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ANDREA ANTONIA OLIVA TRABALHO SOCIAL NA ARGENTINA

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Academic year: 2018

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ANDREA ANTONIA OLIVA

TRABALHO SOCIAL NA ARGENTINA

TRAÇOS HISTÓRICOS

Doutorado em Serviço Social

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ANDREA ANTONIA OLIVA

TRABALHO SOCIAL NA ARGENTINA

TRAÇOS HISTÓRICOS

Tese apresentada à Banca Examinadora da

Pontífícia Universidade Católica de São

Paulo, como exigência parcial para a

obtenção do título de

Doutora em Serviço

Social

, sob a orientação da Profª Drª Dilsea

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Banca Examinadora

Prof. Dr. José Paulo Netto

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Profª Drª Carina Berta Moljo

——————————————————

Profª Drª María Carmelita Yazbek

——————————————————

Profª Drª María Rosangela Batistoni

——————————————————

Profª Drª Dilsea Adeodatta Bonetti

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RESUMO

A presente tese aborda a conformação do Trabalho Social na Argentina, a

partir das demandas sociais e a instituição de respostas à “questão social”, no

marco das lutas sociais do capitalismo monopolista.

A criação de instituições com finanças públicas, ao fim do século XIX até

inícios do século XX, vincula-se do aparecimento do espaço

socio-ocupacional na década de 1920, na permanência das funções de assistência,

gestão e educação na atualidade.

Os modos de efetuar as funções executivas estão determinados pelas

condições macro-sociais e questões particulares das necessidades sociais, das

demandas e dos recursos da intervenção em momentos determinados.

Assim, modos de atuação profissional sob a relação capital-trabalho tem

desaparecido, e outros, foram transfigurando-se no devir histórico. As

modalidades de intervenção constitui-se um fundamento objetivo na

estrutura do Trabalho Social, que se apresenta de forma sincrética, na

amalgama de elementos diversos e heterogêneos.

Verifica-se um fio condutor da profissão na Argentina, desde sua origem,

mesmo que, se modifique nos diversos momentos históricos, com elementos

de permanência que se revelam na continuidade da atuação do Trabalho

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SUMMARY

This research is about the structure mode of the social work in Argentine, since the social requests and the institutional answers to the “ social issue”, in the context of the social fights in the beginning of the monopolist capitalism.

The foundation of several institutions with public financing between the end of the 19th century and the beginning of the 20th century was related to the opening of the labor space in the decade of 1920, with characteristics which remain at present in assistance, education and management functions

The macro social conditions, the demands and the recourses of the historical moment determinated the way to realize those executive functions. Therefore the performance of the social work on the capital-work relationships changed through the history.

This performance is the way that form the objective basis of the social work structure, and it shows in a syncretic way, with an heterogeneous combination of different elements.

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RESUMEN

El presente trabajo aborda la conformación del Trabajo Social en Argentina, a partir de las demandas sociales y la institucionalización de respuestas a la “cuestión social”, en el marco de las luchas sociales en la etapa de instauración del capitalismo monopolista.

La creación de numerosas instituciones con financiamiento público, entre fines del sXIX e inicios del sXX, se vinculan a la apertura del espacio socio-ocupacional en la década de 1920, con rasgos que permanecen hasta la actualidad en las funciones de asistencia, gestión y educación. Los modos de realizar esas funciones ejecutivas, están determinados por condiciones macro-sociales y cuestiones particulares de las necesidades sociales, las demandas y los recursos de la intervención en un momento determinado.

En virtud de ello, existieron modos de actuación explícitos sobre la relación capital-trabajo que han desaparecido, y otros, que se fueron transfigurando en el devenir histórico. Las modalidades de intervención se constituyen en un fundamento objetivo de la estructura del Trabajo Social, que se presenta en forma sincrética, con una amagama de elementos diversos y heterogéneos.

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SUMARIO

INTRODUCCION ...10

CAPITULO I DEMANDAS HISTÓRICO-SOCIALES Y RESPUESTAS INSTITUCIONALIZADAS: ANTECEDENTES DEL ESPACIO OCUPACIONAL DEL TRABAJO SOCIAL 1. 1 Inmigración y contradicciones de la urbanización capitalista ... 26

1. 2 Respuestas a la “cuestión social” y financiamiento público ... 34

1. 3 Modos de asistencia, gestión y educación en las “visitas”... 46

a) El suministro de recursos en las visitas domiciliarias... 46

b) Las visitas de control ... 50

c) Visitas de denuncia sobre las condiciones de vida y de trabajo... 54

d) Visitas de profilaxis: Higiene pública, vacunación a domicilio e inspección domiciliaria ... 58

1. 4 Modos de obtención, registro y sistematización de información .... 62

1. 5 La prevención de enfermedades: modos de asistencia y educación sanitaria ... 67

1. 6 Las luchas por la función educativa en las escuelas ... 74

CAPITULOII FORMACIÓN E INSERCIÓN OCUPACIONAL DE VISITADORAS Y ASISTENTES SOCIALES 2. 1 Introducción ... 78

2. 2 Las Visitadoras tituladas ... 78

2. 3 La formación de los primeros Asistentes Sociales ... 88

2. 4 La primer revista “Servicio Social”... 95

2. 5 El espacio ocupacional en instituciones con financiamiento público ... 98

a) La creación de servicios sociales en hospitales, maternidades, institutos y dispensarios ... 99

b)El Cuerpo Médico Escolar y la incorporación de Visitadoras... 115

c)Asistentes Sociales en escuelas y colonias de vacaciones ... 117

(8)

e) Visitadoras y Asistentes Sociales en instituciones de

formación profesional ... 132

f) Espacio ocupacional en otros organismos estatales ... 135

2. 6 El Servicio Social en asociaciones, cooperadoras y organizacionesconfesionales ... 137

CAPITULO III SALARIO, PROTECCIÓN DEL OBRERO Y MODALIDADES DE INTERVENCIÓN 3. 1 Intervención estatal y movimiento obrero ... 140

3. 2 Salario, legislación obrera y Asistencia Social ... 153

3. 3 El “déficit” del salario y las modalidades de intervención ... 160

3. 4 Los servicios sociales en empresas y los orígenes de las obras sociales sindicales ... 171

CAPITULO IV A MODO DE CONCLUSIÓN: ELEMENTOS DE LA ESTRUCTURA SINCRÉTICA DEL TRABAJO SOCIAL EN ARGENTINA 4. 1 Elementos para la comprensión del sincretismo... 190

4. 2 El universo problemático que se configura en Argentina ... 191

4. 3 El horizonte de la vida cotidiana ... 199

4. 4 La modalidad específica de intervención ... 204

BIBLIOGRAFIACONSULTADA...212

(9)

INTRODUCCION

El presente trabajo constituye un nuevo avance en los estudios que realizo sobre el Trabajo Social en Argentina. Un antecedente, lo constituye la

disertación de maestría denominada Análisis de la práctica profesional de

los Trabajadores Sociales del ámbito estatal en Buenos Aires - Argentina quepresenté en la PUC/SP, en 20011.

En 2003, concluí el texto Los recursos en la intervención profesional

del Trabajo Social, —editado por el Grupo de Investigación y Acción Social de la FCH-UNICEN—, volcando planteos centralmente de los capítulos II y III de la disertación, así como avances posteriores.

El trabajo sistemático para la elaboración de la tesis doctoral atravesó distintos momentos, por una parte en los períodos en los que residí en Brasil, cursando disciplinas, participando de los núcleos y realizando diversas actividades de investigación e intercambio.

Una contribución fundamental en la trayectoria de los estudios en la PUC/SP, fue realizada por los profesores y miembros, principalmente, del Núcleo de Estudios de Profundización Marxista, dirigido por el Dr. Prof. José Paulo Netto, el Núcleo de Estudios Trabajo y Profesión a cargo de la

ProfªDrªDilsea Bonetti; de las asignaturas del Programa de Posgraduación

en Servicio Social, y el Núcleo de Relaciones de Trabajo de la Facultad de Servicio Social dirigido por la ProfªMaría Beatriz Abramides.

En los períodos que permanecí en Argentina, al calor de los acontencimientos críticos a nivel nacional, las grandes movilizaciones y el estallido del 19 y 20 de diciembre de 2001, el surgimiento de las asambleas populares a comienzos de 2002, la vivencias de las crisis de las organizaciones sindicales y partidos políticos, no fueron solamente un marco coyuntural de la investigación, sino que a partir de la participación activa en asambleas y la organización sindical de los docentes universitarios, nuevos interrogantes se abren sobre la historia de nuestro país, y en particular sobre

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el papel que juega el Trabajo Social. El estudio de las modalidades operativas se presenta como un trabajo destinado al ámbito académico, y particularmente para contribuir en la intervención profesional del Trabajo Social teniendo presente su dimensión política.

La necesidad de generar conocimientos teóricos que permitan aportar a la formación académica y al ejercicio profesional de los Trabajadores Sociales, ha sido un móvil importante para abordar el estudios sobre la intervención profesional.

En distintos congresos y seminarios se ha puesto el acento en ubicar la práctica profesional en el contexto de las relaciones sociales, abordando el carácter contradictorio de las políticas sociales (CELATS, 1985:88-97). Pero es necesario profundizar sobre las manifestaciones de la reproducción de las contradicciones en el ejercicio concreto de la profesión. Nos preguntamos de qué manera el Trabajador Social participa en la reproducción de las contradicciones y con qué elementos contamos para analizar esa práctica.

Hemos puesto el acento en remarcar que la intervención no se explica con el sólo análisis de las políticas sociales, con la búsqueda de determinaciones institucionales o como plantea Netto (1997) con referencias abstractas a la “cuestión social”.

La hipótesis sobre la que trabajamos para la disertación de maestría, intentaba captar elementos para demostrar que el desarrollo de estrategias de acción no está determinado únicamente por el posicionamiento del Trabajador Social, ni por la dirección política de la institución, ni por los usuarios, sino por una compleja y dinámica relación que está determinada por diversos recursos, mediados por una articulación que se condensa en el arsenal operativo en un momento histórico determinado (Oliva, 2001).

Con la conclusión de la disertación de maestría se abrieron una serie de interrogantes, que sumados a las sugerencias realizadas por el jurado, derivaron en la continuidad del estudio con un abordaje histórico de las funciones ejecutivas de asistencia, gestión y educación, sobre la siguiente base:

Para captar adecuadamente las cosas hay que empezar por captar clara y precisamente esa diferencia entre su existencia real y su estructura nuclear interna, entre las representaciones formadas sobre ellas y sus conceptos.

Hay que desprender los fenómenos de la forma inmediata en que se dan, hallar las mediaciones por las cuales pueden referirse a su núcleo, a su esencia, y comprenderse en ese núcleo; y por otra parte, conseguir comprensión de su carácter fenoménico, de su apariencia como forma necesaria de manifestarse (Lúkacs, 1985:81).

(11)

de textos publicados, de disertaciones y tesis vinculadas a los orígenes del Trabajo Social en Argentina tales como: Alayon(1978), Kisnerman(1982), Ander Egg(1985), Grassi(1989), Parra (1999), Carballeda(1999), Britos (2000), Rozas (2001), y posteriormente se agregaron los trabajos de Krmpotic(2002) y Carro (2003).

Por otra parte, hemos recurrido a la producción de disertaciones y tesis realizadas en la PUC-SP, entre ellos, Carina Moljo (2000) Raquel Castronovo (1999) Marta Dell´ Aglio (2001), Manuel Argumedo (2001), Nicolás Rivas (2001), etc. que realizan diversos análisis sobre el ejercicio profesional.

En cuanto a las publicaciones nos hemos centrado en los textos y revistas de Cortez Editora, las publicaciones de Espacio Editorial y Lumen-Humanitas, Textos y revistas del Centro de Estudios Latinoamericano de Trabajo Social; publicaciones de unidades académicas, como la Revista Desde el Fondo de la Universidad Nacional de Entre Ríos, Conciencia Social de la Universidad Nacional de Córdoba y Escenarios de la Universidad Nacional de La Plata. Asimismo procuramos información en las históricas publicaciones de la Editorial ECRO, y en emprendimientos particulares como la Revista Margen de Trabajo Social.

A partir del conocimiento de esta producción, encaminamos una búsqueda de materiales que nos aporten mayores precisiones sobre el origen de la formación profesional y la inserción ocupacional de los primeros Asistentes Sociales. Además de los textos que nos informan sobre el contexto, y nos aportan elementos históricos de las primeras décadas del s.

XX2, apuntamos a indagar específicamente material sobre Asistencia Social

o Servicio Social.

De acuerdo a lo hallado, ordenamos priorizando dos etapas, los trabajos escritos en el primer cuatro del sXX, es decir, —con anterioridad a 1924 dado que en ese año se inicia la formación profesional—, y otra etapa, marcada por los posteriores 35 años de la profesión. No hemos profundizado el movimiento de reconceptualización ni los materiales producidos en las

décadas 19603-1980. Nos hemos eximido de ese trabajo, en tanto, recientes

investigaciones se han dedicado a su tratamiento, como las tesis de doctorado de Parra (2002), Moljo (2003) y Siede (2004).

El rescate de material se ha llevado a cabo en Brasil en la biblioteca de la PUC/SP y la Universidade Estadual de Ponta Grossa. En Argentina recurrimos en la ciudad de Tandil al material bibliográfico del Grupo de Investigación y Acción Social (GIyAS), del Instituto de Estudios Histórico-Sociales (IEHS) y del Núcleo de Estudios Educativos y Histórico-Sociales (NEES) de la Facultad de Ciencias Humanas; así como de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aries. También

2

Ver: Armus (1990); Devoto y Madero (1999) Passanante (1987); Peréz Amuchástegui (1965) Weinberg, (1986).

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recurrimos a la Biblioteca Popular Bernardino Rivadavia, la Biblioteca del Partido Socialista, el Archivo histórico de la Municipalidad de Tandil y la Biblioteca de la Escuela Gral. San Martín.

En la ciudad de La Plata se indagó en la Biblioteca Central “Dardo Rocha” y en la biblioteca de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de La Plata.

En la ciudad de Buenos Aries se procuró material en la Biblioteca Pública Nacional, la Biblioteca de la Facultad de Derecho y del Instituto de Higiene Pública de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires; la Biblioteca del Maestro del Ministerio de Educación de la nación; la biblioteca de la Universidad del Museo Social Argentino y de la Universidad del Salvador.

El recorrido por bibliotecas de Brasil como de Argentina fue una tarea fundamental que permitió recabar bibliografía editada en los primeros años del sXX4. Es decir, que en base al material hallado, se realiza la necesaria reconstrucción descriptiva sobre el espacio ocupacional, rescatando algunos elementos de las funciones de asistencia, gestión y educación. Cabe aclarar que, la densidad de las fuentes aportan otras informaciones significativas sobre la historia del Trabajo Social que no han sido tratadas.

Dos fuentes fueron llaves heurísticas centrales para encaminar el trabajo de investigación: el primer hallazgo relevante comenzó con el texto de 1918 de Emilio Coni, que reúne información sobre la existencia de 800 instituciones. Esto nos condujo a replantear, por una parte, el tratamiento central que en los textos de la historia del Trabajo Social, se le otorga a la Sociedad de Beneficencia hasta la década de 1940, seguida de la Fundación Eva Perón; por otra parte, fue necesario indagar sobre el surgimiento de esas instituciones, y en virtud de ello, se hizo imprescindible el tratamiento de la inmigración masiva que recibió Argentina entre fines de sXIX y comienzos del XX.

La otra fuente fundamental, fue el hallazgo —en la biblioteca de PUC/SP— de ejemplares de las Revistas Servicio Social editadas por el Museo Social Argentino entre 1938 y 1944. De allí un organizador de la investigación fue un artículo que vierte información sobre la efectiva inserción ocupacional de 99 Asistentes Sociales graduados entre 1933 y 1942.

De modo que, pudimos comenzar a reconstruir el surgimiento del

espacio ocupacional de los primeros profesionales de Argentina5. Esta

revista nos permitió además, acceder a 14 artículos escritos por Asistentes

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Se anexa un detalle de la ubicación de los textos en las diversas bibliotecas.

5

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Sociales en esa época, algunos de los cuales serán citados en esta exposición.

Los textos de Enriqueta de la Serna de Ponce de Léon de 1945, Delia Franco de 1949 y de Blanca Cassagne de Serres de 1950, ya habían sido mencionados por otros autores, sin embargo hemos rescatado algunos planteos que nos han permitido dar luz sobre ciertos aspectos de las modalidades operativas.

Los escritos de médicos, abogados, agrónomos, maestros, etc. de las primeras décadas del sXX, muestran que el planteamiento de los derechos sociales no es exclusivamente a partir de 1945, como diversos textos lo sugieren.

Asimismo, los artículos de la Revista Servicio Social, los textos de las autoras mencionadas, las ponencias presentadas en la Primera Conferencia de Asistentes Sociales de Argentina realizada en 1933, los trabajos presentados por Asistentes Sociales argentinos en la Primer y Segunda Conferencia Panamericana de Servicio Social, de 1945 y 1949 respectivamente, muestran algunas evidencias para desmontar las afirmaciones recurrentes sobre inexistencia de producción autóctona del Trabajo Social hasta la década de 1960.

Los recursos escritos han sido una base primordial, pero el trabajo de investigación se complementa con el intercambio realizadado con colegas Trabajadores Sociales, historiadores, educadores, etc. que casi siempre nos han brindado importantes contribuciones.

En primer lugar, la orientación de la investigación realizada por la

ProfªDrªDilsea Bonetti, han sido una fuente imprescindible en la

investigación y la elaboración del trabajo de exposición.

Las lecturas, diálogos y reflexiones con las colegas del GIyAS6, con

Trabajadores Sociales de diversos ámbitos y ciudades, así como la

interlocución con historiadores del IHES7, han sido una contribución que

facilitó la búsqueda de ciertos nexos y la confirmación de ciertos rumbos en el estudio.

Durante los últimos 10 años he realizado registros de informaciones, opiniones, reflexiones recabados a profesionales del Trabajo Social, a usuarios de servicios sociales y a colegas docentes. Estos registros, a veces logrados en forma más sistemática y otras mediante diálogos informales, son un material empiríco que ha sido utilizado para los puentes necesarios con el

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Fundamentalmente con la Lic. Silvia Pagliaro, Lic. Virgnia Gardey, Lic. Cristina Roteño, Lic. Myriam Crocci, Lic. Cecilia Peréz, la Lic. Silvina Chervero y la Dra. Claudia Krmpotic, así como con las alumnas becarias Adriana Olariaga y Liliana Madrid, han acompañado el recorrido de esta investigación.

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Trabajo Social actual. Con este material he elaborado diversos escritos que han sido material de trabajo dentro del GIyAS.

Por otra parte, he realizado consultas y entrevistas a las Trabajadoras Sociales de los hospitales de Buenos Aires: Rivadavia, Durand, Clínicas y Tornú, que nos han recibido —casi siempre— con muy buena predisposición. Estos hospitales fueron seleccionados, una vez que se había detectado el material que los ubicaba entre los primeros servicios sociales en Argentina, por ello, intentamos ampliar la información. Sin embargo, nos encontramos que contábamos con más información que las propias instituciones. . En todos los casos no había información sistematizada sobre la creación de los servicios sociales, y las colegas, manifestaban la vaga idea que se habían iniciado a mediados de la década de 1940 — es decir, a partir del gobierno de Perón.

También nos proporcionaron información en la Escuela de Salud Pública de Facultad de Ciencias Médicas de la UBA. Allí, se entrevistó a docentes que habían estudiado en el Instituto Nacional de Nutrición, y se accedió a importante material de su biblioteca.

En la ciudad de La Plata se consultó a Trabajadores Sociales del Hospital Alejandro Korn y de la Escuela de Trabajo Social de la UNLP.

Reconstruir los orígenes del espacio ocupacional ha sido una tarea muy compleja, en tanto se fue buscando datos, la mayoría de las veces vertidos en forma escueta en diversas fuentes. Sin embargo, comenzar a armar el “rompecabezas”del espacio ocupacional, es una tarea que nos ha dado mucha satisfacción por la novedad que representa y porque esperamos que se modifique una falsa percepción de la historia.

En la etapa de elaboración de la exposición, la Profª Drª María Carmelita Yazbek y la Profª Drª Rosangela Bastistoni como miembros de la mesa examinadora de cualificación, me han aportado las sendas para la etapa final del recorrido. Asimismo, la lectura atenta de los borradores, por parte de la ProfªDrª Virginia Siede, ha sido una interlocución fundamental.

Para elaborar este trabajo el punto de partida es la comprensión del origen del Trabajo Social sustentado en la división social y técnica del trabajo, producto de las relaciones sociales del capitalismo en la fase de desarrollo monopolista, tal como plantea Netto:

En nuestra perspectiva, la aprehensión de la particularidad de la génesis histórico-social de la profesión, ni de lejos se agota en la referencia a la “cuestión social” tomada abstractamente; está hipotecada al concreto tratamiento de ésta en un momento muy específico del proceso de la sociedad burguesa constituida, en aquel tránsito a la edad del monopolio... (Netto, 1997:6)

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desde este enfoque. En el estudio sobre el desarrollo histórico del Trabajo Social Argentino, Gustavo Parra realiza un análisis de diferentes autores que han abordado el tema, dejando de manifiesto la escasez de producción teórica que ubique la inserción de la profesión en las relaciones sociales del modo de producción capitalista (Parra, 1999:25-46).

El origen del Trabajo Social en Argentina se ha abordado desde distintos ángulos, ya sea que se han recopilado datos, sucesión de hechos o de ideas, o se ha hecho mayor hincapié en el contexto histórico, en la comprensión del debate teórico y el desarrollo de las ciencias en ese período8.

Con este trabajo, intentamos profundizar sobre las determinaciones, y las relaciones particulares que generan el espacio socio-ocupacional, en su vínculo con la formación de especialistas de Trabajo Social en Argentina.

Consideramos que es fundamentalmente la configuración del espacio socio-ocupacional, que emerge al compás de las transformaciones sociales

en un determinado momento, lo que convierte en una realidad al Trabajo

Social. En este sentido, nos resulta indispensable, recurrir a los aportes de Netto (1997), según quien, existe un doble dinamismo en cualquier profesión: las demandas sociales que le son colocadas y las propias fuerzas

para dar respuestas teóricas y práctico-sociales. Siguiendo el planteo de

Netto,

El aspecto nuclear de una intervención profesional-institucional no es una variable dependiente del sistema de saber en que se basa o del cual deriva; lo es de las respuestas con que contempla demandas histórico-sociales determinadas; el peso de vectores del saber sólo se precisa una vez que está inserto en el circuito que atiende y responde a estas últimas...(Netto, 1997:84).

Desde este ángulo, Parra plantea que el origen del Trabajo Social en

Argentina se realiza en el marco de la incorporación del país al capitalismo

mundial, y que existieron distintas fuerzas sociales que inciden en el enfrentamiento de la cuestión social, poniendo el acento en

...el movimiento de médicos higienistas, el movimiento de los católicos sociales y la organización y demandas del movimiento obrero, como fuerzas significativas que confluyeron en la construcción de diferentes estrategias de regulación social, presionando sobre el Estado, al mismo tiempo que directa o indirectamente influyeron en la constitución de la profesión (Parra, 1999:101).

Por su parte, Estela Grassi enmarca el surgimiento del Trabajo Social

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Argentino en ciertas determinaciones socio-históricas, planteando la existencia de por lo menos tres condiciones:

...la existencia de mano de obra libre; la emergencia de lo social reemplazando al orden divino y el Estado tomando a su cargo las funciones que otrora desempeñara la Iglesia; y la existencia de Ciencias Sociales y humanas (Grassi, 1989:13).

Según Grassi, el Trabajo Social — fundamentalmente inserto dentro

del aparato estatal— ejerce de polea de transmisión entre las clases, con

servicios que se destinan específicamente a la vida cotidiana de las clases subalternas.

Estas dos condiciones (de asalariado y de dirigir sus servicios a los pobres) hacen que dentro del campo profesional adquieran particular relevancia las contradicciones de clase, de una coyuntura y de una formación social determinada (Grassi, 1989:11).

Coincidimos con el planteo de Grassi, al introducir en el análisis del Trabajo Social en Argentina, los elementos de la perspectiva trabajada por Marilda Iamamoto y Raúl Carvalho (1984) en el texto Relaciones Sociales y Trabajo Social.

Se trata de un esfuerzo por captar el significado social de esa profesión en la sociedad capitalista, situándola como uno de los elementos que participa en la reproducción de las relaciones de clase y de la relación contradictoria entre ellas. En este sentido, se efectúa un esfuerzo por comprender la profesión históricamente situada, configurada como un tipo de especialización del trabajo colectivo dentro de la división social del trabajo propia de la sociedad industrial (Iamamoto y Carvalho, 1984:77).

De modo que, teniendo presente las determinaciones de la división social y técnica del trabajo, agregamos, tal como lo expresa María Carmelita Yazbek, que para comprender la práctica profesional es necesario aprehender las dimensiones objetivas y subjetivas

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ejercicio profesional del asistente social y, por otro, el modo cómo el profesional construye su intervención, le atribuye significado, le confiere finalidades y una dirección social (Yazbek, 1999: 90)9.

Estas dimensiones atraviesan todo el análisis de la intervención profesional, y es necesario, por lo tanto, tener presente en la reflexión no sólo del profesional sino de la población con la que se trabaja.

La configuración de posicionamientos en la práctica profesional, tiene un entramado complejo, no es posible atribuir a cuestiones subjetivas del profesional ni tampoco dejar de considerarlas.

El análisis de la profesión no se agota en la afirmación mecanicista que, sosteniendo ser el Servicio Social uno de los instrumentos al servicio de un poder monolítico, concluye que la profesión esta necesariamente condenada a constituirse en un refuerzo exclusivo del mismo. Por otro lado, el voluntarismo que impregna la posición opuesta, al considerar al asistente social como “el agente de transformación”, no reconoce ni aclara, el verdadero carácter de esa práctica en la sociedad actual. Al sobrestimar la eficacia política de la actividad profesional, subestima el lugar de las organizaciones políticas de las clases sociales en el proceso de transformación de la sociedad, en tanto sujetos de la historia; por otro lado, parece desconocer la realidad del mercado de trabajo (Iamamoto y Carvalho, 1984:88).

Estos planteos nos han aportado elementos fundamentales para avanzar en la comprensión del movimiento contradictorio en que se configura la práctica profesional. La direccionalidad de la acción no puede ser atribuida sólo a una cuestión de voluntad individual, ni tampoco exclusivamente a una ejecución de intereses monolíticos. El movimiento entre las determinaciones socio-históricas y el modo de actuar del profesional, debe ser aprehendido en sus dimensiones objetiva y subjetiva, en un espacio socio-ocupacional concreto.

Procurando trabajar a la luz de un enfoque ontológico, iniciamos este camino abordando en la disertación de maestría, elementos de la práctica profesional de los Trabajadores Sociales, en tanto, asalariados en la esfera estatal, analizando la dinámica que se establece entre el arsenal operativo y el desarrollo de estrategias de acción. Allí se plantea que el arsenal operativo constituye la articulación del conjunto de los recursos.

Se exponen elementos desde una concepción que intenta definir su significación ontológica en la intervención profesional, intentando superar la inmediatez en que se presentan. En virtud de ello, arribamos a la necesidad de analizar los recursos en su condición de ser asequibles o inasequibles de

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acuerdo a las finalidades y los objetivos particulares de la intervención.

Los recursos inasequibles son aquellos que, ya sea, por las determinaciones generales dentro de un orden social, y por determinaciones particulares de la práctica profesional, no pueden ser conseguidos como recursos de la intervención en un momento dado y para un objetivo determinado. Es importante no colocar a priori una distinción entre recursos asequibles e inasequibles, dado que depende del concreto tratamiento según ciertos fines de uso o de consumo. Desde esta perspectiva tratamos de superar esa superficialidad en cuanto a la existencia material del recurso en su inmediatez, para entrar en las determinaciones particulares de la intervención.

Los recursos de la intervención del Trabajo Social pueden ser

analizados en los siguientes conjuntos: las prestaciones; de

funcionamiento, escritos, visuales, el tiempo ,los vínculos y los recursos del profesional.

Las prestaciones son los recursos definidos en forma abstracta que se destinan a la cobertura de necesidades concretas, en base a requisitos pre-establecidos. Pueden ser materiales o no, ya que se trata de beneficios en dinero, bienes o servicios.

Al definir recursos de funcionamiento nos referimos a todo aquello

que sirve de soporte para el desarrollo de las actividades. Estos recursos tienen una fuerte relación con las simples determinaciones de la práctica existiendo una gama variada: equipamientos, mobiliarios, útiles, espacios físicos, medios de transporte, acceso a comunicaciones, artículos deportivos, recreativos, etc.

Lo que denominamos recursos escritos proporcionan elementos al

trabajo intelectual a través de dos clases cualitativamente diferentes, por una parte los recursos teóricos, y por otra, las fuentes informativas como legajos, censos, registros, fichas, expedientes, material documental, cuestionarios, folletos, cartillas, etc.

Los recursos visuales son distintas forma de presentar imágenes, ya

sea, para transmitir mensajes, información, incentivar la reflexión, motivar. En Trabajo Social se utiliza desde las formas más simples, con afiches colocados en carteleras, hasta otras más elaboradas por medios audiovisuales .

El tiempo es una determinación fundamental del arsenal operativo, por una parte, la disponibilidad diaria en el trabajo cotidiano; por otra, es necesario evaluar este recurso como tiempo de proceso que se desarrolla en meses y años. El análisis de la disponibilidad de tiempo no puede estar ausente para evaluar la modalidad que adquiere la intervención.

En cuanto a lo que comúnmente se denomina recursos humanos,

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persona como recurso, no es por sí sólo, ni la capacitación, ni sus ideas, ni habilidades, sino fundamentalmente los vínculo que se establecen para desarrollar actividades conjuntas.

Los recursos del profesional son el bagaje de los Trabajadores Sociales en un momento histórico determinado, donde entra en juego aspectos objetivos y subjetivos. Los recursos profesionales no pueden asimilarse a la producción teórica, ni tampoco quedar amarrados en una lectura de políticas institucionales. La aprehensión de conocimiento teórico, se conjuga con la reflexión sobre la experiencia, junto con otros aspectos particulares de profesional, como el lugar de origen, acervo ideo-cultural, status económico, ideas y creencias religiosas, posiciones políticas. Existen aspectos claves como saber escuchar, observar, utilizar un lenguaje apropiado, etc. Determinan estos recursos, también aspectos de que no hay que soslayar de la dimensión subjetiva, como los miedos, aspiraciones o intereses que condicionan el rumbo de las acciones.

En la exposición de estos elementos, se recurre a la crítica de las definiciones que propusieron sobre los recursos, autores como Ezequiel

Ander Egg o Natalio Kisnerman10. El contrapunto con esos autores

constituye una parte fundamental de la argumentación para inducir la ruptura— a nivel de la re-construcción en el pensamiento— entre esa lógica de conceptos y la existencia real. En virtud de ello, dedicamos el primer

capitulo del texto Los recursos en la intervención profesional del Trabajo

Social, para criticar las definiciones de los mencionados autores, dejando interrrogantes abiertos para que el lector reflexione sobre la inmediatez en que se presentan los recursos, antes de proponer una forma distinta de conceptualización.

Por otra parte, el texto promueve la reflexión entre lo que está disponible y lo que se utiliza en la intervención, a fin de captar la diferencia entre recursos y lo que se podría convertir en instrumento. Es decir, tomando

el planteo de Marx (1997) — y su ejemplo de la vía férrea no transitada11—,

diremos que: lo que no se usa como instrumento no realiza su fin como instrumento, por lo tanto, sólo puede ser potencialmente un instrumento, y tal sentido, es que lo denominamos recurso. Dicho de otro modo, ciertos recursos pueden convertirse en instrumentos — que entran y salen de la intervención sin transformarse— en la medida que son utilizados como tales.

De manera que, procuramos en las condiciones objetivas la bases para analizar la práctica profesional, y no en sus variadas representaciones12.

10

Trabajamos centralmente sobre el texto de Kisnerman Los recursos. Bs.As.: Humanitas, 1982; el

Diccionario de Trabajo Social de Ezequiel Ander Egg. Bs.As.: Humanitas, 1988.

11

Este ejemplo motivó que la tapa del texto donde abordamos los recursos, fuera justamente una foto de una vía férrea.

12

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En virtud de ello, para analizar el desarrollo de estrategias de acción, se plantea la necesidad de tener presente la dimensión política en la trama cotidiana de determinaciones y contradicciones. Explorando sobre las funciones de asistencia, gestión y educación13, serealiza un esbozo sobre la contradicciones, marcando en términos de polaridad las fuerzas presentes en la práctica profesional14. Cabe destacar que no planteamos una división entre funciones, sino que ellas se presentan simultaneamente y con distintos grados de articulación.

A los fines analíticos, podemos señalar que la función de asistencia

implica el contacto directo entre un agente profesional15 y los

usuarios/pobladores. Es decir, consideramos que existe una función asistencial que realiza el Trabajador Social como profesional que se revela en la atención de la demanda y la proporción de recursos. La asistencia que realiza el Trabajo Social está determinada centralmente por las prestaciones, en base a las que se define la proporción de recursos. Los recursos profesionales, se ponen en juego para atender la demanda de los usuarios y condicionan los modos adquiere esta función.

La función de gestión involucra la consecución y administración de

recursos — ya sean prestaciones, de funcionamiento, visuales, profesionales, los vínculos y el tiempo. Desde esta función los Trabajadores Sociales plantean diferentes formas de organización, de obtención y registro de información, de planificación y evaluación. Las instituciones determinan modos de gestión estandarizadas a través de planillas para relevar datos, formularios, solicitudes, etc. con la presión objetiva de cumplir plazos, limitar demandas, elevar pedidos. En ello se produce una burocratización de la gestión, que prevalece cuando son las normas establecidas las que definen los mecanismos, y no las necesidades concretas de los usuarios.

En cuanto a la función de educación dentro de la intervención del

Trabajo Social, se incluye la enseñanza así como también la acción de dirigir, considerando que la educación siempre es un hecho político.

Estas funciones se plantean con objetivos de modificación sobre las prácticas y conductas de las clases trabajadoras, por ello se desarrolla de diversas formas, y con distintas, e incluso, opuestas direccionalidades. Queremos remarcar que no existe un corte entre lo asistencial, la gestión y lo educativo. Pero es necesario diferenciar, a los efectos del análisis, las

La intervención profesional de los Trabajadores Sociales como Práctica Comunicativa. PUC-RG, Porto Alegre, 1999. En varios textos Alfredo Carballeda, es un exponente de quienes se preocupan por las cuestiones subjetivas y los discursos.

13

Originalmente fueron planteadas por un grupo de docentes y alumnos trotskistas de la Universidad Autónoma San Andrés de La Paz, Bolivia (URUS-URDA,1988).

14

Si bien, es cierto que la polaridad no da cuenta de la complejidad de los procesos, también es cierto que su reflexión colabora como referencia de la lucha de clases, la cual aparece muy enmascarada en la sociedad actual.

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(21)

funciones ejecutivas en que se desenvuelven las modalidades de intervención históricamente.

Las modalidades operativas están determinadas tanto por las demandas sociales como por las elaboraciones propias del campo profesional. Nos hemos ocupado de buscar elementos sobre el recorrido histórico de las demandas que dieron orígen e instauraron atribuciones del profesional del Trabajo Social.

En base a los planteos de Netto (1997), la vía heurística elegida fue identificar las funciones ejecutivas de asistencia, gestión y educación, procurando las características particulares del Trabajo Social, dentro de la división social y técnica del trabajo.

En lo que se refiere al universo de demandas en el origen del Trabajo Social, vinculadas al horizonte de intervención en Argentina, es indispensable introducir la cuestión de la masiva inmigración europea, que modificó radicalmente las características de la población e imprimió un sello particular a las prácticas cotidianas. En tal sentido, hemos trabajado para profundizar sobre las marcas que deja la inmigración vinculadas a las respuestas del Estado con una expansión de instituciones en el período 1880 a 1930, coincidente con las primeras oleadas inmigratorias. Entre las condiciones objetivas en Argentina para la institucionalización del Trabajo Social, encontramos instituciones estatales que abordan la cuestión social de forma fragmentada.

Según Parra

Si bien el Trabajo Social, como profesión institucionalizada y legítimamente reconocida surge en la década del 30 en Argentina, existieron un conjunto de prácticas e intervenciones que se desarrollaron en el terreno de la asistencia y de los problemas sociales desde el siglo XIX, los cuales se constituyeron en antecedentes de la profesión. Estas acciones, más allá de su carácter estatal o privado, se caracterizaron por ser actividades concretas y sistemáticas de enfrentamiento a la “cuestión social”, realizadas en el terreno de la asistencia, es decir, el ámbito privilegiado de intervención, del más tarde Trabajo Social institucionalizado (Parra, 1999:99).

Esta claro que la “intervención en lo social”, la “protección social” o las “formas de asistencia” ya existían mucho antes que existieran las Escuelas de Servicio Social16, y ello no se explica sólo por la influencia del

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pensamiento europeo o norteamericano, sino que es fundamental comprender las propias condiciones materiales y el desarrollo de ciertas prácticas para abordar las manifestaciones de la “cuestión social”.

Es decir, como plantea Netto (1997) el surgimiento de la profesión

obedece a la configuración de un movimiento de continuidad y ruptura, en

determinadas condiciones histórico-sociales donde emerge un espacio socio-ocupacional de inserción del Trabajo Social.

...no es la continuidad evolutiva de las protoformas del Servicio Social la que explica su profesionalización, sino la ruptura con ellas... (Netto,1997:68).

Descartamos, por lo tanto, que sea la simple evolución de las formas de ayuda que pasaron a institucionalizarse, sino que el origen del Trabajo Social se inscribe en los procesos históricos, y por lo tanto, en el movimiento contradictorio de la sociedad, que implica la lucha de clases. En este sentido, es fundamental comprender que las oleadas inmigratorias que ingresan a Argentina produjeron rupturas en la configuración institucional del país entre 1880 y 1930.

Surgen distintas fuerzas político-ideológicas que se expresan en las huelgas obreras, en los movimientos de estudiantes o de inquilinos, en las universidades, en los partidos políticos, en las leyes obreras, en organizaciones populares, en la prensa, en los escritos literarios, en las expresiones artísticas, en la iglesia, etc.

En este movimiento complejo y contradictorio de la sociedad capitalista surge el Trabajo Social, con contradicciones que ya estaban presentes en el espacio socio-ocupacional donde se insertaría el profesional.

Así, se puede afirmar que el Servicio Social participa tanto del proceso de reproducción de los intereses de preservación del capital, como de las respuestas a las necesidades de sobrevivencia de los que viven del trabajo. No se trata de una dicotomía, sino del hecho que no puede eliminar esa polarización de su trabajo, ya que las clases sociales y sus intereses sólo existen en la propia relación. Relación que, como ya afirmamos, es esencialmente contradictoria y en la cual el mismo movimiento que permite la reproducción y la continuidad de la sociedad de clases, crea las posibilidades de su transformación (Yazbek, 1999:90).

(23)

Siempre que pretendemos analizar la práctica del Trabajo Social, es inherente la referencia a las instituciones en las cuales se inserta el trabajo profesional. En este sentido, remontándonos a comienzos de siglo XX, encontramos que ya estaban en funcionamiento una gama de instituciones que intentaban dar respuestas a las nuevas demandas, fragmentando la cuestión social desde distintos perfiles e intereses.

La hipótesis directriz de este trabajo se puede resumir de la siguiente manera:

Las modalidades de intervención del Trabajo Social son los modos de realizar las funciones ejecutivas de asistencia, gestión y educación, estando determinadas por condiciones macrosociales, y por condiciones particulares de las necesidades sociales, de las demandas que presentan los usuarios particulares y los recursos de la intervención en un momento determinado. Dado que, ontológicamente constituyen uno de los fundamentos objetivos de la estructura sincrética de Trabajo Social, se verifica un hilo conductor desde el orígen de la profesión en Argentina, y que, si bien, se modifica en distintos momentos históricos, sus elementos de permanencia se revelan en la continuidad de la actuación profesional del Trabajo Social.

La exposición se ha organizado en cuatro capítulos, en el primero nos referimos las demandas histórico-sociales vinculadas al origen del espacio socio-ocupacional. De modo que tratamos el cambio en la estructura poblacional, producto de la inmigración masiva, en el marco de la instauración del capitalismo monopolista. En cuanto a las funciones ejecutivas de asistencia, gestión y educación identificamos las necesidades que se planteaban en las instituciones derivadas de la las nuevas demandas de la urbanizacion capitalista:visitas domiciliarias, la obtención y registro de información, educacion sanitaria, etc.

En el segundo capítulo, tomamos elementos de los inicios de la formación profesional vinculados a la creación de los servicios sociales en las diversas instituciones. A partir de una recopilación de información de diversas fuentes, se realizó una aproximación a la inserción ocupacional de Visitadoras y Asistentes Sociales, en puestos de trabajo en la actualidad que han perdurado y señalando aquellos que no existen. Los elementos descriptivos de las funciones ejecutivas de asistencia, gestión y educación, atribuídas a Visitadoras y Asistentes Sociales han servido para aportar elementos sobre la constitución de las modalidades con sus rasgos de continuidad y rupturas.

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transferencia de fondos patronales a las obras sociales sindicales.

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CAPITULO I

DEMANDAS HISTÓRICO-SOCIALES Y RESPUESTAS INSTITUCIONALIZADAS: ANTECEDENTES DEL ESPACIO OCUPACIONAL DEL TRABAJO SOCIAL

1. 1 Inmigración y contradicciones de la urbanización capitalista

El vínculo entre la inmigración masiva y el desarrollo de instituciones, no puede estar ausente de la comprensión del surgimiento del Trabajo Social en Argentina.

Para comprender el proceso que se da desde fines del sXIX y comienzos del sXX en Argentina, en relación al crecimiento en número y tamaño de las instituciones de asistencia social, educativas, de salud, etc., es necesario tener presente que fue parte constitutiva de los procesos de

urbanización capitalista en América Latina17en el marco de la instauración

del capitalismo monopolista a nivel mundial.

Comenzar a explicar este período, sin mencionar el antecedente directo del exterminio de la población indígena, sería una injusticia. Recordemos que la zona conocida como pampa húmeda, de un alto valor para el desarrollo de la agricultura, estaba ocupada por poblaciones autóctonas desde hace unos 10.000 años. Sin la lógica capitalista de producción, esas comunidades indígenas se autoabastecían y mantenían

ciertas formas de comercio con poblaciones de la región cordillerana18. En

su mayoría esta población no tenía las características requeridas para convertirse en mano de obra asalariada, de acuerdo a las necesidades del desarrollo capitalista. En virtud de ello, las llamadas “campañas del desierto” tuvieron el propósito de ocupar militarmente territorios —desde la región pampeana hasta zonas patagónicas — exterminando a sus legítimos habitantes. La característica principal de estas campañas es que fueron expediciones militares que avanzaron mientras que las poblaciones indígenas fueron enfrentando y resistiendo dentro de sus limitadas posibilidades. La población indígena que sobrevivió, fue sometida a las reglas del sistema capitalista incorporándose como mano de obra, o quedó confinada a pequeños asentamientos, principalmente en la zona cordillerana.

Con esta apretada síntesis pretendemos dejar planteado que la política de inmigración, vino de la mano del previo exterminio de la inmensa mayoría de las comunidades existentes. Gran parte de la población argentina actual, en los principales centros urbanos, es descendiente de europeos que se instalan en el país desde mediados del sXIX.

17

En su vínculo con el surgimiento del Trabajo Social, se puede consultar: Manrique Castro (1985) Parra (1999), Britos (2000), Grassi( 1989).

18

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Las condiciones de expulsión de población de los países europeos se combinó con la medidas adoptadas en distintos países americanos y en particular en nuestro país.

A partir de 1810, los sucesivos gobiernos fueron dictando distintas normas de protección cooperando con la entrada de extranjeros. Durante el gobierno

de Rivadavia —en la década de 1820— se crea una comisión de

inmigración, y se dictan una serie de decretos que favorecen el ingreso y radicación de europeos. A partir de la redacción de la Constitución, en 1853,

se establece el fomento a la inmigración. En 186219 se nacionaliza la

comisión de inmigración bajo la denominación de Comisión Filantrópica de

Inmigración. En 1876 se dicta la ley 817 que crea el Departamento general de inmigración, con el objetivo de realizar una selección de inmigrantes que apuntaba a proteger a los inmigrantes “honorables y laboriosos” así como pretende contener a los “viciosos e inútiles”20.

La Ley de inmigración en vigor considera inmigrante a todo extranjero jornalero, artesano, industrial, agricultor o profesor que siendo menor de sesenta años y acreditando su moralidad y sus aptitudes, llega a la República para establecerse en ella, en buques a vapor o a vela, pagando pasaje de segunda o tercera clase (Coni, 1918:328).

Aquí vemos que significativamente no estaba destinado a pasajeros de primera clase, dado que el inmigrante requerido debía incorporarse como

mano de obra asalariada21. La llamada conformación del Estado moderno se

va realizando al compás de una política, que va ocupando territorios e incentivando la incorporación de mano de obra europea, fundamentalmente como fuerza de trabajo asalariada para cubrir las necesidades del desarrollo del capital. Cabe aclarar, que la incorporación de colonos fueron experiencias minoritarias, a diferencia de lo ocurrido en EEUU.

De acuerdo a los censos nacionales el país contaba en 1869 con 1.836.490, pasando en 1895 a 3.956.060 habitantes, mientras que el tercer censo nacional realizado en 1914 arrojaba una población de 7.888.237 habitantes. La transformación de la estructura poblacional, contiende procesos que combinan aspectos económicos, políticos, culturales, sociales.

Dentro del proceso de modernización iniciado en la Argentina durante la segunda mitad del siglo pasado, uno de los factores de mayor gravitación lo constituye el masivo aporte inmigratorio.

19

Se unifica el estado de Buenos Aires y la confederación Argentina ratificando la Constitución con validez nacional.

20

Ver Martone (1956) pp. 318-325.

21

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...más allá de lo cuantitativo se produjo una verdadera transformación de la fisonomía nacional. La interrelación del desarrollo agropecuario, expansión del comercio exterior, incremento de las inversiones extranjeras, crecimiento industrial, con el simultáneo arribo de grandes contingentes de mano de obra de procedencia europea, contribuyó — en el marco de renovadas relaciones de integración económica internacional — a impulsar una nueva dinámica productiva que determinaría decisivos cambios en la estructura económico social del país (Weinberg, 1986:13).

Esta inmigración masiva, contradictoriamente permitió el desarrollo de la industrialización y, en ese mismo movimiento, la concentración de fuerza de trabajo presentó nuevas demandas que constituyeron una ruptura en las formas organizativas existentes.

En el análisis que realiza Correa Luna sobre la Historia de la Sociedad de Beneficencia22, el tema de la inmigración es resaltado y se brindan cifras de su repercución en la ciudad de Buenos Aires: en 1880, al ser declarada Capital Federal tenía 300.000 habitantes, pasando en 1895 a contar con 663.854; en 1904 tenía 950.891 y en 1909 pasó a cuadruplicar la cifra inicial ya que contaba con 1.251.698 habitantes (Correa Luna, 1925: 222).

Por otra parte, Estela Grassi —en relación al surgimiento del Trabajo Social en Argentina— explica los procesos ocurridos entre 1850 y 1930, partiendo del análisis de la situación socio-política del país, y afirmando que la generación de nuevas líneas no puede fundamentarse solamente con las tendencias en los países europeos y sus influencias en el pensamiento local.

Es así que ante las nuevas condiciones socio-económicas descriptas antes, que implicaban contar con trabajadores sanos y condiciones de “paz social” que garantizaran la continuidad del régimen y la productividad del capital, y ante la necesidad de legitimación del propio Estado, frente a los nuevos problemas que planteaba una población urbana numerosa y heterogénea (promiscuidad, prostitución, indigencia, mendicidad), se perfilaron tres estrategias complementarias: a) la centralización de la asistencia y su contralor por el Estado, b) la “tecnificación” de la acción social, c) la restauración de la vida familiar y la moralización de los sectores populares (Grassi,1989:44).

Para que se llevaran a cabo estas estrategias, tuvo que darse todo un movimiento de reclamos y luchas populares que instalaron reivindicaciones en forma colectiva y se manifestaron como la “cuestión social” Argentina. Es decir, no fue el producto de las “ideas” de un grupo de iluminados de la

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(28)

elite, lo que produce cierta intervención del Estado— en lo que respecta a la sanción de leyes obreras así como en el surgimiento de las políticas sociales—, sino que las características que adquiere esa intervención depende del proceso de luchas sociales23.

Esas luchas deben entenderse dentro del conjunto de transformaciones concretas de la vida cotidiana de los inmigrantes, en tanto, el desplazamiento de un país a otro, provocó la desestructuración de modos de vida, siendo necesarias nuevas objetivaciones en las nuevas condiciones

económico-sociales. Como plantea Lukács la vida cotidiana es una zona intemediaria

concreta entre el mundo económico-social y la vida humana (apud. Heller,1977).

En el proceso de nuevas objetivaciones que realiza la población inmigrante, surgieron distintas fuerzas políticas que se expresan en partidos y sindicatos así como también en organizaciones de colectividades, cooperativas, asociaciones de socorro mutuo, etc.

Una de las características de la nueva población en los centros urbanos, está dada por la particularidad de sectores de inmigrantes que buscaron distintas formas de demandar y de organizarse, donde la experiencia anterior jugó un papel fundamental.

...corresponde sí detenerse, por su directa y principal intervención en la organización del flamante movimiento obrero argentino, en ciertos grupos de inmigrantes que llegaron a Buenos Aires en el período 1870 – 1890. La derrota de la Comuna de Paris, la caída de la primera república española, las leyes antisocialistas de Bismarck y la represión de insurgencias obreras en Italia, precipitaron en el Viejo Mundo una importante emigración de trabajadores de notoria militancia política, muchos de los cuales arribaron a nuestra playas (Weinberg, 1986: 15).

La participación política, es un sello distintivo de la inmigración que potenció demandas de esa población concentrada, trajo la riqueza de las experiencias del movimiento obrero europeo, aunque también fue portador de las derrotas sufridas.

La urbanización capitalista contiene múltiples procesos, con el telón de fondo de la tensión capital-trabajo. Según Topalov, el capital no produce

ciertos elementos de valor de uso complejo que no incluyan en sí

condiciones de rentabilidad, pasando al financiamiento público el sistema de vías urbanas, los transportes colectivos, el abastecimiento de energía, de agua, redes de evacuación de los desperdicios, etc. que constituye

23

(29)

infraestructura necesaria a la formación de los efectos útiles de aglomeración (Topalov, 1979: 27-28).

En este sentido, se considera a la ciudad misma cumpliendo ciertas funciones para el desarrollo capitalista, con la creación de los ferrocarriles, los servicios de luz eléctrica, el correo, las redes de agua, etc.; estas obras a su vez requirieron de mano de obra y fueron una fuente de inserción laboral para los extranjeros.

Durante los últimos años del s.XIX la multiplicación de las luchas obreras con sus nuevas organizaciones llevan a cabo una oleada de huelgas que se incrementan año tras año. Indudablemente en ello jugaron un papel importante las nuevas influencias de los extranjeros europeos en toda la gama de diversas tendencias anarquistas, socialistas y comunistas.

Iñigo Carrera (1994), en la periodización de la historia de la clase obrera argentina — en relación al ascenso y descenso de su lucha—, el primer ciclo se inicia en la década de 1870 y se extiende hasta mediados de la década de 1920. El segundo ciclo se desarrolla desde los primeros años de la década de 1930 hasta mediados de la década de 1970.

Atendiendo a la relación de la clase obrera con el sistema institucional, como expresión política del sistema social vigente, en el primer ciclo las luchas se dan por fuera y enfrentadas al sistema institucional, sin que los obreros, salvo algunas facciones como los ferroviarios, se propongan formar parte del mismo. En el segundo ciclo la tendencia es a que las luchas penetren el sistema institucional y se manifiesten dentro de él, lo que se corresponde con un momento de expansión del capitalismo en extensión y de creciente ciudadanización (Iñigo Carrera, 1994:292).

Las organizaciones obreras en Argentina en la década de 1870 se

pusieron en marcha dando sus primeros pasos, siendo un gremialismo internacionalista bajo la influencia de los comunistas de la I Internacional24 de la mano de los inmigrantes europeos, principalmente de los alemanes, franceses e italianos25.

El primer sindicato obrero que lleva a cabo una huelga, es la Unión

Tipográfica26 en 1878, que significa un gran triunfo para los gráficos

24

Ver: Novack, G. et al. Las tres primeras internacionales — su historia y sus lecciones. Bs.As.: Antídoto, 1987. En el informe presentado por Marx y Engels al Congreso de La Haya en 1872, se hacía alusión a la existencia de organizaciones de la Internacional en Argentina. En ese congreso participa Raimundo Wilmark que luego funda en Córdoba una sección de la Internacional. Ver: La historia del Socialismo en Argentina. En: Documentos del Partido Socialista Auténtico. En: www.psa.org.ar

25

Existieron agrupamientos por idioma como los alemanes en el Club Vorwärts, los socialistas franceses del grupo Les Egaux y los italianos reunidos en Fascio di lavoratori. Ver: Iñigo Carrera (1997:276-280).

26

(30)

porteños que logran aumento de salarios, delimitar la jornada de trabajo —en 10 horas en invierno y 12 horas en verano — y la eliminación del trabajo infantil en los talleres (Romero, 1988:15). Aquí encontramos

algunas demandas colectivas presentes en la época, con reivindicaciones

que logran concretarse a partir de la acción de una organización sindical. Le sucedieron otras organizaciones, que se conformaban en torno a ciertos reclamos y al poco tiempo desaparecen.

Entre 1880 y 1890 se crean los primeros grandes establecimentos industriales, y consecuentemente crece la población proletaria. Los socialistas impulsaron la organización de distintas gremios y fueron los primeros en intentar federar los sindicatos, creando aproximadamente en 188127

la Federación de trabajadores de la República Argentina, aunque también fue una experiencia efímera, y recién 10 años más tarde logrará constituirse (Romero, 1988:10).

En cuanto a la organización de los anarquistas, en 1885 el dirigente

italiano Enrico Maltesta visita Argentina, y ello es considerado un punto clave en el desarrollo del movimiento anarquista en el país.

Es decir, mientras en EEUU se producía la famosa huelga general en reclamo de la jornada de 8 horas, que pasaría a la historia recordada como la lucha de los mártires de Chicago (1886), en Argentina avanzaban las relaciones propias del capital, dando un salto cualitativo en 1890 (Iñigo Carrera, 1997:263).

La inserción de las mujeres en el mercado de trabajo

(establecimientos industriales, talleres, comercios, empleadas domésticas, etc.), no fue una cuestión menor, y se evidencia en la participación activa en las huelgas y manifestaciones, así como en la aparición de organizaciones y

publicaciones específicamente femeninas. Se registra en 1888 una de las

primeras huelgas de empleadas domésticas; y en 1896 se crea una

organización netamente de mujeres con el nombre de Sociedad Cosmopolita

de obreras costureras. En ese mismo año las anarquistas publican La voz de

la Mujer, siendo un periódico precursor de la prensa femenina.

Al fundarse en 1889 la II Internacional28, su convocatoria a realizar huelgas y manifestaciones simultáneas en todos los países, no se hizo esperar en Argentina, donde se impulsó la reivindicación de las 8 horas de jornada de trabajo y las campañas de solidaridad con los obreros en lucha en distintos países.

Las disputas entre corrientes adheridas a las distintas tendencias organizadas en la Primera y Segunda internacional, no impidieron materializar importantes acciones de masas, como la conformación del Comité Internacional que organizó la conmemoración del 1° de Mayo de

189029, y un petitorio con las reivindicaciones más urgentes presentado al

27

Cabe aclarar que en las distintas fuentes consultadas, aparecen diferencias en la fechas planteadas, es posible que ello se deba a la corta vida de las organizaciones y la escasez de archivos, tal como lo plantea una reseña histórica de 1918, reproducida en Iñigo Carrera (1997:276-280).

28

Allí participa Juan B. Justo como representante de los socialistas de Argentina.

29

(31)

poder legislativo. Además, llevaron a cabo otras acciones, como la gran

manifestación de desocupados en 189730, y diversas campañas conjuntas de

solidaridad internacional como el apoyo a las huelgas de los mecánicos

ingleses y a las manifestaciones contra el hambre realizadas en Milán

(Romero, 1988:11-12).

Hacia fines del sXIX se agudiza la tensión entre anarquistas y socialistas, y en los primeros años del sXX organizan distintas federaciones obreras. Paralelamente se van fundando los partidos políticos, como el Partido Socialista (1894) con bases obreras y sectores profesionales, y se articulan fuerzas democrático-burguesas —que congregaban a sectores medios, profesionales, comerciantes— con su principal exponente en la Unión Cívica Radical, que protagoniza diversas revueltas.

Las mujeres también van creciendo en organización en el comienzo del sXX conforman nuevas instituciones: en 1902 se crea el Centro Socialista

Femenino31, en 1903 la Unión Gremial Femenina, en 1905 el Centro

Feminista, en 1907 el Centro Femenino Anarquista y en 1909 se crea la Sociedad Unión y Labor. Por esos años se registran una serie de huelgas organizadas por las mujeres, siendo algunas de ellas: en 1903 las planchadoras y las cigarreras; en 1906 las obreras fosforeras, en 1907 las modistas. En ese año también se declara la huelga de inquilinos, siendo una de las dirigentes la anarquista Juana Rouco Buela32.

Por otra parte, el apoyo de las mujeres a las huelgas ha sido un factor fundamental de su desarrollo. En la denominada “huelga grande” de los canteristas de Tandil —que duró un año entre 1908 y1909—, el papel de las esposas de los canteristas fue fundamental para asegurar el triunfo; al igual que en diversos conflictos, ellas se encargaban de impedir el acceso a los picapedreros “carneros”, arrojándoles aceite caliente, piedras y obstruyento las vías férreas33.

Lo que intentamos dejar explícito — dado que el tratamiento de los sucesos históricos excede en demasía nuestro tema de estudio — es la existencia de un proceso de intensas demandas sociales expresadas en diversas organizaciones sindicales y partidarias que se desarrollan contradictoriamente a partir de la incorporación de la mano de obra extranjera dentro de la relaciones sociales capitalistas.

anarquistas; y el otro, es el periódico socialista El Obrero, dirigido por el alemán Germán Ave Lallemant —discípulo de Marx y Engels. Según Rodolfo Puiggrós ese periódico inicia el análisis de la realidad en Argentina a la luz del socialismo científico (1986:144).

30

En ese año sólo en la ciudad de Buenos Aires se registraban 40.000 desocupados (AAVV, 1972:163)

31

Allí participaron mujeres de origen proletario que se convirtieron en dirigentes obreras como Carolina Muzzini, Raquel Mesina, Juana María Beggino, Justa Burgos Meyer, Cipriana Cardala, Pascuala Cueto, etc.

32

Corbière, E. El discurso de las mujeres socialistas y anarquistas (1910-1930) En

www.argenpress.com

33

(32)

Coincidimos con Britos, en cuanto coloca la emergencia del Trabajo Social vinculada al conflicto capital-trabajo, y por lo tanto remarca las medidas de lucha de los trabajadores descartando una comprensión de progreso armonioso en el desenvolvimiento del capitalismo.

Los inmigrantes establecidos en los grandes centros urbanos del país, le dieron una nueva dinámica a la sociedad. Como obreros urbanos industriales, organizaron importantes huelgas en la primer década del sXX, ante la explotación a que eran sometidos y las pésimas condiciones laborales existentes (Britos, 2000:22).

Sin la comprensión de estas demandas colectivas, cualquier intento de explicación del surgimiento del Trabajo Social, quedaría desvinculado de la historia de la lucha de clases.

Como respuesta a esas luchas, que enfrentan el sistema institucional que se iba conformando, las medidas represivas estaban a la orden del día. Hacia fines de 1902, en el marco de la convocatoria a una huelga general, el

Congreso de la Nación sanciona la controvertida Ley de Residencia (de

Extranjeros), que le daba atribuciones al Poder Ejecutivo para deportar extranjeros indeseables. Es notorio que se trataba de una clara persecución a los militantes de izquierda, cuyo fin era su expulsión del país. Durante el primer mes deportaron alrededor de sesenta hombres, que supuestamente eran activistas, principalmente anarquistas.

Esta política no logró aplacar al naciente movimiento obrero, y por ello, se insiste con otras medidas represivas como la declaración del Estado de Sitio, lo que acotó, por unos meses, esa etapa de huelgas34. Era evidente que la clase dominante, intentaría además otras medidas para controlar las luchas del movimiento obrero vinculado al proceso inmigratorio. Pero la tensión generada también provoca respuestas de otro tipo con la sanción de leyes obreras y la creación de reparticiones públicas en la atención de necesidades.

Por otra parte, al referirnos a las tensiones existentes vinculadas a la inmigración masiva, sería falso identificar sólo las acciones de militantes izquierda, en realidad una gran cantidad inmigrantes, vienen en busca de mejores condiciones de vida, sin prevalecer una motivación de orden estrictamente político. Muchos de los inmigrantes que provenían de pequeños pueblos— principalmente de Italia y España—, fueron portadores de relaciones que intentaron reproducir con la inercia de querer “conservar” lo conocido dentro de su desarraigo. Las añoranzas del pasado, basadas en

34

Un trabajo ilustrativo es el de Iaacov Oved: El trasfondo histórico de la ley 4.144, de residencia.

Referências

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