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TRIBUNALES Y MENORES.doc

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INTRODUCCIÒN

Sin importar, quizá, la disciplina a la que se pertenezca o en la que cualquiera de nosotros se haya formado, generalmente hemos escuchado, muchas veces, que es importante el estudio de los antecedentes históricos, de cualquier fenómeno social. Pero, en la realidad historiográfica, de la mayoría de los estudios, se carece de un análisis sistemático que permita en realidad alcanzar la meta de entender esos antecedentes.

Con el fin de obtener un panorama histórico de la criminología se ha utilizado como metodología la criminología-histórica entendiendo que esta es una herramienta que permite recuperar y enfatizar en la importancia de la indagación histórica que deben hacer tanto criminólogos, psicólogos, juristas y por supuesto, los propios historiadores en el campo de la Criminología a partir de las posibilidades que ofrece la investigación histórica.

La idea central es retomar, en la investigación criminológica, el saber histórico dado que son pocos los estudios que han recurrido a dicho método, no como instrumento que sólo permite ilustrar los antecedentes de cierto suceso en análisis, sino para articular las herramientas del análisis histórico al proceso Criminológico, cuidando de no hacer, ni caer en, teorías historicistas de la pena. La preocupación por recuperar, en la Criminología la Historia deriva de la corriente historiográfica interesada en problemas de marginación, desde los conceptos periféricos circunscritos a la dialéctica de clase, como pueden ser: pobreza, enfermedad, locura u homosexualidad y en aquellos donde destaca la problemática de la delincuencia y la criminalidad (Barrón, 2003).

El estado a través de sus diversos órganos, tiene por finalidades el mantenimiento y protección de su existencia como entidad soberana, la conservación del orden material y jurídico, y en general, todo aquello que pueda beneficiar y satisfacer el bien publico así como realizar los ideales colectivos de la sociedad a quien sirve. Uno de estos ideales es la consecución de la perfecta solidaridad social, la que se puede realizar directamente por medio del establecimiento y cumplimiento de los servicios públicos y que exige el logro de la mayor utilidad de cada uno de los miembros de la sociedad, los que están obligados a cooperar con el estado para dicha realización. (Solís Quiroga, 1936)

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elimina definitivamente el peligro; debe por tanto educar y curar al individuo para devolverlo ya apto a vivir socialmente. (Solís Quiroga, 1936)

A menudo se ha puesto el pretexto de la carencia de fondos para realizar labores necesarias como de las que ahora hablamos, pero esto es indebido, puesto que los ingresos del estado solo se justifican en tanto que son destinados al cumplimiento de sus fines y atribuciones, las que deben ser cumplidas por las funciones, en la forma adecuada para satisfacer las necesidades existentes y deseada por la mayoría de la población. Los fondos del estado únicamente deben ser empleados en labores de positivo beneficio público, pues la propia existencia del estado solo es valida por los servicios que presta a la sociedad y que esta sostiene.

Naturalmente que con el avance constante de la civilización y con la desigualdad creciente de fortunas, ha aumentado el numero de delincuentes y por tanto ha habido mayor numero de transgresiones al orden jurídico a pesar de haberse puesto en marcha todos los medios que han aconsejado los peritos en materia penal para la disminución del crimen; estos han tratado de ponerse de acuerdo respecto de los procedimientos en contra de la delincuencia, sin haberlo logrado hasta ahora, y hasta se ha llegado a declarar el fracaso de las diversas opiniones que se han emitido al respecto. También se ha declarado fracasada la escuela positiva del derecho penal en la lucha contra el delito, sin haber aplicado en su integridad los procedimientos que aconseja. Se ha hablado por tanto, desautorizadamente, del fracaso de procedimientos que nunca se han aplicado. (Solís Quiroga, 1936)

En el afán de disminuir la delincuencia, también se ha tratado de federalizar el derecho penal; pero, como es natural, no se lograra que baje el promedio de delitos, ya que los medios que se emplean para combatirlos son inadecuados. En nuestro país el código penal actual, como los anteriores, es un código de clase, es un código hecho por los que se encuentran en mejores circunstancias y que se aplica en la mayoría de los casos a miembros de las clases pobres, tanto a obreros como a campesinos, a personas totalmente impreparadas, a los tarados. El gobierno revolucionario de México, debería poner su atención es estos problemas y en los individuos que caen en manos de la justicia en materia penal, para darles preparación, curación y medios honestos de vida.

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Puesto que gobernar es servir, el estado esta obligado a proteger a la sociedad, ya que esta aporta fuerte contribución para el sostenimiento de la entidad política y de los servicios públicos. Justo es también que el estado al ver el fracaso de su política en materia penal, cambie de orientaciones y experimente nuevos medios científicos para que su servicio social sea de verdadera utilidad. De utilidad máxima es el servicio que recibiría la sociedad por la eliminación temporal o definitiva de los delincuentes, siempre que los que regresan a la vida social, ya fueran preparados.

Respecto de los fondos necesarios para esta labor, debemos decir que el mismo delincuente, obligado a trabajar, producirá los suficiente para sostenerse dentro de la prisión, quedando recompensado en erario en cierto modo al reintegrarse parte de los fondos, y al haber una probabilidad mas de que el individuo salga a trabajar y no ha delinquir. Los legisladores, pues, nunca deben poner como obstáculo para la realización de la ley o de un servicio, el hecho de que el gobierno no tiene dinero, puesto que el mismo ha hecho fuertes erogaciones en cosas superfluas o bien en cosas de menor importancia que lo que nos ocupa. (Solís Quiroga, 1936)

El menor infractor requiere de un lugar que puede detenerse a tener consciencia de sus incipientes capacidades: reflexionar sobre las situaciones que tendrá que enfrentar en el futuro, apoyado con un sustento seguro, una disciplina constante y con los medios técnicos necesarios que le ayuden a conocerse a sí mismos, la psicoterapia, la capacitación técnica, el avance de un grado escolar, la atención medica y dental pero sobre todo el interés humano (García & Hernández, 2007).

El problema de la juventud de conducta antisocial fue resuelto haciendo uso de las instalaciones, costumbres y leyes de las épocas anteriores. Los niños adolescentes y jóvenes se hacían hombres en la guerra (Revolución de México) muchos menores quedaron en el abandono por esa misma guerra.

Se aprende que la vida no vale nada, que hay que matar antes de que lo maten, que hay que demostrar la hombría aunque cueste la vida, que no hay que dejarse.

Al terminar la revolución termina la época de morir y de matar y principia la época de reconstruir debe reprimir esta agresividad canalizarla y hacerla productiva, con esto nacen algunas instituciones y leyes para aquellos niños que no lograron adaptarse al ambiente social completamente (García & Hernández, 2007).

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OBJETIVO

Dar una perspectiva general acerca de los tribunales para menores infractores, cual era la concepción que tenia de ellos, como se llevaba acabo su clasificación, cual era el tratamiento que se les proporcionaba a los varones menores de edad y cual era el papel que fungía el psicólogo en este ámbito; así como la perspectiva actual de los mismos y algunas de las propuestas que se han planteado para su mejor funcionamiento.

¿QUE SON LOS MENORES INFRACTORES?

La delincuencia juvenil es un término que no ha tenido mucha aceptación dentro del ámbito penal y fue por eso que en 1953, durante el Seminario Latinoamericano del Delincuente, en Río de Janeiro, realizado por las Naciones Unidas; donde se discutió sobre la delincuencia juvenil llegando a la conclusión que este término era inapropiado. Sin embargo, es un término que se sigue usando a pesar de lo ya mencionado anteriormente, pues el uso social que se le da es de venganza, punitivo y como castigo a aquellos que realizaron un acto antisocial. Díaz, Hinojosa, Montes & Sánchez (2008).

De esta forma planteamos el significado de delincuencia para comprender de una mejor forma el siguiente trabajo; donde delincuencia se enfoca generalmente a los hechos que entran en la ley penal, abarcando los hechos previamente descritos como delitos dentro de la ley en los procesos penales. Así es como el término se forjo en torno a que se le daba mas peso al daño que era causado, que en quien lo había cometido; de esta forma cuando el daño se encontraba descrito en la ley penal y se llamaba delito, por consecuencia se llamaba a este autor delincuente, sin importar su edad o calidad humana. En el que el acto o daño realizado era determinado por la voluntad de cometerlo y para que el individuo no lo volviera a repetir, se le infligía con el sufrimiento del castigo, con la pena. (Solís Quiroga, 1986)

Por mucho tiempo se considero que los menores eran responsables de sus conductas que incurrían como los adultos, pero se observo que no siempre era así por lo cual se debía revisar cada caso, lo que llevo a establecer una línea que limitara quienes eran responsables de sus actos y quienes debían tener otro tipo de tratamiento, esta línea se fijo con la mayoría y la minoría de edad penal.

Es así que surge la necesidad de regirse bajo un sistema jurídico, con el objetivo de protegerlos, educarlos y tutorearlos.

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Solís Quiroga (1986) menciona que para que se pueda considerar delito, se tienen que tomar en cuenta los siguientes factores; como que sea un acto humano, típico, antijurídico, imputable y punible.

Para que se pueda llevar acabo una acto, tiene que ser realizado por un humano, único de goce y ejercicio de derechos; tiene que ser típico, es decir, debe de corresponder a la descripción que hace la ley penal de los tipos conceptuados como delitos, donde los menores son capaces de cometer actos típicos, pero para calificarse como delitos es indispensable que se reúnan más de las características que describan al delito; jurídico, que cuando cause un daño sea en oposición de las normas culturales, implícitas en la ley penal o que ataquen un bien jurídicamente protegido por la propia ley; imputable, la imputabilidad puede llegar a ser física o psíquica, donde el acto físicamente imputable a su ejecutor material, independiente de que sea adulto o menor. Y psíquicamente imputable a su ejecutor material, solo se le asigna a quien sea capaz de conocer los antecedentes y consecuencias de la situación, del acto o conciencia plena de sus consecuencias inmediatas y mediatas de su cargo, el hecho y sus consecuencias. Es así que habitualmente no son capaces de conocer en plenitud los antecedentes de un hecho, ya que su no percepción, de las cosas inmateriales o ausentes y su visión fragmentada de la realidad, la incompleta percepción de símbolos y significados, lo impiden.

Es así que la imputabilidad no es compatible con la culpabilidad. , ni viceversa. El menor de edad es, imprudente, descuidado, negligente y con mala intención o dolo, pero no es capaz de comprender la significación completa de sus actos. Sin embargo, si es que no se presentan consecuencias contra el menor, se tiene que tomar en cuenta el acto cometido, esto para poder tomar las medidas educativas y protectoras necesarias para su favor. Y es así que por no tener la capacidad jurídica de percepción completa y de la evaluación de los antecedentes y consecuencias de sus actos, no es imputable, ni puede ser declarado culpable, no le es aplicable el calificativo de delincuente. (Azaola E., 1990).

Ahora bien, el término de infractor, que es como actualmente se conoce a estos menores que cometen actos socialmente no aceptados, se hace aplicable cuando son violadas las leyes del derecho, cualesquiera que sean sus categorías, las normas de convivencia de una sociedad o familia, o las normas de la moral, al individuo que las quebranta, a este se le da el nombre de infractor o trasgresor.

Recibiendo asimismo el nombre de “menores infractores” o “menores transgresores”, “infractores juveniles” u otros parecidos, esto para hacernos a la referencia de que todas las categorías de actos cometidos por niños o adolescentes. (Solís Quiroga, 1986).

CAUSAS DE LA CONDUCTA CRIMINAL

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(American Psiquiatric Association), realizada en Pensilvania en el 2002 estudió la relación de los trastornos mentales con la violencia y la conducta agresiva. A manera de síntesis a continuación se presentan algunas de las causas que a través de diversas investigaciones han logrado considerarse eficientes en la motivación a la conducta criminal. (Vázquez Angie,)

Causas Endógenas

Herencia patológica, cuya importancia es enorme debido que en ella están determinados muchos factores de la delincuencia; muchos vicios físicos y funcionales dependen de ella. No solo la conformación general del organismo y algunas enfermedades se transmiten por herencia a los descendientes, sino también las disposiciones del espíritu, las tendencias y el carácter, los que están fijados por ella, aunque en cierta forma son modificables por la vida social. (Solís Quiroga, 1936)

Dados los fuertes lazos que nos unen a nuestros ascendientes, puede suceder que por herencia aparezcan en nosotros caracteres morfológicos, los que casi no nos es dado modificar. Es la influencia de la herencia de tal importancia, que algún autor (Lenz) la pone como parte integrante de la personalidad delincuente al enumerar lo antecedentes hereditarios y personales en su obra “elementos de biología criminal”. (Solís Quiroga, 1936)

En nuestro medio casi el 65 por ciento de los menores delincuentes son heredo-alcohólicos. El alcoholismo y la miseria a menudo caminan unidos y son las caudas que mas frecuentemente obran en los delitos, y sobre todo los de sangre. La herencia patológica que es casi siempre consecuencia directa del alcoholismo, se manifiesta en forma de debilidad mental, de psico y neuropatías, psicastenia, epilepsia y dipsomanía. (Solís Quiroga, 1936)

Las anomalías físicas y funcionales tienen una especialísima importancia en lo que respecta a los delitos por la incapacidad que para el trabajo demuestran los seres tarados en esta forma por su falta de desarrollo, ya que tienen verdaderas dificultades para poder adquirir el conocimiento de cualquier especie. Los defectos físicos frecuentemente provocan el complejo de inferioridad, cuyos elementos son de importancia, ya que obran a veces determinantemente en la conducta, ellos son:

Sentimiento de incapacidad: que aparece tan luego como el ser se da cuenta de su defecto y que se recrudece por lo apodos hirientes con que los compañeros lo califican. Entonces aparece el temor a actuar provocado por el pensamiento constantemente fijado en el defecto de uno mismo y por la molestia que causa el pensar que todos miran el defecto, aun cuando no suceda realmente así. El sentimiento de incapacidad- para efectuar las cosas que los demás realizan- es tan molesto que tanto en normales como en anormales mentales, provoca una conducta muy diversa a la manera de ser del individuo. (Solís Quiroga, 1936)

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La gran cantidad de estudios para explicar la criminalidad en la perspectiva biológica no es un evento, moda o patrón nuevo. No obstante, hoy día las investigaciones giran explorando nuevas, o más específicas, variables que incluyen una variedad enorme de factores físicos tales como los niveles alterados de serotonina ( perspectiva bioquímica; desbalances químicos), alteraciones en el lóbulo frontal, ADD (desorden de déficit de atención), niveles altos de testosterona combinados con niveles bajos de serotonina, niveles bajos de colesterol, el efecto en general de los andrógenos, el efecto de diversas drogas auto-inducidas (ingeridas), los efectos de las dietas (enfoque nutricional), alteraciones por cobre y zinc, el efecto de traumas y accidentes, el efecto de traumas en guerras o eventos de estrés en desastres naturales (síndrome post-traumático), el efecto de la contaminación ambiental y las toxinas, hiperactividad, problemas cognitivos, el efecto del tabaquismo en la madre sobre los hijos/ as, efecto del ácido úrico, la predisposición genética, y la relación entre estados emocionales alterados (depresión y ansiedad) y la conducta criminal, entre muchos otros. A continuación se mencionara brevemente una descripción de algunos estudios cuyo abordaje han sido estas causas de la conducta criminal.

Efectos de Medicamentos-Drogas

Medicamentos legalmente recetados por médicos como parte de tratamiento a condiciones como epilepsia pueden tener efectos negativos aumentando la irritabilidad, la actividad y el desajuste emocional. Tal es el caso de medicinas como Mysoline que es recetada como anticonvulsivo. (1)

Efectos Nutricionales

Katherine y Kenneth Rowe estudiaron grupos de niños diagnosticados con hiperactividad. Los padres les daban alimentos con colorantes como parte de sus dietas regulares. El estudio consistió en una dieta con el colorante Amarillo #5 y placebos para el grupo control. El reporte de los padres y observadores fue que se manifestó un incremento en conductas de llanto frecuente, rabietas, irritabilidad, inquietud, dificultad de conciliar el sueño, pérdida de control, y expresiones de infelicidad. Muchas de estas conductas son precisamente las que les crean problemas de ajuste escolar limitando su aprendizaje e integración a las reglas del salón de clases. (1)

Trastornos hormonales

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Alteraciones en conducta por Hiperactividad Orgánica

Rachel Gittelman sostiene que varones hiperactivos muestran una tendencia alta de riesgo a entrar en conducta antisocial en la adolescencia. Esta tendencia es cuatro veces mayor a la de jóvenes que no son hiperactivos, y parecen tener historiales de más incidentes de arrestos, robos en la escuela, expulsión, felonías, etc. 25% de los participantes en el estudio habían sido institucionalizados por conducta antisocial. (1)

Intoxicaciones y Contaminación Ambiental

Es de reciente interés el estudio del efecto de diversas fuentes de toxicidad sobre la humanidad. Un estudio formal sobre el efecto del plomo indica que produce alteraciones en la conducta hacia la violencia y la conducta antisocial. En este estudio, Herbert Needleman 212 varones de escuela pública en Pittsburg, entre las edades de 7-11, fueron evaluados en cuanto a la concentración de plomo en sus huesos mediante pruebas de rayos X's fluorescentes. El plomo es acumulado a través de los años por diversas fuentes que incluyen la exposición a pinturas, y se observó que con el pasar de los años, según aumentaba la cantidad acumulada de plomo aumentaban los reportes de agresividad, delincuencia, quejas somáticas, depresión, ansiedad, problemas sociales, déficit de atención entre otras. Aunque los autores creen que hay factores del ambiente social que contribuyen a estas conductas, enfatizan en la importancia de prevenir la toxicidad cerebral por plomo. (1)

Condiciones y Trastornos Mentales

Diversos estudios confirman que la presencia de trastornos de salud mental incrementa la conducta violenta y antisocial. Estudios en Dinamarca identificaron en 324,401 personas que aquellos que tenían historial de hospitalizaciones psiquiátricas tenían más probabilidad de ser convictos por ofensas criminales (tanto en hombres como en mujeres) en una proporción de 3-11 veces más que aquellos que no tenían historial psiquiátrico. La esquizofrenia, específicamente, aumenta la probabilidad en 8% en hombres y en 6.5 en mujeres. El desorden de personalidad antisocial aumenta la probabilidad en 10% en hombres y 50 en mujeres de conducta homicida. Estudios en EU demuestran que el 80% de los convictos cumpliendo cárcel tienen historial psiquiátrico, con historial de abuso de sustancias y conducta antisocial dependiente. (1)

Perspectiva psicológica

La Psicología mantiene un cuerpo de teorías y modelos que nos permiten entender y visualizar la conducta criminal desde varias perspectivas o Modelos que integran la biológica, la social y la psicológica:

Como reacción orgánica: Desde el modelo psicobiológico

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físicas, accidentes, traumas fisiológicos o daño cerebral. Estas variables fueron explicadas en detalle en la primera parte de este ensayo. Para entender la conducta criminal desde una perspectiva orgánica debe hacerse una evaluación clínica médica que pueda confirmar o descartar la presencia de alguna de estas condiciones, antes de partir a diagnosticarla como conducta de causas psicológicas. Si se confirma la causa orgánica, la persona se considera enferma y no debería ser tratada como un delincuente común ya que la raíz de su conducta está determinada por impulsos y condiciones deterministas que nada tendría que ver con sus capacidades mentales, su raciocinio, o libre voluntad. Estas condiciones orgánicas le harían no responsable de sus actos, por tanto podría cualificar para defensas tales como GBMI ("guilty, but mentally ill"; culpable pero incompetente mental)

Como reacción emocional: Desde el modelo intrapsíquico (Freudiano)

Plantea que las personas son particularmente vulnerables en la primera infancia a traumas, complejos, conflictos no resueltos que quedan archivados en el inconsciente. Personas que sufren maltrato infantil, crianzas rígidas o extremadamente laxas (sin estructura ni reglas parentales), relaciones inadecuadas con los adultos, dificultades en la identificación sexual correcta, tienden a desarrollar respuestas emocionales disfuncionales mientras crecen. De no ser atendidas correctamente estas experiencias negativas y ansiógenas permiten el desarrollo de reacciones neuróticas, psicóticas en algunos extremos, que habrán de manifestarse en la vida a partir de la adolescencia. Para muchos freudianos la conducta antisocial es la base de la conducta criminal, y para que esto ocurra la persona debe haber desarrollado una personalidad antisocial. Esta a su vez es el resultado de los traumas inconscientes que dominan la conducta adulta aunque la persona desconozca- o no reconozca- las causas en su pasado. La persona que comete delitos es una persona con un problema médico-psicológico. Se considera enferma emocionalmente. Este modelo es el que sirve de base para las defensas legales por locura, ya que no contempla que la persona sea responsable de sus actos, y de serlo, no concibe que la persona, por su enfermedad, tenga capacidad de reconocer las implicaciones de la misma.

Como reacción aprendida: Desde el modelo conductista

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HISTORIA DE LA JUSTICA DE MENORES

Todo lo que contamos, tiene una historia, todo lo que hacemos tiene una historia, esta historia es la base de lo que somos, de lo que existe, el porque y el para que, de esta forma es de vital importancia conocer cual es la historia de la justicia de y para los menores que nos ha llevado a lo que hoy en día es la construcción del los tribunales para menores.

ÉPOCA PRECOLOMBINA

La sociedad azteca, que revisaremos por ser de la que más se tiene noticia, tenía como base de su organización social a la familia, el sistema era patriarcal y la patria potestad se ejercía por los padres, quienes tenían sobre los menores derechos de corrección, pero no de vida o muerte. Los padres podían vender a sus hijos como esclavos, por incorregibles. A los 15 años, los jóvenes abandonaban el hogar para ir al colegio. Existían tres opciones: el Calmécac para los nobles, el Tepuchcalli para plebeyos, y el tercero, para mujeres. Los menores de 10 años son excluyentes de responsabilidad penal.

La menor edad es atenuante de responsabilidad, y su límite está marcado a los 15 años. En esta época existían tribunales para menores en las escuelas encargadas de imponer sanciones educativas. En el Calmécac estaba el Huitznahuátl, y en el Telpuchcalli, los Tepuchtatlas.

Algunos ejemplos de sanciones educativas son:

• El niño perezoso era rasguñado por sus padres con espinas de maguey, o era obligado a respirar el humo acre del fuego donde ponían a quemar chiles rojos.

Algunas de las normas importantes en la sociedad azteca eran:

Los jóvenes de ambos sexos que se embriaguen serán castigados con la pena de muerte por garrote. La mentira en la mujer y en el niño, cuando éste se encuentre en educación, se castigará con pequeñas cortadas y rasguños en los labios, siempre que la mentira hubiese tenido grandes consecuencias.

El que injurie, amenace o golpee a la madre o al padre, será castigado con la pena de muerte y será considerado indigno de heredar, por lo que sus descendientes no podrán suceder a los bienes de los abuelos. Cuando los hijos jóvenes de ambos sexos sean viciosos y desobedientes serán castigados con penas infamantes, como cortarles el cabello y pintarles las orejas, los brazos y los muslos. Estas penas las aplicaban los padres. A las hijas de los señores y miembros de la nobleza que se conducían con maldad se les aplicaba la pena de muerte. Los hijos que vendían los bienes o las tierras de sus padres, sin su consentimiento, eran castigados con la esclavitud si eran plebeyos y con la muerte (secretamente ahogados), si eran nobles.

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hombre, alguno la toma, es esclavo el que se echó con ella si muere, de otra manera, pagará la cura”

Estas sanciones denotan la gran rigidez con la que eran educados los niños aztecas, y muestran, además, una gran carga de religiosidad. El niño es educado por la madre hasta los 5 años y después es arrancado para iniciar su educación, siempre separado de la mujer. El infante vive en un ambiente de moralidad, pero siempre cuidado y amado. En este mundo rígido, en donde existe una reducida incidencia en la violación de la norma, y donde los castigos son muy severos, hay una estricta vigilancia familiar y los jóvenes y niños siempre están ocupados.

ÉPOCA COLONIAL

Al iniciarse el proceso de conquista de las Indias por los españoles, necesariamente se dio un enfrentamiento entre las normas que los europeos traían y las que encontraron a su llegada al nuevo continente y, desde luego, al territorio nacional.

El doctor Luis Rodríguez Manzanera sostiene que los frailes estaban inspirados por las reglas del más antiguo tribunal para menores, llamado “Padre de Huérfanos”, y que fue instituido en la ciudad de Valencia, España, por Pedro I de Aragón. En el derecho vigente español de aquella época, debemos mencionar las VII Partidas de Alfonso X, que señalaban la responsabilidad penal de los menores de diez años y medio, y una semiimputabilidad a los mayores de diez y medio, pero menores de diecisiete, con algunas excepciones, según cada delito.

En ningún caso se aplicaba la pena de muerte al menor de 17 años. La imputabilidad se conserva en diez años y medio para la mayoría de los delitos (calumnia, injuria, hurto, lesiones, homicidios), porque el sujeto no sabe ni entiende el error que hace. La inimputabilidad total se amplía de catorce años, en delitos sexuales como lujuria, sodomía e incesto, en este último, la mujer es responsable a los 12 años.

Entre los diez y medio y los catorce años hay semiimputabilidad en los delitos de lesiones, homicidio y hurto, pero sólo se pueden aplicar penas leves. Tras la sangrienta conquista del Imperio Azteca, el escenario era desolador, había muchos guerreros muertos y los que lograron sobrevivir se enfrentaron, en muy malas condiciones físicas, a la esclavitud. Tras la guerra, los niños habían perdido la situación de privilegio. Se encontraban abandonados, sin familia, y tuvieron que andar por la calle, pidiendo limosna y realizando todo lo necesario para seguir vivos. Además de que los indígenas se encontraban en la miseria y fueron sometidos a realizar trabajos forzados, el abuso y las enfermedades dejaron un gran número de niños huérfanos y abandonados. Durante esta época destacan la creación de instituciones asistenciales para los menores:

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* En 1785, la Corona fundó: la Casa Real de Expósitos, la Congregación de la Caridad, con su departamento de “Partos Ocultos” (madres solteras) en 1774, y el Hospicio, en 1773.

* El Dr. Fernando Ortiz Cortés, canónigo de Catedral, fundó una casa para niños abandonados y el capitán indígena, Francisco Zúñiga, creó la “Escuela Patriótica” para menores con conducta antisocial, primer antecedente de los Tribunales para Menores.

El control de los menores se realizaba a través de las instituciones educativas. El Emperador Carlos V, el 18 de diciembre de 1552 ordenó: “Que los Virreyes de la Nueva España, que en cada año por su turno visite el Virrey actual un año y un Oidor de la Real Audiencia de México, el que para ello nombrare, otro año, el Colegio de Niñas Recogidas y ordene la doctrina y el recogimiento necesario y que haya personas que miren por ellas, y se críen en toda virtud, y que ocupen lo que convenga para el servicio de Dios...”. El Rey Carlos III de España dictó la Ley X sobre el “Destino y ocupaciones de los vagos e ineptos para las Armas y Marina”, en 1781, que estableció que el: “...Consejo sobre erección de casa de misericordia y otros medios de socorrer a pobres e ineptos para el servicio militar, he resuelto: 1.- Que las justicias amonesten a los padres y cuiden de que éstos, si fueren pacientes, recojan a sus hijos e hijas vagos, les den educación conveniente, aprendiendo oficio o destino útil, colocándolos con amo o maestro; en cuya forma, interina se forman las casas de recolección y enseñanza caritativa, se logrará arreglar cuanto antes la política general de pobres, a partir de la mendigues y la ociosidad a toda la juventud, atajando el progreso y frente perenne de la vagancia ...”

El Colegio de San Gregorio y el Hospital de Betlehemitas recibían los menores abandonados a quienes se educaba con mucho rigor. Finalmente, mencionaré algunas de las normas más importantes vigentes durante la Colonia. La ley IV de Carlos V del 3 de octubre de 1533, ratificada en Valladolid en 1555 y confirmada por Felipe II en 1558 y 1569, reflejaba la preocupación de la Corona por controlar a los indigentes. He aquí algunas de sus disposiciones más destacadas para nuestro objeto de estudio:

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porque así conviene, ordenamos que si alguno de los dichos mestizos o mestizas se quiere venir á estos reinos se le dé licencia”

MÉXICO INDEPENDIENTE

Uno de los eventos más importantes fue la abolición de la esclavitud. Santa Anna formó, en 1836, la “Junta de Caridad para la Niñez Desvalida”, donde damas voluntarias reunían fondos para ayudar a los niños huérfanos o desvalidos.

En el período presidencial de José Joaquín Herrera (1848-1851) se fundó la casa de Tecpan de Santiago, llamada también Colegio Correccional de San Antonio, casa que recibió a menores delincuentes de 16 años, sentenciados o procesados.

Al separarse el Estado de la Iglesia por las Leyes de Reforma, el gobierno se hizo cargo de las instituciones de beneficencia.

CÓDIGO PENAL DE 1871

En 1871 aparece el Primer Código Penal Mexicano en materia federal, obra de una comisión presidida por Antonio Martínez de Castro. En el artículo 34 se dispuso como circunstancia excluyente de responsabilidad penal:

Ser menor de nueve años.

Ser mayor de nueve años y menor de catorce al cometer el delito si el acusador no probare que el acusado obró con el discernimiento necesario para conocer la ilicitud de la infracción”. En la exposición de motivos del Código de Martínez de Castro se estableció: “Respecto a los sordomudos, los ha equiparado la comisión a los menores considerándolos exentos de responsabilidad criminal”, es decir, los menores de edad carecían de razón.

El capítulo X estableció las normas para la “Reclusión preventiva en establecimientos de educación correccional-reclusión preventiva en escuela de sordo-mudos. Reclusión preventiva en Hospital”. Las normas jurídicas de referencia sostenían:

Artículo 157.- La reclusión preventiva en establecimiento de educación correccional, se aplicará:

I.- A los acusados menores de nueve años, cuando se crea necesaria esa medida, ya por no ser idóneas para darles educación las personas que los tienen a su cargo, ó ya por la gravedad de la infracción en que aquellos incurran;

II.- A los menores de catorce años y mayores de nueve que sin discernimiento que infrinjan alguna ley penal;

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que previene el artículo anterior, sin más diligencia que levantar un acta en que conste la determinación del juez y sus fundamentos.

Artículo 159.- El término de dicha resolución lo fijará el juez, procurando que sea bastante para que el acusado concluya su educación primaria, y no excederá de seis años.

Artículo 160.- Ni los jueces ni las autoridades gubernativas podrán poner en establecimiento de educación correccional, ni serán admitidos en él, jóvenes condenados por haber delinquido con discernimiento.

Artículo 161.- Las diligencias de sustanciación, que se hayan de practicar con el acusado menor de catorce años, se ejecutarán precisamente en el establecimiento de educación correccional y no en el juzgado.

Si resultare que obró sin discernimiento, se le impondrá la reclusión de que habla la fracción segunda del artículo 157; en caso contrario, se le trasladará al establecimiento de corrección penal.

Artículo 162.- En los casos de que hablan los artículos anteriores, podrá el juez que decrete la reclusión, poner en libertad al recluso; siempre que éste acredite que puede volver al seno de su familia sin peligro para la sociedad, por haber mejorado de conducta y concluido su educación, ó porque pueda terminarla fuera del establecimiento. Resulta evidente el ánimo que dio origen a estas disposiciones: aplicar medidas de seguridad a los menores que por haber cometido una conducta infractora deberían ser separados del grupo para defenderlos de sus posibles conductas posteriores. En efecto, de la propia exposición de motivos se infiere que para los legisladores la pena tiene el único fin de evitar que se repitan los delitos que con ellas se castigan.

Así, el concepto de defensa social se había instalado en el Primer Código Penal Mexicano, pero también se manejó ya el concepto de la readaptación social como objetivo de la sanción. Al respecto, Martínez de Castro señala:

“Después de haber estado por largo tiempo entregados al trabajo y recibiendo una instrucción moral y religiosa, la comisión no duda que muchos de los criminales vuelvan al sendero del honor y de la virtud, porque como dice Bonneville con la elocuencia acostumbrada: ‘Todos estos desgraciados que, á pesar de sus vicios conservan aún el sentimiento de la dignidad del hombre; todos aquellos que tengan una madre, una esposa ó hijos á quienes amar y mantener, que no hayan renunciado á los santos goces de la familia; que suspiren por el aire, por el sol, por su independencia, ¿no sentirán saltar su corazón y que se dilata con esta preciosa esperanza? ¿No experimentarán una emoción de dicha y de orgullo, al pensar que con su buena conducta y sometiéndose voluntariamente a las leyes, podrán por sí mismos conquistar la libertad y tal vez el honor?

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del hombre delincuente deberían ser tomadas en cuenta en el momento de decidir la sanción que debía imponerse. Se hizo necesaria la operación de cuerpos especializados para evaluar, medir y clasificar el grado de “enfermedad” del delincuente y determinar la sanción.

Con relación a los menores, la Comisión señaló la necesidad de aplicar las sanciones en un lugar diferente de los adultos, sólo en el caso de menores que obraran sin discernimiento si eran mayores de nueve años y menores de catorce, y para los menores de nueve años que por la gravedad de la falta o su situación personal lo ameritase. En la misma Exposición de Motivos se estableció: “En cuanto á los establecimientos para la reclusión de jóvenes ya el Técpan y el Hospicio de Pobres que, con ciertas variaciones, podrán adaptarse al objeto que en nuestro proyecto proponemos ... Son tan palpables las ventajas que hay en no mezclar a los jóvenes delincuentes menores de 18 años, con los criminales mayores de esa edad, que sería de todo punto inútil cuanto dijera yo para recordar la creación del establecimiento de corrección penal que consultara la Comisión, o para fundar las reglas que en el proyecto se establece”.

Efectivamente, la Escuela de Técpan funcionó como el lugar de reclusión correccional, pero los mayores de 14 años que delinquían con discernimiento, eran enviados a prisión conjuntamente con los adultos.

En México, en el año de 1877, todos los establecimientos de beneficencia quedaron a cargo de la Secretaría de Gobernación. La circular que informaba lo anterior decía: “Todos los hospitales, hospicios, casas de corrección y establecimientos de beneficencia que actualmente están a cargo del Ayuntamiento de esta Capital y los que en adelante se fundaren, serán administrados por una junta que se denominará Dirección de Beneficencia Pública y que se compondrá de las personas a cuyo cargo esté la Dirección de cada establecimiento”. (AGN, Legislación Mexicana, T. XIII, enero de 1877)

Tres años después, en 1880, la Secretaría de Gobernación expidió el primer reglamento de la Dirección de Beneficencia, en cuyo capítulo tercero hace referencia a la Escuela de Educación Correccional de Agricultura Práctica, situada en Coyoacán, que desde 1841 pertenecía al Hospicio de Pobres, señalando que la escuela tendría carácter de especial, recibiría a jóvenes corregidos, a quienes se daría educación práctica de agricultura. La edad de admisión no pasaría de 16 años y tendría dos departamentos: uno correccional y otro de reforma.

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“...la antigua cárcel de Belem, cloaca inmunda (...) era albergue de adultos y menores en promiscuidad repugnante, y sufriendo los menores las consecuencias que causaron piedad hasta a los duros y ásperos celadores (...) quienes tal vez proyectando en esos niños encarcelados la imagen de sus hijos, tuvieron un sentimiento de piedad y los segregaron de los adultos, dedicándoles una crujía especial y para que se diferenciaran del grupo de población les pusieron un uniforme verde, y fue por esto que se llamó la crujía de los pericos”.

La situación jurídico penal de los menores no había cambiado, si bien existía un movimiento de benevolencia a favor de ellos, lo cierto es que la Ley

Penal no había cambiado. El Código Penal de 1871 estableció que los menores de nueve años que delinquiesen no tendrían más sanción penal que el pago de la reparación del daño; que los mayores de nueve años y menores de catorce que delinquiesen con discernimiento quedarían sujetos a las prevenciones del Código, pero las sanciones se les aplicarían desde la tercera parte hasta una mitad de las que les corresponderían si fuesen mayores de edad; los mayores de catorce y menores de dieciocho sufrirían de la mitad a los dos tercios de las sanciones que les correspondiera si fueran mayores de edad y en el caso de prisión deberían sufrirla en un departamento distinto del común de los presos. Estas hipótesis eran congruentes con los postulados de la Escuela Clásica que inspiró el Código, estableciendo como base para definir la responsabilidad la edad y el discernimiento. El menor de nueve años estaba exento de responsabilidad; entre los nueve y los catorce, en situación dudosa que se aclararía en el dictamen pericial, y al de entre 14 y 18 con discernimiento ante la ley, con responsabilidad plena.

Ante esta situación se pidió a los licenciados Miguel Macedo y Victoriano Pimentel un dictamen sobre la posibilidad de reformar la legislación penal para los menores de 14 años que hubieran infringido la ley “sin discernimiento”. Se pensó que se pudiera crear la figura del “juez paternal” que se dedicaría a conocer de los delitos leves, cometidos por menores con desventajas sociales que aún no estuvieran “pervertidos”. El dictamen fue rendido en 1912 y sugirió no enviar a los menores de 18 años a prisión y crear un Tribunal de Menores, pero debido a la lucha armada esto no se llevó a cabo.

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Finalmente, en el México independiente, con el Código Penal de 1871, aparecen los conceptos de defensa social, de readaptación social y de individualización de la pena; se cambia de la teoría del acto a la teoría del autor; se conservan los conceptos de inimputabilidad absoluta para los menores de 9 años, o mayores de 9 y menores de 14 años sin discernimiento; se reconoce la institución de la reclusión preventiva en establecimientos de educación correccional para los menores; aparece la necesidad de dar especial tratamiento a los menores sordo-mudos; el máximo de la pena o sanción a los menores delincuentes no podía exceder de los 6 años y tenía como propósito superior que los menores terminaran su educación primaria.

Todo esto nos lleva a pensar que, hasta este momento, la reacción del Estado frente al fenómeno delincuencial de niños y niñas (menores), era enfrentado a través del Derecho Penal (represión legitimada), e iniciaba el tratamiento en centros especiales de reclusión para menores; pero en todo caso, en una y otra situación, el Estado reconocía que los menores podían actualizar con su conducta tipos penales y que al hacerlo eran merecedores de sanción, adecuada a su condición de minoría de edad y a su capacidad de discernimiento.

Actitud Estatal que cambiará para el siglo XX, en donde aparecerán nuevos criterios y actitudes diametralmente diferentes, al grado de acuñar expresiones tales como las que afirmaban que: “Los menores de edad serían sacados de la esfera jurídica del derecho penal”. Situación que distó mucho de ser real, según lo analizaremos en la siguiente parte de este trabajo.

DELITO Y MENORES INFRACTORES DE LA CIUDAD DE MÉXICO (1930-1960)

Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa (2008) mencionan que antes de este periodo, se creía que el delito era biológico, influenciados con las teorías europeas, científicos mexicanos dieron una solución a la criminalidad con la idea de que los degenerados podían pasar sus características a otras personas mediante la herencia, con este punto clave idearon mediciones que ayudarían a identificar a los criminales y enfermos mentales, y así hacer ejercer sus tratamientos los cuales incluían el control de natalidad y la prohibición de la unión matrimonial para este tipo de personas. Ya en el periodo que tratamos, se pensaba que el delito sólo podía definirse en función al fenómeno social ya que “el hombre sólo comete los hechos punibles que están consignados en las leyes (Urzaiz, 1952; en LaValle, 1952)”, es decir, el delito cambiará dependiendo la época y el lugar en donde se encuentre. “La degeneración es el resultado de una evolución retrógrada explicable dentro de las leyes de la herencia; pero siendo el delito un fenómeno social, es absurdo admitir la herencia directo. No habría ladrones ni falsificadores si no existieran la propiedad privada ni los billetes de banco (Urzaiz, 1952; en LaValle, 1952 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008)”

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la creencia de que tanto el cometer actos delictivos como el tener alguna enfermedad mental se heredaban y esto es lo que causaba la degeneración de la raza indígena; es por lo anterior que médicos y otros científicos se dieron a la tarea de estudiar, medir y clasificar las principales enfermedades que aquejaban a la ciudad y de esta manera elaborar los perfiles criminales y demenciales para actuar en contra de esto.

En el México contemporáneo había una concepción nueva de la niñez, se veía al niño como un proyecto mediante el cual se podrían formar ciudadanos ejemplares, que fueran capaces de hacer realidad el tan esperado cambio social en el país, de esta madera, la nueva concepción sobre niño hizo que el número de escuelas, bibliotecas y plantas docentes aumentara para tal propósito y, al mismo tiempo, como lo menciona Sánchez (2003), “la infancia se convirtió en una cuestión de Estado, dónde éste asumió las mismas atribuciones de la autoridad paterna y los derechos de educar y castigar”. Una de las medidas que empleó el Estado para la realización de este cambio fue la creación de Casas de Corrección para aquellos menores que incurrían en la vagancia o la mendicidad ya que estos últimos contradecían las aspiraciones productivistas de los liberales de la época.

Los menores infractores recibieron discriminación, ya que las diferencias raciales se hicieron notar, como lo menciona Velázquez (en Castillo, 1940 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008) en su libro La delincuencia juvenil; él menciona que el menor delincuente indígena es retraído, no es el líder.

 El mestizo encontramos desde el inquieto, quisquilloso; hasta el perezoso sensible a la dureza del trabajo ventajoso, recordaba su libertad y en ella ocupaba su tiempo. Estos dos delinquen por pobreza miseria, abandono o falta de protección.

 El de sangre europea muestra superioridad en sus actos y no se inhibe en su conducta, es iniciador capataz o amo rebelde sensible al trabajo lo que disimula su dureza, discute órdenes, no le llaman la atención los oficios delinque por perversión social, exceso de comodidades

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La preocupación por esta situación era tanta, que los estudiosos de la época se valían de diferentes teorías para la prevención y tratamiento de los menores infractores (se creía que la prevención curaría este mal), un ejemplo de esto es el empleo de la teoría freudiana con la cual se trataba de explicar que la educación era la forma de evitar la delincuencia infantil. El propósito de la educación, según Freud es hacer al Yo más consciente y acostumbrarlo a no obedecer los impulsos del Ello sin analizarlos, además de hacerlo reconocer que al obedecer al Súper Yo lo traerá a la realidad, es decir, “un niño abandonado sin la influencia de un medio familiar honesto no llegará a poseer un verdadero Yo o tendrá un Súper Yo criminal y será un amoral (LaValle, 1952 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008)”, es en este punto dónde la gravedad del delito se determinará por peculiaridades congénitas de carácter y del medio en el que se desarrolla. De la misma manera, en La delincuencia infantil de José Ángel Ceniceros y Luis Garrido (citado por Castillo, 1940 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008) la desorganización social de post guerra aparece como causa de la criminalidad siendo origen de la desintegración familiar, el alcoholismo y/o concubinato.

Otras posturas declaraban que el menor infractor (MI) debía estudiarse bajo la perspectiva de que el delincuente responda a las necesidades de una clase social. La sociedad, como se ha comentado anteriormente, consideraba a los delincuentes como seres débiles y anormales que representaban un obstáculo para la sociedad mexicana y por tanto eran encerrados, en cuanto a los niños, al no ser tan rígidos y encerrarlos, solo eran marginados. El término marginal sugiere de inmediato la pregunta, ¿marginal respecto de qué?, a lo cual se debe responder que son marginales respecto de una sociedad minoritaria, en palabras de Basaglia (en De la Garza, 1987 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008) "pertenecen a una mayoría desviada". Una conducta considerada, en un primer momento, antisocial o perversa, se puede calificar de modo diferente según la clase social a la que pertenece el sujeto: el pobre es loco, el rico padece depresión; el joven ocioso, pero rico, es un playboy, y el obrero, un desempleado; el adolescente que delinque es un ladrón, y el rico tiene problemas de conducta, el inhalador pobre es un vicioso, y el rico un enfermo; el viejo pobre es un inútil, y el rico es un venerable anciano jubilado. La misma conducta adquiere una significación diferente de acuerdo con la clase social. (De la Garza; 1987 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008).

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consecuente represión. Como en una ocasión una amistad dijo: “La moral se ha convertido en un insulto a fuerza de confundir moral y represión”.

Cuando el desarrollo del hombre no coincide con las necesidades arbitrarias y frecuentemente irracionales de la sociedad, surgen los desórdenes mentales y sociales. Franco Basaglia (en De la Garza, 1987 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008) dice:

“Una sociedad cuya meta es la producción y que funda su ideología en el bienestar y la abundancia, no puede programar suficientes medidas preventivas o asistenciales. Se salvará sólo lo recuperable, y el resto la ideología enjuiciara como vicio, enfermedad o producto de la culpa individual”.

De acuerdo con una teoría psicológica que estaba en auge en ese momento, el mundo se divide en triunfadores (clase dominante, o aquellos que tienen la fortuna de ajustarse) y perdedores (todos aquellos que no se adaptan al sistema o que fracasan en las instituciones por pobreza de medios intelectuales o económicos).

La conducta de los niños que infringen las normas sociales, es un acontecimiento que puso a la sociedad en tela de juicio. El aceptar que existen condiciones de injusticia hacia los menores en lo tocante a asistencia social y educación, denuncia de inmediato que algo está fallando dentro del engranaje social. Debido al incremento que había de los actos antisociales cometidos por los menores, se hizo necesario enfrentar un fenómeno que evidencia las deficiencias del sistema y al mismo tiempo, la sociedad intentó ocultar la realidad con palabras sofisticadas; por ejemplo, no se les llamaba "delincuentes juveniles" debido a que son menores de edad, y sólo es delincuente aquel que tiene más de 18 años; tampoco se le debe llamar "infractores", pues se supone que no tienen conciencia de su conducta, es por eso que se acordó llamarles "menores que cometen actos antisociales". La realidad es que todos estos títulos pretendían ocultar el hecho de que existen niños que no se adaptan a los patrones institucionales e infringen los patrones normativos de una sociedad minoritaria. “En esa medida, se hacen acreedores a sanciones abiertas o solapadas, por medio de las cuales se les reprimirá y conminará a adaptarse, so pena de terminar en la cárcel de adultos en cuanto dejen de ser menores (De la Garza, 1987 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008).”

Debido a lo anterior, se hizo una distinción entre los menores infractores y los delincuentes juveniles, ya que, como se vio hace un momento, no eran considerados iguales:

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2. Criminalidad juvenil (mayores de 14 y menores de 18) aquí encontramos toda la gama de la criminalidad, desde robo hasta homicidio agravado. (Hernández, 2007 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008)

Entre 1956 a 1960 estalló una oleada de violencia juvenil, con 925 detenidos por riña y escándalo, con uso de armas (cadenas, manoplas, cachiporras, etc.) y por causas tan variadas como por puro gusto. “Esta delincuencia se extendió a todas partes de la ciudad aunque limitada al sexo masculino y a los jóvenes (Rodríguez, 2004 citado por Izquierdo, Lechuga, Melo & Sosa, 2008)”, se creía que la delincuencia era producto de la imitación extralógica de los movimientos similares en otros países. Los jóvenes también se unieron en bandas, las cuales peleaban con otras bandas o robaban automóviles, robar cualquier cosa o ingerían bebidas alcohólicas; sin algún provecho, solo por diversión. Al ser detenidos y llevados al tribunal eran puestos en libertad ya que los respectivos familiares se hacían responsables y pagaban los daños, siendo raro que reincidieran.

Las características más sobresalientes de la delincuencia juvenil en ese entonces y de acuerdo con Hernández (2007) son:

Objeto delictivo: antes desconocidos por el derecho penal tradicional.Gravedad: son cada vez más frecuentes los delitos graves.

Método: la violencia generalmente efectuada por pandillas.

Delincuencia: aumenta el número de hijos de familias acomodadasAmbiente: ha dejado de ser un fenómeno individual para convertirse en

un fenómeno colérico.

Etiología: hoy ya no se habla de causas, sino más científicamente de factores criminógenos de la delincuencia.

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Distrito Federal (el 38% provenientes de la delegación Cuauhtémoc) con un inicio de la vida sexual antes de los 15 (54%) y de los 16 (78%). Al 40% no les interesa aprender otra profesión.”

LA FUNDACION DEL TRIBUNAL PARA MENORES

De las escuelas correccionales, entonces muy desprestigiadas por los malos procedimientos, que eran tremendos para el tratamiento de los niños, salio nada menos que una verdadera clínica de la conducta; después de algunos meses de trabajo en orientación para varones, surgió el tribunal para Menores. El 10 de Diciembre de 1926, el Lic. Villa Michel consideró inadecuado que formarían parte del tribunal abogados; y que debía ser un tribunal colegiado formado por un Maestro, una psicóloga y un medico, El puesto de psicóloga, fue ocupado por Guadalupe Zúñiga, quien en aquella época poseía el único titulo que hasta entonces había expedido la Universidad Nacional. De esta manera el tribunal quedo integrado por el Maestro Salvador M. lima, el eminente Doctor Roberto Solís Quiroga y la psicóloga Guadalupe Zúñiga. (Zúñiga de González, 1985).

Así fue como empezó a fundarse la verdadera clínica para la orientación de la juventud infractora. Del Tribunal para Menores surgieron verdaderas clínicas para el tratamiento de la conducta humana, así como la primera Escuela de Trabajo Social que hubo en México; la Asociación Amigos de los Niños; los Centros de Acción Social Educativa para mujeres; y por ultimo el Patronato Auxiliar de Prevención Social para Menores Infractores. Los jueces de menores consideraban necesarias las instituciones para reeducacion de menores infractores, con sistemas menos rígidos para aquellos que no debían volver a sus hogares. Por eso se fundo el Patronato Auxiliar de Prevención Social para Menores que con muchas dificultades se inicio en una pequeña casa alquilada y amueblada por dinámica generosidad del inolvidable Dr. Gilberto Bolaños Cacho, entonces Director del Tribunal para Menores. (Zúñiga de González, 1985).

Seria imperdonable no mencionar al Dr. Alfredo M. Saavedra, quien colaboro con las trabajadoras sociales de aquella época y quien desde entonces puso su talento y sabiduría para el mejoramiento intelectual y profesional de quienes se dedican a tan noble profesión escribiendo varios libros, los cuales toda trabajadora social debía tener en su biblioteca. (Zúñiga de González, 1985).

“Todo esto de la clínica –expresa la Dra. Zúñiga-, que yo así lo considero, clínica activa de servicio social gracias a los conocimientos básicos, aunque fueran elementales, que teníamos sobre el estudio de la conducta humana, inspirados por el Dr. Aragón, secundada por Boder y luego por otros maestros que hemos tenido el privilegio de escuchar; todo esto lo hago porque es la historia de México, viva, candente, alarmante, estimulante, que grita cuando se estudia en carne viva, como lo hemos oído de los trabajos eminentes, la verdadera necesidad del que sufre, y del que esta hambriento y necesitado de orientación”. (Zúñiga de González, 1985).

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fundación del Tribunal para Menores, quien a su vez lo presento al Lic. Primo Villa Michel, entonces Secretario General del Gobierno del D.F., (Ceniceros y Garrido, 1936; Saavedra, 1937 citado por Valderrama & Jurado, 1985).

Corresponde al Gobernador del D.F. Francisco Serrano, la expedición del Reglamento para la Calificación de los Infractores Menores de Edad en el D.F. El reglamento establecía que en el tribunal existirían tres jueces, un profesor normalista, un medico y un experto en estudios psicotécnicos (nótese la ausencia de un abogado), De esta manera se fundo el primer Tribunal Administrativo para Menores, el 10 de Diciembre de 1926. Los primeros jueces: el Profesor Normalista: Salvador M. Lima; el Medico: Roberto Solís Quiroga, y la Psicóloga: Guadalupe Zúñiga Lira, siendo el primer presidente el Prof. Lima. Este reglamento señalaba que debía existir un Departamento Técnico en el Tribunal cuya función seria el estudio medico, mental pedagógico y social de los menores infractores (Reglamento, 1926)., Gracias a la labor del Lic. Primo Villa Michel el reglamento pudo alcanzar la categoría de la ley el 9 de junio de 1928, al expedirse la Ley sobre Prevención Social de la Delincuencia Infantil en el D.F., conocida como ley Villa Michel. (Valderrama & Jurado, 1985).

Villa Michel expidió el Reglamento del Tribunal para Menores del D.F., del 15 de Noviembre de 1928, En el se especifican el objetivo y las actividades de, la Sección de Psicología, que a continuación reproducimos:

DE LA SECCION PSICOLOGICA

Art. 55, Esta sección investigara el desarrollo mental individual de cada menor así como el carácter la conducta y demás datos de orden psicológico.

Art. 56, Para investigar el desarrollo mental se usaran escalas individuales. El resultado de esta investigación se anotara en fichas que contengan los siguientes datos:

a) Edad cronología. b) Edad mental. c) Retardo mental. d) Cociente intelectual.

Art. 65. Estará a cargo de la sección los estudios psicotécnicos colectivos, tanto en el tribunal como en las escuelas correccionales, (Tomado de Ceniceros y Garrido (1936. p. 275 – 276).

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de los jueces. Ahora Serra un perito en psiquiatría, otro en educación y el tercero, que será presidente del tribunal, será un abogado. (Valderrama & Jurado, 1985).

El Proyecto de Reglamento de los Tribunales para Menores Delincuentes del D.F. emitido el 31 de julio de 1930, ratifica la composición de los jueces y subsume la sección psicológica en la denominada Medico-Psicológica. El jefe de la sección seria un medico especialista en psiquiatría infantil y tendría dos subjefes uno medico internista y otro especialista en psicología, el cual estaría al frente de la Subdirección de Psicología. (Valderrama & Jurado, 1985).

Siguiendo con la revisión de las leyes y su repercusión sobre la estructura y funcionamiento en el trabajo psicológico del tribunal para menores, se encuentra el Código de Procedimientos Penales para el Distrito y Territorios Federales de 1931, que vino a sustituir al de 1929, El nuevo código desaparece el Consejo Supremo mencionado que al decir de José Ángel Ceniceros (era una verdadera supersecretaría de estado), y crea el Departamento de Prevención Social, dependiente de la Secretaria de Gobernación. Los Tribunales de Menores que desde 1926 pertenecían al Gobierno Central y al Departamento del Distrito Federal (creado en 1929), a partir de 1931 dependerán de Gobernación, Roberto Solís Quiroga y Mathilde Rodríguez Cabo serán directores del nuevo Departamento de Prevención Socia, Mathilde Rodríguez Cabo fundadora del Departamento de Psiquiatría Infantil del Manicomio General publicara ese mismo año sus Estudios sobre Delincuencia e Infancia Abandonada (1931). (Valderrama & Jurado, 1985). En 1932, Solís Quiroga reporta las estadísticas obtenidas desde 1927 en el tribunal para menores y que son la base de los trabajos subsiguientes que se elaboran con la finalidad de conocer las causas de la delincuencia infantil en México. En 1933, José Gómez Saldivar reporta que el numero de débiles mentales recluidos en tribunal se ha incrementado a 95.19 por ciento, dato obtenido por el Dr. Ernesto González Tejeda 8encargado de la subsección de psicología) y por Antonio Monzón, y procedado por Bertha Navarro, de la sección de estadística y antigua colaboradora de G. Zúñiga en la Penitenciaria del Distrito (Gómez. 1933, citado por Valderrama & Jurado, 1985).

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por 2º. Tribunal para Menores; la Profa. Lucia Navarro de Pérez y el Lic. Fernando Ortega, finalmente, el Dr. Alfonso Millan concurrió como representante de la Beneficencia Publica en el Distrito Federal. En este congreso, el personal interesado en la delincuencia infantil y en niños anormales contribuye masivamente: el trabajo citado de González Tejeda (1937). (Valderrama & Jurado, 1985).

Desde luego el siglo pasado existían las Escuelas Correcciones para jóvenes, que van a depender del tribunal después de su creación en 1926, A mediados de los años treinta se contaba ya con algunas instituciones auxiliares, auque resultaban insuficientes para la cantidad de menores que ingresaban al tribunal. (Valderrama & Jurado, 1985).

Después de pasar por el Centro de Observación y las Secciones de Investigación del Tribunal, el menor era canalizado a las instituciones dependiendo de los resultados de la evaluación y calificación.

De Acuerdo con esta calificación, existían las siguientes instituciones de tratamiento:

a) Casa de Orientación para Varones (menores antisociales). b) Casa de Orientación para Mujeres (menores antisociales).

c) Escuela Vocacional para Varones (no antisociales de 14 a 18 años y moramente abandonados.

d) Casa Hogar para Varones (menores de 14 años, moral y materialmente abandonados).

e) Casa Hogar para Mujeres (menores de 18 años, moramente y materialmente abandonadas, no perversitas ni prostitutas).

f) Escuela Dr. José de Jesús González (para anormales mentales educables).

g) Instituto Medico Pedagógico de la SEP (para anormales mentales educables).

h) Pabellón de Psiquiatría Infantil del Manicomio General (anormales mentales profundos).

En 1936, el Dr. Roberto Solís Quiroga funda en la SEP, el Instituto Medico Pedagógico, que viene a cubrir un hueco importante en el tratamiento de los (anormales mentales educables), y que se suma a las Instituciones que apoyan el Tribunal para Menores, En 1940 se creo la Escuela de Educación Especial Dr. José de Jesús González para los anormales mentales que salían directamente del tribunal, ya que el Instituto Medico Pedagógico también atendía a la población de las escuelas publicas de la SEP, desafortunadamente, como ya va siendo reiterativo en esta historia, la Escuela fue cerrada algunos años después (Foix, 1942). Los interesados en ampliar más el tema de estas instituciones. Puede consultar el libro que el Departamento de Prevención social edito en 1936 llamado Los Tribunales para Menores en el D.F. y sus Instituciones Auxiliares. (Valderrama & Jurado, 1985).

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Actualmente de 32 estados de la República, sólo dos han hecho modificaciones en cuanto a la reforma constitucional sobre menores infractores, debido a que resulta complicado para las entidades la creación de los tribunales para este sector social, pues les impacta en sus finanzas fuertemente, por lo que Durango esperará a que se instale la próxima Cámara de Diputados para buscar más recursos. (2)

Según lo comentó Jesús Alvarado Cabrales, presidente de la Gran Comisión del Congreso del Estado, la reforma a la Constitución de México en materia de menores infractores busca que los menores sean reconocidos hasta antes de los 18 años de edad, pero que, además, sean tratados con oportunidades de rehabilitación, en forma exclusiva y por personal especializado en esta edad, tanto de médicos, psiquiatras, fiscales y hasta jueces para el tratamiento de los ilícitos que se tipifican en el Código Penal del Estado. (2)

En el caso de Durango, el Código Penal del Estado reconoce a un menor de edad hasta los 16 años; después ya puede responder legalmente por los delitos que presuntamente haya cometido.

El Presidente de la Gran Comisión espera que la próxima Legislatura en la Cámara de Diputados reconsidere la reforma al artículo 18 constitucional, ya que a juicio de la LXIII Legislatura estatal, no hubo un estudio a fondo de las repercusiones que implicaría crear los tribunales para menores infractores. (2)

La reforma mencionada contempla como principal garantía, en relación con los adolescentes, que cuando éstos cometan una conducta que esté descrita en los Códigos Penales como delito, éstos serán juzgados por órganos específicos, como sería el Tribunal Especializado en Menores Infractores.

Según el párrafo del artículo 18 constitucional, se previene que la Federación y los estados establecerán instituciones especiales para el tratamiento de menores infractores; sin embargo, según Jesús Alvarado, para empezar, este año no existen recursos suficientes para la creación de los tribunales, pues el presupuesto del Estado se hizo el año pasado, de tal modo que todo está etiquetado.

Por otro lado, y en el supuesto de que se pudieran trasladar recursos financieros para tal efecto, no serían suficientes y según la reforma se indica que también la Federación está implicada. Solamente para echar a andar el proyecto se calcula que se requieren unos 13 millones de pesos, pero cada año, en forma obvia, se necesitarán más. (2)

Lo anterior presupone que a su vez la Federación también presupueste recursos para la creación de estos tribunales, según consideró Jesús Alvarado.

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existir una reconsideración por parte de los nuevos diputados federales, sobre todo para buscar más recursos económicos para su respaldo. (2)

Pendientes en iniciativas

Los códigos y leyes que se involucran

· Ley del Procedimiento para Menores Infractores.

· Ley Orgánica del Tribunal de Menores Infractores.

· Ley que Crea los Centros Especializados de Readaptación y Tratamiento para Menores Infractores del Estado de Durango.

· Código Penal del Estado de Durango.

· Código de Procedimientos Penales para el Estado Libre y Soberano de Durango.

· Ley de Seguridad Pública.

· Ley Orgánica para la Procuraduría General de Justicia.

En febrero del 2008 se publicaba una noticia en la cual se decía que las antiguas instalaciones del tribunal para menores en Cd. Juárez, se destinarían para un Centro Municipal de Atención a las Adicciones, mismo que será operado con el apoyo de grupos religiosos y Organizaciones de la Sociedad Civil, anunció el Alcalde, José Reyes Ferriz durante una reunión con representantes del Consejo de Asociaciones e Instituciones Cristianas Evangélicas. El anuncio del Centro Municipal de Atención a las Adicciones se dio luego de que Alfonso Murguía, presidente en turno de la CAICE, informó al Jefe de la Comuna Juarense la labor social que las poco más de 800 iglesias evangélicas que hay en la localidad realizan, y que en conjunto representan más de 103 millones de pesos al año.

Entre ellas, la entrega de despensas para familias de bajos recursos por el orden de los 21 millones de pesos anuales, 528 mil comidas con una partida de 9 millones 200 mil pesos, atención y sostenimiento de asilos y albergues, 27 campañas médicas por año con una erogación de 13 millones 300 mil pesos, entre otras. Se habló del número de iglesias que tiene el pueblo evangélico en Ciudad Juárez con 850 pastores y más de 7 mil 500 líderes. El Alcalde Reyes Ferriz escuchó con detenimiento la exposición de Murguía Chávez, quien fue acompañado por unos 30 pastores, y luego de reconocer la importante labor que realizan, dijo que al Gobierno Municipal 2007-2010 le interesa el dialogo con ellos y ver la posibilidad de trabajar conjuntamente en algunos proyectos, y uno de ellos -agregó el Presidente Municipal- es el de atención a las adicciones.

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