Discursos pronunciados el 2 de diciembre (cont.)

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como don José Guerrero; en ingenierfa como don Samuel SBenz y don Enrique Volio.

La colaboración de la Oficina Sanitaria Panamericana de la cual es director por la voluntad de todos los pueblos de América, el doctor Cum- ming, ha sido permanente y sabia. Esta organización está siempre pronta a venir en nuestra ayuda para despejar nuestras dudas; técnicos

suyos visitan constantemente el país, como los doctores Murdock y

Donovan; del ingeniero Dashiell son los mejores planos y estudios para la provisi6n correcta de agua potable para la ciudad. A expensas

suyas nuevos técnicos han recibido su preparación. A su paso por

Costa Rica hace dos dfas, el doctor Cumming ha ofrecido facilidades para la especialización de dos enfermeras, una en fisioterapia y otra en dietética.

Desde hace tres años colabora intensamente con el Gobierno de

Costa Rica el Gobierno de los Estados Unidos al traves del Servicio

Cooperativo Interamericano de Salud Pública. Con su ayuda material

y tecnica se han construfdo nueve edihcios para unidades sanitarias; se proveyó de cloacas a la ciudad de Heredia; se higienizó un sector de Limón; se di6 al Instituto del Cáncer edificio propio; se ha hecho una extensa labor de saneamiento del suelo en diferentes lugares; se construye la alcantarilla “El Lantisco’,’ y tendrá en breve agua potable y en mayor cantidad la ciudad de San José. Hasta ahora el Servicio Cooperativo Interamericano de Salud Pública ha invertido alrededor de tres millones de colones en Costa Rica.

En el programa para los años sucesivos figuran algunas cañerías, equipo y provisión de personal para unidades sanitarias; mayor amplitud de los trabajos de saneamiento superficial; Ia construcción de salasde emergencia en dos o tres lugares apartados de la República. El Servicio Cooperativo ha sentido también la necesidad de preparación de técnicos

concediendo becas para especializaciones en ingeniería sanitaria, en

estadfstica vital y en enfermería. Ninguno de esos trabajos-y mejor

que así sea-ha sido realizado con fondos exclusivos del Servicio Inter- americano de Salud Pública; en todo está, grande o pequeña, la colabora- ción del Gobierno, de los municipios y de los individuos. La cooperación que el Servicio Interamericano de Salud Pública presta a Costa Rica en pro de su bienestar repercute en el bienestar de los Estados Unidos y en el bienestar del mundo, ya que a la hora de ahora, ningun pafs puede vivir ni en lo político ni en lo económico, ni en lo sanitario, la vieja polftica de caracol de las pasadas generaciones.

Por el Dr. NACIANCENO ROMERO Y ORTEGA Director General de Sanidad de Chile

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atrás cada una de las Repúblicas hermanas del Continente, cabe des- tacar en el día de hoy, con caracteres brillantes, la rememoración de un hecho que llena de satisfacción y orgullo el alma americana en la integra expresión del concepto, hecho que condensado en el Día Panamericano de la Salud, instituido por designio unánime, constituye un glorioso exponente de la ciencia americana la cual, sin tutelajes de mayorazgos geográficos o de supremacfas raciales, sigue lenta e imperturbablemente avanzando por el amplio camino de su individualidad y perfección.

M& de 60 años han transcurrido desde que el sabio mddico cubano doctor Carlos J. Finlay, en pleno corazón de su isla natal, plagada de insectos entonces y sumergida allá en los cálidos mares septentrionales, diera vida a uno de los más notables descubrimientos de la ciencia

médica, de extremada simpleza, planteando la transmisibilidad de la

fiebre amarilla por el mosquito Aedes AeggptZ, eslabón trágico y fatal de la cadena maldita en que estrechamente aferrado al hombre lo ataca y extermina; la fiebre amarilla, enfermedad selvática y urbana de la cual el genial brasileño Lins tan acertadamente dijera que “se cura por sí misma, o mata a pesar de todo y cualquier tratamiento.”

Por una de aquellas felices inspiraciones basadas en la observación atenta de la naturaleza, el doctor Fmlay había dado en la clave del

descubrimiento e intentaba vulgarizar su salvadora doctrina del con-

tagio que, al igual de todas las ideas revolucionarias en el campo cien- tífico, habfa de contar con la burla o el esceptismo de sus contradictores- interesados m8s en poner vallas a la expansión de la doctrina que en

estimularla o consagrarla-terminando, finalmente, por defenderla

valientemente. Pero ¿cómo podía aceptarse que un hecho tan baladl

como la picadura de un zancudo, habitante consuetudinario de las

regiones azotadas por el flagelo, fuera a constituir la causa precisa de las enfermedades o muerte de los pobladores tropicales?

Felizmente, para salvaguardia del género humano y en especial para la vida de los millones de seres que pueblan las regiones cálidas del globo, los impugnadores hubieron de rendirse a la evidencia y desde aquella época memorable ha quedado aceptado como un hecho cierto e incon- movible el contagio de las fiebres tropicales por los mosquitos infec- tantes.

El finlaísmo, denominación aplicada a la doctrina del autor como un homenaje a su recuerdo, aparte de su trascendencia cientffica tuvo,

además, otro objetivo eminentemente práctico y fructífero, o sea el

saneamiento paulatino de la vastas zonas tórridas del globo, allá donde

la planta del hombre no habia osado poner sus huellas. En efecto,

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y ciudades, vfas férreas y puertos y abre interminables rutas al comercio, a la civilización y al progreso. En la misma forma, una concienzuda profilaxis, sabiamente dirigida a exterminar las fiebres tropicales, hace posible la construcción del Canal de Panama, obra genial de la ingenie& moderna que años antes habla sido abandonada a causa de haberse enfermado o perecido durante su ejecución m&s de cincuenta mil trabaja- dores y empleados.

De tan simple y modesto en su esencia como el finlaísmo, ha tenido sin embargo enorme repercusión en todos los campos de la actividad hu- mana; gracias a 61 el arado, el ferrocarril, los canales, han substituido a la peste, las enfermedades, la desolación y la muerte.

Y en esta amalgama de antitesis y contradicciones, de bienes y male- ficios, de lucha entre el progreso y la estagnación, el nombre del sabio cubano encabeza la historia de la medicina continental y suena junto a él la melodiosa voz América, patria común de 21 Repúblicas que la pueblan.

Doscientos sesenta millones de habitantes celebran hoy el Dia Pan- americano de la Salud, fiesta propia y exclusiva de América donde los continuadores de la obra de Finlay como Reeds, Ricketts, Maxcy y Chagas abren un surco nuevo en el campo científico de la medicina y se unen a Carrión, Otero, Lazear, Lemos Monteiro y Garzón Moreno, eminentes investigadores y mártires que caen en aras de sus ideales.

Con la obra tan nutrida de los investigadores y cientistas americanos, la ciencia médica mundial ha escrito sus mejores y más brillantes páginas, al mismo tiempo que allegado enormes recursos en favor del exterminio de los males que azotan la humanidad.

Por el Dr. M. ADRIANO VILANOVA Director General de Sanidad de El Salvador

Como ciudadano salvadoreño y como Director de la Institución

Sanitaria a mí encomendada, me siento orgulloso de que todos vosotros

hayáis atendido nuestra invitacibn para celebrar el gran “Dfa Pan-

americano de la Salud” con este acto, sencillo en si, pero significativo de la alta estimación y simpatía, del aprecio que nos merece tan genuina

manifestación de panamericanismo. El nos brinda una feliz oportunidad

para demostrar la buena amistad y sincero entendimiento que nos ligan

al Servicio Cooperativo Interamericano, por la calidad de sus com-

ponentes y por los valiosos trabajos que está ejecutando y ejecutarasin duda en bien de nuestro saneamiento y asistencia social, en favor positivo de nuestro pals.

Es indiscutible la trascendencia de las obras que a la fecha han de- sarrollado los dignos representantes enviados en buena hora por el