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Traducción para el portugués de Brasil de algunos juegos de palabras en los Sueños, de Quevedo

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(1)Tradução & Comunicação Revista Brasileira de Tradutores Nº. 23, Ano 2011. TRADUCCIÓN PARA EL PORTUGUÉS DE BRASIL DE ALGUNOS JUEGOS DE PALABRAS EN LOS SUEÑOS, DE QUEVEDO Translation into Brazilian Portuguese of wordplay in Quevedo’s Sueños. Andrea Cesco Universidade Federal de Santa Catarina - UFSC andrea.cesco@gmail.com. RESUMÉN El presente artículo analiza la traducción hecha para el portugués de Brasil, de Liliana Raquel Chwat (2006), de la obra Sueños, escrita en el siglo XVII por Francisco de Quevedo y Villegas. Seguimos la valorada edición de James Crosby (1993). Nuestra intención es no solo comprobar cómo el traductor trabajó y solucionó los juegos de palabras presentes en la obra, sino ofrecer también nuevas posibilidades de traducción. La obra es compuesta por cinco narrativas que están dispuestas en forma de diálogo, y satirizan las costumbres y los personajes de su tiempo, de todas las clases sociales. Su lectura es extremamente enriquecedora y placentera, destacadamente por dos razones: su propia calidad literaria y el retrato que proporcionan de la realidad social de España en el siglo XVII. Palabras-Clave: tradução; Quevedo y Villegas; sátira; jogos de palavras. ABSTRACT The present article analyzes Liliana Raquel Chwat’s translation into Brazilian Portuguese of Sueños (2006), written in the seventeenth century by Francisco de Quevedo y Villegas. We follow Crosby’s valuable edition of Sueños (1993). We intend not only to verify how the translator approached certain plays on words present in the original, but also to offer new possibilities of translation. Sueños is made up of five narratives set as dialogues, which satirize the customs and people of its time, from all social strata. It is an incredibly enriching and pleasant work, mostly for two reasons: its high literary quality, and its portrayal of Spain’s social reality in the seventeenth century. Keywords: Sueños; wordplay; Brazilian Portuguese; Quevedo y Villegas.. Anhanguera Educacional Ltda. Correspondência/Contato Alameda Maria Tereza, 4266 Valinhos, São Paulo CEP 13.278-181 rc.ipade@aesapar.com Coordenação Instituto de Pesquisas Aplicadas e Desenvolvimento Educacional - IPADE Artigo Original Recebido em: 30/09/2011 Avaliado em: 30/12/2011 Publicação: 30 de março de 2012. 9.

(2) 10. Traducción para el portugués de Brasil de algunos juegos de palabras en los Sueños, de Quevedo. El presente artículo analiza la traducción hecha para el portugués de Brasil, de Liliana Raquel Chwat (2006), de la obra Sueños, escrita en el siglo XVII por Francisco de Quevedo y Villegas. Seguimos la valorada edición de James Crosby (1993). Nuestra intención es no solo comprobar cómo el traductor trabajó y solucionó los juegos de palabras presentes en la obra, sino ofrecer también nuevas posibilidades de traducción. La obra es compuesta por cinco narrativas que están dispuestas en forma de diálogo, y satirizan las costumbres y los personajes de su tiempo, de todas las clases sociales. Su lectura es extremamente enriquecedora y placentera, destacadamente por dos razones: su propia calidad literaria y el retrato que proporcionan de la realidad social de España en el siglo XVII. Los juegos de palabras, recurso humorístico más utilizado por Quevedo, presenta una gran regularidad en los Sueños. Aquí, se entiende por juegos de palabras cualquier tipo de combinación expresiva, ordinariamente humorística o irónica, de dos o más vocablos dentro de un mismo contexto. Para Susana Guerrero Salazar (2002, p. 164) la fórmula más frecuente como fuente de humor consiste en desarrollar una serie de ingeniosas relaciones entre los componentes del signo lingüístico para degradar el objeto imaginario descrito, invirtiendo las categorías establecidas en el lenguaje. Los ejemplos trabajados a seguir fueron sacados de los textos el “Sueño del Juicio” y “Sueño de la Muerte”. En el primer texto, el escritor describe el despertar de los muertos al retumbar la trompeta del juicio final. Después de la abertura de las sepulturas y de la caminada de la multitud hasta el valle ocurren las sucesivas sentencias de las almas que allí se amontonan. En el “Sueño de la Muerte”, es la Muerte en persona que se ofrecerá al narrador para servirle de guía en una visita al mundo de los muertos. Y estos, que en su gran mayoría son personificaciones de refranes e dichos populares, figuras históricas o literarias, se aproximarán del narrador para reclamar de la manera cómo son tratados por los hombres en el mundo de los vivos. Quevedo obtiene algunos de los mejores efectos de la enorme tensión entre materia bíblica y elaboración satírica. En la abertura de las sepulturas, los pecadores resucitados emprenden una fuga ante sus propios ojos, lenguas y manos, porque no quieren llevarlos junto como testigos contra sí mismos ante el juez supremo. El narrador describe el juicio universal dedicando su atención principalmente a las escenas burlescas entre los demonios y los pobres pecadores. Los diálogos de los diablos acusadores se mezclan con los de los ángeles defensores. Aquí todos los blancos preferidos de Quevedo pueden ser vistos, entre ellos mujeres, médicos, sastres, escribanos, taberneros, pasteleros, despenseros, barberos y muchos otros que pueblan no solo las sátiras en prosa, sino también sus poemas.. Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(3) Andrea Cesco. 11. En ese trecho del “Sueño del Juicio”, la discusión entre dos grupos cuanto a la profesión de los condenados hace con que estos se acusen a sí mismos, declarándose ofendidos, calumniados y (sin que lo deseen) ladrones. Quevedo, con el intuito de parodiar, juega con el duplo sentido del término “sisón”, en que es introducido el castigo de Ticio (que tuvo el hígado devorado por un águila) en la sátira de los oficios, concretamente el de despensero (encargado de la despensa, donde eran guardados los víveres). Y su concepto, en el sentido despectivo, tiene su expresión estereotipada en el lenguaje del siglo XVII. Según Miguel Herrero (1977, p. 161-182), este, que no es en verdad ningún modelo de moral, es considerado el principal agente del contrabando. Comprador por oficio, se convierte en un almacenero de comestibles, que tanto adquiere por mayorista como vende al por menor, pues la despensa es uno de los principales centros de suministro de la ciudad. -Despenseros son. Y otros: -No son. Y otros: -Sí son. Dioles tanta pesadumbre la palabra sisón que se turbaron mucho; luego pidieron que se les buscase su abogado, como a los demás (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 134-5).1 (traducción) – São despenseiros. E outros disseram: – Não são. – E outros: Sim, são – e deu-lhes tanto pesar a palavra “sim-são”, que ficaram muito perturbados. No entanto, pediram que procurassem seu advogado, e disse um diabo: (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 32).. El término empleado en ese contexto deriva de la unión de “sí son” (sim são), que fonológicamente remite a “sisón” (sisão/ave). En portugués la palabra sisão posee la misma acepción del término español, que remite al mismo tiempo al verbo “sisar”, “quedarse con la parte que se defrauda o se hurta” (sitio de la Real Academia Española). En la traducción de Liliana Raquel Chwat, ella opta por no usar la palabra sisão. La sugestión para esa traducción sería: “Deu-lhes tanto desgosto ouvir a palavra sisão que acabaram ficando perturbados.” En este otro ejemplo, Quevedo juega irónicamente con otros homónimos homógrafos: “-De codicia es para el infierno el mancebo. Preguntáronle que ¿qué pretendía? dijo que ser salvado, y fue remitido a los diablos para que le moliesen, y él sólo reparó en que le ajarían el cuello” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 144). Cuando el mancebo pide para ser “salvado”, está queriendo que le den la salvación, librándolo así de las penas del inferno; sin embargo, irónica e intencionalmente los diablos se aprovechan del otro sentido de la palabra, pues “salvado”, en español, es también “la cáscara del grano de los cereales desmenuzada por la molienda” (Diccionario de la Real Academia Española online). Y por eso el mancebo es enviado a los diablos para que le muelan, conforme su deseo. Pero, como solo está preocupado con la apariencia, piensa en su cuello que se quedará arrugado.. Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(4) 12. Traducción para el portugués de Brasil de algunos juegos de palabras en los Sueños, de Quevedo. En la traducción de Chwat el duplo sentido se pierde, pues el lector no consigue saber por qué el mancebo es llevado y molido por los diablos: “Perguntaram a ele o que pretendia, e respondeu: – Ser salvo – e foi mandado para que os diabos o moessem, e ele só percebeu que amassariam seu colarinho” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 35). Para que no se pierda tanto en sentido, se sugiere la siguiente traducción: Perguntaram-lhe o que pretendia. Disse que poderiam lhe salvar; então foi enviado aos diabos que num rompante começaram a saltar sobre ele, esmagando-o. No entanto, este só reparou que seu colarinho ficaria amassado. Salvar, en esa frase, tiene tanto el sentido de “poner en seguro” cuanto de “pasar por encima de, saltando”. Sin embargo, ese sentido no es más frecuente en el portugués contemporáneo de Brasil. Aún en ese sueño, cuando el diablo habla sobre la acomodación de las personas en el infierno, hecha de forma ordenada, llevando en cuenta las afinidades que las combinan, Quevedo utiliza irónicamente los homógrafos. “Un sastre, porque dijo que había vivido de cortar de vestir, fue aposentado con los maldicientes; [...]” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 167). El sastre también será encaminado para el lugar cierto en el infierno, con aquellos que arman intrigas o confusiones; y eso porque él ha vivido de “cortar de vestir”, o sea, maldecir, difamar. El Diccionario de Autoridades, de 1729, (disponible en el Nuevo tesoro lexicográfico de la lengua española (NTLLE), en el sitio del Diccionario de la Real Academia Española) nos muestra dos significados para esa expresión: “vale lo mismo que hacer vestidos, cortarlos y coserlos: lo que es propio del oficio de los sastres”, o “metafóricamente se toma por murmurar y decir mal de alguno”. En la traducción de Chwat ese juego no está claro: “um alfaiate, porque disse que havia vivido de cortar e vestir, foi alojado com os maledicentes” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 41). Para no perder el duplo sentido de la expresión, se podría decir que el “alfaiate viveu de cortar e alfinetar”, ya que alfinetar, en portugués, significa tanto “pinchar o marcar con alfileres”, cuanto “hacer crítica mordaz, satirizar; disgustar o ofender con palabras”. Entonces, basado en la segunda definición, el sastre (alfaiate) podría ser acomodado con los “linguarudos e fofoqueiros” (habladores, parlanchines). O aún, decir que se trata de una costureira (modista) que ha vivido de hacer fuxicos (chapuza/enredo, intriga). En otro pasaje, que envuelve los sastres, Crosby comenta que tradicionalmente se burlaban de ellos por sus mentiras y hurtos. Eran acusados de cobrar hasta por lo que no habían usado en la confección de las ropas. “[...] ¿Pues sastres? ¿A quién no matarán las. 1. Las palabras en cursiva, que aparecerán siempre en los pasajes comentados, fueron destacadas por nosotros.. Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(5) Andrea Cesco. 13. mentiras y largas de los sastres, y los hurtos? Y son tales que para llamar a la desdicha peor nombre, le llaman desastre, y el Desastre es el principal miembro de esta junta que aquí veis” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 338). Quevedo emplea palabras semejantes en el sonido y en la escrita, pero diversas en el significado (sastres/desastres). La palabra sastre (alfaiate) está directamente atada a desastre, que es un acontecimiento calamitoso, que ocurre súbitamente ocasionando gran daño o perjuicio; o entonces un accidente, o un fracaso. En el Vocabulario de Refranes, de Gonzalo Correas, encontramos la expresión “Sastre, desastre”, acompañada del comentario: “es decir, ordinario” (1992, p. 643); o sea, “bajo, vulgar y de poca estimación”. La traductora del portugués reduce la frase, excluyendo justamente la provocación hecha por el satírico a través de los juegos de palabras: “Alfaiates? A quem não matarão as mentiras dos alfaiates e os furtos? Ele é o principal membro deste tribunal” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 104). Antes de excluir, el texto podría haber sido explorado y engrandecido con palabras y expresiones semejantes o que remiten al sastre, y que poseen un duplo sentido, como por ejemplo alfineteiro, que viene de alfiler (el sastre utiliza el alfiler para sujetar unas cosas a otras, y así también es llamado en portugués a aquel que hiere con palabras, critica, o entonces satiriza). El refrán despreciativo “não vale um alfinete”, para afirmar que el sastre no tiene ningún valor, también podría ser una posibilidad en la composición del texto. Además de eso, Quevedo suele retratarlos físicamente con características peyorativas para aquella época, pues se cree que denuncian un pésimo carácter, como podemos verificar en este trecho: “Uno de los sastres, pequeño de cuerpo, redondo de cara, de malas barbas y peores hechos, no hacía sino decir a los otros: -¿Qué pude yo hurtar, si andaba siempre muerto de hambre?” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 129). Aún con relación al sastre, un pasaje bastante curioso, que marca la influencia de Quevedo sobre el poeta brasileño del Barroco, Gregório de Matos, é ese: “[...] Mais fidalgo que as mesmas estrelas, / Que às doze do dia viu sempre luzir, / Porque o Pai, por não sei que desastre, / Tudo, o que comia, vinha pelo giz. [...]” (MATOS, 2001, p. 227). Ambos juegan con las palabras sastre (alfaiate) y desastre (indicando fracaso, o todavía un suceso lastimoso), para enfatizar la mentira, pero en Quevedo eso queda más claro. En Gregório solo percibimos que el padre es un sastre porque él usa ‘giz’ (tiza) para marcar la tela que será cortada. Gregório quiere resaltar que el hijo del sastre, que se pasa por hidalgo, no tiene realmente sangre noble, mientras Quevedo destaca los robos y mentiras de los sastres, afirmando que ellos son llamados de “desastre” porque causan daño y perjuicio a los clientes, además de que se consideran fracasados.. Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(6) 14. Traducción para el portugués de Brasil de algunos juegos de palabras en los Sueños, de Quevedo. Quevedo también hace uso frecuente de la confrontación de términos con el fin de conseguir la sátira o la burla de alguno de ellos, o de ambos. Esta comparación puede ser explícita (por semejanza) o implícita (por metáfora), pero es fundamental en la técnica de las descripciones burlescas. En la sátira quevediana todo signo denota un objeto que es otro; los objetos se transmutan hasta confundirse con cosas inesperadas. En ese trecho, no solo la fabricación de los pasteles es contestada, sino también los repugnantes ingredientes utilizados por los pasteleros. Es de fundamental importancia esa profesión en el comercio de alimentos del siglo XVII. Son muchos los trabajos realizados por ellos. En primer lugar, el pastel es hecho para los particulares que les fornecen la carne o el pescado; el pastelero pone en ellos solamente la masa y su trabajo en hacerlo; también se prepara el pastel para ser vendido en los propios establecimientos, principalmente para el abastecimiento de restaurantes y bodegas. La técnica de esta empanada no es ni parecida a lo que se conoce hoy. En aquella época, se entiende por empanada o pastel como todavía hoy es propio de ciertos platos tradicionales en España, la “caja” en cuyo interior es depositada la carne debidamente picada o cortada en trozos. La caja es de harina amasada con agua fría, huevos, sal y un poco de grasa de cerdo, o aceite (cuando es cuaresma), después es asada en el horno. El contenido de los pasteles fabricados puede ser variado (HERRERO, 1977, p. 132). Por otro lado, el pastelero también asa en su horno la carne o pescado que la clientela lleva. Además de esas producciones típicas, los pasteleros amplían sus actividades como panaderos y carniceros. Es tal el consumo de pasteles, que las autoridades dispensan sus fabricantes del descanso dominical y de los principales días festivos. Pero, en función del consumo los precios suben y la calidad cae. La popularidad de los pasteles hace con que estos se transformen en objeto de la sátira. Así no hay en el siglo XVII cosa más desacreditada que los pasteles. Los satíricos suelen acusar los pasteleros de poner en la carne de los pasteles ingredientes asquerosos y repugnantes, como Quevedo los menciona aquí: [...] eran de hombres hechos cuartos que le pedían que declarase en qué les había acomodado sus carnes. Confesó que en los pasteles, y mandaron que les fuesen restituidos sus miembros de cualquier estómago en que se hallasen. [...] La primera acusación decía no sé qué de gato por liebre, y tanto de huesos, no de la misma carne sino advenedizos, tanto de oveja, cabra, caballo y perro. Cuando él vio que se les probaba a sus pasteles haberse hallado en ellos más animales que en el arca de Noé (porque en ella no hubo ratones ni moscas, y en ellos sí), volvió las espaldas y dejólos con la palabra en la boca (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 136).. Se cree que los pasteleros sepultan en los pasteles toda y cualquier carne muerta, de animales como gatos, caballos, perros, ratones, ellos usan también carne humana de hombres ahorcados. Crosby (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 136) comenta que cuando. Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(7) Andrea Cesco. 15. un reo era ahorcado y, a veces, cuando el cuerpo aún estaba vivo, pero inconsciente, era costumbre partirlo en cuatro partes e echarlas por el camino. ¿Qué de dientes habéis hecho jinetes, y qué de estómagos habéis traído a caballo, dándoles a comer rocines enteros? ¿y os quejáis, siendo gente antes condenada que nacida los que hacéis así vuestro oficio? Pues ¿qué pudiera decir de vuestros caldos? Mas no soy amigo de revolver caldos (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 213).. Los dientes que comen la carne de caballo se transforman en la disfrazada metáfora del jinete, porque están montados, cabalgando. Aún en ese trecho, Quevedo aprovecha para jugar con la palabra “caldo” y con la expresión “revolver caldos”, donde caldo posee otro significado; la primera sirve solo para anunciar la segunda, y así poder jugar con los diferentes sentidos. La primera es usada para referirse al alimento líquido; cuanto a la segunda, el Diccionario de Autoridades, de 1729, dice que significa “armar cuestiones y disputas que estaban apaciguadas, dar motivo a chismes, pendencias y desazones, que inquietan los ánimos”. Ese pasaje es extremamente importante como denuncia, pero en la traducción de Chwat se debilita por la omisión de las dos frases más valiosas en detalles y juegos de palabras; “¿Qué de dientes habéis hecho jinetes, y qué de estómagos habéis traído a caballo, dándoles a comer rocines enteros? [...]”, “Mas no soy amigo de revolver caldos” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 57). La traductora podría aprovechar la expresión “entornar o caldo” que tenemos en la lengua portuguesa para conectarse a “caldo”, preservando el juego entre ellas, pues el significado se asemeja al original, “provocar malogro, el fracaso de algo; deitar tudo a perder” (ser la causa del fracaso). En este otro pasaje del “Sueño del Juicio”, el boticario, que es acusado de armero del médico, será juzgado: el léxico usado alude a la guerra. Las medicinas, para Quevedo, son vistas como armas ofensivas y los médicos son asesinos, con la complicidad de los boticarios que venden y preparan las medicinas recetadas. Alegó un ángel por el boticario que daba de balde recado a los pobres, pero dijo un diablo que hallaba por la cuenta que habían sido más dañosos dos botes en su tienda que diez mil de pica en la guerra, porque todas sus medicinas eran espurias, y que con esto había hecho liga con una Peste y destruido dos lugares (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 141).. Bote, en español, según el Diccionario de Autoridades, de 1726, se refiere tanto a los recipientes que llevan las medicinas elaboradas por los boticarios, cuanto a los golpes sufridos por aquellos que los usan. O sea, son homónimos homógrafos. En la comparación: dos “potes/golpes” del boticario causarían más daño que “diez mil [golpes] de lanza”. En ese ejemplo tenemos todavía la omisión del sustantivo bote, que está sin embargo subentendido. En la traducción para el portugués, de Chwat, la comparación bélica y nociva de las medicinas es mantenida, pero su elección acaba eliminando tanto los homónimos homógrafos cuanto la elipse: Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(8) 16. Traducción para el portugués de Brasil de algunos juegos de palabras en los Sueños, de Quevedo. (tradicción) Alegou um anjo pelo boticário que dava aos pobres, porém disse um diabo que haviam sido mais danosos dois potes de sua loja que dez mil lutando na guerra, porque todas as suas medicinas eram espúrias, e que com isso havia ligado a peste e destruído dois lugares (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 34).. Otro juego semejante al anterior ocurre con la palabra “asiento”, que según el Diccionario de Autoridades, de 1770, se refiere tanto al objeto o lugar donde las personas se sientan, silla, sillón, butaca, banco como el “contrato o obligación que se hace para proveer de dinero, víveres o géneros a algún ejército, provincia etc.” De acuerdo con Crosby, este “era un sistema de crédito que España se vio obligada a emplear a lo largo de dos siglos, para regularizar la corriente de numerario (los acreedores eran los genoveses)”. En esto llegaron tres o cuatro genoveses ricos muy graves pidiendo asientos, y dijo un diablo: -¿Aun con nosotros piensan ganar en ellos? pues eso es lo que les mata. Esta vez han dado mala cuenta y así no hay donde se asienten, porque quebrado es el banco de su crédito (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 142).. En su traducción, Chwat estuvo atenta a los efectos del texto quevediano. Ella mantuvo “assento” que vale tanto para objeto o lugar para sentar, como “categoria de bens, atos ou fatos jurídicos, atividades econômicas ou profissionais etc., que são objeto de tributação” (Aurélio); establece en el una conexión con el doble sentido del sustantivo “banco” y del verbo que encierra la acción: “quebrou” (arruinó el financiero/despedazó). (traducción) Chegaram três ou quatro genoveses ricos pedindo assentos, e disse um diabo: – Eles pensam em ganhar? Pois é isso que os mata. Desta vez se deram mal e não têm onde sentar, porque quebraram o banco de seu crédito (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 34).. Ahora, del texto “Sueño de la Muerte”, analizaremos dos pasajes. El primer pasaje trata de otro oficio maldito para la literatura satírica que es el sacamuelas (“tiradentes ou dentista”). Los sacamuelas, y muchas veces los barberos (que también ejercían el papel de sacamuelas y practicante de sangrías), gozan de una posición de privilegio en la historia del sufrimiento humano. Como el propio Quevedo comenta, este es el oficio más malo de todo el mundo. En el siglo XVII, sin el uso de anestesia y con tenazas, alicates y gatillos, ellos podían, además de extraer dientes sanos o enfermizos, descoyuntar la mandíbula y dislocar el maxilar. En tanto vi venir unos demonios con unas cadenas de muelas y dientes, haciendo bragueros, y en esto conocí que eran sacamuelas, el oficio más malo de todo el mundo, pues no sirven sino de despoblar bocas y adelantar la vejez. Éstos comen con las muelas ajenas, y no ven diente que no quieran ver antes en su collar que en las quijadas; desconfían a las gentes de santa Polonia, levantan testimonio a las encías y desempiedran las bocas. No he tenido peor rato que tuve en ver andar sus gatillos tras los dientes ajenos como si fueran ratones, y pedir dineros por sacar una muela como si la pusieran (1993, p.325).. Arellano comenta que los sacamuelas “solían llevar los dientes que iban a poner postizos colgados a modo de collar y eran también fabricantes de bragueros para remedios de herniados” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1999, p. 322). El narrador declara que. Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(9) Andrea Cesco. 17. las personas hasta pasan a desconfiar de Santa Polonia, la patrona de los sacamuelas;2 y, humanizando las encías, afirma que ellos mienten para ellas, dando falso testigo, para arrancar los dientes. Al final de ese pasaje, Quevedo juega con los significados de las palabras rato, gatillo y ratón. Rato y ratón, según el diccionario de la Real Academia Española (online), se refieren al mamífero roedor, pero es usado también para referirse al corto espacio de tiempo. El Diccionario de Autoridades, de 1737, ya aseguraba esta palabra como antigua: “Lo mismo que ratón. En este sentido se solía usar en lo antiguo, y hoy se usa en algunas partes”. Así, su uso por Quevedo es totalmente humorístico, con el intuito de jugar con las palabras. Gatillo, en español, es el instrumento de hierro para sacar muelas y dientes; pero hace alusión al felino. O sea, los gatillos (tenazas/gatos) quieren los dientes ajenos como se estos fueran ratos. En la traducción de Chwat la siguiente frase es excluida: “desconfían a las gentes de santa Polonia, levantan testimonio a las encías y desempiedran las bocas”. Y así se quedó este trecho en la traducción: “Não houve pior momento que quando os vi ir atrás dos dentes alheios, e pedindo dinheiro para tirá-los como se os estivessem colocando” (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 100). Como último pasaje analizado, del “Sueño de la Muerte”, hablaremos sobre un personaje tradicional en el refranero y en algunos cuentos: el Otro, que tratará de clamar al narrador contra los vivos: Volvíme [narrador] y era un muerto muy lacio y afligido, muy blanco y vestido de blanco, y dijo: [...] yo soy el Otro, y me conocerás, pues no hay cosa que no lo diga el Otro. Y luego en no sabiendo cómo dar razón de sí, dicen: “Como dijo el Otro”. [...] Y quiero por amor de Dios que vayas al otro mundo y digas cómo has visto al Otro en blanco, y que no tiene nada escrito, y que no dice nada ni lo ha de decir ni lo ha dicho, [...] -¿Aún aquí estáis, y no queréis dejar hablar a nadie? -dijo un muerto (hablando armado de punto en blanco muy colérico) (QUEVEDO Y VILLEGAS, 1993, p. 371-372).. El narrador lo describe como flácido, desconsolado, y muy blanco, con el sentido de pálido, descolorido (muerto); y estaba vestido de blanco, del color de la nieve. Después, le pide al narrador que diga al otro mundo como ha visto el Otro en blanco, o sea, nada escrito, sin contenido, vacío; o todavía, sin haber estudiado nada. Por fin, otro muerto se enfada y se enfurece por este no parar de hablar, y lo describe el narrador, entre paréntesis: “armado de punto en blanco”, que según el Diccionario de Autoridades, de 1726, es “cubierto de armas blancas todo el cuerpo, desde los pies hasta la cabeza”. Chwat reproduce todo el juego polisémico, manteniendo la palabra blanco, pero elimina la expresión que termina este trecho: “armado de punto en blanco”. Una. 2. Dice la tradición que antes de ser asesinada, en su martirio, quebraron sus maxilares y arrancaron sus dientes con una Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(10) 18. Traducción para el portugués de Brasil de algunos juegos de palabras en los Sueños, de Quevedo. posibilidad, para mantener la expresión, sería decir que él estaba “coberto com armas brancas da cabeça aos pés”. (traducción) Virei-me e vi que era um morto muito escorrido e aflito, muito branco e vestido de branco, que disse: [...] eu sou o Outro, e me conhecerás, pois não há quem não diga “o Outro”, e depois não sabendo como dar conta de si, dizem: “Como disse o Outro”. [...] Quero, pelo amor de Deus, que lá no outro mundo digas que viste o Outro, em branco, que não tem nada escrito, que não diz nada, nem disse nem dirá; [...] – Ainda estás aqui e não deixas ninguém falar? – disse um morto muito colérico (QUEVEDO Y VILLEGAS, 2006, p. 118).. Concluyo ese análisis mencionando que esa traducción de Chwat, pionera en Brasil, priorizó transmitir las ideas, con una traducción más literal, siendo que pocas veces recreó el texto para mantener las estrategias literarias utilizadas por Quevedo, como los juegos de palabras, que trabajaban con el duplo sentido, con la ironía y que divertían el lector. Muchas veces, incluso, su traducción dificultó la comprensión del texto. Maurício Cardoso (2004, p. 59), afirma que la demanda por cualidad en la traducción no puede ser estimulada a través del simple esfuerzo aislado de traductores o de críticos; al contrario, ese objetivo solo puede ser perseguido dialógicamente, a partir de una aproximación entre la práctica de la crítica y la práctica de la traducción. Es fundamental también comprender que un texto como ese, del siglo XVII, implica un arduo trabajo, con mucho estudio y sensibilidad por parte del traductor, que precisa ser creativo, innovador y al mismo tiempo preocuparse en preservar su fidelidad al texto original, garantizando un texto comprensible a sus lectores sin traicionar el autor y la lengua fuente. Pero, más importante todavía es entender que Diferentes traducciones de una obra no contradicen la traducibilidad, sino van ‘explícitas’ por ella o emanan de ella. Las traducciones se completan unas a otras, descubren facetas del original y, en fin, sirven de material para una futura síntesis [...]. El concepto de traducibilidad sería erróneo si supusiéramos que tal versión fuera la mejor de este tiempo, la satisfactoria, la ideal y la perfecta, agotando la conveniencia de hacer otras pruebas (A.V. Fedorov in Vega, 2004, p. 371).. REFERENCIAS CORREAS, Gonzalo. Vocabulario de refranes y frases proverbiales. Madrid: Visor, 1992. GUERRERO SALAZAR, Susana. La parodia Quevediana de los mitos. Mecanismos Léxicos. Málaga, Universidad de Málaga, 2002. HERRERO, Miguel. Oficios populares en la sociedad de Lope de Vega. Madrid: Castalia, 1977. QUEVEDO Y VILLEGAS, Francisco de. Sueños y discursos. Edición de James Crosby. Madrid: Castalia, 1993. QUEVEDO Y VILLEGAS, Francisco de. Os sonhos. Tradução de Liliana Raquel Chwat. São Paulo: Editora Escala, 2006.. especie de alicate de la época. Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

(11) Andrea Cesco. 19. MATOS, Gregório de. Antologia Gregório de Matos Guerra. Seleção e notas de Higino Barros. Porto Alegre: L&PM, 2001. MENDONÇA CARDOZO, Maurício. Solidão e Encontro: Prática e Espaço da Crítica de Tradução Literária (Tese). Programa de Pós-Graduação em Língua e Literatura Alemã, do Departamento de Letras Modernas da Faculdade de Filosofia, Letras e Ciências Humanas da USP, 2004. VEGA, Miguel Ángel. Textos clásicos de teoría de la traducción. Madrid: Cátedra, 2004. Andrea Cesco Tem Licenciatura em Letras - Português/Espanhol pela Universidade Federal de Santa Catarina (2001) e doutorado em Literatura pela UFSC (2007). Fez parte do doutorado na Universitat de Barcelona (UB) em 2005/2006. Atualmente é professor adjunto II da Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC), Departamento de Língua e Literatura Estrangeiras, coordenadora de área do Espanhol, professora da Pós-Graduação em Estudos da Tradução (PGET) e professora do curso de Letras - Espanhol EaD/UFSC. Coordena na UFSC (DLLE) o Núcleo Quevedo de Estudos Literários e Traduções do Século de Ouro.. Tradução & Comunicação: Revista Brasileira de Tradutores š Nº. 23, Ano 2011 š p. 9-19.

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