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Sarampión

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Octubre

SARAMPIÓN1

Nueva York.-De 1918 a 1930 la frecuencia anual del sarampión en Nueva York denotó una notable regularidad típica, caracterizando todos los números pares por coeficientes altos y los impares por bajos. A principios de 1931 bajó el cuadro por completo, habiendo altos coeficientes en 1931, 1933 y 1935, y bajos en 1932- 34. En 1932 continuó este fentmeno y para el 29 de mayo ya se habfan denun- ciado 29,000 casos. Dando por sentado que el sarampión produce 3 veces más muertes que las imputadas oficialmente a esa enfermedad, las cifras para los tiltimos años serian: 1930, 462; 1931, 402; 1932, 174; 1933, 639; 1934, 75; 1935, 315. Es sabido que para los niños expuestos a la enfermedad la inyección del suero de convaleciente o de sangre integra de uno de los padres, atenúa el ataque e impide complicaciones. Este m6todo no posee desde luego valor profiláctico. La dificultad en la prevención de la enfermedad consiste en el largo periodo de incubación (por lo común 12 a 14 dias) y la contagiosidad de la enfermedad en periodo catarral y antes de aparecer el eritema, es decir, que el aislamiento resulta de poco valor, pues cuando se practica, ya es% hecho el daño en su mayor parte. (City New York, Dpt. Health, &uart. Bull., 29, mayo, 15, 1936.)

Formas atipicas.-Larios señala que el sarampión se presenta anualmente en Honduras en pequeñas epidemias más o menos graves, pero no tan serias como en los países templados. A pesar de las deplorables condiciones higiénicas en que vive la clase pobre, el sarampión no es una de las principales causas de la alta mortalidad infantil. Sin embargo, la epidemia que aparecí6 en Tegucigalpa de mayo a octubre, 1935, acus6 desde el principio marcada virulencia, afectando hasta a los adultos. Un fenómeno digno de nota fu6 el largo periodo de incu- bación que promedió 16 días y en algunos casos se extendió hasta 21. Este largo periodo deincubación se observó solamente en la clientela privada, pues en el Asilo Santa Teresita, con los niños en intimo contacto no pasó de 6 a 7 dias. El período de invasión fu6 tan atfpico que dificultó el diagnóstico, siendo por lo general el primer sfntoma fiebre sin ninguna otra manifestación ni síntoma, catarro, tos, o conjuntivitis. Los sfntomas catarrales ~610 aparecieron al cabo de 8 a 10 días, seguidos entonces de la erupción. Entre las complicaciones fueron de notar enteritis, queratitis y bronconeumonfas. De 18 casos particulares 5 manifestaron enteritis y de 37 del Asilo, 12. Todas las bronconeumonias fueron en el Asilo, registrándose 3 con 1 muerte. (Larios, M.: Rev. Méå. Hond., 195, mayo-jun. 1936.)

Recuwencias.--Al repasar las recurrencias en las enfermedades infecciosas agudas de la infancia, Ryhiner declara que las estadfsticas hospitalarias no indican la verdadera situación, pues la mayorfa de esos casos no llegan al hospital. De 1919 a 1935 tuvo ocasión de observar m&s de 5,000 casos de enfermedades infecciosas agudas. Entre los 1,926 de sarampión ~610 observó dos verdaderas infecciones secundarias, es decir, con reaparición de un exantema típico algunas semanas después del primer ataque. No observó una sola recurrencia entre 599 casos de varicela y 361 de parotiditis. Los casos de difteria no bastaron para sacar conclusiones aunque en la literatura se han mencionado bastantes recu- rrencias. En la tos ferina, la inmunidad parece ser relativamente leve, pero cuando se ‘presentan ataques secundarios, suelen ser al cabo de mucho tiempo aunque por lo general no más leves que la primera vez. En la escarlatina hubo 7 ataques secundarios incuestionables entre 220 casos, aunque anteriormente las recurrencias pasaban por ser raras. (Ryhiner, P. : Schweiz. med. Wchnschr., 813, agto. 31, 1935.)

Projilaxia en una poblacidn francesa-En la poblaci6n francesa de Saint

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SARAMPIÓN

Etienne, de más de 200,000 habitantes, con muchos obreros pobres y considerable

l población infantil, el sarampión es endémico y la mortalidad elevada. El jefe 1 de Sanidad, Dr. Poulain, a fin de combatir el mal, emprendió una campaña con \ la cooperación de las autoridades, los periódicos, los médicos y los maestros de escuela. Su idea principal consistió en mantener los niños de menos de dos

i años alejados de la enfermedad y protegera los mayores contra las complicaciones, suspendiendo para ello el servicio plíblico de lactantes y administrandolo a domicilio. En los mayores empleó el suero de convaleciente. Con ese método la mortalidad de 1935 disminuyó mucho. (Carta de París, mzo. 6, 1936: Jour. Am. Med. Assn. 1105, mzo. 28, 1936.)

Profilaxis en los hospitales.-Por medio de precauciones rigurosas impuestas al personal (cambio de blusas, y porte de guantes y de máscaras), en el hospital de niños enfermos de París, Armand-Delille, Lestocquoy y Herrenschmidt han podido evitar en el servicio de sospechosos, los contagios. En el espacio de 18 meses y con 1,329 enfermos atendidos, no hubo ni un solo caso de contagio de coqueluche, para 82 entradas; ninguno de parotiditis, para 2 entradas, y solo 4 de difteria, para 132 entradas. En cambio hubo una gran proporción de contagio interior, no solamente para la varicela (31 casos por 49 entradas), sino también para sarampión, (58 casos para 170 entradas). Se han observado transmisiones anáIogas en el hospital Herold, provenientes de algunos individuos incompleta- mente aislados. Para ellos, el sarampión puede ser transmitido a una cabina cercana, por el aire cargado de partfculas o mucosidades que ponen en suspensión la tos o el estornudo. Por consiguiente, cerrando ciertas cabinas por medio de techos de tarlatana, podrían evitarse esos contagios interiores. Preconizan, pues, el empleo en las salas del hospital de niños, de cabinas individuales, com- pletamente cerradas, provistas de antecámaras y de ventilación con el exterior y con sus instalaciones individuales. (Armand-Delille, P., Lestocquoy, Ch. y Herrenschmidt, J. L.: Gaz. Hôp., 60, eno. 11, 1936.)

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OFICINA SANITARIA PANAMERICANA [Octubre

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12 CC fraccionados en 3 partes de 4 CC en agua helada antes del desayuno; por vfa muscular, de 3 a 5 CC administrados cuando era posible, entre el cuarto y el noveno

dfa de la exposición. (McGavran, E. G.: Jour. Am. Med. Assn., 1781, mayo 23, I 1936.)

Del empleo de la inmuniglobulina obtenida de la placenta humana en 28 casos 1 de sarampión, y en 12 niños hospitalizados en una sala donde uno habfa mani-

festado la enfermedad a los dos dfas de su ingreso, Levitas deduce que ese producto I resulta valioso para el tratamiento, modificación y profilaxis del sarampión, en

particular en los lactantes. Expuestos al contagio, los 12 niños que recibieron 3 CC quedaron protegidos, y de los 28 enfermos, todos menos tres se beneficiaron. Las inyecciones se hacen por vfa intramuscular en las nalgas. (Levitas, 1. M.:

JOUT. Am. Med. Assn., 493, agto. 17, 1935.) i ’ Extracto placentario.-Gottlieb probó el extracto placentario en una epidemia

de roseola (rotheln) observada en un hospital general y cercanfas, en abril y mayo 1935. Administró a 16 enfermeras 4 CC del extracto por vfa muscular, y a 46 personas más del hospital, 0.2 CC por via dérmica. Ninguna de esas personas contrajo la enfermedad. En cambio, la contrajeron 9 de un grupo semejante que no recibieron extracto. La única reacción en los vacunados fué alguna hi- perestesia y eritema. (Gottlieb, L. J.: Maine Med. Jour., 743, fbro. 29, 1936.)

Suero de convaleciente.-Keresaturi, Hauptman y Park han empleado el suero de convaleciente profilacticamente en el servicio de pediatrfa de un hospital de Nueva York, contra la roseola, varicela, tos ferina, escarlatina, sarampión y parotiditis. Tan pronto se admite un niño al servicio, se trata de establecer el diagnóstico, y de padecer alguna enfermedad contagiosa, es retirado en el acto. De 1,717 niños que ingresaron al servicio de 1931 a 1934, ~610 29 presentaban un cuadro infeccioso. Los contactos de esos enfermos fueron divididos en dos grupos: uno tratado con el suero de convaleciente especifico, y otro testigo. Tanto del grupo tratado, como de los testigos, se eliminaron los presuntamente inmunes a la enfermedad dada, bien debido a un ataque anterior, o a una Dick o Schick negativa tratandose de difteria o escarlatina. En el servicio no se impuso cuarentena alguna. De los 29 casos infecciosos, ~610 seis ocasionaron infecciones secundarias entre los hospitalizados. En los casos de tos ferina, escarlatina y roseola, ni los testigos ni los tratados con suero se contagiaron, sucediendo lo mismo en un brote de parotiditis, pero en un segundo brote, los tratados con suero quedaron indemnes, en tanto que en los testigos las infec- ciones secundarias ascendieron a 2.8 por ciento. En un brote de varicela, no hubo infecciones secundarias; pero en un segundo brote, pareció fracasar el suero, pues de los tratados se infectaron 15 por ciento, y de los testigos ~610 1.5 por ciento. La proporción de infecciones secundarias fué distinta en los diversos brotes de sarampión, pero la cifra media fué de 25 por ciento para los testigos y 7 por ciento para los tratados con suero. De su experiencia, los autores deducen que a fin de evaluar las virtudes profillácticas del suero, es preciso observar los grupos tratados y no tratados simultáneamente. (Kereszturi, Camille, Hauptman, D., y Park, W. H. : Am. Jour. Dis. Child., 309, agto. 1935.)

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19361 TOS FERINA

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los 10 años transcurridos y probablemente habfan tenido muchas oportunidades de exposición. Para el autor no hay pruebas hasta ahora de que la inmunidad activa evocada por el sarampiõn atenuado sea menos satisfactoria que la debida a la enfermedad natural. (Townsend, J. H.: New Eng. Jour. Med. Bes., 732, ab. 2, 1936.)

TOS FERINA1

Frecuencia en poblaciones estadounidenses.-El estudio de Sydenstricker y Wheeler versa sobre la frecuencia y morboletalidad de la tos ferina en poblaciones de distintos tipos de Estados Unidos. La morboletalidad fué sumamente baja: aproximadamente 0.36 por ciento. La frecuencia pareció hallarse en razón inversa al tamaño de la comunidad, pero en las poblaciones mayores los coefi- cientes fueron mayores en los niños y menores en los adultos que en los distritos rurales; también parecieron predominar las mujeres en los enfermos de menor edad en los centros pequeños de población, en contraposición a un predominio casi igual o preponderancia masculina en las ciudades. Despues de la edad de 15 años habia cierta tendencia al predominio femenino, fenómeno éste también observado en muchas de las enfermedades infecciosas, y probablemente debido a cieros factores y no a mayor susceptibilidad. (Sydenstricker, E., y Wheeler, R. E.: Am. Jour. Pub. Health, 576, jun. 1936.)

Producción experimental en el chimpancé.-Rich y sus colaboradores produjeron en el chimpancé, mediante la inoculación oral de un exudado traqueal no filtrado de tos ferina humana, un estado semejante en todos sentidos a ésta, incluso la tos paroxfstica. En las placas sembradas en el acmé de la tos, se encontraron bacilos de Bordet-Gengou. En el chimpancé también se produjo un estado seme- jante mediante la inoculación oral de bacilos en cultivo puro. En el único caso en que se trató de transferir el virus de un mono a otro por medio de un filtrado bacteriol6gicamente estéril de las secreciones nasofarfngeas, el éxito fué indis- cutible. Los datos de los autores no les permiten deducir si se trata de uu virus filtrable especifico que acrecienta la susceptibilidad al bacilo de Bordet-Gengou, como sucede en otras enfermedades. Por ahora todo lo que cabe decir es que el bacilo de Bordet-Gengou por si solo puede producir en los antropoides las carac- terísticas manifestaciones clínicas de la coqueluche. (Rich, A. R., Long, P. H., Brown, J. H., Bliss, E. A., Holt, L. E.: Johns Hop. Hosp. Bull., 286, ab. 1936.)

Vucuna.-Resumiendo su estudio de la vacuna anticoqueluchosa en Evanston, Sauer afirma que se trata de un elemento inmunizante y no curativo, lo mismo que sucede con la vacuna antitifoidea. Para que la inmunización sea completa precisa que transcurran varios meses. Un 10 por ciento de niños inoculados con un total de 8 CC de vacuna comercial aprobada, contrajeron la tos ferina cuando se expusieron después a la infección. Algunos de los factores que afectan la inmunización pueden ser modificados. A fIn de disminuir el porcentaje de fracasos en niños de más de 3 años, necesítanse probablemente 10 CC o más de vacuna inoculándose en cada brazo en tres semanas consecutivas: 1, 2, y 2 CC.

(Sauer, L.: Am. Jour. Pub. Health, 1226, nbre. 1935.)

Kendrick y Eldering describen un experimento de inmunización contra la coqueluche llevado a cabo en la ciudad de Grand Rapids, Michigan. La serie hasta ahora comprende 1,592 niños: 712 vacunados y 880 testigos. En todo el grupo ~610 ha habido 67 casos de tos ferina, 66 de ellos entre los testigos. Estos datos indican la producción de una inmunidad activa después de haberse inyec- tado una vacuna consistente en una suspensión de 10,000 millones por CC. del

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