• Nenhum resultado encontrado

La violencia contra las mujeres: responde el sector de la salud

N/A
N/A
Protected

Academic year: 2017

Share "La violencia contra las mujeres: responde el sector de la salud"

Copied!
144
0
0

Texto

(1)
(2)

LA VIOLENCIA CONTRA

LAS MUJERES:

(3)

CREDITS

(4)

Producido en colaboración con

PROGRAMA PARA LA TECNOLOGÍA APROPIADA EN SALUD

AGENCIA NORUEGA DE DESARROLLO INTERNACIONAL

AGENCIA SUECA DE DESARROLLO INTERNACIONAL

LA VIOLENCIA CONTRA

LAS MUJERES:

responde el sector de la salud

Marijke Velzeboer

Mary Ellsberg

Carmen Clavel-Arcas

Claudia García-Moreno

PUBLICACIÓN OCASIONAL No. 12

Asdi

ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD

Oficina Sanitaria Panamericana, Oficina Regional de la

ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

525 Twenty-third Street, N. W. Washington, D.C. 20037, E.U.A.

(5)

Se publica también en inglés (2003) con el título: Violence against Women: The Health Sector Responds ISBN 92 75 12292 X

Catalogación por la Biblioteca de la OPS

Velzeboer, Marijke

La violencia contra las mujeres: responde el sector de la salud Washington, D.C.: OPS, © 2003.

(Publicación Ocasional No. 12) ISBN 92 75 32292 9

I. Título II. Serie

III. Ellsberg, Mary IV. Clavel-Arcas, Carmen

1. VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES 2. SALUD DE LAS MUJERES

3. GÉNERO

4. PARTICIPACIÓN COMUNITARIA 5. EMPODERAMIENTO

LC HQ5528.P187 2003

La Organización Panamericana de la Salud dará consideración muy favorable a las solicitudes de autorización para reproducir o traducir, íntegramente o en parte, alguna de sus publicaciones. Las solicitudes y las peticiones de información deberán dirigirse a Publicaciones, Organización Panamericana de la Salud, Washington, D.C., Estados Unidos de América, que tendrá sumo gusto en proporcionar la información más reciente sobre cambios introducidos en la obra, planes de reedición, y reimpresiones y traducciones ya disponibles.

©Organización Panamericana de la Salud, 2003

Las publicaciones de la Organización Panamericana de la Salud están acogidas a la protección prevista por las disposiciones sobre reproducción de originales del Protocolo 2 de la Convención Universal sobre Derecho de Autor. Reservados todos los derechos.

Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no implican, por parte de la Secretaría de la Organización Panamericana de la Salud, juicio alguno sobre la condición jurídica de países, territorios, ciudades o zonas, o de sus autoridades, ni respecto del trazado de sus fronteras o límites.

La mención de determinadas sociedades mercantiles o de nombres comerciales de ciertos productos no implica que la Organización Panamericana de la Salud los apruebe o recomiende con preferencia a otros análogos. Salvo error u omisión, las denominaciones de productos patentados llevan en las publicaciones de la OPS letra inicial mayúscula.

ILUSTRACIÓN DE LA CUBIERTA: LILIANA GUTIÉRREZ Lápiz y Papel

Quito, Ecuador

(6)

v

C O N T E N I D O

LAS AUTORAS Y AGRADECIMIENTOS

vi

PRÓLOGO

ix

INTRODUCCIÓN

xi

SECCIÓN I

EL SECTOR DE LA SALUD RESPONDE A LA VIOLENCIA BASADA EN EL GÉNERO

1

CAPÍTULO UNO

La violencia basada en el género: un problema de salud pública y de derechos humanos

4

CAPÍTULO DOS

Los estudios de la “Ruta Crítica”: de la investigación a la acción

8

CAPÍTULO TRES

Unir fuerzas para abordar la violencia basada en el género en las Américas

20

SECCIÓN II

LECCIONES APRENDIDAS EN AMÉRICA CENTRAL

27

CAPÍTULO CUATRO

Reformas políticas y jurídicas relacionadas con la violencia basada en el género

32

CAPÍTULO CINCO

El sector de la salud: establecimiento de un enfoque integral

42

CAPÍTULO SEIS

¿Qué sucede en la clínica?

58

CAPÍTULO SIETE

Más allá de la clínica: la prevención de la violencia con otros aliados de la comunidad

78

CAPÍTULO OCHO

Implicaciones mundiales: el enfoque de la OPS de la violencia basada en el género

100

(7)

vi

L A S A U T O R A S

Marijke Velzeboer, Coordinadora del Programa de la Mujer, la Salud y el Desarrollo de

la Organización Panamericana de la Salud (OPS), preparó la sección I (capítulos uno

a tres). Mary Ellsberg, Responsable del Programa de Género, Violencia y Derechos

Humanos, Programa para la Tecnología Apropiada en Salud (PATH), y Carmen

Clavel-Arcas, Becaria Internacional, Centro Nacional para la Prevención y el Control de

Lesiones, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados

Unidos de América, prepararon la sección II (capítulos cuatro a siete). Claudia

García-Moreno, Coordinadora, Departamento de Género y Salud de la Mujer de la

Organización Mundial de la Salud (OMS), aportó las perspectivas mundiales

presentadas en el capítulo ocho.

A G R A D E C I M I E N T O S

Las autoras desean agradecer las valiosas contribuciones y apoyo de las siguientes

personas, equipos e instituciones: Janete da Silva y Cathy Cuellar de la OPS; Colleen

Conroy, Willow Gerber y Rebeca Quiroga, de PATH; y James A. Mercy, Director

Adjunto para la Ciencia, División de Prevención de la Violencia, Centro Nacional para

la Prevención y el Control de Lesiones de los CDC, y Mark Anderson, División de

Servicios de Emergencia y de Salud Ambiental, Centro Nacional de Salud Ambiental

de los CDC, por revisar los borradores del manuscrito. Hilary Anderson de la OPS y

Rebeca Quiroga de PATH redactaron la sección de recursos presentada al final del

libro y Edna Quirós de la OPS brindó apoyo administrativo. Las oficinas de la OPS en

los países centroamericanos y los puntos focales del Programa de la Mujer, la Salud y

el Desarrollo de la OPS facilitaron la evaluación de las “lecciones aprendidas”, sobre

las cuales se basa esta obra.

(8)

vii

del equipo de Coordinación Subregional de la OPS, han sido elementos fundamentales

en la elaboración y aplicación del enfoque integral de la violencia basada en el género

descrito en la obra y contribuyeron a su éxito. Esas personas son la actual

coordinadora del equipo, Cathy Cuellar, y su predecesora, Lea Guido, con la asistencia

de Marta Castillo, así como los puntos focales Sandra Jones, en Belice; Florencia

Castellanos, en Costa Rica; Amalia Ayala y Ruth Manzano, en El Salvador; Elsy

Camey, Paula del Cid, Rebeca Guizar y Patricia Ruiz, en Guatemala; Raquel

Fernández, en Honduras; Silvia Narváez, en Nicaragua, y Dora Arosemena, en

Panamá. Janete da Silva proporcionó un apoyo fundamental a la red centroamericana.

También deseamos agradecer a las mujeres, hombres, proveedores de servicios de

salud, activistas comunitarios y representantes de los ministerios de salud y de la OPS

por compartir su tiempo, experiencias y conocimientos con la OPS y el equipo de

evaluación del proyecto, con un espíritu crítico, pero constructivo.

Sin lugar a dudas, el sostenido patrocinio de los Gobiernos de Noruega y Suecia no

solo ha permitido elaborar el enfoque integral y el proyecto centroamericano, con su

subsiguiente evaluación, sino también ha facilitado la publicación de este libro.

Expresamos nuestro especial agradecimiento a Carola Espinoza y Mette Kottman de la

Agencia Noruega de Desarrollo Internacional (NORAD) y a Hans Åkesson, de la

Agencia Sueca de Desarrollo Internacional (Asdi), por su asistencia durante toda la

etapa de evaluación del proyecto. Asimismo, las autoras tienen una deuda de gratitud

con el Gobierno de los Países Bajos, que patrocinó las contribuciones a esta obra

aportadas por nuestras colegas bolivianas, ecuatorianas y peruanas.

(9)
(10)

P R Ó L O G O

M

e complace que se publique este libro al comienzo de la primera

administración de la Organización Panamericana de la Salud encabezada

por una mujer, y que en este, mi primer prólogo para un libro, yo tenga la

oportunidad de dejar constancia de mi compromiso de cambiar la situación de la

violencia basada en el género en la Región de las Américas.

Las voces de las mujeres que oirán en las narraciones de este libro se originan en la

realidad de sus vidas cotidianas y exigen una respuesta humanitaria en forma de un

reconocimiento y la conclusión de su sufrimiento. Desde luego, el primer llamado a la

acción está dirigido al sector de la salud. Sin embargo, en la respuesta universal y

definitiva está implícita la acción de diversos aliados, que incluyen a los gobiernos y

los médicos, enfermeras y otros profesionales de la salud que trabajan a la par de los

líderes políticos, la policía y los sistemas judiciales, las organizaciones no

guberna-mentales, las escuelas y las iglesias.

En América Central, el trabajo de la OPS orientado a poner fin a la violencia y utilizar

la salud como un puente para crear una paz perdurable comenzó en 1985, y el

mejoramiento de la situación de salud de las mujeres fue y continúa siendo una piedra

angular de los esfuerzos de la OPS y la comunidad internacional por consolidar la

democracia y la integración subregional. Durante más de un decenio, los Gobiernos de

Noruega y Suecia han reconocido la función esencial de las mujeres dentro de las

familias y las comunidades en la construcción de la paz en su nivel más básico y

elemental; la firme creencia de los colaboradores nórdicos en este principio fue en gran

medida el punto de partida de la labor esencial que ha hecho posible este libro.

Por último, me gustaría que las voces que se escuchan en este libro sean como nuestra

conciencia social cuando nos embarquemos en una campaña interinstitucional e

internacional durante 2003 y más adelante, con el fin de guiar y apoyar las iniciativas

de la comunidad orientadas a prevenir la violencia basada en el género y facultar a las

mujeres para que concreten todo su potencial y recompensen a nuestras sociedades

con su sabiduría y con su experiencia.

(11)
(12)

xi

I N T R O D U C C I Ó N

L

a violencia basada en el género (VBG) es uno de los abusos contra los derechos humanos

y uno de los problemas de salud pública más difundidos en el mundo actual, que afecta

a una de cada tres mujeres. Es también una manifestación extrema de la desigualdad

relacionada con el género, impuesta a las mujeres y a las niñas a causa de su posición subordinada

dentro de la sociedad. Las consecuencias de la VBG a menudo son devastadoras y prolongadas y

afectan la salud física y el bienestar mental de las mujeres y las niñas. Al mismo tiempo, sus

repercusiones ponen en peligro el desarrollo social de otros niños en la familia, de la familia como

unidad, de las comunidades donde viven las personas afectadas y de la sociedad en general.

La violencia contra las mujeres: responde el sector de la saludofrece una estrategia para abordar este complejo problema y unos métodos concretos para ponerla en práctica, no solo a aquellos que están en las primeras líneas atendiendo a las mujeres que viven con violencia sino también a las personas encargadas de tomar las decisiones, que pueden incorporar las lecciones en la generación de políticas y recursos. En las comunidades donde todavía no existe apoyo para las mujeres, las autoras esperan que este libro motivará a los proveedores de servicios de salud y a los líderes a afrontar en forma más directa el problema de la violencia relacionada con el género, y a dar el apoyo necesario a las mujeres afectadas para que resuelvan su situación.

(13)

Los obstáculos para superar

la violencia intrafamiliar son

500 años de cultura que se

reproduce en la socialización

de hijos e hijas.

—Montserrat Sagot, 2001

(14)

1

INTRODUCCIÓN

Un logro importante en el último decenio es que se reconoce cada vez más que la violencia contra las mujeres es un importante problema de salud pública. En gran medida, como resultado de la continua incidencia política por parte de las organizaciones de mujeres, el problema ha ocupado un lugar en el temario de una serie de conferencias internacionales: la Conferencia Mundial de Derechos Humanos (Viena, 1993), la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo (El Cairo, 1994) y la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing, 1995). Los compromisos contraídos durante estas conferencias por los gobiernos, organismos internacionales y donantes participantes, generaron una creciente atención hacia este problema alarmante en todo el mundo.

SECCIÓN I

(15)

L

a Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará, 1994) proporcionan un marco político concreto para la acción al pedir a los gobiernos que aprueben y vigilen leyes y otras medidas conexas. Casi todos los países de la Región de las Américas han ratificado estas convenciones y han aprobado leyes que castigan la violencia contra las mujeres.

Aun antes de la existencia de sanciones internacionales contra la VBG, las

organizaciones de mujeres de muchas partes de las Américas habían propuesto y promovido una legislación pertinente, formado

coaliciones nacionales, obtenido fondos para capacitar a la policía y a los jueces y proporcionado asesoramiento y servicios a las mujeres afectadas. No obstante, el sector de la salud había estado notoriamente ausente en la mayoría de estos empeños.

La sección I de este libro describe los esfuerzos de la OPS por movilizar al sector de la salud para que se uniera a esas fuerzas. Reconociendo la función esencial que podía desempeñar el sector en la prevención de la VBG, en 1993 los Cuerpos Directivos de la Organización aprobaron una resolución recomendando a los Gobiernos Miembros que formularan políticas y planes para la prevención y el control de la violencia contra las mujeres.

Conforme a la resolución, se le encomendó al Programa de la Mujer, la Salud y el Desarrollo de la OPS, la formulación de una estrategia sanitaria. Al año siguiente, el programa, en conjunto con sus colaboradores en el sector de la salud y otras entidades homólogas, creó un enfoque integral que se basó en las actividades existentes, al mismo tiempo que fortaleció la participación y contribución del sector de la salud en el tratamiento de la VBG en el ámbito de las políticas, la prestación de servicios y la comunidad. Para fines de 2002, un total de 16 países habían puesto en práctica este enfoque, 10 de ellos con el apoyo de la OPS y seis con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo. Los Gobiernos de Noruega y Suecia patrocinaron el trabajo de la OPS en los países centroamericanos, mientras que el Gobierno de los Países Bajos apoyó la labor en Bolivia, Ecuador y Perú.

“. . . así sentí que ya mi vida

había cambiado, que ya era

otra, no era la misma, ya no

iba a sufrir. . . . ”

—Mujer guatemalteca

(16)

por el nuevo proyecto se reprodujeron posteriormente mucho más allá de las dos redes iniciales programadas para cada país. Los países compartieron materiales y experiencias para capacitar al personal de la salud, establecer protocolos y sistemas de información y poner en marcha grupos de ayuda mutua. Estas experiencias generaron el apoyo adicional de los gobiernos, la sociedad civil y otras fuentes, que a su vez dio como resultado la capacitación de miles de proveedores de servicios del sector de la salud y otros sectores, el mejoramiento de las políticas de salud y el fortalecimiento de las coaliciones que promueven la aprobación de leyes nacionales nuevas o más adecuadas.

Durante el período de aplicación, los puntos focales de la OPS para los 10 países incluidos en el proyecto y sus homólogos del sector de la salud se reunieron anualmente para evaluar las actividades del proyecto y acordar planes anuales de operación. Si bien estas evaluaciones revelaron una gran cantidad de logros operativos, la OPS quería saber si el proyecto en realidad había producido un cambio en las prácticas y actitudes de las personas encargadas de tomar las decisiones, los proveedores de servicios y las mujeres mismas. En consecuencia, el Programa de la Mujer, la Salud y el Desarrollo abordó a sus donantes nórdicos con el fin de obtener su apoyo para realizar una evaluación

participativa en los países centroamericanos. Los donantes aceptaron y se pusieron en contacto con el Programa para la Tecnología Apropiada en Salud (PATH) y los Centros

para el Control y la Prevención de

Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, con el propósito de solicitar su colaboración con la OPS en el proceso de evaluación. Ambas organizaciones tienen una amplia experiencia en el trabajo sobre temas relacionados con la VBG en América Central y en la colaboración con la OPS y, por consiguiente, estaban familiarizadas con el proyecto. Durante julio y noviembre de 2001, se efectuó la evaluación, la cual incluyó una amplia revisión de los documentos del proyecto y visitas a dos sitios seleccionados en cada uno de los siguientes países: El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua. En Belice, Costa Rica y Panamá, el equipo de evaluación entrevistó a las personas encargadas de la toma de decisiones en el sector de la salud y a las coordinadoras del proyecto de la OPS.

Las resultantes “lecciones aprendidas” (Ellsberg y Clavel-Arcas 2001) dan fe de los logros del proyecto y los atribuyen al enfoque integral que se aplicó en todo el proceso mediante coaliciones, el fortalecimiento de la capacidad del sector de la salud y de otros sectores, y las redes comunitarias. También destacan los desafíos que subsisten para el sector de la salud al abordar el complejo problema de la VBG y en su colaboración con otros sectores. Estas “lecciones” constituyen la base de este libro.

(17)

La violencia basada en el género o “violencia contra las mujeres” abarca muchos tipos de comportamientos físicos, emocionales y sexuales nocivos para las mujeres y las niñas, que son practicados con más frecuencia por miembros de la familia, pero a veces también por extraños. La Declaración de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer incluye la siguiente definición, hoy ampliamente aceptada, de este tipo de violencia:

... todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.

Esta definición sitúa la violencia contra las mujeres en el contexto de la desigualdad relacionada con el género como actos que las mujeres sufren a causa de su posición social subordinada con respecto a los hombres.

Hay un gran debate acerca de una terminología sobre la VBG aceptada en forma universal. En los países latinoamericanos, la mayoría de las leyes y políticas emplean el término “violencia intrafamiliar” cuando se refieren principalmente a la violencia contra la mujer perpetrada por su pareja. La OPS utilizó inicialmente el término “violencia intrafamiliar” en los primeros días de su labor en esta área, pero luego ha cambiado al empleo de “violencia basada en el género” o “violencia contra las mujeres” para referirse a toda la gama más amplia de actos que comúnmente sufren las mujeres y las niñas, realizados tanto por sus parejas y los miembros de la familia como por individuos ajenos a ella. En consecuencia, se usarán estos dos términos en todo el libro. El término “violencia intrafamiliar” solo se empleará al referirse a títulos de leyes o programas oficiales.

Capítulo uno

(18)

CAPÍTULO UNO: La violencia basada en el género: un problema de salud pública y de derechos humanos 5

VIOLENCIA BASADA EN EL GÉNERO: ¿CUÁL ES SU PREVALENCIA? ¿CUÁN COMPLEJA ES?

Según una reseña reciente de 50 estudios provenientes de todo el mundo, entre 10% y 50% de las mujeres han sufrido en algún momento de sus vidas un acto de violencia física realizado por sus parejas (Heise, Ellsberg y Gottemoeller 1999). Esta reseña y otra anterior del Banco Mundial (Heise, Pitanguy y Germain 1994) destacan algunas de las características que a menudo acompañan la violencia en las relaciones de pareja:

La gran mayoría de los autores de la

violencia son hombres; las mujeres corren el mayor riesgo con hombres que ya conocen.

La violencia física casi siempre va

acompañada de maltrato psicológico y, en muchos casos, de abuso sexual.

La mayoría de las mujeres que sufren

alguna agresión física de su pareja por lo general serán víctimas de múltiples actos de violencia con el paso del tiempo.

La violencia contra las mujeres traspasa

los límites de la clase socioeconómica, la religión y el origen étnico.

Los hombres que golpean a sus parejas

exhiben un marcado comportamiento de control sobre alguien.

Estos estudios muestran que la violencia basada en el género es un problema complejo que no puede ser atribuido a una sola causa. Hay factores de riesgo, como el abuso de alcohol y de drogas, la pobreza y el hecho de presenciar o sufrir violencia en la niñez, que contribuyen a la incidencia y a la severidad de la violencia contra las mujeres. Sin embargo, en general es un problema que obedece a múltiples causas, influido por factores sociales, económicos, psicológicos, jurídicos, culturales y biológicos, como se muestra en la figura que se presenta a continuación.

En León, Nicaragua,

de 188 mujeres que

sufrieron el maltrato físico

de sus parejas, solo cinco

no sufrieron maltrato

sexual, psicológico o de

ambos tipos.

—Ellsberg et al. 1998

FIGURA 1-1. MODELO ECOLÓGICO DE FACTORES ASOCIADOS CON LA VIOLENCIA INFLIGIDA POR LA PAREJA

- Normas que otorgan a los hombres el control sobre el comportamiento de las mujeres

- Aceptación de la violencia como una forma de resolver los conflictos - Idea de la masculinidad

vinculada con la dominación, el honor o la agresión - Papeles rígidos para

cada sexo

- Pobreza, posición socioeconómica baja, desempleo - Asociación con

compañeros delincuentes - Aislamiento de

las mujeres y de la familia

- Conflictos conyugales - El varón controla

el patrimonio y la toma de decisiones en la familia

- Ser varón - Presenciar

violencia conyugal durante la niñez - Padre ausente o que lo rechaza - Sufrir abusos

durante la niñez - Consumo de

alcohol AGRESOR INDIVIDUAL RELACIONES COMUNIDAD SOCIEDAD

(19)

MALTRATO POR LA PAREJA AGRESIÓN SEXUAL ABUSO SEXUAL EN LA NIÑEZ

6

L A V I O L E N C I A C O N T R A L A S M U J E R E S : R E S P O N D E E L S E C T O R D E L A S A L U D

¿POR QUÉ LA VIOLENCIA BASADA EN EL GÉNERO ES UN PROBLEMA DE SALUD?

A medida que pasa el tiempo, son cada vez más numerosas las pruebas y mayor la concienciación entre los proveedores de servicios de salud y las personas encargadas de formular las políticas de los resultados negativos para la salud causados por la violencia basada en el género, que ha sido asociada con riesgos y problemas para la salud reproductiva, enfermedades crónicas,

consecuencias psicológicas, lesiones y la muerte (figura 1-2).

EFECTOS MORTALES

- Homicidio - Suicidio

- Mortalidad materna - Efectos

relacionados con el SIDA

SALUD FÍSICA

- Lesiones

- Alteraciones funcionales - Síntomas físicos - Salud subjetiva deficiente - Discapacidad

permanente - Obesidad severa

TRASTORNOS CRÓNICOS

- Síndromes dolorosos crónicos

- Síndrome del intestino irritable

- Trastornos gastrointestinales - Fibromialgia

SALUD MENTAL

- Estrés postraumático - Depresión

- Angustia

- Fobias/estados de pánico - Trastornos de la

alimentación - Disfunción sexual - Escasa autoestima - Abuso de sustancias

psicotrópicas

EFECTOS NO MORTALES

COMPORTAMIENTOS NEGATIVOS PARA LA SALUD

- Tabaquismo - Abuso de alcohol

y de drogas - Comportamientos

sexuales arriesgados - Inactividad física - Comer en exceso

SALUD REPRODUCTIVA

- Embarazos no deseados - ITS/VIH

- Trastornos ginecológicos - Abortos peligrosos - Complicaciones del

embarazo - Abortos/bajo

peso al nacer

- Enfermedad inflamatoria pélvica

FIGURA 1-2.EFECTOS DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LA SALUD

El maltrato físico y sexual afecta la salud reproductiva de las mujeres, ya sea directamente por los riesgos a causa de las relaciones sexuales forzadas o el temor, o indirectamente por los efectos psicológicos que conducen a comportamientos arriesgados. Los niños también pueden sufrir las consecuencias, ya sea durante el embarazo de la madre, o en su propia niñez a causa del descuido o los efectos psicológicos o sobre el desarrollo resultantes de presenciar el maltrato o sufrirlo personalmente (Heise, Ellsberg y Gottemoeller 1999). En el recuadro siguiente se sintetiza cómo la violencia socava el control de la mujer sobre su propia salud reproductiva y también sobre la salud de sus hijos.

(20)

CAPÍTULO UNO: La violencia basada en el género: un problema de salud pública y de derechos humanos

7

Sin importar cuán severas sean las consecuen-cias físicas de la violencia, la mayoría de las mujeres encuentran que los efectos psicológicos son aún más prolongados y devastadores (Sagot 2000). El Informe sobre la Salud en el Mundo titulado Salud mental: nuevos

conocimientos, nuevas esperanzasseñala las tasas desproporcionadamente altas de depresión en las mujeres y reconoce que la VBG puede contribuir a ese aumento (OMS 2001). El maltrato recurrente puede erosionar la resis-tencia de las mujeres y exponerlas al riesgo de sufrir otros problemas psicológicos, como el trastorno de estrés postraumático, el suicidio y el consumo de alcohol y de drogas.

Los proveedores de servicios de salud pueden desempeñar una función esencial al detectar, enviar y atender a las mujeres que viven con violencia. Las mujeres que sufren

maltrato a menudo recurren a los servicios de salud, aun cuando no revelen el episodio de violencia. Si bien las mujeres tienden más que los hombres a buscar servicios de salud durante su vida, los estudios muestran que las mujeres víctimas de maltrato buscan aún más los servicios para dolencias relacionadas con el maltrato sufrido (García-Moreno 2002). Por consiguiente, las intervenciones de los proveedores de servicios de salud en potencia pueden mitigar los efectos tanto a corto como a largo plazo de la violencia basada en el género en las mujeres y en sus familias. En la sección II de este libro veremos los efectos de estas intervenciones, que transforman la vida y a veces incluso la salvan, en las mujeres y las familias afectadas por la violencia.

-Es más probable que los hombres autores

de maltrato físico tengan múltiples parejas sexuales y que las fuercen a mantener relaciones, con lo cual las exponen a infecciones de transmisión sexual (ITS), incluida la infección por el VIH. -Las mujeres víctimas de maltrato son

menos capaces de negarse a mantener relaciones sexuales forzadas, usar anticonceptivos o negociar el empleo del condón, con lo cual aumenta su riesgo de embarazos no deseados y de contraer ITS/VIH.

-La violencia física y sexual aumenta el

riesgo de que las mujeres sufran muchos problemas de salud reproductiva, como dolor pélvico crónico, flujo vaginal, disfunción sexual y problemas premenstruales, además de embarazos malogrados por abortos e hijos con bajo peso al nacer.

- El temor, el aislamiento geográfico y la falta de recursos económicos pueden impedir que las mujeres busquen servicios de salud reproductiva

—atención prenatal, servicios ginecológicos y anticonceptivos, detección y atención de ITS/VIH— y atención adecuada para sus hijos. -El hecho de haber presenciado o sufrido

la violencia contra las mujeres durante la infancia se ha asociado con

comportamientos arriesgados durante la adolescencia y la edad adulta: la iniciación sexual temprana, el embarazo en las adolescentes, las parejas múltiples, el abuso de sustancias psicotrópicas, el comercio sexual, y no emplear condones u otros métodos anticonceptivos.

Basado en información tomada dePopulation Reports(Heise, Ellsberg y Gottemoeller 1999)

RECUADRO 1-1. SALUD REPRODUCTIVA

(21)

“Se dice que todos nacemos con una estrella; en las noches, cada vez que miro al cielo pregunto: ¿cuál de ellas será mi estrella para cambiarla por otra?” —Mujer quechua, Perú

Cuando el Programa de la Mujer, la Salud y el Desarrollo de la OPS formuló su estrategia integral para abordar la violencia basada en el género, comenzó con un análisis del problema. La serie de estudios efectuados en los países, llamada “La ruta

crítica de las mujeres afectadas por la violencia intrafamiliar en América Latina”,1

y los resultados de esos estudios en muchas formas constituyeron elementos esenciales para elaborar la estrategia. La metodología orientada a la acción de esos estudios proporcionó información fundamental sobre las mujeres que viven situaciones violentas y al mismo tiempo permitió conocer los tipos de servicios locales (de salud, aplicación de la ley, jurídicos/judiciales, educativos, religiosos, no gubernamentales, etc.) en los que normalmente las mujeres buscaban ayuda y la secuencia en que lo hacían. También reveló los obstáculos más comunes que encontraban en esas instituciones. Lo que es tal vez más importante, los resultados de los estudios sirvieron como catalizador para crear conciencia y movilizar a las comunidades y a las personas encargadas de formular las políticas con el fin de abordar las necesidades de las mujeres que viven en situaciones de violencia.

La necesidad de un estudio de ese tipo surgió por primera vez como resultado de una serie de evaluaciones de la salud de las mujeres, realizada a comienzos de los años noventa por la OP S y sus contrapartes de los ministerios de salud en

siete países centroamericanos.2 Los resultados identificaron la VBG como una

prioridad de salud en las comunidades del estudio y revelaron las deficiencias y la falta de coordinación entre los servicios existentes.

Capítulo dos

(22)

C A P Í T U L O D O S : L o s e s t u d i o s d e l a “ R u t a C r í t i c a ” : d e l a i n v e s t i g a c i ó n a l a a c c i ó n

9

E

n respuesta a esta situación, la OPS y múltiples instituciones homólogas elaboraron y aplicaron el protocolo de investigación cualitativa de la “Ruta Crítica”. Fue diseñado para catalizar la elaboración de una estrategia integral orientada a abordar la VBG, específicamente dirigida a las mujeres que viven en situaciones violentas, la cual incorporó los recursos de las comunidades locales y los sectores sociales —en particular el sector de la salud— en una respuesta coordinada al problema. Sus resultados aportaron a las personas clave a nivel de la comunidad, tanto como nacional, un conocimiento más profundo de las barreras que afrontan las mujeres al romper el silencio e intentar superar los obstáculos, la humillación y las respuestas inadecuadas encontradas en su ruta crítica.

Los resultados de la “Ruta Crítica” inspiraron la creación de 16 redes en 10 países y estimularon en cada caso la atención nacional. El sector de la salud y otros sectores

respondieron creando y poniendo en práctica procedimientos y protocolos de atención, capacitando a los proveedores de servicios y estableciendo sistemas de información para detectar y responder en forma más adecuada a la VBG dentro de sus respectivos centros de servicios. Además, en cada país se publicaron los resultados, que fueron presentados en foros nacionales con las personas encargadas de formular las políticas para reforzar el compromiso de mejorar las políticas y leyes nacionales que podían abordar el alarmante problema.

Estos primeros estudios de la “Ruta Crítica” entrañaron un prolongado proceso de investigación, que demoró el empleo inmediato de los datos por las comunidades. En consecuencia, se simplificó el protocolo para que su aplicación fuera más fácil y flexible. Desde entonces se ha aplicado el más moderno “protocolo de evaluación rápida” (PER) en muchas otras comunidades, donde sus resultados más fáciles de obtener inspiran los planes para abordar los problemas de la VBG (OPS 2002). Las versiones en español y en inglés del

protocolo original y el PER, las publicaciones

1 El protocolo de la investigación “La ruta crítica” se publicó inicialmente en español y fue luego traducido al inglés con el título Women’s Way Out

con el propósito de mantener el concepto de la ruta crítica que siguen las mujeres para escapar de las situaciones violentas. Se usará la forma abreviada “Ruta Crítica” para referirse al protocolo de la investigación y el estudio. Además, se empleará el término “violencia basada en el género” en lugar de “violencia intrafamiliar” o “violencia doméstica”, a menos que estos últimos términos formen parte de un título oficial o una definición citada.

2 En los siete países centroamericanos se llevaron a cabo el “Análisis de situación de salud a nivel local segun condiciones de vida con enfoque de género”, (ASIS) y el “Diagnóstico centroamericano de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que realizan acciones en relación con la violencia y la violencia intrafamiliar en el nivel local/nacional”, con el apoyo de los Gobiernos de Noruega y Suecia. 3 El protocolo original de la “Ruta Crítica” fue

elaborado por Monserrat Sagot y Elizabeth Shrader, quienes también coordinaron el proceso de la investigación en los 10 países. Sagot hizo una comparación de los resultados obtenidos en los países en La ruta crítica de las mujeres afectadas por la violencia intrafamiliar en América Latina: estudios de caso en diez países(2000).

de los resultados en los países y los estudios de casos de los 10 países en español, pueden ser consultados en el sitio del Programa de la Mujer, la Salud y el Desarrollo de la OPS, en www.paho.org/generoysalud. La información proporcionada en este capítulo se basa en gran medida en los resultados recopilados en los estudios de caso efectuados en los 10 países (Sagot 2000).3

¿POR QUÉ LA “RUTA CRÍTICA”?

La información es esencial para identificar y abordar la VBG, pero la frecuente subnotificación o la no notificación de casos continúa contribuyendo a que el problema sea invisible. El informe de las Naciones Unidas en 2000 World’s Womenestima que solo se comunica 2% del abuso sexual en las niñas y entre 20% y 30% en las mujeres (United Nations 2000). La “Ruta Crítica” comienza a cerrar esta brecha proporcionando

(23)

10

L A V I O L E N C I A C O N T R A L A S M U J E R E S : R E S P O N D E E L S E C T O R D E L A S A L U D

Además de ayudar a las mujeres y a las comunidades a romper el silencio, la “Ruta Crítica” también facilita la coordinación de las respuestas, que es esencial para abordar eficazmente este complejo problema. En primer término, ayuda a las mujeres a analizar y reconstruir sus propias experiencias y las capacita para buscar soluciones dentro de sus propias comunidades. Al mismo tiempo, el proceso de investigación ayuda a que los miembros y las instituciones de la comunidad tomen una mayor conciencia de sus propias deficiencias para responder a las necesidades de las mujeres víctimas de maltrato y las motiva a trabajar juntas para lograr esta meta común.

METODOLOGÍA DE LA “RUTA CRÍTICA” Se realizó el estudio de la “Ruta Crítica” en 16 comunidades de los 10 países incluidos en los proyectos de la OPS para abordar la vio-lencia basada en el género.4 Las comunidades del estudio reflejaban la diversidad de los entornos rurales y urbanos en América Latina, así como la de sus grupos étnicos. Se reunieron

FACTORES QUE INFLUYEN EN LA RESPUESTA

- Disponibilidad y calidad de los servicios - Representaciones

sociales de los

proveedores de servicios - Resultados obtenidos

DECISIONES EJECUTADAS Y

ACCIONES EMPRENDIDAS

FIGURA 2-1. DESPLIEGUE ESQUEMÁTICO DE LA “RUTA CRÍTICA”

FACTORES IMPULSORES

- Información y conocimientos

- Percepciones y actitudes - Experiencias previas - Apoyo de

personas cercanas

datos entre 1997 y 1999 y, para 2000, se publica-ron los resultados en la mayoría de los países.

La “Ruta Crítica” emplea una metodología cualitativa e interactiva, con un protocolo normalizado que fue traducido y adaptado para los diversos grupos étnicos. El proceso fue guiado por un conjunto de principios éticos previamente establecidos, basados en el respeto a las experiencias narradas por las mujeres, la promesa de mantener la confidencialidad y la seguridad personal y un compromiso de todas las instituciones participantes con la prevención y la erradicación de la violencia basada en el género.

Se reunió información mediante entrevistas detalladas a las mujeres y entrevistas semies-tructuradas a los proveedores de servicios en los sectores de la salud, de aplicación de la ley, jurídico/judicial, educativo, religioso y las organizaciones no gubernamentales (ONG), así como mediante grupos de discusión con los miembros de la comunidad. La OPS y sus

4 El estudio se realizó inicialmente en una comunidad de cada uno de los países centroamericanos y en tres comunidades

de cada uno de los países andinos, como parte de los proyectos de la OPS sobre la violencia basada en el género. Los proyectos se examinan en el capítulo tres y se llevaron a cabo en América Central con el apoyo de los Gobiernos de Noruega y Suecia, y en Bolivia, Ecuador y Perú, con el patrocinio del Gobierno de los Países Bajos.

(24)

C A P Í T U L O D O S : L o s e s t u d i o s d e l a “ R u t a C r í t i c a ” : d e l a i n v e s t i g a c i ó n a l a a c c i ó n

11

colegas de los ministerios de salud seleccio-naron las comunidades del estudio sobre la base del tamaño, la disponibilidad de servicios básicos y la existencia de ONG, organizaciones de mujeres, o ambas. En cada comunidad, las participantes incluyeron a entre 15 y 27 mujeres de 15 y más años de edad que eran víctimas de la violencia basada en el género y que habían entrado en contacto con un proveedor de servicios en los 24 meses anteriores. En cada comunidad se entrevistó a un mínimo de 17 proveedores de los diversos tipos de centros de servicio.

El análisis de los datos se basó en la interpre-tación de cuestionarios estructurados. Se registraron y transcribieron las entrevistas para un análisis más detallado. Las investigadoras trabajaron en estrecha colaboración con equipos de la comunidad con el fin de desarrollar sus habilidades y conocimientos para reunir, analizar y utilizar los resultados.

RESULTADOS DE LOS ESTUDIOS DE LA “RUTA CRÍTICA” EN LOS 10 PAÍSES Aun cuando el estudio abarcó a mujeres de distintos países y diversos grupos étnicos y socioeconómicos, sus experiencias eran trágicamente similares. Las características comunes incluían una falta general de conciencia de sus derechos y el hecho de que la mayoría habían tomado por lo menos algunas medidas iniciales para resolver su situación y habían obtenido resultados frustrantes. Todas ellas sufrían la violencia como una medida de control esgrimida por sus parejas para reforzar las relaciones desiguales de poder dentro de la familia y la propia situación de impunidad del agresor.

“Una de las cuestiones es el machismo en nuestra cultura, que dice que el hombre es el más fuerte y tiene que, de alguna forma, estar sobre la mujer, y cuando no le parece algo, la golpea.”

—Jueza de paz, El Salvador

En la comparación de los estudios de la “Ruta Crítica” en los 10 países, Sagot presenta un examen amplio y conmovedor de las experiencias comunes de muchos tipos

diferentes de mujeres (Sagot 2000). Cita detalladamente los desgarradores relatos de mujeres que viven rodeadas de la violencia, y su ingenio, valor y fortaleza para afrontar su situación dentro de sus familias y buscar ayuda en sus comunidades. Es significativo que la mayoría de estas mujeres no consideraban los servicios públicos o privados como parte de su camino, ya sea porque no conocían el apoyo que podían proporcionar esas instituciones o porque en el pasado habían recibido un tratamiento ineficiente o humillante en esos servicios.

“La burocracia, ¡imagínate!, una persona maltratada por su esposo va a la comisaría, después tiene que ir al médico legalista, de ahí regresa a la comisaría, luego a la fiscalía, todo un lío...”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Perú

“Le pongo esa demanda y la autoridad no va a hacer nada con él. No le van a encerrar para todo el resto de la vida. No me van a curar la pierna... Y si lo encierran un día, dos días para que escarmiente, yo sé que no escarmienta.” —Informe de la “Ruta Crítica”, Costa Rica

ASPECTOS DE LA “RUTA CRÍTICA”:

LOS PRIMEROS PASOS DE LAS MUJERES Todas las mujeres entrevistadas identificaron la VBG como un problema serio que afectaba sus vidas. Todas informaron ser sometidas sistemáticamente a maltrato físico, que incluía bofetadas, puñetazos y palizas, pero algunas también eran amenazadas con cuchillos y armas de fuego, que ponían en grave peligro su salud y su vida.

“Él me volvió a apuñetear, me golpeó la sien, estuvo a punto de estrangularme, yo tardé dos meses en volver a recobrarme, a tragar fácilmente, todo eso para terminar de nuevo con el ojo hinchado y moreteado.”

(25)

12

L A V I O L E N C I A C O N T R A L A S M U J E R E S : R E S P O N D E E L S E C T O R D E L A S A L U D

“Dos veces trató de matarme. Creo que la tercera vez lo logrará.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Belice

La violencia física casi siempre iba acompañada de maltrato psicológico. No obstante, sin importar cuán lesivo y humillante fuera el maltrato sexual y físico descrito por las mujeres, ellas consideraban que la violencia psicológica era aún más dolorosa ya que estaba dirigida a su sexualidad, su autoestima y su capacidad de procrear. La violencia que incluía amenazas a sus hijos era especialmente traumática:

“Le dice: ‘Sos una estúpida [llanto], no servís para nada, sos una inútil’ y ella tenía 1 año. Me decía: ‘Mira tu nena, no sirve para nada, es una estúpida, no la respetés’; esas cosas así... Ella tenía 1 año, ni siquiera hablaba, solo se quedaba viendo, y eso a ella se le ha metido.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Guatemala

“A consecuencia de ese maltrato me han sacado el útero... Ahora sigue pegándome, siempre lo hace y en el rostro, pero lo que más me duele son los insultos. Yo le digo que es peor que un puñal que me meta en la espalda.” —Informe de la “Ruta Crítica”, Perú

La mayoría de las mujeres también eran víctimas de violencia sexual, pero muchas no se daban cuenta de este maltrato durante la mayor parte de sus relaciones ya que consideraban que el sexo forzado era parte de sus obligaciones domésticas.

“Siempre me ha pegado y después tiene relaciones conmigo.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Guatemala

“Cuando yo era novia de él, me dijo que llegara a su cuarto... Y yo tenía miedo, y entonces esa vez me bajó el bloomer y se me subió. Y yo pensaba que así era. Después yo llegaba y siempre hacía lo mismo. Así ha sido siempre. Platicando me han contado que lo acarician a uno, pero eso no lo sé yo.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Guatemala

Las parejas a menudo sometían a las mujeres a violencia económica limitando, reteniendo o retirando el apoyo económico prestado a ellas y a sus hijos, amenazándolas o de hecho echándolas de la casa, controlando cualquier ingreso que las mujeres trajeran al hogar y rompiendo objetos de valor para la familia.

Los agresores eran hombres de todas las generaciones y de todos los tipos de relaciones, si bien la mayoría eran parejas sexuales.

“La violencia que yo más veo es la violencia de marido y mujer, porque los maridos faltan al matrimonio, son parranderos, son machistas, tienen mujeres en la calle, desatienden el hogar. Cuando llegan a la casa, hay problemas...” —Trabajadora de salud, informe de la “Ruta Crítica”, Panamá

Para algunas mujeres el maltrato se inició inmediatamente después de establecer una relación con sus parejas. No obstante, en la mayoría de los casos la violencia comenzó después de la cohabitación o el matrimonio, momento en el cual el comportamiento de sus parejas se volvió marcadamente más agresivo. A partir de ese momento los hombres pudieron establecer el dominio completo sobre sus compañeras y su sexualidad.

“El problema comenzó cuando nos casamos.” —Informe de la “Ruta Crítica”, El Salvador

“Él antes era otra cosa, no quebraba un plato, pero ya cuando sintió que tenía la pollita agarrada dijo: ‘Hoy voy a sacar las uñas’, y entonces ya se volteó de otro modo.” —Informe de la “Ruta Crítica”, El Salvador

(26)

C A P Í T U L O D O S : L o s e s t u d i o s d e l a “ R u t a C r í t i c a ” : d e l a i n v e s t i g a c i ó n a l a a c c i ó n

13

“El propósito de él era sacarme la criatura de adentro del vientre, porque colocó las rodillas en mi barriga y me trataba bruscamente.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Nicaragua

“Tengo ocho meses de embarazo y cuando él llega comienza a insultarme y a romper cosas. Me pateó en el vientre y se rompió la bolsa de las aguas.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Belice

Algunas mujeres también informaron que habían sufrido el maltrato de otros miembros de sus familias, o de sacerdotes o maestros, aun en la niñez. Algunas jóvenes señalaron que tuvieron relaciones, a menudo con hombres de más edad, para escapar del maltrato al que las sometían miembros de sus familias.

“Bueno, imagínese que, para serle exacta, como a la edad de 8 años fui violada por mi hermano mayor.” —Informe de la “Ruta Crítica”, Nicaragua

Mujeres hondureñas asisten a una reunión de la comunidad para aprender más acerca de la VBG.

Co

rt

esía OPS/OMS-Ho

n

d

u

ras

“Yo he recibido mucho maltrato de mi padre y hermanos, mi padre una vez hasta me colgó del árbol, cuando tenía 10 años, por haber comido un poco de queso.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Perú

En las zonas rurales aisladas, los agresores podían controlar la libertad de sus mujeres con más facilidad. Era muy poco probable que esas mujeres tuvieran contacto con vecinos y acceso a servicios sociales y, por lo tanto, estaban expuestas a un mayor riesgo de daños causados por la violencia.

“Viví tres años sufriendo encerrada en un cuarto. Él abría la puerta y salía a las seis de la mañana, y a las seis de la tarde regresaba, hasta esa hora yo no veía la luz del día.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Guatemala

(27)

14 L A V I O L E N C I A C O N T R A L A S M U J E R E S : R E S P O N D E E L S E C T O R D E L A S A L U D

En el último decenio, la conciencia de las mujeres acerca de sus derechos civiles se ha propagado desde los grandes centros urbanos hasta las ciudades pequeñas y aldeas en toda América. Esta manifestación contra la violencia organizada por mujeres líderes indígenas en Sucre, Bolivia, ha ayudado a promover los mensajes de prevención de la violencia en todo el país y estimula a las comunidades a ver la violencia en forma diferente a la que la veían en el pasado.

por las presiones sociales ejercidas por sus propias madres, hijos y otros miembros de la comunidad, con el propósito de mantener unida a la familia. La falta de recursos

económicos independientes y de apoyo familiar e institucional también inhibía sus acciones.

“... Pasé con la cara morada un montón de tiempo, como un mes; entonces no seguí el caso porque él me dijo que de la cárcel saldría, pero yo del cementerio no; entonces yo no quería morir.” —Informe de la “Ruta Crítica”, Honduras

“Yo he tenido paciencia por los hijos, me da lástima dejarlos; o tal vez se va una con los hijos y anda peor todavía, aventurando, porque no tiene adónde estar con ellos; por eso le he soportado muchas cosas.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, El Salvador

“Mis papás me decían: ‘Si es tu esposo, tienes que aguantar, si es tu marido, tienes que aguantar, así

Co

rt

esía OPS/OMS-Bo

li

v

(28)

C A P Í T U L O D O S : L o s e s t u d i o s d e l a “ R u t a C r í t i c a ” : d e l a i n v e s t i g a c i ó n a l a a c c i ó n

15

es, así también yo he sufrido con mi esposo’. Así me decía mi mamá.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Perú

Las mujeres tendían a tolerar su situación violenta hasta que se daban cuenta de que sus estrategias para sobrellevarla no funcionaban y que sus parejas no cambiarían. Estaban especialmente motivadas para dar los primeros pasos cuando percibían modificaciones en el patrón del maltrato, por ejemplo cuando aumentaba la violencia, había infidelidades, sus agresores despilfarraban el dinero para el sustento familiar, o las posesiones y, especialmen-te, cuando la agresión se dirigía a sus hijos.

“Él tenía un revólver, incluso él me había amenazado con el revólver... porque así era cada vez: ‘¡Te voy a matar camba puta!’ Así que esa vez que disparó así, a mí me dio miedo, francamente, y por eso fue más que todo, eso me animó a ir a dar parte a la policía.” —Informe de la “Ruta Crítica”, Bolivia

“Fui porque me golpeó al niño, me le tiró un gran pedazo de caña... Como si a un animal le tirara un palo y al niño le fue a caer, y me iba entrando una gran cólera.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, El Salvador

El apoyo confiable de miembros de la familia y amigos y el tener acceso a información sobre la violencia basada en el género ayudaron a motivar a las mujeres a dar los primeros pasos hacia la solución de sus situaciones.

“... La gente vecina vio cómo mi marido me pegaba, me dijeron que no valía la pena que yo siguiera más con él. Empezaron a darme ánimos para separarme.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Ecuador

“Gracias a Dios por esa propaganda, esa propaganda a mí me hizo... dije yo: ‘Tengo que averiguar, tengo que ir, tengo que saber qué se puede hacer’.”

- Informe de la “Ruta Crítica”, Honduras

Una vez que las mujeres llegaban al punto en que eran capaces de analizar la futilidad y peligrosidad de su situación y a reconocer que estaban cansadas de vivir temiendo por su seguridad y la de sus hijos, aceptaban que ya no podían tolerar más el maltrato y estaban listas para tomar medidas. Para la mayoría de las mujeres, la salida —su ruta crítica— era dolorosa y lenta, a menudo con recaídas en la relación, si bien algunas tuvieron éxito en su intento inicial y pudieron seguir un curso directo para salir de su situación.

“... Yo pienso que tengo que luchar, tengo que defender mi derecho a vivir en paz, a vivir tranquila, a criar mis hijos sin violencia, a que se desarrollen de una manera normal, que tengan matrimonios normales.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Costa Rica

“... Tomé la decisión de que no podía seguir en esa vida, soportando como soportaba... Me sentía como ahogada.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Honduras

“Porque yo ya no lo quiero, quiero dejarlo... Yo me desesperé, porque sí lo quería, a pesar de que él me pegara. Pero ya no siento nada, ya no quiero estar con él.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Guatemala

Si bien los caminos tomados por la mayoría de las mujeres eran tortuosos y a veces contradictorios, el análisis de los datos del estudio mostró que sus decisiones de comenzar la ruta y las direcciones escogidas eran constantemente guiadas por una consideración cuidadosa de los posibles riesgos y resultados.

¿SON LOS PROVEEDORES DE SERVICIOS PARTE DEL PROBLEMA?

(29)

16

L A V I O L E N C I A C O N T R A L A S M U J E R E S : R E S P O N D E E L S E C T O R D E L A S A L U D

urgentes de las mujeres, o su renuencia a hacerlo. Estas actitudes hacían que las mujeres se sintieran frustradas y perplejas; temían ser nuevamente víctimas y que sus agresores tuvieran impunidad.

“Muchas veces las mujeres no presentan ninguna evidencia de maltrato y no se les cree y se les trata mal, y muchas veces se culpa a las mujeres sin tener todos los detalles; es por eso que muchas mujeres no quieren venir a la delegación.” —Policía, Perú

“Las salidas de negociaciones frente a la violencia debilitan la posición de las mujeres, quienes se ven forzadas a aceptar la impunidad como punto de partida y posteriormente deben olvidar y perdonar y, en ocasiones, incluso mantener el respeto al agresor.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Ecuador

Durante las entrevistas, casi todos los proveedores de servicios de salud, legales y policiales, afirmaron que a menudo las mujeres temían que la búsqueda de atención empeorara la situación, en vez de mejorarla. Al mismo tiempo, reconocieron su apego a las pautas patriarcales y tradicionales según las cuales la violencia basada en el género era un asunto privado, en muchos casos justificada, y que, con frecuencia, las mujeres eran las culpables de la situación de violencia.

En términos generales, los proveedores de servicios entrevistados aceptaron que no conocían todas las complejidades de la VBG. Pocos declararon estar totalmente conscientes del extremo peligro que afrontaban

diariamente las mujeres de sus propias comunidades en las situaciones de maltrato, o las terribles condiciones que finalmente las conducían a buscar ayuda. Además, los proveedores rara vez conocían el riesgo que implica iniciar y mantener una “Ruta Crítica” para salir de la violencia, y al mismo tiempo expresaban frustración por el hecho de que las mujeres en muy pocas ocasiones seguían los caminos directos que suelen recomendar los proveedores.

Según las mujeres, la generalizada falta de comprensión por parte de los proveedores de servicios daba como resultado comportamientos antagónicos tales como la indiferencia, el cuestionamiento, la burla e intentos de inspirar un sentimiento de culpa; en los casos extremos, incluso se observaron el asedio sexual y la connivencia con los agresores. Cuando los proveedores respondían a las necesidades de las mujeres, rara vez efectuaban un seguimiento de los casos o enviaban a esas mujeres a los servicios apropiados. Como resultado, las mujeres a menudo se daban por vencidas, frustradas ante el laberinto de “pruebas” que se les exigían para iniciar procedimientos penales o judiciales. En especial al tratar con la policía y los sistemas judiciales, en todos los países estudiados las mujeres expresaron un abrumador sentimiento de la futilidad de esperar que alguna vez fueran protegidos sus derechos civiles y de recibir justicia por los agravios de que fueron víctimas.

PASOS EN LA “RUTA CRÍTICA”:

¿CÓMO RESPONDIERON LOS SECTORES?

El sector de la salud:Las reacciones de

las mujeres a la atención proporcionada por este sector eran variadas. Si bien casi todas las mujeres entrevistadas dijeron que habían visitado el centro de salud de su comunidad en varias ocasiones por diversos trastornos —algunos de ellos relacionados con el maltrato sufrido— coincidían en que los proveedores rara vez les hacían preguntas acerca de la violencia o trataban de detectar víctimas de maltrato.

“Las mujeres ven estas instituciones como el lugar donde curar sus lesiones o enfermedades y acuden a ellas solo cuando ya no pueden atenderse ellas mismas.”

—Monserrat Sagot, 2001

(30)

C A P Í T U L O D O S : L o s e s t u d i o s d e l a “ R u t a C r í t i c a ” : d e l a i n v e s t i g a c i ó n a l a a c c i ó n

17

Durante el período del estudio, solo muy pocos proveedores de servicios de salud habían recibido capacitación especializada para tratar a mujeres que vivían en situaciones de violen-cia y ninguno tenía protocolos o normas para la atención. Tal vez por esta razón, las mujeres percibían en los trabajadores de salud una renuencia generalizada a abordar directamen-te o en forma sosdirectamen-tenida sus problemas. La mayoría del personal de salud prefería enviar a las mujeres a la policía o al sistema judicial local, quizás temiendo que tratar y seguir esos casos los atraparían en prolongados procesos judiciales para los cuales no tenían tiempo y que deseaban evitar a toda costa.

“Con un familiar se verifica la violación, no nos interesa quién fue, cómo fue, dónde fue, porque eso no nos incumbe a nosotros... Eso ya es un problema legal.”

—Médico, Ecuador

Además, el estudio reveló que la mayoría de los proveedores ya no tenían más contacto con esas mujeres y, por lo tanto, desconocían cualquier tratamiento o atención posteriores que recibieran en otro lugar.

Sistemas de aplicación de la ley y de servicios legales y jurídicos: La policía y los servicios jurídicos eran en muchos casos los primeros lugares a los que recurrían las mujeres, ya sea por sí solas o enviadas por trabajadores de salud u otros proveedores de servicios. Había comisarías en casi todas las comunidades estudiadas. Estas comisarías eran también las instituciones que prestaban menos ayuda, en términos de las actitudes y la disposición a ayudar de los proveedores y la disponibilidad de servicios e información sensibles al género. Esto, combinado con el hecho de que los funcionarios policiales y judiciales en general no conocían las leyes para proteger a las mujeres —ni las aplicaban— provocaba gran frustración y humillación en las mujeres en todos los países estudiados. Esta deficiencia general se exacerbaba más por la falta de coordinación entre los diversos sectores cuando las mujeres buscaban ayuda, lo que causaba nuevas

demoras e interrupciones en las “rutas críticas” que las mujeres intentaban tomar para salir de su situación.

“Cuando las mujeres llegan a pedir que amonesten a sus maridos, ni siquiera queda nota de aviso.”

—Oficial de policía, El Salvador

“Ha sido una experiencia muy dolorosa, muchas mujeres se devuelven a los órganos de policía llorando, que la policía les dijo que no fueran vagas, que si no tenían nada que hacer, también se les trata de que ‘de por sí, señora, en la noche usted va a estar entrepiernada con su hombre’, o sea que, además de no darles ayuda, se les irrespeta...” —Proveedora de servicios jurídicos, Nicaragua

“A la larga, la persona se cansa de acudir a uno u otro lugar... una mujer que ha sido violada... lo primero es llegar a la policía, la policía le dice que es una cuestión familiar, lo detienen al tipo, después le quieren sacar multa porque no quieren pasar el caso al juzgado, entonces, ella va donde un abogado, va donde el fiscal, va donde el juez, así muchas veces por falta de información... la persona dice: ‘Bueno...’ y desiste y se va.” —Informe de la “Ruta Crítica”, Bolivia

El sector educativo: Como la violencia

basada en el género y la violencia

(31)

18

L A V I O L E N C I A C O N T R A L A S M U J E R E S : R E S P O N D E E L S E C T O R D E L A S A L U D

“Algunas profesoras me decían: ‘No te metas, no te inmiscuyas mucho, porque a veces, por hacer un favor, te vas a ver complicada’.” —Maestra, Perú

“...No es tarea del profesional profundizar en los problemas familiares de los alumnos.” —Maestro, Ecuador

No obstante, algunos maestros dijeron que habían proporcionado apoyo a las estudiantes a pesar de la falta de pautas institucionales y expresaron el deseo de que en el futuro se abordaran mejor en sus escuelas los problemas relacionados con la violencia.

“Los prestatarios educativos han actuado a voluntad y criterio personales en ausencia de una política clara frente a los casos de violencia.”

—Informe de la “Ruta Crítica”, Perú

Organizaciones comunitarias: Estos

grupos parecerían estar en la mejor posición para detectar y abordar temas relacionados con la VBG, principalmente porque están

constituidos por vecinos involucrados en todos los aspectos de la vida local. Sin embargo, el análisis mostró que la mayoría de las organizaciones comunitarias tradicionales, como los sindicatos y las cooperativas, tenían ideas conservadoras y no prestaban ningún apoyo a las mujeres afectadas por la violencia. Aun en el caso de empresas locales donde las mujeres ejercían funciones de liderazgo, estas por lo general carecían de información, habilidades y políticas para detectar el problema y responder a él. En ocasiones las mujeres sí buscaban apoyo espiritual para evaluar su situación y justificar sus acciones. Algunas organizaciones religiosas admitieron que sabían que existía la violencia basada en el género, pero, en sus prácticas y asesoramiento, por lo general no proporcionaban ningún apoyo específico a las mujeres afectadas.

“La mujer debe contar hasta tres, tragar saliva para que se pase el coraje, y evitar que se den más agresiones.”

—Sacerdote, Ecuador

Co

rt

esía OPS/OMS-El Sa

lv

a

d

o

r

(32)

C A P Í T U L O D O S : L o s e s t u d i o s d e l a “ R u t a C r í t i c a ” : d e l a i n v e s t i g a c i ó n a l a a c c i ó n

19

“Yo consulté [a la monja] si era normal eso o qué... Me dijo que no, que eso no era normal, que eso era una violación y que yo tenía derecho a decir que no.”

—Costa Rica

Según las entrevistas, las organizaciones de mujeres brindaban el mejor apoyo, en especial las que prestaban servicios relacionados con la salud, los derechos legales y la autoestima de la mujer y otras cuestiones conexas. Los grupos de este tipo a menudo podían satisfacer eficazmente las necesidades de las mujeres porque su misión era servir a las mujeres desfavorecidas y maltratadas. Lamentablemente, ese apoyo se limitaba principalmente a las zonas urbanas más grandes y no se extendía a las comunidades rurales.

“... Las escuchamos y les devolvemos la pregunta: ¿En qué cree ella que la podemos ayudar?... Nosotras somos respetuosas de las compañeras que vienen a solicitar el servicio, les explicamos posibles alternativas, pero la decisión la toman ellas.”

—ONG de mujeres, Honduras

APRENDIENDO DE LA “RUTA CRÍTICA” En los 10 países estudiados, los resultados del estudio de la “Ruta Crítica” confirmaron de manera concluyente que la VBG es un grave problema de salud pública y de derechos humanos. También indicaron que, mientras que el problema siga siendo en gran medida invisible para la sociedad en general y no sea tenido en cuenta por esta, correrá peligro y se reducirá el desarrollo social de las mujeres, las niñas, sus familias y las comunidades afectadas. El proceso de investigación incluyó un componente en el cual se presentaron los resultados a los diversos sectores que habían sido entrevistados. En particular, los relatos de las mujeres ayudaron a “romper el silencio” en cuanto a este complejo problema

y cambiaron las actitudes de las comunidades del estudio hacia la VBG al hacer a sus residentes, y en especial a los proveedores de servicios, más conscientes de la tremenda carga que soportan las numerosas mujeres afectadas a causa de las lamentables deficiencias de los servicios y las políticas nacionales. Esto a su vez estimuló a las comunidades a crear medidas intersectoriales concretas para abordar la violencia basada en el género.

(33)

“... El maltrato de las mujeres infligido por sus parejas es un problema complejo, desde sus causas hasta sus consecuencias y su prevención efectiva. Solo cuando estemos convencidos de que nuestras sociedades deben estar libres de la violencia, podremos embarcarnos en el camino hacia su abolición.” —Cecilia Claramunt, 1999

A comienzos de los años noventa, a medida que los derechos de las mujeres y las interrelaciones entre la salud y el desarrollo socioeconómico adquirían nueva importancia en los temarios internacionales, la OPS y sus contrapartes de los ministerios de salud de América Central llevaron a cabo la primera evaluación de la situación del género y la salud, con el apoyo de los Gobiernos de Noruega y Suecia. El momento era especialmente pertinente ya que en la mayoría de los países se estaban realizando procesos de reforma del sector de la salud para aumentar la eficiencia y descentralizar los servicios, sin tener necesariamente en cuenta cómo estos procesos afectarían en forma diferente a los hombres y las mujeres. Por consiguiente, muchas organizaciones de mujeres temían que estas pudieran ser marginadas aún más como resultado de dichas reformas.

La evaluación se concentró en la situación de salud de las mujeres y en las fuentes existentes de atención e información que pudieran ayudar a cerrar la brecha de desigualdad entre los géneros; fue realizada con personal de salud y personas clave de las comunidades objetos del estudio en los siete países centroamericanos. Entre las múltiples desigualdades identificadas, la prevalencia de la violencia basada en el género y la falta de respuesta a ella surgieron como las necesidades de salud más urgentes. Los resultados también proporcionaron indicios importantes acerca de la complejidad del problema e indicaron que el sector de la salud actuando solo no podría ofrecer una respuesta eficaz. Estos resultados llevaron a efectuar la investigación de la “Ruta Crítica” examinada en el capítulo dos, que proporcionó un panorama detallado de la realidad de innumerables mujeres que vivían en la violencia y de las instituciones que podían unir fuerzas para afrontar la situación.

Capítulo tres

(34)

Sectores

C A P Í T U L O T R E S : U n i r f u e r z a s p a r a a b o r d a r l a v i o l e n c i a b a s a d a e n e l g é n e r o e n l a s A m é r i c a s

2 1

E

n respuesta a estos resultados y a una resolución de los Cuerpos Directivos de la OPS de 1993, en 1994 la Orga-nización presentó a los donantes nórdicos su primera propuesta para abordar la violencia contra las mujeres. El proyecto realizado entre 1995 y 1997 se concentró en las mujeres y en las niñas del grupo de 12 a 49 años de edad y en la posible colaboración entre el sector de la salud y la sociedad civil. Poco después, el Gobierno de los Países Bajos proporcionó fondos para poner en práctica esta estrategia en Bolivia, Ecuador y Perú.

La forma en que se aplicó la estrategia varió según las necesidades y situaciones específicas de cada lugar, pero todos los países abordaron la VBG en tres niveles —el de la política nacional, sectorial y comunitario— en colaboración con aliados. Estos aliados fueron identificados mediante el “Diagnóstico de las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales que realizan acciones en relación con la violencia y la violencia intrafamiliar en el nivel local/nacional” (1995) y la investigación de “La ruta crítica de las mujeres afectadas por la violencia intrafamiliar” (1996).

La próxima etapa del proyecto en América Central (1998-2002) buscó consolidar esta estrategia y sus logros anteriores instituciona-lizando las normas y protocolos para la detec-ción y la atendetec-ción de las víctimas, capacitando a los líderes de la comunidad y los proveedores de los sectores de la salud y otros y expan-diendo las redes y grupos de apoyo para las mujeres y los hombres a 30 comunidades. Debido a cambios políticos internos, el Gobierno de los Países Bajos interrumpió su apoyo multilateral al proyecto andino cuando concluyó en 2000 y optó por continuar con apoyo bilateral a Bolivia (2001-2002) y Ecuador (2000-2002).

ARMAR EL ROMPECABEZAS

La evaluación de las “lecciones aprendidas” y las evaluaciones anuales del proyecto atribuyeron en gran medida los logros de este a la búsqueda de resultados de la estrategia desde que fuera concebida y al enfoque integral de colaboración que se había aplicado en los tres niveles.

La figura 3-1 ilustra los tres niveles de operación de este enfoque y los valores

FIGURA 3-1.LA ESTRATEGIA INTEGRAL PARA ABORDAR LA VIOLENCIA BASADA EN EL GÉNERO

Coaliciones nacionales

Comunidades

Abogar por mejores políticas y leyes

Fortalecer la capacidad, crear instrumentos y sistemas

Imagem

FIGURA 1-1. MODELO ECOLÓGICO DE FACTORES ASOCIADOS CON  LA VIOLENCIA INFLIGIDA POR LA PAREJA
FIGURA 1-2. EFECTOS DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES EN LA SALUD
FIGURA 3-1. LA ESTRATEGIA INTEGRAL PARA ABORDAR LA VIOLENCIA BASADA EN EL GÉNERO
Ilustración de MEXFAM
+7

Referências

Documentos relacionados

respecte pas les limites, les places, les règles. El retorno del muerto rompe con los marcos diferenciales de inclusión/exclusión definidos por la organización social

En la novela La vida doble se narra la historia de una mujer acusada de traición durante la pasada dictadura militar en Chile, lo que se construye desde la pro- pia voz de la

Entre la II Guerra Mundial y la década de 1970 se produjo un predominio del poder político sobre el financiero, no solo en los países centrales, sino asimismo en los periféricos que

La Organización obtuvo una tecnología más eficaz para la producción de la vacuna antirrábica en cerebro de ratón lactante; desarrolló y transfirió a los países

Ya en otra vez que tuve el honor de ocupar esta misma tribuna, me referí a algunos aspectos de este problema; ahora quiero decir que precisamente esta es una

Hace 90 años la Asociación Médica Americana fu6 fundada para organizar la profesión medica sobre una base nacional, correlacionar los trabajos de las filiales

Con respecto a la violencia en el trabajo en el sector de salud, delante del expresivo número de trabajadores acometidos por el referido fenómeno, en todo el mundo, la

a las mujeres en situación de violencia conyugal en el ámbito de la Estrategia de Salud de la Familia.. Métodos: se trata de una investigación fundamentada en la