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Iroao explano.

No documento Ficino Cartas (páginas 47-53)

De F E L I C n x n S D E S ID E R IO

A

cercadel deseo de felicidad

C o sim o d e’ M e d id a M a r s ilio F i d n o : s a lu d o s .

A y e r , v in e a m i fin c a d e C aregg i. p e r o c o n l a i n t e n d ó n d e c u lt iv a r la m en te, n o la finca. V en c o n n o s o tr o s M a r s ilio , t a n p r o n t o c o m o t e s e a p o s ib le . T ra e co n tig o el libro de P lató n s o b r e

E l Bien Supremo

,ü> q u e e s p e r o h a y a s t r a d u d d o d e l g rie g o a l la tín com o pro­ m etiste. N o h a y n a d a q u e m i c o r a z ó n d e s e e m á s in t e n s a m e n t e q u e sa b e r cuál es el ca m in o q u e c o n d u c e , c o n m á s c e r te z a , a l a f e lid d a d .

Adiós. V en y tra e c o n t ig o l a lir a ó r fic a .

m ás p lacen tero q u e e s ta r e n C aregg i, tie r ra d e la s G r a d a s ,ω h a b l a n d o c o n Cosimo, padre de las G ra d a s? E n tre ta n to , p o r fa v o r, a c e p ta , e n e s ta s p o c a s p a la b r a s , lo qu e dicen los p latón ico s a c e rc a del c a m in o m á s c o n v e n ie n t e h a d a l a fe lid d a d . A u n q u e n o creo que sea n ecesario m o stra r el c a m in o a u n h o m b r e q u e c a s i h a lle g a d o a la m eta, considero qu e se d ebe aten d er tu d eseo , t a n t o e n tu a u s e n d a c o m o e n tu p re se n d a . Todos los h o m b res q u ieren a c tu a r b ie n , l o c u a l e s v iv ir b ie n . P e r o v iv e n b ie n , si h a n sido ¡ ¡ f e . d o s de la m a y o r c a n tid a d p o s ib le d e c o s a s b u e n a s . A h o r a b ie n , se d ice q u e esas cosas bu enas so n la riqu eza, la sa lu d , la b e lle z a , la fu e rz a , la n o b le z a d e n a d m ie n to , los hono­ res. el poder, la p ru d en cia, a s í c o m o la ju s tid a , l a fo r ta le z a y la te m p la n z a y, por end­ rina de tod as ellas, la sa b id u ría q u e , d e r ta m e n te , c o m p r e n d e la e s e n d a de la feliddad. P orq u e la felid d ad co n siste e n el lo g r o d e l f in d e s e a d o , p e r o e s la sa b id u ría la que hace q u e ello sea p o sib le e n to d a a ctiv id a d .

B » | | | ta s flau tistas d e talen to e x tra e n lo m e jo r d e s u s in s tr u m e n to s , y lo s gram áticos ilus- c o m p r e n d e n lo r e la tiv o a la le c tu ra y la escritura. Los timo- Qu a e

srr

a d f e l i c i t a i e m v t a(1)

E

lcaminoala felicidad

M arsilio F id n o a C o s im o d e M e d i d : s a lu d o s .

neles expertos llegan a b u e n pu erto an tes qu e lo s dem ás, el general sagaz dirige la gue­ rra con el mínimo riesgo, y u n d o cto r p ru d en te es el qu e m ejo r restaura la salud del cuerpo. Así, la ¿sabiduría n o s oto rga, c o n to d o su p o d e r y según nuestros deseos, la maestría en cada ú n a de las activid ades h u m a n a s. N u n ca v acila ni se extravía; si de otro modo fuera, nq<sería, en verd ad, sabid uría. P uesto qu e a cau sa de la sabiduría se alcanza la'meta, es, necesariam ente, to d o p o d e ro sa en lo qu e a la felicidad concierne. Se dice también qu e só lo so n felices aqu ello s q u e están d otad os de m uch os dones. Pero no son felices a no ser qu e tales d on es les b en eficien , y n u n ca se beneficiarán de ellos a menos que los usen. La p o sesió n sin el u so n o p ro p o rcio n a felicidad, ni el uso por sí mismo es suficiente, y a qu e pu ed en u sarse de m o d o incorrecto y causar así daño, en vez de proporcionar ayuda. D el m ism o m o d o qu e h e m o s añadido el uso a la posesión, debemos acom pañar la rectitud al u so, p o rq u e d ebem os, n o só lo hacer uso de nues­ tros dones, sino usarlos correctam ente. Ú n icam en te la sabiduría permite que así lo hagamos. Así lo co m p robam o s en las artes, en las qu e só lo aquellos qu e so n hábiles hacen un correcto uso de lo s m ateriales, a s í co m o de los instrum entos. Igualmente, la sabiduría hace posible qu e h ag am o s recto u s o de riqueza, salud, belleza, fuerza y de todas las cosas que se consid eran b u en as. P or esa razó n el conocim iento es la causa de toda acción que sea b u e n a y alcan ce el éxito en la posesión, el uso y el desarrollo de cada uno de los talentos. El h o m b re qu e p o sea m u ch os talentos y los use sin inte­ ligencia, resultará tanto m ás d añ ad o cu an tos m ás posea, pues el m al uso será mayor. Ciertamente, cuanto m enos h ag a el ignorante, m enos! errores cometerá. Cuantos menos errores cometa, m enor será el d añ o qu e haga. C uanto m enor seat/d daño que haga, menos desgraciado será. Ciertam ente, m en o s h a rá si es p obre que si es rico, si es débil que si es fuerte, si es tím ido qu e si es atrevido, si és'perezoso que si

es

activo, si es lento que si es rápido,

si

es torpe que si es inteligente. P or éso, ninguna de las cualidades, que más arriba se h an calificado de bu enas, es b u en a p o r sí misma, porque si están domi­ nadas por la ignorancia so n p eores qu e sus opuestas, en tanto que pueden proporcio­ nar, con largueza, a u n dirigente m alvado, m edios para la fechoría. Si, por el contrario, la prudencia y la sabiduría go b ern aran tales cu a lid a d ^ , estas serían entonces exeden­ tes, Así pues, no son bu enas ni m alas en sí mismas.. Para d hom bre sabio, tanto las ventajas como las dificultades llegan a ser de utilidad, porque hace buen uso de ambas; sin embargo, lo opuesto se aplica al ignorante.

De todo aquello que nos es propio, sólo la¿g|biduría es buena en sí misma. Tan sólo la ignorancia es mala en sí m ism a. Puesto qu e todos deseamos ser felices, y la felicidad no se logra sin d uso adecuado de nuestros talentos,

y

siendo así que d conocimiento reve­ la su adecuado uso, deberíam os dejar a u n lado cualquier otra cosa y esforzamos,

con

1 1 I pleno apoyo de ja filosofía y la religión, en llegar a ser tan sabios com o sea posible.

porque

de ese modo nuestra alma alcanza la m ayor sem ejanza co n Dios, que es la sabi­

duría

misma.En esta semejanza consiste, según Platón, el m ás alto estado de felicidad

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μπαπο utiliorestquamlectio

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MITACÍÓN

e s m á s ú t i l q u e l a l e c t u r a

Marsilio Fidno al noble Amerigo Benci: saludos.

H o y he recibido los diálogos qu e m e h a s en v iad o de nu estro Platón, en griego. Ciertamente, un magnífico regalo digno de tu espíritu y extraordinariam ente placente­ ro para el mío. Te envío m i agradecim iento. Q u e las d ivin as G rad as te visiten sin tar­ danza, otorgándote sus inm ortales favores.

Creo que deseabas im itar al gran C osim o en esto, a sí co m o en otras m uchas cosas, por­ que en otros tiempos e n riq u e a ó m i bib lio teca co n las o b ra s de Platón, en griego. Alabo tu obsequio, Amerigo, y ap ru ebo la im itad ó n , p o rq u e la im ita d ó n es u n camino hada la virtud más seguro qu e la lectura. D e la m ism a manera™ q u e lgzam o n m )ie n e un efec­ to más poderoso cuando llega a nu estro s o íd o s q u e cu an d o se recuerda, y la visión de una batalla nos conm ueve m ás p ro fu n d am en te q u e su n arración , así las ilustres haza­ ñas de los héroes vivos n o s im pelen m ás ard ien tem en te a la bú squed a de la virtud, y nos moldean, de un m od o m ás perfecto, q u e la s p alab ras qu e esgrimían los filósofos de la Antigüedad en sus d ebates so b re la co n d u cta m oral.

D

ialogusinter

D

eum etam m avítheologicus " Pi á l o^ Te o l ó g i c o e n t r e Di o s y e l a l m a

M arsilio Fidn o a M ichele M ercati d e San M in iato , su am ad o com pañero filósofo: salu-

dos.

frecuenda hem os h ab lad o , q u erid o M ich ele, d e la filosofía m oral y natural, y

'0

| ¡ É ^ .m m u d o de la filosofía d ivin a. R ecu erd o q u e

solías decir

una y otra vez que &

inoral se.desarrolla p o r m edio d e la práctica, las co sa s naturales se descubren grao35 pÉfe^agióa

y

las divinas se su plican a D ios m ed iante Ja plegaria. También he leído

&

las obras ;de, nuestro Platón qu e lo d iv in o se revela m as en la pureza de vida que mediante la instrucción verbal. C u and o co n sid eraba seriam ente estas cosas, a veces me dolía el corazón, porque, au n qu e y a em p ezaba a d escon fiar en la razón, m e faltaba todavía fe en la revelación. De ello su rgió u n a íntim a co n v ersació n entre el alm a y Dios. Escúchala, si así te com place, au n qu e p ien so qu e d ebes estar m ás cerca qu e y o de hablar con Dios.ft)

f DIOS;

¿Por qué te afliges tanto, infeliz alm a m ía? ¡Ah h ija m ía, n o flores m ás! M ira, yo, [tu padre,.estoy aquí contigo. Yo, tu cu ra y tu salvación , estoy aquí.

A

lma

: ¡Ah,

que mi padre entrara en m í! Si creyera qu e sem ejan te g rad a pudiera serm e otorgada, enloquecería de gozo. N o sé có m o tal co sa p o d ría llegar a suceder, porqu e si, comb

yo

pensaba, el creador del m u n d o m e creó a mí, su criatura, m ás próxim a a sí mismo que el propio m undo qu e El creó, aqu el qu e só lo está fuera de m í n o es mi padre supremo. Tam poco puede ser m i p ad re aqu el qu e tan só lo está en m i interior, pues mi padre es, ciertamente, m ás grande qu e y o , y si estuviera contenido en mí, sería menor. Pero tam poco sé có m o algo p o d ría estar d entro y fuera de m í al m ism o tiem­ po. Lo que dolorosam ente m e pertu rba, extran jero, quienquiera qu e seas, es esto: que no deseo vivir sin mi padre y, sin em bargo, desespero de ser capaz de encontrarle. Dios; Deja de llorar, hija m ía; h ija mía, n o te atorm entes; n o es u n extraño quien te habla, sino aquel que es tu p rop io ser, qu e te es m ás fam iliar qu e tú a ti misma. Estoy, en verdad, contigo y en ti. En verdad, esto y contigo p o rq u e estoy en ti; y estoy en ti porque tú estás en mí. Si n o estuvieras en m í, n o estarías en ti misma, verdaderamen­ te no existirías. Seca esas lágrimas, h ija m ía, y m ira h a d a tu padre. Tu padre es más diminuto que ninguna otra cosa, en cu an to al tam añ o, del m ism o m odo que es m ayor que ninguna otra en excelen da; y pu esto qu e es m u y pequeño, está en el interior de todas las cosas, pero com o és m u y grande está fuera de tod as ellas. Observa, estoy aquí contigo tanto dentro to m o fuera, la m ayo r de las pequeñeces, la m ás pequeña de las grandezas. Mira, te digo, ¿n o lo ves? Lleno el cielo y la tierra, los penetro y los conten­ go. Lleno, pero no me llenan, p o rq u e so y la plenitud misma. Penetro, pero nada puede penetrar en mí, porque so y el pod er de p en etrad ó n m ism o; Contengo, pero no soy contenido, porque soy el pod er de contener. N o estoy lleno, pues si así fuera, me fal­ taría algo, siendo ya la abu n d an d a m ism a. N ada penetra en mí, a m enos que yo deja­ ra de existir, pues so y la existencia m isma. Nada m e contiene, a m enos que dejara de ser Dios, pues soy la infinitud misma. M ira ¿n o lo ves? Entro en todas las cosas sin mezdarme con ellas, de m od o que a tod as sobrepaso, porque soy la excelenda misma. Supero todas las cosas sin separarm e de ellas, de m od o que tam bién soy capaz de entrar en ellas e impregnarlas al m ism o tiem po, de entrar plenamente en ellas y hacerm e u n o

con eUas. pues soy la unidad misma de la que todas las cosas están hechas, p o r la cual todas las cosas están sostenidas y a la que todas las cosas buscan.

¿Por qué desesperas de encontrar a tu padre, insensata? No es difícil hallar el lugar donde me encuentro, porque en m í están todas las cosas, de m í proceden, y yo las sos­ tengo por siempre y en todas partes. Y, con infinito poder, me expando en el espacio infinito. En verdad, no puede hallarse un lugar donde yo no esté; ciertamente, ese mismo «dónde» existe gracias a mí y se llama «en todas partes». Lo que sea que uno haga en cualquier lugar, lo hace gracias a mi guía y a m i luz. Lo que sea y donde sea que uno busque, lo hace gradas a mi guía y mi luz. Nada se desea, en ningún lugar, que no sea el bien; nada se encuentra, en ninguna parte, que no sea k yerd ad . Yo soy la bondad yo soy la verdad Busca mi rostro y vivirás, Pero n o te m uevas para tocar­ me, porque soy la quietud misma. No te predpites en múltiples direcciones para atra­ parme, porque soy la unidad misma. Detén d movimiento, unifica la diversidad y, con certeza, me alcanzarás, a m í que hace mucho tiempo te alcancé.

Alma: ¡Qué pronto me dejas, oh mi consudo! ¿Por qué abandonas así, tan repentina- mente,’á t u sedienta hija? Sigue, di algo más, continúa, te lo ruego, venerable. deidad. Por tu divina majestad si así te complace, te ruego que hables daram ente ¡Ojalá te com­ plazca! Y porque tengo la certeza de que así será dime, pues, m ás sencillam ente lo que tú, que eres mi padre no eres, de modo que pueda volver a la vida; y, dime una vez más ¡oh padre mío! lo que tú eres, para que pueda vivir.

Dios: Tu padre no es de naturaleza física, hija mía. Cuanto m ás obedezcas a tu padre, mejor serás; cuanto más te resistas al cuerpo, más bella serás. Es beneficioso para ti estar con tu padre y malo estar con tu cuerpo. No h a sido una m ente quien te h a engen­ drado, ¡oh alma! Si así fuera, no contemplarías nada más allá de la m ente y, estando inmersa en esa mente cambiante, no buscarías una naturaleza inm utable. No ha sido un intelecto multiforme quien te ha hecho, porque de ser asi no alcanzarías la comple­ ta sencillez, y la posesión dd intdecto te sería, en s í suficiente; sin embargo, asdendes mediante d conodmiento y d amor más allá de cualquier dase de intdecto, had a la vida misma, la pura existenda d ser absoluto. Y la comprensión n o te satisfará a menos que no sólo comprendas bien, sino que comprendas el bien mismo. Sin duda, sólo d . bien mismo te satisfará, pues\a única razón por la cual buscas algo es por su bondad / Por tanto, ¡oh alma!, bueno es tu creador; no el buen cuerpo, no la buena mente, no d buen intdecto, sino d bien mismo. Bueno es, en verdad, aquello que es autosufidente, que está infinitamente más áHá de los límites de lo que es su inferior y que te otorga una vida infinita edad tras edad, o al menos desde un comienzo hasta el fin de ios ¡pfianpos ¿Deseas contemplar d rostro dd bien? Mira entonces a tu alrededor, a todo d

universo, pleno de la luz dei sol. Contempla la luz en el mundo material, luz habitada

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