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Importancia de la higiene moderna en el desarrollo de las Naciones

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pGbrz0 19421 HIGIENE MODERNA

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en uso de su preparación t6cnica y con sus grandes virtudes personales, que le hacían tener un culto indeclinable por la amistad y conquistar por doquier simpa- tias que no se borraran jamas.

DEATH OF DR. JUSTO F. GONZÁLEZ

Summary.-Dr. Justo F. Gonzalez, Professor of Hygiene of the School of Medi-

cine, who died recently in Montevideo after a six months illness, was a distin- guished sanitarian, physician, and teacher, a firm supporter of Panamericanism and of any progressive measure in preventive medicine and social welfare, and a man whose sincerity, kindliness, and personal charm made an indelible impression on al1 who knew him. Among his many positions of public service, for which he repeatedly left a successful private practice, were: president of the National Com-

mission on Correct Nutrition, of which he was the founder; member and vice-

president of the National Council of Hygiene; Health Advisor to the Ministry of Foreign Relations; President of the Pan Ameritan Committee on Nutrition; Director of the Uruguayan Red Cross, and of the Uruguayan League Against Alcoholism; Uruguayan delegate to the V, VI, VII, VIII, IX, and X Pan Ameritan Sanitary Conferences; and technical delegate to the Social Hygiene Commission of the VII Pan Ameritan Conference. His vocation was hygiene, and his ideal, Panamericanism; he dedicated his life to the betterment of mankind.

IMPORTANCIA

DE LA HIGIENE

MODERNA

EN EL

DESARROLLO

DE LAS NACIONES*

Por el Dr. JOSÉ FRANCISCO VALIENTE

Jefe del Consultorio de Tisiolo&a del Hospital Rosales, San Salvador, El Salvador

A mi voluntario retiro llego a sorprenderme el inmerecido honor de

representar a la Facultad de

Medicina

de El Salvador en este gran Día

Panamericano de la Salud. Esa designación, al par que sorprenderme,

me obligaba de una manera irrecusable a acogerme a mi única virtud:

la buena voluntad, para servir al Instituto a quien debo mucho más

de lo que soy.

Es por eso que en esta ocasión saludo con sincero entusiasmo, a

nombre de la Facultad de Medicina de El Salvador, a todas aquellas

personas del Hemisferio Occidental que luchan en pro de la salud de sus

conciudadanos, haciendo los más fervientes votos por el pronto arribo

a la era de la Higiene Social, único medio de dar salud a los pueblos.

El siglo XX ha visto agregar una nueva rama al ya crecido grupo

de las ciencias médicas: ésta es la medicina preventiva o higiene social:

“La medicina de futuro,” la ha llamado alguien; la más joven de las

ciencias medicas, pero no obstante aquélla cuya excelsitud se halla por

encima de toda ponderación.

El arte moderno de curar no concibe medio mejor para combatir las enferme-

dades infectocontagiosas que el de prevenirlas. Esta es la función de la medicina

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA Dilam

preventiva o higiene social. Ciencia nueva, creada con el fin de llenar una fun- ci6n imprescindible en el momento actual de la civilización humana. Es la mas amplia y compleja de todas ya que comprende todo cuanto el concepto de higiene puede expresar: pre-concepcional, pre-natal, parto, higiene infantil, higiene mental, alimentación, vivienda, vestido, educación, trabajo, etc. Sea cual fuere la clase de actividad humana a que nos refiramos, tendremos forzosamente que encontrarnos con las normas de higiene tratando de poner al hombre al abrigo de las enfermedades; de conservarle la salud y prolongarle la vida.

La higiene social es, en suma, la higiene del hombre en el medio social

del momento. No pudo ser concebida por el hombre de las cavernas,

pero es indispensable, en cambio, de manera absoluta, para los ele-

mentos constitutivos de la organizaci6n social del siglo XX.

El Estado, como forma que es la más perfecta alcanzada por la hu-

manidad en su vida asociada, necesita de manera imprescindible y

rotunda, para llenar su cometido de cooperación, para la consecución

de sus fines de progreso y bienestar humanos, necesita, repito, de la

valiosa ayuda de la higiene social.

La principal fuente de prosperidad y de riqueza de una Nación es su capacidad

de trabajo y ésta ~610 puede conseguirse de manera integra e ininterrumpida, a

condición de contar con una maquinaria humana en perfecta salud y entero vigor. El c6lebre higienista Giannini piensa que “La higiene social debe comenzar en el mundo por el trabajo”; y en verdad no se conciben las cosas de otro modo, ya que la higiene social se define como la higiene de las masas, que no puede ser garantizada en su aplicación por el individuo, ni por la familia. Es la higiene que reconoce la existencia de ricos y pobres, a la vez que trata de suprimir las clases sociales con relación a la salud. Dicho de otro modo, la higiene social tiende a que la organización social, el Estado, otorgue las mismas condiciones higiénicas a ricos y a pobres.

No es esta la ocasión, ni habría tiempo para estudiarlos, de conocer

los medios de que se vale la organización de salubridad pública para

conseguir los fines que se buscan. Pero la más elemental lógica sim-

plista nos hace comprender que en un ambiente malsano, con alimenta-

ción inadecuada, todo organismo enfermo completará el cuadro

necesario

para impedir el entero desarrollo de las facultades de trabajo y obligará

al paro forzoso o a la mala cantidad y calidad de su rendimiento.

Los pueblos retrasados, como el nuestro, en que los ricos no comen bien, a pesar de sus riquezas, porque no saben cómo hacerlo y los pobres comen muy mal porque no tienen con que, ni saben cómo comer bien, son el campo m4s apro- piado para demostrar la verdad de lo dicho.

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1942 1 HIGIENE MODERNA

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Son el Estado y sus dirigentes quienes, por contar con los medios y

la facilidad para aplicarlos, deben echarse sobre si la polifacética tarea

de redimir higi&ricamente a las generaciones futuras, ya que las actuales

nadie podrá redimirlas.

En nuestras fronteras centroamericanas contamos con ejemplos de lo que debe hacerse en favor de la medicina preventiva: un distinguido Presidente de la Repdblica de Costa Rica, el señor don León Cortés, al inaugurar su periodo presidencial, tuvo la visión de ligar su nombre al de la higiene de su patria y dijo:

“Mi obra se vera en salubridad pública.” Durante su período presidencial vi6

Costa Rica lo que nunca se había sospechado siquiera en la historia de la higiene social: transportar por avión cemento destinado a obras de Salubridad Pública. Esta es una de las razones por las cuales nuestra hermana República disfruta el titulo de país civilizado y culto: alla se busca la higiene del pueblo, sin reparar en los sacrificios que hagan falta para lograrla.

El Estado es el único que puede hacer que madres y padres, antes

de la concepción, sean sanos; que los hijos, todavía in útero, se desa-

rrollen asimismo sanos; que los partos sean asistidos correctamente;

que el niño crezca y se desarrolle moral y físicamente sano, en un am-

biente sano; que se nutra correctamente; que aprenda higiene personal,

practicándola rutinariamente (único medio de aprendenrla) ; que llegue

a hombre siendo capacitado para mantenerse al abrigo de las contamina-

ciones infectantes, causas primordiales entre las que minan el organismo

y le restan fuerzas, las vivas energías que sostienen esta complicada y

armónica arquitectura social denominada Estado o Nación.

Entidad cuyo nivel cultural o de desarrollo social no ser& medido por el que alcance el más culto y aventajado de sus componentes, sino por el que corres-

ponda. al grueso de su población. Será Estado culto, adelantado y progresista,

aquel cuyos componentes, sanos de cuerpo y de espíritu, sean capaces de desa- rrollar integramente las funciones sociales que les correspondan, sin las mermas de energías, ni el colapso de fuerzas que les impongan las taras hereditarias, los

vicios congenitos o adquiridos y las enfermedades prevenibles. Unicamente sera

Estado capaz de valerse por si mismo, de asegurar su propia subsistencia, aquel que tenga una población sana.

Un solo caso de enfermedad infecto-contagiosa que se presente en cualquier individuo inculto, rodeado de gente inculta y en un ambiente malsano, causar% mas estragos de los que pudiéramos imaginar; un padre o una madre enfermos ~610 pueden dar hijos endebles, raqufticos, tarados; la madre desnutrida nunca darA un hijo robusto y sano; una raza alcoholizada siempre dejara taras en su descendencia; un pueblo analfabeto, inculto, no asimilará en ningún tiempo la m& sabia enseñanza de higiene; un pueblo descalzo y sin letrinas estar6 siempre infestado por parásitos intestinales, por muchos antiparasitarios que se le hagan tomar; un pueblo sin higiene estará siempre a merced de las enfermedades en- démicas y epidémicas; un Estado o Nación sin medicina preventiva tendr4 siempre población enferma, porque por muchos enfermos que cure, tendrá siempre m&s sanos que se contagien. Y toda la gran obra de culturizaci6n higiénica, todo el trabajo de saneamiento general de mejoramiento de la raza, de la sociedad, no puede ser hecho por el individuo, ni por la familia; necesita de medios que ~610

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Marzo 1942 1

esta obra excelente entre todas, se necesita imperiosamente de la buena voluntad, el decidido empeño de los encargados de velar por la cosa pública.

En la antigüedad sucumbieron grandes pueblos, diezmados por las enferme- dades y después vencidos y aniquilados por otros mas fuertes, gracias a sus mejores condiciones de salud. Los egipcios y los mayas esculpieron en el m&rmol de la historia con su demoledor destino, su tragedia de pueblos agotados por las enfer- medades y vencidos por razas o pueblos más pujantes.

En la actualidad, los países m6s cultos, los escandinavos, dan ejemplos senci- llamente asombrosos: Dinamarca, antes de la actual guerra, se vi6 obligada a importar sujetos afectos de chancro siíilftico, para poder enseñara sus estudiantes de medicina cómo es dicha afección, debido a que en aquel país la sffilis esta, mantenida a raya por los medios preventivos, higiénicos. Ejemplos como éste son los que hacen pensar a los higienistas que si en todos los Estados o Naciones se aplicaran medidas semejantes (por cierto bien conocidas) en toda la extensión y profundidad necesarias, la humanidad se vería libre, por obra de sus dirigentes, de todas las enfermedades infecciosas transmisibles.

IMPORTANCE OF MODERN HYGIENE IN NATIONAL DEVELOPMENT

(Pan Ameritan Health Day address)

Summaxy.-With the acceptance of the thesis that there is no better means

of combatting communicable diseases than by preventing them, the twentieth century has seen the addition of a new branch to the medical sciences: that of

preventive medicine and social hygiene. Included in this term are pre-concep- tional, pre-natal, infant and Child hygiene; mental hygiene, and hygiene of nutri- tion, housing, clothing and industry; in a Word, the hygiene of man in bis actual social environment. The aim of social hygiene in the State is to see to it that the same health conditions are applied to both the rich and poor. Ita scope is large indeed in backward countries like ours where both rich and poor people are badly fed, the former through ignorance and the latter through both ignorance and lack of means; where the people are badly housed and clothed, have no hygienic educa- tion, and no proper labor legislation; and where there is a high incidence of such

diseases as syphilis, malaria, hookworm, and tuberculosis. Costa Rica has given

us a good example in behalf of preventive medicine. Her President León Cortés declared in his inaugural address: “My work will be made evident in public health”; and no efforts were spared in the carrying out of his program, even to the point of having cement carried by airplane for public health projects. It is this

spirit which makes Costa Rica known today as a progressive country. The

State is the only body actually able to ensure that parents shall be healthy; that children are healthy even before their birth; that they grow up morally and physi- cally sound in a healthful environment; that they are properly fed and learn personal hygiene so that in adulthood they are perfectly able to care for them- selves and be useful members of society and country. No nation can insure ita

survival unless it has a healthy population. A single case of a contagious disease

in an ignorant person in an unhealthful and uncultured environment may cause great harm; nor can a population become generally healthy unless sanitary condi-

tions prevail. We have in ancient history examples of great peoples who have

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