.
El constante punto de mira de un funcionario de sanidad debe ser disminuir los sufrimientos humanos y prevenir los fallecimientos. El csamcn de los f rccurntcs lnformcs de la sección de estadística vital de la Junta de Sanidad del Estado, pone a la disposición tipos de estudios estadísticos. Es cierto que el trabajo sanitario no puede desarrollarse sin un cotejo frecuente, regular e inteligente, ya se
haga por edio de comparaciones, ya por laboriosos cálculos n&e- ’
máticos ---.a
Positivos resultados deben ser la consecuencia de nna acción defini- da. Cuando esa acción no da aquellos resultados dos hippótesis son posibles, o los esfuerzos están mal dirigidos o existen peculiares cir- cunstancias que requieren un cambio de táctica. En todo caso, la prueba de la eficiencia de un funcionario de sanidad es su capacidad para mantener la rata de de enfermedades y de mortalidad percep- tiblemente mas baja en su localidad que en las demás. Esto puede realizarse con éxito cuando se observa con perspicacia la perspectiva de la sanidad pública, y se concentra el esfuerzo sobre las faces del problema que según la experiencia deben tenerse en cuenta para asegurar el máximum de protección contra las enfermedades.
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