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Rev. LatinoAm. Enfermagem vol.21 número5

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21(5):[09 pantallas] sept.-oct. 2013 www.eerp.usp.br/rlae

Correspondencia: Dagmar Willamowius Vituri

Hospital Universitário. Diretoria de Enfermagem Av. Robert Koch, 60

Vila Operária

CEP: 86038-350, Londrina, PR, Brasil E-mail: dagmar@uel.br

Dagmar Willamowius Vituri

1

Kelly Cristina Inoue

2

José Aparecido Bellucci Júnior

3

Carlos Aparecido de Oliveira

4

Robson Marcelo Rossi

5

Laura Misue Matsuda

6

1 Estudiante de doctorado, Escola de Enfermagem de Ribeirão Preto, Universidade de São Paulo, Centro Colaborador de la OMS para el Desarrollo de la Investigación en Enfermería, Ribeirão Preto, SP, Brasil. Enfermera, Hospital Universitário de Londrina, Londrina, PR, Brasil.

2 Estudiante de doctorado, Universidade Estadual de Maringá, Maringá, PR, Brasil. Profesor Asistente, Faculdade Ingá, Maringá, PR, Brasil. 3 MSc, Profesor Asistente, Universidade Estadual do Norte do Paraná, Bandeirantes, PR, Brasil.

4 MSc, Enfermero, Hospital Universitário de Londrina, Londrina, PR, Brasil.

5 PhD, Profesor Adjuncto, Departamento de Estatística, Universidade Estadual de Maringá, Maringá, PR, Brasil. 6 PhD, Profesor Asociado, Departamento de Enfermagem, Universidade Estadual de Maringá, Maringá, PR, Brasil.

Objetivo: evaluar la estructura, procesos y resultados de Servicios de Emergencias Hospitalarios

de que adoptaron la directriz “Acogida con Clasificación del Riesgo” desde la perspectiva de los

trabajadores de dos hospitales de enseñanza en el estado de Paraná. Método: estudio cuantitativo,

descriptivo, exploratorio y prospectivo con muestreo aleatorio estratificado por categoría profesional

constituido por 216 profesionales de la salud. Resultados: los participantes manifestaron puntos de

acuerdo en relación a los siguientes ítems: promoción de ambiente acogedor y humano; privacidad y

seguridad; acogida de acompañantes; acogida y clasificación de todos los pacientes. Los entrevistados

manifestaron desacuerdo en relación a los siguientes aspectos: ambiente confortable; sistema de

referencia y contrarreferencia; priorización de la atención de pacientes en estado grave consiguiente

a la clasificación; comunicación entre los profesionales del equipo multidisciplinario; reevaluación de

la directriz Acogida con Clasificación del Riesgo. Conclusión: los trabajadores entrevistados evaluaron

como precaria la implantación de la directriz Acogida con Clasificación del Riesgo, especialmente

debido a falta de estructura física adecuada y deficiencias en el proceso de atención.

Descriptores: Acogimiento; Humanización de la Atención; Atención Hospitalaria; Triaje.

(2)

Introducción

En Brasil, los Servicios Hospitalarios de Emergencia

(SHE) se caracterizan por largas ilas de espera, demanda

excesiva, e intensa presión en relación a nuevas

consultas(1-3). Los usuarios de estos servicios, así como

sus acompañantes (incluyendo también los trabajadores

que laboran en estos centros) abogan por la humanización

de la atención por medio de una comunicación eicaz, la

adecuación del número y calidad de los profesionales de la

salud y la mejoría de las estructuras físicas(4).

Con el in de mejorar la calidad de la atención en el

Sistema Único de Salud (SUS), el Ministerio de Salud (MS)

de Brasil instauró la Política Nacional de Humanización

de la Atención y Gestión del SUS (HumanizaSUS). Ésta

incluye la denominada Acogida con Clasiicación del Riesgo

(ACCR), que consiste en una directriz e instrumento

de injerencia en las gestiones laborales de los SHE(5).

En este sentido, la componente de acogida implica la

escucha empática y el balance entre las necesidades de

los usuarios y la capacidad de cada servicio de responder

a la demanda correspondiente, objetivando una mejor

calidad de la atención y asunción de la responsabilidad por

la ejecución de transferencias seguras a otros servicios.

El componente de clasiicación de riesgo implica la

agilización de la atención mediante la aplicación de un

protocolo diseñado para determinar el grado de necesidad

del usuario según la complejidad del caso, en vez de

determinar la secuencia de la atención meramente según

el orden de llegada(6).

Varios protocolos de aplicación de la directriz ACCR

han sido diseñados, validados e implementados a nivel

internacional(1,7-8). Dichos protocolos deinen los niveles de clasiicación de la gravedad de los casos – escala

de priorización(1), los cuales son representados por

colores predeinidos. De acuerdo con la propuesta de

HumanizaSUS, durante la Consulta de Enfermería, el

enfermero clasiica los casos según el esquema predeinido de colores, a saber: rojo – emergencia, amarillo – urgencia, verde – menor urgencia y azul – no urgencia(6).

Tomando en cuenta la posible ocurrencia de sesgo

de aplicabilidad en el caso de protocolos e instrumentos

internacionales y/o desarrollados en contextos

diferentes(8), así como el elevado costo de su adquisición,

es recomendable que cada institución elabore sus propios

protocolos con la contribución colectiva de los sujetos que

participan en el proceso de trabajo, de que se satisfagan

las necesidades locales(5).

Aunque varios protocolos de aplicación de la directriz

ACCR en los SHE brasileños han sido elaborados, faltan

estudios que evalúen tanto su implantación como su

impacto(9). De hecho, evaluar la ACCR es imperativo cuando

se busca mejorar la calidad y seguridad de la atención al

usuario y las condiciones laborales de los equipos que se

desempeñan en los SHE(10). El motivo de ello es que la

aplicación de métodos evaluativos es imprescindible para

el perfeccionamiento de las acciones emprendidas, pues

viabilizan el análisis de las potencialidades y punto débiles

de los aspectos relacionados con la estructura, procesos

y resultados.

Aunque en Brasil el MS recomienda aplicar la directriz

ACCR en los SHE desde 2004(6), por falta de estructura

física adecuada y déicit cuantitativo y cualitativo de recursos humanos, entre otras diicultades, muchas

instituciones aun utilizan el modelo tradicional, o sea,

según la orden de llegada(1).

Ésta aparente falta de apego de los SHE a la directriz

recomendada por el MS podría ser uno de los motivos

que explican la escasez de publicaciones referentes a la

implantación y/o evaluación de la directriz ACCR. También

se percibe una falta de instrumentos debidamente

validados para este in, lo que limita aun más el campo de

acción de los investigadores interesados en esta temática.

Considerando la inexistencia de publicaciones sobre

instrumentos de evaluación de la ACCR en las principales

bases de datos y bibliotecas virtuales disponibles en línea

(Biblioteca Virtual en Salud – “BVS”; Biblioteca Digital

Scientiic Electronic Library Online – “Scielo”; Base de Datos de Enfermería – “BDENF”; Bases de Datos de la

Literatura Latino-Americana y del Caribe en Ciencias de

la Salud - “LILACS”), en 2011 Belluci Jr. desarrollo un

cuestionario basado en las dimensiones de evaluación

en salud de Donabedian (estructura, procesos y

resultados). En un segundo momento, se propuso validar

el contenido y apariencia del cuestionario, constatando

concordancia satisfactoria entre los evaluadores e índice

de iabilidad mayor que 0,8 (80%) en las tres dimensiones

mencionadas(9).

Considerando las lagunas existentes en el

conocimiento actualmente disponible sobre la evaluación

de la ACCR, este estudio se encuentra plenamente

justiicado, pues sus resultados podrán ser utilizados

como base de acciones futuras tanto en el ámbito general

del Servicio de Salud como en el especíico de enfermería, objetivando la (re)planiicación y monitoreo del proceso

de atención en los SHE. Igualmente, contribuirán al

perfeccionamiento del ambiente y del proceso de trabajo

en los espacios investigados.

La cuestión que orientó el estudio fue el determinar

cómo los trabajadores que se desempeñan en los SHE de

dos hospitales de enseñanza evalúan la ejecución de la

(3)

objetivo: evaluar desde la perspectiva de los trabajadores

la estructura, procesos y resultados de dos SHE

pertenecientes a hospitales de enseñanza que adoptaron

la directriz ACCR.

Método

Estudio cuantitativo, descriptivo, exploratorio y

prospectivo realizado en dos hospitales públicos de

enseñanza del estado de Paraná, identiicados como

Hospital A y Hospital B. Los datos fueron recolectados entre

agosto y noviembre de 2011, después de la aprobación del

proyecto por el Comité de Ética en Investigación con Seres

Humanos (Comitê de Ética em Pesquisa Envolvendo Seres

Humanos – COPEP) de la Universidad Estadual de Maringá,

nº 325/2011 y del Comité de Ética en Investigación

(Comitê de Ética em Pesquisa – CEP) de la Universidad

Estadual de Londrina, n. o 11550/2011. Todos los sujetos

irmaron el formulario de consentimiento informado.

El Hospital A es el centro de referencia para la

atención de pacientes de alta complexidad en el Estado

de Paraná, habiendo implantado la ACCR en julio de 2007.

Como hospital tipo III, se integra al Sistema de Atención

de Urgencias y Emergencias del Estado de Paraná, y está

abierto las 24 horas del día. El SHE de esta institución

(SHE-A) posee 48 camas de internación breve, sin

embargo, su lujo promedio es de 96 pacientes por día,

correspondiendo a una media de 46.000/año(11).

El Hospital B es el centro de referencia para casos

de trauma de alta complejidad y también está abierto las

24 horas del día. Su SHE (SHE-B) posee 30 camas de

internación breve, con un lujo promedio de 90 pacientes/

día y 47.000 pacientes/año. Este SHE implantó la ACCR en

diciembre de 2010(12).

Se realizó un muestreo aleatorio estratiicado de

distribución proporcional, de modo que los profesionales

de ambos SHE fueron estratiicados de acuerdo a su

categoría profesional. Los sujetos fueron sorteados a

partir de una lista numerada que incluía los nombres de

todos los empleados según su categoría profesional y en

orden alfabético. En el caso de los sujetos que no pudieron

ser localizados después de tres intentos o que se negaron

a participar, fue seleccionado el nombre inmediatamente

siguiente en la lista y así sucesivamente hasta llegar al

inal de la lista o alcanzar el 60% de los profesionales en

cada categoría. Este porcentaje fue calculado previo a la

recolección de los datos considerando un margen del 40% de pérdidas por negativa a participar (20%) y ausentismo previsto e imprevisto (20%) en ambos SHE.

Los criterios de inclusión fueron los siguientes:

profesionales que se desempeñaban directamente en los

SHE (enfermería, medicina, recepción, seguridad, higiene

hospitalaria y asistencia social) y tres o más meses de

antigüedad en el SHE. Con base en el tipo de muestreo

y los criterios descritos, la muestra fue compuesta por

216 profesionales, siendo 122 (56,5%) del SHE-A y 94 (43,5%) del SHE-B.

En la recolección de los datos fue utilizado el

cuestionario “Instrumento para Evaluación de la ACCR”,

que contiene dos partes: la Parte I aborda datos

sociodemográicos de los sujetos y la Parte II se subdivide

en las tres dimensiones de la tríada de Donabedian para

evaluaciones en salud, donde los ítems del 01 al 07

corresponden a la dimensión estructura, los ítems 08

al 14 a la dimensión procesos y los ítems 15 al 21 a la

dimensión resultados. Los ítems fueron respondidos en

escalas tipo Likert de cinco puntos: estoy totalmente en

desacuerdo, estoy en desacuerdo, no estoy en desacuerdo ni de acuerdo, estoy de acuerdo, estoy totalmente de acuerdo(9). El puntaje mínimo de cada dimensión es 7 y el

máximo 35, con una amplitud total de 28 puntos.

Los datos fueron clasiicados utilizando la Tabla

de Categorías y Puntajes propuesta en el documento

“Instrumento de Evaluación para Centros y Puestos de

Salud”(13), descrita en la Figura 1, abajo.

Figura 1 - Puntajes de Clasiicación de la ACCR según las

dimensiones de Donabedian, Maringá, PR, Brasil, 2012

Fuente: Adaptado de Ministerio de Salud (BR)(13)

Puntaje Porcentaje Clasiicación

07 a 17,4 00 a 49,9 Insuiciente 17,5 a 26,1 50 a 74,9 Precaria 26,2 a 31,4 75 a 89,9 Satisfactoria

31,5 a 35 90 a 100 Excelente

Los datos fueron tabulados en planillas electrónicas

del programa Microsoft® Excel for Windows 7.0 y

analizados utilizando estadística simple (frecuencias y

porcentajes) y descriptiva (variación mínima, máxima,

media, mediana y desviación estándar-DE) mediante el

programa EpiInfo 3.5.3.

Resultados

La distribución demográica de los sujetos fue la

siguiente: Hospital A – edad promedio de 41,4 años

(DE 10,7; mediana 40,0; mínima 22,0; máxima 67,0);

(4)

completado la enseñanza secundaria y el promedio del

tiempo de trabajo en el SHE institucional fue de 8,6

años (DE 8,9; mediana 4,5; mínima 0,25; máxima 35).

Hospital B – edad promedio de 40,5 años (DE 10,9; mediana 41,0; mínima 23,0; máxima 67,0), 60 (63,8%) participantes eran del sexo femenino; 55 (59,8%)

Tabla 1 - Distribución de los sujetos según la variable categoría profesional/función. Maringá, PR, Brasil, 2012

Tabla 2 - Puntaje promedio de cada dimensión de

Donabedian por servicio. Maringá, PR, Brasil, 2012

Tabla 3 - Número y porcentaje de clasiicación por dimensión de Donabedian y servicio. Maringá, PR, Brasil, 2012 *Categoría Profesional/Función: Agente Administrativo = Auxiliares y Técnicos Administrativos, Recepcionistas y Telefonistas; Agente Operacional = Celadores y Choferes; Agente de Seguridad = Vigilantes y Porteros; Médico = Docentes y Residentes

casados o en uniones estables; 21 (22,8%) solteros; 15 (16,3%) separados; uno (1,1 %) viudo, siendo que dos

no respondieron esta ítem. La mayoría había completado

cursos de posgrado Lato Sensu y el promedio del tiempo

de trabajo en el SHE institucional fue de 8,6 años (DE 7,6;

mediana 5,0; mínima 0,25; máxima 25).

Categoría profesional/ Función*

Hospital A Hospital B Total

n % n % n %

Agente Administrativo 10 8,2 06 6,4 16 7,4

Agente Operacional 11 9,0 15 16,0 26 12,0

Agente de Seguridad 02 1,6 06 6,4 08 3,7

Asistente Social 01 0.8 02 2,1 03 1,4

Auxiliar/Técnico Enfermería 75 61,5 26 27,7 101 46,7

Enfermero 09 7,4 10 10,6 19 8,8

Médico 14 11,5 29 30,8 43 20,0

Total 122 100 94 100 216 100

Con base en el puntaje promedio en el cuestionario,

todas las dimensiones de evaluación de la ACCR fueron

clasiicadas como precarias (17,5 a 26,1 puntos), como muestra la Figura 2.

Media DE Mediana Mínima Máxima

Estructura

SHE-A 21,9 4,6 22,0 10,0 35,0 SHE-B 19,3 4,2 19,0 9,0 28,0

Procesos

SHE-A 21,8 4,3 21,5 13,0 35,0 SHE-B 21,0 3,4 21,0 13,0 30,0

Resultados

SHE-A 23,7 4,4 24,0 13,0 34,0 SHE-B 23,1 3,9 23,0 9,0 31,0

n Insuiciente

Precaria Satisfactoria Excelente

n % n % n % n %

Estructura Institución

SHE-A 122 20 16,4 87 71,3 10 8,2 05 4,1

SHE-B 94 30 31,9 60 63,8 04 4,3 -

-Total 216 50 23,1 147 68,1 14 6,5 05 2,3

La Tabla 3 describe el número absoluto y porcentual

de sujetos que asignaron los diversos niveles de

clasiicación de los SHE según las tres dimensiones de

Donabedian.

En el tratamiento de los datos referentes a la

opinión emitida por los sujetos acerca de la ACCR según

las dimensiones de Donabedian, las respuestas estoy

totalmente en desacuerdo y estoy en desacuerdo fueron

analizadas conjuntamente con las respuestas desacuerdo

y las respuestas estoy de acuerdo y estoy totalmente

de acuerdo, como acuerdo. Las respuestas no estoy ni

en desacuerdo ni de acuerdo no fueron incluidas ni en el análisis ni en la discusión porque no representaron

el mayor porcentaje en ninguno de los ítems

de evaluación.

(5)

Tabla 2 - continuación

n Insuiciente

Precaria Satisfactoria Excelente

n % n % n % n %

Procesos Institución

SHE-A 122 14 11,5 92 75,4 11 9,0 05 4,1

SHE-B 94 12 12,8 74 78,7 08 8,5 -

-Total 216 26 12,0 166 76,9 19 8,8 05 2,3

Resultados Institución

SHE-A 122 07 5,7 86 70,5 21 17,2 08 6,6

SHE-B 94 08 8,5 67 71,3 19 20,2 -

-Total 216 15 7,0 153 70,8 40 18,5 08 3,7

Discusión

En lo referente al tamaño de la muestra, entre los

empleados técnicos administrativos del plantel del SHE-A

(n=122) participaron en el estudio el 77% de los agentes de seguridad, operacionales y administrativos; el 100% de los asistentes sociales, el 79% de los auxiliares/técnicos de enfermería y el 64% de los enfermeros y el 52% de los

médicos. En relación al SHE-B (n=94), participaron en el

estudio el 34% de los agentes de seguridad, operacionales y administrativos, el 100% de los asistentes sociales, el 65% de los auxiliares/técnicos de enfermería, el 37% de los enfermeros y el 23% de los médicos. Los motivos por

los cuales algunas categorías no alcanzaron el porcentaje

mínimo del 60% fueron negativa a participar (>20%) y

ausencia (vacaciones o licencia) después de tres intentos.

A partir del análisis de los datos sociodemográicos

de todos los participantes se observa que la mayoría

(68,9%) de los trabajadores del SHE-A pertenecía a

alguna de las categorías de profesionales de enfermería,

mientras que este grupo representaba el 38,3% de los

trabajadores del SHE-B. La edad promedio de la muestra

fue de 40 a 41 años, siendo similar en ambas instituciones

(SHE-A – 41,4; SHE-B – 40,5). Fue evidenciado el predominio del sexo femenino (SHE-A – 63,9%; SHE-B – 63,8%),

así como de participantes casados o en uniones estables

(SHE-A – 64,7%; SHE-B – 59,8%). Aunque estos

resultados coinciden con los reportados por estudios

sobre el peril de la profesión(14-15), llama la atención el

hecho de que los médicos constituyesen la mayoría de

los profesionales en el Hospital B, correspondiendo a 29

(30,8%) individuos.

De hecho, merece ser destacada la diferencia

cuantitativa entre las categorías profesionales de los dos

SHE estudiados, pues el número de médicos, incluyendo

docentes, médicos de guardia y residentes fue mayor

en el SHE-B (126) que en el SHE-A (27), el cual es

considerablemente mayor en términos de estructura

– aunque comparable en cuanto a su productividad. Lo

mismo aplica en el caso de los enfermeros, ya que 14

pertenecen al SHE-A y 27 al SHE B. Posiblemente esa

mayor participación de médicos en SHE-B (30,8%) releja el mayor número de médicos en dicha institución y de este modo, puede haber inluenciado los puntajes

correspondientes (Tabla 1).

En relación al nivel de escolaridad, 71 (58,2%)

participantes del SHE-A habían completado la escuela

preparatoria (media superior), mientras que 40 (42,6%)

participantes del SHE-B habían realizado cursos de

posgrado. Este hallazgo puede deberse a que la mayoría

de los entrevistados del SHE-B estaba compuesta por

médicos (29-30,8%) y enfermeros (10-10,6%). En

función de las demandas crecientemente exigentes del

mercado de trabajo, es bastante común encontrar en

la práctica cotidiana profesionales de nivel superior con

especialización/capacitación adicional.

El análisis de la antigüedad de trabajo en el SHE

indicó que el peril de profesionales que participaron

en la implantación de la ACCR en el SHE respectivo se

caracterizaba por tener una experiencia signiicativa en

esta área (8,6 años en promedio en ambos SHE). Este

hallazgo es importante, porque la corresponsabilidad,

valoración de los sujetos, protagonismo y la participación

colectiva son algunos de los valores que guían al

HumaniSUS(5-6).

Los puntajes de las varias dimensiones evaluadas

de la ACCR (Tabla 2 y Tabla 3) correspondieron al nivel

Precario en ambos SHE. Sin embargo, algunas respuestas que expresaron tanto acuerdo como desacuerdo merecen

ser comentadas en función del número absoluto y

porcentual de respondientes en ambos SHE.

Dentro de los aspectos concordantes de la dimensión

Estructura, los entrevistados del SHE A indicaron los ítems:

(6)

usuario (58-47%) y acogida del acompañante (67=55%).

Estos mismos ítems y en la misma secuencia fueron

también indicados por 53 (57%), 42 (45%) y 67 (71%)

profesionales del SHE-B, respectivamente.

En relación con la dimensión Procesos, los

entrevistados del SHE-A manifestaron acuerdo con los

siguientes ítems: promoción de la seguridad y confort del

usuario (65=53%), acogida y clasiicación de todos los pacientes (98=80%), conocimiento del protocolo ACCR por parte de los empleados (56=46%) y capacitación en asistencia acogedora y resolutiva (53=43%).

Finalmente, en relación a la dimensión Resultados,

los entrevistados del SHE-A manifestaron acuerdo en lo

referente a la atención primaria – clasiicación de riesgo

realizadas por los enfermeros según la gravedad del caso

(88=73%) y consciencia del acompañante en cuanto al tiempo de espera (93=75%). Los entrevistados del SHE-B

manifestaron acuerdo en relación a los ítems: gravedad

(74=79%), tiempo de espera (53=56%) y humanización en todas las fases de la ACCR (43=46%).

Los porcentajes correspondientes a las expresiones

de acuerdo permitieron inferir que en los dos SHE

estudiados, la implantación de la ACCR resultó en la

readecuación de la estructura física y del proceso de

trabajo, promoviendo mayor humanización, capacitación

de los equipos de trabajo y acceso a toda demanda tal

como es requerido por las directrices incluidas en la

propuesta de HumanizaSUS(1,5-6). Sin embargo, con

base en el modelo referencial utilizado en este estudio,

los porcentajes hallados en ambos SHE corresponden al

nivel Precario (50 a 74,9%) y por consiguiente, indican la

necesidad de mayor inversión en estos aspectos. A pesar

de las constataciones favorables, no es posible determinar

si la ampliación del acceso indujo mejorías en la calidad

de la asistencia sin imponer una sobrecarga a los equipos

de trabajo, lo que constituye un tópico que merece ser

estudiado.

En cuanto a los ítems discordantes que contribuyeron

a la clasiicación del SHE como Precario, en relación

con la Estructura, el SHE-A obtuvo el mayor número

de desacuerdos en cuanto a la realización periódica

de reuniones y sesiones de capacitación (50=41%)

y comunicación entre los miembros del equipo

multidisciplinario profesional (74=61%). Entre los

entrevistados del SHE-B se destacaron los ítems

estructura física confortable (53=56%) y señales para orientación del usuario (40=42%). Es de destacar que,

aunque anteriormente los resultados para el SHE-B habían

indicado la presencia de un ambiente acogedor y humano

que garantizaba la privacidad del usuario, esta estructura

no se consideró cómoda o suicientemente adecuada

para asegurar la movilidad del usuario entre diferentes

entornos de una forma segura.

En relación a la dimensión Procesos, los entrevistados

del SHE-A expresaron desacuerdo en cuanto al espacio

de discusión cedido por la dirección (56=46%) y a la reevaluación del diagrama de lujo de la ACCR por el equipo de trabajo (55=45%). Éstos mismos ítems fueron indicados en el SHE-B por 44 (47%) y 48 (51%) de los

entrevistados, respectivamente.

De este modo, puede inferirse que la estructura

física debe ser readecuada, especialmente en el SHE-B.

Sin embargo, llama la atención la existencia de problemas

relacionados con la comunicación entre los miembros de

los equipos de trabajo en ambos SHE, manifestados como

falta de espacios democráticos de discusión, relexión y

problematización, que limitan las probabilidades de éxito

de la ACCR(5-6).

La mayoría de los hospitales brasileños aplica el

modelo funcional como sistema de gestión, caracterizado

por estructuras verticales y formales, mientras que en

la actualidad son necesarias formas más lexibles de

gestión capaces de promover autonomía gerencial con

descentralización organizacional, de modo que todos los

trabajadores puedan participar en la toma de decisiones

que afecten su trabajo(16). Este abordaje resulta en mayor

compromiso, participación y responsabilidad, los cuales son

requisitos imprescindibles para el éxito de la directriz ACCR.

Finalmente, respecto de la dimensión Resultados, los

entrevistados del SHE-A manifestaron desacuerdo con la

priorización de la atención de pacientes en estado grave

después de la clasiicación del riesgo (75-61%). Este ítem

también fue acentuado por los participantes del SHE-B

(66=77%), que también manifestaron desacuerdo con la

derivación de los casos de baja complejidad a la red básica

(51=54%) y con la receptividad de la dirección a dudas relacionadas con la ACCR (31-33%).

En cuanto a la priorización de los pacientes en estado

grave, en contextos caracterizados por exceso de demanda

y hacinamiento, donde pacientes hemodinámicamente

inestables en condiciones de urgencia y emergencia se

mezclan con casos de baja complejidad(3,8,17-18) es difícil

visualizar y priorizar la asistencia(19). Para este in, la

directriz ACCR presupone la aplicación de un protocolo

que determine la necesidad de atención y el potencial de

agravamiento de cada caso(6).

En relación al tratamiento de usuarios con problemas

de salud no urgentes, pero que consultan servicios

de emergencia, la red básica de salud debería estar

sistemáticamente preparada para atender esta demanda(1)

a in de cumplir totalmente los objetivos de la directriz

(7)

Para minimizar los problemas identiicados, las

políticas públicas deben dar apoyo adecuado a la práctica

de referencia y contrarreferencia, pues el establecimiento

de articulaciones sistematizadas entre los diversos servicios

será capaz de garantizar la eicacia de las derivaciones, lo

que es condición imperativa para el éxito de la ACCR(6,20).

En este sentido, debe tomarse en cuenta que las

deiciencias del sistema de referencia y contrarreferencia

no sólo sobrecargan los SHE, sino que también pueden

resultar en una atención supericial y poco resolutiva de los pacientes clasiicados como menos graves(17),

lo que sin duda implica riesgos para la población.

Dentro de este mismo contexto, una antigua tradición

considera a los SHE como alternativa frente a la faltas

del servicio en las unidades de atención básica, que

se caracteriza por demora en la obtención de turnos y

falta de especialistas(17,19). Con la certeza de que serán

atendidos, los usuarios preieren esperar largas horas,

sobrecargando de este modo los SHE(3).

En ambientes como el recién descrito, abarrotados,

con sobrecarga de trabajo y estrés, las relaciones

interpersonales se ven afectadas(3) y el proceso de trabajo

se vuelve arduo, inseguro y poco resolutivo. Sin embargo,

este tipo de situaciones representan tal vez la necesidad

urgente de adoptar la ilosofía de la ACCR, que implica

el compromiso y participación en todas las esferas del

proceso de atención de la salud.

Debe ser observado que en algunos ítems, las

opiniones de los entrevistados no fueron homogéneas,

a saber: reevaluación del usuario en espera de atención

por parte del personal de enfermería del SHE-A

(acuerdo: 51=42%; desacuerdo: 48=39%), integración multidisciplinaria en el SHE-B (acuerdo: 35=37%; desacuerdo: 33=36%) y humanización en todas las fases de la ACCR en el SHE-A (acuerdo: 47=39%; desacuerdo: 48=39%).

En relación a la reevaluación del usuario en espera de

atención por parte del personal de enfermería del SHE-A,

exceptuando el asistente social, algunos miembros de

todas las demás profesiones de salud que participaron

en el estudio manifestaron desacuerdo con este ítem.

Esta situación es preocupante porque indica la necesidad

de estudios futuros sobre el desempeño del enfermero

dentro del contexto de la ACCR. De hecho, la reevaluación

de los usuarios posterior a la acogida y clasiicación es

un elemento fundamental de la calidad y seguridad de

la asistencia, pues el estado general del paciente puede

deteriorarse después de la evaluación inicial(8,21) o bien

los síntomas y signos imperceptibles durante la etapa de

Clasiicación del Riesgo pueden presentar exacerbación

ulterior(21).

A su vez, la integración multidisciplinaria de

profesionales es reconocida como imprescindible para el

éxito de la ACCR(19). Por este motivo, el MS recomienda

la realización de talleres multidisciplinarios dedicados a

la discusión y construcción de acciones y protocolos(6).

Siendo así, el personal de administración del SHE-B debe

intervenir a in de resolver este problema.

Las reuniones de los miembros del equipo profesional

multidisciplinario para la discusión y reformulación del

ambiente y los procesos de trabajo, de modo a construir

colectivamente sugerencias destinadas a optimizar la

organización, representan en la actualidad un modelo

democrático de gestión imprescindible(16).

La humanización de todas las fases de la ACCR es

considerada como la esencia genuina de esta propuesta.

Sin embargo, su implantación efectiva exige un esfuerzo

signiicativo, pues puede ser favorecida por una escucha

empática(8,22-23), además del suministro de informaciones

claras, incluyendo el tiempo de espera, priorización de los

pacientes en estado grave, apoyo emocional y seguridad

de usuarios y acompañantes(1).

La ACCR fue idealizada como una herramienta efectiva

y eicaz para mejorar la calidad de la atención en los SHE.

Siendo los enfermeros una parte indispensable del equipo

de salud y los ejecutores del protocolo de clasiicación,

puede inferirse que esta categoría profesional es la principal

responsable por el buen funcionamiento del proceso(23).

De este modo y tomando en cuenta la formulación de

acciones de valorización profesional que despierten en el

trabajador un sentimiento de corresponsabilidad referente

a los resultados de la atención prestada(17), el personal

de enfermería que se desempeña en los SHE debe ser

continuamente capacitado y valorizado.

Para que la ACCR sea exitosa como propuesta

de cambio en los modelos de atención y gestión de las

prácticas de salud(6) urge una relexión por parte de

los protagonistas en este proceso (administradores,

profesionales y usuarios). Es importante que se

analice si en la práctica, esta directriz realmente viene

cumpliendo un papel promotor de transformaciones en los

procesos de trabajo y en la relación entre trabajadores y

usuarios(3,17,22,24) o si meramente se ha limitado a viabilizar

la atención de la totalidad de la demanda espontánea, más

bien como un servicio de atención inmediata(3) centrado

en síntomas y dolencias, sin asegurar una mejoría de la

calidad, pero sí mayor productividad(22,24).

Aunque con particularidades especíicas, los SHE

analizados en el presente estudio convergen en cuanto a

la necesidad de realizar mejorías referentes a la práctica

de la directriz ACCR. De este modo, los resultados aquí

(8)

estrategias por parte de la administración hospitalaria

y otras categorías profesionales implicadas en hacer

efectiva la directriz ACCR dentro del marco en el que ha

sido propuesta.

Conclusión

En los SHE analizados, las dimensiones de Estructura,

Procesos y Resultados formuladas por Donabedian fueron

clasiicadas como precarias. El SHE-A implantó la ACCR hace cinco años, y el SHE-B hace dos; debido a que esta

implantación es muy reciente en ambos servicios, esta

aun no ha sido sujeta a (re)evaluación y readecuaciones.

Algunos resultados favorables fueran constatados en

los SHE estudiados, como: ambiente acogedor y humano,

privacidad, seguridad y confort del usuario, acogida

del acompañante y acogida y clasiicación de todos los pacientes. Sin embargo, también fueron identiicados

diversos problemas, especialmente en relación con el

sistema de referencia y contratransferencia, priorización

de la atención de pacientes en estado grave posterior

a la Clasiicación del Riesgo, comunicación entre los

miembros del equipo profesional multidisciplinario y

reevaluación de la propuesta en sentido global por parte

del equipo de trabajo.

Como limitaciones de este estudio puede mencionarse

el tamaño reducido de la muestra correspondiente a ciertas

categorías profesionales debido a negativa a participar o

imposibilidad de localizar a los sujetos después de tres

intentos, especialmente en el caso de los médicos y

de profesionales que no se perciben a sí mismos como

miembros del equipo asignado a la ACCR, como por

ejemplo, los vigilantes y porteros.

Sería recomendable que nuevos estudios fueren

realizados con muestras más grandes y destinados a

investigar la opinión de profesionales y usuarios de otros

SHE brasileños que han implantado la ACCR.

Como conclusión, con base en el marco de referencia

seleccionado, los trabajadores de los SHE estudiados

clasiicaron la ACCR como Precaria. Esto se debe a que a pesar de las iniciativas de ambos SHE para invertir en

mejorías de su estructura y proceso de trabajo/atención,

es mucho lo que aun debe ser realizado para mejorar

las condiciones de confort, comunicación interpersonal,

capacitación continua, reevaluación continua del protocolo

y, no menos importante, la estructuración e integración de

los hospitales con la red de atención primaria de la salud.

Agradecimientos

A las alumnas del curso de graduación en enfermería

de la Universidad Estadual de Londrina – Andréa Moreira

da Silva, Anna Lúcia Darcin Rigo, Anne Caroline Correia S.

de Oliveira, Barbara Duarte Neris, Bianca Carolina Zanardi

Porto, Carine Gasparoto de Lima, Elizabete Rosane

Palharini, Franciele Dinis Ribeiro, Francieli Sayuri, Márcia

Aparecida dos Santos Silva, Thaiara Maestro Calderon e

Vanessa Monique Luis Costa – que participaron en la fase

de recolección de datos como practicantes en la Asesoría

de Control de Calidad de la Asistencia de Enfermería

del Hospital Universitario de la Universidad Estadual de

Londrina, PR, Brasil.

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(9)

Recibido: 8.11.2012 Aceptado: 15.7.2013

Como citar este artículo:

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Tabla 1 - Distribución de los sujetos según la variable categoría profesional/función
Tabla 2 - continuación

Referências

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