• Nenhum resultado encontrado

A “pré-história” da fundação da Inquisição na Espanha começa, efetivamente, conforme a historiografia, com os violentos ataques contra as comunidades judaicas das coroas de Castela e Aragão, de Sevilha a Barcelona, que terão lugar durante o verão de 1391.310 No despertar destes eventos – perda de propriedades, incêndios, violência e

assassinatos – os habitantes das comunidades judaicas fugiram para as grandes cidades ou se converteram ao cristianismo. 311 Aqueles que permaneceram judeus foram

310 Conforme José Antonio Escudero, o pogrom de 1391 tem como principais pontos de referência as figuras do arquidiácono de Ecija, Ferrán Martínez e do converso Pablo de Santa María. Em suma, “la irrupción conflictiva de Martínez, provisor nombrado por el arzobispo de Sevilla, tuvo que ver con su empeño en ser juez y árbitro de los litigios judeo-cristianos. Tras la muerte de Enrique II, que se había opuesto a esas pretensiones, las Cortes de Soria de 1380 negaron a los judíos el privilegio de tener en lo criminal sus proprios jueces, lo que habría de estimular los planes del arcediano, quien inició una campaña para convertir a los esclavos morros que los judíos tenían en Sevilla, y para que se procediera a la separación de judíos y cristianos. El conflicto llegó a manos del arzobispo, Pedro Gómez Barroso, quien prohibió predicar a Martínez y nombró para resolver el caso a un comité de expertos. El arzobispo se enfrentó así el arcediano como antes lo había hecho el rey, pero al igual que había sucedido com Enrique II, Gómez Barroso falleció y Martínez pudo recuperarse. Para complicar aún más las cosas, el monarca reinante, Juan I, murió por entonces también dejando un heredero en minoría de edad, y una regencia dividida. Todo propició así la agitación social que habría de desembocar en el sangrento asalto a la judería sevillana de 1391, y en los parejos desordenes habidos en otras ciudades andaluzas. Desde allí el movimiento antijudío se extendió a Castilla, de Toledo a Burgos, produciéndose en ese clima de exaltación conversiones masivas. (...) Por lo demás, la campaña general, la violencia y las conversiones multitudinarias llevaron a la aparición de una massiva población de cristianos nuevos y, en consecuencia, al planteamiento en gran escala del problema converso”. In: ESCUDERO, José Antonio. Netanyahu y los orígines de la Inquisición. Revista de la Inquisición. 1998, nº 7, p. 13.

311 Después que los que estaban con el Rey ordenados para regir por Consejo vieron que non podian acordarse con el Arzobispo de Toledo, maguer le avian tantos mensageros com avades oido, partieron de Madrid, é vino el Rey á la cibdad de Sevilla avia robado la Judería, ó que eran tornados Christianos los mas Judios que y eran, é muchos de ellos muertos, E que luego que estas nuevas sopieron en Córdoba, é en Toledo, ficieron eso mesmo, é asi en otros muchos logares del Regno. E sabido por el Rey como los Judios de Sevilla é de Córdoba é de Toledo eran destroidos, como quier que enviaba sus cartas é ballesteros á otros logares por los defender, en tal manera era el fecho encendido, que non cedieron ninguna cosa por ello; antes de cada dia se avivaba mas este fecho: é de tal manera acaesció, que ese mismo ficieron en Aragón, é en las cibdades de Valencia, é de Barcelona, é de Lérida, é otros logares. In:

submetidos, em ambos os reinos, a medidas legais, políticas e sociais as quais os pressionaram em direção ao batismo. Além disso, havia ainda várias missões cristãs de convencimento. Um frade dominicano, o valenciano Vicente Ferrer 312 (canonizado por volta de 1453), pregava em Castela e Aragão 313, e em 1413-1414, o antipapa Benedito XIII (Papa Luna) em Tortosa presidiu uma disputa teológica entre cristãos e judeus, a qual resultou em muitas conversões posteriores. Durante as décadas de 1420 e 1430, os conversos entraram em vários novos setores da sociedade espanhola, como a Igreja, o governo real ou municipal, as guildas e confrarias. Ao menos na aparência, ninguém tinha dúvidas em relação à eficácia, nestes casos, do sacramento do batismo renovar completamente a vida e a natureza do catecúmeno. 314

A mudança ocorrerá nos anos finais da década de 1430 e início de 1440. No dia 13 de agosto de 1437, Juan II ordenou a detenção do Adelantado de Leão, Pero Manrique, irmão do Almirante Don Fadrique, “por algunas cosas al su servicio conplideras”. Diego Manrique, filho do Adelantado, com outros cavaleiros dirigiram-se a várias vilas e fortalezas “e ovo gran voliçio en el rreino”. Em agosto de 1438, Pero Manrique conseguiu escapar da prisão, em Fuentedueñas, por uma janela. Don Fadrique, que havia tomado o partido de seu irmão, reuniu várias pessoas em Rioseco.

ROSELL, Don Cayetano. Crónicas de los reyes de Castilla desde Don Alfonso el Sabio, hasta los

católicos Don Fernando y Doña Isabel. Crônica de Enrique III. Madrid: M. Rivadeneyra – Editor, 1877,

p. 177.

312 Sobre a pregação de Vicente Ferrer, cf. DOVAL, Rosa Vidal. Predicación y persuasión: Vicente Ferrer em Castilla, 1411-1412. Revista de poética medieval. Nº24, 2010, p. 225-243

313 Estando el Rey é la Reyna y el Infante en Aillon, vino un Frayle en Castilla de muy sancta vida, natural de Valencia del Cid, que se llamaba Fray Vicente, de edad de sesenta años, que haia seydo Capella del Papa Benedicto... el qual asi en Aragón como en Castilla con sus sanctas predicaciones convertió á nuestra Sancta Fe muchos Judíos é Moros, é hizo muy grandes bienes, é con su sancta vida dio exemplo á muchos Religiosos y Clérigos y legos, que se apartasen de algunos pecados en que estaban... Y entre muchas notables cosas que este Sancto Frayle amonestó en sus predicaciones, suplicó al Rey é á la Reyna é al Infante que en todas las cibdades é villas de sus Reynos mandasen apartar los Judíos é los Moros, porque de su continua conversación con los Christianos se seguían grandes daños, especialmente aquellos que nuevamente eran convertidos á nuestra Sancta Fe; así se ordenó é se mandó é se puso en obra en las mas cibdades é villas destos Reynos. Y entonce se ordenó que los Judíos traxesen tabardos con una señal vermeja, é los Moros capuces verde con una luna clara. In: ROSELL, Don Cayetano. Crónicas de los reyes de Castilla desde Don Alfonso el Sabio, hasta los católicos Don

Fernando y Doña Isabel. Crônica de Enrique III. Madrid: M. Rivadeneyra – Editor, 1877, p. 340

314 “For the conversos and their descendants, baptism opened the doors of lay and ecclesiastical professions which were barred to Jews. Within a generation after the mass baptisms of 1391, family networks of converted Jews were ensconced in important positions in the principal cities of Castile and Andalusia: Seville, Toledo, Córdoba, Burgos and Segovia. The senior treasurers – the contadores – and chief secretaries of the monarchs were converts, while others enjoyed distinguished careers in the Church. The absorption of Jewish converts into Christian society made it difficult to know who actually had Jewish ancestry, and thus led in later years to the falsification of genealogies together with ample possibilities of blackmail once Jewish ancestry became a cause of family disgrace. If, in strict terms of canon law, baptism had wiped away the impediments which Jews had suffered […]”. In: ALPERT, Michael. Op.cit. p. 20

A eles uniram-se o conde de Ledesma, Don Pedro de Estúñiga; Juan Ramírez de Arellano, Señor de los Cameros; Don Diego, filho do conde de Ledesma; Juan de Tovar, senhor de Astudillo; Rodrigo de Castañeda, senhor de Fuentedueña; Pedro de Mendoza, senhor de Almazán; Pedro de Quiñones, meirinho mor das Astúrias e seu irmão Suero de Quiñones.

Fiéis ao monarca mostraram-se, entre outros, o príncipe Don Enrique; o condestável Don Álvaro de Luna; Don Pero de Velasco, conde de Haro; Don Diego Gómez de Sandoval, conde de Castro; Don Luis de Guzmán, mestre de Calatrava; Don Juan de Cerezuela, arcebispo de Toledo; Don Rodrigo de Luna, prior de San Juan; Don Gutierre, bispo de Palência; Don Pedro De Castela, neto do rei Don Pedro e Don Lope Barrientos, bispo de Segovia. Para reunir um contingente maior, o rei comunicou às cidades, vilas e lugares, que o Adelantado havia fugido do castelo, onde estava preso, e que se dispunha a persegui-lo desde Medina, em direção a Roa, com 1.500 homens de armas.

Encontrando-se em Rioseco, o Almirante e o Adelantado enviaram cartas (20/2/1439) ao rei, nas quais depois de dar mostras de “rendido acatamento”, pediam o afastamento do condestável Dom Álvaro de Luna da Corte: sete dias depois, outra carta (27/2/1439) foi enviada ao bispo de Palência, Dom Gutierre, fazendo-lhe saber seus propósitos. O rei respondeu (09/3/1439) manifestando que sempre havia regido seus reinos com total independência, e os exortava para que não promovessem distúrbios.

A partir deste momento Castela se viu em constante conflito. O rei de Navarra, Dom Juan, e seu irmão, o Infante Dom Enrique, entraram no reino com 500 homens para ajudar o Rei de Castela. Mas depois viraram-se contra ele e capitanearam o bando do Almirante. Houve algumas tentativas para se chegar a um acordo, como o Concelho reunido no dia 09 de fevereiro de 1440. Neste, reuniram-se o rei de Navarra, o infante Dom Enrique e vários prelados, condes, adelantados, cavaleiros, que fizeram o seguinte requerimento:

Lo que vos, don Sancho, obispo de Astorga, e doctor de La Fuente, avedes de dezir al Rey nuestro señor, de parte de los señores rrey de Navarra e ynfantes sus primos, e del almirante don Fadrique, e de los condes de Haro e de Ledesma, e adelantado Pedro Manrrique, e Yñigo Lopes de Mendonça, e de los otros condes e perlados e grandes que con ellos son, es esto: Que vien save su merced en cómo a su señoría fué suplicado que le pluguiese apartar de sí e de su corte al condestable, por alguns escandalos e ynconuenientes que se siguían en sus rreynos por su señoría crer a los consejos del condestable; e cómo su, queriendo proveer a la soplicaçión de sus naturales, e viendo que era ansi conplidero al vien público de sus rreynos, lo apartara de sí e de su corte, estando en el logar de Castroñuno. Así vien save su alteza

cómo esto fecho, deliberó de yr a la çibdad de Toro, por allanar los mobimientos fechos por causa de lo suso dicho, e por entender en otras muchas cosas concernientes a su seruicio e benefiçio de sus rreynos. E dentro pocos días partió de la dicha çibdad, e vino a la Fuente el Sauco, donde notificó a los dichos señores rrey de Nauarra e ynfantes sus primos, e a los grandes de sus rreynos que ally eran con su señoría, e mando scribir a los otros grandes que eran ahusentes, cómo su merced avía acordado de venir uicio e beneficio de sus rreynos, rrogando e mandándoles que elllos todos quisiesen venir a la dicha villa, para le consejar e entender con su merced en lo sobredicho. Por donde todos los sobredichos, con aquel zelo que sienpre ovieron e han e abrán a las cosas para las quales eran llamados, se desposyeron a venir, e vinieron a la dicha villa de Madrigal. En la qual, después de venidos ally, su merced mandó a algunas personas que el condestable al tienpo de su partida dexó en el palaçio e corte del señor Rey, e otros que después de su parte obieron logar en aquella por su causa e mano, nunca çesaron de travajar por su poder con diversas non buenas yntenciones, e poner e senbrar disçenciones e discórdias entre los que asy como es dicho fueron llamados e juntados en la dicha villa, mostrando que ellos avían procurado la venida del dicho señor rey e el ayuntamiento de los suso dichos en la dicha villa, creyendo poder obrar e poner entre ellos alguna tal devisión por donde liueralmente pudiesen fazer las opresiones de exaçiones que en tienpo que el condestable estaua cavo el señor rey por la tal vía se acostumbravan fazer.E después que plogo a Nuestro Señor que las tales personas vieron como sus yntençiones no avían logar, recorrieron al dicho señor Rey; e con aquel creyto e confiança que el condestable les ha causado e dexado con su merced, le an dado e dan muchas syniestras ynformasçiones de los suso dichos e de la mayor parte dellos, e asy atemorizando, mal enformando de aquellos, que a su alteza le fizieron súpitamente partir de la dicha villa para el logar de Forcajo, e del dicho lugar asy mesmo le aconsejaron e fizieron partir rebatadamente, e consejaron e consejan andar por aldeas e otros logares dél fuera de la dicha villa, demostrando que a su merced no es segura la estada de la dicha villa. Lo qual su alteza vien puede entender quanto es grande desseruimiento de Dios e suyo, e escándalo a los suso dichos, e daño de sus rreynos. Por ende, soplicaredes a su merced, que le plega non escuchar ni aver fee ni creençia a los tales consejos e ynformaçiones que dan, por los quales se podría rrecrecer grandes desseruicios a su señoría, e voliçios e otros yncomenientes a sus rreynos; e le plega de venir a la villa de Madrigal, para entender e prouer al su seruicio, e al beneficio e paz de sus rreynos con los dichos sus primos, e con los otros suso dichos, e con los procuradores de las cibdades que ally son juntos por su ordenasçión e mandamento; los quales lealmente lo desean e aman seruir. Por quanto, asy como es dicho, lo suso dicho á nasçidode las siniestras enformaçiones dadas al señor Rey, e razonablemente se deve rreçelar que si las tales personas que aquellas dan quedasen en el logar que el condestable las á dexado e procurado, cabo el señor Rey, podría dello nasçer otros mayores e ynreparables escándalos e ynconuenientes, e por que a ellos es necessário, según las leyes de sus rreynos, procurar tales vías por que los tales consejos e ynformaçiones non ayan logar ni se conplan, e otrosy porque sean apartados los que tales consejos dan e çesen de lo tal, soplicarédes a su alteza que le plega de querer apartar de sí e de su casa e consejo e corte al arçobispo de Seuilla, e al conde de Alva, e al obispo de Segobia don fray Lopes de Varrientos, e a Pero de Luxán, e Alfonso de Ribera, e a los fijos de Rodrigo Çapata, e a Rodrigo de Valdés, e a Juan Manuel, e a los otros que syguiendo la ordenança del condestable fazen las cosas suso dichas, e consejan e fablan e ynforman a su alteza como non deven, e en grande daño e destruymiento de sus rreynos. En lo qual su señoría fará lo que deve, e paçificará sus rreynos, e a ellos fará mucha merced. Lo qual notifican e suplican a su señoría el señor rrey de Nauarra, por los grandes debdas e amores e afezión que án a su merced, e al vien de sus rreynos, e el señor ynfante, e los otros suso dichos, por guardar e amar su seruicio, e por la

naturaliza e fidelidade a que le son tenudos, e por non yncurrir en las penas de las leyes de sus rreynos que de esto fablan. En outra manera, a ellos sería, fazendo lo que deven, según su lealtad, de tener e procurar tales vías por donde los suso dichos sean apartados de su merced, de su Consejo e corte. E por quanto los dichos obispo de Astorga e doctor de La Fuente son personas asy notables como su merced ve, e por esto e por el çelo que los suso dichos na sienpre visto e conosçido en ellas al seruicio de su señoría, e al vien e paz e sosiego de sus rreynos, los an rrogado e rrequerido que quisiessen tomar cargo de explicar a su merced todo lo suso dicho. 315

Estas contendas foram motivadas pelo favor de que era objeto Dom Álvaro de Luna por parte de Juan II. Pelo requerimento enviado ao monarca, Juan de Navarra, o Infante e o Almirante declaravam-se inimigos do Condestável. A posição deste era altamente controversa. Por um lado, da leitura do documento depreende-se que sua atuação era o negativo do que geralmente se entendia como boa prática de governo. Mas, por outro, sua presença apresentava certas vantagens, na medida em que assistia o monarca a lidar com suas inúmeras responsabilidades. 316

A doutrina teológica e jurídica entendia que o rei era beneficiário de um antigo pacto, pelo qual sua autoridade derivava da comunidade. Como desdobramento, ele era obrigado a compartilhar esta autoridade com seus melhores súditos, que compunham a cúpula política, como os membros do Conselho e da Corte, os magistrados, os oligarcas das cidades, dentre outros que formavam uma parte da ‘dignidade soberana’ geral. Sendo assim, o rei regia, mas também era regido. Esse duplo caráter definia o status régio e, para cumprir satisfatoriamente seu oficium, o monarca deveria pedir conselho, sendo este Conselho parte de seu poderio de facto, além do poderio de jure. 317 Para que ele conseguisse uma divisão bem-sucedida dessa autoridade deveria depositar sua fé na recomendação de seus ministros. Desta feita, Juan II devia sua autoridade aos seus súditos e era responsável pelas ações deles. A investidura de poder da comunidade em sua persona dependia da vontade do governante de governar no interesse de seus súditos e com o conselho de seus principais representantes. 318

315 HUETE, Pedro Carrillo de. Crónica del Halconero de Juan II. Granada: Universidad de Granada, 2006 p. 304-307

316 NIETO SORIA, José Manuel. El conflicto como representación: expressiones de la cultura política Trastámara. In: NIETO SORIA, José Manuel (dir.). El conflicto em escenas: la pugna política como representación en la Castilla bajomedieval. Madrid: Sílex, 2010, p. 15-55

317 FORONDA, François. La privanza, entre monarquia y nobleza. In: NIETO SORIA, José Manuel (dir.). La monarquía como conflicto en la Corona castellano-leonesa (c. 1230-1504). Madrid: Sílex, 2006, p. 73-132.

318 “Á todo buen príncipe conviene que sea fiel y católico christiano, é que sobre todas cosas ame é tema á Dios, é guarde y haga guardar sus mandamientos. É que las leyes é constituciones sean comumente provechosas á todos sus súbditos y naturales, é después de hechas é publicadas las mande inviolablemente guardar. É que todos sus autos é obras sean á provecho comum de sus pueblos, mirando todavia la honra

Com relação ao caso em análise, o rei não atendeu ao requerimento que reprovava as atitudes do Condestável, gerando um conflito entre as facções da nobreza castelhana que se estendeu às cidades mais importantes e ameaçou suas populações conversas por várias décadas. Juan de Navarra apoderou-se de Ávila e depois de Segóvia. Em Madrigal, os embaixadores do monarca castelhano receberam uma lista com as queixas, na qual se criticava a atitude do rei e sobretudo o mau governo do condestável e suas ações.

Nesse documento produzido em Madrigal, os adversários do condestável fizeram uma série de acusações contra o governo e contra Álvaro de Luna, imputando- lhe delitos atrozes e esforçando-se para inimizá-lo com o seu privado. Diziam que ele havia se apoderado, com força e astúcia, da vontade do monarca e da sua autoridade, contra a disposição das leis e da vontade dos povos. Ele os teria atormentado e oprimido com tributos e derramas injustas, dispunha dos tesouros do Estado, se aproveitava das rendas e, para contentar sua ganância, havia chegado ao ponto de fabricar falsas moedas em casas públicas do Rei, de autorizar em algumas cidades do reino os jogos proibidos pelas leis, de lucrar com outros ofícios que valiam interesses, como as corregedorias; enfim, de prover o arcebispado e dignidades eclesiásticas com pessoas indignas para que partilhassem com ele o produto de suas rendas. Ainda reclamavam que no Conselho do Rei não havia mais voto além do privado do rei: todos os indivíduos, fossem grandes ou letrados, eram nomeados por ele; quem se opunha era expulso da Corte e perseguido. Acusavam ainda o Condestável de ter apartado os grandes da confiança do rei, para