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Tifo y afecciones afines

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Academic year: 2017

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CRÓNICAS

TIFO

Y AFECCIONES

(Continuación)

AFINES

Epidemia de Oaxaca en 1915.-Pardo describe la epidemia de tifo exantemático observada en la ciudad de Oaxaca durante los últimos meses de 1915 y primeros de 1916, siendo una continuación de la que venía asolando desde 1908 varios pueblos del valle de Oaxaca y de la sierra de Ixtlan. La región asolada era de clima templado. A propósito del origen de la epidemia, sólo se sabe que a mediados de 1907 un trabajador, al regresar a Chichicapam se enfermó de tifo, contagiando a su familia y extendiéndose el mal a todo el pueblo. Al morir el trabajador y los hijos, la esposa pasó al pueblo de Huilá, donde murió, conta- giando a su vez los allegados y muchos vecinos. De la cabecera eclesiástica a 4 km en San Dionisio, vino el cura con su sacristán para auxiliar a un tifoso moribundo y, contagiado el sacristán, llevó la enfermedad a San Dionisio, ex- tendiéndose así sucesivamente a otros pueblos. Como la mayor intensidad del mal correspondía a Papalutla, a 24 km de Oaxaca, el Gobierno envió al Sr. Dionisio Pelayo, estudiante de medicina, que antes de tres meses murió víctima de la infección. Otro estudiante que se preparaba para su examen profesional fué enviado, muriendo dos meses después de tifo en Lubina. La epidemia acusó exacerbaciones y remisiones, dejando focos endémicos en ciertos pueblos. En la ciudad de Oaxaca hubo de tiempo en tiempo casos en personas que habían estado en contacto con los focos cercanos. Ninguno de los casos observados en medio social capaz de mantener aseo escrupuloso motivó contagio. En enero de 1914 murieron en el Hospital General dos enfermos del exterior; poco después dos mujeres en las calles por donde está la entrada de los pueblos inmediatos, y a esas siguieron otras muertes hasta llegar a ll, nueve de ellas en el hospital. El director de éste, Dr. Flores Guerra, enfermó a su vez y muri6 de tifo. En marzo hubo ocho defunciones en el hospital, en abril una, en mayo dos, y en junio dos. A fines de julio sobrevino un acontecimiento politico que originó movimiento de población de los pueblos infectados sobre la capital, e inmedia- tamente comenzaron nuevas defunciones. En enero de 1915 hubo cinco, en febrero dos, en marzo cinco, en abril ocho, y cuatro en mayo, sin ninguna en junio, hasta que otro trastorno político produjo intercambio de personas y encareció la vida. En julio comenzaron de nuevo las defunciones y siguieron aumentando, hasta que en el resto del año sumaron 1,007, de ellas 972 en el hltimo cuatrimestre. La epidemia se extendió después a la zona templada del sur del Estado, donde causó estragos horrorosos, y también por el norte, pero sin penetrar en la zona cálida. De enero a marzo de 1916 hubo 334 defunciones, pudiendo considerarse terminada la epidemia hasta abril de 1917, pues en ese año ~610 hubo ll muertes desde enero a abril. El tifo al principio atacb de preferencia a los hombres, y en el rigor de la epidemia a las mujeres. También ocasionó mas víctimas en personas de 20 a 40 años, y entre los pobres. (Pardo, R.: apud Bol. Inst. Wg., 118, eno. 1935.)

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Gérmenes asociados.-De su estudio acerca de los gérmenes asociados con la infección tifosa en la rata, Cervera y colaboradores deducen que el germen de contaminación encontrado es intermediario entre los proteus y las salmonelas. Creen haber encontrado un factor antigénico que interviene, aunque sea de manera mfnima, en la hiperinmunizacibn del caballo contra el tifo, empleando exudados de ratas tifosas ricas en rickettsias, pues es muy fácil que tal antfgeno acompañe a las emulsiones citadas. (Cervera, E., Varela, G., y Parade Gay, M. A.: Medicina, 29, eno. 25, 1935.)

Signo de Mooser con la cepa de Túnez.-Varela y Parada Gay han procurado I)uscar la relación de la cepa americana con la tunecina, tanto en cuanto a inmuni- zación cruzada como a invasión orqnftica. Las primeras investigaciones dc Mooser tratando de estudiar el paso de la cepa epid6mica de Túnez por la pulga, dieron como resultado que aparecieran las propiedades orquíticas americanas, después de pasar por este insecto de modo pasajero. Las experiencias de los autores consistieron en inyectar ratas intraperitonealmente con l/lO de cerebro de cobayo infectado con cepa de Túnez; a estos animales se inyectaron diaria- mente 4 a 5 cc de sangre fresca de cuy. Sacrificados al quinto día, se encontró el exudado peritoneal muy rico en virus. El lavado peritoneal de estos animales se inyectó a cobayos machos; éstos recibieron de 4 a 5 CC de sangre fresca de cobayo diariamente. Los autores tuvieron la sorpresa de que apareciera orquitis idéntica a la de la cepa de Mooser, susceptible también de pasarse en serie a sus cobayos inyectándoles sangre diariamente, y después aun sin inyectárseles. En esas experiencias observaron el principio de Mooser que establece como requisitos indispensables para la pululación de las rickettsias: un endotelio y sangre fresca. Vistos esos resultados, los autores se preguntan si tiene el tifo europeo origen común con el mexicano. (Varela, G., y Parada Gay, A.: Bol. Inst. Kg. Dpto. Sal. Ptib., 219, eno. 1933.)

En sus experimentos, Varela y Parada Gay comprobaron que, con una cepa de tifo epidémico de Túnez enviada por Nicolle, ha aparecido orquitis en los cobayos, con todos los caracteres de las cepas endémicas, y que se transmitiú en serie en 12 pases inyectando sangre todos los dias, y después hasta sin inyectar sangre, en 12 pases mSs. Una vez establecida la orquitis en los cobayos, se prepararon emul- siones de rickettsias utilizando el tejido orquítico, y partiendo del peritoneo de ratas inoculadas son éste, segfin la misma técnica empleada para la cepa endémica de México (Mooser) . Existe, pues, la posibilidad de transformar en orquítica una cepa no orqultica del Viejo Mundo. La orquitis y la reacción grave de la rata, son las características de las cepas endémicas y murinas. (Varela, G., y Parada Gay, M. A.: Rea. Mex. Biol., 45, agto. 1934.)

Fiebre maculosa y Jiebre botonosa.-En los experimentos comparados realizados por Davis y Parker, una vacuna que confería protección absoluta contra el virus de la fiebre maculosa en los cobayos, no reveló protección alguna contra el de la fiebre botonosa. A juzgar por estas observaciones y las realizadas con el llamado tifo de Sao Paulo, parece probable que la fiebre botonosa guarde una relación menos intima con la maculosa, que con el tifo de Sfio Paulo. (Davis, G. E., y Parker, R. R.: Pub. Health Rep., 423, mzo. 30, 1934.)

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turados, quer pela picada ou alimentapão repetida em cobayas normaes; 3. A resistencia do virus no organismo do persevejo (Cimex Zectularius) é muito redu- zida, nao persistindo sua actividade, nas condicões experimentaes empregadas, sequer 48 e mesmo 24 horas após a alimenta@0 infectante. (Lemos Monteiro, J.: Ann. Paul. Med. & Cir., 86, jan. 1935.)

Cccrrapato.-Verificando, depois do apparecimento de um certo numero de casos de typho exanthematico de Sao Paulo (ver o BOLETÍN de setembro 1929, p. 1007), que os doentes nao eram portadores de piolhos de carpo, que a por- centagem dos que apresentavam piolhos de cabeca era pequena e que a feicão epidemiologica do mal era nitidamente rural, as vistas de Toledo Pizá se dirigiram para a possibilidade de ser o carrapato o responsavel pela disseminacáo do mal. 4 maioria dos doentes era familiarizada com o carrapato e, muitos delles, ao entrar para o Hospital de Isolamento, ainda o tinham adherente á pelle. Urna senhora que náo conhecendo o carrapato e, portanto, nao habituada ás suas picadas, contrahiu o mal, alguns dias depois de ser picada. Em seguida, com as experiencias realizadas por Lemos Monteiro, que mostrou a capacidade apre- sentada pelos carapatos que picavam cobayas doentes de transmittirem a molestia a cobayas sás que picassem posteriormente, capacidade infectante essa que se transmittia por hereditariedade aos ovos e larvas, mais patente se tornava o papel representado por esses parasitas na transmissáo do mal. Logo depois, Salles Gomes, obtendo resultados positivos com a inoculacáo em cobayas de carrapatos capturados nas vizinhancas da casa de urna doente, resolveu defini- tivamente o caso. Baseado numa outra observa@0 clinica, que corresponde a urna experiencia que o periodo de incubaoáo, no homem, pode ser muito curto (um dia), o que auctoriza a admittir, perfeitamente, que os carrapatos que para- sitavam os doentes deviam, de facto, ter sido os inoculadores do virus. Assim, náo havendo duvidas quanto ao facto de ser o carrapato o principal disseminador do typho exanthematico de Sáo Paulo, resulta muito sombria a expectativa em relacão a esse problema sanitario, que reputa o mais serio, pelo facto de ser o Estado assolado pelo carrapato, e ainda por se tratar de urna prophylaxia difi- cilissima e dispendiosa e ser a molestia de nenhuma therapeutica e, portanto, de alta lethalidade (70 a 80 por cento). (Toledo Pizá, J.: Ann. Paul. Med. & Cir., 85, jan. 1935.)

Prova de proteqão com soro boliviano.-Como complemento das notas apresenta- das anteriormente sobre o poder protector de soros de convalescentes de casos de typho exanthematico occorrido na Argentina e no Chile (formas endemica e epidemica), relativamente ao virus do typho exanthematico de Sáo Paulo, sáo agora registados os resultados da mesma prova obtidos com soro de convalescente de um caso occorrido na Bolivia (La Paz). Como os anteriormente estudados, este soro nao mostrou qualquer poder protector relativamente á infecqáo experi- mental pelo virus da Rickettsiose paulista. (Lemos Monteiro, J.: Ann. Paul. Med. & Cir., 84, jan. 1935.)

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sanitarias de otros puertos del Pacifico, aun dada su baja mortalidad. En Hauai y Maui existen zonas limitadas en que la población ratuna est& infectada con el bacilo pestoso, y en las que de cuando en cuando aparecen casos humanos. Como se está, llevando a cabo actualmente un censo muro-púlido con respecto a peste, podrfa extenderse sin mayor costo la encuesta al tifo. El suero de uno de los casos mencionados fuE comprobado en el Instituto Nacional de Sanidad, y al ser inoculado el virus en seis cobayos, todos manifestaron la tfpica fiebre y lesiones escrotales, mientras que otros seis que recibieron el virus más 0.5 CC del suero de Honolulú, no manifestaron tales signos. (Fennel, E. A.: Jour. Am. Med. Assn., 1135, ab. 7, 1934.)

Estudios en China.-En sus estudios del virus, Gajdos y Tchang utilizaron 15 cepas de Pekfn y 2 de Mongolia. En el cobayo la incubación fu6 de 5 días o más con una sola cepa, pero con las demAs varió de 60 horas a 10 días o mas, según el material empleado, la dosis inyectada, y el sitio de la inyección, siendo, por ejemplo, más prolongada con la emulsión cerebral que con la suspensión de túnica vaginal o de intestino de piojo, y después de la inyección subcutánea que de la peritoneal. El edema esorotal aparece durante el período de incubación y dura de tres a ocho días, abarcando parte del período febril. La inmunidad adquirida desaparece al cabo de seis a ocho meses. En los cobayos autopsiados se constataron las lesiones caracteristicas del tifo en el cerebro, y las del tifo mexicano en la túnica vaginal, con rickettsias en las grandes células endoteliales. Habiendo infectado piojos del cuerpo con cerebro virulento, obtuvieron en cultivo puro microbios patógenos polimorfos parecidos a la Rickettsia prowazeki, que tomaban bien el Giemsa. En el conejo, la enfermedad es en general inaparente y a los 10 dfas de la inoculación el suero aglutina el Proteus XI,+ También es inaparente en la rata blanca, pero el suero aglutina la R. prowazeki, pero no el Proteus. Tanto en el conejo como en la rata blanca, el cerebro es virulento. En el mono, la fiebre aparece a los seis dias de la inoculación, durante unos 10 días, y el suero acusa una Weil-Felix positiva. En cuanto a la vacuna, los autores creen que sería m8s sencillo prepararla con rickettsias de la túnica vaginal según el método de Zinsser-Ruiz Castañeda, que con el intestino de piojo, según la técnica de Weigl. (Gajdos y Tchang: Chinese Med. Jour., 441, mayo 1933; apud Off. Int. Hyg. Pub., Bull. Mens., 132, eno. 1934.)

Letalidad en Egipto.-En Egipto, la mortalidad del tifo osciló entre 25 y 30 por ciento antes de 1931; y fué de 21.88 en 1931, 13 en 1932, y 11.87 por ciento en 1933, debido sin duda a los esfuerzos de la sanidad, la rApida notificación y aislamiento de los casos, y otras medidas. Para la desinfección de la ropa, etc., empléase el kerosén en una solución jabonosa al 66 por ciento. Las medidas tomadas comprenden aislamiento en los hospitales, centros de aislamiento, o en el interior de cordones en ciertas localidades; transporte de los enfermos en auto- móviles especiales, que son desinfectados con kerosén después de cada viaje; despiojamiento del enfermo a su llegada al sitio de aislamiento; y desinfección de la ropa al vapor. Si en una localidad se descubren uno o dos casos, procfdese al aislamiento del enfermo, desinfección de las casas y de las viviendas cercanas con la solución de kerosén y de la ropa al vapor, despiojamiento de las personas que han estado en contacto con los enfermos y de los habitantes de las casas cercanas, y vigilancia por un período de 15 días. Si en una localidad el número de casos pasa de tres: despiojamiento de todos los habitantes, desinfección de la ropa al vapor, y de las casas con solución de kerosén. Además, se establece un centro de despiojamiento, y dos baños públicos para hombres y para mujeres; notificación de los casos apenas aparezcan los sintomas; y distribución de folletos informativos. (Shahin Pacha, M.: Off. Int. Hyg. Pub., Bull. Mens., 83, eno. 1934.)

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otra cepa conveniente, la biopsia cutbnea, la reacción de Mooser y el cuadro hemMico, y haciendo notar las dificultades que entrañan, Mackehenie y Giles declaran que el método de la gota gruesa les ha dado buenos resultados, pero el número de microbios encontrados es pequeño, y aun en ocasiones óptimas apenas llega a una docena. Sus observaciones se refieren al tifo de la parte central del Perú, en especial de los departamentos de Junín y Lima. Tratandose de sangre tifosa que acusa típicamente el Mooser, las condiciones de observación quizás sean distintas, puesto que los órganos retienen el virus en distinta medida, según se trate de diversas entidades nosolúgicas. La gota gruesa ha de tener un espesor mediano. Para la deshemoglobinización se utiliza una solución semejante a la de Ruge. El teñido puede hacerse con varios colorantes, y los autores emplean el azul de toluidina amoniacal, ya en solución acuosa débil o metilalcohólica. Hay que evitar la sobrecoloración. Los resultados buenos se obtienen por término medio a los 12 6 15 minutos. Se pusieron de manifiesto gérmenes en todo semejantes a la Rickettsia prowazeki de casos de tifo chileno, y a los encon- trados en las células de la cavidad peritoneo-vaginal. El número es pequeño, pues en una gota mediana ~610 llega a media docena. No se ha podido estudiar la sangre en el primer septenario, pues los enfermos se hospitalizan por regla general en el segundo, de modo que no se ha determinado cuándo son visibles los gérmenes en la sangre periférica, y qu& relación guarda su número con el exantema. El método result6 positivo en 10 de 13 casos. (Mackehenie, D., y Giles, A.: Ref. Méd., 569, sbre. 1, 1934.)

Valor de la reacción de Weil-Fe&.-Riding ensayó los sueros sanguíneos de 50 tifosos con una suspensión de Proteus 0 X lo viviente, y con suspensiones feni- cadas de Br. melitensis y Br. abortus. De los 50, 44 aglutinaron la suspensión de Proteus al l/l,OOO o más; cinco al 1/1500, y uno al 1/250. Un solo suero aglutinó las suspensiones de Br. melitensis al 1/50, y de Br. abortus al 1/125. Investiga- ciones anteriores ya habfan demostrado que 1.73 por ciento de los sueros de egipcios “normales” aglutinan las suspensiones de brucelas al 1/50 o más, de modo que la única aglutinación positiva en esta serie probablemente carece de significado. Como la fiebre ondulante es rara en Egipto, no se ha podido obtener hasta ahora más que un solo suero proveniente de un enfermo, en el cual se hubiere establecido con el hemocultivo la existencia de la infecci6n, y ese suero no contenía aglutininas que actuaran sobre el Proteus 0 X 1s. De sus observaciones en gran escala, el autor deduce que en ninguna enfermedad, aparte del tifo exantemático, se observa una aglutinación del Proteus 0 X 19 que posea valor diagnóstico. (Riding, D.: Bull. Mens. Off. Int. Hyg. Pub., 90, eno, 1934.)

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mortalidad fué más alta (24 por ciento). La mortalidad varía sensiblemente en distintos meses, por ejemplo, en junio llegb a 29 por ciento, en julio a 12, en agosto a 23, en septiembre a 20, y en oct.ubre a 15 por ciento. En conjunto, la tera- péutica sintomática no di6 resultado alguno, obteniéndose lo mismo con el reposo en cama, hidratación y buena alimentación. La cloruroterapia parece lo más útil. En la discusión, Corbalán dijo que en el Hospital Barros Luto, donde emplean únicamente el tratamiento sintomatico, la mortalidad ha sido: entre 138 tratados en agosto, 11.6 por ciento; 313 en septiembre, 21.4; 501 en octubre, 18.6; y 417 en noviembre, 18.8; o sea una mortalidad media de 17.6 por ciento en los cuatro meses entre más de 1,500 casos. Si se separan los enfermos que estuvie- ron menos de dos días en el servicio, la mortalidad baja a 10.97 por ciento, o sea casi análoga a la obtenida con el cloruro de sodio. En Bolivia, en la epidemia actual, han probado en el Hospital Militar de La Paz el sulfato de cobre amoniacal por via venosa y, según los autores, la mortalidad ha bajado de 37.5 a 11.7 por

ciento. Acuña manifestó que la edad tiene mucho influjo sobre el resultado. En una serie pequeña, ha observado una mortalidad de 17 por ciento. Al terminar, Alessandri declaró que con la cloruroterapia no se ha observado acortamiento de la evolución, pero si disminución de la cefalea y mejoría general. (Alessandri y otros: Reu. Méd. Chile, 252, ah. 1934.)

Xerolerapia.-La comisión nombrada por el Departamento de Salubridad Pública de M6xico para el estudio del suero contra el tifo, suministrado por Zinsser y Ruiz Castañeda, describe ahora su empleo en 17 enfermos del Hospital General en 1932-33, 3 del Manicomio General, y 3 mas del Hospital General en diciembre de 1933, estudiándose además cuatro testigos que no recibieron suero. En estos cuatro enfermos con tifo benigno, la fiebre duró 13 dfao como minimo y 19 como maximo. Los últimos seis enfermos tratados con suero revisten mucha importancia por provenir de un brote epidémico con una morta- lidad de 20 por ciento, y en todos menos uno el resultado puede considerarse favorable. En el que murió, el pronóstico fu6 fatal desde el principio, y el sujeto padecía además de alcoholismo crónico. Recapitulando, cabe decir en conjunt,o que en 16 enfermos el suero di6 resultado favorable, en 2 dudoso, y en 5 no di6 efecto apreciable, muriendo 2 de éstos. Sin embargo, la gravedad en esos era tal, que cualquier terapéutica hubiera probablemente fracasado. A pesar del pequeño número de enfermos, la comisión cree que la seroterapia puede resulta] benéfica para el tifoso. (Medicina, 259, jun. 10, 1934.)

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donde trabajan. Creen que sería posible utilizar el suero del asno. En sus experiencias con cuatro asnos, la inoculación intracerebral del virus en esos animales no produjo reacción febril, y el suero no aglutinó el Proteus X10 pero sí la rickettsia. (Gajdos y Tchang: Chinese Meo!. JOUT., 441, mayo 1933; apud 0s. Int. Hyg. Pd., Bull. Mens., 132, eno. 1934.)

Vacuna viva.-Habiendo descubierto que una infección, aunque leve, producida por el tifo murino de Casablanca inmuniza contra el mismo, contra el tifo de Tolón y contra el clásico, y que dicha inmunidad aparece desde el principio de la infección, Blanc y colaboradores trataron de obtener una vacuna triturando en 20 CC de suero fisiológico, el bazo y túnica vaginal de un cobayo inoculado y que había acusado una reacción intensa, y atenuando el virus por contacto de 15 minutos con la bilis de bovino en la proporción de uno por 20. Obtuvieron así un virus biliado, que al ser inyectado a dosis de 2 CC en 20 adultos no produjo reacción alguna. De siete niños de 12 a 15 años inoculados con la misma dosis, sólo tres no reaccionaron. Con un virus de un título inferior a 1/20, o tras un contacto menor de 10 minutos, tres adultos inoculados reaccionaron. Todas las reacciones observadas fueron benignas, consistiendo puramente en un acceso febril por varios días. Los 20 vacunados que no reaccionaron retuvieron la Weil-Felix negativa aun tras la reinoculación con un virus puro. Los vacunados que acusaron una reacción ligera manifestaron una Weil-Felix bien negativa o ligeramente positiva (1/30 a 1/50). Los vacunados comprobados al cabo de 20 a 25 días con la inoculación intradeltoidea de 2 CC de virus murino de Tolón no reaccionaron, mientras que los testigos manifestaron un típico tifo murino. En dos series de experiencias, los autores observaron que los sujetos que habían recibido el virus biliado sin manifestar reacción, resistían la inoculación de un octavo de cerebro de cobayo inoculado con el tifo clásico y sacrificado en plena reacción febril. Los no vacunados (un Macacus sylvanus y dos cobayos) no resistieron. Los autores observaron además que la sangre de los vacunados no es virulenta. La vacunación, pues, no crea portadores. (Blanc y otros: Bd. Atad. Méd., 274, CX; apud Off. Int. Hyg. Pub., Bull. Mens., 133 eno. 1934.)

En otro trabajo leído ante la Academia de Medicina de París, los autores deducen que el virus del tifo murino, a los 12 meses de conservación enel cobayo, continúa siendo tan poco patógeno para el hombre como en los primeros días del aislamiento; que es posible diluir hasta a una milésima los productos virulentos, obteniendo en bilis una vacuna eficaz; que la filtración no aporta ninguna ventaja; y que la vacunación no parece eficaz a menos que produzca una enfermedad inaparente, pues ésta inmuniza y no entraña peligro alguno. (Blanc y otros: Gaz. Hôp., mayo 5, 1934.)

DZstribución de la enfermedad de Carri&n.-En las conclusiones de su trabajo, Maldonado dice que ya ha terminado el estudio del escenario de la enfermedad de Carrión en el valle Santa Eulalia, asf como el de algunas características del flebótomo vector, realizándose así, aunque sea en parte, lo pedido por Arce en 1922. El análisis de las condiciones fito y zoogeográfieas de la región de Chosica, indemne, y del valle Santa Eulalia, verrucoso, permite distinguir diferencias características, pues el último está enclavado en la formaci6n xerofítica de Weberbauer, donde predominan los arbustos lactescentes, y cuyas condiciones permiten la vida del flebótomo vector y de la enfermedad. El autor espera que su trabajo contribuya a dilucidar algunas incógnitas en la geografia médica de la enfermedad, y que sirva como guía u orientación en el estudio de otras zonas verrucosas. De comprobarse estas deducciones la distribución del morbo pro- cederia de la coexistencia de factores biocósmicas en una región dada. (Maldo- nado, A.: Crónica Méd., 385, dbre. 1933.)

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Ya se ha determinado que la verruga peruana se encuentra en algunos departa- mentos del norte y del centro del Perú, siendo completamente desconocida en el sur. Resumiendo, las zonas verrucógenas están comprendidas entra la pro- vincia de Huancabamba del departamento de Piura al norte, y la provincia de Cañete del departamento de Lima al sur, o sea entre los 5.5O y 13’, a una distancia de 40 a 60 km de la orilla del mar, y entra las 200 a 1,000 muy hasta cerca de 3,000 m de altura. Sabido es que la verruga inmuniza, es decir, que el que la padece y se cura, es la persona más apta para habitar las zonas verrucógenas, y el autor recomienda que ese concepto guie al jefe de la policia nacional en la asignación de los contingentes a ciertos distritos. Una enumeración minuciosa de las zonas verrucógenas de norte a sur, aparece en este trabajo. (Del Carpio S., G.: Rev. Policial Perú, 87 mzo. 1934.)

Casos fuera de la zona uerrucosa.-S8nchez Palacios publica dos observaciones

de verruga peruana en la ciudad dc Canta, en niños de 5 meses y 10 años, uno de los cuales jamás había residido fuera de la ciudad. En el caso de la lactante, la madre, que no había estado en zona verrucosa conocida, quedó sorprendida al ver aparecer varias verrugas, y el único síntoma fueron los dolores úseos. Al trasladarse a un pueblo de clima frío a más dc 3,000 m de altura, las verrugas se “entraron “, y a partir de esa fecha aparecieron dolores articulares que se atenuaron progresivamente. La criatura, que nació poco dcspnés, no present6 verrugas; pero la dada a luz dos años más tarde, a los cinco meses de edad pre- sentó dos. Para el autor, estos dos casos permiten afirmar la existencia en la localidad de los vectores de la B. baciZZ$ormis. La rareza de casos allí obedecerfa, ademAs de la altura, a los vientos locales constantes. (Sanchez Palacios, L.: Rev. Méd. Per., 1890, jul. 1934.)

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efectivos, sobre todo en cuanto a los piojos, que son los de mayor interés actual- mente en Chile con motivo de la epidemia de tifo: la parafina y el benzol, que los destruyen en siete minutos; el producto llamado “Insecticida” de la sección química de la Dirección General de Sanidad, en 8; la creolina, preparado análogo al “ Lysol”, al 3 por ciento los mata en 14 y 15 minutos, y al 10 por ciento en 8 6 10. Esta última como insecticida es, pues, inferior a la parafina y otras sus- tancias, pero considerado su bajo precio y sus propiedades desinfectantes, se la puede considerar como útil. Entre los preparados estudiados, figuraban el “ Rotenone” y el “ Cubetol”, de fórmula secreta, que resultaron prácticamente inactivos. Lo mismo sucedió con otros que tambi6n al cabo de más de 20 minutos, dejaban piojos vivos o necesitaban más tiempo para matarlos. (Gallinatto, V.: “Investigaciones sobre titulación biológica de diversas sustancias estimadas como insecticidas”, 1934.)

Gallinatto recomienda para la desinsectizacibn de ropa en la lucha contra el tifo, el gas cianhidrico puro utilizado en los “cianigenos ” y siguiendo la indicación del Ex-Director General de Sanidad de Chile, Dr. Leonardo Guzmán, que habia visto el método empleado en los Estados Unidos. Prefiere el cianuro de sodio, pues, además de rendir mayor proporción de CN, es mucho más barato. El procedimiento ya ha sido probado en varios millones de piezas de ropa, resultando eficaz, sencillo y barato. (Gallinatto, V.: Bol. Serv. iVuc. Sal., 28, nbre. 1934.)

VIRUELA*

Alastrinz em Macau.-O surto epidémico de alastrim, verificado em Maeau, porto importantísaimo do Estado do Rio Grande do Norte, em princípios de agosto de 1933, atingiu o número vultoso de 198 casos, tendo-se verificado sim- plesmente 5 óbitos. Com o aparecimento dos primeiros casos no interior do Estado, foram tomadas, logo de início, na capital, medidas de prevencão, constituidas por vacinacão sistemática de toda pessoa náo portadora de cicatriz vacfnica; isola- mento compulsório de todo individuo afetado; desinfecáo concurrente, vigil$ncia sôbre os comunicantes, e assistência médica aos contaminados, no foco inicial, que aliás fôra quasi circumscrito á cidade de Macau, tendo apenas aparecido esporádicamente em outras localidades, em número muito reduzido (cerca de 20 casos). Em Natal, capital do Estado, com 40,000 habitantes, a percenta.gem de vacinados era 6tima (80 por cento mais ou menos). Alí foram mobilizadas quasi todas as visitadoras do Centro de Saúde o grande número de guardas da extinta profilaxia rural, para o servico intensivo e obrigat6rio da vacinacão em domicílio, percorrendo todas as residências e efetuado 11,760 vacinacóes em pessoas nunca vacinadas. No interior, foram os servicos atendidos, desempenha- dos com inteligencia e adotadas fórmulas modelares que concorreram para perfei- cáo dos servicos executados pelo pessoal, que efetuou 57,049 imunizacóes em individuos jama& vacinados. Náo tendo sido possível, ou melhor, nLo sendo recommendável, os cuidados profihiticos nas residencias dos acometidos de alas- trim, náo s6 devido a grande contagiosidade do mal (contágio sempre direto) bem assim, para maior e mais eficiente facilidade e acáo, deixou-se de fazer o isolamento domiciliário, preferindo isolar todos os doentes em pavilhóes. Pelo Estado foram adqueridas, alem do pavilhão, 4 casas. Foram vacinadas no município 13,988 pessoas inclusive todos os comunicantes, que ficaram sob vigilância sanitária, durante 15 a 21 dias (período de incubayáo de variola); foram feitas vacinacóes

Referências

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