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El concepto de la odontologia sanitaria

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EL CONCEPTO DE LA ODONTOLOGIA SANITARIA* DR. MARIO M. CHAVES

Asesor regional de Odontologia de Salud Ptiblica, Oficina Sanitaria Panamericana,

Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud

Cuando el hombre, hace miles de años, empez6 a domesticar los animales y se de- dicó a cultivar la tierra, arraigándose en ella y abandonando poco a poco la incertidumbre de una economía basada en la recolección de alimentos y en el esquilmo, multiplicáronse las posibilidades de una división efectiva del trabajo. El aumento de la eficacia de las técnicas agrícolas hizo posible que un número cada vez mayor de personas se dedicaran a ocupaciones distintas de la producción de alimentos. Asimismo, permitió el desarrollo de agrupaciones urbanas donde se ejercieran estas otras actividades. El trabajo se sub- dividió, con lo cual, algunos individuos em- pezaron a dedicar todo su tiempo a las prác- ticas religiosas y al arte de curar enfermos; a cambio, la colectividad les proporcionaba re- cursos para su subsistencia. A medida que el arte de curar se fue desprendiendo de su las- tre de misticismo, de magia y supuestos po- deres sobrenaturales, y que la enfermedad dejó de considerarse como un algo misterioso y se explicó como resultado de causas na- turales y, como tal, susceptible de prevención y tratamiento, la profesión médica se fue es- tableciendo sobre bases cada vez más sólidas.

El acopio de conocimientos acumulado de generación en generación y la progresiva di- versificación de los métodos de tratamiento de las enfermedades, que hicieron práctica- mente imposible que un sólo individuo domi- nara las prácticas necesarias para la con- servación de la salud, contribuyeron al creciente número de subdivisiones de la profe- sión médica. Ya a fines del siglo XVIII, con Fauchard, quedó bien caracterizada y es- tructurada una profesión independiente, la odontología, especializada en el sentido de

* Publicado en portugués en la Revista Brasi- leira de Odontologia, Val. 16, KO. 93, 1958.

la conservación de la salud y restablecimiento funcional del aparat,o masticador.

Hoy, gran número de profesiones que, en conjunto, podrían denominarse “profesiones de la salud” o ‘Lprofesiones médicas y para- médicas”, comparten en mayor 0 menor me- dida la responsabilidad de salvaguardar la salud del individuo. Así pues, el médico, el dentista, el farmacéutico, el fisioterapeuta, la enfermera, el técnico de laboratorio, cada uno en su propia esfera, contribuyen directa o indirectamente, al diagnóstico y trata- miento del paciente.

La revolución industrial, que comenzó en Inglaterra a fines del siglo XVIII, dio lugar a un rápido crecimiento de las aglomeraciones urbanas. Ahora bien, en las ciudades, las condiciones de vida favorecían la propaga- ción de las enfermedades, y la mortalidad era mayor que en las zonas rurales. Informes, hoy famosos, como los de Chadwick sobre las condiciones sanitarias de la clase obrera en Inglaterra, y de Shat’tuck sobre la situa- ción en Massachusets, Estados Unidos, des- pertaron el interés de las autoridades sobre la necesidad de adoptar ciertas medidas de carácter colectivo en relación con el abaste- cimiento de agua, eliminación de desechos y mejoramiento de la vivienda, a fin de evitar las epidemias de varias enfermedades que, entonces, diezmaban la población urbana. Se hizo patente la necesidad de una nueva profesión que se ocupara de estas activida- des. Esta profesión fue la salud pública, que al principio estuvo integrada por médicos e ingenieros, y poco a poco, a medida que se amplió su campo de acción, se incorporó a ella personal procedente de otras profesiones.

En estos últimos cien años, la salud pública ha evolucionado de manera considerable. El efecto de la ciencia y de la técnica en la socie- dad modificó profundamente las condiciones

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Nuyo 19591 ODONTOLOGIA SANITARIA 473 de vida de las poblaciones. Las tasas de mor-

talidad disminuyeron y, en muchos países, el crecimiento natural de la población aumentó a un ritmo sin precedentes. El mejoramiento de las condiciones higiénicas de las ciudades permitió la formación de las urbes modernas, de población enorme. La salud pública, que al principio se concentró en el saneamiento del medio y control de las enfermedades transmisibles, amplió su campo de acción a medida que se iban resolviendo ciertos pro- blemas. Con el fin de hacer frente al problema de la mortalidad materna e infantil, o sea, fomentar la supervivencia en buenas condi- ciones de salud del producto de la concep- ción y proteger al mismo tiempo la salud de la madre, pronto se incorporó al campo de la salud pública la higiene maternoinfantil. Además, el plan de las actividades habituales de salud pública se enriqueció con la acumu- lación y tabulación de datos demográficos, de causas de mortalidad y morbilidad, recur- sos de laboratorio para fines de diagnóstico y de educación higiénica del público. A estas actividades se fueron incorporando, gradual- mente, otras como higiene dental, nutrición, higiene industrial e higiene mental.

A consecuencia de la expansión del campo de acción de la salud pública, aumentó con- siderablemente el número de profesiones de- dicadas a estas actividades. El concepto de trabajo de equipo se impuso necesariamente de manera firme. Hoy, el equipo de salud pública comprende numerosas profesiones y subprofesiones y requiere la constante com- petencia y colaboración de profesionales de las ciencias físicas, biológicas y sociales. La contribución del físico nuclear en rela- ción con los problemas de la eliminación de materiales resultantes de la fisión ató- mica, la del antropólogo cultural en pro- blemas relativos a la introducción de hábitos higiénicos en ciertas colectividades y la del entom6logo en las campañas contra los in- sectos vectores de las más diversas enferme- dades, nos ofrecen un ejemplo de la colabora- ción de cada grupo profesional. En gran número de países, las actividades de salud pú- blica y la elevación del nivel de vida produ- jeron una transformación de la jerarquía de

los problemas sanitarios. Se modificó la es- tructura demográfica, y hoy se habla común- mente de “envejecimiento de la población”. El promedio de duración de la vida ha au- mentado en medida considerable : en algunos pafses está alrededor de los 70 años, y en ellos es cada vez mayor la proporción de in- dividuos de 60 o más años. A consecuencia de esto, las enfermedades de la edad senil van adquiriendo una importancia creciente entre las causas de mortalidad, y los trastornos cerebrovasculares, el cáncer y las cardiopa- tías se están convirtiendo en las principales de dichas causas. La geriatría y el trata- miento de las enfermedades crónicas entra- ron ya en el escenario de la salud pública, y las enfermedades mentales y los accidentes pasaron a ser problemas de importancia pri- mordial. En compensación, enfermedades ta- les como la malaria y la fiebre tifoidea, que años atrás costaban muchas vidas, casi han dejado de existir en muchos países.

Este cuadro de la evolución de la salud pública sólo es válido con respecto a cierto grupo de países que abarcan, poco más o me- nos, una quinta parte de la población mun- dial y se caracterizan, entre otras cosas, por una elevada productividad “per capita”, al- tos índices de alfabetismo y urbanización, reducidas tasas de mortalidad infantil y un promedio de duración de vida superior a los 60 años. En los demás países se observan, desde el punto de vista de la salud, casi to- das las situaciones intermedias por las que, en el siglo pasado, pasaron los países más adelantados. Es evidente que, a cada una de estas situaciones, corresponde una fase de- terminada de la evolución de los servicios de salud pública.

Después de esta breve introducción, po- demos tratar de establecer algunos concep- tos sobre las relaciones mutuas de la salud pública y la odontología.

i&ué es la salud pública?

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474 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA blica se enfrenta actualmente con problemas

que ya dejaron de serlo en el resto. Además, cada país posee su propia cultura, su modo de entender las responsabilidades entre el individuo y la sociedad, lo que da lugar a dis- tintas defmiciones de la salud pública. Por otro lado, como se verá en seguida, es pre- cisamente la división de funciones respecto a la conservación de la salud, lo que mejor se presta para determinar el alcance de la salud pública en cada país.

En ciertos países cuya economia y cultura se basan en el principio de la libre iniciativa y la competencia, la responsabilidad por la conservación de la salud del individuo recae sobre el propio individuo, la familia y la co- lectividad, en este mismo orden. Esto signi- fica que la colectividad solo debe intervenir cuando sean necesarias medidas de carácter colectivo, tales como la fiscalización de los alimentos, las campañas de vacunación y la construccibn de redes de alcantarillado e ins- talaciones de tratamiento del agua. Las me- didas de carácter colectivo ~610 se adoptan cuando no puedan tomarlas, con sus propios recursos, una determinada persona en primer lugar y la familia en segundo.

En otros países, el estado asumió ya toda la responsabilidad de la planificación y or- ganización de los servicios de salud, los que financia con partidas procedentes sea de im- puestos generales, 0 especiales, sea con cuotas obligatorias de empleados y patronos. Es evidente que el campo de acción de la salud pública es distinto en cada uno de estos dos grupos de países.

Winslow, en una definición que ya ha pa- sado a ser clásica, consideru que la salud pública es “la ciencia y el arte de prevenir las enfermedades, de prolongar la vida y fo- mentar la salud y la eficacia física y mental mediante el esfuerzo organizado de la colec- tividad para el saneamiento del medio, el con- trol de las enfermedades transmisibles, la educacibn de los individuos en materia de higiene personal, la organización de los ser- vicios médicos y de enfermería para el diag- nóstico precoz y tratamiento preventivo de las enfermedades, el desenvolvimiento de un

mecanismo social que asegure a cada in- dividuo un nivel de vida adecuado para la conservación de la salud, organizando estos beneficios de suerte que cada ciudadano se encuentre en condiciones de gozar de su de- recho natural a la salud y a la longevidad.”

Tal vez esta definición sea demasiado am- plia en su última parte. “El desenvolvi- miento de un mecanismo social que asegure a cada individuo un nivel de vida adecuado para la conservación de la salud”, parece ser un aspecto que no está al alcance del sani- tario ni entra en sus posibilidades de actua- ción. Para modificar substancialmente el nivel de vida de la población se necesitan amplias medidas de desenvolvimiento económico y social.

Hasta ciert’o punto, la definición restringe la organización de los servicios médicos y de enfermería al t,ratamiento preventivo de las enfermedades. Esta restricción deja de exister si admit’imos el amplio concepto de prevención expuesto por Leavell y Clark, según el cual en cualquier punto en que se oponga una barrera a la marcha de la enfermedad, inclusive tratando de reducir la incapacidad del individuo o procurando obtener su rehabilitación, se estará previ- niendo un mal mayor. Considerada desde este punto de vista, la prevención equivale al mejor tratamiento que se pueda aplicar en un momento dado de la evolucibn de la enfermedad. Es evidente que, por lo regular, cuanto antes se actúe, mayores serán las po- sibilidades de éxito ; el objetivo ideal sería im- pedir que se presentara la enfermedad.

McGavran propone la siguiente definición práctica: La salud pública consiste en el diag- nóstico científico y el tratamiento de los problemas de la salud de las colectividades como tales. Esta definición simple puede apli- carse universalmente a cualquier país. Se- gún ella, el paciente del higienista es la propia colectividad. Mientras el médico o el den- tista tratan al paciente individual, el higie- nista trata al paciente colectivo, la colecti- vidad o el cuerpo polít,ico, como dice McGavran.

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Mayo 19591 ODONTOLOGIA SANITARIA 475 tist,a que ejercen la profesión con carácter

particular y los kabajadores de salud pública es, fundamentalmente, de actitud, de punt,o de vista. El ejercicio privado de la profesión consiste en at,ender a un número limitado de individuos o clientes que solicitan sus servi- cios. La ética profesional impide, hast’a cierto punto, que el profesional vaya en busca de los pacientes, es decir, que tome la iniciativa. Aun cuando sólo hubiese un profesional en la colectividad, sus pacientes seguirían siendo los que solicit,aran sus servicios en algún mo- mento y su nombre figuraría en el archivo del consultorio.

En el caso del higienista, la situación es distinta; su paciente es la colectividad y su función consiste en proteger la salud colec- tiva. Ahora bien, ésta no es más que el pro- ducto de la salud individual de todos los miembros de una colectividad. Por tal razón, el higienista, lo mismo que el clínico particu- lar, está también interesado en grado sumo en la salud de cada individuo. Por consi- guiente, del mismo modo que el clínico está interesado sobre todo en la salud de los que solicit,an sus servicios, el higienista se in- teresa igualmente por todos los individuos y tal vez aún más por los que no solicitan sus servicios.

Knutson, a,l definir simplemente la salud pública como la salud del pueblo, la considera como la salud colectiva de un grupo, de una colectividad, de una nación. Asimismo, es- tablece una magnífica comparación entre la actividad del dentista particular y del hi- gienista, demoskando cómo hasta cierto punto la labor de salud pública reproduce, en nivel distinto, las fases típicas del ejercicio privado de la profesión.

Así pues, al examen de un paciente corres- ponde la encuesta o censo sobre la situación sanitaria de una colect,ividad. Al diagnóstico de la dolencia o dolencias que afligen a un paciente, corresponde el análisis de los datos obtenidos en una encuesta. Al plan de trat’a- mient,o corresponde el plan de un programa de salud pública. El propio tratamiento equi- vale a la ejecución del programa. El pago de los honorarios se denomina financiamiento

del programa en términos de salud pública, y la evaluación de los resultados del trata- miento se corresponde con la evaluación de los programas de salud pública.

El higienista, responsable de la salud del todo, y tácitamente de la de cada una de sus partes, está, como es lógico, interesado en el ejercicio particular de la profesión. Es evi- dente que cuanto más amplia y mejor sea esta práctica de la profesión, tanto menor será el número de personas para las que él debe obtener recursos a fin de atender a sus necesidades de salud. Este es un punto im- portante para comprender por qué los méto-

dos de salud pública varían de una colectivi- dad a otra, aun cuando el concepto de salud pública sea el mismo.

Pongamos por ejemplo dos colectividades de 50.000 habitantes, una de ellas con 40 dentistas y la otra con sólo 5. En ambas agrupaciones se adopta el principio de res- ponsabilidad individual para el tratamiento dental, y la sociedad está organizada de ma- nera que puede porporcionar servicios a los que no podrían obtenerlos con sus propios recursos. Ahora bien, en el supuesto de que en las dos colectividades haya la misma pre- valencia de caries dental y de grado mediano, y de que ambas puedan disponer de los ser- vicios de dos dentistas a tiempo completo para el tratamiento supletorio, es lógico que en cada ciudad estos dentistas se enfrenta- rían con situaciones distintas. En una de ellas se podría tratar regularmente y de manera completa a cierto número de pacientes a expensas de la colectividad. En la otra, en cambio, el volumen de trabajo sería de tal na- turaleza que forzosamente tendría que limi- tarse a aliviar el dolor de los pacientes y a eliminar los focos de infección.

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lud de una colectividad exige la colaboración destacado ya elementos procedentes de otras de varios especialistas. La existencia de es- varias profesiones.

pecialistas supone la existencia de alguien

responsable de todas las actividades en con- Relaciones de la odontologfa sanitaria con la junto: es el administrador de salud pública, odontologZa y con la salud pública

la persona cuya formación le permitió ad- Si consideramos la salud pública como una quirir un conocimiento general de los méto- profesión independiente, de acuerdo con Mc- dos de estudio de los problemas de salud de Gavran, la odontología sanitaria const’ituye las colectividades, de sus causas más comu- una de sus especialidades perfectamente ca- nes y de las maneras más eficaces de resol- racterizadas. Por otro lado, la odontología verlos. Pero 2quién es esa persona a la que sanitaria constituye también una de las es- podríamos llamar “generalista” de salud pecialidades de la propia odontología.

pública? Tradicionalmente ha sido el médico. Esta índole dual está perfectamente carac- Su familiaridad con los problemas de salud t,erizada en Estados Unidos. Por un lado, se individual le coloc desde un principio como reconoce que la odontología sanitaria es una director del grupo de salud pública. No obs- de las siete especialidades de la odontología. tante, es cada vez más manifiesto que el ad- En efecto, los aspirantes al titulo en esa es- ministrador de salud pública puede proceder pecialidad se present,an todos los años a exa- de cualquiera de las disciplinas de la salud men ante un “Tribunal de Odontología pública, siempre que posea los conocimien- Sanitaria”. El diploma del curso de salud tos necesarios para poder actuar como “ge- pública es requisito indispensable para ser

neralista”. admitido a examen. Por otro lado, la odonto-

En otras palabras, el “generalista” de sa- logía sanitaria constituye una sección de la lud pública debe estar capacitado para hallar Asociación Americana de Salud Pública. De las necesidades sanitarias de una colectivi- este modo, los “dentistas sanitarios”, como dad, indicar la mejor manera de utilizar los dentistas, son miembros de la Asociación recursos disponibles para atenderlas y acu- Dental Americana (A.D.,4.) ; como trabaja- ciar a la colectividad a fin de que sus pro- dores de salud pública, lo son de la Asocia- puestas se pongan en práctica. Y sin em- ción Americana de Salud Pública (A.P.H.A.), bargo, ninguno de estos requisitos constituye y como dentistas de salud pública forman una un factor importante del plan tradicional de asociación nacional independiente : la Aso- estudios de las escuelas de medicina. La ap- ciación Americana de Dentistas de Salud titud necesaria para el desempeño de aque- Pública (A.A.P.H.D.).

llas funciones generales de salud pública, En Estados Unidos existe un mercado de exige una cantidad considerable de conoci- trabajo perfectamente delimitado para den- mientos de ciencias sociales, tales como socio- tistas de salud pública, y el curso de salud logía, antropología cultural, ciencia política, pública constituye un requisito indispensa- demografía, economía, administración pú- ble para ocupar muchos puestos. No ocurre blica, relaciones humanas, de importancia lo mismo en la América Latina, donde es muy capital para la administración de los servi- escaso el número de dentistas que han se- cios de salud. guido un curso de salud pública, y muchas

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Mayo 19591 ODONTOLOGIA SANITARIA 477 Litoral, t,uvo un alcance más bien local. Es de

esperar que el curso iniciado por la Facultad de Higiene y Salud Pública de la Uniyersi- dad de São Paulo, con la colaboración de la Oficina Sanitaria Panamericana y de la Fun- dación W. K. Kellogg, contribuya a elevar poco a poco el número de dentistas de salud pública de la América Latina. Esto podría lograrse mejor si esta iniciativa encontrase acogida en otras escuelas de salud pública latinoamericanas.

En cuanto a la plena utilización del den- tista de salud pública es evidente que de- penderá sobretodo de que se demuestre la contribución que éste puede aportar a la sa- lud pública mediante una administración más eficaz de los programs dentales y la uti- lización en mayor escala de los recursos pre- ventivos. Al mismo tiempo, al desempeñar con firmeza las funciones que se le conffen está llamado a poner de manifiesto la necesi- dad social de sus servicios. Donde así ocurra y se disponga de un número adecuado de den- tistas de salud pública surgirán como hecho natural las disposiciones legales que les re- serven el desempeño exclusivo de ciertos puestos.

Formación del dentista sanitario

Lo mismo que los demás especialistas de salud pública, el dentista debe adquirir, en una escuela de salud pública, los conoci- mientos generales de esta especialidad que lo capaciten para integrar el equipo de salud pública. Además, estudiará los métodos de trabajo y las técnicas específicas de la odon- tología sanitaria. Esto significa que el curso de formación de dentistas de salud pública t,endrá. una parte en común con el de otros especialistas de salud pública que abarque materias tales como la epidemiología, el sa- neamiento, la bioestadística, la educación sanitaria, y, además, materias aparte rela- t,ivas a los aspectos privativos del dentista.

Esta parte comprenderá una revisión de los progresos técnicos más recientes de la odontología preventiva y de la curativa, así como un estudio de la odontología sanitaria propiamente dicha.

La fase universitaria de la formación del dentista de salud pública en una escuela de salud pública, debe completarse con otra de prácticas sobre el terreno, de preferencia en los servicios de salud pública del país. Para ello se debe mantener una estrecha colabora- ción entre los dentistas de la escuela y los de los servicios de salud pública, procurando que el adiestramiento sobre el terreno sea sola- mente una prolongación natural de la ense- ñanza universitaria.

Los estudios de odontología sanitaria di- fieren fundamentalmente de la de los de otras especialidades odontológicas, tales como la periodoncia o la ortodoncia. El profesional de estas últimas limita su campo de acción a fin de obtener una especial pericia en ciertas técnicas y de conocer más a fondo varias do- lencias. En otras palabras, el especialista sa.crifica la generalidad a la profundidad de su competencia. En salud pública ocurre lo contrario : el dentista debe ensanchar su hori- zonte, salir de su recinto, para entrar en con- tacto con otras ciencias, acaso por primera vez. La salud pública se aparta del concepto clásico de la especialidad, pues es más gene- ral que la odontología.

La odontología sanitaria, en comparación con la odontología, constituye una especiali- dad de creciente generalidad y de profundi- dad menguante. Hasta cierto punto, su mayor generalidad puede convertirse en obs- táculo para la plena acomodación del dentista dentro de la especialidad. Ciertas ideas pre- concebidas, actitudes, maneras de actuar para las que se preparó el dent,ista durante el período de formación profesional, y el con- trol imperceptible ejercido por las institu- ciones a que pertenece, pueden en ciertos casos entorpecer su integración con el grupo de salud pública.

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478 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA vamos a discutir si la salud pública consti-

tuye realmente una profesibn independiente o si es un mero campo que abarca varias ciencias y profesiones cuyo objeto es la pro- moción, conservación y restablecimiento de la salud en cuanto don colectivo. Sin em- bargo, el verdadero grupo de salud pública debe estar integrado por individuos despro- vistos de todo prejuicio profesional para que la salud de la colectividad sea el objetivo su- premo.

Contribucz’ón de las ciencias sociales a la odon- tolog6a sanitaria

La práctica de la salud pública, conside- rada como la profesibn encargada de velar por la salud de la colectividad, sólo tendrá carácter verdaderamente cientffico si se basa en el conocimiento de las ciencias sociales. La odontología sanitaria se halla bajo el cons- tante influjo del medio político, económico y social de la colectividad. Los programas es- tandarizados difícilmente se ajustan al pa- ciente o a la colectividad, cuya complejidad más bien demanda programas “a la medida”. Es preciso que la preocupación de medir los aspectos sanitarios, no haga olvidar la reper- cusión que en ellos tienen los sociales. A modo de ejemplo, ofrecemos una serie de observa- ciones que tienden a destacar las múltiples relaciones de la odontología sanitaria con las ciencias sociales.

Bajo el aspecto político, en las repúblicas latinoamericanas se observa una tendencia hacia el llamado “estado providencial”

(Welfare State) en el que ciertas actividades que, tradicionalmente, incumbían al indivi- duo, en el campo de la educación, de la salud, bienest,ar y seguridad, van siendo asumidas por el estado. La intervención cada vez ma- yor del estado en la esfera de accicín del in- dividuo, es un fenómeno universal debido, en gran parte, a la presión demográfica, el de- senvolvimiento tecnológico, la competencia en el mercado internacional y a la necesidad de organizar la economía y la sociedad sobre bases cada vez más eficaces.

El desenvolvimiento del seguro social, de servicios de salud que prestan asistencia mé-

dica y hospitalaria, de cajas de seguros mu- tuos y de otras instituciones más o menos oficiales, son expresión del fenómeno antes mencionado. Una creciente proporción de dentistas están a sueldo de alguna entidad oficial o semioficial, y aumenta a diario el to- tal de los trabajos hechos por dentistas así re- munerados. Dada ka situación, el funcio- nario de salud pública debe estar versado en varios aspectos del seguro social, principal- mente de sus bases actuariales. El servicio dental debe conocer las necesidades de los individuos que tienen derecho al tratamiento, y los recursos de que dispone para atender- las. La clase de trabajo ofrecido dependerá de la relación entre necesidades y recursos.

Desde el punto de vista político, es difícil suprimir los beneficios concedidos ya, aunque muchas veces la concesión se haya hecho de forma casi imposible de poner en práctica. El sanitario que trabaja en el sector de la pre- visión social, debe procurar orientar los ser- vicios dentales en forma realista, teniendo en cuenta lo que puede hacerse con cierta cantidad de recursos. En lugar de cruzarse de brazos porque no se puede hacer frente a los compromisos contraídos por la ley, debe procurar sacar el máximo provecho de los recursos disponibles.

Por desgracia, a veces se han exagerado los beneficios de la previsión social en lo que se refiere a la asistencia dental. El costo de los cuidados dentales de conjunto es tal que ni aun los países de grandes recursos econó- micos pueden atender a todo sus habitantes, y aunque pudieran pagarlos, no contarían con personal suficiente. El higienista debe procurar en lo posible clue la política del se- guro social sea, ante todo, realista, y se base en prioridades cuidadosamente establecidas.

La tradición política de un país influye considerablemente en la práctia de 1:~ odon- tología sanitaria. En un estado excesiva- mente centralizado y paternalista, el nom- bramiento de los funcionarios públicos Gene muchas veces el carácter de favor político y

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Mayo 19591 ODONTOLOGIA SANITARIA 479 fkrencia política son, a veces, mínimos; y

varios problemas de disciplina funcional tie- nen su raíz en la forma en que se hacen los nombramientos.

También tiene un aspecto político impor- tante el nivel jerárquico que se da a la odon- tología sanitaria en la organización de salud pública. Para el cuerpo de odontología, la elevación de ese nivel y su equiparación al del servicio médico son señal de prestigio. Las asociaciones profesionales, cuando están bien orientadas, actúan como grupo impor- tante que ejerce presión para obtener el nivel más alto posible. A veces, un solo dentista que, por la fuerza de las circunstancias, goza de una posición de gran influencia política, puede hacer que la odontología adquiera una categoría que el propio cuerpo, como grupo de presión, no logró obtener.

En ciertas ocasiones, el poder político se puede utilizar para obtener jerarquías que no están de acuerdo con el desenvolvimiento de los servicios dentales del país, creando verdaderas cabezas sin cuerpo y pirámides sin base. La misión del higienista consiste en tratar de obtener el nivel jerárquico justo de la odontología sanitaria, en un momento dado, teniendo presente la organización ge- neral de la salud pública.

La importancia del estado económico con respecto al programa de odontología sani- taria es fundamental. Una economía agrícola primitiva tendrá muy escasas posibilidades de mantener a los profesionales. En cambio, una economía industrial, técnicamente avan- zada, permite un aumento considerable de los individuos dedicados a prestar servicios, en- tre ellos los dentistas.

En los grandes centros, la estratiíkación de los habitantes de acuerdo con los ingresos de- termina una estratificación correspondiente de los dentistas por tipo de clientela, y una distribución geográfica de dichos profesiona- les en la colectividad de acuerdo con la de- manda de cada tipo de clientela. Esta dis- tribución guarda relación con la escala de honorarios correspondientes a los distintos t,ipos de trabajo. En la América Latina, por lo general,

la

clientela de los especialistas

está constituida principalment,e por pacientes de nivel económico elevado. Estos especialis- tas suelen apartarse del centro de las grandes ciudades para establecerse en barrios resi- denciales de clases adineradas. Ciertas calles y barrios ya indican casi siempre que el pro- fesional tiene una clientela de nivel econó- mico más bajo; y que en ellos se necesita unn numerosa población por dentista a fin de que cuente con una base económica suficiente. La ecología urbana influye de un modo deci- sivo en la distribución de los profesionales de una gran ciudad.

Los ingresos totales de los dentistas o su promedio anual reflejan las fluctuaciones de la economía del país. Los períodos de depre- sión van acompañados de un descenso del promedio anual de ingresos del dentista, que, en este sentido, pueden ser considerados como un barómetro de la economía. El tra- tamiento dental, como artículo de consumo, tiene que competir, en la esfera de las pre- ferencias del consumidor, con otros artículos ofrecidos en el mercado. En los presupuestos de la clase media, generalmente se opta por seleccionar la compra que ha de hacerse en determinado mes, si el motivo para acudir al dentista no tiene carácter urgente (dolor, grave inconveniente estético 0 malestar fun- cional) .

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480 BOLETIN DE LA OFICINA SANITARIA PANAMERICANA

tivos ni dificultades para ajustarse a la vida social. En una colectividad desprovista de recursos para el tratamiento dental, la crea- ción de un sentimiento de incapacidad fun- cional o de desarmonía estética de una den- tadura incompleta, podría dar lugar, al aplicar los métodos de educación colectiva, a que un problema de salud mental viniese a agregarse al problema de salud ffsics exis- tente.

El sentido estético en lo que se refiere a la dentadura, varía considerablemente de una cultura a otra. Las multilaciones dentales a guisa de adorno y las coronas de oro en los dientes anteriores como señal de prestigio y alarde económico, suscitan reacciones des- favorables en individuos de cultura distinta.

De un modo general, la demanda de ser- vicios dentales aumenta con la urbanización e industrialización y con la consiguiente ele- vación de la capacidad adquisitiva de la población. Donde quiera se observa una subu- tiliaación de los dentistas, será preciso in- vestigar qué factores no económicos la moti- van.

La distribucibn de los individuos entre las distintas profesiones, además de estar in- fluida por las posibilidades que ofrece el mer- cado de trabajo y por la compensación del esfuerzo que representa el estudio de la ca- rrera correspondiente, también lo está, entre otras cosas; por la estima de la profesión en el medio social. El análisis de los factores de la elección de una profesión muestra que la escasez relativa de dentistas en un país de- terminado, es asunto más complejo de lo que se cree, pues áquella no se remedia con la simple creación de escuelas de odontología o aumentando la capacidad de las existentes. El campo de acción de la odontologZa sanitaria

Hemos señalado distintos puntos en rela- ción con los aspectos de la odontología sani- taria en el campo de las ciencias sociales, con el objeto de poner de relieve la diversidad de factores del medio social que hay que tener en cuenta en un programa de salud pública. Ahora estamos en mejores condiciones para delimitar el campo de acción de la odontolo-

gía sanitaria, tal como la concebimos, en sus relaciones con la odontología y la salud pú- blica.

La odontología sanitaria es la parte de la salud pública cuya función es obtener el má- ximo grado posible de salud oral en una co- lectividad. Esta puede estar representada por el nivel promedio de salud oral de los indivi- duos que constituyen la colectividad. Por eso, la odontología sanitaria aspira a abarcar to- dos los medios por los que es posible prevenir o tratar las enfermedades dentales y orales de la colectividad.

Por consiguiente, la odontología sanitaria se atiene a los siguientes aspectos:

a) Utilización, siempre que sea posible, de medidas de carácter colectivo con el objeto de reducir la incidencia de las enfermedades dentales en la colectividad;

b) Utilización máxima, por parte de los dentistas de la colectividad, de medidas pre- ventivas de carácter individual;

c) Aumento de la producción del trabajo del dentista en los casos en que las necesida- des y la demanda sean superiores a la capa- cidad de prestación de servicios;

d) Máximo aprovechamiento de las posi- bilidades de atención dental particular por parte de los individuos cuyos recursos eco- nómicos les permiten utilizar estos servicios;

e) Organizaciún y funcionamiento eficaces de los servicios dentales de atención indivi- dual, con carácter supletorio, en favor de las personas que no están en condiciones de pa- gar los servicios de un dentista particular;

f) Organización y funcionamiento eficaces de los servicios dentales para la atención in- dividual de distintos grupos de población que, voluntaria (sociedades mutuas) o legal- mente (previsión social, unidades sanitarias), se sirven, para el financiamiento de los ser- vicios, de otros sistemas que no sean el pago directo del profesional por el paciente.

g) Aumento de los recursos de mano de obra y financieros para los servicios dentales a medida que se produce el desarrollo socio- econ6mico del país.

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Mayo 19591 ODONTOLOGIA SANITARIA 481 1. Informar al individuo para que solicite

y utilice plenamente los recursos a su alcance; 2. Inducir al dentista a que adopte méto- dos preventivos y otros que aumenten el rendimiento del trabajo clínico;

3. Informar a la colectividad para que, dentro de su tradición política y cultural, adopte la organización más eficaz posible para la distribución y remuneración de los servicios profesionales.

En resumen, el higienista tratará de utili- zar debidamente los servicios de que dis- pone y de influir en la colectividad para que haga el mayor uso de los recursos que se ha- bían sustraído de su control.

La odontología sanitaria, considerada desde este punto de vista, es ajena a las con- troversias doctrinales sobre la socialización de la profesión, sistemas de pago, necesidad de mantener el sistema de libre elección del profesional y del pago directo del paciente al dentista, y otros muchos motivos de dis-

crepancia. El higienista tiene la misión de armonizar intereses, no de crear conflictos. Debe seguir las transformaciones sociales que experimente su país y en todo momento es- tar en condiciones de sugerir una mejor or- ganización dentro de las circunst,ancias. Los intereses del gobierno por el bienestar social, los del consumidor (paciente) y los del pro- ductor (profesional) deben mantener un de- licado equilibrio. El consejo o la sugerencia se ofrecerá en un momento oportuno. Una solución o un método adoptado hoy en un país con magnífkos resultados, podrá ser ab- solutamente impracticable en otro. El propio sentido común indicará al higienista la opor- tunidad de las modificaciones que hayan de introducirse en el programa de odont,ología, sabiendo que, en general, tendrán raíces pro- fundas en fuerzas de la dinámica social más generales que las comprendidas en su campo de acción.

BIBLIOGRAFIA

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Referências

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