ALGUNOS ASPECTOS REGIONALES DEL PROBLEMA DE LA RABIA EN ESTADOS UNIDOS
1. LA SITUACIÓN DE LA RABIA EN TEXAS Por el Dr. KENNETH S. YOUNG
DZrectOr del Programa de Salud Pública ‘cIT’terinaTiaa, Departamento de Salubridad de Texas, Austin, Texas
La situaci6n de la rabia en Texas es más grave que en ningún otro Estado de la Unión. Si se toma en cuenta el tamaño de Texas, podemos decir que año tras año continúa marchando a la cabeza de toda la nación.
Las ciudades de Texas, todas han experimentado en distintas ocasio- nes epidemias de rabia de mayor intensidad que ningún otro grupo de ciudades colectiva o individualmente en nuestro pafs. Se observa tan elevada incidencia a pesar de que de 50 animales rabiosos rara vez llega al laboratorio mas de una cabeza, cosa que posiblemente sucede también en algunos de los otros Estados. Prueba de eso es 10 sucedido en el Condado de León, donde la pérdida de ganado fué tan considerable en 1948 que el pueblo pidió a J. C. Bryan, representante de ese Distrito, que presentara un proyecto de Ley ante la Legislatura, haciendo obligatoria la vacuna canina contra la rabia. Esto sucedió después de un año en que no se sometió una soIa cabeza positiva a los laboratorios del Estado.
La rabia va en aumento en Texas. Más de 800 casos positivos de rabia, confirmados por diagnosis de laboratorio ocurrieron en 1943, y en 1948 el número pasó de 1,200 cabezas positivas, o sea casi un 30%, de aumento. El aumento de 1947
a
1948 fu6 de 20%. En este último año el Estado de Texas facilitó al pueblo, sin costo alguno, 3,512 tratamientos de 14 inyecciones de vacuna antirrábica. Si se toma en cuenta el trabajo de diagnosis de laboratorio, es evidente que el Departamento de Salubridad del Estado contribuye con más de medio millón de dólares en servicios al pueblo de Texas para cohibir una enfermedad que en muchos lugares ha sido erradicada. La rabia es eliminable como problema de salud y de economia en cualquier parte, con la cooperación decisiva de todos, es decir, de los agentes de salubridad, los dueños de perros, y los veterina- rios.Repasemos brevemente la situación actual en distintas ciudades de Texas. Austin, después de estar libre de casos de rabia durante 12 años, ha sufrido la más grave epidemia de su historia; discutiremos los detalles más adelante. Dallas ha pasado doce meses de epidemia con cientos de casos positivos de animales y cientos de seres humanos mordidos que han tenido que someterse al tratamiento antirrábico. Como puede verse, el Condado de Dallas tiene razones para respaldar la propuesta del Dipu- tado Bryan, pidiendo una ley obligatoria de vacuna contra la rabia. Houston tiene la ordenanza municipa1 para el control de perros más
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estricta del Estado, no obstante lo cual la incidencia sería considerada epidémica en otros lugares. La rabia a lo largo del Río Grande, desde Laredo a Brownsville, es una grave amenaza. Los agentes de salubridad de Laredo y de los Condados de Cameron e Hidalgo se esfuerzan, en cooperación con el Departamento de Salubridad del Estado, por erra- dicarla del Valle. En el este del Estado, con el problema combinado de perros y zorros, el pueblo comprende que tiene que tomar cuanta medida sea posible para evitar pérdidas prohibitivas en su ganado. El premio de $2.00 por cabeza de zorro que ofrece el Estado representa una de las medidas para combatir la epidemia. Hasta ahora no se han empleado cazadores profesionales. San Antonio es la capital de la rabia en Texas y lo ha sido por diez
años;
se expondrán más adelante las posibles razones que lo explican. Corpus Christi, así como Memphis, Tennessee, y recientemente la ciudad de Austin han logrado dominar el problema, y con razón sienten orgullo de su éxito. Es fácil decir “Id y haced otro tanto,” pero es difícil lograrlo. Es necesario educar al pueblo por medio de la prensa y el radio para que coopere con los agentes de salubridad y policfa para poder controlar efectivamente la rabia. Desgraciadamente, parece que ~610 las epidemias logran educar al pueblo en muchos casos; por lo menos son éstas las que producen mayor impresión y facilitan la cooperación de las masas en la ejecución de medidas preventivas. Ejemplo elocuente de esto es la rapidez con que todo el mundo procuró la vacuna contra la viruela en el Valle del Río Grande durante la reciente epidemia de este azote.De todo esto se deduce que el control de la rabia en Texas es deficiente. Las razones parecen ser cinco:
Primero, la negligencia en la vacunación anual. Las licencias caducan a mitad del año generalmente, y el caza-perros no tiene modo de
averi-
guar antes de dos años si un perro ha sido o no vacunado, por lo que siempre hay un porcentaje de perros cuya inmunidad ha caducado. Esta es una de las principales causas por la cual hay tal incidencia en San Antonio.
Segundo, la insuficiencia de control alguno sobre los perros sin dueño. Un análisis muestra dos factores responsables: perreras mal construídas y mal atendidas, donde se desarrollan la rabia y el moquillo y se disemi- nan en lugar de dominarse, así como la falta de guarda-perros suficientes para cazar los animales sueltos. En este respecto es necesario que los agentes del Condado y la ciudad cooperen coordinando su trabajo y actuando como si fuera una sola unidad. La falta de control de los perros sueltos es otra de las causas de la alta incidencia existente en San Antonio.
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El período de incubación puede extenderse hasta seis meses, y en casos extremos hasta un poco más. Los perros mordidos por animales rabiosos deben ser puestos en cuarentena por seis meses a costa del dueño, o de lo contrario, ser destrufdos. El Estado de Texas en general calcula, y siem- pre ha calculado, un término de diez días antes de la muerte como el perfodo infeccioso, y por ese espacio de tiempo los perros son sometidos a cuarentena. Excepto en casos extraordinarios el perro muere durante ese periodo, y si no ha muerto mostrará síntomas inequivocos.
Cuarto, la falta de educación con respecto al valor de la vacuna, En las epidemias de Dallas y Austin en 1948, hubo sólo tres casos en que la inmunizaci&n fall& en dar protección a animales expuestos, un porcen- taje menor de 1%.
Quinto, qué es lo que constituye contagio o exposición y la falta de observación en aquellos animales que han estado expuestos. El doctor H. W. Schoening, Jefe de la División de Patologfa del Departamento de Industria Animal, afirma que si se eliminan los contactos expuestos al contagio del animal rabioso se elimina la rabia. No hay mayor verdad. En los animales como en los hombres una herida del cuerpo constituye una exposición al contagio CDónde se halla la reserva de la rabia? En los perros callejeros, algunas veces en animales salvajes, dadas ciertas condiciones. Existe la rabia entre los zorros en la parte central de Nueva York, Alabama, y al Este de Texas. El doctor J. -II. Steele, Jefe de Veterinarios del Servicio de Salubridad de los Estados Unidos, pronosticó con tres años de anticipación la epidemia de rabia entre los zorros del Este de Texas. Existk la potencialidad y propagándose a través de Alabama y Louisiana, lleg6 a Texas en el tiempo expresado por él, El mensaje más prometedor lo constituyen los hechos y números que indican la incidencia de la rabia entre los coyotes en la región occidental de Texas. Hace quince años la rabia era epidémica entre los coyotes de esa región, pero las muertes causadas por la rabia misma, los cazadores, y los envenenadores erradicaron la rabia en los coyotes de Texas. La enfermedad en animales salvajes tiene tendencia a limitarse por si misma, especialmente cuando se caza o se atrapa a los animales en- fermos como medida de eliminación.
CES acaso el período de seis meses de cuarentena demasiado largo du- rante epidemias y en casos de animales expuestos al mal? La razón por la cual Texas lo ha aceptado es porque en todos los lugares donde se ha logrado eliminar la enfermedad ése ha sido el perfodo de cuarentena. Ejemplos son Inglaterra, el Japón, los Países Escandinavos y los Estados de la Nueva Inglaterra. No existe la rabia al Este del Río Hudson. Los rtos parecen ofrecer una barrera al desarrollo de la rabia, siendo lo único que aparentemente hace desviar de su ruta a un perro que adolece de rabia furiosa.
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simultáneamente todos los medios conocidos para su eliminación. Usare- mos a Austin como ejemplo de cómo se pone en efecto un programa contra la rabia, por haberse empleado en este local todos los medios conocidos para su control durante los últimos 4 meses y medio. El primer caso ocurrió el 31 de mayo de 1948, después de doce años. Si hubieran podido determinarse los contactos de este animal allf hubiera terminado el asunto pero se trataba de un caso de rabia furiosa y no fue posible localizar todos los contactos. En julio ocurrieron siete casos más, y de allí en adelante la epidemia se ha116 fuera de control. El Dr. George W. Cox, Agente de Salubridad del Estado, solicitó del Dr. Steele un veterina- rio que trabajara en el Departamento del Estado sobre ésta y otras
enfer-
medades de animales que afectan al hombre. Cuando llego a Austin el primero de noviembre se hallaba la epidemia en su apogeo, registrándose un caso diario como término medio. Inmediatamente fueron establecidas clínicas de vacunación en puntos estratégicos y se emprendió una cam- paña de educación por medio de la prensa y el radio. Es de interés notar que durante el desarrollo de este programa algunos residentes de Austin optaron por llevar sus perros a hospitales verterinarios para no tener que hacer fila en
las
clínicas. En diciembre se estableció la cuarentena en Austin por andar grupos de perros sueltos en la inmediaciones de la ciudad, muchos de ellos con licencias viejas de años anteriores, y por consiguiente susceptiblesa contagio.
El Condado de Travis siguió el ejemplo de la ciudad, estableciendo una cuarentena, y fueron nombrados tres guarda-perros, dos para la ciudad y uno para el Condado. Hastala
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En conclusión, cuando el dueño de un perro comprenda que la en- fermedad puede evitarse en casi todos los casos cuando éste es mordido por un animal después de 30 días de haber sido vacunado, habremos adelantado mucho en el control de este mal como epidemia. Los agentes de salubridad no deben perder de vista el principal objetivo, abogando por procedimientos m6dicos bien reconocidos, sin fijarse ni perder el tiempo con una que otra excepción, que después de todo son rarezas m6dicas de poca importancia en el control genera1 de Ia epidemia.
II, EL PROBLEMA DEL CONTROL DE LA RABIA EN ARIZONA
Por el Dr. OSCAR STJSSMAN
ConsuEtor en Salud Ptiblica Veterinaria, Depto. de Salubridad del Estudo de Arizona”
El problema de la rabia en Arizona requiere, en la actualidad, la
cooperación y asistencia de nuestros Estados vecinos tanto en Estados
Unidos como en la República de México. Se ha observado que mediante una ley muy eficaz que hace obligatorias la vacunación y la inscripción, la incidencia de la rabia en los animales ha disminufdo de 338 en 1944, a menos de 50.
La ley antirrábica en el Estado de Arizona requiere que todo perro sea inscrito anualmente, vacunándose antes al animal con una vacuna aprobada y en forma adecuada. Todo perro caIlejero deberá ser capturado e inscrito o sacrificado humanitariamente después de un periodo dado de tiempo.
LA RASLL EN ARIZONA DE 1944 A 1948
Ah Perros Gatos Ganado Varios Hombres TOtaI
1944 246 16 61 14 1 338
1945 88 11 5 18 0 122
1946 27 4 6 11 0 48
1947 26 4 5 13 0 48
1948 34 5 5 2 0 46
Total 421 40 82 58 1 602
Nota: De los 26 casos varios en 1947 y 1948,25 ocurrieron en coyotes.
El progreso y curso de los casos durante los años muestran que un número de éstos tuvieron su origen en las zonas adyacentes a nuestras fronteras de Yuma y Nogales.
Las autoridades de Pesca y AnimaIes Silvestres en Arizona han estado tratando de disminuir el número de animales predatores en la frontera
