• Nenhum resultado encontrado

Colorantes azoicos y paludismo

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2017

Share "Colorantes azoicos y paludismo"

Copied!
5
0
0

Texto

(1)

Un connotado m&dico y pedagogo ha resumido así el aporte de Ia visitadora sanitaria?

Los laboratorios descubren hechos, y una de las proezas dramaticas de la época moderna es que la ciencia médica haya avanzado tanto, y es muy alentador ver que las autoridades públicas reconocen cada vez mejor que hay que crear y mantener organismos oficiales adiestrados y competentes y, provistos de recursos suficientes a fin de aplicar al bienestar público los hechos y verdades descubiertos por la ciencia médica, y cuya aplicabilidad ha demostrado la profesión. A mi entender, el organismo que enfoca esta posibilidad y la hace realidad es la visita- dora sanitaria. Muy satisfecho me siento de tener ocasión de proclamar aquí que, según he observado desde las gradas durante estos 30 últimos años, cada vez comprendo mejor que sin la enfermera sanitaria tales esfuerzos resultan ineficaces.

6 Fammd, Livingston: Bol. Of. San. Pan., mm. 1933, p. 231.

COLORANTES

AZOICOS Y PALUDISMO

Por el Dr. PEDRO GONZÁLEZ BARRERAS

Del Hospital de Enfermedades Infecciosas “Las Animas,” Habana, Cuba [Al publicar este trabajo, la Oficina Sanitaria Panamericana desea recalcar otra vez la necesidad de desplegar cautela al administrar nuevas drogas de esta naturaleza en el tratamiento del paludismo y otras enfermedades. Tratandose del paludismo, en particular, es sabido que pueden presentarse recurrencias, transcurridos ya varios meses desde la curación aparente, y sin haber habido posibilidades de reinfecci6n, aun cuando se emplean los medicamentos clasicos, incluso quinina. Bien fundada parece, pues, la advertencia del autor, de que por el momento no estamos autorizados para considerar estos cuerpos como medicamento antipalúdico.-RED.]

Todo agente terapéutico tiene forzosamente que pasar por la Iarga y dura prueba de la experimentación clinica, ingrato tamiz donde muchos de ellos han de quedar abandonados despu& de haber gozado el favor de la mayor parte de los prácticos de la medicina.

Les ha tocado su turno a los colorantes azoicos y demás derivados de la Sulfamido-Crisoidina. Desde la introducción de estos compuestos en el arsenal terapéutico, son numerosos los trabajos que han aparecido y aparecen en todas las revistas médicas del mundo. A estas alturas su utilidad terapéutica es innegable, pero los limites de su campo de utilización están mal definidos. ¿Hasta dónde son útiles 10s colorantes azoicos? No puede darse una contestacion categórica.

Yo quiero contribuir al estudio y me he impuesto un pequeño trabajo: la investigación de la acción de estos cuerpos sobre los parásitos del paludismo. Mis trabajos están apenas comenzados. Será, pues, esta publicación Ia simple exposición de las primeras observaciones que no permiten hacer conclusiones pero que ameritan ser comentadas.

(2)

754

OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Agosto

experimental del ratón, usando la inyeccibn subcutanea o la administrac& per os del clorhidrato de 4’Sulfamido-2.4-diaminoazobenceno.

HCl-NH2 SOINH~

C. Levaditi y A. Vaisman contribuyen al estudio y vemos sus trabajos publi- cados en la Presse Médicale, del 25 de diciembre de 1935.

No vamos a comentar estos trabajos sobre la acción antiestreptocócica de estos cuerpos, pero sí me parece de interés decir algo sobre su modo de acción.

Actualmente 5610 se puede afirmar que la Sulfamido-Crisoidina no es un antiseptico; el estreptococo puede ser cultivado en un medio conteniendo fuerte proporción de este cuerpo.

En 1935 Trefouel, Nitti y Bovet trataron de demostrar que la molécula de Sulfamida aislada presentaba propiedades antiestreptocócicas y afirmaban que era el elemento activo de la Sulfamido-Crisoidina. La molécula de Sulfamida aislada se presenta en forma de un polvo blanco y esto provocó la inundación de los mercados con productos incoloros derivados de la Sulfamida.

Hoy se sabe que por el riñón, su principal emuntorio, se elimina la Sulfamido- Crisoidina en substancia o en forma de reducción incompleta (Sulfamido hidraso- diamino-benceno) como sucede en el conejo, o más acabada, como sucede en el hombre (para amino-benceno-sulfamida); además, la acción antiestreptocócica preventiva experimental de los cuerpos blancos, es muy débil, y por otra parte la división no se produce más en el medio intestinal y no podría explicarse la eficacia de la Sulfamido-Crisoidina por inyección intramuscular. Domagk había creído que estos cuerpos estimularían las reacciones del sistema retículo- endotelial. Levaditi y Vaisman han curado ratones esplenectomizados en los cuales el sistema retículo-endotelial había sido bloqueado por medio de una soluci6n de cobre coloidsl. Estos mismos autores han sostenido que el colorante impediría la formación de la capsula que rodea al estreptococo para su resistencia a la fagocitosis.

En suma, todo lo que pueda decirse en el momento sobre el íntimo modo de acción de los colorantes azoicos, tiene que tener categoría de conjetura.

CY no podría este modo de acción desconocido ser útil en el trata- miento del paludismo, donde se ha puesto en juego últimamente el concepto de inmunidad del individuo frente al parasito? Actualmente el concepto de inmunidad frente al parásito es un factor de principal importancia que debe presidir el proceder terapéutico.

(3)

P. vWax. En la misma comunicación comenta sin entrar en detalles de otras infecciones de P. vivaz que rápidamente se hacen afebriles con la misma medicamentación.

Nuestro proceder de inicio ha sido bastante burdo y solamente enca- minado al estudio de los primeros efectos de la administración de dosis terapéuticas corrientes del medicamento a los palúdicos; pero todos nuestros casos han sido bien estudiados y pretendemos mantener el control de ellos después de abandonar nuestro servicio, para poderlos agregar a nuestras futuras observaciones.

Todos han sido enfermos hospitalizados en el Hospital “Las Animas,” victimas de un ataque de paludismo agudo con presencia de parásitos en la sangre periférica. Hasta ahora siempre he utilizado en el comienzo la vía intramuscular de un modo sistemático, para tener plena seguridad de la absorción del medicamento; unos días más tarde utilizamos la vía oral hasta completar el tratamiento. Nos servimos del producto comercial llamado Rubiazol, cuando utilizamos la vía intramuscular. Hemos empleado hasta ahora dos ampolletas diarias (cada ampolla contiene 0.25 gm de sal disódica del ácido sulfamino fenil azo-naftol 1 acetilamina 7 disulfónico 3-ô) ; cuando administramos el medicamento per os utilizamos dos comprimidos juntos en la mañana y dos en la tarde (cada comprimido contiene 0.20 gm de carboxi-sulfamido- crisoidina).

A.P.M. (primer caso tratado).-Historia clínica No. 22880, blanco, de 39 años de edad, ingresa el 27-X11-37 con fiebre intermitente del tipo terciana. Había sido dado de alta el 12-V-37, después de haber sido tratado de un acceso palúdico agudo por infección de P. vivax. En aquella ocasión fué tratado con sulfato de quinina por vía oral a la dosis de 1.25 gm durante ocho días. A su ingreso se comprueban numerosas formas de P. vivax en la sangre periférica. Como el caso se utiliza para practicar la malarioterapia a varios enfermos, no recibe ningún medicamento en los tres primeros dias de su estancia en el Hospital, durante los cuales el enfermo presentó dos accesos febriles con subidas de tem- peraturas hasta 40” C. Al cuarto dia el enfermo comienza a recibir dos inyecciones diarias de Rubiazol (9 a.m. y 6 p.m.) durante cuatro dfas, substi- tuyendo entonces las ámpulas por cuatro comprimidos diarios, dos en la mañana y dos en la tarde, durante tres días. Desde que se inicia el tratamiento el enfermo no tiene m&s fiebre Ji a las 48 horas han desaparecido los parásitos de la sangre periférica (se han hecho examenes diarios en gota gruesa durante una semana). A los 18 días de salir este enfermo del Hospital recibimos correspondencia suya donde nos dice que las fiebres no han reaparecido hasta esa fecha y se encuentra dedicado a sus labores habituales.

J.D.-Hoja clínica No. 22641, blanco, 39 años. Hace un mes que había estado en el Hospital para tratarse de un acceso agudo de paludismo (P. falciparum). A su ingreso hace ocho días que presenta fiebre remitente irregular y en su sangre periférica hay numerosas formas anulares de P. falciparum y algunos gametos semilunares. Al siguiente día comienza a recibir un tratamiento igual que el anterior. Desde el día que se inicia, el enfermo se hace apiretico. El examen de

(4)

756

OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Agosto

las formas anulares y ~410 se ven gametos, a las 72 horas los gametos persisten, administr&ndose entonces cuatro pastillas diarias de plasmoquina como medica-

ci6n gameticida. Dos días n-n% tarde no hay parasitos en la sangre, repitiéndose varias veces el examen antes de dársele el alta.

R.M.-Historia clínica No. 22823, blanca, de 27 anos. Ingresa el 31-X11-37. Hace varios meses que presenta fiebres, que son tratadas irregularmente con preparaciones comerciales antipalbdicas. A su ingreso hace 16 días que presenta fiebre intermitente del tipo terciana. Al siguiente día se comprueba la presencia en su sangre periférica de P. vivax; inmediatamente comienza a recibir el medica- mento en igual forma que los anteriores casos. Desde el inicio del tratamiento la enferma se mantiene apirética. A las 48 horas no le encontramos parasitos en la sangre periférica; repetimos varias veces el examen con igual resultado antes de darle el alta. 20 días más tarde se presenta en la consulta con fiebre y tos; en aquella ocasión no encontramos tampoco par&itos y un tratamiento anticatarral llev6 todo al orden.

E.G.-Historia clínica No. 26-38, blanco, 52 años. Se trata de un antiguo paludico de un pueblo lejano de la Habana, que ha sufrido tratamiento muy incompleto. A su ingreso hace nueve días que se encuentra enfermo con fiebre del tipo subcontinuo, con mal estado general. En el conteo vemos solamente 3,610,OOO hematíes, con una tasa de hemoglobina de 65%. En su sangre periférica contiene numerosos anillos de P. falciparum. Recibe un tratamiento semejante a los anteriores, pero manteniendo los comprimidos durante dos días mas. La fiebre ae mantiene durante los dos primeros días de tratamiento con un tipo de fiebre remitente para caer a los límites normales al tercer día y mantenerse apiré- tico hasta su salida del Hospital. A este enfermo por su mal estado general le administramos plasmoquina desde el primer día del tratamiento. En los ex&- menes parasitológicos de su sangre comprobamos la negatividad de parasitos a las 48 horas de haber comenzado el tratamiento. Hace algunos dlas hemos recibido correspondencia de este enfermo, donde nos dice continuar bien y dedi- cado a sus labores.

A.R.-Historia clínica No. 79-38, blanco, 37 años. Hace un mes que había estado en el Hospital, para tratarse de un acceso agudo de paludismo, por 2’. falciparum. A su ingreso hace cinco días que presenta fiebre remitente irregular y en su sangre se observan numerosas formas de P. falciparum. El mismo dfa de su ingreso comienza a recibir el tratamiento por las inyecciones de Rubiazol. Al siguiente día su temperatura es normal y en la gota gruesa se observan formas anulares y gametos. A las 48 horas las formas anulares desaparecen, pero persis- ten los gametos. Al quinto dfa el estado general es bueno, su temperatura sigue siendo normal, pero hay algunos gametos en la sangre periférica que son borrados con el tratamiento por plasmoquina que se inicia al día siguiente.

C.P.-Historia clínica No. 175-38, blanca, 23 años. Hace dos meses que tiene fiebre, muy irregular, y es tratada con preparaciones antipalddicas comerciales. Tiene cinco meses de embarazo. A su ingreso se comprueban formas anulares de P. jalciparum y gametos semilunares. Se instituye el tratamiento con inyec- ciones de Rubiazol como en los casos anteriores. A las 48 horas su temperatura es normal y en la sangre ~610 observamos formas semilunares. La enferma continúa bien y los gametos desaparecen con su medicación específica.

(5)

continúa bien en el Hospital, donde sigue un tratamiento dirigido a sus parasitos intestinales.

J-P.-Historia clínica No. 189-38, blanca, 6 años. Hace cuatro días que tiene fiebre intermitente vespertina y en su sangre se observan numerosas formas anulares de P. vivas. Comienza un tratamiento de dos inyecciones de Rubiazol diarias durante tres días, substituido más tarde por tres comprimidos diarios durante seis días; al tercer dia su temperatura es normal y no se observan par&- sitos en su sangre.

En estos casos estudiados es evidente Ia modificación del cuadro clí- nico; el acceso agudo palúdico ha sido yugulado de un modo análogo que con Ia medicación empleada en la práctica (quinina, atebrina). Desde el punto de vista parasitológico, hemos logrado, dentro de las primeras 60 horas, barrer de la sangre periférica a los parásitos en las infecciones por P. vivaz y a las formas esquizónticas de P. júlciparum; aparentemente no debe ejercer acción alguna sobre 10s gametos semi- lunares, para los cuales siempre tuvimos que administrar su medicación especffica, la plasmoquina.

Yo creo que a todo práctico que ejerce su profesión en un pafs palúdico, tiene que serle interesante y útil el conocimiento de esta influencia sobre la infección palúdica por 10s colorantes azoicos. La divulgación de este conocimiento es el principal móvil de esta comunicación.

Pero no estamos autorizados para considerar por el momento a estos cuerpos como medicamento antipalúdico. Para que una medicación antipalúdica pueda ser útil como tal, tiene que ser, por lo menos, tan buena como las existentes o mejor; es decir, que habrfa que hacer un estudio comparado en cuanto a dosis, toxicidad, rapidez de acción, efectos secundarios, evitación de recafdas, etc.

Este es el estudio que vamos a emprender, contando con la entusiasta y valiosa cooperación del Dr. J. F. Rodríguez Pkez, Jefe del Servicio Antipalúdico de1 Hospital “Las Animas.”

Importaci6n de papafna.-Con mira principalmente al tratamiento de Ia carne para hacerla mas tierna, ha aumentado últimamente en Estados Unidos la importaci6n del poderoso fermento proteolftico papaína. Las estadfsticas revelan un aumento en la importación de 24,500 kg en 1932, a 101,260 kg en 1938. Es de notar que los principales exportadores del producto a Estados Unidos en 1938 fueron: Ceilan, Japón, Siam, y Nueva Zelandia.

Referências

Documentos relacionados

Inicialmente se han recopilado las tesis brasileñas aceptas en las universidades españolas, en todas las áreas del conocimiento y se han hecho el análisis de las características de

Como la comisión de la fiebre amarilla de la Fundación Rockefeller ha ya demostrado que la sangre de las personas que han padecido de fiebre amarilla en

Incidencia anual conjunta de los casos de SIDA en homosexuales/bisexuales varones y toxic6manos que se inyectan en los Estados Unidos, según la fecha del dignóstico, desde 1982

La dosificación normalmente se basa en la respuesta de los parásitos totalmente sensi- bles al tratamiento. En el caso de que los parásitos desarrollen

En el curso de los años, desde que Koch produjo tuberculina, se han hecho numerosos intentos de mejorar tanto ésta como los métodos de inocularla en la

El lavado de las manos, principio básico a considerar en los cuidados de enfermeria a cualquier enfermo, y muy especialmente en el tratamiento de los enfermos

La isla de Trinidad se distingue, entre otras cosas, por los estudios que alli se han hecho sobre la rabia de los murciéla- gos y por el programa de control de

En el paludismo por vivax y malariae, las drogas que son activas solamente contra los parásitos eritrocíticos asexuales, detendrán los ataques agudos, o suprimirán