EI
insoportable
coste
de la
desigualdad
Sumario
lntroducción.
. .1
LaRevolución Industrial
y ladistribución
de lariqueza
. . .2
¿El crecimiento lo arregla todo?3
De la revolución neoliberal a los riesgos de la desigualdad4
¿Es una utopía acabar con la desigualdad en el sigloxxt?.
. 7 13 51 83 121@ Jordi Guilera Rafecas (Instituto de Ciências Sociais. Universidade de Lisboa) por el texto.
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lntroducción
E
I
concepto de desigualdad económicaha
suscitadonu-IJ
meto.as
controversias desde sus orígenes e incluso hoyen día
levanta grandes pasionesy
desencuentrosentre
loseconomistasr los políticos y la
opinión
pública. Su análisisri-guroso se
ve dificultado por toda
clase de preconcepciones ideológicas, quepor lo
general suelenincurrir
en una visión sesgadadel
tema. Además, a esta situación deconfusión
sesuma el juego de intereses de cada uno.
Dado
quela
redis-tribución
de rentas, acorto
plazo, esun
juego de suma cero, en el que las ganancias de las rentas más bajas equivalen a laspérdidas de las altas, resulta
difícil
creer que en este contexto se alcanceun
consenso social que resuelva el debate sobre la desigualdad. En este sentido, tampoco se vislumbra cómolle-gar a una
distribución
de la renta que se ajuste a una idea de justicia ampliamente compartida.El filósofo estadounidenseJohn Rawls, profesor de Filosofia Política en la Universidad de
Harvard, reunió
aun grupo
depersonas para que deliberasen sobre
la mejor forma
dedis-tribuir
la
renta, enun
experimentoque partía del
supuestode que al terminar la reunión ocuparían un lugar al azar
enla
nueva sociedad. Esta variable del azar confería al proceso la libertad necesaria para que la empatía y la reflexión estuvieran totalmente desligadas de los intereses personales. Así, defendía
Rawls, se podía llegar a una decisión justa. Sin duda, este eier-cicio abstracto resultó
muy
sugestivo, pero mostró tambiénun
alejamiento: el que existe entre la toma de decisiones en la vida real respecto al de las condiciones ideales citadas.
De hechor la historia muestra de forma descarnada cómo la
lucha por la igualdad, cuando va acompañada de precariedad extrema, ha acostumbrado a
ir,
lamentablemente, de la manode
conflictosmuy
violentos.Así
sucediócon
la
Revolución francesa, cuyo punto de partida fue lalibertad,la
igualdad y lafraternidad,
y
acabó conociendo episodios deterror, y
laRe-volución rusa
de
1917, que alentaba elfin
de las clases socia-lesy
degeneró en dictadura. Ambas revoluciones, bañadas en sangre, constituyen los ejemplos más señeros de esta dinámica.La
lucha por la igualdad y la violencia no siempre han venidoasociadas: es
el
caso,por
ejemplo, del período comprendidoentre los años 1950
y
1973 en los países de Europaocciden-tal,
cuando seprodujo una importante
reducción de lasde-sigualdades gracias a las nuevas políticas aplicadas en un clima de estabilidad política y rápido crecimiento económico.
Hoy
en
día,las
desigualdadesno
solo
sonun
objeto
de atención preferente paralos
economistas,sino
que tambiénhan despertado un notable interés entre el público en general. Esta expectación no es casual, ya que los niveles registrados de
desigualdad
han
alcanzado actualmente máximos históricos.La
desigualdad mundial ha crecido deforma
constante desdelBz0,fecha
en la que se obtuvieron los primeros datos sobre eltema. El gran motor de este aumento de la desigualdad ha sido
la
creciente diferencia derenta
entrelos
distintos países delmundo, un factor que representa en la actualidad el 85 %
dela
desigualdad total. Por otro lado,la desigualdad en el interior de los paísesha
oscilado considerablemente.En
general, creciódesde que se iniciaron los procesos de industrializacion hasta
la
I
Guerra Mundial,
o
al
menos sus albores,para
después caer con fueruadurante el período de entreguerras y continuar su descenso hasta la crisis del petróleode
1973rpunto
de in-flexión para que repuntase con una fuerza notable.La
preocupaciónpor
la desigualdad centró la atención delos
grandes economistas clásicos, hasta elpunto
de conver-tirse en suprincipal
objeto de estudio.David
Ricardoy Karl
Marx
formularon las primeras teorías disuibutivas,
cuyasconclusiones eran bastante alarmistas:
el
capitalismo tendíainevitablemente hacia
el
aumento dela
desigualdad,lo
que acabaría conduciendoal
colapsodel
sistema. Susprediccio-nes
coincidieron
conla
creciente desigualdad registrada a 1olargo del siglo xrx. Sin
embargo,â
finalesde dicho siglo
y cuandola
desigualdad estaba tocando techo,fue
desplazada como objeto de estudio, Esta curiosa marginación se mantu-vo hasta!953,
fecha enla
que Simon Kuznets acabó con elpesimismo de los clásicos
ylanzô
un mensaje claro: había que centrarse en fomentar el crecimiento económico, porque coneste crecimiento la desigualdad se reduciría en el
futuro.
lJnavezresuelto, en apariencia, el problema de ladesigual-dad,la década de 1980 trajo dos hechos significativos: la revo-lución neoliberal, encabezada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher,
y
el frnal de la denominada Guerra Fría, que había10
por
EstadosUnidos
y
la
Unión
Soviética.En la
década de1990 resurgió con fuerza el estudio de la desigualdad. El
cre-cimiento
de las desigualdades durante este deceniopropició
una
avalanchade
estudiosque, de forma
paulatina,trans-formaron los
conocimientosy
la
percepción sobreel
tema.En primer lugar,
se constató que las teorías deKuznets
seadaptaban solo a la experiencia de algunos países.
En
segun-do
lugar, seprodujo
unarevolución
cuantitativa quepermi-tió
conocer cómo había evolucionadola
desigualdad amuy
largo plazo; hasta entonces, los datos eran escasosy
seredu-cían a las décadas anteriores. Finalmenter la mayoría de estos trabajos apuntaron a que una
mayor
desigualdad supondríaun
freno para el crecimiento económico, una conclusión que chocaba con las ideas preestablecidas hasta el momento.Desde el nacimiento de la economía como disciplina
cien-tífica,
se sostuvo deforma continua
que había una suerte dedilema
entrecrecimiento
eigualdad
enel
sentido de que la desigualdad impulsaba el crecimiento; o que, si se queríama-yor igualdad,
se debíarenunciar a
algode
crecimiento.La
idea dereconciliar
ambos conceptos queproponen
losúlti-mos desarrollos teóricos tiene una
importancia
clave, porque abre las puertas a procesosde
desarrollo que persigan una mayor igualdad y un mayor crecimiento sin tener que renun-ciar aninguno
de estos factores.El
siglo
xxr ha
arrancado con una doble
problemática,centrada en los temas distributivos. En
primer
lugar, algunasposturas críticas denuncian que existe una fuerte coalición de intereses para mantener el statu quo en materia de desigualdad
que
chocafrontalmente con la posibilidad
detener
econo-mías dinámicas
y
derápido
crecimiento.En
segundo lugar,la desigualdad ha alcanzado unas cotas tan qlevadas que hace
que muchos se planteen si esos niveles son compatibles con
el mantenimiento de
sociedades viables o)por
el
contrario,representan
una
ameîaza directa.El
presentelibro
efectuaun recorrido
desdelos
tiempos de la RevoluciónIndustrial,
cuando las desigualdades empe-zatorl a aumentar, hasta la actualidad, cuando esta ha tocadotecho. Esta visión no solo es
útil
para aquellos con curiosidadpor
lahistoria,
sino que constituyeun
imperativo para com-prender el presente económicoy
saber qué está en iuego.Al
efecto, resulta imprescindible conocer las causas que
empuja-ron
o redujeron la desigualdad en cada etapa histórica, cómo ha variado el interés de los economistas sobre el temay
qué cambios drásticos hansufrido
las ideas predominantes sobrela disuibución
dela
riqueza. Conocer afondo
el papel que tuvo la desigualdad en el desarrollo de los países y cómo inci-dieron en ella los grandes acontecimientos históricospropor-cionará la mejor herramienta posible para entender las raíces
del enorme desequilibrio actual. Solo así se pueden
compren-der los
retosque
estánafrontando
las sociedadesy
perfllar
algunos escenarios de