Marzo 1960] RABIA 287
de las autoridades de policía, sometiendo a observación a los animales sospechosos, por el período de tiempo requerido.
Los ganaderos y agricultores en Nuevo México, con Ia asistencia del Departamento de Caza del Estado a cargo del control de los animales predatores, asf como el Servicio Federal de Pesca y Animales Silvestres, han logrado disminuir considerablemente la población de coyotes, cuyo número es elevado en el Estado, y además de otros animales silvestres. De continuarse esta labor, a la vez que Ia de control de perros callejeros, la incidencia de la rabia en Nuevo México deberfa mantenerse baja. No hay en el Estado ninguna ley estatal ni reglamentos especiales para imponer la cuarentena ni la vacuna obligatoria, y en muchos de los municipios que requieren la inscripción de perros, ésta solo representa una fuente de ingreso adicional, sin exigirse en ninguno la vacuna.
IV. LA RABIA EN LOS ESTADOS DE LAS MONTmAS ROCOSAS
Por el Dr.
MARTIN
D. BAUMVeterinario del Servicio de Xalubr&d de E&dos Uwidos, Consultor para los Estados Occidentales y Director del Programa de Salud Públka
Veterinaria del Departamento de Saluubrkkd de Colorado, Denver A fk de facilitar la denuncia eficaz de la incidencia de rabia en los animales, se entenderá que los Estados de las Montañas Rocosas com- prenden: Montana, Wyoming, Colorado, Nuevo México, Arizona y Utah. Este grupo de Estados tiene una incidencia relativamente baja de
la
enfermedad, pero es preciso mantener vigilancia constante a fin de impedir que los pocos casos denunciados representen una epidemia potencial. Se debe tener en cuenta que toda esa región es agrícola, en Ia que predomina el ganado, sobre todo vacuno y ovejuno.El Estado de Montana ha estado libre de rabia por muchos años, sin embargo, en marzo de 1947, fué diagnosticado un caso clfnico de esta en- fermedad, del tipo furioso, en una exhibición de caballos originada fue- ra del Estado, habiéndose infectado el animal en otra localidad, por lo que resulta lamentable que se hiciera responsable de ello a Montana, donde hasta la fecha no se han registrado nuevos casos.
288 BOLETÍN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERIC4NA
Colorado denunció en 1948, un caso de rabia canina en la Ciudad de Denver. No se pudo obtener la legislación necesaria para imponer la va- cunac& en
masa,
pero se organizaron programas educativos por medio de las escuelas, la prensa y organizaciones cfvicas, vacutindose como resultado de esto gran cantidad de animales. En febrero de 1949 fueron denunciados dos casos caninos en el Condado de Adams, regi6n vecina a la Ciudad de Denver, efectuándose de nuevo vacunacibn en gran escala mediante un programa educativo y de cooperación. Merecieron un voto de agradecimento por su decidida cooperación con las agencias de salu- bridad locales y estatales, todos los veterinarios que ejercen su profesión en esas zonas. Muchos de los animales fueron vacunados gratis por ser . la población de la zona infectada de nivel económico muy bajo.Es interesante notar que los estudios epidemiológicos para determinar el origen de estos casos revelaron que todos ocurrieron en perros de la localidad que no habían salido nunca fuera del condado, y sinhistoria de contacto directo. Los perros por lo general, andan en grandes manadas y los esfuerzos realizados para su control han resultado poco satisfac- torios hasta la fecha. Es muy probable, sin embargo, que las fuertes nevadas y tormentas excepcionales al norte del Estado, en Wyoming y la parte norte de Colorado, hayan forzado a los coyotes y a otros animales silvestres a migrar hacia esa región, llevando consigo el virus de la rabia; pues no era cosa rara ver a los coyotes acechando al ganado y a las ovejas de monte que se encontraban desamparados y helados entre los grandes bancos de nieve durante esas grandes tormentas.
Desde que se estableció el sistema de denuncia, el Estado de Arizona ha comunicado casos de rabia en animales casi todas las semanas. In- forma el veterinario asignado anteriormente al Departamento de Salu- bridad Estatal, que se han activado los programas de vacunación en esas regiones del Estado donde la enfermedad parece ser endémica.
Hace muchos años que ni Wyoming ni Nuevo México han denunciado casos de esa enfermedad, sin embargo, aquellas personas familiarizadas con la gran extensión del territorio que comprenden, la población dis- persa y los servicios veterinarios en esos Estados, podrfan muy justa- mente poner en duda la exactitud de estas estadfsticas. Es concebible, no obstante, que la enfermedad haya ocurrido sin haber atrafdo la atención de las agencias reguladoras y encargadas de hacer la noti- ficación.