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resumenes teorias y sistemas

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Academic year: 2021

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“Dr. Roberto Solís Quiroga” (en revista Criminalia).

El Doctor Roberto Solís Quiroga nació en México, D.F. el 15 de febrero de 1898, Médico-Cirujano de la Escuela Nacional de Medicina, de la Universidad Nacional, Ejerció la Neuropsiquiatría Infantil. Por interés profesional se dedicó al estudio de la Psicología Infantil y de la Adolescencia, así como a la Piscología General. Después se dedico profesionalmente a la Psicología de Anormales.

De sus empleos desempeñados destacan los siguientes:

 Jefe del Servicio de Anormales de las Instituciones Penales y Correccionales (1921-1926).

 Colaborador del periódico “Levántate”, Órgano de la Penitenciaria del D.F. (1925).

 Fundador y Presidente del Tribunal para Menores de México, D.F. (1926-1947).  Consejero del Congreso Nacional de Protección a la Infancia (1953).

 Corresponsal Técnico de la ONU (1952-1967). Algunas de sus obras más destacadas:

1930-“Estudio sobre el retardo escolar” (UNAM) (opúsculo). 1932-“Programa para el curso sobre delincuencia infantil”.

1939-“La educación de los débiles mentales. Leyes fundamentales. Procedimientos Técnicos”. (Criminalia).

1953-“Anteproyecto del Código de Protección a la Infancia” (miembro de la comisión respectiva).

1966-“Conducta antisocial de los adolescentes”. “Aspectos fundamentales psíquico.-sociales” (Revista Horizontes).

López, M. J. (1934). “Los menores y el código vigente”. Revista Criminalia (2), 56.

Desde que se iniciaron los trabajos de revisión del Código de 1929, la Comisión estuvo acorde en el criterio que expreso en una de sus bases, diciendo: dejar al margen de la represión penal a los menores, sujetos a una política tutelar y educativa.

La mayoría de compañeros de Comisión, contra el voto del licenciado Ceniceros, sostuvieron hasta la redacción del ante-proyecto del Código, que no podía colocarse a los menores en un situación jurídica distinta de las demás personas en cuanto al goce de libertad; que la opinión jurídica general estaba en contra de una interpretación en el sentido de que la detención, sino protección; que la Constitución, con su sistema individualista rígido, impedía dar el paso radical en esta materia, encontrándose en igualdad de condiciones la detección de los locos y toxicómanos.

Es así, que un amplio considerado funda la afirmación de que la acción del Estado por medio de la Institución Tribunal de Menores, NO TIENE UN CARÁCTER AUTORITARIO; es decir, que el Estado no obra como autoridad, sino en el desempeño de una misión social y substituyéndose a los particulares encargados por la ley, por la tradición jurídica de la civilización occidental de desarrollar la acción educativa y correccional de los menores.

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Solís, Q. R. (sin fecha).”Tribunal para menores”. Revista Criminalia.

La labor del Tribunal, haciendo la investigación sistematizada, tanto social como psicológica, pedagógica y medica de un buen porcentaje de los menores que ingresan a él, puede considerarse, no solamente como el estudio individual de cada uno de ellos desde distintos puntos de vista, sino como una exploración lenta y metódica de los ambientes de donde proceden, ya que ellos son síntomas, a la vez que exponentes, de tales ambientes.

Tal labor se ha ido haciendo desde el año de 1927 y los resultados obtenidos han sido objeto de elaboración estadística que han proporcionado un importante conjunto de datos relativos a nuestro medio, que servirán, mas tarde, para hacer labor de profilaxis social, de acuerdo con las indicaciones concretas que presenta el mismo.

La paidografía es el estudio estadístico de las colectividades infantiles y se divide en social, médica, psicológica y escolar. Los datos reunidos desde 1927 hasta 1932 han sido con el fin de interpretarlos con criterio fundamentalmente etiológico.

Dentro de las dominantes paidográficas se encuentran los dominantes endógenos, los cuales se dividen en físicos y psicológicos, los físicos se refieren, tanto a los antecedentes patológicos hereditarios y personales, como a las enfermedades que actualmente presenta el menor y que en unos casos tienen relación con la vida de este, en otros no, pero no todos indican la

necesidad de intervenir medicamente para mejorar al ser, ya que la mejoría física es un antecedente necesario en la reeducación.

Algo que llama la atención desde el punto de vista de la herencia patológica, es el hecho de que el 57% de los menores presentan antecedentes de alcoholismo, siguiéndole las neuro o psicopáticas de los padres que se han encontrado en un 23%.

Ahora bien, los factores extrínsecos o sociales, son de tal importancia por su intensidad y frecuencia en nuestro medio que, aun en ausencia de elementos endógenos capaces de dar lugar a una vida antisocial por sí mismos, serian suficientemente enérgicos para dar lugar al mismo género de vida. Se dividen en mesológicos familiares y mesológicos extrafamiliares, es decir, aquellos que dependen de la familia y los que son debidos a condiciones ajenas a esta, pero dependientes del medio social en que actúa el menor.

Mesológicos familiares.

Residencia del menor: el 55% de los menores viven en su hogar; el 9.32% en el hogar de parientes; 16% en el de extraños y el 29% en la vía publica. Tales cifras indican que casi la mitad de los menores están alejados de sus casas, hecho que indica la acción patógena del ambiente extraño y particularmente el de la vía publica y el hecho de que en los hogares no hay toda la afectiva acción educativa que debiera existir como lo demuestra el estudio concreto de esos mismos.

Entre los factores del ambiente extrafamiliar el que ocupa uno de los lugares más importantes es la ocupación del menor, ya que está por sí mismo o por el ambiente moral y físico en que se desarrolla y por las condiciones de vida a que lleva el menor, el escaso jornal, etc., pueda convertirse en factor importante de vida antisocial.

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Ocupación del menor

Trabajo ambulante der vendedor, papelero, billetero, bolero, canastero, et., son el 20%. Sirviente en diversos aspectos 20%, aprendiz de obrero 10% y sin ocupación 28%. Todos estos datos son muy elocuentes pues por lo general los trabajos no satisfacen los intereses del porvenir de los menores, ya que no los prepara para la vida y no entra por lo general dentro de la órbita de sus intereses psicológicos, dando todo esto por resultado que el trabajo, a menudo, además de impedir el progreso del menor en la escuela, sea un factor nocivo.

Solís, Q. R. (sin fecha).”Conducta antisocial de los adolescentes. Aspectos fundamentales psiquicosociales”. Revista Criminalia.

La conducta antisocial obedece a factores históricos, sociales, económicos, culturales, políticos y los del medio particular en que ha crecido el adolescente de conducta antisocial. Dentro de estos, se encuentran: el abandono material de los menores, el abandono moral intrafamiliar, el analfabetismo y escasez de preparación escolar, el retardo y deserción escolares, la vagancia, lisiados abandonados a su propia suerte, los ciegos, sordomudos, anormales mentales socialmente aprovechables, así como la desnutrición y la delincuencia juvenil.

Al poner frente a frente los grandes problemas biológicos y sociales que ofrecen la infancia y la juventud proletarias, con la resolución que se pretende dar a los mismos por las instituciones encargadas de ello, parece que se ha tratado más bien de agravarlos y perpetuarlos. Un conjunto de circunstancias que forman una red espesa impide la formación de los menores para que salgan a la vida social convertidos en elementos útiles.

Demostrar la escasa utilidad de muchos establecimientos es tarea inútil, ya que ello salta a la vista desde cualquier ángulo que se considere. No es solamente la reincidencia ni la impreparación de los menores que salen de nuestras instituciones, sino la consagración de su vida antisocial que muchos han recibido.

No es la pobreza de nuestras instituciones, en cuanto a locales y equipos, el hecho fundamental, sino la convergencia de un conjunto de factores cuya culpable complicidad da lugar a que la labor de ellos sea pobre y frecuentemente nociva.

Algunos de los factores influyentes en tal caso, son los siguientes.

 En algunos establecimientos, tanto el personal directivo como el que está en contacto directo con el alumnado, es de tipo carcelario, impreparado para la alta función que debe desempeñar y hasta puede decirse que, a veces, tal personal es delincuente.

 Por su organización, algunos establecimientos son meros almacenes de menores, con un remedo de servicio médico de escuela y de talleres.

 Los establecimientos no tienen una organización específica y bien definida para el alumnado.

 El problema de locales y la falta de equipos de los servicios médicos, de las escuelas y de los talleres, forma una trama básica sobre la cual se tejen todos los demás defectos de nuestras instituciones.

 Un elevado porcentaje del alumnado de las instituciones está formado por anormales mentales y especialmente por oligofrénicos, a lo cual se requiere para ellos

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una educación especial para lograr su adaptación social, cuestión que no se lleva a cabo, ya que se requerirían establecimientos con organización, equipos y personal adecuados.

 Otro gran problema de nuestras casas, lo constituye la ociosidad y el abandono que durante muchas horas del día se encuentran presentes en los menores.

Constituye un hecho de suma importancia el complejo problema que ofrecen los menores cuando salen de las instituciones. Todo lo bueno y útil que hayan podido adquirir pierden al encontrarse con un medio egoísta y hostil que los inclina a la vida antisocial.

Solís, Q. R. (sin fecha).”El deficiente mental, su conducta antisocial y su educación”. Revista Criminalia.

La inadaptación social no es sino una consecuencia de la diferencia en todos los ámbitos de la personalidad, de donde resulta importante organizar la educación especial con la que todavía no contamos, para deficientes que sean antisociales.

El termino de juventud desadaptada, aplicable a los infractores, puede comprender tanto a los menores como a los mayores de edad penal. Respecto de los menores, se les considera como inimputables, y por tanto no se encuentran comprendidos en las leyes penales del Distrito Federal.

Por otra parte, a los jóvenes adultos, delincuentes, mayores de edad penal, pocas veces se les hace objeto de examen en lo relativo a su imputabilidad y ello nos induce a analizar si hay simple comportamiento, o si hay conducta delictuosa que los haga imputables.

En los menores y en los jóvenes-adultos, la deficiencia mental, con coeficiente entre 20 y 80, es claro y definitivo motivo de inimputabilidad y de exclusión de responsabilidad penal. Para definir si el menor debe ser internado o no, debe ponerse la atención en la clase de familia que tiene, en el control que ella ejerza sobre sus actos y en las posibilidades de asistir a una escuela especializada sometiéndolo al régimen de libertad vigilada, con el objeto de auxiliarlo oportunamente a resolver los problemas que se presentan, pero será internado, e todo caso, cuando se trate de reiterante en el mismo tipo de conducta, para evitar su peligro a la sociedad.

Ante una población exclusiva de deficientes mentales, se intentara la clasificación para separar los entrenables, de los educables, y distribuirlos en establecimientos diferentes, para su capacitación laboral bajo el sistema de talleres protegidos, o para su educación posible.

Este tipo de educación debe hacer sentir una disciplina sencilla, amable pero estricta, además de usar las técnicas pedagógicas ya experimentadas para los deficientes mentales. Los consejeros tutelares o los jueces de menores, al resolver algún caso de niño o adolescente deficiente mental, deberán pedir al psicólogo se les defina si se trata de entrenable o de educable y su coeficiente intelectual, para enviarlo al establecimiento adecuado.

Como conclusión, son dos los grupos de deficientes mentales que habitualmente hacen la mayor aportación de las infracciones juveniles: los entrenables, que tienen coeficiente intelectual de 20 a 50, y los educables, con coeficiente de 50 a 80. Su comportamiento es debido principalmente al choque con el medio, cuando tienen muy pobres percepciones de los problemas, falsas interpretaciones de lo que significan, escasa potencia de inhibición de sus instintos y emociones, y posiblemente ejemplos familiares o sociales inadecuados.

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Santos, C. M. (sin fecha). “La educación especial en México: sus precursores, 1910-1935”. La historia de la educación especial en nuestro país se remonta al gobierno juarista con la creación de la Escuela Nacional para Sordomudos en el año de 1867 y, más tarde, la de la Escuela Nacional para Ciegos en 1870. Posteriormente se emprendieron acciones para apoyar a niños que presentaban problemas de aprendizaje; se desarrollaron diversas actividades que promoverían proyectos de investigación en este campo.

Se puede considerar como precursores en la educación de los “niños de lento aprendizaje” al doctor José de Jesús Gonzales, oftalmólogo, al doctor Rafael Santamarina Sola y al profesor Salvador Manuel Lima. Desde nuestro punto de vista, ellos forman parte fundamental de la historia de la educación especial no solo en nuestro país, sino en algunos países de

Latinoamérica.

El interés del doctor González por los “niños anormales” nació al tratar al primer caso de idiocia amaurótica, lo que lo llevo a investigar la relación que pudiera haber entre las deficiencias visuales y las mentales; de esta manera, profundizo en su estudio científico y practicó los ejercicios recomendados para la educación de estos niños en su libro sobre “los niños anormales”. En julio de 1929 destaco la particularidad de los deficientes mentales y la necesidad urgente de construir una escuela modelo para ellos. Participo en numerosos

congresos nacionales e internacionales en revistas de prestigio nacional e internacional, donde difundió el resultado de sus investigaciones.

Por su lado, el profesor Salvador Manuel Lima, en 1929, presentó junto con otras personas un proyecto que proponía un Tribunal protector del hogar y de la infancia, el cual albergaría a los menores de 18 años que hubieran cometido delitos, aplicándoles medidas correctivas para reprimir las conductas antisociales de los jóvenes, procurando evitar fueran una amenaza para la sociedad.

Preocupado por los problemas de la infancia delincuente y anormal, logro que el licenciado Primo Villa Michel, entonces secretario del gobernador del Distrito Federal, se interesara en el proyecto para fundar un Tribunal para menores el 10 de diciembre del año de 1962; este arduo trabajo culminó con la creación del Tribunal para Menores.

Otro eminente mexicano fue el doctor Rafael Santamarina Sola, a quien se le considera como uno de los fundadores de la psicometría en nuestro país. Participo activamente en la

realización de diversos eventos académicos y de investigación, entre ellos el celebrado en 1921 en la ciudad de México: el Primer Congreso Mexicano del Niño. En este evento, el doctor Santamarina se refirió a la necesidad de orientar sobre bases científicas la higiene escolar y la educación de los niños deficientes y anormales. Asimismo indico la necesidad de educar a este tipo de niños y para ello propuso la creación de clases “anexas especiales”, o bien de escuelas exclusivas o instituciones de internados, bajo los cuidados de maestros especializados.

Gran parte de los esfuerzos se vieron reflejados en la fundación, en 1923, de la Policlínica numero 2 y, lo más importante, en la instalación de la Escuela de Recuperación Mental, llamada “José de Jesús Gonzales”. Esta institución tuvo gran importancia debido a la innovación

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en cuanto al tratamiento y atención del anormal, planteándose el trabajo interdisciplinario de médicos, psicólogos y maestros.

Estos personajes tuvieron el merito de iniciar la investigación psicopedagógica, de marcar nuevas rutas y señalar deficiencias en la educación de los niños y los problemas que les afectaban. Debemos reconocer que el profesor Salvador M. Lima y al doctor José de Jesús Gonzales como precursores del lejano Instituto Mexicano de Protección a la Infancia e

iniciadores de la educación de los niños deficientes mentales en el Distrito Federal, así como al doctor Rafael Santamarina, quien fuera el primero en adaptar y estandarizar la aplicación de pruebas mentales en la población escolar, para realizar la primera clasificación de niños anormales o con problemas de aprendizaje.

Referências

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