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Rev. Bioét. vol.23 número2

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deporivas especíicas: consideraciones bioéicas

Carlos Frederico Almeida Rodrigues ¹, Isadora Cavenago Fillus ²

Resumen

Un proyecto de invesigación que recientemente se hizo público, se propone montar una base de datos bio

-lógicos que permiiría el estudio del ADN de los jóvenes de entre 8 y 18 años, con el objeivo de correlacionar la presencia de algunos genes con la capacidad para deportes especíicos. Esta noicia sirvió como punto de parida de algunas consideraciones sobre la relación entre la velocidad de los avances en la ciencia y el iempo necesario para la relexión éica sobre sus implicancias, con el in de detectar a iempo los posibles daños al deporte y a la misma dignidad humana.

Palabras-clave: Bioéica. Genéica. Atletas.

Resumo

Correlação genéica de apidão para modalidades esporivas especíicas: considerações bioéicas

Um projeto de pesquisa tornado público em 2013 propõe a montagem de um banco de dados biológicos para estudo do DNA de jovens entre 8 e 18 anos, tendo como objeivo correlacionar a presença de alguns genes com a apidão para modalidades esporivas especíicas. Essa noícia serviu como ponto de parida para algumas considerações acerca das relações entre velocidade dos avanços cieníicos e o tempo necessário à relexão sobre suas implicações em termos éicos, de modo a poder detectar antecipadamente possíveis maleícios ao esporte e à própria dignidade humana.

Palavras-chave: Bioéica. Genéica. Atletas.

Abstract

Geneic correlaion of ability for speciic sports modaliies: bioethical consideraions

A research project made public in 2013 proposed seing up a database to study youth between 8 and 18 years age, aiming to correlate the presence of certain genes with apitude for speciic sports modaliies. This news gave rise to certain discussions regarding the velocity of scieniic advance and the ime needed for relecion on its implicaions in ethical terms, in order to detect in advance any possible ill efects for sports and for human dignity itself.

Keywords: Bioethics. Geneics. Athletes.

1.Mestrerodrigues@hotmail.com 2. GraduandaIsadora.illus@hotmail.com – Universidade Estadual do Oeste do Paraná, Pato Branco/PR,

Brasil.

Correspondência

Carlos Frederico A. Rodrigues – Avenida Brasil 450/1.301, Centro CEP 85501-080. Pato Branco/PR, Brasil.

Declaram não haver conlito de interesse.

Actualiz

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El campo de la ingeniería genéica ya reco

-rrió demasiado desde las primeras experiencias de

Gregor Mendel en el siglo XX, desinadas al conoci

-miento de la hereditariedad. Muchas innovaciones vienen siendo estudiadas en esta área, como la

farmacogenéica, exámenes de paternidad y crimi

-nales, geneterapia1 y, más recientemente, trabajos

que asocian el ADN al desempeño de la prácica deporiva. Entre estos trabajos, podemos destacar un proyecto de invesigación iniciado en el año 2012

con el objeivo de evaluar tanto la frecuencia del ale

-lo ACTN3 (codiicador de la proteína alfa-acinina-3), correlacionándolo con el desempeño de los atletas, así como la asociación de sus variaciones genéicas

con las diferentes modalidades deporivas2. Este es

-tudio facilitó subsidios para que, al año siguiente, el

23 de agosto de 2013, en la ciudad de Curiiba, fue

-se públicamente lanzado el proyecto ADN Olímpico, gerenciado por la Secretaría de Estado de Deporte del Paraná, en el ámbito del Insituto Paranaense de

Ciencia del Deporte3.

En el momento de la elaboración de este ar

-ículo, las informaciones más detalladas sobre el

desarrollo del proyecto no eran accesibles al pú

-blico. Mientras tanto, en base a declaraciones del

coordinador del proyecto, Antonio Carlos Doura

-do, en la fecha de lanzamiento del ADN Olímpico, se pudo comprender que el proyecto consiste en la construcción de un banco de datos biológicos con

el objeivo de estudiar el ADN de jóvenes y, a par

-ir de este estudio, determinar las apitudes ísicas

de cada atleta. “Con esto podemos direccionarlos

para un entrenamiento especíico de acuerdo a sus caracterísicas genéicas”3. Al contactarnos con los

autores del proyecto, solamente nos informaron que los estudios hechos hasta el momento fueron aprobados por comités de éica en invesigación de algunas facultades del estado de Paraná, así como también fue aprobada la consitución del banco de

datos biológicos, cuyo rigor fue considerado sui

-ciente como para resguardar la integridad ísica y moral de los integrantes de la muestra.

De este modo, el presente arículo parte sólo

de los datos disponibles en la plataforma Capes [La

-tes? Ver ref 2]2 y de las informaciones publicadas

en los medios locales sobre el proyecto3 para re

-lexionar de manera más amplia acerca de algunas implicaciones bioéicas del montaje de un banco de datos biológicos que permiiría el estudio de ADN para la ideniicación de apitudes ísicas especíicas.

Se parte del presupuesto de que, si los bene

-icios potenciales traídos por la ingeniería genéica son considerables, sus conlictos bioéicos también

lo son. Es esencial que estemos abiertos a todas es

-tas conquis-tas pero lo que no podemos permiir es

que el acelerado proceso de creación de nuevas tec

-nologías, sin las debidas evaluaciones de los riesgos, haga que los resultados sean aplicados ignorándose

las consecuencias, inclusive morales4. Más allá de

eso, cabe resaltar, la genéica muchas veces trabaja con probabilidades y no con certezas.

Delante de esto, algunas de las cuesiones a proponerse serían: ¿cuáles son las consecuencias para un joven que, al ser someido al mapeo de su ADN, pasa a tener “certeza” de su apitud para el deporte?, ¿cuál es el verdadero senido del uso del mapeo de ADN en la prácica deporiva?, ¿hasta qué punto es posible exponer la carga genéica del ser humano y predeterminar lo que los genes por sí

solos no expresan?, ¿la correlación entre datos ge

-néicos y apitud ísica podría provocar segregación

entre los jóvenes atletas?, ¿qué precio está dispues

-ta a pagar la humanidad para gozar de los beneicios de estas tecnologías?.

Son innumerables las deiniciones de prác

-ica deporiva. Desde el barón de Couberin, los grandes idealizadores del deporte y estudiosos del asunto se han dedicado a deinirlo. En el segundo principio del olimpismo, se encuentra expresado un concepto abarcaivo y unánime sobre el deporte, a

saber, una ilosoía de vida que exalta y combina,

en un conjunto equilibrado, las cualidades del cuer-po, espíritu y mente. Combinando el deporte como cultura y educación, el Olimpismo busca crear un modo de vida basado en la alegría encontrada en el esfuerzo, en el valor educacional del buen ejemplo y respeto a los principios éicos universales funda-mentales5.

A esta altura, cabe también otra pregunta: ¿será que es éicamente aceptable determinar quién

puede y quién no puede dedicarse al deporte (pro

-fesional o amateur) en base sólo al estudio genéico del individuo?. Entre tantas otras cuesiones, estas

que acabamos de mencionar, por ser fundamenta

-les para guiar la discusión bioéica al respecto de la correlación entre los datos genéicos y la apitud

ísica del individuo, serán discuidas en este arícu

-lo. Para orientar el análisis, tomamos como foco a los aspectos aún preliminares del llamado proyecto

ADN Olímpico2, 3, sin detenernos especíicamente en

sus posiciones. Las consideraciones bioéicas fueron puntuadas con el soporte de arículos publicados en periódicos nacionales y también con la comparación de producciones en ilosoía, literatura y medicina acerca de la temáica más amplia que involucra el problema.

Actualiz

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Resultados y discusión

El proyecto ADN Olímpico

Adoramos la perfección, porque no la podemos tener; la repugnaríamos si la tuviésemos. Lo perfecto es lo deshumano porque lo humano es imperfecto.

Bernanrdo Soares6.

El segundo semestre de 2013 fue marcado por el lanzamiento de una iniciaiva en el área genéica capaz de interferir en los rumbos de los deportes: el proyecto ADN Olímpico. El gobierno paranaense, mediante la coordinación del Insituto Paranaense de Ciencia del Deporte y el apoyo inanciero de la Fundación Araucaria, desarrolló el proyecto que consiste en crear un banco de datos biológicos para

el estudio del ADN1 de jóvenes de entre 8 y 18 años7

con la inalidad, entre otras, de correlacionar las ap

-itudes ísicas de cada atleta a in de encaminarlo

al deporte en que obtendría el mayor desempeño1.

Los atletas llamados de alta performance (tér

-mino del inglés, formando por el preijo de origen

laino per –“totalidad” o “intensidad”- más el sus

-tanivo form –“forma”) presentan caracterísicas

genéicas especíicas que contribuyen para el máxi

-mo rendimiento en los deportes8, de los cuales el

proyecto ADN Olímpico enfoca dos, especíicamen

-te relacionados a la performance ísica: la proteína

alfa-acinina-3 (ACTN3) y la enzima conversora de an

-giotensina (ACE)7. La chance de una que una persona

posea las variantes de referencia para esos 23 genes es extremadamente baja, estando por cerca de 8,2

x 10-14%. Aun cuando esa posibilidad se presenta, la

compleja interacción entre los genes y el ambiente no resultaría en la expresión fenoípica esperada, dado

que esta expresión depende del iempo de exposi

-ción del gen a la esimula-ción del entrenamiento8.

En términos de avance tecnológico, tal noicia

otorga cierto aspecto de conmemoración y deslum

-bramiento a un nuevo conocimiento que la mente humana fue capaz de lograr. Es muy grande el poder

fascinantemente corrosivo que la búsqueda ince

-sante de innovaciones ejerce sobre el pensamiento humano, dada la velocidad desproporcional entre

la rápida sucesión de los descubrimientos y el iem

-po para la relexión éica que esos descubrimientos

exigen4. En general, tendemos a aceptar todos los

“avances” que surgen, especialmente cuando están

relacionados a la salud, de modo que siempre es

-peramos la novedad, la nueva cura, la técnica más

rápida. Es extraño que nos detengamos a cuesio

-nar las implicancias de estos avances en la calidad

de vida de los seres humanos9. En otras palabras, es

indispensable considerar hasta qué punto se debe

avanzar, adentrándonos en las inceridumbres éi

-cas del mito genéico que se nos presenta.

¿Por qué la preocupación bioéica?

Al hacer aquello que quería hacer, hice mil cosas que no quería. El acto no fue puro, dejé vesigios. Al borrar esos vesigios, dejé otros.

Emmanuel Lévinas10.

Si, por un momento, fuéramos tomados por el contra-argumento de que, delante de tantos otros

problemas mayores, es inúil que la bioéica se ocu

-pe de discuir las técnicas genéicas en los deportes, recordemos las palabras del The President’s Council

on Bioethics: Muchos aspectos de la vida humana

son de hecho más importantes para preocuparse de lo que lo es el atleismo. No obstante, si alguien está interesado no sólo en la lucha contra la miseria humana, sino también en la promoción de la exce-lencia humana, el mundo del deporte es un estudio de caso extremadamente úil11. Así, discuir la corre

-lación genéica de las apitudes ísicas de cada atleta

es mucho más que detenerse en una simple discu

-sión de desempeño deporivo; implica la relexión sobre el propio concepto de “evolución” y la noción

de respeto a la dignidad humana12.

En este contexto, se puntualiza que los pro

-gramas y proyectos sociales son fundamentales en la construcción de la ciudadanía, en la creación de oportunidades para niños y jóvenes excluidos,

abriendo así una perspeciva de futuro mejor. Posi

-bilitar que los niños y jóvenes vivencien acividades deporivas y pedagógicas, tengan acceso a una alimentación balanceada y, por encima de todo, disfruten del derecho de poder jugar y diverirse, de sociabilizar con los demás niños, crear vínculos de amistad, además de apartarlos de las drogas y

concienizarlos de su peligro, son algunos de los ob

-jeivos de los proyectos sociales ofrecidos por los gobiernos e insituciones. En otras palabras, ¿no será que excluir a los jóvenes, ya sea por inapitudes ísicas o genéicas, no signiica imposibilitar un gran proyecto de socialización y de convivencia social?. ¿Cuáles son los objeivos reales de diseminar una

prácica deporiva: distribuir medallas o formar ciu

-dadanos concientes de sus funciones para un buen

funcionamiento del engranaje social?13.

La realización de estudios abocados a los des

-cubrimientos relacionados con el ADN pueden traer

Actualiz

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beneicios, no obstante, nuestra preocupación está en el hecho de que los posibles buenos resultados son siempre rápidamente ideniicados, al iempo que los posibles problemas éicos y sociales que se desprenden de la biotecnología –más precisamente,

en este caso, la correlación genéica de las apitu

-des ísicas- son detectados a largo plazo, pudiendo traspasar los límites y objeivos iniciales de la acción

promovida12.

Hay una cuesión central a ser considerada:

cuando el perjuicio sea ideniicado, ¿habrá iem

-po de repararlo?. Usualmente, los conlictos éicos son percibidos luego de las consecuencias del acto o cuando alguien o alguna situación deja de estar de acuerdo con las nociones éicas consensuadas en determinado medio social. Así, la discusión éica se

restringe, la mayoría de las veces, a resolver conlic

-tos ya instalados. Por esto, nuestro objeivo con este arículo es instar a la relexión sobre los actos, antes

de que sus consecuencias se revelen como imposi

-bles de reparar14.

El principal espacio que la sociedad concede a la bioéica se reiere a su forma deontológica, prescripiva y no a propuestas relexivas que nos muestren que el equilibrio, en el rol de las funciones ainentes a la vida humana, es fundamental para

mantener la excelencia en la relación con el ambien

-te, con los otros y con nosotros mismos. La éica no puede ser vista como un conjunto de leyes puniivas que sirven para remendar daños ya hechos; yendo más allá, la relexión debe ser traída a la luz antes de

la concreización del acto14.

La pérdida del senido

La perfección de la propia conducta consiste en mantener cada uno su dignidad sin perjudicar la libertad ajena.

Voltaire15.

¿Qué es lo que nos deine?. ¿Qué es lo que nos

hace seres humanos?. ¿Cuál es la esencia del depor

-te?. ¿La manipulación del material genéico de los deporistas podría ser uilizada para otros ines?.

¿Podrían exisir intereses de industrias farmacéu

-icas cuando se ofrecen productos que mejoran la

performance?. Tener en mente estas preguntas ayu

-dará a guiar la relexión éica acerca del asunto. Lo

que interesa es lo que nos deine dentro de la ge

-neralidad, nuestras diferencias y, por consiguiente, también la alteridad. Deinirnos simplemente como

“seres humanos” es una abstracción; no nos alcan

-za. El gran problema está en que esa es una cuesión

de cualidad, la cual encuentra cada vez menos es

-pacio en nuestra sociedad. Vivimos en un lugar en que somos ideniicados por nuestro CPF (Catastro

de Persona Física), medidos por el poder de consu

-mo y englobados en estadísicas; es decir, el valor

que nos deine se subsume a parámetros condicio

-nados por la canidad, parámetros que ignoran que

las diferencias intrínsecas de cada uno se despren

-den de nuestras cualidades únicas. Es en esta gran contradicción acerca de la esencia humana donde

se ubican el deporte14 y la posibilidad de ideniicar

genéicamente las apitudes ísicas deporivas.

Cuando el “deporte” (y aquí las comillas se jus

-iican por la no correspondencia entre el signiicado

primero del deporte y el que será esbozado a coni

-nuación) es fruto de ese deslizamiento de senido en

que vivimos en el mundo posmoderno, acaba tam

-bién por perder su esencia y resumirse a la victoria a cualquier costo, al número de medallas o a los logros

conquistados. Se pierde el fair play, la superación de

los límites ísicos y psicológicos, la compeición salu

-dable, etc. Se pierde el senido. Y, cuando se pierde el

senido del hacer, se pierde todo14.

En el deporte, es posible percibir el desarrollo

de las relaciones socioafecivas, la comunicabilidad, la sociabilidad, ajustando socialmente el hombre al medio en el que vive16. La sociabilidad, es decir, el

intercambio de vivencias, enriquece nuestra vida, nos hace ver más allá de nosotros mismos. Ayudar

a un compañero, desaiar límites, superar obstácu

-los, son algunos de los acontecimientos vivenciados

durante la prácica deporiva. Sin embargo, infeliz

-mente, en muchos centros urbanos tales vivencias

son cada vez más raras por diversos factores: vio

-lencia, falta de espacios adecuados, trabajo infanil o en la adolescencia, así como también la presencia

del mundo virtual, que aparta a los niños de las ac

-ividades deporivas para dejarlos horas frente a la computadora, entretenidos con juegos, en las redes

sociales y siios de relaciones, de tal modo que en

los iempos de crisis culturales la imagen del hom -bre es la primera en ser desintegrada. El hom-bre se siente perdido y en peligro17.

Tales valores pueden construir tanto como perjudicar al ser humano para la vida en sociedad.

Beresford18 recuerda que la misma cosa, la misma

situación puede ser buena para una persona y per

-judicial para otra. Desear objeivamente la victoria, perjudicar al otro a in de obtener ventaja en un

juego, menir para ganar una parida, son situacio

-nes que van construyendo una serie de desvalores,

como la deshonesidad, el ventajismo, el individua

-lismo. Desvalores que acaban desvirtuando a los

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jóvenes para el mundo. Al percibir que ganan

ven-taja por ser deshonestos, violentos o individualistas,

aplicarán esos mismos métodos en su vida social.

Aunque en principio no ganemos nada por ser ho

-nestos en cierta parida, no siendo violentos en un

juego, sabemos que se debe hacer el bien, aun

cuan-do sea desventajoso18. Sólo así daremos senido a

nuestras palabras al referirnos a los valores: cuando los incorporamos a nuestra vida, cuando se vuelven

parte de nuestro ser, en cualquier lugar que este

-mos. Solamente así tendremos éxito en la educación

de nuestros jóvenes acerca de los valores que orien

-tan la sociedad y el mundo como un todo.

De esta manera, cabe preguntarse: cuando decimos que el código genéico de un individuo le

trae ventajas sobre otro, ¿no estaríamos aproxi

-mándonos peligrosamente a una segregación, a una eugenesia?. ¿No signiicaría enseñarle que el código genéico le permite conductas que en otro serían condenadas?.

Aceptar acríicamente la ideniicación de la apitud para las modalidades deporivas especíicas a parir de datos genéicos sólo conirma, una vez más, la supremacía de la canidad en detrimento de la calidad. Reduce la grandiosidad del deporte a la mera disputa (sin mayor gracia) basada en el intento de crear héroes predeterminados. Con esto se olvida el verdadero propósito del deporte. ¿Todo ahora se

reduce al número de medallas y a los giros inancie

-ros por detrás de las compeiciones19?. La prácica

deporiva y los rumbos naturales de las disputas no ienen precio, pues no pueden ser subsituidas por un equivalente; por lo tanto, poseen dignidad, como

dice Kant, conforme a lo citado por Rodrigues20.

El educador barón de Couberin, defensor de

la educación deporiva, empleó el término “olim

-pismo” para designar un conjunto de valores que

contribuyen al perfeccionamiento de la humani

-dad, valores conquistados por medio de la prácica

deporiva21. Para imaginar cuáles valores serían es

-tos que se quieren promover para la mejoría de la humanidad, es preciso parir de una esfera menor, coidiana, que, al inal, es un aspecto del todo que usualmente denominamos “humanidad”, pero que, por ser familiar, permite una mejor comprensión.

Si alguien iene un hijo que pracica depor

-tes, ¿será que es tan importante que él esté en la modalidad en que tendrá un mayor rendimiento

ísico?, ¿cuántas medallas conquistará o cuánto di

-nero podrá ganar con su desempeño? O, aún más: una persona, para ser un gran aicionado a un club deporivo, ¿sólo necesitaría saber el número de

resultados favorables de su equipo o que los atle

-tas de ese equipo son invencibles por haber sido agraciados por la genéica con determinado mapa

cromosómico?. Estos parecen ser interrogantes ab

-surdos y crueles, pues no ienen en cuenta lo que realmente importa. Y así lo son por un único moivo: relejan la pérdida de senido.

De esta manera, se percibe que, para consi

-derar los impases de la vida coidiana, es necesario no olvidar lo que realmente importa, considerando

la cuesión en su dimensión más amplia, como pro

-blema mundial emergente. ¿Qué es el deporte si no la celebración de las diferencias, el proceso acivo de complementación de las individualidades en la

búsqueda de un equilibrio entre el cuerpo y la men

-te?. El senido de esas acividades no es equivalente a una búsqueda desenfrenada de la perfección, y mucho menos del módico valor de los cenímetros cuadrados y metros cuadrados de patrocinios en las

camisetas de los atletas o en los outdoors14.

Límites

Hay en todo un límite que es peligroso transponer, porque, una vez transpuesto, ya no hay proceso de volver atrás.

Fiódor Dostoiévski22.

¿Hasta qué punto podemos exponer la carga genéica de un ser humano y aún considerarnos

capaces de determinar lo que los genes por sí so

-los no determinan?. Porque, así como en -los genes relacionados a enfermedades, tener o no tener determinada secuencia genéica no signiica que

el individuo está determinado a tener o no la ca

-racterísica correspondiente, sino que sólo está

predispuesto a ella. Cada uno de nosotros se cons

-ituye en complejas interacciones entre genéica y ambiente ísico y social. Así, establecer quién será bueno o no en determinada modalidad deporiva, en base a meras probabilidades genéicas, puede conducir a angusias innecesarias, a segregaciones infundadas. Puede, incluso, crear la ilusión de que es posible eliminar todo el misterio imponderable

de las compeiciones deporivas, reduciendo la pro

-babilidad del ser humano de descubrirse apto y de senirse feliz por pracicar determinada modalidad. Así, la grandiosidad del deporte quedará reducida a una disputa sin gracia, inscripta en el intento de

crear héroes predeterminados19.

Las invesigaciones genéicas ienen gran

importancia en todas las áreas de la ciencia, no obs

-tante, la línea tenue entre los descubrimientos y el terrorismo genéico exige una constante relexión

Actualiz

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éica acerca de las acciones a ser promovidas y no una relexión posterior con el objeivo de aplacar sus consecuencias. Sumado a eso, todavía se da

el hecho de que hay pocos profesionales capacita

-dos para lidiar con esas informaciones y repasarlas

adecuadamente a la población en general. No es ne

-cesario seguir con la idea absurda del “descarte de los imperfectos”, principalmente porque no existen

genes buenos o malos, solamente mutaciones res

-ponsables por las manifestaciones buenas o malas,

en la medida en que interactúan con el ambiente19.

En este punto surge otra inquietud: ¿qué es el

“bien”?. ¿Tener genes que tal vez posibiliten la ex

-celencia en algún deporte o pracicar deportes en sí como forma de autoconocimiento y superación de

límites, deportes estos que, mediante inversión ade

-cuada, también llevarán a buenos resultados?. Una vez más, lo que se quiere esimular es la relexión sobre la creencia social en resultados “rápidos” y

“eicientes”, en detrimento de otras personas; tan

-to la preferencia por inverir solamente en los que

“valen la pena”, como si la función humana fuera ge

-nerar lucro. El proceso de deshumanización a ciegas

por mitos genéicos de perfección es una caracte

-rísica asustadora de nuestra llamada “evolución”19.

Eugenesia

Ahora son los genes que componen […] nuestra esencia individualizada […] Tocar, transformar, actuar sobre mis genes es entonces […] manipular aquello que me hace “yo” [y] arriesgarse a transformar la especie humana […] en una especie desconocida, monstruosa, anormal. Es así que los miedos se maniiestan.

Lucien Sfez23.

El término “eugenesia” fue creado original

-mente por Francis Galton en 1865. Pariente de Charles Darwin, Galton no aceptaba la idea de que los humanos eran guiados solamente por la fuerza ciega de la selección natural, considerando que era

necesario interferir ariicialmente en el ser huma

-no de manera tal de promover el progreso ísico y

moral en el futuro24. En el siglo siguiente, la idea de

eugenesia osciló entre el apogeo y el declive, reii

-cada por la engañosa noción de “raza”, usada para jusiicar todo ipo de atrocidad.

Está claro que los proyectos para la ideni

-icación genéica de la apitud para modalidades

deporivas especíicas no pretenden seleccionar los genes antes del nacimiento de la criatura y mucho

menos traen consigo la brutalidad de los movimien

-tos eugenesistas que marcaron la historia reciente,

como la concepción nazista guiada por Hitler25. No

obstante, el sesgo de la eugenesia puede permear el discurso que la jusiica, especialmente cuando se pretende seleccionar deporistas más bien “dotados

genéicamente”, en detrimento de aquellos cuyo ge

-noma no se revela tan adecuado a los objeivos de la prácica deporiva.

Entonces, una vez más se está buscando

separar lo que es ideniicado como “frágil” o “im

-perfecto” en la especie humana. Es un discurso, no de intolerancia, puesto que en ningún momento se restringe el acceso de alguna persona al deporte,

sino de tolerancia, es decir: yo “permito” la existen

-cia del otro en su diferen-cia y fragilidad, porque la

tolerancia es la razón del más fuerte26, pero también

limito sus chances de compeir en determinada mo

-dalidad, en caso de que no tenga los que genes que puedan alcanzar las probables victorias y lucros. En

otras palabras, la tolerancia es mejor que la intole

-rancia, siendo esta úlima inadmisible. No obstante, ¿será que es éste el mejor camino para establecer el respeto y la convivencia con el diferente?. Es en este senido que se instaura la idea de hospitalidad, cuando la tolerancia no es más que la razón del más fuerte que en cualquier momento puede reirarse, dado que no es acogimiento. La hospitalidad, sí, es aquella que abriga al extranjero sin preguntar quién

es o a qué vino26. Es la aceptación de que el ser

humano puede tener defectos y de que los genes

pueden no traducirse en las caracterísicas predeter

-minadas, pues dependen de la acción del ambiente, pero aun así se preiere inverir en quien cuenta con

la mayor chance de tener la mejor performance en

determinado deporte.

Este argumento refuerza el cierne de las ideas de discriminación y segregación, que son las bases de la preocupación en relación a la ideniicación genéica de la apitud para modalidades deporivas

especíicas, presentada en este texto. Permiir acrí

-icamente su propagación genera dudas acerca de lo que se está colocando en riesgo al aplicar en la prácica las “buenas nuevas” que la biotecnología nos ofrece, sin entender sus consecuencias. Tal vez estemos creando un “admirable mundo nuevo”, en el cual –posiblemente- falte espacio para la éica, así como para la profundización de la comprensión del signiicado de nuestra propia humanidad.

Actualiz

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Consideraciones inales

Tomando como ejemplo la ideniicación ge

-néica de la apitud para modalidades deporivas especíicas, este arículo procuró instalar algunas

cuesiones éicas, asegurando la posibilidad de con

-siderar previamente los posibles impactos sociales

y ambientales del uso de los descubrimientos ge

-néicos. Hay pocas dudas de que esa ideniicación mejoraría las capacidades humanas en el deporte, lo

cual probablemente podría llevar a más ítulos y re

-cords deporivos. Sin embargo, la dignidad humana, el placer de la prácica deporiva y la accesibilidad de todos a las compeiciones podrían ser dejados en un segundo plano, en la medida en que el foco recae estrictamente en los números fríos de las victorias o en el valor inanciero recaudado en patrocinios y premiaciones.

En relación a la relexión propuesta en la in

-troducción sobre cuál es el concepto de “evolución” hoy, se concluye, empleando la palabras de Sánchez Meca basadas en el pensamiento nietzscheano, que no hay humanidad como una totalidad

unita-ria, no hay una evolución de la humanidad como un proceso coninuo que progresa unitariamente. Hay evolución de cada cultura interrumpida frecuente-mente por rupturas, disconinuidades, retrocesos, en un devenir que no persigue ningún objeivo pre-determinado ni obedece a ninguna inalidad de carácter metaísico27. Es decir, un devenir de mayor

control genéico, atendiendo a los lucros, victorias o condecoraciones, no se condice con este concepto de evolución. El progreso, a nuestro modo de ver, estaría mucho más asociado a apreciar y aceptar al otro en sus diferencias. Por lo tanto, cuando se trata

más precisamente del deporte, los “lucros, victo

-rias y condecoraciones” pueden estar presentes no como inalidad, sino como consecuencia.

Así, discuir previamente la ideniicación

genéica de la apitud para modalidades depori

-vas especíicas permite alertar sobre los posibles perjuicios a los deporistas, al deporte y a toda la sociedad, algo más prudente que buscar la relexión

éica a posteriori, como forma de juzgamiento de er

-rores ya comeidos y, tal vez, con consecuencias ya no reparables.

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Paricipación de los autores

Carlos Frederico Almeida Rodrigues e Isadora Cavenago Fillus pariciparon igualmente de la producción del arículo.

Recebido: 6.2.2014 Revisado: 24.2.2015 Aprovado: 26.2.2015

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