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Fiebre ondulante

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Academic year: 2017

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FIEBRE

ONDULANTE

Argentina.-D ‘Alessandro 32 ha aislado en la Argentina el Bacillus abortus, tomando el contenido del cuarto estómago de un feto abortado, de la provincia de Buenos Aires. La exigencia en anhídrico carbónico, mostrada por el germen desde su aislamiento hace un año, continúa invariable, a pesar de pases por el cobayo. Aunque varios médicos aseguraban la existencia de la enfermedad en la Argentina, el autor no pudo encontrar antecedentes en la literatura. Ha hecho ahora una encuesta ent’re los ganaderos del país, solicitando datos y la remisión de material sospechoso.

Brasil.-El aborto epidémico de los animales es relativamente frecuente en el Brasil. Sin embargo, parece que todavfa no se han comunicado casos de fiebre ondulante. (A Folha Medica, ab. 5, 1930.) Chile.-La existencia cn Chile del aborto epizoót.ico en un porcen- taje alto, sugirió al Prof. .Kraus la idea de investigar esta nueva enfermedad. En uno de los empleados del Instituto Bacteriológico de Chile presentóse un caso de laboratorio a fines de agosto, 1929.33 En los exámenes de sueros de personas sospechosas (alrededor de 30), entre ellas algunos veterinarios que han trabajado en la extraccibn de restos en vacas con aborto, uno di6 aglutinación positiva con Bang . y melitense a la dilución de 1 X 160 y esta persona presentó el año pasado un estado febril de más de un mes con Widal y paratifoideo negativos, a rafz de atender una vaca con aborto. El autor propónese seguir las investigaciones en muchos otros sueros para poder asegurar si esta nueva afección e-xiste o no en Chile.

Estados Unidos.---Wainwright 34 analiza 76 casos de fiebre ondulante en los Estados Unidos. De ellos, 25 fueron melitenses y 51 abortivos. Los melitenses tuvieron lugar en una zona algo limitada, el sudoeste del país, en que crían cabras. La ocupación revistici poca impor- tancia, salvo en los casos melitenses, en que había historia de fntimo contacto con cabras. La iniciación insidiosa fu6 una característica de t.odos los casos. Los síntomas gastrointestinales fueron frecuentes en todos, y el estreñimiento más en los casos melitenses. En éstos también hubo frecuentemente orquitis, y en ellos fué también más fácil aislar el microbio de la sangre y la orina. Por regla general, hubo leucopenia o normoleucocitosis, y frecuentemente, linfocitosis. Las infecciones melitenses fueron por lo general más típicas y graves.

Simpson y Fraizer 35 descubrieron 63 casos de fiebre ondulante en la ciudad de Dayton, Ohio, E. U. A., durante el año pasado. El cuadro fuE, en no más de la tercera parte, característico, permitiendo hacer el diagnóstico. Al parecer no hubo más factor etiológico aparte de la ingestión de leche o lacticinios sin pasteurizar. En 5 casos agudos se

8% D’Alessandro, N. V.: Semana MBd. 37: 1075 (ab. 24) 1930. 33 Onetto A., E.: Rev. Inst. Bact. Chile 1: 32, 1930.

24 Wainwright, C. W.: South. Med Jour. 22: 1049 (dbre.) 1929.

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aisló de la sangre el microbio, resultando serológicamente idéntico al aislado de la leche de 5 vacas que facilitaban leche cruda a los enfer- mos. El suero sanguíneo de 5 mujeres que habían abortado repet,idas veces, aglutinó a títulos elevados la Brueella abortus y la Br. melitensis, y todas ellas consumían leche cruda. En tres casos de vesiculitis seminal, prostatitis, epididimitis y orquitis, había aglutininas a títulos elevados. En un caso se aisló el microbio de una fístula escrotal supurante. En 10 casos en que había aglutininas a títulos de 1 : 320 a 1 : 1,280 la intradermorreacción resultó positiva, y en 25 enfermos de otras dolencias, negativa. Otro método para confirmar el diag- nóstico clínico consiste en aislar el microbio de la sangre o la orina. En el Estado de Nueva York 36 se denunciaron 45 casos esparcidos de fiebre ondulante en 1928, comparado con 22 en 1927, y 5 en 1926. Los hombres formaban casi el doble de las mujeres. La duración de la enfermedad varió de menos de 2 semanas a más de 40. No se comunicó mortalidad.

Puerto Rico.-En Puerto Rico el aborto del ganado ha existido desde hace varios años, y Morales Otero 37 ha aislado la Br. abortus en las vacas, pero hasta ahora no se ha denunciado un solo caso de fiebre ondulante en la isla, aunque ha habido varios estados leves y algo indefinidos que pa&ieron sospechosos. Por lo pronto, cabe afirmar que la fiebre ondulante no existe en Puerto Rico, a pesar de la disemi- nación del aborto infeccioso en el ganado. La costumbre general de hervir la leche quizás explique la falta de fiebre ondulante. (Sin citar datos, Guiteras afirmó en 1905 que “la enfermedad existe en Puerto Rico, en Venezuela y Centro América.“-RED.)

Hawaii.-En la isla de Oahu, Hawaii,38 una considerable proporción del ganado vacuno es positivo a la Br. abortus. Hasta la fecha, no se han descubierto casos de fiebre ondulante.

Sistema retZculoendoteZial.-En su estudio de 13 casos de fiebre ondulante en el Perú, Bravo Otayza 3g recalca el valor diagnóstico que posee la intradermorreacción de Burnet. En la enfermedad se en- cuentran afectados tanto el sistema retículoendotelial como la fun- ción catalizadora del calcio y la función hemoclásica del hígado, tradu- ciéndose esos efectos por los signos peculiares de cada uno de ellos. Las principales manifestaciones hemorrágicas consisten en epístaxis, gingivorragia, enterorragia (muy rara), petequias y hematuria (muy rara). La monocitosis se constata corrientemente.

Adelantos recientes.-Hasseltine 4o y Hardy han estudiado epide- miológicamente 442 casos de fiebre ondulante, Divididos en 3 grupos tenemos: Aquéllos en que no hubo esposición significativa a ganado __-

36 Healch News, N. Y. St. Dept. Health 6: 137 (sbre. 2) 1929.

37 Morales Otero, P.: P. R. Jaur. Pub. Health & Trop. Med. 5: 144, 1929. 38 Mil. Surg. 66: 735 (mayo) 1930.

30 Brava Otayza, H.: Rev. MBd. Per. 2: 536 (mayo 26) 1930. 43 Hazzeltine, H. E.: Pub. Healtb Rep. 45: 1660 Cjul. 18) 1930.

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(principalmente casos urbanos) ; casos rurales con contacto directo con ganado; y casos urbanos con contacto directo con ganado. Otra subdivisión sería ésta: Grupo de la leche, con 198 casos; grupo del campo, con 200 casos; y grupo de la carne, con 44 casos. Hubo 13 casos en menores de 10 años, sin que en ninguno hubiera contacto con ganado. En 1929 se reconoció la enfermedad en todos los estados de la Unión, y Simpson recopiló un total de 1,305 casos en los Estados Unidos. Las cifras parecen indicar que por lo menos 25 por ciento de los casos reconocidos no son denunciados a las autoridades. El año

1929 fué el primero en que hubiera una especie de -distribución estacional, pues el número de casos denunciados aumentó hasta septiembre y disminuyó después. En los casos de Iowa se descubrie- ron 49 razas de Brucella: 35 porcinas y 14 bovinas, en 48 enfermos. Los casos porcinos parecieron sufrir más que los bovinos. La coloca- ción de las brucellas en el saco conjuntiva1 de los animales produce la infección con igual facilidad que suministrando los cultivos por vía entérica. En un brote estudiado por el aut,or, todo indicaba que las vacas se habían infectado con el microbio porcino y trasmitido esa infección en la leche. Hasta la fecha no se han notado casos en personas que consumieron leche pasteurizada, en ,vez de cruda. Hay que recordar, sin embargo, que la fiebre ondulante puede ser tras- mitida también por el contacto con animales infectados, en particular cerdos. El diagnóstico de la enfermedad debe hacerlo un médico, con la ayuda del laboratorio, y no el laboratorista. Para que la hemaglutinarreacción resulte fidedigna hay que emplear una técnica enteramente comprobada. También es sabido que ciertos individuos adquieren alguna facultad aglutinante tras la frecuente exposición a la’infección. Para muchos el examen serológico del ganado parece prometer más que ningún otro método en lo tocante a poner término a las tremendas pérdidas acarreadas por el aborto infeccioso. Por supuesto, hay que -segregar y eliminar a todos los animales que resulten positivos. Es probable que menos de 1 por ciento de las vacas infectadas no sean descubiertas por la aglutinorreacción, pero probablemente lo serán al recomprobar el rebaño. Mohler, el Jefe de la Oficina de Industria Animal de los Estados Unidos, declaró hace algún tiempo que contra el ‘peligro entrañado por la presencia del Bact. abortus en la leche, el mejor resguardo reside en la pasteuriza- ción .

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más virulenta que la sueca, y ambas son biológicamente diferentes del Micrococcus melitensis y el Bacillus abortus de los cerdos. En la Gran Bretaña, 6 por ciento de la leche contiene el bacilo de Bang, pero los casos autóctonos conocidos sólo ascienden a 6 ó 7. Sin embargo, por lo general, se pasteuriza la leche. En Suecia continúan comunicando 2 ó 3 casos de fiebre ondulante cada semana, más o menos agrupados en focos. Rara vez inculpan al contacto directo con ganado vacuno. En Suiza, donde la población se opone a la pasteurización de la leche, la enfermedad es más frecuente que lo creído, en particular en los cantones de Vaud y Zurich. (Sesión de obre., 1929, del Comité Permanente de la Oficina Internacional de Higiene Pública.)

Escocia.-Los Cruickshank 41 comunican lo que para ellos es el primer caso de fiebre ondulante en Escocia.

España.-Samperio 42 describe 4 casos de fiebre ondulante en Ma- drid y de su estudio deduce que en un caso el contagio se realizó de enfermo a sano, pues la enferma no tomó nunca leche ni derivados de la misma y hubo de contagiarse por un pariente convaleciente. Otros 2 autores españoles han citado casos semejantes. Otro caso hace pensar en los portadores de gérmenes, pues la enferma toma siempre leche hervida y es poco aficionada a los lacticinios. Las hist,orias clínicas demuestran la necesidad de hacer aglutinación o hemocultivos a la menor sospecha, para no confundir la fiebre ondulante con otras infeciones semejantes. Confirmada la melitococia debe alimentarse convenientemente a los enfermos. El tratamiento- de elección es el neosalvarsán o sus derivados, pero intensamente, inyectando por lo menos 4 gms., y una vez conseguida la remisión, combinar la vacuno- terapia, pero no en los cardiacos, renales, tuberculosos o diabéticos. Hay que mostrar mucha reserva para no considerar curados a los melitocócicos antes de tiempo, siendo por consiguiente necesario vigilarlos mucho después de estar apiréticos y aparentemente curados. Notijkación e,n Francia.-En Francia, el Ministro de Agricultura reglamentó con fecha 4 de octubre la aplicación del decreto del 3 de junio de 1929, que incorporó la melitococia de las especies ovina y caprina a las especies bovinas, entre las enfermedades contagiosas de los animales. (Journnl Qj’icieZ, obre. 4, 1929.)

Comisión en Holanda.-El Ministro Holandés del Interior ha nom- brado una comisión encargada de obtener datos más completos sobre la etiología del aborto contagioso en los animales, y la fiebre ondu- lante en el hombre. El presidente es el Prof. L. de Blieck.

Epidemias estacionales.-Gazzarini 43 estudió en una comuna italiana una epidemia de 53 casos de fiebre ondulante. En la localidad más de 200 familias tenían cabras, y como la leche de vaca escaseaba, empleaban mucho la de cabra y algunos la consumían cruda. Entre

(1 Cruickshank, J. N., J Cruickshank, R.: Brin. Med. Jour. 2: 195 (fbro. 1) 1939. (2 Samperio, M.: Med. Ibera 14: 406 (mm. 29) 1930.

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las cabras se habían observado muy pocos abortos, y rara vez mas- titis. La epidemia ondulante fué precedida por otra de tifoidea (30 casos con elevada mortalidad). Cuando las cabras comenzaron a parir en la primavera, los casos de fiebre ondulante comenzaron a subir, alcanzando la cumbre en mayo con 20 casos. No se observó ninguno en lactantes, aunque se afectaron algunas madres que daban el pecho. De los 53 enfermos, 26 eran hombres, 20 mujeres, y 7 niños de 8 a 12 años. En 5 ocasiones se afectaron ambos padres, pero los hijos permanecieron inmunes. Una vez sólo se infectó un esposo con leche cruda, y el otro quizás se contagiara por el contacto con sus- tancias infecciosas, o t,al vez por el coito, pues la vagina alberga fre- cuentemente el bacilo. La vacunoterapia resultó ser el medio tera- péutico más eficaz, aunque fracasó algunas veces. En el período subfebril un cambio de clima resulta a veces beneficioso.

Modo da infección.-Weign~ann44 manifiesta que de 38 enfermos de fiebre ondulante, 17 comunicaron historia do contacto con vacas que habían abortado, y 12 de consumo do leche cruda. El autor ha demostrado que la fiebre ondulante se produce en los caballos, no tan sólo después de la administración perora1 de leche procedente de vacas infectadas, sino también después de friccionarla en la piel es- carificada; pero para él en el hombre la mayoría de los casos proceden del consumo de leche infectada.

Una investigación epidemiológica 45 de 9 de ll casos de fiebre on- dulante observados en 1929 en la población de Waycross, Estado de Georgia, E. U. A., reveló que los 9 enfermos utilizaron leche cruda, 6 exclusivamente y 3 en abundancia, pero no exclusivamente. De los 9, 8 consumían leche proeedente de la misma lechería. En los rebaños de ambas vaquerias se descubrieron vacas que reaccionaban positivamente a la aglutinorreacción con la Brucella abortus. Los datos adquiridos denotaban que los casos se debían a la raza porcina de la Br. abortus. El 4 de febrero de 1930, las autoridades munici- pales dictaron una ordenanza que sólo autoriza la venta de leche pasteurizada de grado A.

Transmisión experimental.-Morales Otero 46 suministró a 5 sujetos normales diversas razas de la Bruce& melitensis abortus en leche pas- teurizada y sólo uno que ingirió 2 cultivos de Br. melitensis abortus porcinos manifestó signos y síntomas semejantes a los de la fiebre ondulante. En otros dos casos se repitió experimento, suminis- trando cultivos repetidos de razas bovina y porcina, y en ambos se aisló el microbio de las heces, pero sólo el que ingirió la raza porcina manifestó síntomas ondulantes. Los hemocultivos de los 2 casos de enfermedad fueron positivos: uno al quinto y el otro al séptimo día de la enfermedad. En todos los demás casos los hemocultivos re-

<< Weigmann, F.: Archiv Hyg 102: 77 (agto.) 1929.

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sultaron negativos. Las aglutinorreacciones resultaron también ne- gativas en todos los casos, salvo en uno que aglutinó al 1 por 100 tras 17 días de fiebre intermitente. Para el autor, el no haberse podido reproducir experimentalmente la fiebre ondulante con razas bovinas milita contra el papel etiológico de las mismas, pero para establecer el punto precisan más experiencias.

La piel como áa de entrada.-Los experimentos de Hardy y otros 47 patentizan que la piel normal de los cobayos es más vulnerable a la Brucella melitensis que el aparato digestivo, y los datos epidemioló- gicos indican lo mismo para el hombre. Para los autores, debe con- cederse más importancia a la piel como vía de entrada de la Br. melitensis.

Diagnóstico de laboratorio.-Para Carpenter y Boak,48 la aglutino- rreacción es el método más sencillo y satisfactorio para el diagnóstico de la fiebre ondulante. Tiene, por supuesto, sus limitaciones, pues hay enfermos sin aglutininas en el suero y así sucedió en 6 por ciento del grupo estudiado. La fijación del complemento no posee ventaja alguna sobre la aglutinorreacción. Si el suero aglutina la Brucella abortus y la B. melitensis, es necesario utilizar la prueba de la ab- sorción de aglutininas para determinar el microbio causante. La hemat,ología es de mucha ayuda en el diagnóstico, pues en los casos ligeros no cambia; pero si los síntomas persisten varias semanas, sobrevienen alteraciones que corroboran el diagnóstico. En 20 en- fermos, una serie minuciosa de numeraciones sanguíneas reveló anemia secudaria y leucopenia con linfocitosis relativa y absoluta.

Embarazo y aborto.-Cornell y De Young 4g comprobaron 1,015 ejemplares de suero sanguíneo de gestantes con la aglutinorreacción con antígenos de la Brucella abortus y la Br. melifensis. No hubo ninguna positiva precisa, y sólo se distinguieron 5 positivas débiles; es decir, que la infección no abunda en las gestantes de Chicago. El suero de 22 mujeres que habían abortado también resultó negativo, pero en otro caso se obtuvo una reacción positiva al 1:80, si bien la sangre venosa y los cultivos placentarios resultaron negativos.

Signi$cación de las aglutininas de la brueella en la sangre de los albéitares.-La inyección intracutánea del filtrado en caldo de la Brucella evoca aparentemente una reacción en las personas cuyos tejidos se han sensibilizado en alguna forma a las proteínas de dicho microbio. De no haber antecedentes de infección o de contacto con material infeccioso, no se presentan reacciones. Huddleson y Johnson 5o obtuvieron muestras de sangre de 49 albéitares y buscaron las aglutininas. Sólo 21 ejemplares fueron negativos, es decir, que 57 por ciento de los examinados revelaron aglutininas en la sangre,

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y 26 por ciento al 1 por ciento o más, o sea signo de infección activa. Sólo 3 comunicaron un complejo sintomático t’fpico de la enfermedad. Esas observaciones demuestran que la hipersensibilidad cutánea pa- tentizada por los albéitares constituye prueba terminante de que el smtoma se debe a proteina de la Br. abortus.

La prueba de Amato.-Bossa 51 declara que en los animales sensi- bilizados a la Brucella abortus, la inyección de una dosis apropiada de vacuna abortus evoca una reacción hemoclásica semejante a la des- crita por D’Rmato en la tifoidea y en la fiebre ondulante. La dosis de la vacuna es de 50 a 100 millones por kilogramo de peso. La reacción es específica, pues no la manifiestan los animales normales, ni tampoco pueden producirla en los sensibilizados la vacuna tifoidea o paratifoidea, o las proteínas.

Intradermorreacción.-Giordano 52 inyectó intracut’áneamente sus- pensiones muertas de Brucella abortus en 25 casos comprobados de fiebre ondulante, produciendo int,ensas reacciones locales. La reac- ción resultó negativa en 99 por ciento de 100 testigos.

Vacunación proJláctica.-Dubois y Sollier 53 deducen que, en las regiones en que prevalece la fiebre ondulante en los animales, conviene la vacunación profiláctica de los seres humanos contra la infección. La vacuna recomendada por los autores se compone de cultivos muertos de 3 razas (humana, bovina y caprina) del Bacillux melitensis y de la Brucella abortun. La suspensión salina es inyectada subcu- táneamente en la inserción del deltoides. La primera dosis consta de 0.25 cc. y contiene 500 millones de los microbios o 0.5 cc. que contiene mil millones. La segunda dosis es dos vec,es mayor. La reacción subsecuente es banal. Todavía es demasiado pronto para calcular la duración de la inmunidad. Los experimentos ya han durado 6 meses con resultados satisfactorios.

Como profiláctico del aborto epizoótico, la vacunación con cultivos vivos y virulentos del bacilo ha sido practicada frecuentemente en los últimos tiempos. Zanzucchi 54 inoculó a 2,500 vacas y por medio del examen de la leche y orina durante un período de 4 meses desde la segunda inyección, demostró que excretaban bacilos viru- lentos. TambiEn mantuvo en observación a 3,800 individuos emplea- dos en las granjas lecheras o que tomahan la leche de las vacas. Las estadísticas dc morbidad revelaron que en los 2 distritos estudiados el número de casos dc flehre ondulante no había variado después de la inoculación, comparado con el período ankrior. El autor deduce que la Brucella abortus no es infecciosa o, por lo menos, no patógena para el hombre, en tanto que si se hubiera tratado de 8. melitensis hubiera habido una epidemia.

61 Bossa, 0.: Policlinico 36: 1GlQ (nbre. 11) 1929.

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De sus varios experimentos resumidos en este trabajo, Ascoli y San- filippo 55 deducen que puede establecerse en las cabras una inmunidad bien definida contra la infección por la B. melitensis, mediante dos inyecciones, a plazos de 8 días, por lo menos de la 10 a 16 placas llenas de cultivos muertos. Continúan sus experimentos esperando demos- trar que puede protegerse así a las cabritas de 3 a 4 meses, aún después del embarazo y de la lactancia.

Tratamiento.-Sánchez Cuenca 5G ha obtenido buenos resultados en varios casos de fiebre ondulante con un tratamiento consistente en pequeñas dosis (12 a 30 cgms.) de sulfarsenol intravenoso en días alternos y autohemoterapia (10 CC. intramusculares) en los días intermedios.

Vacunoterapia.-Angle 57 ha preparado una vacuna de razas patógenas de la BrucelEa abortus (5 bovinas y 1 porcina). Como preservativo empleó 0.5 CC. de ácido fénico al 10 por ciento por cada 10 CC. de vacuna. El número de microbios por centímetro cúbico es de unos seis mil millones. La dosis inicial fué de 0.25 CC., que se aumenta en 0.25 CC. cada vez hasta llegar a 1 CC. En los 7 primeros casos tratados se empleó la vía subcutánea y en los últimos 3 la intramuscular. En los primeros tres tratados no ha habido síntomas hasta los 9 meses. Los síntomas nerviosos fueron los que tardaron más en reaccionar. Se administraron desde 3 hasta 8 dosis. Hubo reacciones generales despu& de la segunda, la tercera y la cuarta dosis en todos los casos.

ANGINA

ESTREPTOCÓCICA

Angina estreptocócica.-Para Davis, 58 la epidemiología de la angina estreptocócica no se halla hoy día más avanzada que hace 20 años. Los brotes son raros, pero continúan apareciendo. Por ejemplo, hubo epidemias en Oslo (Cristianía) en 1908, en Boston en 1911,

en Chicago en 1912, en Pórtland en 1923, en Mádison en 1926, y en Massachusetts en 1928. Los modernos métodos de pasteuri- zakón y la vigilancia cuidadosa de la leche y sus productos, junto con los nuevos métodos para identificar el Streptocoecus epidemicus, deben hacer mucho para impedir las epidemias, pero resta todavía mucho por hacer. Los lecheros y dueños de vaquerías deben coope- rar con los médicos de sanidad y la profesión médica, a fin de dis- tinguir los primeros casos de angina entre sus parroquianos. Lo difícil consiste en examinar bacteriológicamente cada día, o a plazos breves, 1% leche de cada vaca de un rebaño; mientras m8s frecuentes sean esos exámenes, menos peligro habrá de infección.

55 Ascoli, M., y Sanfilippo, E.: JOUT. Trop. Med. & Hyg. 32: 259 (obre. 15) lQ23. 56 Sánchez Cuenca, B.: Med. Ibera 13: 623 (dbre. í) 1929.

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