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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [FebreroLas infecciones tíficas y paratificas, endémicas en nuestro medio, a pesar de la labor constante de la Sanidad por extirparlas, son afecciones generalmente graves, que necesitan del concurso inmediato del médico. Aún antes de la tercera infancia, o sea el período comprendido entre los seis años y el principio de la pubertad, es cuando debe protegerse al niño, por medio de la vacuna, contra esta afección que a veces presenta brotes epidemiales de gran trascendencia.
La parálisis espinal infantil y la meningitis cerebral epidémica, si bien raras o desconocidas en nuestro medio, deben tenerse en cuenta para el aislamiento inmediato del enfermo.
La otitis, y las oftalmías purulentas son entidades patológicas, con las que hay que proceder con gran delicadeza, ya en el tratamiento del niño, ya en la forma de evitar su propagación.
UNA OBRA CLÁSICA DE FARMACIA1
Por el Dr. JOSÉ GUILLERMO DfAZ Catedrático Retirado de la Universidad de Ea Habana
Los muy conocidos y distinguidos profesores del Colegio de Farmacia y Ciencias de Filadelfia, Dres. E. Fullerton Cook y Charles
H.
LaWall, acaban de publicar en los talleres tipográficos de la J. B. Lippincott Co. la octava edición de la “Práctica de Farmacia de Remington.” Esta obra que apareció por primera vez en 1885 fué, según la expresión de sus actuales autores, “concebida por el Profesor Remington como guia e inspiración para el farmacéutico profesional de América.” Bajo la dirección del citado profesor se publicaron seis ediciones, y en la sexta, que apareció en 1917, colaboró con él su discípulo más adicto, E. Fuller- ton Cook.A la muerte del Prof. Remington, Cook y LaWall se dispusieron a continuar la obra del maestro. Su identificación con el Mentor desa- parecido; su dedicación a la enseñanza que los familiarizb con los notables adelantos y descubrimientos operados en la medicina y la farmacia en los últimos 25 años, asf como con los radicales, casi revolu- cionarios, cambios ocurridos en los estudios profesionales, los colocaban en ventajosas condiciones para acometer la magna empresa, según nos explican ellos mismos en el párrafo que a continuación copiamos:
“En abril de 1901, E. Fullerton Cook comenz6 a ser el ayudante personal y de confianza de Joseph P. Remington que era, en aquella fecha, editor de la “PrSctica de Farmacia,” director Farmacéutico del “Dispensatorio de los Estados Unidos’* y algunas semanas más tarde, por fallecimiento del Dr. Charles Rice, Presidente del ComitB de Revisión de la Farmacopea de los Estados Unidos. Estas y otras
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ocupaciones del Profesor Remington convirtieron su oficina y laboratorio en cen- tro de intensa actividad farmacéutica, la cual continuó hasta su muerte, en 1918. Durante todo ese periodo, Charles H. LaWall colaboraba también constantemente con el Profesor Remington en sus distintos trabajos literarios y educativos, pudiendo afirmarse ciertamente que tanto Cook como LaWall recibieron un aprendizaje que los puso en condiciones de continuar la publicación de la “Práctica de Farmacia de Remington” que por mas de 50 años tanto ha influído en la far- macia americana, sirviéndole de gufa.*’
En efecto, sin apartarse del plan primitivo produjeron un libro que contiene todos los progresos realizados en las ciencias naturales y fisico- quimicas en sus aplicaciones a la Medicina y a la Farmacia.
La octava edición que acaba de publicarse es un libro de 2,162 páginas. Está dividido en 14 partes que comprenden 128 capftulos, en los cuales se trata extensa y detalladamente de la obtención, valoración y dis- pensación de las preparaciones farmacéuticas oficiales, no-oficiales, ofici- nales y magistrales y la descripción completa de los caracteres, pro- piedades, usos y dosis de las sustancias medicinales; ocupándose además de los servicios que el farmacéutico está llamado a prestar en sus dis- tintas funciones profesionales.
Absurdo serfa pretender que en trabajo de tan vastas y variadas proporciones no fuera necesaria la colaboración de personas peritas, y comprendiéndolo asf los autores, solicitaron y obtuvieron la de los renombrados maestros, escritores e investigadores profesionales Ivor Griffith, Adley B. Nichols y Arthur Osol, y para determinadas materias, la cooperación de afamados especialistas en los tópicos a ellos enco- mendados, quienes en número de 35 han contribuído a producir una obra única en su clase. Los señores Griflith y Nichols habían prestado también su auxilio en la edición anterior que apareció en 1926.
Comparando la edición actual con la anterior, encontramos numerosos capftulos de nuevas materias y otros totalmente refundidos a tenor de los adelantos científicos de los últimos años. Así, en la parte II tenemos los capftulos XV y XVI dedicados: el primero, a la “Presión Osmótica y Propiedades Análogas de las Soluciones” y el segundo a la “Preparación de Soluciones Isotónicas,” conocimientos de Química física hoy indis- pensables al farmaceutico. De ambos trabajos son autores los profesores Osol, Brockman y Nichols.
En la parte III, dedicada a las preparaciones galénicas, se han suprimido las soluciones clorofórmicas y, entre otras más, los oximelitos, tes (especies), confecciones, telas emplásticas, papeles y lápices medicinales.
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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Febrerosido reemplazadas por un extenso y bien escrito capftulo sobre la “Con- centración de Hidrogeniones e Hidrógeno Potencial” debido a la pluma de los autores de los capftulos XV y XVI de la parte II.
La parte V presenta como novedad el capítulo “Colorantes Medi- cinales” tomado, con autorización de la Asociación Médica Americana, de la obra ‘(Remedios Nuevos y No Oficiales, 1935.” También es nuevo el capitulo sobre ‘<Vitaminas,, en el cual se tratan y discuten no sólo las que pudiéramos Ilamar oficiales (vitaminas A y D) y los productos oficiales que las contienen, sino también las no oficiales (vitaminas C, B y G) y las preparaciones medicinales que a las vitaminas deben su acción terapéutica-aceites de bacalao, solución de ergosterol irradiado, morruato de sodio, ucolina, etc.-y todas las que con diversas denomina- ciones han sido aceptadas por el Consejo de Farmacia y Qufmica de la citada Asociación; dándole en esta materia al farmacéutico la informa- ción necesaria a las actuales exigencias profesionales.
La parte VI se refiere a “La Responsabilidad del Farmacéutico ante la Ley” y está dividida en dos capítulos escritos por los Sres. Kirk y Olsen; el primero da lecciones de Farmacia Legal en el Colegio de Fila- delfia. El capítulo en que se expone y analiza la ley de narcóticos de Harrison se debe al Comisionado de la Sección de Narcóticos de la Secretaria de Hacienda de los Estados Unidos, Will 8. Wood. Este estudio es muy importante para los farmacéuticos hispano-americanos porque en muchos pdses de América rigen leyes basadas en los preceptos de la “Ley Harrison.”
La parte VII dedicada al estudio de “El Farmacéutico como Químico Analista,” desenvuelta en 158 páginas, constituye un verdadero tratado de Química analítica aplicada, en el que han colaborado bajo la dirección del Profesor LaWall los profesores Griffith, Harrison, Hughes y Gershen- feld. El capítulo sobre análisis de orina, escrito por el Profesor Griffith, ha sido revisado y aumentado.
La parte VIII, escrita por el experto Profesor Vanderkleed, que trata de la dirección química y mecánica en la manufactura de productos farmacéuticos, es de una importancia extraordinaria, sobre todo para los que, como operadores, o como directores, trabajan en los laboratorios donde se confeccionan los mencionados productos.
En la parte IX, que trata de la farmacia como profesión y del far- macéutico como profesional, el Profesor Cook expone sus ideas respecto alo que él entiende que debe ser el farmac&tico que desempeña una noble ; misión científica, el cual tiene que ajustarse al código de ética profesional
dlcså;,
puesto al comienzo del libro. Entre líneas se lee el pesar que al , or le produce la actual desviación de esos principios, desnaturalizados por un lamentable comercialismo. Con el Dr. Cook ha colaborado en esta parte el Profesor Nichols.
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empleados como insecticidas, antis6pticos y desinfectantes; terminando con un capitulo sobre desinfección, en el que se dictan reglas para desin- fectar partes enfermas del cuerpo y para evitar la contaminación cuando hay que tratar enfermos de dolencias infecciosas.
Los productos biológicos están admirable y extensamente estudiados, siendo de notarse los capítulos sobre protefnas y proteinoterapia y el dedicado a los productos biológicos como agentes de diagnósticos, revisado por el Dr. George W. McCoy, Director del Instituto Nacional de Sanidad de Washington. Esta parte del libro termina con un estudio sobre el bacteriófago y fagoterapia, en el que se exponen las ideas de Twort y d’Herelle y la discusión que acerca de las mismas se ha mante- nido desde 1915 hasta 1935.
La parte XII está dedicada a lo que los autores han titulado “Farma- cia Especializada,” en la cual se trata de la organización del servicio farmacéutico en los hospitales y de la farmacia homeopática. La premura con que trazamos estas lineas nos impide detenernos en el examen del excelente capitulo que trata del servicio en los hospitales, escrito por el Profesor Spease; pero nos ocuparemos en particular del mismo en un próximo artículo.
Constituyen las últimas partes del libro un capítulo sobre “Antfdotos,” en el que se indican los principales que, en casos de urgencia puede, conforme a las leyes de los Estados Unidos, administrar un farmacéutico. Siguen, como en ediciones anteriores, dos “Glosarios” o catálogos de voces poco usuales en farmacia y en medicina y una colección de fórmu- las de verdadera utilidad para el práctico.
La muy rápida y muy incompleta reseña que del libro hemos hecho, basta a nuestro propósito de demostrar que se trata de una obra notable, modelo en su género, por lo que no hemos vacilado en llamarla clásica. El mayor elogio que de la misma puede hacerse es que en muchos Colegios de Farmacia de Estados Unidos la han adoptado como libro de texto.
Mucho nos complacería verla traducida al español; pero com- prendemos que serfa empresa arriesgada desde el punto de vista pe- cuniario. Si algún reparo pudiera hacerse a esta obra sería sólo en la parte material, pues resulta molesto el manejo diario de un libro de más de 2,000 páginas, a más de facilitar el deterioro, el peso excesivo. Pre- viendo esto, el Profesor Remington escribió en el Prefacio de la sexta edición : “Esta edicion se publicará como de costumbre en un volumen; pero para comodidad de los estudiantes, saldrá también en dos.”
