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El cultivo de la quina

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio

Debe procurarse examinar, tanto macroscópica como microscópi-

camente, el mayor número de ratas, y ver si están infectadas. El

examen macroscópico comprende la inspección exterior ,y autopsia,

para ver cómo están interiormente; el microscópico se hace tomando

un frotis de sangre de bazo o hígado, y cuando por medio de Irotis no se encuentra nada, se hacen emulsiones stocks (en masa) de trozos de

hígados de muchas ratas y se inyectan a cuyes. Este es el procedi-

miento seguido en Guayaquil, y es así como podemos asegurar que

no tenemos ni peste murina ni humana.

EL CULTIVO

DE LA QUINA*

Este arlicalo es dedicado a la memoria del ilustre hispano-colombiano Jose’ Celestino Mutis (173,?-1808), que tanto contribuyera a aumentar nuestros conocimientos de la quina, descubriendo y describiendo 7 especies y g0 variedades, y estudiando más de 100 especies, u el centenario de GUIJO nacimiento es celebrado precisamente este año. Como ha hecho resaltar muy bien Blanco Juste, eR su triple capacidad de botánico, farmacólogo y médico, Mutis elasificd la planta, estudu5 ft dosificó el medicamento y aplicd I! observd sus efectos, siendo quizás el primer mddico que lo utilizara cientificamente. Tipico hijo de su siglo, verdadero enciclopedista, natunxlista en todas sus jases, astrónomo, lingüista, higienista,,médico de los cuerpos y de las almas, maestro que hizo escuela, tan eximio como modesto, este sabio de nombre quizas simbólico del olvzdo en que quedara, descuella sobre todo como guindlogo supremo. *

Como todos saben, la quina es un árbol (sub-orden de las cinchonas, orden de las Rubiáceas) procedente de la Zona Andina (mesetas de la

vertiente oriental) en cierta latitud de Sudamérica: 19O latitud sur a

lOo latitud norte, o sea de bastante al sur de La Paz, Bolivia, hasta las montañas de Santa Marta, Colombia, o quizás hasta cerca de Caracas,

y comprendiendo, pues, partes de Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y

Venezuela. En ninguno de esos países, según parece, cultivan formal-

mente la quina con fines comerciales, contentándose con recoger la

corteza de los árboles silvestres. Es un hecho curioso que, aparente-

mente, jamás se haya cultivado la planta en Norte o Centroamérica, con excepción de la isla de Jamaica, y Córdoba, hléxico, donde fuera

introducida en fecha m&s 6 menos reciente. Mutis fué el primero en

descubrirla más alld de la línea equinocial en 1772.

El nombre indígena (quk-quin o quina-quina) de la planta parece

indicar conocimiento de sus propiedades médicas por los quichúas,

quienes doblaban el nombre de toda planta de eficacia curativa. La

fecha del descubrimiento de sus virtudes antipalúdicas suele asignarse

el año 1630 6 1631 en que el Corregidor de Loja, Ecuador, Juan López de Cañizares, fuera curado con ella, siendo al parecer muy pocos los en- terados de que en 1590 Fray Reynaldo de Lizárraga ya se refiere a su empleo en Tucumán, a lo cual agrega el Padre Lozano que los indios

guardaron su conocimiento de los españoles por más de un siglo. La

popularidad del medicamento data de 1638, o sea cuando con él se

curara (por indicación de Cañizares) una terciana de que padecía

Doña Francisca Henríquez de Ribera, esposa del 4” Conde de

Chinchón y Virrey del Perú. El médico vicerreal Juan de Vega fué

‘T

k

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19321 QUINA

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el primer facultativo en emplear la draga con éxito notable. El

primer trabajo sobre la quina fué el del médico español Pedro de

Barba, en 1646. El producto fué explotado en fórmulas secretas por

el inglés Talbot en Francia, y por los judíos Mendes en Portugal.

Sydenham y Morton divulgaron la quina en Inglaterra, y Torti desde

1717 comenzó a establecer el valor específico del medicamento.

La Condamine publicó una descripción del árbol en 1738 con el

nombre de Quinquina, mencionando tres especies. En 1742 Linneo

propuso la designación de cinchona, en la familia de las Rubiaceae, pero sólo reconoció una especie, a la cual diera el nombre de ojicinnlis, siendo ése el único que apareciera por mucho tiempo en las farmaco- peas. El botánico sueco creó en 1762 la familia de las Cinchonaceae.

A medida que nuevas especies eran descubiertas y su número se

volvía subido y heterogéneo, hubo que constituir varios grupos de

generos, todos pertenecientes a la familia de las Rubiacaae.

Después de los españoles, y en particular los jesuitas (Bernabé de Cobo Ilev cascarilla a España y Roma en 1632; el Cardenal Juan de Lugo, también jesuita, la introdujo en Francia en 1650; a Inglaterra llegó en 1666) que difundieron el empleo de la cascarilla, los individuos que más han acrecentado nuestros conoci- mientos de su empleo en la enfermedad son: La Condamine, que en 1737 visitó la Provincia de Loja, recogió plantas (por desgracia perdidas) y describió el árbol en 1738 ante la Academia de Ciencias de Paris; Jussfeu, quien en 1739 explorara la misma región colectando ejemplares, algunos de los cuales todavía subsisten en Europa; Bardos, que en 1763 describiera la corteza y su virtud curativa; Mutis, que en 1772 encontró el árbol en Colombia y ayudado por Zea hizo nuevos estu- dios; Ruiz y Pavón, que descubrieron nuevas especies en el Perú en 1777-78 y escribieran varias obras sobre el asunto; Humboldt y Bonpland hacia 1792; Poppig en 1832; Weddell, con quien comienzan los modernos esfuerzos para transportar el árbol al Viejo Mundo; Karsten, Martius, Ledger, Markham, Moens y Hasskarl, a los cuales hay que agregar en Sudamérica a Caldas.

Especies.-Aunque se han distinguido por lo menos 60 variedades

de cinchona, todas ellas originarias de las selvas andinas desde Bolivia

al Ecuador, muchas representan probablemente cruces o híbridos.

Las especies mas en favor son: la Cinchona ca&isaya (procedente del norte de Bolivia y del sur del Perú); la Cinchona Zedgeriana (procedente

del norte de Bolivia, mas designada con el nombre del comerciante

inglés George Ledger, quien en 1865 ofreciera las simientes al Gobierno

holandés) ; la Cinchona succirubra (encontrada primero en las ver-

tientes del Chimborazo, y hoy día utilizada casi únicamente para injer- tar en la ledgeriana); y la Cinchona o$îcinalis (descubierta primitiva-

mente en el Ecuador y el Perú, y empleada actualmente en Java sólo

en forma híbrida con la succirubra y llamada entonces Cinchona

ro busta).

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio La C. calisaya de Wcddcll es alta y el tronco tiene a menudo mas de 60 cms dc diámetro; hojas pecioladas, ovalo-oblongas a ligeramente oboveadas de 7 a 17.5 cms de largo por 2.6 a 7 cms de ancho, obtusas, base aguda o ligeramente atenuada, muy delgadas, lisas, y cn particular, por debajo lustrosas, por arriba verde pura, por abajo verde esmeralda o vcrdc píupura, escrohiculadas, de glán- dulas apenas visibles por arriba. Estípulos ohlongos y casi del tomaño de los peciolos, muy lisos y obtusos. Panículos ovales a subcorimhosos. Cáliz pnhes-

í

Ro. l.-Ramo de quina con la Ror (a) ye1 fruto (b). (Cortesía del Bolettm de Agricultura, Zooteenia e Veterinana de Bello Horizonte)

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19321

QUINA

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La C. Zedgeriana Moens, antiguamente

reconocida como variedad de la C. cali-

SUZJU,

diferénciase de ésta principalmente

en sus hojas más espesas, estrechas y

oblongas, de base atenuada y a menudo verde azulada por debajo. Como produce

una corteza gruesa y sumamente rica es probablemente

la más apreciada de todas

las quinas.

C. succirubra Pavon, en su tamaíío mayor supera a la Zedgerianu.

das, pecíolos pubescentes.

Ramas platea-

Hojas abovadas,

agudas, de punta roma, base m$is

o menos cónica,

a

menudo de 15 a 22.5 cms., verde obscuras y lisas

por arriba, y

por debajo más ó menos pálidas

o pubescentes,

en particular

en las venas, no escrobiculadas,

borde

ligeramente

revoluto.

Estípulos

enteros, oblongos y

obtusos.

Flores muy parecidas

a las de la Zedgeriunu pero más

pequeñas.

Fruto

la,nceolado.

Produce la quina roja.

C. oficinalis Hooker, pecíolos

lisos, cilíndricos,

y como las

venas, rojizos; hoja de 10 a 12.5

cms de largo, variando

de an-

chas y ovales a lanceoladas,

agudas en ambos extremos, bor-

des por lo común recurvos, lisas

J- verde obscuras por arriba,

m,îs palidas

J- brillantes

por

debajo, escrohiculadas,

princi-

pales venas pubescentes.

Estí-

pulos

iguales a los pecíolos,

ovales, agudos, enteros y puhes-

centes.

Flores

y fruto

muu

semejantes a los de la caZ~.sa~~u.

Fuente de las quinas llamadas

Pálida, Loja, Cuenca, Corona

y Huanuco.

En conjunto, ést’a

es la principal

especie del gC-

nero y varía sumamente.

Caracferistican

.-En

un

sitio apropiado

la quina

se ‘convierte en un árbol

grande v frondoso;

en lu-

gares

pueden

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio

varían mucho en forma y tamaño, pero en las especies mejores son

lanceoladas,

de un verde brillante,

y cruzadas por venas color

carmesí.

Los pecíolos son también verdes.

Muy pequeñas las flores,

cuelgan en panículos, como las lilas por lo general de color rosa vivo,

más pálido cerca del tallo, más obscuro dentro del tubo, mientras

que pelillos blancos rizados

orlan

las lacinias

de la

corola. Hay una variedad,

la C. micrantha,

de flores

absolutamente

blancas que

emiten un delicado aroma.

En general, es un hecho

que hoy día préstase menos

atención a las característi-

cas botánicas

y más al

rendimiento

en alcaloides

de la quina.

Hemos dicho

que la corteza más rica

en quinina es la de la C.

ledgeriana.

La succirubra,

si bien más pobre en quini-

na, es rica en los otros

alcaloides, y siendo más

fácil de cultivar, acaso con-

venga más en algunos sitios.

En las Indias Holandesas,

han perfeccionado

a tal

punto los métodos de cnl-

tivo, que pueden producir,

casi a placer, especies más

0 menos ricas en un alc.

loide dado; por ejemplo, la

FIG. 3.-Cinchona cnlisago. (Coriesia de la rnión Pan-

C. chinidiniferm,

variedad

americana)

de 1i-l led,geriana., contiene

hasta 4 por ciento de quinidina

comparado con 0.2 por cient’o en la

especie primitiva.

Composición.-La

quina contiene más de 20 alcaloides: 2 ácidos

simples (quínico y quinínico),

2 ácidos tánicos (quino-t’ánico

v

quinino-tánico),

1

resinoide (quineto) y

1

colorante (rojo de quini).

De

ellos, unos 16 ya han revelado virtud antipalúdica.

pales alcaloides son : quinina,

quinidina,

(6)

583

En 1815 Reuss hizo un an5tlisis bastante exacto de la corteza, y

Duncan indicó que contenía un principio febrífugo. l&te había sido

aislado en 1810 por el portugués Gomes, quien lo llamara chinchonino.

El verdadero descubrimiento de los des principales alcaloides, quinina y

cinconina, corresponde, sin embargo, a Pelletier y Caventou, en 1820.

La quinidina fué aislada por Henry en 1838, y la cinconidina por

Winkler en 1847. Las primeras fábricas de quinina fueron estable- cidas de 1820 a 1830 por Low en Nueva Jersey, E. U. A., y por Morson y Howard en Inglaterra.

Claudie de la Garaye ya en 1745 explotó una “sal esencial,” en realidad un mero extracto seco de quina. Otras “sales esenciales” fueron dadas a conocer por Buquet en 1779 y por Deschamps en 1800. Seguin en 1802 descubrió que las mejores quinas rendían un precipitado con el tanino. Vaquelin en 1803 aisló el 8cido quínico, mas creyendolo un resinoide. Otro tanto pensó Gomes del “cinconino,” que aislara en 1810.

Más tarde, el mismo Gomes logr6 aislar pequeños cristales de cinconina, del extracto alcohólico de la quina cenicienta.

El “amargo quínico,” obtenido por Reuss en 1815, contenía en conjunto los diversos alcaloides. Para 1816 Laubert ya había cristalizado en cinconina el cinconino de Gomes, y sus estudios junto con los de Houton de Labaillardière fueron de la mayor utilidad a Pelletier y Caventou.

A continuación aparece una tabla del contenido en alcaloides de las

principales especies de quina :

J

Contenido 1 ’ Ledgeriana I Succrubra / Officmahs ”

Q ulUlII&...~..~...~...~...~ - Por cienlo 5.Oa13.0 P;l&e;,t; Por ciento 2.4 & 4.0 Quinidina...~...~.~~.~...~ ... .Oa 0.5 .oa0.1 .oa0.3 Oinconidina-....~...-..-..-...-..-....-...~..- ... la 1.5

:2a 1.5 2.0 & 2.5 .4a1.0 Cinconina---...~..-...-.-.~~...-.-...-- .... 1.0a3.0 Alcaloidesamorfos ..-. ... ~~._.- _ ... ___ ... .._.__ ... 1 .2a 1.0 ‘:E% .5&1.5

/ l I

1 También se han registrado variaciones mayores en el contenido de quinina (0.5 & 10 par ciento) para la oflicinalis. A fin de obtener el equivalente de sulfato, hay que multiplicar el índice quinínico por 1.364.

El sabor amargo y astringente de la corteza de la quina procede de la presencia de esos alcaloides, unidos al tanato y a los ácidos quinínicos.

El alcaloide quinina no se halla distribuído por igual en el árbol.

Aunque la madera contiene un pequeño porcentaje, la fuente prin-

cipal radica en la cort,eza del tronco, ramas y raíces, y en la parte baja del tronco tás que en la de arriba, en tanto que las capas externas de

la corteza son más ricas que las internas. En las raíces, el contenido

es mayor (de 5.3 a 6.5 por ciento), en las que tienen un diámetro que

varía de 0.5 a 15 cms. *

Lotsy en 1900 observó que las simientes de

succirubra y Zedgeriana

no contenían alcaloides, pero que éstos se presentaban en los cotile-

dones poco después de enverdecer, combinándose principalmente en

la corteza con ácido tánico. En las hojas nuevas el porcentaje re-

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [JUUiO

Alcaloides.-La quinina (C,,H,,N,O, + 3H,O) cristaliza en prismas

incoloros, difícilmente solubles en agua, más fácilmente en éter, y

todavía más en alcohol. En medicina, es empleada principalmente

en forma de sulfato, bisulfato o clorhidrato, pero también en citratos,

tartra,tos y bromatos, y de tanato en particular en los niños. El

sulfato contiene 74 por ciento de quinina, el bisulfato 59 por ciento (el

último es inmensamente mas soluble en agua y es utilizado para pre-

parar píldoras azucaradas), y el clorhidrato 81.7 por ciento. Tam-

bién debido a su mayor solubilidad en agua, el último cs frecuente-

mente empleado para suplantar al sulfato; en cambio, la amargura

aumenta a la par que la solubilidad de las sales, y de ahf que se

utilice el insoluble tanato para los niños. El alcaloide quinidina es

isómero con la quinina (igual composición porcentaria) y acusa las

mismas propiedades, salvo que polariza a la derecha en vez de la

izquierda. La cinconina (C,,H,,N,O) también polariza a la derecha

y es trece veces más soluble en agua que el sulfato de quinina. La

cinconidina (isómera con la cinconina) polariza a la izquierda.

Ninguno de esos alcaloides revisto igual importancia médica, que la

quinina, aunque últimamente ha cambiado algo la opinión en PI

sentido de dar mayor valor a los alcaloides secundarios. La cin-

conidina es el principal adulterante del sulfato de quinina comercial.

Resumiendo: la quinina y la cinconidina son levógiras; la quinidina y

cinconina, dextrógiras; la quinina y la quinidina, compuestos del

mctóxil; la cinconina y la cinconidina, no lo contienen.

I_Jn ensayo característico para la quinina consiste en agregar agua clorada o bromada y amoníaco a una solución que, si es de quinina,

revelará un color verde esmeralda. Cuando se disuelve en agua con

acido sulfúrico diluído, la quinina y sus compuestos manifiestan una

fluorescencia azul. Los tres últimos alcaloides no revelan ni la

fluorescencia ni la típica reacción al agua clorada y el amoníaco.

Hasta la fecha, han fracasado todos los esfuerzos para producir la

quinina sintéticamente, aunque esas pesquisas han rendido anti-

piréticos como la plasmoquina, el quinioestovarsol, la cairina y la

antipirina. Al precio actual de la quinina, el descubrimiento de un

producto sintético ha perdido su antiguo valor comercial. El precio

del sulfato de quinina ha descendido do 1,350 florines el kg en 1814, a

12.5 R. en 190s (el mínimum), y hoy día es de 37.5 fl. “’

Vuriedades de quina.-Las especies oficinales de la quina son: la

amarilla (flava, real, calisaya), obtenida de la C. Zedgeriana y la C.

calisaya, de la que se preparan el extracto fluido y la tintura, y la roja, obtenida de la C. .succirubrn y sus híbridos, de la cual se prepara la

tintura compuesta. Otras variedades son la gris (loja, corona,

cuenca, hoannca), obtenida de la C. ojicinalis y micrantha, la pálida

(corona) de la C. condaminea. La Cuprea (Colombia [amarilla y dura

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I93ZJ QUINA

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Remigia y contiene quinina y el alcaloide cinconamina, pero no cin-

conidina.

La amarilla viene en canutos o trozos encorvados de largo variable, corteza de 3 a 5 mm de espesor, o en pequeños fragmentos o piezas cortadas trasversalmente de 3 a 7 mm de grueso, grises por fuera y rara vez gris parduzco, con numerosas grietas trasversales y longitudinales, de lados casi verticales y generalmente manchadas por Iíquenes foliáceos provistos de apotecias pardo-negras. Arran- cada la corteza superior, el color es canela pardusco, y el interior algo más pálido, finalmente estriado, olor débilmente aromático, sabor muy amargo y algo astrin- gente. Al calentar un gramo de la corteza pulverizada en un tubo de ensayo seco, fórmase un destilado alquitranado purpurino y algo granuloso. La aglomeración de los líquenes delgados adheridos a la corteza imprime a ésta aspecto caracterís- tico. Las marcas exteriores son típicas, consistiendo en numerosas grietas longi- tudinales y trasversales, mas no aparecen en los tallos jóvenes y ramas. Del entrecruce de las grietas trasversales con las longitudinales, proviene el caracte- rístico aspecto de pata de gallina. La presencia y acentuación de huellas o rugosi- dades semejantes a las del melón almizclado está considerada como signo de muy buena calidad, denotando madurez de la corteza. Estas rugosidades constituyen un rasgo diferencial de la C. oficina&, en la cual son más gruesas y abiertas. El color externo es más pálido que en la quina pálida. La calisaya oriental se distin- gue por su color pardo oscuro o agrisado, pues la sudamericana es más clara y algo azulada.

La corteza roja viene en canutos de largo variable, corteza de 2 a 4 mm de grueso, en pequeños fragmentos de 3 a 7 mm de espesor, por fuera gris, gris parda o rojo parda, m& o menos áspera por efecto de las protuberancias de corcho, generalmente con grietas trasversales, pero rara vez numerosas, con algunas manchas debidas a liquenes; a cara interior rojiza o anaranjada parda, claramente estriada, olor suave, sabor muy amargo y astringente. Al calentar un gramo en un tubo de ensayo seco se forma un destilado alquitranado de color rojo brillante. Los canutos son semejantes a los de la calisaya, pero más anchos y gruesos. La corteza revela menos líquenes que otras. La superficie interior es de color pardo gris. La característica importante está constituída por las costillas longitudinales. Puede haber o no surcos trasversales, pero si existen son cortos y de disposición irregular, sin qlle los unan resquebrajaduras longitudinales. Los híbridos con la oficinalis presentan numerosas grietas trasversales y un color externo más cIaro.

La pálida, derivada de la C. oJ%inalG y cruzada con la C. succirubra, rinde canutos únicos o dobles, de casi 2 dms de longitud, 2.5 cms de ancho y grueso de 2a4mm. La abundancia de Iíquenes es caracteristica y le imprime el típico aspecto afelpado. El color no es más obscuro que en otras especies, pero varia mucho. La superficie interior manifiesta un pardo más pálido que las otras especies y está finalmente estriada. Por fuera hay grietas trasversales y costillas longitudinales, algunas de las cuaIes llevan verrugas. De la corteza roja la distinguen la prominencia y ancho de las costillas.

La amarilla pesada, observada únicamente en estado silvestre en las montañas del sur de Colombia, tiene fragmentos irregulares de 5 a 15 cm de largo, 2.5 a 7 de ancho y 3 a 10 de grueso. La corteza es compacta, pesada y fibrosa. Los fragmentos suelen mostrar superficialmente alguna parte de la peridermis en forma de manchas blanco-plateadas, muy delgadas. En muchos fragmentos la superficie superior falta por completo, dejando descubierta la cara externa del líber, muy semejante a la interior. Esta es muy compacta y finalmente fibrosa,

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio

de un amarillo oscuro con tinte pardo herrumbroso. Ent,re el liber y la porider- mis se ve en muchos fragmentos una típica faja resinosa.

Terreno.-En general, en la región andina los árboles de quina

siguen el curso accidentado de las cordilleras y principalmente la

vertiente oriental de la segunda serie de éstas.’ Salvo hacia el norte

de Guayaquil, tanto la vertiente occidental como la meseta resultan

demasiado secas o frías, pues la planta exige una temperatura mode-

rada y bast*ante igual, con una precipitación abundante y bastante

constante. El riego no puede suplantar la humedad naturaI, pues

tanto la atmósfera como el terreno deben hallarse bien cargados de

humedad. Sin embargo, para madurar las cápsulas exigen ciert’a canti-

dad de tiempo seco. En general, no siempre resulta fácil distinguir

las condiciones climatológicas que permiten que una variedad o especie

prospere, en tanto que languidece otra. La quina (ledgeriana 0

succirubra) exige una altura de 1,000 a 2,000 metros; terrenos algo

inclinados, porosos, pero bien desaguados; una precipitación anual

bien distribuida de 2.5 a 3.5 metros por año; y una temperatura de

10 a 30’ C. sin escarchas nocturnas. La planta crece mejor en rocas

graniticas o volcarricas, cubiertas de un suelo vegetal rico, poroso y

bien desaguado, sin que tolere ni grandes calores ni grandes fríos. AI

bajar de ciertos límites, disminuye la proporción de alcaloides. Como

las plantaciones se hallan por lo general situadas en regiones mon-

tañosas, el terreno es siempre más o menos empinado, y es mejor disponerlo en forma de terrazas para evitar las pérdidas de la capa

superior y más fértil. De ese modo, pueden emplearse para el cul-

tivo de la quina hasta terrenos muy pendientes, que no se prestan

para otros cultivos. La superficie de esas terrazas exige una nivela-

ción cuidadosa, a fin de no dejar formar pantanos u hoyos perma- nentes tras lluvias muy fuertes.

Tras un estudio de lo más cuidadoso fué que los holandeses llegaron a la conclusión de que las regiones montañosas de Java (1,700 metros de altura) ofrecían un habitat excelente para la quina e idéntico al de su país de origen.

La preparación del terreno reviste tanta importancia como en cual-

quier otro cultivo. La labranza es de rigor después de la siembra,

pues si la yerba abunda no deja crecer o mata las plantas.

CuZtko.-Las plantas jóvenes son cultivadas de simiente, injertos o

retoños.

Simientes.-La ledgeriana produce la mayor parte de sus semillas

maduras de octubre a enero, en tanto que la succirubra las facilita

todo el año. Un gramo de simiente contiene unas 3,500 semillitas.

Después de recogidas, la simientes son secadas en sábanas de algodón y guardadas en botellas o cajas de plomo, en que retienen su fertilidad

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19321 QUINA

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hasta un año más perdiéndola gradualmente, pues la germinación

disminuye de 99 por ciento cuando la semillaes fresca a 95 por ciento

a los 5 meses; 80 por ciento a los 7 meses; y 50 por ciento a los ll meses. Hoy día, se tiene la costumbre de sembrarlas en semilleros

(en bancales o arriates) cubiertos al aire libre, en la proporción de

1 gm por metro cuadrado, de preferencia en mayo o junio. Hay

que regarlas cuidadosamente a diario. Hasta que la simiente

comience a germinar (15 ó 20 días), el semillero debe estar cuidadosa- mente cubierto (con una plancha de zinc o una estera tupida), pero al

cabo de tres o cuatro semanas cuando aparecen los primeros retoños,

se va descubriendo gradualmente o cambiando la techumbre a otra

h solar brillante. más rala, pero protegiendo Como a los cinco meses, cuando las plantillas siempre las plantas jóvenes contra la luz tienen 3 ó 4 cms de alto, se trasIadan a otros semilleros (viveros) de techos

de paja, o sino a cajoncitos, donde son resembradas como a 8 cms

de distancia, y trasplantadas de nuevo apenas comienzan a apiñarse

demasiado. Poco a poco se van quitando los cobertizos, de los lados

4 y del techo, para acostumbrar las plantas jóvenes gradualmente a la

exposición, pues sólo alcanzan su resistencia completa al cabo de uno

y medio a dos años. Cultivada de ese modo, 1 gm de semilla produce

unas 1,200 plantas. Las plantas permanecen por lo menos 15 meses

en el vivero hasta alcanzar 1 metro de altura. Este método resulta

eficaz, pero quizas aIg0 costoso.

Retoños.-Hoy día, que hay suficiente semilla, el empleo de retoños

es menos frecuente. Los utilizados son los que van apareciendo en

el tronco y ramas. La ledger$ana no era fáci1 de criar de ese modo,

pero la succirubra sí, en particular en terreno arcilloso. El incon-

veniente de los retoños es que en los primeros años crecen con mucha

lentitud, y las raíces no se desarrollan tan bien como las de las

semillas. La misma o semejante dificultad entrañan los ganchos,

método este todavía empleado extensamente en ciertas localidades.

Injertos.-Para injertos, se suelen utilizar plantas de succirubra,

pues prosperan en la mayor parte de los terrenos y forman un híbrido

más poderoso, prestándose, en particular, para tierras parcialmente

agotadas. Para injerto, se escoge un tallo dotado de una base leñosa

bastante buena, que se desprende con un cuchillo bien afilado, dejando

abierta una superficie de unos 3 cm de largo. Luego se le da forma

de cuña debajo y se coloca en la hendidura labrada en el tallo de la

base, de modo que las capas cambiantes de cada uno se toquen o

cubran mutuamente. El injerto es luego atado al tallo de la base con

algún materia1 fibroso, como yute, y toc,ado con una solución preparada

derritiendo resina de colofón (colofonia) con 10 por ciento de grasa, a

fin de impedir que se seque en c,aso de sequía, o que se pudra si llueve

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio

ha echado cuatro hojas sanas, puede cortarse el tallo de la base, más

arriba del injerto, y al cabo de un período comparativamente

breve

plantarse el retoño brotado al aire libre.

En cuanto al contenid:

de

akaloides, hay poco que escoger entre plantSillas e injertos en la parte

de la planta que queda m$s arriba del terreno, pero como la parte de

abajo es succirubra, la corteza de las raíces produce menos que las de

las plantillas

de Zedgeriana.

Los esfuerzos dirigidos

a utilizar

el

híbrido de Ledger como base para el injerto, han tenido poco éxito

todavía, pues esa variedad requiere magníficos terrenos, en los que

pueden cultivarse perfectamente

plantas pequeñas criadas de semillas. ’

Semilleros.-Cada

finca de quina suele tener su propio semillero

o Avero, cuyo cuidado reviste mucha import,anria,

dada la facilidad

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Estación de siembra,.-Para siembra o mas bien trasplante, la estación preferida en América es mayo o junio; en Java es octubre o

noviembre, cuando empieza la estación de los monzones del oeste, y

hay menos peligro de sequías prolongadas y desastrosas, y hay que complet,ar la siembra unas ocho semanas antes de comenzar los mon- zones del este.

Espacio.-Aunque antiguamente las plantas eran sembradas a

unos 2 metros de distancia, en la actualidad no se suele dejar entre ellas

f mas de 1.2 metros, 10 cual en terreno bien despejado da unas 4,500 plantas por cada 7,100 metros cuadrados. Las cifras, naturalmente,

serán menores en terreno muy pendiente (en que hay que separar más

las terrazas), o en suelo de calidad inferior. Los espacios mayores, en

4. general, se prestan menos para dejar crecer yerbajos, aunque como

éstos no suelen tener raíces largas, constituyen poco peligro, y ofrecen

un buen abono verde cuando se arrancan.

Siembra.-Unos dos meses antes de la siembra, se hacen agujeros

de unos 60 cm. cuadrados. Al trasladar las plantillas de los semilleros,

+ son primeramente regadas y después arrancadas o excavadas con todo

cuidado a mano. A fin de no lastimar las raicillas, déjase un terrón

adherido a las mismas, o las plantas son colocadas en canastillas con las cuales se siembran, pues el canasto se pudrirá después en el terreno. No falta quienes afirmen que las plant,as así protegidas crecerán más que las otras el primer año, pero ese método resulta por demás costoso,

a menos que se trate de plantas especiales. Como precisan por lo

menos tres años antes de que los árboles pequeños se junten lo sufi- t

1 ciente, durante ese período son muy necesarios los desyerbos cuidado-

sos. Una vez que el terreno esté bien sombreado, no hay que preocu- parse tanto de la yerba silvestre.

? Abono.-Comparado con el costo, el efecto de los abonos animales o

químicos es demasiado temporal para justificar su empleo constante,

aunque se utilizan frecuentemente estiércol, fosfato y pastillas de

4 aceite nitrogenado. El resultado parece ser aun mejor cuando se

plantan legumbres entre los plantíos de quina, o cuando se mezclan estas plantas con legumbres indígenas que prosperan a su sombra.

En la quina la única poda consiste en cortar sistemáticamente las

ramas inferiores a una altura de unos 2 metros por encima del terreno,

a fin de obtener troncos rectos. Cuando se arrancan los árboles

debido a enfermedad o alguna otra causa, no parece conveniente

suplantarlos con plantas jóvenes, pues el resultado es un plantío

falto de homogeneidad, de modo que en las plantaciones antiguas

aprovechan a menudo la ocasión para dedicar los claros resultantes a legumbres, a fin de enriquecer el terreno.

Crecimiento.-En los primeros cuatro a seis años, las plantas de

quina crecen de 1 a 1.5 metros anualmente, pero luego retárdase el

(13)

590

OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [JllEh

10 años, y desde entonces a 20 a 30 cm.

La circunferencia

de una

Zcdgeriana aumenta anualmente

de 5 a 8 cm y la de la succirubra

10 cm al principio y luego de 5 a 8 cm anuales.

siempre un desarrollo

más precoz.

La última

acusa

El crecimiento

suele ser más

rápido después de las lluvias y (en Java) al comenzar los monzones

orientales.

La vida de la quina no parece durar más de 50 años a lo

máximo, y en terreno poco poroso frecuentemente

no pasa de 15 años.

Cosecha.-U n punto muy importante

estriba en saber escoger la

época mejor para la colecta de la corteza, pues llega cierto tiempo en

que resulta más provechoso utilizar el terreno para otra siembra que

dejar allí los árboles viejos y a veces hasta deteriora la corteza al cabo

FUS. 5.-Los semilleros, despu& dr quitarles los terhos.

,

(~ort~zin (ip la ~-nión Pannme7icnnn)

de algunos años. En ciertas partes, el suelo queda agotado tras una

cosecha y hay que sustituir selvas de coníferas por espacio de 15 a 20

años. La edad más apropiada para la cosecha no es idéntica para

todas las especies ni siquiera para todos los árboles de la misma

especie.

Para la calisaya suele ser de seis a nueve años despues de la

siembra, y lo indica la aparición de escamas “pata de gallinazo”

en

la corteza; la o$icinaZis madura

algo más tarde; pero todo esto

depende bastante de la región.

Los métodos de recolección más usa-

dos son cuatro: arranque del árbol; “ toconaje “;

raspado, y “musgueo.”

descacaramiento

o

(14)

1932j QUINA

591

teniendo cuidado de no lastimar la capa nueva subyacente.

Inmedia-

tamente después de arrancar las tiras, todo árbol es cubierto de musgo

antes de secarse la capa nueva, a fin de que se forme nueva corteza.

De ahí el nombre

de “musgueo”

dado al procedimiento . Otro

sistema más reciente consiste en sólo arrancar la porción externa de la

corteza, que realmente es la más rica an alcaloides, y como la capa

nueva o cambio queda aun cubierta por las fibras largaSs que la separan

de la capa externa, todavía es posible la renovación de la corteza sin

recubrirla

de musgo.

Esos dos sistemas han sido por lo general

abandonados.

Aunque el primero

ha sido probado con éxito en

algunos árboles hasta seis veces consecutivas, no parece práctico, pues

el recrecimiento

de la corteza es lento, los árboles pierden su resistencia

a los parásitos, y la capa de musgo fomenta el desarrollo de larvas de

insectos nocivos.

El segundo método también debilita los árboles.

(15)

592 OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio

modo que este método también ha sido abandonado, y el más em-

pleado actualmente consiste en arrancar el árbol entero. La primera

cosecha se obtiene, pues, como a los tres años de la siembra al podar

las ramas inferiores, mientras que el año siguiente el proceso de

recorte también rinde algo. Al cortar los krboles de ledgeriana, que

rinden corteza para las fábricas, se tronchan primero las ramas y

luego se asierra el tronco oblicuamente como a 120 ó 140 cm más

arriba de la tierra, de modo que el árbol se hunde verticalmente, en

vez de caer de plomo sobre los árboles adyacentes, averiándolos.

Luego se arrancan el tocón y raíces, y se asierra el primero. Después

se cortan en trozos como de 1 metro el tronco y ramas, y se desprende

la corteza con mazos. Las raíces son lavadas con cepillos y agua,

teniendo cuidado de no perder alcaloides por un excesivo empapa-

miento. Luego se separa la corteza, en parte con mazos y en parte

con cuchillos de marfil. No se emplean los de metal, pues son atacados

por los taninos y, además, arrancan demasiada madera con la corteza. Tratándose de los árboles de succirubra, que producen la corteza para farmacias, el método varía algo: No se cortan hasta tener la seguridad

de que la corteza se desprenda fácilmente, pues el valor comercial

depende en gran parte del buen aspecto de aquélla. Luego se arranca

la corteza con un cuchillo curvo y plano, teniendo cuidado de que las

tiras sean lo más largas posible. Después que este descortezamient’o

se ha llevado lo más arriba que pueda llevarse desde el suelo, se troncha

cuidadosamente el árbol y se descorteza el resto. Como las ramas de

la succirubra son muy delgadas, la corteza suele obtenerse en trozos

pequeños, como los de la corteza dedicada a las fábricas. La corteza

farmacéutica es, por lo general, clasificada en la plantación. Las tiras

buenas son cuidadosamente formadas en canutos, en tanto que las

demás se preparan en recortes. Ese aclaramiento o despeje de la

plantación continúa cada año hasta que resulta más económico cortar

todos los árboles restantes. La renovación de una plantación suele

tener lugar en un promedio de 20 años.

Producción.-Calculan los quinólogos que una ledgeriana de 4 años

rinde un total de 0.25 kg de corteza seca; de 8 años, unos 5 kg; de 15

años, 10 kg; y de 25 años, 20 kg. Algunas ledgerianas de 45 años han

rendido hasta 70 kg. Las raíces suelen rendir como la mitad que cl

tronco y ramas combinados, aunque en condiciones muy favorables

acaso lleguen hasta cuatro quintas partes. Si el precio es demasiado

bajo, a veces se abandonan las raíces y ramas por representar más cl costo del descortezamiento.

Desecación.-En Sudamérica, al principio secaban al sol la corteza

que, naturalmente, se contraía, formando cilindros. Los trozos más

gruesos, que iban al comercio en forma de tiras (tablas), eran expuestos brevemente al sol, y luego colocados en montones sujetos con piedras

(16)

19321

QUINA

593

(17)

594

OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio

sol, y se seguía alternativamente ese método de amontonamiento y

asoleamiento, hasta completar la deshidratación. En Colombia,

parece que también utilizaron la desecación al fuego. Los canutos

y tiras servían fines farmacéuticos, en tanto que la corteza destinada

para la fabricación de quinina era cortada en trozos después de secarla. En Java al principio también emplearon el asoleamiento, pero a medida que aumentaba la producción, no era posible concluir la faena durante los monzones occidentales, de modo que secaban al fuego la corteza destinada a las fabricas, si bien no era posible hacerlo con la dedicada n las boticas, que pierde en parte su buen aspecto cuando se trata

así. La corteza húmeda expuesta a una temperatura de más de 90’

C., pierde parte de su contenido, pero expuesta primero a un sol pálido,

y secada por algunos días a una temperatura de no más de 60’ C.,

puede luego tolerar 80° C. sin efecto contraproducente.

La corteza destinada a las fábricas, a fin do secarla al sol, es extendida en capas delgadas y uniformes en grandes cajas planas, colocadas en hileras o correderas sobrepuestas, de modo que puedan guarecerse en

caso de lluvia. También se emplean para ello cubiertas plegadizas

de- hierro galvanizado. Esa desecación continúa por tres días, al

cabo de los cuales la corteza es trasladada a secadoras férreas llamadas “sirocos”, compuestas de cuatro o cinco artesas movibles con fondos de tela metálica, que se colocan una encima de otra sobre el fuego, cam-

biándolas sucesivamente de posición, y retirando cada vez la de más

abajo. La temperatura en la artesa inferior (y más caliente) no se

deja pasar de 80’ C. La corteza farmacéutica sólo se seca al sol,

aunque a veces se coloca cerca de una secadora, pero una sola vez. Las mejores tiras de corteza se enrollan en varillas, a fin de que tengan

buena forma cilindrica. Los fragmentos y recortes sólo se extienden

de plano. La corteza húmeda contiene de 68 a 70 por ciento de agua

y pierde unas tres quintas partes de su peso total por la desecación. Existe también alguna reabsorción más, o pérdida de humedad, según que los envíos a los mercados europeos tengan lugar en la estación seca 0 lluviosa, pero no se afecta el contenido de alcaloide.

La forma favorita de cortar la corteza del tronco, y también de las ramas, si éstas son largas, es en trozos de unos 60 cm. de largo, de toda

la circunferencia del árbol, desprendiéndose cada trozo en una sola

pieza que al secarse forma el canuto o rollo. Ese descortezamiento

sólo puede hacerse al llegar la época propicia. Tratándose de raíces,

ramas y troncos muertos 0 secos, tiene que ser arrancada mondándola,

raspándola 0 cepillándola.

Empaque.-En

Sudamérica tenían la costumbre de envolver los bultos en cueros de buey húmedos, que se contraían al secar y man-

tenían el contenido muy apretado. En Java empacan la corteza

destinada a las fábricas por lo común en sacos de yute. La desecada,

(18)

19321 QUINA

595

visto que el flete a Europa es cobrado por volumen y no por peso

por lo cual también la forma es lo más rectangular

posible obtenid;

colocando los sacos en moldes de madera.

La corteza far&acéutica

es seleccionada después de la desecación, clasificando los canutos o

rollos en tres grados, según la longitud y aspecto.

La cara externa

debe tener un color gris blancuzco, sin que sea fácil desprenderla de

la corteza y ésta no debe revelar nudos.

una corteza de musgo gris o plateada.

Debe hallarse cubierta de

mientras más oscuro, mejor.

El interior

debe ser rojo, y

La corteza va empacada en cajas, cada

una de las cuales sólo contiene un grado, mientras

que los tubos

trozos o recortes van colocados meticulosamente

lado a lado, sin

espacios vacíos, llenando las cajas hasta el tope.

contener de 50 a 100 kg netos.

Cada caja suele

La corteza farmacéutica

que no se

presta pa.ra formar tubos u otros trozos grandes, es trit,urada y em-

pacada en fardos.

Los fardos y las cajas van marcados con el nombre

abreviado de la plantación,

la clase de quina, la clase de corteza y el

peso neto.

Clasificación de la corteza. -Hasta

misma, la cáscara era empleada

el descubrimiento

de la quinina

exclusivamente

mientos, vinos, extractos 0 tintura.

en forma de coci-

La corteza fué luego dividida en

comercial y farmacéutica,

según que se destinara a la producción

de

alcaloides o de preparados farmacéut,icos.

el valor es determinado

por el contenido

(19)

596

OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio

pesar de que aveces los lotes menos atractivos

La

Farmacopea E. U. A. (X d’ ”

contienen. más alcaloides.

e icion) exige para la corteza farmacéu-

tica por lo menos 5 por ciento de alcaloides, la italiana otro tanto la

holandesa (IV ed.) un mínimo de

6

por ciento de alcaloides y 9 por

ciento de tanato; y la británica,

5

a

6

por ciento de alcaloides totales

no menos de la mitad de éstos, quinina y cinconidina.

El valor de

la corteza comercial se basa puramente

en el contenido de quinina,

aunque se indica frecuentement’e

el de alcaloides subsidiarios

(en

I .

-7

.

particular

cinconidina).

La corteza americana es dividida en “real”

(de la calisaya, que se consideraba primitivamente

la mejor variedad),

“roja”

(de la succirubra), y “corona”

(de la o$cinaZis).

Manufactura.-

El método de manufactura

viene a ser éste: Después

de pulverizar la corteza, mézclase con cal, liberando así los alcaloides

del tanatoyácido

quínico,ingredientes

éstos que se combinan con la cal:

La mezcla es separada con petróleo,

que disuelve la quinina más

(20)

19321 QUINA

597

con ácido sulfúrico diluído, que convierte los alcaloides en sulfatos, y la solución es primero filtrada por carbón animal, y luego neutralizada con sosa. La quinina queda entonces en gran parte aislada en forma

de sulfato, aunque todavía está mezclada con parte de los otros

alcaloides. El gran secreto de las fábricas consiste en el procedimiento

que utilizan para purificar ese sulfato. Un modo de hacerlo consiste

en disolver el producto bruto en agua, con la ayuda de ácido sulfúrico

diluído (agua acidulada con ácido sulfúrico) y evaporar después. El

bisulfato resultante es fácil de disolver en agua. Se cristaliza, y es

disuelto una vez más en agua, del cual SC precipita la quinina con sosa

cáustica, para reconvertirla luego en sulfato con ácido sulfúrico

diluído. Este proceso resulta bastante derrochador, pues queda una

cantidad considerable de quinina en el agua de cristalización.

La venta de quinina lucha además con el inconveniente de que en

los distint,os paíse,s varía la proporción de otros alcaloides que toleran;

en Holanda, 0.75 por ciento de cinconidina; en Alemania, sólo 0.5 por

ciento; y en la G-ran Bretaña y los Estados Unidos, de 2 a 3.3 por ciento; y el precio es más bajo mientras la tolerancia es mayor.

Producción mundial.-La cantidad global de quina que se recoge en

el mundo, según las cifras de la Sección de Higiene de la Liga de las Naciones es: para las Indias Holandesas, 10,000,000 de kilogramos;

para la India Británica, 850,000 kg; y para los demás países, 250,000

kg; o sea un total de 11,100,000 kg. De esas cortezas se extraen

anualmente unas 600 toneladas de quinina, de las cuales 400 se dedican

a fines corrientes de terapéutica; de modo que sólo restan unas 200

para las atenciones del paludismo. Como se calcula que hay cen-

tenares de millones de palúdicos esparcidos por cl mundo, esa cantidad parece en verdad insuficiente.

Sin embargo, es curioso que en tanto que el área dedicada al cultivo de quina en las Indias Holandesas ha más que duplicado de 1894 a

1929, el consumo apenas ha subido 50 por ciento en dicho período.

Hoy día calcúlase que un 80 por ciento de toda la cáscara de quina del mundo, fuera de la India, procede de Java. Esta isla produce unos 20,000,OOO de kg al año; India como l,OOO,OOO; Ceilgn unos 200,000; el Africa Occident.al Portuguesa unos 90,000 y Sudamérica unos 400,000. Se ha calculado que la producción anual de cort,eza es de unos 10,000,000 de kg, la de quinina de unos 500,000.

Dícese que en Colombia y Venezuela hay grandes cantidades de quina m6s o menos inferior cn estado silvestre, que sería cosechada de justificarlo el precio.

Las exportaciones de quina de Bolivia ascendieron en 1925 a 190,867 kg, CII 1926 a 173,933 kg, y en 1927 a 183,179 kg. Casi toda la quina producida en el . país es export_ada. La mayor parte de la exportada en 1926 parece haber proce- di$o de las Provincias de Larccaja y Caupolicán, del Departamento de La Paz. La mayor parte (casi la mitad) de la quina exportada en 1926 fué a la Gran Bretaña.

En el Ecuador tampoco cultivan la quina, sino que es ohtenida de árboles silvestres, 10s cuales abundan mucho en las grandes fincas de las mesetas interandinas. Las principales variedades de quina producidas allí son: la Cin-

chona succirubra (quina roja); la C. pubescens (quina ahumada); la C. rotundifolia

(21)

OFICINA SANITARIA PANAMERICANA

r- _ _

i ,, :, _- y--.- -- -- - - !

f ..; l

(22)

599

10 por ciento de alcaloide; la roja plateada, 7 a 8 por ciento; la pata de gallinazo, 5 a 7 por ciento; y la costrona, 1 a 3 por ciento. También se dice que hay una clase llamada C. pulida que rinde de 3 a 5 por ciento. La producci6n de 1927 fué calculada en 274,711 libras (124,870 kg), de las cuales el 2 por ciento fu6 empleado en el país. La exportaci6n de quina de 1911 a 1927 varió de 132,763 kg en 1911 a 122,115 en 1927, y de un máximo de 194,960 en 1924 a 9,577 en 1917, el año de la Guerra, y 52,980 en 1913. De las exportaciones de 1926 y 1927, Alemania tomó la mayor parte. Al abogar por la creación de la “quinina del estado” en su país, Espinoza Tamayo afirmó en 1929 que la cantidad exportada del Ecuador no pasa de unos 80,000 kg anuales con un valor aproximado de $90,000.

En el Perú la exportación promedió en el trienio 1923-1925 unos 70,000 kg.

Aumento de los abnstos.-La aparente insuficienc,ia de la droga,

unida al precio, obligó a buscar algún medio de remediar la situación, y entre las soluciones propuestas figuran las siguientes: enriquecer las

cortezas existentes con respecto a potencia; y utilización máxima de las

cortezas que ya existen. Una investigación de los distintos alcaloides

extraídos de la quina versó sobre los siguientes puntos: (CL) profiláctico (desaparición de los hematozoítos de la sangre periférica) ; (b) curativo

(curación de los accesos); y (c) prevención de las recidivas. Con

respecto a (CL), todas las investigaciones han patentizado la inferioridad

de la cinconina, en particular en la terciana maligna; acerca de (b) la

quinina y quinidina ocupan el primer puesto, la cinconina el segundo,

y la cinconidina el tercero; pero las diferencias no son mayores, lo cual

autoriza las sustituciones en casos de intolerancia; y en lo tocante a

(c), los cuatro alcaloides más a-menos son iguales. Los resultados de

estas investigaciones no ofrecían una solución adecuada si se conside-

raban los alcaloides aisladamente, ni con relación al rendimiento ni al

precio. Con respecto a rendimiento, porque la separación de los varios

alcaloides es bastante difícil y la depuración mucho más; y con

respecto a precio, porque los gastos de preparación vienen a ser iguales,

si no superiores, a los que entraña la producción de quinina. De ahí

que se pensara en emplear en masa todos los alcaloides.

De la concurrencia holandesa provino la rápida decadencia de las

plantaciones inglesas en la India, donde introducida la planta en 1861,

para 1887 la exportación de corteza llegaba a 7,300,OOO kg, para

descender en 1903 a 77,000 y a 40,000 en 1910. En tanto que los ingleses se atenían a la C. succirubra y variedades afines de c,ontenido

inferior en quina, los holandeses, sabiamente orientados por Moens

desde 1879, cifraron desde el princ.ipio sus esperanzas en las especies

más ricas en quina, como la ledgeriana. La popularización del quineto

en los últimos años dimana precisamente de este factor.

Quineto.-El quineto es un vocablo creado en 1861 por el Dr. De

Vrij, químico de las plantaciones de Java. A su primer preparado

en masa le había dado el nombre de “alcaloides de la Cinchona suc-

cimbra “; pero luego cambió a quineto, que es el nombre actual.2 El

primer quineto acusaba una composición sumamente variable:

2 Hecho es de lo más interesante la rehabilitación eomo antifebrifugos, de los otros alcaloides de la quina

(23)

600

OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Junio

quinina, 4.6 a 22.2 por ciento; cinconina, 18 a 54; quinidina, 0 a 5.4;

ninaonidina, 24 a 60; y alcaloides amorfos, 0.4 a 7.5 por ciento. Las

primeras experiencias terapéuticas no fueron muy felices, y el Dr.

Jacobs, que fué el principal experimentador, tuvo que declarar que

el quineto no podía sustituir a la quinina, pues aunque sus virtudes

curativas eran indudables, la composición inestable y efectos secun-

darios entrañaban peligro. En los últimos años, sin embargo, se han

emprendido investigaciones sobre el asunto en gran escala y en

diversos sitios, con resultados completamente favorables; por ejemplo,

el quineto de Amsterdam o de Turín, por lo común mezcla de los

alcaloides de la quinina bajo diversos nombres, manifiesta una eficacia igual a la de la quinina cuando contiene un mínimo de 60 a 80 por ciento de alcaloides crist,alizados, y entre ellos 7 a 15 por ciento de qui-

nina pura. La eficacia no sólo curativa, sino profiláctica, resulta

también igual. Lo que urgía entonces, era normalizar el preparado

a fin de obtener una composición est’able, y de ello se encargó una

subcomisión de peritos químicos, epidemiológicos y farmacológicos

que se reunió en Londres en febrero de 1931. Un informe del Dr.

Groothoff afirmó que la normalización debería fundarse en la dosis

expresada en cifras, y reconocida indispensable para conseguir un

medicamento eficaz, y fundada en investigaciones clínicas y farmaco-

. lógicas. También SC ha podido estabilizar la acción de la quinina o

del quineto administrando un alcalino, como bicarbonato de sodio,

citrato de sodio, y carbonato de calcio. Esas investigaciones ya habían

resuelto el problema cualitativo, pero restaba en pic el cuantitativo,

o sea la cantidad que puede prepararse. Groothoff averiguó que las

10,000 toneladas de ledgerima de las Indias Rolandcsas se dedic,aban

casi exclusivamente a la extracción de la quinina, con lo cual no se

puede intervenir. Sin embargo, con lo que resta de alcaloides en esas

10,000 toneladas después de extraer la quinina, y con la cantidad que puede extraerse de las otras 1,100 toneladas de succirubra y otras espe- cies, se pueden preparar, según Groothoff, unos 255,000 kg de quineto

de esta composición: quinina, 19.7 por ciento; cinconidina, 18.5; y

cinconina más alcaloides amorfos, 61.8 por ciento. La producción

de quineto puede todavía aumentarse más con sólo ext’cnder las plan-

taciones dc succirubra. TJna vez que la cantidad de quineto produ-

cido llegue a 775,000 kg, podría estraersc cl resto hasta compkar l,OOO,-

000 de las cortezas existentes, sin perturbar la producción actual

de las 600 toneladas anuales de quinina. Todo lo relativo al quineto

aparece discutido a fondo en el trabajo de Groothoff: “Le Problème

du Quinetum” (Rivista de Malariologia, p. 703, nbre.-dbre., 1931).

(24)

P

Dos puntos quedan todavía para mayor estudio: los métodos de

preparación y de comprobación, y de ello se ocupa ahora la Comisión

Internacional del Paludismo. En mayo de 1931, al reunirse en

Ginebra la subcomisión mixta de clínicos y farmacólogos de dicha

comisión, hizo las siguientes declaraciones :

(1) El nombre de quineto debe ser reservado para una preparación que con- tenga quiniua, cinconidina y cinconina a partes iguales, o sea la proporción cn que suelen encontrarse normalmente los alcaloides de la Cinchona succirubra.

(2) La nueva preparación standard que debe emplearse para el tratamiento de las poblaciones palúdicas debe contener: alcaloides cristalizados, por lo menos 70 por ciento (entre ellos no menos de 15 por ciento de quinina); alcaloides amorfos, no mLs de 20 por ciento; sustancias minerales, 5 por ciento; y agua, 5 por ciento. Para esa preparacih se propone el nombre de Totaquina (antes era T. a. c., alcaloides totales de la Chchona).

(3) Que la Totaquina sea admitida en las farmacopeas nacionales, y que las administraciones sanitarias nacionales se ocupen de conseguir las pruebas del control analítico.

(4) En los países en que se emplea la Cinchona febrífuga, que las autoridades traten de aproximar la fórmula de composición a la del preparado standard de

Totaquina.

(5) Que en los países tropicales los Gobiernos traten de determinar la oportuni- dad y posibilidad de cultivar especies de Cinchona para las necesidades locales, ya sea por la extracción de los alcaloides que figuran en la fórmula normalizada de la Totaquina, o por medio de preparaciones químicas o galénicas de dicha sustancia.

La fabricación de la “cinchona febrifuga” ha cambiado desde 1903,

de modo que hoy día el producto es más variable que el quineto.

La historia de la introducción y cultivo de la quina en el Oriente

ofrece prueba elocuente de la importancia del apoyo y auxilio del

Estado al tratar de crear y arraigar una industria nueva de este

género, pues los muchos obstáculos, desencantos y fracasos al principio

hubieran desalentado casi a cualquier empresa particular que sólo

considerase los rendimientos del momento.3 La perseverancia, la

experiencia y el estudio vencieron por fin la situación y crearon la

floreciente industria, que constituye una de las grandes riquezas de

las Indias Orientales. La ciencia y la persistencia han permitido

igudmente aumentar el porcentaje de quinina rendido por la quina

javanesa de 4 en 1889 a 5.4 a partir de 1900. Uno de los sine pua non

actuales parece ser la mano de obra barata. El posible cultivo de la

quina ha sido discutido en los últimos años, entre otros países ameri-

canos, en Argentina, Bolivia y México. En una de sus resoluciones, el

VII Congreso Médico Latinoamericano aconsejó que los Gobiernos

promovieran y facilitaran Ia creación de un instituto para el mejora-

miento y explotación de las quinas.

3 Con razón dice Paz SoldBn qw la exportación de las cinchonas de sus frías zonas andinas constituye uno de los más bellos capítulos de la previsv5n y del esfuerza humanos.

Imagem

FIG.  3.-Cinchona  cnlisago.  (Coriesia  de  la  rnión  Pan-  C.  chinidiniferm,  variedad

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