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Proyecciones del plan de obras públicas en Venezuela, 1941-1946

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Octubre

PROYECCIONES

DEL PLAN DE OBRAS PÚBLICAS

EN

VENEZUELA,

1941-1946

* /

Por el Dr. A. CASTILLO PLAZA Director de Salubridad Pública

El esfuerzo que día tras día va incrementándose a favor de la salud del pueblo venezolano, recibirá con las obras de saneamiento previstas en el Plan de Obras Públicas 1941-1946, una ayuda básica y la necesaria garantía para que el trabajo sanitario tenga el mayor rendimiento y alcance los mejores resultados.

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El total de obras estipuladas en el Plan de Obras Públicas 1941-1946, ?J-

monta a la cantidad de 362,350,220 Bs, de los cuales, 156,606,OOO Bs, I

o sea el 43.2Q/,, se destinará a la construcción de obras de saneamiento *. I

representadas por acueductos, cloacas y drenajes antimaláricos, corres- pondiéndoles respectivamente a dichas obras un 20.4%, 19.2% y 3.6%.

Podemos decir que en el quinquenio 1941-1946 se gastará, aproximada- /

mente, tres o cuatro veces más que en el quinquenio 1936-1941 para

tales obras, lo que evidencia la decisión con que el Ejecutivo Federal . t

acomete la solución de problemas fundamentales.

Sólo haremos mención de los acueductos y cloacas en el presente tra- bajo, toda vez que las obras de drenaje no se incluyen en el tema de esta Conferencia.

Serán servidas por acueductos 71 poblaciones, en las cuales el plan prevé la construcción total de la obra o la terminación de algunas ya comenzadas y ll 1 dispondrán para la finalización del plan nombrado, de sistemas de cloacas. Hemos estimado que 78 poblaciones podrán considerarse servidas por acueductos y cloacas para la terminación del Plan de Obras Públicas.

Para facilitar la exposición, nos permitiremos denominar “poblaciones servidas” a las 78 localidades que dispondrán de ambos sistemas: acue- ductos y cloacas. Esas poblaciones contaban, según censo de 1936, un total de 902,341 habitantes; para saber el número de habitantes que dichas poblaciones tendrán para 1947, dato necesario para calcular la

influencia beneficiosa de las obras de saneamiento, hemos hecho

los

cálculos que exponemos brevemente a continuación:

El total del Censo del país para 1936 fue de 3,467,839 habitantes; de estos, como ya dijimos 902,341 o sea el 26% vivía en las 78 pobla- ciones que serán servidas.

Para 1941 la población del país aumentando a un promedio de 74,211

habitantes por año desde 1936, arrojo un total de 3,838,896, por otra - t

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la431 OBRAS PÚBLICAS

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hacemos un promedio general del aumento de la población del país de 1926 a 1941 nos resulta de 59,153 habitantes.

En la imposibilidad de calcular el aumento de las 78 poblaciones a servir por progresión geométrica o aritmética, disponiendo solamente del censo de un solo año, hemos deducido este aumento aproximado cal- culándolo en la forma siguiente:

Si toda la población de la República aumenta a razón de 59,153 habi- tantes por año, parece lógico suponer, que las poblaciones de las 78 localidades a que nos hemos referido aumenten en forma proporcional, aunque, desde luego sabemos que el movimiento migratorio de nuestro interior del país tiene diferentes caracteristicas y que muchas otras causas pueden influenciar notablemente nuestros cáIculos.

Para 1947 las 78 pobIaciones en cuestión, con su aumento proporcional calculado de 15,379 habitantes por año, tendrán un total de 1,071,510

habitantes. Esta cifra vendría a representar, como representaba para

1936, un 26% de la población total del país siempre y cuando hicieramos

los cálculos del aumento de toda la República. En otras palabras, los

acueductos y cloacas previstos en el Plan de Obras Públicas darán servicios a Ia cuarta parte de los habitantes del país.

A primera vista ese porcentaje parece bajo, pero si tomanos en cuenta

las características de dispersión de los habitantes de nuestro territorio,

no resuIta ser tan pobre. Para 1936, como ya lo expuso el ciudadano Ministro en su discurso, solo el 33.7% de la población venezolana vivía agrupada en poblaciones mayores de mil habitantes, quedando el resto o sea el 66.7% viviendo en forma dispersa en nuestro extenso territorio. A estas cifras elocuentes tengo que agregar para dar una mejor idea de lo que decimos, que para el Censo de 1941, el 8.5’% de los muni+ios de Ia República tenían menos de mil habitantes.

No es posible imaginarnos que un Plan de Obras Públicas pueda resol- ver los problemas de saneamiento de todas las poblaciones de un pafs, ni aun el enorme número de ellas que cuenta con menos de mil habi- tantes, sin embargo, suponiendo que para 1947 las poblaciones mayores de mil habitantes hayan aumentado hasta constituir un 35y0 de la pobla- ción que viva en Venezuela y que para atenderlas a todas con las obras de saneamiento fuera decretado un plan, digamos total, que alcanzara

a todas esas poblaciones en las que se justificaría la construcción de

dichas obras, este plan total alcanzaría a servir solo a 1,241,482 habi- tantes. El PIan de Obras Públicas 194146 viene a representar el 86.3% de ese supuesto plan total de poblaciones saneables.

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lo tanto 70 años de atraso con ese pafs; sin embargo, para 1941 podemos decir que estábamos en el año 1800 de la República del Norte, de tal manera que si la primera comparación parece desconsoladora, la segunda nos hace ver que en 5 años podremos haber cubierto una etapa de 70 en comparación con el país norteño.

Para hacer algunas consideraciones relativas a la mortalidad venezo- lana y muy especialmente a la que ocurre en las 78 poblaciones que se piensa servir con acueductos y cloacas, nos hemos visto precisados a calcular un coeficiente de mortalidad general que se acerque a nuestra realidad, toda vez que nuestro coeficiente bruto para el país y para el año 1941, por ejemplo, nos resulta de 16.6 por mil habitantes, lo que demuestra a las claras su inexactitud y pone de manifiesto que el censo se

hizo mejor que como en la actualidad se registran las defunciones. De

ser cierto ese coeficiente, demás estarían las comentadas obras de sanea- miento.

Para el año 1941 las 78 poblaciones a servir nos dan un coeficiente de 27.5 y para los años 1938, 39, 40 y 41, varias capitales de Estado arrojan el coeficiente de 26.2. No creemos pecar de exagerados si to- mamos para nuestros cálculos un coeficiente de 25 por mil habitantes. Si este coeficiente lo aplicamos a los habitantes que viven en las pobla- ciones a servir, en el supuesto caso que dichas 78 poblaciones permane- cieran sin las obras de saneamiento, el total de muertes que se registrarían de 1947 a 1951 sería de 139,489.

Son conocidos por muchos de ustedes los fenómenos que se observan cuando en una población mejora la calidad del agua y el saneamiento del suelo; con el objeto de proyectar los beneficios que representa la cons- trucción de obras de saneamiento, hemos calculado que éstas eviten solo un 15% de la mortalidad sin entrar en mayores consideraciones y estudiar otras’ ventajas que podríamos calcular a través del Fenómeno de Mills- Reincke o el Teorema de Hazen. No creemos que el descenso que calcu- lamos de nuestra mortalidad en cifra tan conservadora como el porcentaje anotado, merezca críticas por pecar de optimista; ya sabemos el alto indice de mortalidad, representado solo por nuestras enfermedades hídri- I cas y de tantas otras incrementadas por la carencia de cloacas y es por ello que, repetimos, no se podrá decir que exgeramos al mencionar el citado 15% de disminución en nuestra mortalidad.

Queremos decir, de paso, que siempre que hemos hecho mención a acueductos o cloacas por construir, entendemos lo que sanit,ariamente hablando debe entenderse por tales obras.

Hecha esa necesaria aclaratoria, diremos que aceptando el rebajo propuesto sobre nuestra mortalidad general, en el quinquenio 1947-1951, la mortalidad en lugar de alcanzar a 139,489 defunciones, seria solo de 118,566, con la diferencia favorable de 20,923 vidas. Si nuestro Go- bierno se transformara en Empresa o Industria y tuviera que pagar el valor de tales vidas por el precio corriente de nuestra Ley de Trabajo,

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el desembolso seria de 311,145,OOO Bs. Esta enorme cifra representa casi el doble de lo estipulado para obras de saneamiento en el Plan de Obras Públicas, de tal manera que invirtiendo el Gobierno los 156,606,OOO en las obras en cuestion recoge a los 5 años su capital duplicado en vidas

venezolanas. Bien vale la pena invertir dinero en negocio de tan hala-

güeño porvenir.

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Esos cálculos, hechos con todas las reservas del caso, no tienen otro fin que el de traducir en imágenes reales los beneficios que se desprenden del saneamiento de las poblaciones.

Conocidos son de nosotros los esfuerzos que realizan las Unidades Sanitarias en pro del mejoramiento de la salud colectiva que debería traducirse en un descenso significativo de la mortalidad local; sin em- bargo, año tras año, observamos que ese anhelado descenso no aparece o

.4 se aprecia en forma insignificante. El complicado mecanismo de acción

de la Unidad Sanitaria rinde poco en ese sentido y es lógico que asf resulte ya que su influencia no puede alcanzar ese grueso de la mortalidad que se produce por la carencia de obras de saneamiento ; la Unidad Sani- _

. taria no puede, debido a su organización característica enfocada hacia

otras causales de muerte, contrarrestar la ausencia de tales obras. Es

! de esperar, por lo tanto, que esos organismos, una vez solucionados esos

básicos problemas de saneamiento, rindan un mayor y más efectivo resul-

. Lado que en ese caso sí se traducirá con un ritmo más marcado en el

.- desceso de nuestra mortalidad.

No está demás agregar, para defender el crédito de las Unidades

s Sanitarias, que lo sucedido en nuestro país, a nuestro modo de ver, no

se debe a deficiencia de esas entidades a quienes se ha encomendado tarea

1 l casi imposible de llevar a cabo, sino al salto brusco de nuestra nueva

etapa sanitaria que comienza en 1936, a la implantación de esos centros sin haberse cumplido en el país la primera etapa fundamental de sanea-

1 miento; fuimos prematuros en la solución de nuestros problemas a base

. de tales organismos. Copiamos de otros paises lo que tenían para 1936

cuando hemos debido calcar su evolución anterior y comenzar por lo que hoy comenzamos.

- Hay entusiasmo, preocupación e inquietud en el grupo de sanitarios

y lejos de desalentarnos debemos, por el contrario, continuar la tarea

1 . ya que tenemos al frente horizontes más propicios para la realización

de nuestra labor. 1

Teníamos hechas algunas consideraciones sobre la importancia que en el momento actual representa un Instituto Autónomo de Acueductos

a. y Cloacas, pero solamente agregaremos en decidido apoyo de tan im-

portante Instituto, acogido con caluroso entusiasmo por esta Asam-

I blea, nuestro criterio al respecto. En realidad los acueductos en parti-

g cular han venido contemplándose hasta el momento presente como un exclusivo arbitrio rentístico del resorte municipal, a través de nuestras

i. legislaciones, parece que se conservara el criterio único “acueducto-

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renta” sin tomar en cuenta lo que las diferentes epidemias y endemias Ndricas que datan del pasado siglo nos han enseñado, y que en una palabra puede resumirse en que, al aspecto netamente rentfstico del aprovisionamiento de agua, ha venido a intercalarse el aspecto de sanea-

miento. Hoy en día el negocio del agua no se limita a ponerla cerca del

consumidor, se trata de llevarla al público pero en condiciones óptimas de potabilidad.

El Instituto Autónomo viene a dar un giro brusco al antiguo sistema colocándonos en la etapa moderna de sanidad que conocemos y que vivimos.

VENEZUELAN PUBLIC WORKS

Summary.-Venezuela’s five year public works plan (1941-1946), calling for an expenditure of 362,350,220 Bolivars ($1,081,642), of which 43.2% (156,606,000 Bls.) have been set aside for water supply (207) o , sewers (19.2%) and malaria control

(3.6%), will supply 71 towns with safe water, either through the completion of existing works or construction of entirely new enes, and 111 with sewers. At the end of 1946,78 towns will have both services. Calculating the 1947 population of these 78 towns at 1,071,510, it is estimated that 26% of the Venezuelan population will benefit by these services; and that this 26% will in fact represent 86.3’% of the total population which could practicably be reached by municipal sanitary services (that is, persons living in towns of 1,000 or more inhabitants). Health authorities believe that the resulting decrease in the mortality rate (in view of the present high incidence of water-borne diseases and those resulting from insanitary sewage disposal) will amount to at least 150/ or about 20,923 lives-a saving of 311,145 Bls. (evaluating these lives according to the scale set by the Labor Law of Venezuela), or double the amount to be expended. It is stated that a suggested Autonomous Institute of Aqueducts and Sewage Disposal would aid in developing a more active public health consciente in these utilities.

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Conceito de hospital.-0 conceito do hospital esta evoluindo entre nos, mas esta evolu@o náo pode mais ser gradativa, lenta, como se processou em outros países. A nossa transforma@0 hospitalar tem que ser rápida, imediata, quasi violenta. A medicina esta avancando com tal rapidez, que é difícil estar-se em dia com ela; os nossos hospitais deveriam acompanhar esta evolucáo, sem nunca se atrasar, deveriam mesmo, estar adiante dela, preparados para recebe-la. Urna das principais caraterístieas do hospital de hoje é náo ser êle estatico. Ele precisa diferir dos de 10 anos anteriores, como os de daquí a 10 anos diferiráo dos de hoje. 0 hospital deve refletir o progresso e os característicos do seu tempo. Como transformar o nosso sistema hospitalar, anacr&rico, insuficiente e ineficiente? Estará o nosso aparelhamento hospitalar errado? Sim e não. Náo, porque a organiza@0 originaria foi fruto duma situaoão político-econômico-social determi- nada e o hospital náo poderia ter outra fisionomia senáo a que teve. Os nossos hospitais surgiram onde e quando poderiam surgir. Sáo apenas insuficientes em número e pobres em equipamento é verdade, mas obedecendo aos imperativos das necessidades coletivas mais prementes que obrigaram 8. sua criacáo. A nossa coloniza@o aventureira e de origens diversas, a falta de industrializacáo e de agricultura bem orientada e organizada, o desconhecimento e quasi que desprêzo, até bem pouco, do valor-homem, e, por último, a falta de educa@0 sanitaria e primaria do nosso povo, permitiram que so possuissemos o que poderíamos ter.-

QDAIR PEDROSO, Gaz. C¿Zn., 320 , obro. 1942.

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