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Atención ambulatoria de fiebre alta en niños menores de cinco años

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Academic year: 2017

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A

TENCION

AMBULATORIA DE FIEBRE ALTA

EN NIÑOS MENORES DE CINCO AÑOS

Alvaro Bedoya MaLdonado

T

La fiebre es una causa de con- sulta muy frecuente en la atención mé- dica ambulatoria de niños; suele ser manifestación prominente de todas las enfermedades infecciosas e inflamatorias y constituye un signo que alarma a los familiares del paciente, en especial cuando se trata de un niño y la tempera- tura es elevada (I-3). A menudo estos pacientes son tratados con antibióticos sin que haya justificación clínica, ya sea porque no se identifica el foco infeccioso o porque se atribuye origen bacteriano a algún hallazgo del examen físico. No obstante, el interrogatorio cuidadoso y un examen físico completo permiten lo- calizar el sitio de la infección en muchos pacientes. La decisión de usar antibióti- cos o no usarlos depende de la posible causa, que se determina por medios clínicos según las características de los procesos infecciosos más comunes.

En ocasiones es difícil efectuar un diagnóstico definitivo en la primera

’ Medicina general, práctica privada. Dirección postal: Carrera 35-A No. 3-85, Cali, Colombia.

consulta, pero la evolución clínica per- mite identificar la causa o esperar una mejoría espontánea. Asimismo, la ins- trucción médica dada a la madre sobre el significado y tratamiento de la fiebre y la observación y notificación de síntomas nuevos hace posible aclarar el diagnóstico y tratar apropiadamente al paciente fe- bril.

M

ATERIALES

Y METODOS

Durante un período de cinco años, de julio de 1978 a junio de 1983, en el Centro Parroquial Santiago Apóstol de la Fundación Carvajal, en Cali, Co- lombia, se dieron un total de 46 379 con- sultas. De estas, 20 992 (45,3%) corres- pondieron a niños menores de 15 años de edad, de los cuales 13 811 (65,8%) eran menores de cinco años; los menores de un año fueron 5 724 y representaron 41,4% de este último grupo (2).

(2)

vigilancia de la evolución de la enferme- dad o con ayuda de exámenes de labora- torio. En pocos pacientes no se logró Ile- gar a un diagnóstico clínico porque mejoraron en forma espontánea sin un tratamiento específico 0 porque no regre- saron para ser revisados. Los niños fueron vigilados mediante consulta ambulatoria de medicina general. En todos los casos se instruyó ampliamente a las madres sobre el significado de la fiebre y su tra- tamiento, la posible evolución de la enfermedad y la necesidad de reconoci- mientos médicos frecuentes; asimismo, se les solicitó que informaran si aparecían cambios desfavorables. En cuanto al uso de medicamentos, se insistió en la prepa- ración, conservación, dosis, horario de ad- ministración y duración del tratamiento.

El área de influencia del cen- tro de atención médica donde se efectuó el estudio abarca una población aproxi- mada de 25 000 habitantes, en su ma-

yoría de clase obrera y de bajos ingresos. Es una comunidad estable que conoce y utiliza los servicios y programas de dicho establecimiento médico.

El uso de antibióticos se res- tringió a los casos en que era necesario, según la posible causa bacteriana, deter- minada clínicamente de acuerdo con lo establecido para los agentes microbianos que con mayor frecuencia causan infec- s ciones (4). Se efectuó un seguimiento de 2 los pacientes hospitalizados y se regis- s traron los casos de defunción. En la fi- s gura 1 se presenta un esquema del trata- w miento ambulatorio, con las variables

E

x epidemiológicas tomadas en cuenta. El k estado de nutrición de los niños se deter- .‘;: minó por la relación peso I edad, según la

ti tabla de Ramos Galván (5). $

8 cq

142

RI

SULTADOS

El número total de 718 pa- cientes pudo dividirse en tres grupos, según las características que se describen con detalle en los párrafos siguientes. En general, el mayor número de casos de fie- bre ocurrió entre los 12 y 23 meses de edad. Luego hubo un descenso gradual, tanto en cada grupo como en la totalidad de los sujetos.

En la figura 2 se presenta la distribución de los casos febriles, en cada uno de los grupos anteriores, según la edad. Como puede observarse, el mayor número de casos para cada grupo consi- derado en forma individual y para el to- tal de niños febriles ocurrió entre los 12 y 23 meses de edad. Luego se registra un descenso gradual, tanto en cada grupo como en el total de casos.

Grupo 1

(3)
(4)

FIGURA 2. Diagnóstico clínica según edad en los tres grupos estudiados

240 220 200 180 160 “0 3 140 ,” 0 g 120 3

100 80 60 JO 20

Cl2 12-23 24.35 36-47 48-59

Grupos deedad (meses)

q

Grupo 1 fiebre de causa no aclarada •m Grupo 2 un solo dlagnóstlco chico •YJ Grupo 3 dos o tres dragnóstrcos cllmcos

q

Total

28 (32,2 % ) tenían peso por debajo del normal, pero no estaban desnutridos.

Grupo

2

Lo constituyeron 428 pa- tientes (5 9,6 % ) con un solo diagnóstico clínico de enfermedad infecciosa como causa del cuadro febril. El mayor número

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número de casos y en el grupo de 48 a 59 meses hubo 38 pacientes (8,9%) (cuadro 1).

De los 428 casos febriles con un solo diagnóstico, 323 (75,5%) corres- pondieron a las cinco primeras causas de las 23 consignadas. Los casos de amigda- litis aguda o supurada ocuparon el primer lugar y el mayor número de estos se concentró en el grupo de 1.2 a 47 meses: 73 (70,2%). Las infecciones gas- troentéricas y la otitis media o supurada se presentaron con mayor frecuencia en niños menores de dos anos: 46 (69,7 % de 66 casos) y 42 (76,4% de 55 casos), respectivamente. Las infecciones respira-

torias agudas (IRA), consideradas en con- junto, constituyeron los cuadros más fre- cuentes: de los 264 casos (61,7%) con diagnóstico clínico de IRA, 238 (90,2%) correspondieron a infecciones respirato- rias altas (IRS) y 26 (9,8%) a infecciones respiratorias bajas (IRB).

La distribución según sexo fue de 221 varones (51,6%) y 207 mujeres (48,4%). Se efectuaron 67 leucogramas; en 13 de ellos (19,4%) el RTL. fue de

15 000 por ml 0 mayor y en 10 (14,9%)

CUADRO 1. Pacientes febriles con un solo diagnóstico chico, según grupos de edad

Edad (meses)

Diagnóstico < 12 12-23 24-35 36-47 48-59 Subtotal

Amigdalitis aguda o supurada Estados gripales

Infecciones gastroentérka~ otitis media o supurada Infecciones de pieIb Infección de boca o enciasc Sarampión Bronconeumonia Amigdalitis virica Exantema vírico Infección urinaria Traqueobronquitis Bronquiolitis Parotiditis infecciosa Reacción posvacunal Varicela Laringotraqueobronquitis Uretritis supurada Conjuntivitis purulenta Hepatitis infecciosa Meningitis Apendicitis aguda Pancreatitis Total % 13 25 20 22 4 - - 4 4 8 2 3 - - 1 - - 1 - 1 - - 111 (25,9) - - - 124 - - - - 94 - 1 - - 1 61 18 7 - 1 3 - 3 1 - - 2 - - 2 - - - - - - - 1 -

38 428 (29,0) (22,0) (14,3) (8,9) uw

23 10 26 20 11 15 4 4 3 - 1 1 - 1 2 - 1 1 1 - 27 14 13 7 8 3 7 2 3 - 2 : - 1 - 1 1 - 23 12 7 5 4 1 1 1 1 1 - - - 1 - 2 - - 104 68 66 55 30 19 15 12 11 9 ; 6 4 3

(6)

el RAN fue de 10 000 por ml o mayor. Se prescribieron antibióticos a 22 1 pacientes (5 1,6%). Se encontraron 40 niños (9,3 % ) con desnutrición de primero y se- gundo grado, y 150 (35,0%) tenían peso por debajo del normal, pero no estaban desnutridos.

Grupo

3

Comprendió 203 pacientes (28,3 % ) en quienes coincidieron dos o tres diagnósticos clínicos de enferme- dades infecciosas que por sí solas o en conjunto explicaban el cuadro febril. En estos pacientes se diagnosticaron un total de 440 enfermedades infecciosas: 169 pa- cientes con dos diagnósticos y 34 con tres diagnósticos durante el transcurso del cuadro febril (cuadro 2). El estado gripal fue la entidad que con mayor frecuencia acompañó a otra enfermedad infecciosa; junto con la otitis media o supurada y la amigdalitis aguda o supurada constitu- yeron 50% de los diagnósticos. Del total de 440 diagnósticos, 306 (69,5 %) corres- pondieron a IRA, con la siguiente distri- bución: 240 a IRS (78,4%) y 66 a IRB (21,6%).

El mayor número de casos ocurrió en menores de dos años: 137 (67,5 %). Se observó un descenso gradual después de los dos años de edad; en el m grupo de 48 a 59 meses se presentaron 11 3 1 casos (5,4%). La distribución por sexo fue de 108 varones (53,2%) y 95 mujeres s (46,8%). Se efectuaron 41 leucogramas; 8

‘y en 8 de ellos (19,5%) el RTL fue de E 15 000 por ml 0 mayor y en 7 (17%) el t3

B RAN fue de 10 000 por ml o mayor. Se a, prescribieron antibióticos a 134 pacientes .h

8 (66%). Se encontraron 22 niños (10,8%) $

con desnutrición de primero y segundo grado, y 61 niños (3O,O%) con peso por 2 Q

146

CUADRO 2. Distribución de las enfermedades infecciosas en los pacientes febriles con dos o tres diagnósticos simultáneosa

Diagnóstico

Pacientes No. %

Estados gripales Otitis media o supurada Amigdaliiis aguda o supurada Infecciones gastroentéricas Traqueobronquitis Infecciones de piel

Infecciones de boca o encías Bronquiolitis

Neumonía Amigdalitis virica Abscesos

Conjuntivitis purulenta Adenitis submaxilar o inguinal Sarampión Exantema virico Reacción posvacunal Infección urinaria Uretriiis supurada Septicemia Rinitis purulenta Absceso dentario Orzuelo Onfaliiis Varicela Total 113 72 9s 27 25 24 20 19 15 11 9 6 5 5 4 2 2 440 25,7 16,4 89 82 631 577 5,5 436 493 3,4 Z5 28 1,4 1,1 ki 015 03 02 02 032 02 02 02 100,o

a Clento sesenta y nueve nlños con dos y 34 con tres.

debajo del normal, pero que no estaban desnutridos.

(7)

CUADRO 3. Características de los ll pacientes con fiebre que tuvieron que ser hosphalizados

Sexo Edad Diagnóstico Estado de nutrición Leucograma

F

M F M

M F

F

F

F

Fa

2 meses Meningitis Normal

41 meses 50 meses 3 meses

13 meses 11 meses

4 meses

8 meses

20 meses

Pancreatitis Apendicitis Neumonía, empiema pulmonar

Sarampión gastroenteriiis Neumonía, impétigo Gastroenteriiis, amigdalitis Neumonia lobar

20 meses Neumonia, septicemia

Normal bajo Normal bajo Normal

Normal Normal

Normal

Normal

Normal bajo

grado ll

Leucocitos: 22 300 Neutrófilos: 30% Eosinófilos: 2% Linfocitos: 59% Monocitos: 9%

- - Leucocitos: 15 000 Neutrófilos: 68% Linfocitos: 32%

- -

-

-

Leucocitos: 29 000 Neutrófilos: 61% Linfocitos: 39% Leucocitos: 43 850 Neutrófilos: 30% Eosinófilos: 2% Linfocitos: 59% Monocitos: 9% Fa 1 dia Neumonía Normal -

a Estas dos pacientes fallecieron

CUADRO 4. Comparación de los tres grupos de niños con fiebre

Grupo 1 Grupo 2 Grupo 3 Total No. % No. % No. % No. %

Sexo Masculino Femenino Edad (meses)

<12 12-23 24-35 36-47 48-59

Uso de antibióticos sí

No Desnutrición

sí No

44 50,6 221 51,6 108 53,2 373 51,9 43 49,4 207 49,4 95 46,8 345 48,l

27 31,0 111 25,9 67 33,0 205 28.5 31 35,6 124 29,0 69 34,0 224 31,2 15 17,2 94 22,0 33 16,2 142 19.8 7 8,l 61 14.2 23 ll,4 91 12.7 7 8,l 38 8,9 11 5,4 56 738

0 0 221 51,6 134 66,0 355 49,4 87 100,O 207 48,4 69 34,0 363 50,6

(8)

D

ISCUSION

En cuanto al sexo, la relación varones/mujeres de 1,08 : 1 ,O observada en el presente estudio se asemeja a la ten- dencia registrada en otras investigacio- nes. Por ejemplo, en un estudio sobre una serie de niños febriles atendidos en consulta ambulatoria, que incluyó 399 varones y 307 mujeres (1,3 : 1 ,O), se pre- sentaron 31 casos de septicemia: 19 en varones y 12 en mujeres (1,6: 1,O) (G).

En cuanto a la edad, el mayor número de casos se concentró antes de los dos años, y el grupo más afectado se en- contraba entre el primero y el segundo año. Luego se observó un descenso gra- dual y progresivo hasta los cinco anos de edad. Este comportamiento corresponde a las enfermedades infecciosas y su expli- cación se basa en fenómenos inmunita- rios posiblemente relacionados con el aumento, también gradual y progresivo, en la concentración de las principales inmunoglobulinas séricas después del primer año de edad; como se sabe, las in- munoglobulinas de origen materno co- mienzan a descender de inmediato des- pués del nacimiento (7).

En cuanto al grupo 2 de 428 casos con un solo diagnóstico clínico, 2 2 1 (51,6%) se catalogaron, por los datos z clínicos o del leucograma, como de posi- 2 ble causa bacteriana, lo cual justificó el s tratamiento con antibióticos en todos 8 ellos. En el grupo 3 de 203 niños con dos 1 o tres diagnósticos clínicos simultáneos

E

x de enfermedades infecciosas, a 134 (66%) e se le prescribieron antibióticos. Consi- .% derando ambos grupos, recibieron trata- g miento con antibióticos 3 5 5 (56,3 % ) de iG 631 casos. En los dos grupos se efectuó \ un total de 108 leucogramas; en 21 de G ellos (19,4%) el RTLfue de 15 000 por ml

148

o mayor y en 17 (15,7%) el RAN fue de 10 000 por ml 0 mayor.

Del total de 718 casos con- signados, 67 (9,3 % ) correspondieron a niños con algún grado de desnutrición; esto es importante, pues su presencia aumenta el riesgo de complicaciones tales como septicemia en enfermos con infecciones.

Tanto para el personal de sa- lud como para los familiares del niño en- fermo, la fiebre constituye un cuadro grave que debe ser atendido con urgen- cia. Sin embargo, el tratamiento médico debe detenerse a analizar las posibles causas del problema. Entre los aspectos importantes que deben tomarse en cuenta destacan los que a continuación se describen.

La fiebre como respuesta

fisiológica

La fiebre es una manifestación y una respuesta común a la infección en el hombre (8, 9). En el hipotálamo pos- terior existe un centro regulador de la temperatura que puede ser alterado por pirógenos endógenos (PE) circulantes (1); estos son proteínas pequeñas o grupos de proteínas producidas por muchas células (neutrófilos , monocitos, eosinófilos , ma- crófagos, células del sistema reticuloen- dotelial) como respuesta a agentes infec- ciosos, antitoxinas, esteroides pirógenos, reacciones antígeno-anticuerpo y fagoci- tosis (10). Muchas pruebas indican que los PE inducen la síntesis de prostaglan- dinas en el hipotálamo; estas sustancias actúan como transmisores centrales en la iniciación de la fiebre (3).

La fiebre como mecanismo

de defensa

(9)

movilidad y la actividad bactericida de los leucocitos, se estimula la transforma- ción de linfocitos, disminuye la estabili- dad de los lisosomas y aumentan los efec- tos del inter-ferón (9). Pruebas recientes señalan una relación entre fiebre y au- mento de las globulinas plasmáticas, es- tímulo de la formación de neutrófilos en la médula ósea y reducción de la concen- tración plasmática de hierro y cinc (9). Por tanto, la fiebre puede resultar bene- ficiosa para el huésped (1) ; es probable que constituya un mecanismo protector, pues mejora otros mecanismos de de- fensa y crea un ambiente antagónico al crecimiento de microorganismos (10). Cabe recordar que antes de la existencia de antibióticos, la inducción de fiebre era una forma de tratar las infecciones (ll).

La fiebre como indicador

de la evolución

del cuadro infeccioso

La desaparición o prolonga- ción de la fiebre, tanto si se da trata- miento específico como si no, es un indi- cador importante para el clínico, pues permite evaluar objetivamente la evolu- ción del cuadro infeccioso (1).

Varios autores insisten en que la historia clínica y el examen físico suelen bastar para establecer el diagnós- tico en el niño febril (1, 8, 10). No se debe evaluar la fiebre en forma aislada, sino al paciente en su totalidad (3). Cuando en la primera consulta no se aclara la situación, se recomienda la ob- servación cuidadosa y los exámenes mé- dicos frecuentes durante la evolución de la enfermedad, pues es la mejor manera de hacer el diagnóstico definitivo.

Como medida complementa- ria puede solicitarse un leucograma com- pleto con recuento diferencial. El RTL y el RAN, así como el número de células en cayado, permiten formarse una idea de la posible causa vírica o bacteriana de la fie-

bre (10). El RAN es más sensible que el RTL y un número de 10 000 o más neu- trófilos por ml indica una infección por grampositivos; si las células en cayado son más de 500 por ml indican una infec- ción por gramnegativos; en niños con 10 000 0 más neutrófilos por ml 0 500 0 más células en cayado por ml existen 80 % de probabilidades de una infección bacteriana (12).

Conviene tomar en cuenta las limitaciones de este examen y no puede descartarse la posibilidad de una infec- ción bacteriana grave aunque el leuco- grama del paciente sea normal (13); por tanto, es necesario correlacionar siempre los resultados de esta prueba con los da- tos del examen físico. Otras pruebas sue- len ser innecesarias y costosas y no tienen ventajas sobre la historia clínica, el examen físico, la observación médica y el leuco- grama (20). El hemocultivo es esencial cuando la causa de la fiebre no es evidente (14) y permite el diagnóstico bacterioló- gico en niños febriles sin hallazgos focales en el examen (6); McCarty et al. (14) ha- llaron que, en 1 783 casos ambulatorios con fiebre alta, ll7 hemocultivos resul- taron positivos (6,5 % ); los microorganis- mos aislados con mayor frecuencia fueron Dzpdococcus pneumoniae, Haemophdm influenzae, SaZnzoneZZa sp. y StaptT?yZo- coccu~ aureus.

El cuadro febril agudo que no se acompaña de hallazgos focales en el examen por varios días plantea una cir- cunstancia especial, pues se sabe que

ciertas infecciones víricas (roséola, en- E terovirus, etc.) producen fiebre sin otras 2 manifestaciones clínicas (10). Los casos 2 más comunes de fiebre de origen des- 3 conocido terminan en infecciones de vías z . respiratorias altas o corresponden a la fase prodrómica de enfermedades víricas tales $’

c2

(10)

como exantemas y enfermedades simi- lares a la influenza (8). La mayor parte de las enfermedades febriles son causadas por virus y suelen curar de manera es- pontánea (1). Las infecciones respirato- rias altas no complicadas (nasofaringitis, otitis media aguda, faringoamigdalitis) son causadas casi siempre por algún virus respiratorio, Mycopdasma pneumoniae o estreptococos del grupo A. Las infec- ciones respiratorias bajas (crup, traqueo- bronquitis y bronquiolitis) son ocasiona- das esencialmente por virus respiratorios y M. pneumoniae, aunque debe consi- derarse la posibilidad de bacterias tales como Streptococcus pneumoniae, H. in- flgenzae, S. aa?-ezds, estreptococos del grupo A y bacilos entéricos gramne- gativos (15). En el estudio de Berman et al. (13) de 175 niños menores de cinco años con temperatura rectal mayor de 38,9 “C, en 72 de ellos (41%) se mi- dieron los títulos de anticuerpos contra virus en fases aguda y de convalecencia; se observó que la mayor parte de las in- fecciones víricas comprobadas (67 %) fueron causadas por virus de la influenza A y adenovirus. Fiebre de origen des- conocido, neumonía y traqueobronquitis estuvieron más frecuentemente rela- cionadas con infecciones víricas; se aisla- ron adenovirus en 10 % de todos los casos febriles y virus respiratorio sincicial en u 18% de los 32 cultivos de virus.

3 En otro estudio de Berman et v

s al. (16), que incluyó 1 229 niños menores õ w con alguna infección respiratoria baja, se de 15 años (66% menores de dos años) Ei identificó una infección vírica en 20 % de 8 los casos mediante cultivo o prueba sero- a,

.* lógica en fases aguda y de convalecencia; x

ü 135 de estos niños (ll % ) presentaron is temperatura mayor de 38,9 “C. Ante un “0 paciente febril, sin hallazgos focales en el Q examen físico, se debe considerar la posi- bilidad de infecciones bacterianas graves, como septicemia, artritis séptica, menin- 150 gitis o endocarditis. El riesgo de septice-

mia aumenta si la edad del niño es menor de 24 meses, la temperatura es mayor de 38,9 “C y la leucocitosis pasa de 15 000 por ml (12, ld), y es aun mayor cuando además se trata de un niño desnutrido. En el estudio de McGowman (6) la in- cidencia de septicemia fue mayor si la edad del niño estaba comprendida entre 7 y 12 meses, la temperatura era mayor de 39,4 “C y el RTL mayor de 20 000 por ml. McCarty et ad. (17) observaron este mismo fenómeno cuando la edad estaba com- prendida entre los 7 y 24 meses, la tem- peratura entre 39,4 y 40,5 “C y el RTL era mayor de 20 000 por ml. En otra investi- gación de infecciones respiratorias bajas en pacientes ambulatorios (18), se halló una temperatura mayor de 38,9 ’ C en 52 niños (8 % ) de 644 menores de 15 años (84 % menores de cinco años) y en 18 pa- cientes (25 % ) de 72 con diagnóstico de neumonía.

(11)

Como regla general, la fiebre que pro- duce molestias leves o moderadas no debe tratarse en forma intensa durante el período de observación; por lo común, la temperatura elevada no tiene consecuen- cias graves (10).

En resumen, ante un paciente febril, el interrogatorio cuidadoso y el examen físico completo deben orientarse a identificar el foco infeccioso y a deter- minar clínicamente la posibilidad de una causa bacteriana, lo cual justificaría la ad- ministración de antibióticos. Si ello no puede lograrse al principio, el procedi- miento adecuado consiste en observar la evolución de la enfermedad, lo cual per- mitirá identificar la causa del problema o atestiguar la mejoría espontánea. En el tratamiento ambulatorio de estos enfer- mos, la ayuda de la madre, debidamente instruida, es valiosa y eficaz para contri- buir a aclarar el diagnóstico y brindar un tratamiento adecuado.

RE

SUMEN

Se presenta la experiencia con un grupo de 718 niños menores de cinco años con fiebre (temperatura rectal mayor de 38,9 OC) atendidos en forma ambulatoria en un centro de atención médica de Cali, Colombia, durante un período de cinco años. El plan de trata- miento se basó en un interrogatorio cuidadoso y un examen físico completo, complementados a veces por un leuco- grama, que permitieron fundamentar correctamente la administración de anti- bióticos cuando estos fueron necesarios. Si el diagnóstico no se aclaraba en la con-

sulta inicial, la vigilancia de la madre, debidamente instruida para ello, y las consultas complementarias permitieron ofrecer una atención adecuada. El grupo de edad más afectado fue el de 12 a 23 meses; el mayor número de casos corres- pondió a los menores de dos años. Se ad- ministraron antibióticos a cerca de la mi- tad de los pacientes y en 1 de cada 10 niños se identificó algún grado de desnu- trición. Por otra parte, se revisan diversos aspectos de la fisiopatología de la fiebre y se señalan las consideraciones principales sobre el tratamiento ambulatorio de los niños menores de cinco años que pade- cen fiebre alta. cl

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b

5

The paper describes the experi- s ence with a group of 718 children under five s years of age with fever (rectal temperature h above 38,9 “C) seen as ambulatory patients 8 in a medical care facility of Cali, Colombia, 2 over a period of five years. The treatment 2 plan was based on careful history taking and .N

3 a complete physical examination, comple- $

mented in cases by a leukogram, as a founda- tion for the correct administration of antibi- B otics. If the diagnosis was not established in Q the initial consultation, vigilance on the part of the mother, duly instructed for the pur- pose, and additional consultations assured 152

(13)

RE

SUMO

RE

‘SUMÉ

ATENDIMENTO

AMBULATORIAL DE FEBRE

ALTA EM MENORES

DE CINCO ANOS

Apresenta-se urna experiencia com um grupo de 718 criancas menores de cinco anos com febre (temperatura rectal acima de 38,g “C) atendidos num arnbulató- rio em Cali, Colombia, durante um período de cinco anos. 0 esquema de tratamento ba- seou-se em entrevista cuidadosa e exame físico completo, complementados às vezes por um leucograma para fundamentar corre- tamente a administra@0 de antibióticos quando estes eram necessários. Se o diagnós- tico nao era evidente na consulta inicial, a vi- gilância da mãe, devidamente instruída para tal, e as consultas complementares permitiam oferecer urna atencao adequada. 0 grupo etário mais afetado foi o de 12 a 23 meses; o maior número de casos correspondeu aos menores de dois anos. Antibióticos forarn ad- ministrados a cerca da metade dos pacientes e em 1 de cada 10 criancas identificou-se algum grau de desnutrifáo. Por outro lado, revisam- se diversos aspectos da fisiopatologia da febre e indicam-se as consideracões principais sobre o tratamento ambulatorial dos menores de cinco anos que sofrem de febre alta.

TRAITEMENT

AMBULATOIRE DE FORTE

FIbRE CHEZ DES ENFANTS

DE MOINS DE CINQ ANS

On présente une expérience por- tant sur un groupe de 718 enfants de moins de cinq ans souffrant de fièvre (température rectale dépassant 38,g “C) qui ont été soignés par un traitement ambulatoire dans un cen- tre de soins médicaux de Cali (Colombie) au cours d’une période de cinq ans. Le plan de traitement a été basé sur une interrogation soigneuse et un bilan de santé minutieux, parfois accompagnés d’un leucogramme, afin d’étayer correctement l’administration d’antibiotiques, le cas échéant. Si le diag- nostic ne se précisait pas des la Premiere con- sultation, la vigilance de la mere, dûment instruite à cette fin, avec l’appui de consulta- tions complémentaires, permettait d’offrir des soins adéquats. Le groupe d’âge le plus affecté a été celui de 12 à 23 mois; le plus grand nombre de cas s’est manifesté chez les moins de 2 ans. On a donné des antibio- tiques à la moitié environ des enfants ma- lades et l’on a trouvé qu’un enfant sur dix souffrait plus ou moins de malnutrition. D’autre part, l’étude passe en revue divers as- pects de la physiopathologie de la fièvre et signale les éléments principaux à prendre en considération pour le traitement ambulatoire des enfants de moins de cinq ans ayant une forte fievre .

Imagem

FIGURA 2.  Diagnóstico clínica según edad en los tres grupos estudiados  240  220  200  180  160  “0  3  140  ,”  0  g  120  3  100  80  60  JO  20  Cl2  12-23  24.35  36-47  48-59  Grupos  deedad  (meses)
CUADRO 1.  Pacientes febriles con un solo diagnóstico chico,  según grupos de edad  Edad
CUADRO  2.  Distribución de las enfermedades infecciosas  en  los pacientes febriles con dos o tres  diagnósticos  simultáneosa
CUADRO  3.  Características  de los ll  pacientes con fiebre que tuvieron que ser hosphalizados

Referências

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