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2 AGROECOLOGÍA, INVISIBILIDAD Y RESISTENCIA DEL CAMPESINADO

3 AVICULTURAS E (IN) SUSTENTABILIDAD: DEL MODELO ORIGINAL AL MODELO INDUSTRIAL

3.1 Una primera aproximación a las aviculturas brasileñas

El sistema tradicional campesino es considerado en este estudio el modelo original. La denominación modelo original de avicultura hace referencia a los sistemas tradicionales de

34En Francia (mayor productor de aves de Europa) se distingue una tipología para el sector avícola 3 (pequeña producción comercial) y el sector avícola 4 (producción familiar). De esta forma se reconoce la

“pequeña escala intensiva”, la “avicultura tradicional” y la “avicultura de traspatio” y de “afición o criadores”

(ambas vinculadas a la producción familiar). La “producción tradicional” (vinculada a aquello que FAO clasifica como sector avícola 3 o de pequeña o mediana escala comercial intensiva y semi-intensiva) presenta 4 subtipos. Tres de ellos presentan reconocimiento oficial de calidad: la DOC (pollo de Bresse), el label rouge (LR o etiqueta roja) y la agricultura orgánica. El cuarto subtipo esta caracterizado por relaciones de confianza entre productores y consumidores y se refiere a la producción tradicional propiamente dicha o real (“volailles de ferme” o “farm poultry”). Sobre la producción de traspatio, se considera aquella que produce cien aves o menos (se encontró un tamaño medio de 15 a 20 cabezas), pero no hay estadísticas para producciones menores de 500 aves (Quinet y Bussière, 2010).

69 crianza encontrados en agroecosistemas reales que presentan todavía rasgos inconfundibles de sistemas de coevolución de las familias campesinas y las aves mantenidas con múltiples propósitos. Asimismo, sistemas antiguos retratados en la literatura desde épocas remotas que anteceden a la era cristiana son el modelo ideal para encontrar la esencia de la avicultura campesina35.

En otro extremo está la avicultura industrial, como modelo de artificialización y desagregación de la avicultura. Como se puede observar en la Figura 2 y en la caracterización de los tipos que le sigue, a partir de este modelo original, los cambios se dan en dos direcciones en relación a la sustentabilidad (Ibíd.).

La flecha verde apunta en dirección a mayores niveles de sustentabilidad, lo que está asociado a la conservación de los recursos o a las transformaciones en el sistema de producción que implican en el aumento de la biodiversidad, una mayor complejidad y mayor autonomía de estos sistemas. En esta dirección estarían las explotaciones en las que se realiza la cría de gallinas y pollos dentro de principios ecológicos, los cuales pueden llevar a la producción de productos denominados “caipiras” u orgánicos, dependiendo del punto en que se encuentran en la transición agroecológica (Ibíd.).

La escala de producción en estos casos debe estar asociada a las condiciones de cada ecosistema, territorio o región, dependiendo de la delimitación del agroecosistema y del sistema agroalimentario. La superación de su capacidad de soporte, por supuesto,

35Un estudio sobre la historia de la gallina y su trayectoria en las sociedades humanas puede ser encontrado en el capítulo 2 del libro “Criação de galinhas en sistemas agroecológicos (Guelber Sales, 2005a:27-54). Además, el libro “Chicken Book”, de Page Smith y Charles Daniel (2000), que fue la principal referencia para estas publicaciones, trajo una muy completa visión sociocultural de los roles de la gallina a través de la historia de la humanidad. Sin embargo, estos autores han centrado su crítica en el proceso de “ascensión” y de

“decadencia” de la gallina, promovido por el padrón moderno de avicultura y en la correlación con las transformaciones en los valores de la sociedad estadounidense.

Desde este “modelo original”, los cambios se dan en dos direcciones en relación a la sustentabilidad.

Cuanto más se alejan los estilos del modelo original y amplían la escala, pierden biodiversidad, complejidad y

autonomía. En cambio, al aproximarse a este modelo, presentarían niveles crecientes de estos atributos de sustentabilidad. La

avicultura agroecológica se construye a partir de tipos reales

cuyas bases están en el modelo original y en las aviculturas

ecológicas.

Figura 2 - Tipología de la avicultura y aproximación a estilos de avicultura familiar

70 caracterizaría un alejamiento de ese modelo original, como es el caso de gran parte de las explotaciones de tipo comercial realizadas a gran escala, independiente del tipo institucional a que se vinculan (alternativa, caipira comercial y orgánica certificada).

En la dirección opuesta, la fecha naranja apunta hacia la avicultura “industrial”. Igualmente hacia aquellas explotaciones comerciales de productos “de tipo caipira” y/o orgánicos certificados, regulados por el MAPA, con una gran cantidad de ejemplos que los aproxima más a los sistemas industriales modernos que al modelo original y a de aquellos desarrollados con principios ecológicos. En este caso, aparte de las ganancias, lo que se espera es la simplificación del agroecosistema, la reducción de su autonomía y un aumento de escala para asegurarse de los ingresos. Como se puede suponer, se pode cambiar de un tipo a otro e incluso, un tipo contener rasgos de otro. Sin embargo, los espacios vacíos entre los tipos reflejarían los casos concretos que todavía no fueron identificados.

La profundización sobre esta tipología, sus conexiones y caminos (flechas verde y naranja) se hace a continuación. En primer lugar, se va a exponer más detalladamente la avicultura caipira tradicional y la avicultura industrial, los dos modelos teóricos antagónicos que sustentan esta interpretación sobre los tipos de explotación avícolas encontrados en Brasil.

En segundo lugar, se discuten los tipos institucionales, procurando resaltar las diferencias, los aspectos de la (in)sustentabilidad y los retos para lograr sistemas agroecológicos más sostenibles (modelo teórico de la avicultura agroecológica representado por el área demarcada por la línea incompleta).

3.1.1 Sistema campesino tradicional: el modelo original

El sistema campesino tradicional de cría de aves se denomina también de avicultura de corral y avicultura de traspatio36. Este sistema está presente en todo el mundo (Reising et al, 2010; Escobar, 2008; Guelber Sales, 2005a; Alders, 2005). La expresión más generalizada en Brasil y en el Estado de Espírito para referirse a los sistemas tradicionales de crianza es la de “avicultura caipira” o “cría caipira”. Igualmente, sus productos se designan como

“huevo caipira” y “gallina o pollo caipira”.

Además de la relación del significado de la palabra caipira con sus orígenes campesinas (nombre de los habitantes del interior del Sureste y Centro-Oeste brasileños) y a los

36 Segundo el Diccionario de la Real Academia Española el traspatio es el segundo patio de las casas de vecindad, que suele estar detrás del principal. En Brasil adoptamos el término “quintal” o “fondo de quintal”

para designar esta área cerca de la casa de habitación. Es común también el empleo técnico del término

“quintal agroforestal” para aquellas áreas que están organizadas con un diseño espacial y temporal con plantas de varios estratos y usos y animales domésticos de pequeño porte.

71 atributos del sistema de explotación predominante (sencillez, autenticidad, apariencia rústica y peculiaridades de los productos), cabe comentar que el término se usa en la mayoría de las veces con una connotación despreciativa. Según Fatorelli (2010) este término como varios otros (caboclo, mestizo, matuto) se utilizaban para designar de forma peyorativa los habitantes nativos y legítimos dueños por los terratenientes que ocupaban sus tierras, como manera de dividir para dominar. Es decir, a la semejanza de lo que Ploeg (2008) plantea sobre la relación entre la connotación negativa del término campesino y las razones de su invisibilidad, también se reconoce que la denominación “caipira” para la avicultura ha estado relacionada con su desprecio e invisibilidad.

De esta forma, debemos enfatizar que existe un sistema de producción de aves en el campo, ampliamente distribuido, invisible e invisibilizado, que guarda características esenciales de campesinidad, algunas veces independiente del grado de modernización o de ecologización alcanzados por la agricultura familiar contemporánea en su conjunto.

Para Wanderley (2001) el campesinado corresponde a una de estas formas particulares de agricultura familiar, que se constituye como un modo específico de producir y de vivir en sociedad, en el que el comportamiento económico de un grupo social es explicado por su cosmovisión (actitudes, valores y creencias). A partir de esta definición, situamos la avicultura campesina tradicional como un factor de resistencia de este grupo social.

Es decir, la permanencia de la avicultura caipira es el intento de permanencia de este modo de vida y de identidad social, retratando especialmente las necesidades y estrategias de reproducción social de la familia, la célula alrededor de la cual giran la producción, el consumo, las relaciones sociales, afectivas y económicas. En la línea de lo planteado por Storti (2009), con los cambios provocados por la modernización de la agricultura, son necesarios factores de persistencia o permanencia, que contribuyan a la continuidad de los modos tradicionales de vida.

De todos los sistemas de producción avícola, la avicultura tradicional es la “semilla” de la cual se originan todas las otras formas. De esta forma, resulta de una coevolución histórica, social y ecológica de las familias campesinas y la cría de aves o de una simbiosis como lo plantea Juárez-Caratachea et al. (2008). Por ello, en nuestras investigaciones estamos denominando estos sistemas como “modelo original”, como forma de localizar los estilos de avicultura que emergen en la actualidad (Guelber Sales, 2005b).

En el Cuadro 5 se sintetizan sus características principales. La característica fundamental de estos sistemas de explotación familiar es la no especialización. Es decir la crianza forma

72 parte de las estrategias de uso múltiple de los recursos y de diversificación de la unidad familiar. De tal forma, la cría de aves se desarrolla junto a las demás actividades del agroecosistema e interactúa con ellas, como en los sistemas tradicionales de policultivo y pequeños animales característicos de los sistemas campesinos como descritos por García Trujillo (1996) y Acosta (2001).

De esta forma, otra de sus características es la cría extensiva, a veces sin límite alguno e incluso sin la necesidad de instalaciones, en una densidad de aves por área muy baja y por tanto, de bajos impactos sobre el ambiente y sobre el bienestar animal. Por ello, buena parte de los recursos para su alimentación son obtenidas naturalmente a través de la actividad exploratoria y del forrajeo de las aves. Lo que falta se complementa con los alimentos de los policultivos.

Otra característica inherente a la avicultura campesina tradicional es su papel como un satisfactor de las necesidades básicas de la familia y del sistema de producción familiar. Con ello, los sistemas de cría son de doble propósito, es decir se producen aves con el objetivo de producir huevos y carne a la vez, además de cubrir otras necesidades, incluso monetarias.

De esta forma, estas características de explotación al aire libre, suelta y basada en la utilización de los recursos locales se adecuan a un tipo de ave adaptada a este régimen de cría. Por ello, la valoración del vigor y de la rusticidad de las razas autóctonas está por encima de la producción de aves para la obtención de altas productividades. Por tanto, se trata de reconocer en estas estrategias una “sabiduría ecológica” (Toledo y Barrera-Bassols, 2008) y una “sabiduría económica” (Georgescu-Roegen en Carpintero, 2006).

Otra característica que demuestra esta racionalidad ecológica y económica campesina en la avicultura caipira es la capacidad de adaptación del sistema, tales como el tamaño de la explotación y régimen de cría, de acuerdo con el calendario agrícola, con la mayor o menor disponibilidad de alimentos para su mantenimiento y las necesidades de la familia (Jalfim, 2008, Guelber Sales, 2005b).

Considerando que las razas criadas son las locales o nativas, las cuales no han sido mejoradas o seleccionadas para el aumento de rendimientos, nos encontramos una productividad anual por ave en torno de 60 - 80 huevos, mientras que líneas modernas pueden alcanzar entre 250 - 330 huevos al año. Sin embargo, este número es variable según cada realidad, la disponibilidad de recursos locales y el uso de suplementación de alimentos.

Pérez Bello y Polanco Expósito (2003) informan la edad de entrada en la producción después de los 6 meses y una producción promedia de 43,4 (34 y 56) huevos por gallina.

73 Asimismo, estos autores resaltan que estas informaciones coinciden con las reportadas para diferentes razas locales de gallinas de África, Asia y América Latina.

Sin embargo, en que pese las pérdidas y las producciones modestas estos sistemas son productivos dentro de otra racionalidad económica y de la lógica familiar. Como ilustración, Escobar (2008) comenta el caso de un estudio sobre generación de ingresos en Tanzania en que se demuestra que una sola gallina puede producir en cinco años 120 kilos de carne y 195 huevos (6,8 kilos), “en un sistema donde la inversión es insignificante y se mantiene solo, con un riesgo mínimo para los productores”.

Por las numerosas referencias sobre estos sistemas en diferentes realidades sociales y zonas geográficas del mundo, se puede verificar que los sistemas tradicionales de cría de aves de corral campesinos no son homogéneos, sino el resultado de una multiplicidad de significados, estrategias y prácticas que suelen ser realizadas con bajo uso de insumos externos, conformándose como un gradiente de sistemas que va desde el más sencillo al más complejo, característico de los agroecosistemas ricos en biodiversidad. Sea más o menos productivo, en planteles más pequeños o más numerosos, pero siempre con muchos atributos que les acercan a la sustentabilidad: el mayor de ellos es su resiliencia a las adversidades.

Juárez-Caratachea et al (2008) representaron un sistema de producción de avicultura familiar (SPAF) “sin control de la producción” (1a fase) y “con control” a partir de dos estudios realizados en México, en que las familias (396 participantes) hicieron la supervisión. La observación de la “caja negra” ayuda a comprender el funcionamiento relativamente autónomo de estos sistemas tradicionales, en que los recursos son producidos y participan en la autoreproducción del sistema (Figura 3).

Para los autores el SPAF “es un sistema que vive en simbiosis con el hombre, pues este tiene vida propia y regulada principalmente por el ambiente: clima, enfermedades y depredadores”. Entre las razones para que este sistema se haya mantenido a través del tiempo apuntan la: a) poca o nula inversión de capital en tecnología, técnicas y productos farmacéuticos; b) inversión nula en alimentos balanceados (productos agrícolas locales, desperdicios de cocina, la búsqueda realizada por la gallina en el predio; c) conversión de las pequeñas cantidades de grano y desperdicios de cocina en huevo y carne para el autoconsumo y, d) baja inversión de tiempo y esfuerzo físico, fácilmente realizado por la mujer y los niños.

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Fuente: Juárez-Caratachea et al (2008). Fase 1 (arriba): conceptualización de un SPAF. Fase 2 (abajo) reformulación de la conceptualización del SPAF.

Figura 3 - Funcionamiento del sistema de producción avícola familiar

Estos autores comentan “que en los sistemas de producción avícola rural no existen planes de producción y de implementarse, se tendría que rediseñar el sistema; sin embargo, el plantear un rediseño implicaría por ende el cambiar los objetivos principales por las cuales las familias campesinas han incorporado las aves a sus predios y es aquí en donde la complejidad del sistema se hace evidente” (Ibíd.).

Como se observa los sistemas representados presentan un núcleo de gallinas modesto. Las medias encontradas en los sistemas varían pero nunca suelen ser altas. Pérez Bello y Polanco Expósito (2003) comentan un número promedio de 52,3 gallinas por familia.

75 En conclusión, los sistemas campesinos tradicionales o la avicultura caipira tradicional se fuesen medidos con otros parámetros podrían ganar una visibilidad como sistemas eficientes y altamente resilientes. Como planteaba Georgescu-Roegen, este tipo de racionalidad es confundida como “ignorancia del campo”, incluso por los “economistas formados en ambientes urbanos e industriales”. Sin embargo, este autor comenta sobre los altos rendimientos de la agricultura campesina capaz de producir más alimentos que los necesarios a la familia, “de ahí que exista entre los habitantes de la ciudad un notable interés en incrementar la productividad agrícola, con independencia del resultado neto para el campo, ya sea en términos monetarios, ecológicos y sociales” (Carpintero, 2006:98).

Estos resultados ecológicos y sociales se evidenciarán en el apartado en que se discute la avicultura agroecológica, en el último capítulo de este marco teórico.

3.1.2 La avicultura industrial del siglo XXI

La avicultura es muy ilustrativa del proceso de industrialización de la agricultura, no solo por su carácter de precursora, sino también por la forma de avanzar en los procesos de desintegración y recomposición. Por ello, se constituyó como modelo para otras actividades en la agropecuaria y fuera de ella. Asimismo, la avicultura industrial ha sido uno de los ejemplos más emblemáticos de la intensificación del capitalismo en la ganadería desde los inicios de la modernización de la agricultura en Brasil (Graziano da Silva, l982).

En Brasil, la industria avícola tomó impulso en la década de los 60 y 70, debido al fuerte apoyo de políticas públicas para la modernización de la avicultura, del establecimiento de empresas e importación de tecnologías de Estados Unidos. A partir de la década de los 70, se desarrollaron tecnologías propias y adaptadas configurando el “período súper industrial”

de la avicultura (Lopes, 2007).

Para analizar este tema se ha de recurrir al modelo estadounidense de avicultura37 y a la perspectiva de la Economía política feminista (EPF) (Sampson, 2008), de la Economía ecológica (Naredo, 2003, 2006; Max-Neef, 1988) y el enfoque agroecológico (Sevilla Guzman, 2006b). La economía política feminista considera que hay que añadir una cuarta categoría al análisis de la actividad económica. Además de la producción, distribución y

37 En el libro sobre la cría de gallinas en sistemas agroecológicos (Guelber Sales, 2005a) tratamos de este tema de forma bien detallada, describiendo la emergencia del sector, la creciente industrialización, las transformaciones tecnológicas, las crisis de producción y de mercado y los principales problemas socioambientales del modelo de EE.UU. en el siglo XX, especialmente hasta los años 70, como los impactos sobre la avicultura de los brotes de la enfermedad de Newcastle. Aquel análisis, las referencias utilizadas y el enfoque de este apartado demuestran suficientemente las necesidades de un cambio de modelo para la Avicultura mundial.

76 consumo hay que incluir el mantenimiento de los recursos38. Bajo esta categoría, se analizan las actividades según sus tendencias para la preservación, reproducción o mejora de los recursos naturales, los producidos y los recursos sociales en que constituyen las bases para la preservación y la calidad de vida. Incluye por tanto la reproducción social y las preocupaciones ambientales (Sampson, 2008).

De esta forma se niega la legitimidad de la máxima de la economía sobre atender la satisfacción del consumidor como una medida para el bienestar, que involucra, por el contrario, motivaciones humanas como el altruismo, el cuidado, la reciprocidad, la creatividad y la belleza (Ibíd.39; Riley, 2008, Max-Neef, 1998).

La avicultura industrial se define por el conjunto de transformaciones que ocurrieron en la cría de aves domésticas en nivel mundial con la artificiosidad de los procesos y la segmentación de la producción. De esta forma, actividades que anteriormente eran de dominio exclusivo de la agricultura se transfieren a la industria.

Se atribuye a la síntesis de la vitamina D en el año 1923 el factor decisivo para el cambio de la cría al aire libre para el confinamiento. Los cambios siguientes fueron la consecuencia del aumento de escala y de la necesidad de densificar la cría para obtener la rentabilidad propia de las economías de escala. El Cuadro 5 muestra las principales diferencias con la avicultura caipira tradicional y los tipos institucionales de avicultura alternativos (caipira comercial, orgánica certificada y “alternativa”).

La mayor ventaja autoproclamada por este modelo avícola fue su capacidad de abastecer el mercado mundial con productos de alta calidad nutricional y sanitaria y de amplia asequibilidad. Este logro ha sido responsable de una gran transformación a partir del inicio de los años 70, cuando este modelo agroindustrial surgió y se exportó a todo el mundo (en países en desarrollo a través de joint-ventures o alianzas con empresas e importación de insumos estadounidenses). Aquí nos referimos a la pérdida de puesto del pollo común, producido y consumido de forma doméstica, artesanal y dispersa en numerosas fincas y

38 Cf. Nelson y Goodwin (2005) el mundo no se divide en productores y consumidores, por ello la preocupación es con el bienestar general, presente y futuro. Se comprende este bienestar no como un bienestar meramente económico, lo que significa ir más allá de la distribución de los ingresos y de la riqueza, garantizando la satisfacción de las necesidades humanas en su heterogeneidad.

39Cf.Sampson (2008) la avicultura industrial debe ser examinada críticamente en relación a tres características consideradas claves para su éxito: organización estructural eficiente, mejora continua de las tecnologías de producción y procesamiento y capacidad de respuesta permanente a las demandas de los consumidores. Las diferencias de poder que caracterizan los intercambios entre naciones, entre empresas y entre los individuos perpetúan a través de las normas culturales, estructuras jurídicas, del control sobre los recursos materiales, etc.

Las diferencias se basan en una relación caracterizada por el poder sobre los demás.

77 mesas de agricultura familiar en todo el mundo para un producto con estatus de mercancía global, el "broiler". La industria avícola en todo el mundo se ha consolidado a través del predominio de una estructura conformada por empresas integradas verticalmente a una compañía (la integradora) que controla todos los aspectos de la producción, procesamiento y distribución.

Las innovaciones principalmente en el campo de las tecnologías de alojamiento y crianza (ganancias en la conversión alimenticia, aceleración de la velocidad de crecimiento) han posibilitado una ampliación de la capacidad de instalación y producción de carne en las naves de cría industrial (hasta 400 mil pollos). También se han incrementado muchísimo las tecnologías de procesamiento: del pollo entero y limpio se llegó a un mercado de partes procesadas en incontables formas como los platos congelados, comida lista y todo tipo de alimento derivado de carne de pollo obtenidos por medio de la ingeniería de alimentos.

Obviamente el análisis positivo de los resultados del actual modelo avícola en la expansión del consumo y en la caída de precios del pollo es la versión más corriente y predominante de los analistas económicos. Sería deseable sin embargo considerar los impactos sobre los medios de vida, sobre las condiciones socioeconómicas de la población en general y sobre el deterioro de los recursos a largo plazo.

En primer lugar la organización estructural de este modelo permite muy poco espacio de maniobra (Ploeg, 2008) a los productores de aves. Es decir, por tratarse de relaciones de poder nada equitativas, caracterizadas por prácticas monopólicas y monopsónicas (la integradora es la única proveedora de insumos del productor y la única compradora para el pollo adulto) desde la integradora hacia los criadores, su poder de agencia es muy limitado y ellos acaban por representar el papel de empleados mal remunerados de la industria40. Por el contrario, la industria puede jugar con más libertad ante las fluctuaciones entre oferta y demanda, e incluso transfiriendo costes para los productores o los consumidores (Sampson, 2008; Jalfim, 2008).

Asimismo, hay que añadir que el poder de la integradora abarca otras esferas del sector avícola: su fuerza política influye los marcos legales y la regulación funcionamiento de la industria, el establecimiento de normas de bioseguridad y patrones de seguridad alimentaria

40 En Estados Unidos dos empresas controlan el 40% del mercado (Tyson Foods, Inc. y Pilgrim’s Pride Corporation) y cuatro empresas aproximadamente el 60%. El control de mercado en la avicultura se da horizontal y verticalmente. Grandes conglomerados de alimentos y gigantes mundiales como la British Petroleum, la farmacéutica Merck, Upjohn, McConnell Booker, Dekalb, Lohmann Wesjohann-, y el Instituto de Selección Animale (ISA) son los principales involucrados ( Sampson, 2008; Lammler, 2008; Striffler, 2005;

Dohner, 2001).

78 en todos los ámbitos públicos. Se trata pues, de un modelo incompatible con la emergencia de explotaciones de producción y procesamiento en mediana y pequeña escala, una vez que estos deberán operar bajo los mismos patrones que regulan la gran escala.

Llama la atención también la situación de precariedad de los trabajadores de la industria avícola, tanto en relación a su situación laboral (jornada alargada, enfermedades ocupacionales), al escaso poder de negociación (fuerza de trabajo mayoritaria compuesta de minorías, inmigrantes y sin papeles), a la división sexual del trabajo, al desarrollo de enfermedades físicas y de comportamiento (frustración, ansiedad y depresión) así como también en relación a los impactos sobre el bienestar de la familia y las relaciones de género (Sampson, 2008; Striffler, 2005)

Es importante resaltar que este esquema de funcionamiento está presente en todos los países que adoptaron este modelo de producción avícola e igualmente generan fuertes impactos, afectando desde medios de vida de los que crían y comercializan gallinas (y también de los que eligen consumir este tipo de producto) a pequeña escala en los pueblos hasta la economía de algunos países en desarrollo (Jalfim, 2008). Marques (2009:100-101) y Menasche y Schmitz (2007) retratan la falta de perspectivas, de autonomía y la penosidad del trabajo a través de las manifestaciones de las familias integradas de las agroindustrias avícolas en la región sur de Brasil.

En segundo lugar, están los impactos originarios del modelo de producción y procesamiento. Fundamentalmente, la expansión de la capacidad de instalación de la industria avícola llevó a una producción concentrada igualmente gigantesca de desperdicios de aves de corral. Se habla de aproximadamente ocho millones de toneladas de desechos y de cerca de doce veces más en litros de lodos que son generados cada año solamente en Estados Unidos. En la mayoría de los casos la producción sobrepasa la capacidad de absorción de este material, potencialmente contaminante del entorno y de las personas, por presentar sustancias tóxicas como metales pesados (cobre, zinc y cadmio) y residuos de antibióticos (Sampson, 2008).

Estos son algunos ejemplos de efectos hacia el exterior. Debemos resaltar que la persecución incansable de las características deseables por la industria está llevando a un impensable estrechamiento de la base genética de los rebaños. Este factor aliado al manejo realizado con altísima densidad poblacional es considerado por algunos expertos como uno de los principales riesgos de la propagación de infecciones dentro y fuera del plantel, incluso para aves silvestres (Otte et al, 2006; Grain, 2006; HSUS, 2001).