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Prevencion de los problemas del alcoholismo : Temas de actualidad

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Academic year: 2017

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REVENCION

DE LOS PROBLEMAS DEL ALCOHOLISMO1

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Recién en 1979 la 32” Asamblea Mun- dial de la Salud señaló que los problemas relacionados con el alcohol, y en particular su excesivo consumo, figuran dentro de los temas de mayor impor- tancia para la salud pública del mundo. Se concluyó entonces que las conse- cuencias sociales y económicas son sumamente graves. La OMS ha considerado desde el inicio de la década de los cincuenta el alcoholismo como una en- fermedad y se ha dedicado a crear conciencia entre los profesionales para adoptar el modelo médico acorde con los conceptos de Jellineck.

En 1982, más de 100 Estados Miem- bros participaron en las Discusiones Técnicas de la 35” Asamblea que ver- saron sobre el consumo de alcohol y los problemas derivados. Un ano más tarde, la 36” Asamblea llegó a la conclusión de que el incremento en el con- sumo era incompatible con el cumplimiento de la meta de salud para todos en el año 2000. En esta ocasión se recomendó que los Estados Miembros for- mularan políticas nacionales integrales y dieran prioridad a la prevención del alcoholismo dentro de sus estrategias para cumplir con la meta trazada.

A partir de ese reconocimiento, se ha observado que estos problemas afectan gravemente al desarrollo de los pueblos, producen un desgaste de los recursos humanos y financieros de muchos países, reducen el promedio de vida, bajan el nivel de producción, requieren gastos sustanciales en la atención medicosocial y destrozan la vida familiar y de la comunidad. En ocasiones, estos efectos adquieren una di- mensión tal que entorpece el logro de las metas que se han propuesto los países para su desarrollo socioeconómico. Por lo tanto, se considera que una reducción en la producción, comercio y promoción de bebidas alcohólicas se reflejaría en una disminución en el consumo per cápita y por ende una de- clinación de los problemas directos e indirectos derivados de su consumo.

Factores económicos

En este momento no existen datos precisos sobre las consecuencias que tiene el alcoholismo en cuanto a los gas- tos en que incurre la sociedad costarricense para atender la demanda de servi- cios, daño a la propiedad y sobre todo a la pérdida de horas laborales en el ámbito nacional; hay, en cambio, datos parciales. Sabemos que en 1980 -de acuerdo con la información suministrada por el Departamento de Auditoría del Ministerio de Salud- se recaudaron (solo por concepto de venta de licores) C 25 652 673 por la venta de licores nacionales, C 52 380 044

por concepto de cervezas nacionales y C 15 438 800 por licores y cervezas extranjeras.

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Estas recaudaciones surten áreas fis- cales en su mayor parte; pero en 1984 los gastos notificados por las afecciones provocadas por el consumo del alcohol ascendieron a C 2 17 000 000, aproxi- madamente. Existe una gran probabilidad de que estas cifras, que represen- tan los gastos ocasionados por el consumo de bebidas alcohólicas y sus conse- cuencias, no sean nada más que el asomo de la punta de un témpano gigante y que cuando se completen los estudios en marcha y se aporten mayores datos sobre sus consecuencias socioeconómicas en Costa Rica, aumenten consi- derablemente.

Aún resta mucho terreno que explorar en este campo. Por ejemplo: ¿a cuánto asciende la pérdida de días no labora- dos por incapacidades relacionadas con el consumo de bebidas alcohólicas? $X.l es la magnitud de los problemas presentes en los diversos servicios médicos y quirúrgicos de la Caja Costarricense de Seguro Social que se rela- cionan con el consumo excesivo de bebidas alcohólicas como causa sub- yacente? 2 A cuanto ascienden las pérdidas por daño a la propiedad ocasiona- das por influencia del alcohol, tales como accidentes de vehículos y de la industria?

Actitudes y conductas en torno al consumo

En el costarricense se observa una acti- tud contradictoria hacia el alcohol, Por un lado, el sentimiento popular es proclive al consumo del alcohol en los convivios y también por sus efectos farmacológicos. Esta conducta se fortalece por el machismo, la acción de- sinhibidora de impulsos y fantasías, y la oportunidad de evadir una realidad estresante o de reforzar sentimientos de camaradería.

A pesar de esa actitud positiva hacia el alcohol, la opinión popular -ya no el sentimiento sino los elementos cognoscitivos de la ideología popular- expresa preocupación y repudio hacia la conducta del alcohólico. Aunque no tenemos estudios definitivos en cuanto a actitudes, nos atrevernos a decir que el costarricense abogaría por eliminar la Fábrica Nacional de Licores, favorecería una ley resuictiva y hasta expresaría su censura contra el Gobierno por no resolver los problemas del alcoholismo en el país.

Sin embargo, la conducta general es claramente favorable al uso de bebidas alcohólicas y es fácil la tarea de quienes promueven el consumo, sobre todo los que diseñan programas de propaganda y publicidad, pues solo tienen que identificar qué es lo que la gente desea y presentarlo mediante s’knbolos y mensajes adecuados a estas tendencias.

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Por otro lado, la educación y los pro- gramas preventivos operan utilizando métodos orientados hacia el cambio de opiniones, por lo que son en sí muy racionales y es muy pobre su apelación al mundo afectivo. Es por ello, quizá, que las grandes campanas o programas que intentan reducir el consumo a través de un cambio a nivel nacional en cuanto a producción, distribución y ventas del producto encuentran ma- yor resistencia que los programas educativos en el área de la prevención del alcoholismo.

Hay pruebas de que los niveles de con- sumo pueden sufrir grandes fluctuaciones, como ha sucedido tanto en los países industrializados como en los países en desarrollo; al parecer, nos encontramos actualmente con una tendencia al ascenso generalizado en el consumo.

Se presentan por otro lado situaciones interesantes en las cuales se ha reducido el consumo, así como los problemas derivados del mismo. Este es el caso de Suecia, en donde el consumo de alcohol se redujo en un 21%, entre 1976 y 1983; entre 1.979 y

1982,

se re- gistró un descenso de 27% de los egresos hospitalarios con diagnóstico de cirrosis hepática y de 28 % de las muertes por esta causa. Lo mismo se informó en relación con otros diagnósticos de egreso, tales como la pancreatitis, la psicosis alcohólica, el alcoholismo y la intoxicación alcohólica.

El aumento del precio relativo ha sido muy eficaz en la reducción del consumo per cápita en los Estados Unidos de América, Escocia, y Trinidad y Tabago donde, según R. M. Baubraun “la frecuencia de accidentes de tránsito se elevó y decreció en forma predecible . . . con los cambios en el precio del ron, relativos al ingreso per cápita”.

Finalmente, en un estudio muy ilus- trativo de Harold D. Holder, utilizando un sistema de análisis computadori- zado para predecir el efecto de ciertas medidas destinadas a prevenir los pro- blemas derivados del alcohol, se concluyó que el aumento en los precios al consumidor (de tal manera que las bebidas alcohólicas no tengan un precio relativo menor que los otros productos de consumo), combinado con un pro- grama de educación de la comunidad, fue el método más eficaz en la preven- ción de las disputas hogareñas, los problemas laborales y los accidentes de tránsito asociados con la ingestión de bebidas alcohólicas.

Teniendo en consideración los estudios mencionados, podemos concluir que las recomendaciones básicas para dismi- nuir el consumo del alcohol y los problemas que de este se derivan son:

1. MeaLdus qzce hbzifen la disponibi- lidadde bebidas dcohódicas. Estas incluyen aumento de precio relativo, pro- hibición de la venta a personas menores de 2 1 años y establecimiento de con- troles sobre la producción y distribución.

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Estas políticas han sido cuestionadas, como era de esperar, por la industria y el comercio a través de firmas podero- sas y diversas cámaras de comerciantes y productores.

2. ControZ de Za pzddiciidud y promo- ción de Zas bebidas aZcohóZicas. Este punto es de gran debate en todo el mundo. Los llamados estudios “econométricos” que miden el índice de con- sumo de alcohol, relacionados con el grado de inversión en publicidad, no reflejan por sí mismos datos significativos en uno u otro sentido. Por otro lado, el efecto transgeneracional, o sea, cómo la publicidad agresiva afecta a una población a lo largo de los años, no ha sido evaluado en toda su dimensión.

3. Educación y promoción de Zu sa- Zzd. Esta es un área muy amplia y mucho menos debatida que las medidas políticas más concretas. A la vez, ha sido inequívoco el éxito de los programas preventivos en otros campos de la salud, tales como la nutrición, las enferme- dades infecciosas, la morbilidad maternoinfantil y las enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión y las afecciones coronarias.

No se ha profundizado en la educa- ción para prevenir el alcoholismo ni se han perseguido todas las causas que lo generan. En el momento actual, existe un gran movimiento de investigación sobre educación que, si da como resultado una estrategia educativa eficaz, tendrá beneficios enormes y cubrirá una amplia gama de grupos sociales, entre ellas a las poblaciones denominadas de alto riesgo.

La educación es el sistema más po- deroso, pues pocos pueden oponerse a la prevención del alcoholismo; bebe- dores y abstemios, gobiernos e industria licorera, médicos y cantineros parti- cipan de la idea de conformar conductas moderadas y más saludables en cuanto a la ingestión de licores. Los programas relacionados con la promoción de la salud, incluyendo la educación sobre temas de alcohol y alcoholismo, pretenden modificar las actitudes que favorecen el consumo y en particular el abuso de las bebidas alcohólicas.

Una de las metas de la educación es in- formar sobre los peligros asociados a este hábito, no solo los peligros físicos sino también los perjuicios económicos y sociales del individuo y la sociedad. Otro igualmente importante es promover hábitos de salud fortalecedores de conductas que alejen a la población, en especial a los jóvenes, del uso del alcohol como vehículo de socialización y adaptación.

Estos programas deben ser planifica- dos de manera acorde con la situación específica de cada lugar, con metas precisas y deben siempre incluir un componente de evaluación que permita medir, hasta donde sea posible, el grado de eficacia logrado, de acuerdo con

las metas trazadas. 0

Referências

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