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La salud en el desarrollo : 1983-1992

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A SALUD

EN EL DESARROLLO:

19834992

428

La salud es un puente que une a los pueblos del mundo en el esfuetzo común por alcanzar la paz,

la comprensión, la tolerancia y la justicia. Afines de los afíos ochenta, la OPS logró que cesara

el fuego entre el Gobierno y la guerrilla en El Salvador para llevar a cabo una campaña

de vacunación de millares de madres y niños

(Foto: OPS/OMS)

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políticos radicales: glasnosf, peresfroika, la caída del muro de Berlín, la independencia de los antiguos satélites de Europa oriental, la reunificación de Alemania y el desmembra- miento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en Estados soberanos. Estos cambios favorecieron la transición del período de paz de mayor acopio de armas en la historia a un desarme significativo de las potencias del Primer Mundo, y avivaron la esperanza de que la disminución de los gastos militares mundiales permitiría aumentar las inversiones en los sectores sociales. En las Américas, un país tras otro sustituyó los regímenes autoritarios y militares de los años setenta por gobiernos electos, de manera que para 1992 casi todos los países de la Región habían vuelto a ser democracias civiles representativas.

No obstante, esos gobiernos democráticos asumieron el poder en medio de una crisis económica regional que obstaculizaba sus esfuerzos por lograr la igualdad social tan fundamental para la vida democrática. Los países de América Latina y el Caribe experimentaron déficit en su balanza de pagos y se produjo una descomu- nal transferencia neta de capitales hacia el exterior. La capacidad operativa y las inver- siones de los países disminuyeron, lo cual condujo al estancamiento de su futuro po- tencial de producción. Todos estos factores contribuyeron a crear desajustes de la economía, a elevar las tasas de inflación y desempleo, a reducir el ingreso -con la con- siguiente inequidad en su distribución- y a los déficit fiscales que deterioraron signi- ficativamente los niveles de vida. Como resultado de la crisis, los gobiernos se vieron obligados a aplicar políticas de ajuste impuestas por las entidades financieras interna- cionales y por los acreedores externos. Para 1990, el ingreso per cápita en América La- tina y el Caribe había disminuido en casi lo%, y el número de personas que vivían en condiciones de pobreza había aumentado a más de 200 millones, lo que equivalía a casi la mitad del total de la población.

Los gobiernos tuvieron que reducir las actividades y los progra- mas destinados a atender las necesidades sociales, y la escasez de recursos no solo im- pidió satisfacer las crecientes exigencias de una población en aumento sino mantener funcionando adecuadamente los servicios de salud ya existentes. Los países se vieron en la necesidad de limitar sus compras de medicamentos, suministros y equipos esen- ciales, lo que a su vez redujo la prestación de servicios de salud. La disminución de las inversiones de capital resultó nefasta para el mantenimiento y el desarrollo de la infraes- tructura, y el recorte del gasto público en servicios sociales obligó a hacer sacrificios en la atención de salud y a eliminar prestaciones, lo que afectó principalmente a la pobla- ción con menos medios para cuidar de sí misma.

Afortunadamente, la nueva década trajo consigo mejores perspec- tivas económicas para los países, que en 1991 volvieron a sus modalidades de creci- miento positivo. En ese año, la tasa de crecimiento para la Región aumentó a más del doble de la tasa promedio anual de la década anterior. Ese crecimiento impulsó la dis- minución de la tasa inflacionaria, el alivio considerable de la carga de la deuda externa y el ingreso de capitales gracias a la rebaja de las tasas de interés internacionales. Se prevé que esta mejora en la economía de los países tendrá como resultado mayores in- versiones para el desarrollo interno y que gran parte de ellas se destinará a la salud y el saneamiento.

El progreso científico y tecnológico mundial durante estos 10 años ha sido descomunal. Los investigadores crearon el primer gen artificial y lo insertaron en células de levaduras; el transbordador espacial hizo su vuelo inaugural, y entró en servicio el primer cable telefónico transatlántico de fibra óptica. La tecnología de las computadoras siguió avanzando a un ritmo arrollador y dio origen al disco compacto,

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a las computadoras procesar información en paralelo, y la computadora portátil que pesa menos de un kilo.

En el campo de la salud también se registraron muchos adelantos. Grupos de investigadores de los Estados Unidos de América y de Francia descubrieron independientemente el virus del SIDA; los cirujanos utilizaron rayos láser para limpiar arterias obstruidas; e investigadores médicos efectuaron el primer trasplante triple (de corazón, pulmones e hígado), implantaron el primer marcapasos accionado por pluto- nio, realizaron el primer trasplante de células cerebrales y aplicaron el primer trata- miento con genes a un ser humano.

Pero la naturaleza siguió burlándose del progreso forjado por el hombre, desatando una serie de graves desastres a lo largo de esos arios. En 1985, un terremoto en la Ciudad de México cobró más de 10 000 vidas, y una erupción volcánica en Colombia arrasó con la población de Armero, ocasionando más de 23 000 muertes. Al año siguiente, el peor accidente nuclear de la historia, ocurrido en Chernobyl, URSS, dispersó nubes de lluvia radiactiva sobre gran parte de Europa e impulsó los programas de prevención de desastres nucleares en todo el mundo. En 1988, el huracán Gilberto, el más violento que se haya registrado en la Región de las Américas, mató a centenares de personas en el Caribe y en México. Por si todo esto fuera poco, 1989 resultó ser el año más caluroso del que se tuvieran noticias; en consecuencia, la inquietud por el “efecto invernadero” llevó a un importante acuerdo internacional para interrumpir la produc- ción de clorofluorocarbonos. El medio ambiente se convirtió en una de las preocupacio- nes más importantes y en la condición principal para alcanzar un desarrollo sostenido.

Naciones Unidas calculó en 1988 que la población mundial estaba aumentando a un ritmo de 220 000 personas diarias, y en 1990 predijo que el número total pasaría de 5000 millones a 14 200 millones en el año 2100. La población de las Amé- ricas alcanzó 735 millones en 1991 y se calcula que llegará a los 835 millones en el año 2000, a pesar de las drásticas reducciones en las tasas de fecundidad. Actualmente, casi tres cuartas partes de la población mundial viven en zonas urbanas, y la tendencia hacia la urbanización continuará: se estima que para finales de siglo unas 100 ciudades de América Latina tendrán 1 millón o más de habitantes, y 15 de ellas tendrán más de cua- tro millones. Las migraciones -originadas por la búsqueda de mejores oportunidades económicas o, como sucede con algunos países centroamericanos, por el deseo de es- capar de los conflictos armados- se han convertido en un importante fenómeno de- mográfico. Uno de los aspectos de los movimientos migratorios de la Región fueron los refugiados: entre 1985 y 1990 su número aumentó de 360 000 a 1 200 000.

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Orientaciones de política

En 1982, la XXI Conferencia Sanitaria Panamericana eligió un nuevo Director, el Dr. Carlyle Guerra de Macedo, del Brasil, y en 1986 y 1990 la XXE y la XXUI Conferencias lo reeligieron, en ese ultimo año por unanimidad. Bajo el liderazgo del Dr. Guerra de Macedo, la Organización se ha guiado por los principios de que cada ciuda- dano tiene el derecho fundamental a la atención de salud, que el propósito principal de las políticas nacionales de desarrollo es velar por el bienestar de esos ciudadanos, y que la salud no solo es resultado del progreso socioeconómico, sino condición necesaria para alcanzar ese progreso.

Frente a los ingentes problemas planteados por las cambiantes condiciones económicas, políticas y sociales de la Región a lo largo de estos diez anos, la Organización decidió reorientar los aspectos principales de su actividad. En conse- cuencia, adoptó una serie de políticas destinadas a mejorar la salud, transformar la in- fraestructura de los servicios de salud y favorecer la relación entre salud y desarrollo.

En 1983, la adopción de la Estrategia de gestión para la utilización óptima de los recursos de la OPS/OMS en apoyo directo a los Países Miembros se pro- puso mejorar la cooperación técnica prestada por la Organización para poner en prác- tica las Estrategias Regionales y el Plan de Acción de Salud para Todos. La estrategia de gestión abarcaba cinco principios fundamentales: el país constituye la unidad básica para la realización de actividades de cooperación en salud; los Gobiernos participan en la administración de la cooperación prestada por la OPS; esta cooperación debe ser flexi- ble y capaz de adaptarse a las condiciones cambiantes de los países y de la Región; debe promoverse y aprovecharse al máximo la cooperación técnica entre los países; y, final- mente, deben fortalecerse los vínculos entre la Organización y otras entidades, tanto nacionales como internacionales.

En 1986, la XXU Conferencia Sanitaria Panamericana adoptó un nuevo marco de acción cuadrienal en el documento Orientación y prioridades progra- máticas para la OPS en el cuadrienio 1987-1990. Ese documento destacaba la necesi- dad, suscitada por los problemas de salud y de desarrollo de la Región, de transformar los servicios de salud de los países. A su vez, esa transformación abarcaba tres áreas generales interrelacionadas: el desarrollo de la infraestructura de los servicios de salud, haciendo hincapié en la atención primaria; la atención a los problemas prioritarios de salud de los grupos vulnerables mediante la ejecución de programas especfficos por in- termedio del sistema de servicios de salud; y la administración del conocimiento.

Al aproximarse un nuevo ciclo cuadrienal, la XXUI Conferencia Sanitaria Panamericana, en 1990, revisó una vez más el curso de su trabajo futuro y adoptó las Orientaciones estratégicas y prioridades programáticas para la OPS en el cuadrienio 1991-1994. Esta versión actual de las políticas sigue siendo congruente y re- presenta un perfeccionamiento de las directrices precedentes, sustentadas todas ellas en los mismos principios básicos.

Alo largo de estos 10 años, por sobre cualquier otra consideración de política ha primado la importancia asignada a la saluden el desarrollo. En un mundo marcado por profundas diferencias y asolado por conflictos sociales, económicos, y po- líticos, la salud -como área del esfuerzo humano- puede y debe ser usada como un puente para enlazar a todos los pueblos en el esfuerzo común por alcanzar la paz, la comprensión, la tolerancia y la justicia. Se reconoce que, para que los servicios de salud sustenten estos valores, es preciso revisar la forma en que la salud se integra en el de- sarrollo socioeconómico. El sector de la salud puede y debe cambiar su función y su

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polfticas pragmáticas, por motivos de caridad o de filantropía, o como resultado de pre- siones sindicales. Por el contrario, hay que demostrar las favorables repercusiones tanto sociales como económicas y políticas que puede acarrear el mejoramiento de las con- diciones de salud.

La Organización consideró indispensable que los servicios de sa- lud se organicen y administren de conformidad con los principios y valores de la salud para todos y de la atención primaria: equidad, cobertura universal, participación y efi- ciencia. La extrema pobreza y las disparidades en cuanto al acceso a los servicios de salud entre diferentes grupos sociales tienen que ser reducidas. Los servicios de salud han de reorientarse para permitir a todo individuo llevar una vida productiva tanto económica como socialmente. La eficiencia exige poner fin al derroche de los recursos en los sis- temas de salud de América Latina y el Caribe, que se calcula en $US 10 000 millones.

La atención integral de la salud exige que los países modifiquen sus sistemas de salud. En respuesta a la excesiva centralización de estos sistemas, la cual obstaculiza la ampliación de la prestación de servicios, los Gobiernos Miembros respaldaron el concepto de descentralización mediante el desarrollo y fortalecimiento de los sistemas locales de salud en un esfuerzo por crear autoridad y responsabilidad a nivel local, que es donde los servicios pueden responder directamente a las necesidades de salud de la población. En vista de que la participación social es vital para descentra- lizar las actividades, la democratización no solo es una clave del éxito, sino además un subproducto de este método. La necesidad de la participación comunitaria en las acti- vidades relacionadas con la salud va más allá de la intervención de los miembros de la comunidad como trabajadores en las campañas y programas de salud, y requiere que la comunidad tome parte en los procesos de toma de decisiones y en el control de las actividades.

Un aspecto fundamental de la transformación de los sistemas de salud es Za administración del conocimiento, y la Organización fomentó el estímulo al ciclo de producción, recopilación, análisis crftico y aplicación del conocimiento. Al mismo tiempo, Za comunicaci6n social -es decir, la divulgación de temas de salud en los me- dios de comunicación de masas, las escuelas y los foros de la comunidad- permite que un público bien informado trabaje por la salud individual y colectiva y respalde los ser- vicios locales de salud.

Un aspecto crucial para llevar a cabo muchas de estas estrategias y prioridades para la cooperación técnica es intensificar la función de Za mujer en Za salud y eZ desarrollo. La Organización se ha comprometido a mejorar la salud y la aten- ción de las mujeres de todas las edades y de integrarlas a todos los niveles de las acti- vidades del sector.

La importancia asignada a Za promoción de la salud reconoce que el bienestar es el producto no solo de un sector, sino de la sociedad considerada global- mente, y que los estilos de vida sanos tienen inftuencia sobre la salud, pueden prevenir las enfermedades y mejorar la calidad de la vida.

Al reconocer a los países como la unidad básica para Za acción en salud, la Organización aceleró la movilización de recursos con el fin de atender las ne- cesidades nacionales de manera oportuna y lograr una mejor distribución de los recur- sos ya asignados al sector efectuando mejoras organizativas y administrativas destina- das a aumentar la eficiencia de su uso. La OPS instó a concentrar los recursos en aquellas áreas prioritarias capaces de producir los resultados máximos y preparó pautas para la movilización de recursos financieros externos.

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técnica entre países, destinada a conseguir que los países se beneficien recíprocamente de las experiencias de cada uno de ellos cuando se trata de enfrentar problemas comu- nes. Esa cooperación asignó particular importancia a la promoción de la investigación en aspectos de salud y al desarrollo de tecnología, al diseño de sistemas para asegurar la disponibilidad de suministros esenciales, a la coordinación de intervenciones para enfrentar problemas de salud comunes a los países, y al desarrollo de proyectos conjun- tos de capacitación y adiestramiento. Con el propósito de impulsar la cooperación téc- nica entre países, la OPS analizó áreas nacionales prioritarias y posibles beneficiarios y proveedores de este tipo de cooperación. Se consolidaron los vínculos con instituciones clave que trabajan en el sector, por ejemplo, entidades financieras internacionales, otros organismos de las Naciones Unidas y organismos bilaterales.

Para reforzar la cooperación técnica entre países, la OPS promovió varias iniciativas subregionales. En marzo de 1984, los ministros centroamericanos de salud adoptaron el Plan de Necesidades Prioritarias de Salud en Centroamérica y Pa- namá, cuyos dos objetivos principales eran: satisfacer las necesidades básicas de salud que desde hace mucho tiempo se habían desatendido en esos países y que se exacer- baron por la crisis económica, política y social que afectaba a la subregión; y aprovechar el consenso en asuntos de salud para promover la cooperación y el entendimiento entre los países, los pueblos y los gobiernos por el bien de la paz. Las siete áreas prioritarias del plan consistian en el fortalecimiento de los servicios de salud, desarrollo de recursos humanos, medicamentos esenciales, alimentos y nutrición, control de enfermedades tropicales, agua y saneamiento, y supervivencia infantil. Con el fin de examinar opor- tunidades de cooperación externa en estas áreas prioritarias, la OPS y el Gobierno de España copatrocinaron tres Conferencias de Madrid en 1985,1988 y 1991, a las cuales asistieron representantes de los países europeos, Canadá, Estados Unidos, Japón y la Santa Sede. En 1989, la OPS y el Gobierno de Italia copatrocinaron la Conferencia Mi- nisterial sobre Cooperación Italiana en Salud en América Latina y el Caribe.

De igual manera, la iniciativa de Cooperación para la Salud en el Caribe -emprendida por la OPS, los países de habla inglesa del Caribe y la Comuni- dad del Caribe (CARICOM) y respaldada por los gobiernos de esa subregión- tiene por objeto identificar áreas prioritarias para las operaciones iniciales, movilizar y utilizar recursos nacionales, y promover la cooperación interpafses. El Plan de Acción Con- junto para la Subregión Andina, formulado por la Organización y el Convenio Hipólito Unanue, asigna particular importancia a la movilización de recursos para campos prio- ritarios de la salud en esa parte de la Región.

Los procesos de integración económica subregional en las Amé- ricas cobraron impulso a comienzos de los años noventa, a medida que surgían muchos pactos y convenios entre los países. El avance en la integración subregional rebasó los ámbitos económico y comercial. Además de los diversos proyectos de cooperación téc- nica en curso para enfrentar problemas de salud comunes a países vecinos, se iniciaron actividades en esferas donde era posible fijar pautas y normas comunes para la pro- ducción y la comercialización. En 1991, los Ministros de Salud de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay -el grupo MERCOSUR- firmaron un convenio para afron- tar problemas de salud y ambientales relacionados con la transferencia de bienes y servicios. El Pacto Andino y el grupo MERCOSUR se reunieron para proponer un “proyecto de convergencia” encaminado a conseguir la integración regional en el desarrollo de tecnología de salud. Los países centroamericanos formularon varios pro- yectos de integración, muchos de ellos como parte de la segunda fase -“Salud y Paz hacia el Desarrollo y la Democracia”- del Plan de Necesidades Prioritarias de Salud en

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Actividades de los programas

Análisis de la situación de salud y sus tendencias. Durante una importante reunión regional de epidemiólogos, administradores de salud y planificadores, celebrada en Buenos Aires en 1983, se analizaron los usos y perspectivas de la práctica de la epide- miología y se concluyó que había que seguir alentando a los países a evaluar la situación de salud de la población, así como sus determinantes y tendencias, y que aún requerfa atención urgente la competencia nacional para evaluar la eficacia y las repercusiones de los sistemas de salud y de los programas para la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades. En 1986, la OPS creó el programa de Análisis de la Situación de Salud y sus Tendencias, destinado a promover el uso de la epidemiología como instru- mento de la planificación y de la gestión técnica y administrativa de los servicios, y como elemento esencial para entender los factores que determinan los cambios en los perfiles de salud de las poblaciones, cambios que a su vez van a influir en la asignación de re- cursos para la salud y en las decisiones sobre programas y políticas. Los países han pro- gresado en la compleja tarea de trazar perfiles epidemiológicos que apoyen las inter- venciones preventivas y el desarrollo de sistemas locales de salud. La Organización prestó a los países cooperación técnica directa para fortalecer la práctica de la epidemiología en sus servicios de salud, estimuló y apoyó la investigación epidemiológica, impartió adiestramiento y diseminó mucha información en el campo. Uno de los medios de di- vulgación más útiles ha sido la obra EI desufío de la epidemiología, considerada como una de las publicaciones más importantes en la historia de la OPS.

Desarrollo de políticas de salud. Las políticas de salud se convirtieron en una nueva esfera de la actividad de la OPS durante este perfodo. Se hizo hincapié en fortalecer la capacidad de los sectores nacionales de salud para interactuar con otros que guardan alguna relación con las polfticas de salud; hacer que la planificación en salud esté acorde con las polfticas nacionales de desarrollo; incrementar la eficacia de la legislación nacio- nal referente a los derechos y obligaciones del Estado, las personas y las instituciones privadas en cuanto a la promoción, la protección y la restauración de la salud; analizar los aspectos económicos y financieros de los problemas y servicios de salud; y apoyar el desarrollo de la tecnologfa en materia de salud.

A pesar de que los países contaban con polfticas y estrategias de salud que eran coherentes y compatibles con la estrategia de atención primaria y la meta de salud para todos, su ejecución se veía Limitada por aspectos financieros, humanos y materiales. En la mayoría de los países, las estrategias resultaban insuficientes para en- frentar el reto de integrar la salud en el desarrollo nacional.

Para modificar esa situación y favorecer un mayor reconocimiento de la salud en el proceso de desarrollo global, la Organización inició, en 1990, el pro- yecto denominado Democracia y salud, que comenzó con el auspicio de cuatro reunio- nes subregionales de parlamentarios para promover la inclusión de la salud en los pro- gramas de trabajo de las legislaturas de los países y para crear consenso entre los responsables de la política de diversas corrientes acerca de la importancia de la salud para el desarrollo nacional. Asimismo, las reuniones realizadas en 1991 con asociacio- nes legislativas, tanto regionales como subregionales, tuvieron como propósito estable- cer vínculos de cooperación para impulsar la causa de la salud en el plano político.

En vista de las graves limitaciones económicas y presupuestarias que afectaron al sector de la salud durante este período, la Organización estudió con los países deudores y los acreedores la posibilidad de efectuar conver.siones de la deuda como una forma de obtener recursos adicionales para el sector de la salud a la vez que se ofrecía a los gobiernos cierto alivio de la deuda.

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Transformación de los servicios de salud. La prolongada crisis económica obligó a los ministros de salud de la Región a concentrar gran parte de sus esfuerzos en reorientar la distribución de los recursos con la finalidad de aumentar al máximo la cobertura de los semicios. Aproximadamente 170 millones de personas careáan de servicios médi- cos y se calcula que para el año 2000 esta cifra llegará a 320 millones. Entre las priori- dades se encontraban la necesidad de cuantificar el problema de las poblaciones suba- tendidas o desatendidas totalmente y de elaborar indicadores comunes y comparables para medir la disponibilidad y utilización de los servicios de salud. En 1985, la OPS aus- pició una reunión de representantes de 35 países de la Región, que se llevó a cabo en Santiago, Chile, para abordar el tema de la estrategia de atención primaria y su función en la transformación de los sistemas de servicios de salud. Allí se confirmaron los pro- blemas de cobertura y las fallas en la organización y administración de los servicios, así como la urgente necesidad de determinar las caracterkticas de la oferta y la utilización de los servicios en todos los planos del sistema.

En 1988, el Consejo Directivo de la OPS reconoció “la urgente necesidad de acelerar la transformación de los sistemas nacionales de salud” y aprobó una estrategia para desarrollar y consolidar los sistemas locales de salud con la finali- dad de descentralizar los servicios prestando atención primaria para alcanzar la meta de salud para todos gracias al aumento de la cobertura y la ampliación de los servicios a quienes habían estado desatendidos hasta entonces. La OPS promovió y apoyó los esfuerzos de los países para crear redes de sistemas locales de salud que pudieran responder a las necesidades específicas de las comunidades a las cuales atendían. En los últimos años los países han aprobado leyes y normas que permiten una admi- nistración descentralizada, lo que revela la importancia política asignada a los siste- mas locales.

La Organización ha cooperado con los gobiernos para reestructu- rar y ampliar sus sistemas de salud mediante la formulación de estrategias, criterios y técnicas apropiados en las esferas de planificación, administración y desarrollo insti- tucional, vínculos intersectoriales, legislación, formulación de proyectos y evaluación. A pesar de la gran limitación de recursos, los gobiernos han logrado mejorar la orga- nización y ampliar la cobertura de los sistemas de salud allegándose los medios ade- cuados para extender sus redes de servicios, aumentando la capacidad operativa de sus sistemas de servicios de salud, y vinculando sus esfuerzos con los de otros sectores cu- yas acciones tienen influencia sobre las condiciones de salud.

Se hicieron progresos en el establecimiento de relaciones intra e in- tersectoriales para lograr el uso eficiente de los recursos, especialmente entre los minis- terios de salud y los institutos de seguridad social. Varios ministerios de salud firmaron convenios de funcionamiento con institutos de seguridad social para reducir la dupli- cación de servicios y ofrecer cobertura en los lugares donde ninguna de estas institucio- nes lo había hecho anteriormente. Entre las medidas que se aplicaron se encontraban la delimitación de las áreas de responsabilidad de los componentes del sector y la defini- ción de las polfticas de financiamiento de los sectores público y privado para determinar el grado de cobertura real en la prestación de los servicios. La OPS y el Instituto Lati- noamericano y del Caribe de Planificación Económica y Social formularon conjunta- mente las bases conceptuales, técnicas y metodológicas para incluir el componente de salud y sus vínculos intersectoriales en los mecanismos de toma de decisiones sobre las operaciones gubernamentales en los países.

En vista de que se pronostica que en el año 2000 los viajes serán la rama principal de la economía mundial, y por ende el turismo tendrá repercusiones cada

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la relación entre salud y turkww y sus posibilidades como mecanismo para fortalecer tanto al sector de la salud como su interacción con otros sectores.

El mejoramiento de la disponibilidad, la calidad y la utilización de los medicamentos esenciales y vacuws fue objeto de esfuerzos coordinados y concerta- dos. La OPS y varios países firmaron un convenio para formular y ejecutar un pro- grama interpaíses para producir y comercializar materias primas y productos acabados mediante la vinculación entre los centros de producción, el logro de la autosuficiencia nacional en la producción siempre que sea posible, y el uso del poder de negociación combinado al efectuar compras de materias primas y productos acabados. La creación de un fondo rotatorio para la compra de medicamentos esenciales para Centroamérica permitió importar estos productos a precios ventajosos. Los programas nacionales de medicamentos fueron fortalecidos en las áreas de políticas farmacéuticas, reglamenta- ción, control de calidad y sistemas de producción y suministro de medicamentos.

La cooperación en tecnología radiológica para los servicios de sa-

lud abarca actividades relacionadas con diagnóstico por imágenes, radioterapia, me- dicina nuclear y protección contra las radiaciones. La Organización promovió el uso del Sistema Radiológico Básico de la OPS/OMS, que podía cubrir más del 80% de las ne- cesidades en cuanto a exámenes radiográficos.

El objetivo de las actividades en respaldo de la salud de los disca- pacitaabs consiste en fomentar la adopción de políticas y la creación de los programas necesarios para entender mejor los problemas relativos a la discapacidad, a su preven- ción y al tratamiento de los discapacitados. Varios países aplicaron criterios de rehabi- litación basados en la comunidad, gracias a lo cual se obtuvo información que permitió comprender mejor la prevalencia de las discapacidades y la importancia de integrar la rehabilitación en los servicios generales de salud. La OPS alentó estudios que aporta- ran nuevos conocimientos sobre ciertos aspectos epidemiológicos y genéticos de las dis- capacidades, así como sobre los factores de riesgo. Durante este perfodo, más de la mi- tad de los países de la Región incorporaron la rehabilitación en sus programas de salud. Desarrollo de recursos humanos. El factor más importante del éxito de los programas de salud es el suministro adecuado y la distribución eficaz de personal bien adiestrado. La OPS continuó orientando sus esfuerzos a la formación y al adiestramiento del per- sonal de salud de todas las categorías, pero la estrategia de utilización de los recursos humanos cobró cada vez más importancia. Por lo tanto, las dos áreas principales de con- centración en este campo incluían: gestión del desarrollo de recursos humanos; orien- tación de la preparación de políticas y planes; información, investigación y utilización de personal; y formación y adiestramiento de personal, haciendo hincapié en los estu- dios de pregrado y de posgrado de los profesionales, el adiestramiento del personal téc- nico y auxiliar, y la educación continua.

La Organización analizó la situación de los recursos humanos en la Región y preparó perfiles sobre las necesidades de personal. Los programas de adies- tramiento asignaban una importancia particular al desarrollo del conjunto de trabaja- dores de salud necesarios para hacer posible el acceso universal a los servicios descen- tralizados de atención primaria. Ciertos esfuerzos especiales realizados recientemente estaban dirigidos a la promoción y la preparacion de líderes en el sector de la salud que pudieran enfrentar los nuevos desafíos planteados por una mayor integración de la sa- lud en el desarrollo.

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Latina se tomaron más densos, lo que trajo como consecuencia el aumento significativo del número de personas carentes de los servicios básicos y alojadas en tugurios inima-

ginables. El sector de la salud ha tenido que enfrentar las consecuencias de esta po- breza: bajo peso al nacer, niños abandonados, peligros ambientales, abuso de drogas, malnutrición y multitud de situaciones nocivas para la salud. Ante la imposibilidad de atender las necesidades básicas de salud, las enfermedades diarreicas y parasitarias si- guieron siendo causas principales de elevadas tasas de morbilidad y mortalidad en al- gunos países, especialmente entre los niños, aunque con el retorno del cólera a la Re- gión estas enfermedades también flagelaron a los adultos. Al mismo tiempo, la industrialización y el desarrollo urbano en estos países contribuyeron a elevar los ries- gos para la salud al exponer a la población a sustancias tóxicas que contaminan el aire, el agua, el suelo y los alimentos.

Para enfrentar estos problemas, y en respuesta a la epidemia de cólera de 1991-1992, la Organización emprendió un plan regional de inversiones en ambiente y salud que se propone movilizar $200 000 millones para apoyar a este sector. Además, las actividades de la OPS para el desarrollo

de

la

infraestructura

de salud am- bkwtal se concentraron en la consolidación de su competencia gestorial, operativa y téc- nica y en la coordinación de su trabajo con las entidades de cooperación. La Organiza- ción participó en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, realizada en Rio de Janeiro en junio de 1992, en la cual se adoptó el “Pro- grama 21”, que abarca disposiciones

para

la protección de la salud, la atmósfera, la ca- lidad y el suministro del agua y el manejo ecológicamente racional de las sustancias tó- xicas y de los desechos sólidos y peligrosos.

En lo relativo a abastecimiento de agua y saneamiento, dentro del marco del Decenio Internacional del Agua Potable y del Saneamiento Ambiental, la OPS orientó sus esfuerzos a consolidar y acelerar la cobertura mediante el uso óptimo de los limitados recursos financieros disponibles, dando preferencia a las poblaciones suba- tendidas de las grandes ciudades y de las zonas rurales con objeto de mejorar sus con- diciones de vida. La Organización hizo hincapié en la formación de vfnculos entre los organismos que se ocupan del agua y el saneamiento y entidades de otros sectores que participan en actividades en este ámbito, la utilización de los mecanismos existentes para la participación comunitaria, la rehabilitación de los servicios, el fortalecimiento de las operaciones del sistema, el mantenimiento y la reconstrucción para reducir la pér- dida de agua por escapes, el desarrollo de tecnologías de bajo costo para ampliar la co- bertura, y la aplicación de métodos preventivos y de tratamiento para proteger el agua de contaminantes biológicos y químicos.

En cuanto al abastecimiento de agua, la cobertura aumentó a 87% de la población urbana y a 62% de la rural en 1990. Ese mismo año, la cobertura de los servicios de alcantarillado y eliminación de aguas servidas aumentó a 79% de la pobla- ción urbana y a 37% de la rural. En el Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS), la investigación fue reorientada hacia la obtención de tecnologías viables de bajo costo destinadas a beneficiar de preferencia a los grupos de población subatendidos y a los expuestos a los mayores riesgos. Muchos más centros se incluyeron en la Red Panamericana de Información y Documentación en Ingenierfa Sa- nitaria y Ciencias del Ambiente (REPIDISCA), lo que eleva el total a más de 267 centros activos en 22 países.

La colaboración de la OPS en el man+ de desechos sólidos estuvo orientada ala formulación de planes y programas nacionales, a la identificación y la pre- paración de proyectos para ciudades y zonas metropolitanas, a la formulación de pau-

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tegia de atención primaria, a la manipulación sin riesgos de desechos especiales y peligrosos, a la promoción de la participación de la comunidad y a la coordinación intersectorial.

El objetivo del programa de la OPS para prevenir y controlar Za contaminación ambiental es ayudara las autoridades nacionales a efectuar evaluaciones de riesgos para la salud provenientes de los productos químicos y a crear programas en este campo. La Organización prestó cada vez más atención a los problemas tradicio- nales de contaminación ambiental debidos a la eliminación inadecuada de desechos hu- manos y de contaminantes químicos de la industria, la minería y la agricultura. El Cen- tro Panamericano de Ecología Humana y Salud (ECO) asignó prioridad a la investigación, la difusión de información y la cooperación técnica sobre contaminantes químicos e im- pulsó un estudio sobre seguridad química en los países, lo que representa un avance hacia la formulación de un programa regional de control a mediano plazo. El apoyo también estuvo destinado a proyectos regionales de monitoreo de vertido de sustancias tóxicas en las fuentes subterráneas y superficiales de agua potable, de vigilancia de la calidad del agua y del aire, y de manejo de las aguas costeras de las islas del Caribe.

La Organización también promovió mejoras sanitarias en aspec- tos relacionados con Za vivienda, el establecimiento de víncuLos intersectoriales e inter- institucionales, la formulación de pautas sobre características mínimas de saneamiento, la aplicación de las tecnologías adecuadas para efectuar mejoras higiénicas en las vi- viendas, y el adiestramiento de personal nacional en estos aspectos.

La OPS examinó las políticas y la legislación sobre salud ocupacio- nal; promovió los servicios de salud ocupacional y la expansión de la cobertura como parte de la atención primaria; fomentó la ampliación de los servicios preventivos de sa- lud ocupacional entre los segmentos más vulnerables de la población económicamente activa; e impartió adiestramiento al personal que se ocupa de aplicar medidas de salud ocupacional. Además, respaldó el desarrollo de la investigación epidemiológica sobre la salud de los trabajadores como un medio fundamental para conocer mejor las con- diciones predominantes en cada país y mejorar así la programación. Los proyectos es- pecíficos estaban destinados a estudiar la exposición de los trabajadores al asbesto, la salud ocupacional en la minería, los problemas de salud de los trabajadores en diferen- tes sectores, los modelos operativos para programas de salud ocupacional adaptados a las condiciones predominantes en los países, y problemas concretos relacionados con el trabajo de niños, mujeres, migrantes, discapacitados y trabajadores expuestos a ries- gos químicos. En 1992, “Año de la Salud de los Trabajadores”, la OPS emprendió un plan de acción regional cuyo objetivo fundamental es la elaboración de planes nacio- nales para la salud de los trabajadores.

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tivos y prevención en casos de desastre. Otras actitidades de cooperación de la OPS incluyeron la búsqueda de la participación de sectores clave en los preparativos para casos de desastre, el trabajo para aumentar la concienciación sobre las prioridades de salud y las soluciones aplicables en casos de emergencia, el adiestramiento de personal de salud en procedimientos para hacer frente a casos de emergencia, y la ayuda para evaluar rápidamente las necesidades de salud que surgen a raíz de los desastres. Control de enfermedades. Esta área se tomó progresivamente más activa durante es- tos 10 años, a medida que la Organización se comprometía a atacar las enfermedades transmisibles que ponen en peligro la salud humana, con miras a erradicar algunas de ellas y eliminar otras. En 1985, con la finalidad de acelerar las medidas para la erradi- cación de Za poliomielitis, el Director propuso un plan de acción para interrumpir la transmisión autóctona del poliovirus salvaje en las Américas. El último caso de polio- mielitis en la Región fue notificado en agosto de 1991, y ese avance impulsó a los Cuer- pos Directivos de la Organización a solicitar en 1992 al Director que emprendiera un plan para certificar la erradicación de la enfermedad de las Américas. El rápido des- censo de la incidencia del tétanos neunatal llevó a los gobiernos a convenir en una es- trategia para eliminar la enfermedad en el curso de esta década, y varios países pro- pusieron la eliminación del sarampión igualmente para finales del siglo. Reconociendo que Za rabia, una enfermedad mortal, puede ser prevenida, los gobiernos de la Región iniciaron un programa para eliminarla en las grandes zonas urbanas de América La- tina. En 1992, los Cuerpos Directivos de la OPS aprobaron un plan regional para eli- minar la Zepra en toda la Región mediante la promoción del tratamiento multimedica- mentoso, el mejoramiento de la vigilancia de casos y la incorporación de la prevención y el control de la enfermedad en los servicios generales de salud.

Al ocuparse de la prevención y el control de las enfermedades transmisibles, el principal esfuerzo de la OPS ha consistido en integrar esas actividades en los servicios generales de salud, y los programas verticales, en su mayor parte, de- jaron de tener la importancia que tradicionalmente se les otorgaba. La OPS cooperócon los países para establecer y mantener programas de control de la malaria, la esquisto- somiasis, la leishmaniasis, la enfermedad de Chagas, la filariasis, el dengue, la fiebre amarilla, la tuberculosis, la hepatitis vfrica, la fiebre hemorrágica argentina, la leptos- pirosis, la peste, las rickettsiosis, la teniasis/cisticercosis y las helmintiasis. Esa coope- ración se centró en mejorar el conocimiento epidemiológico de estas enfermedades, apoyara los servicios nacionales encargados de enfrentarlas y movilizar los recursos. Un interesante esfuerzo colectivo emprendido por Argentina, Bolivia, Brasil, Chite, Paraguay y Uruguay tiene como objetivo eliminar la transmisión tanto vectorial como sanguínea de la enfermedad de Chagas. Además, la eliminación de la oncocercosis se ve cercana.

La malaria siguió siendo motivo de honda y creciente preocu- pación debido a que el número de casos nuevos aumenta año tras año, a tal punto que en 1990 superó el millón. La OPS promovió la detección activa de casos, el trazado del mapa epidemiológico de la incidencia relativa y los factores de riesgo para fun- damentar las actividades de control, investigación y adiestramiento en relación con la malaria.

Los Cuerpos Directivos reafirmaron la política de control de Aedes aegypti y recomendaron intensificar los programas para el control del dengue y de la fiebre amarilla selvática, en vista de que varios países siguieron notificando casos de estas enfermedades durante el perfodo considerado. Asimismo, se inició la aplicación

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A mediados de los años ochenta, la tecnología para prevenir, diag- nosticar y tratar Za tuberculosis había reducido el problema en casi 10% al año en algu- nos países y en 5% al año en toda la Región. Sm embargo, para 1990 algunos países registraron aumentos en la incidencia, lo que se vio complicado por la estrecha relación de la enfermedad con la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VB-I). La OPS continuó con un activo programa de adiestramiento para administradores, apoyó los programas nacionales con documentos técnicos, participó en programas coopera- tivos de investigación en bacteriología de la tuberculosis que incluía protocolos sobre la calidad de los exámenes de frotis, prevalencia de la resistencia de Myceb&erium fuber-

cubsis a los medicamentos y prevalencia de las micobacterias atipicas.

Síndrome de iumunodeficiencia adquirida. La propagación de la epidemia del SIDA en las Américas condujo a la creación formal, en 1987, de un programa para la preven- ción y el control de la enfermedad. A pesar de los esfuerzos de la OPS y de los países en esta esfera, en 1992 la situación era grave y no cesaba de empeorar. De los 430 000 casos de SIDA notificados a la OMS hasta diciembre de 1991,250 000 -58% del total- correspondían a las Américas. Cálculos conservadores indican que más de dos millo- nes de personas están infectadas por el VIH en la Región: 1 millón en los Estados Uni- dos, 750 000 en el Brasil y 370 000 en el resto de los países.

La cooperación se basó en la creación de redes de laboratorios, el apoyo al funcionamiento de los laboratorios y la verificación y el mejoramiento de la vi- gilancia nacional y regional de casos. La OPS suministró a los países directrices técnicas para la prevención del SIDA y ayudó a los nuevos programas nacionales de control y prevención.

A medida que aumentaban las pruebas de que es posible lograr cambios de comportamiento favorables para la salud, se destinaron intervenciones es- pecíficas a los grupos expuestos al mayor riesgo. Una unidad de información, forma- ción y comunicación sobre el SIDA creada por la OPS impulsó la educación para la salud destinada a prevenir la enfermedad, y se efectuaron teleconferencias regionales para poner al alcance de los trabajadores de salud la información más actualizada.

Los esfuerzos de movilización de recursos dieron como resultado la consecución de millones de dólares destinados a combatir el SIDA en la Región, y la OPS firmó un acuerdo de cinco años por un monto de $5 millones con el Instituto Na- cional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos para efectuar in- vestigaciones sobre dicha enfermedad.

En 1992, los Cuerpos Directivos de la OPS adoptaron estrategias y prioridades actualizadas para combatir el SIDA, asignando particular importancia a sus efectos sobre las mujeres, los adolescentes y los niños; se destacó la importancia de la atención a las personas con VII-YSIDA y de lograr una mayor integración con otros pro- gramas destinados a mejorar la salud, el bienestar social y el desarrollo económico de los países de las Américas.

La OPS colaboró en el examen de los programas nacionales de control de las enfermedades de transmisión sexual y ayudó a movilizar recursos para

mejorar esos programas. El inmenso problema que plantea a la salud pública la pan- demia del SIDA brinda la oportunidad de aprovechar la toma de conciencia sobre las devastadoras consecuencias de las enfermedades de transmisión sexual para aplicar y fortalecer las estrategias destinadas a combatirlas.

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asignación adecuada de recursos y los esfuerzos necesarios para atender las necesida- des básicas de salud de las madres y los niños, prestando mayor atención a los más ne- cesitados. Las actividades de la Organización se concentraron en la vigilancia del cre- cimiento y el desarrollo de los niños hasta los 5 anos de edad, el control de las enferme&des diarreicas y de las infecciones respiratorias agudas, la inmunización integral de todos los niños durante el primer año de vida, el fomento de la lactancia natural, el suministro de suplementos alimenticios, la planifica&% familiat los exámenes durante el emba- razo, parto ypuerperio, y la atención del recién naczilo. Los Cuerpos Directivos de la OPS instaron a los países a fijar metas nacionales para reducir Za mwtaZz&d matmna para el año 2000 al 50% de las tasas predominantes.

La OPS participó en los recién creados comités interinstitucionales para los programas de vacunación, enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias agudas. Digna de mención especial fue la participación de la Organización en el Comité de Coordinación Interinstitucional creado para apoyar la ejecución de los acuerdos emanados de la Cumbre Mundial en favor de la Infancia.

La investigación en salud maternoinfantil resultó amplia y va- riada: la obtención de vacunas contra los rotavirus, el uso de soluciones de rehidratación oral, los aspectos epidemiológicos y operativos de la perinatología, y los estudios del desarrollo del niño, la salud de los adolescentes y las causas de la mortalidad materna y de lactantes. El apoyo al programa de salud maternoinfantil quedó demostrado por su capacidad para movilizar, en un período de crisis económica, cientos de millones de dólares en fondos extrapresupuestarios.

A lo largo del decenio considerado, la cooperación de la OPS con los países en esta esfera contribuyó significativamente a reducir las tasas de mortalidad materna y de lactantes, evaluar la atención perinatal, aumentar la cobertura de vacu- nación, establecer y evaluar programas de control de las enfermedades diarreicas, y crear programas nacionales para el control de las infecciones respiratorias agudas. La epide- mia de cólera en 1991 y 1992 puede haber tenido como resultado una reducción en la mortalidad de lactantes en comparación con otros años, debido a las medidas de pre- vención y control de enfermedades diarreicas que la OPS promovió y que fueron apli- cadas en los países afectados.

El Programa Ampliado de Inmunización (PU) aumentó Za cober- tura de vacunaci6n, lo que representa un logro importante en momentos en que el sec- tor público efectuó recortes en sus programas. En 1978, solo una pequeña proporción de los ninos menores de un año (10%) vivía en países donde se estaba aplicando el PAI, y solo 50% de este grupo estaba cubierto por el programa. Hacia 1992, la cobertura de vacunación para las enfermedades incluidas en el P’ alcanzó el 80%.

Para el año 2000, los adokscentes y los adz&os jSvenes, que actual- mente representan aproximadamente 25% de la población, llegarán a unos 110 millones en América Latina y el Caribe. Para atender las necesidades de salud presentes y futu- ras de este grupo de edad, las actividades de la OPS se encaminaron a fomentar un en- foque intersectorial de los problemas de los jóvenes, especialmente el abuso de drogas, el aborto y los embarazos en adolescentes. En 1992, los Cuerpos Directivos de la OPS aprobaron un plan de acción regional para promover la salud de los jóvenes.

La mujer, la salud y el desarrollo. Para mejorar la situación social y de salud de la mu- jer, la OPS trabajó con los países a fin de integrar las actividades destinadas al bienestar y el desarrollo de la mujer en los planes nacionales de salud y para formular los corres- pondientes planes de trabajo, propuso reformas legales y se esmeró por incluir la par-

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salud y en la ejecución de los programas de atención primaria. En 33 países de la Región se crearon puntos focales en los ministerios de salud o en oficinas para asuntos de la mujer, y todos los países crearon comisiones nacionales multisectoriales sobre mujer, salud y desarrollo, con el propósito de movilizar recursos y promover actividades. En los seminarios auspiciados por la OPS se presentaron diversas experiencias de la par- ticipación de la mujer en actividades de salud y desarrollo, prioridades de investigación y estrategias para aumentar el apoyo para las proveedoras de atención de la salud. Alimentación y nutrición. El reconocimiento de la persistencia de graves problemas relacionados con la nutrición y los alimentos en la Región impulsó al Consejo Directivo a instara los gobiernos a consolidar las políticas y estrategias multisectoriales para me- jorar el estado nutricional, particularmente entre las poblaciones de bajos ingresos y en los grupos expuestos a un alto riesgo biológico. A pesar de que la información más re- ciente sobre el estado nutricional indica una leve disminución en la prevalencia de la malnutrición, aproximadamente 7 millones de niños menores de 5 años siguen su- friendo malnutrición moderada o grave. La Organización asignó particular importancia a la planificación, ejecución y evaluación de las estrategias de alimentación y nutrición; la creación y la consolidación de los sistemas de vigilancia alimentaria y nutricional, es- pecialmente en los países centroamericanos; la distribución de alimentos; y el control de las carencias de yodo, hierro y vitamina A. En 1992, los Cuerpos Directivos adopta- ron un plan de acción para erradicar la avitaminosis A de las Américas para el año 2000. Promoción de la salud. La Organización asignó particular importancia ala aplicación de criterios integrados para prevenir y tratar el cáncer, las enfermedades cardiovascu- lares, la diabetes y otras enfermedades no transmisibles mediante la promoción de un estilo de vida saludable, el mejoramiento de los servicios de salud para los adultos y los ancianos, y la identificación de las intervenciones más eficaces. La OPS destacó la im- portancia de vincular el control de Za hipertensión con los servicios generales de salud, prestó cooperación a los países en la formulación de programas de control de la hiper- tensión, auspició un estudio sobre prevención y control de enfermedades cardiovascu- lares crónicas destinado a medir el efecto de los cambios en la alimentación sobre la his- toria natural de las enfermedades cardiovasculares, promovió la formulación de programas y normas para combatir Za fiebre reumática, instó a la integración de activi-

dades para la prevención y el control de enfermedades crónicas y para que los servicios generales de salud, por medio de la estrategia de atención primaria, realicen campañas contra factores de riesgo como el tabaquismo, la obesidad, la mala alimentación y los hábitos sedentarios. En particular la campaña contra el tabaquismo se convirtió en una de las actividades prioritarias.

En lo relacionado con el cáncer, la OPS ayudó a los países a crear registros de cáncer, auspició talleres sobre epidemiología del cáncer e investigaciones sobre esta enfermedad, y amplió los programas para la detección temprana del cáncer cervicouterino. El Proyecto Latinoamericano de Información sobre Investigaciones en Cáncer (LACRIP) siguió recopilando y difundiendo información actualizada sobre el tema por medio de su red internacional computadorizada.

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trabajos mediante una red de centros colaboradores para la investigación y el adiestra- miento en salud mental, ciencias neurológicas y prevención del abuso del alcohol y la farmacodependencia.

Las drogas se han convertido en un problema que no cesó de agra- varse en estos 10 años. En Colombia, por ejemplo, la violenta guerra que libran los tra- ficantes de cocaína llegó hasta el asesinato de uno de los candidatos a la presidencia de ese país. En las ciudades de los Estados Unidos cada vez es más común el consumo de crack, un derivado de la cocaína. Los Cuerpos Directivos resolvieron emprender la lu- cha continental contra la farmacodependencia, el abuso y el tráfico de drogas mediante la integración del control a21 uso indebido de drogas en los planes y programas de salud como parte de un enfoque intersectorial que incluya al sector privado y mediante la rea- lización de evaluaciones epidemiológicas del problema.

Los servicios de salud se prepararon para atender a una población en la cual la proporción de personas ancianas aumentaba cada año. Para mejorar Za sa- Zud de 20s ancianos, la OPS asignó importancia a la inclusión del sector de la salud en el contexto más amplio del mejoramiento de la calidad de la vida de los ancianos; promo- vió la independencia de los ancianos y, en los casos en que fuese posible, la limitación del confinamiento en instituciones especiales; y favoreció la participación de la familia y la comunidad, la atención en el hogar y los principios de autocuidado para los ancia- nos. La Organización realizó seminarios sobre políticas relativas a la atención de los an- cianos con el propósito de elaborar un método multidisciplinario para enfocar este pro- blema, realizó una encuesta sobre las necesidades de los ancianos en 13 países y creó un banco de datos gerontológicos para suministrar información actualizada a los pro- fesionales de la salud sobre los avances en la atención de los ancianos y para promover la difusión de literatura en este campo.

En vista de que el número de defunciones por accidentes de tráfico y de vehículos de motor ha aumentado en muchos de los países, la OPS trabajó con estos en la prevención y confrol de acci&ntes, ayudando a evaluar la si- tuación sobre los accidentes de tráfico y a trazar un plan de acción eficaz para su prevención.

La OPS trabajó con los recién creados centros colaboradores de la OMS para la prevención de la ceguera en las Américas, ayudó a iniciar programas de atención oftalmológica en algunos países y apoyó a los existentes en otros.

Salud pública veterinaria y protección de los alimentos. La Organización obtuvo una tecnología más eficaz para la producción de la vacuna antirrábica en cerebro de ratón lactante; desarrolló y transfirió a los países la tecnología para la producción de la vacuna contra la fiebre aftosa con adyuvante oleoso; auspició un plan continental para el control de la rabia urbana, el cual logró que 15 capitales de América Latina quedaran exentas de la rabia canina; llevó a cabo un programa regional de adiestramiento en salud ani- mal; fortaleció el Centro Regional de Primates del Perú para proteger especies de pri- mates no humanos en peligro de extinción (que sirven como valiosos modelos para en- tender enfermedades humanas tan importantes como la hepatitis, la malaria y el SIDA); aplicó la tecnología para el inmunodiagnóstico de la hidatidosis en seres humanos; creó laboratorios y un sistema de vigilancia continental para la fiebre aftosa y otras enfer- medades vesiculares; y ayudó a mejorar los servicios de protección de alimentos pro- moviendo una clara decisión política de crear y fortalecer los programas nacionales de inocuidad de los alimentos.

En 1991, después del cierre del Centro Panamericano de Zoonosis

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Instituto Panamericano de Protección de Alimentos y Zoonosis (INPPAZ). La ausencia de casos de fiebre aftosa en el Uruguay, así como en varias provincias de la Argentina y estados del Brasil, lleva a pensar que la meta de erradicación de esta enfermedad puede alcanzarse dentro de los próximos 10 años.

Tecnología e investigación en el campo de la salud. Apoyándose en la investigación, la OPS se propuso encontrar formas de lograr los resultados más eficaces, económicos y duraderos sobre la salud mediante la elaboración de medios y métodos adecuados para las necesidades locales y nacionales, dentro del marco de las estrategias para al- canzar la meta de salud para todos. En 1984, el Comité Asesor de la OPS sobre Inves- tigaciones Médicas pasó a ser el Comité Asesor de Investigaciones sobre Salud, cambio que reflejó la necesidad que tiene la Organización de ampliar el alcance de sus trabajos e investigaciones para así enfrentar los problemas de salud de la Región y orientar más la labor del Comité hacia la definición de la salud adoptada por la OPS. Las subvencio- nes para investigación que otorga la Organización se destinaron a proyectos en áreas prioritarias: análisis de la situación de salud (perfiles de salud, desarrollo tecnológico, políticas de salud, mercado laboral, utilización y accesibilidad de los servicios de salud, financiamiento del sector, y utilización, accesibilidad y eficiencia de los servicios de sa- neamiento ambiental) y problemas de salud de grupos específicos de población (super- vivencia de los niños, enfermedades crónicas de los adultos, problemas de salud de los trabajadores, y problemas de salud de los ancianos). Se estudiaron las tendencias en investigación de servicios de salud en 15 países; se compiló un directorio de temas de estudio, investigadores e instituciones; y se identificaron las áreas prioritarias’para la cooperación técnica en materia de investigación en salud.

La Organización trabajó con los países para fortalecer sus meca- nismos de selección y mejoramiento de Za tecnologia y para aumentar la capacidad na- cional para producirla y utilizarla. Como resultado de reuniones subregionales se acordó efectuar análisis de la selección, costos, asignación, diseminación y utilización de la tec- nología, para lo cual se organizó una red de información tecnológica. La OPS concentró sus esfuerzos en crear una base de conocimientos sobre desarrollo tecnológico en salud en América Latina y el Caribe que abarcaría políticas sobre tecnología de la salud, de- manda, oferta y uso de tecnologías, y efectos de la tecnología sobre la sociedad. Las reu- niones auspiciadas por la 0% constituyeron un foro adecuado para analizar la expor- tación e importación de tecnología de salud en la Región. Se hizo hincapié en la identificación y el análisis de la legislación relativa a la tecnología de salud, incluso las disposiciones reglamentarias referentes a equipo médico, procedimientos y medicamentos.

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plan para descentralizar la administración: las Oficinas de Área dejaron de funcionar como tales y fueron reemplazadas por Oficinas de País, en las cuales se delegó cada vez más autoridad. Un nuevo sistema de administración financiera instalado en esas ofici- nas mejoró la información y el control sobre los fondos. Los Gobiernos y la Organiza- ción llevaron a cabo revisiones conjuntas anuales de las políticas y los programas de salud, lo cual permitió definir las prioridades y requisitos nacionales para la coopera- ción prestada por la OPS y la movilización de los recursos financieros externos.

En el transcurso de estos 10 años la Organización se aplicó eficaz- mente a aumentar su flexibilidad administrativa y reducir los gastos de operación. La modernización general de los procesos administrativos comportó la instalación de nue- vos sistemas para las funciones de control y ejecución del presupuesto, el sistema ge- neral de contabilidad y pagos, el sistema de adquisiciones y varios sistemas de perso- nal. La puesta en servicio del sistema de traducción mecánica, las mejoras en los servicios de comunicación y los diversos sistemas de tratamiento de datos y de textos contribu- yeron a reducir considerablemente los costos de la Secretatia.

Entre las recientes contribuciones de la Organización es digna de mención especial la actividad que ha desarrollado como pionera en el campo de Za tra- duccidn mecánica. El proyecto -que entrañó la elaboración de una serie de programas de computación para obtener versiones preliminares en inglés de textos redactados en español (SPNNAM@@‘), seguido por el desarrollo de un sistema paralelo de traducción del inglés al espariol (ENGSIXN~)- fue iniciado a mediados de los anos setenta y avanzó notablemente en los uhimos 10 años. Estos dos sistemas, mencionados por el Congreso de los Estados Unidos en 1990 como un buen ejemplo de tecnología innovadora, fueron adaptados en 1991 para ser utilizados en microcomputadoras y así poner al alcance de toda la Región los beneficios de este nuevo instrumento de información.

La Organización mantuvo una sólida posición financiera y presu- puestaria, lo que le permitió proteger las actividades de sus programas y las orientacio- nes estratégicas durante la estrechez económica de los años ochenta y los noventa, a pesar del entorno económico y político, que impuso una reducción efectiva del presu- puesto ordinario de la Organización de aproximadamente 30% entre los bienios 1982- 1983 y 1992-1993. El ingreso total para los programas OWOMS durante el cuadrienio

1982-1985 fue de $450 millones, y durante 1986-1989, de $613 millones. Para 1990-1991 2 el presupuesto ordinario combinado OPYOMS fue de $195 millones y los fondos extra- 7 presupuestarios ascendieron a $194 millones, es decir, casi la mitad del presupuesto to- 2 tal para ese bienio. La extraordinaria habilidad de la Organización para allegarse sumas

considerables de financiamiento externo, además del cuidadoso aprovechamiento de sus 5 recursos, le ha permitido no solo mantener sino ampliar su programa de cooperación

técnica, a pesar de una considerable disminución, en términos reales, del presupuesto 8 ordinario. En este sentido, un indicador de mayor eficiencia operativa fue la continua 2 reducción de los gastos generales, que en 1992-1993 llegó a 7,4% de los recursos totales w de la Organización. a A comienzos de 1992, la Organización contaba con un núcleo de ti 1096funcionatis internacionales, en comparación con 1512 a principios de 1983, lo que z representa una disminución de 28%. La necesidad de movilizar recursos hizo que en

algunos países se contrataran profesionales nacionales con competencia específica y co- z J nocimientos de primera mano sobre las condiciones y necesidades locales. En 1992, se

habían añadido aproximadamente 2000 funcionarios nacionales al núcleo de personal 2 m internacional, lo que dio como resultado que casi se triplicara el personal dedicado a

prestar cooperación técnica en salud a los países. Para obtener un rendimiento óptimo

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nica por medio de diversas iniciativas de administración de personal, de desarrollo del personal y de las oportunidades de adiestramiento.

La Organización ha reconocido que las sociedades de América La- tina y el Caribe se encuentran ante un inmenso desafío si quieren acercarse a la meta de salud para todos a finales de siglo, es decir, si tratan de aumentar sus niveles de salud y reducir las inequidades existentes entre los países y dentro de ellos. El sector de la salud no es el único que enfrenta este desafío, principalmente porque muchos de los problemas que existen no pueden ser mitigados -y mucho menos resueltos- sin los esfuerzos combinados de la mayoría de los sectores del Estado y el apoyo de toda la sociedad.

Ante esta realidad, la OPS se afanó en efectuar cambios destina- dos a lograr la equidad y la eliminación de las grandes disparidades en la atención de la salud; procuró aumentar la eficiencia para lograr el uso óptimo de los escasos recursos disponibles y promovió una mayor participación de todos los sectores de la sociedad para unir voluntades y acciones que finalmente aseguren un futuro de salud para todos.

La salud puede y debe contribuir decisivamente a mejorar la productividad y aumentar la producción, fortalecer y extender la democracia y la participación, proteger el ambiente, fomentar cambios culturales, elevar la calidad de los recursos humanos, y apoyar el

desarrollo de la ciencia y la tknica. . . . Es, también, un poderoso instrumento para el diálogo, la cooperación y la integración entre pakes.

Referências

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